Botella al mar
Al momento de escribir estas líneas, el capitalismo en Argentina experimenta una profunda crisis. Todos los actores sociales están de acuerdo en que no se trata de un fenómeno coyuntural; sin embargo, ninguno de ellos es capaz de emprender reformas estructurales. Tampoco está claro que esos actores (o algunos de ellos) tengan en claro las causas de la crisis; intuyen que hay algo más profundo que la "grieta" entre peronistas y antiperonistas, pero no aciertan a entender de qué se trata ese algo. Decir que esa limitación obedece a taras cognitivas, a una especie de miopía política o a la incapacidad para ver más allá de los intereses sectoriales, es subestimar a esos actores; todos ellos saben defender con uñas y dientes sus posiciones de poder.
Los socialistas nos encontramos en una situación penosa. Absolutamente marginales en lo político, sin posibilidades reales de incidir en el curso de los acontecimientos, tampoco contamos con demasiadas herramientas conceptuales para, por lo menos, presentar una explicación de la crisis que salga de los límites del sentido común de la izquierda, plasmado en expresiones tales como "la culpa es del FMI", "somos una colonia", etc., etc. Lejos de esbozar un camino hacia el futuro que resulte convincente, nos encerramos en manías y tics propios de los siglos pasados. Para salir de esa situación necesitamos aprender. Nadie conoce el camino para salir de nuestro laberinto, pero una cosa es segura: necesitamos volver a ser una fuerza que prometa un futuro mejor e indique el camino para lograrlo. Insistir en festejar aniversarios no hace más que reafirmar nuestra vocación de defensores del pasado, de personajes que no tienen nada nuevo para decir en el presente.
A pesar de todo lo dicho contamos con una ventaja. Perdidos por perdidos, podemos mirar de frente a la crisis, sin falsas ilusiones. Estamos en condiciones de aprovechar la crisis para saldar cuentas con nuestro pasado y construir nuevas herramientas para comprender el presente. Tocar fondo implica perder la vergüenza, algo que, a veces, puede ser provechoso. Significa que podemos retomar la lectura crítica de otras corrientes de pensamiento, sin el miedo al "qué dirán".
Para contribuir a las tareas enunciadas en los párrafos anteriores comienzo la publicación de una serie de fichas y notas de lectura sobre trabajos clásicos (y no tanto), cuyo tema es la crisis del capitalismo en Argentina. Ojalá sirvan tanto para la difusión de esos trabajos como para pensarlos desde otro lugar, desde las urgencias de estos días que devoran nuestras existencias. Ojalá, en fin, sirvan para establecer un diálogo fructífero entre quienes estamos en esta búsqueda de nuevos conceptos, de un nuevo lenguaje.
Villa del Parque, jueves 22 de octubre de 2020