La definición del
concepto de sociedad es (resulta
casi obvio decirlo) uno de los tópicos centrales de la sociología. Establecer qué es la sociedad no es una cuestión
meramente técnica, en el sentido de que la respuesta que se dé a ese
interrogante sirve únicamente para resolver los problemas prácticos de la
disciplina (como, por ejemplo, desarrollar mejores indicadores). Representa,
ante todo, una toma de posición política
respecto a la relación de fuerzas existente al interior de cada sociedad.
Intentaré precisar
con un ejemplo lo dicho en el párrafo anterior. El individualismo metodológico es una de las corrientes más
influyentes de la teoría social contemporánea. Su postulado fundamental
consiste en la afirmación de que el estudio de lo social debe comenzar por el
del individuo; la sociedad es artificial, lo único natural son los individuos.
Dicho en otros términos, cualquier fenómeno social puede explicarse a partir de
procesos propios de los individuos (su esencia egoísta, sus preferencias, sus
motivos, etc.), sin que sea necesario tomar en cuenta a los grupos sociales en
la elaboración de la explicación. No se trata, por supuesto, de negar la
existencia de los grupos sociales, sino de rechazar la influencia del grupo
sobre el individuo o, si se reconoce que ésta existe, de relativizarla, dejando
anclado el núcleo de la explicación en las características del individuo.
El individualismo
metodológico implica la negación de la existencia de las clases sociales como
factor explicativo del proceso social. Esta negación tiene implicaciones que
van mucho más allá de lo teórico, dado que negar la existencia de las clases
sociales es negar la lucha de clases; en el caso de la sociedad capitalista,
significa negar la existencia del conflicto entre capital y trabajo o, en una
versión más sofisticada, dejar de lado la pertinencia de este conflicto en la
caracterización de los rasgos principales del orden social. Lucha de clases,
clase social, socialismo, son otras tantas pavadas con que pretenden
confundirnos los intelectuales de izquierda. Lo único verdaderamente importante
es la percepción de nuestros intereses (entendidos como egoísmo, como negación
del otro). Las respuestas colectivas a los problemas de la sociedad son
ineficaces; lo único relevante al momento de transformar nuestro entorno es la percepción
clara de mis propios intereses en tanto individuo separado del resto. El individualismo a secas es el producto
político del individualismo metodológico.
El individualismo
metodológico, a partir de una definición particular del concepto de sociedad
(basada a su vez en una determinada concepción del individuo), legitima la
sociedad capitalista a través de la exaltación del individuo, desgajado de los
lazos que lo unen a sus semejantes. A sabiendas que se trata de una
simplificación, podemos afirmar que el individualismo metodológico no hace otra
cosa que elevar la competencia en el mercado a principio explicativo central de
la teoría social.
Karl Marx (1818-1883)
realizó una crítica implacable del individualismo metodológico, discutiendo
tanto sus fundamentos filosóficos como sus desarrollos en el plano de la
economía en particular y de la teoría social en general. En este artículo
quiero destacar la manera en que esa crítica se encuentra plasmada en la
definición marxiana (la palabra es fea, pero me rindo ante la demanda de
precisión) de sociedad. Para ello recurro al folleto Trabajo asalariado y capital (1), publicado por primera vez en
1849, y cuyo origen se remonta a unas conferencias pronunciadas en 1847 en
Bruselas. Marx encara allí el problema de definir la noción de sociedad y lo
hace del siguiente modo.
Marx empieza por un
rodeo. No comienza hablando de “la sociedad” en general, en abstracto, sino que
examina aquello que es imprescindible para la existencia de toda sociedad: el proceso de producción.
“En la producción, los hombres
no actúan solamente sobre la naturaleza, sino que actúan también los unos sobre
los otros. No pueden producir sin asociarse de un cierto modo, para actuar en
común y establecer un intercambio de actividades. Para producir, los hombres
contraen determinados vínculos y relaciones, y a través de estos vínculos y
relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es cómo se relacionen con la
naturaleza y cómo se efectúa la producción.” (p. 17).
Sin producción no hay
seres humanos, pues sin ella es imposible obtener los bienes necesarios para la
reproducción de la existencia humana. Pero no hay producción sin el
establecimiento de relaciones entre los individuos. Si se acepta esta última
proposición, el punto de partida del individualismo metodológico es falso,
porque el individuo nunca está aislado, sino que requiere del establecimiento
de relaciones con otros individuos para poder mantenerse con vida (obtener todo
aquello que requiere para vivir). De este modo, el problema de la naturaleza
del individuo (y, por ende, el de la naturaleza de la sociedad) se desplaza
desde el terreno de la esencia al de
las relaciones sociales.
Marx denomina relaciones sociales de producción a las
relaciones mencionadas en el párrafo anterior. A partir de ellas construye su
definición de sociedad:
“Las relaciones de producción forman en conjunto lo que se llaman las
relaciones sociales, la sociedad, y concretamente, una sociedad con un
determinado grado de desarrollo histórico, una sociedad de carácter
peculiar y distintivo. La sociedad antigua,
la sociedad feudal, la sociedad burguesa, son otros tantos conjuntos de
relaciones de producción, cada uno de los cuales representa, a la vez, un grado
especial de desarrollo en la historia de la humanidad.” (p. 17).
La sociedad se
define, por tanto, como un conjunto de relaciones sociales y no como el
producto de la suma agregada de individuos (y, por tanto, de las motivaciones
de esos individuos o de una esencia humana ahistórica). (2). Los individuos son
el producto de esas relaciones sociales, y no a la inversa. Pero Marx dice algo
más que eso. Privilegia dentro de las relaciones sociales a las relaciones
sociales de producción. A despecho de la crítica habitual, esto no debe
interpretarse como el reconocimiento por parte de Marx del carácter
determinista económico de su teoría de la sociedad. Implica, en primer lugar,
reconocer que es imposible la existencia misma de la sociedad si no hay
producción. Además, y esto es más importante, supone reconocer que las
relaciones de producción no son simplemente una cuestión técnica (un
ordenamiento técnico de los factores de producción), sino que definen la
estructura de poder de la sociedad. Más claro: la sociedad feudal supone la
elevación de la nobleza al papel de clase dominante, en tanto que los
campesinos son la clase explotada. Esta relación nobleza – campesinos es una
relación social de producción, pero, como puede verse, es algo más que una
relación exclusivamente económica.
La combinación de la
centralidad de la relación en la elaboración de las definiciones de los
conceptos sociológicos con el papel fundamental de la producción, es una de las
fuentes del carácter insuperable (si el lector lo desea, puede agregar a
continuación “hasta ahora”) del marxismo como herramienta de análisis social. Claro
que en la definición formulada en Trabajo
asalariado y capital se encuentra otro de los puntales del marxismo: el
análisis de la sociedad desde una perspectiva política, de clase. Su referencia
a los distintos tipos de sociedad (antigua, feudal, burguesa) remite a tipos
específicos de relaciones sociales de producción que, a su vez, dependen de
determinadas relaciones de propiedad, es decir, de relaciones políticas entre
las clases sociales. En este punto, el marxismo rompe, como siempre, con la
concepción académica de lo que debe ser una ciencia social.
Villa
del Parque, miércoles 6 de agosto de 2014
NOTAS:
(1) Fue
escrito en 1847 y publicado por primera vez en NEUE RHEINISCHE ZEITUNG. ORGAN
DER DEMOKRATIE (Nueva Gaceta Renana. Órgano de democracia), del 5, 6, 7, 8 y 11
de abril de 1849. Posteriormente, fue editado en folleto aparte, bajo la redacción y con un
prefacio de F. Engels, en 1891 en Berlín.
Todas las citas de Trabajo
asalariado y capital han sido tomadas de la siguiente edición: Marx, Karl.
(1985). Trabajo asalariado y capital.
Barcelona: Planeta-Agostini. (pp. 7-32). La traducción española corresponde a
la editorial Progreso (Moscú). El libro es una compilación de trabajos, que
incluye, además del texto tratado aquí, las Tesis
sobre Feuerbach, Las luchas de clases
en Francia de 1848 a 1850 y El
dieciocho brumario de Luis Bonaparte.
(2) El
planteo de Marx es coherente con la caracterización de la naturaleza humana
formulada en las Tesis sobre Feuerbach.
En la tesis n° 6 expresa que “la esencia
humana no es algo abstracto e inmanente a cada individuo. Es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales.”
(p. 667; el resaltado es mío). Utilizo la traducción española de Wenceslao
Roces: Marx, Karl y Engels, Friedrich. (1985). La ideología alemana. Buenos Aires: Ediciones Pueblos Unidos y
Cartago.
1 comentario:
Interesante aporte. Ahora bien, Marx y el marxismo en general no utilizan la noción de sociedad. Esto por varias razones. Como se ve en la sociología más clásica (Durkheim en incluso Weber de alguna manera), el concepto de sociedad hispostasia la realidad humana: la construye como ente por encima de las clases (que no existen bajo esta perspectiva). En Durkheim, la sociedad es antropomorfozidada y tiene un interés al otorgar a cada rango su función y recompensa particular. En Weber, si bien hay clases, éstas se definen por el mercado y, más allá de esto lo que prima es el sentido mentado (individual) de la acción social, o, por caso, el espíritu de época (zeitgeist).
Los marxistas rechazamos el concepto de sociedad también por varias otras razones, entre ellas: a)indistingue entre base y superestructura; b)no habilita la posibilidad de concebir totalidades en las que se imbrican distintos modos de producción; c) define por lo general lo que existe en torno a los valores (a la Parsons);etc
No obstante todo esto,la discusión marxista al respecto sigue siendo compleja y no está resuelta. Así, la relación entre modo de producción de producción y formación social no es clara; no es claro cual es el marco espacial de un modo de producción o formación social (e.g. sociedad mundial, sociedad nacional, sociedad continental -en las citas que usted consigna pareciera que Marx habla de modos epocales-mundiales, pero pareciera estar afirmando que la sociedad burguesa es la sociedad europea);
Tampoco es claro cuáles elementos son parte de las relaciones de producción y cuáles de las fuerzas productivas (e.g. el proceso de trabajo es para muchos parte de las ffpp, pero con esto tecnificamos la lucha de clases y caemos en el mito de las nuevas clases gerenciales, en el mito del estalinista del obrero colectivo, etc
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