tag:blogger.com,1999:blog-19596248466496325672024-03-13T21:08:21.096-03:00Miseria de la SociologíaAriel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.comBlogger557125tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-64133677874512994922024-01-28T07:56:00.001-03:002024-01-28T08:07:57.679-03:00UNA PEQUEÑA EXCURSIÓN POR LA TEORÍA DEL CAPITAL HUMANO, VERSIÓN T. W. SCHULTZ<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh37ZXPZVP0K_oBrh2kmZjKE4NBp_f5hwiTzOgia-TNPXxrtj4lZftwl4AcVa5w_Xs1O8QWu4-Rr013F8Gys0pXNYx2nQKzIHa_BWH-k3IIATfnDwLkW61j3vXsjhk28m83D-fZG4OG8NJP8clEy4BHxhS_EICZrliEZ4cYOCRnapmDkQklRy4balRrRhEs/s344/th.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="180" data-original-width="344" height="167" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh37ZXPZVP0K_oBrh2kmZjKE4NBp_f5hwiTzOgia-TNPXxrtj4lZftwl4AcVa5w_Xs1O8QWu4-Rr013F8Gys0pXNYx2nQKzIHa_BWH-k3IIATfnDwLkW61j3vXsjhk28m83D-fZG4OG8NJP8clEy4BHxhS_EICZrliEZ4cYOCRnapmDkQklRy4balRrRhEs/s320/th.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desierto de Gobi<br /><br /><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Ariel Mayo (UNSAM /
ISP Dr. Joaquín V. González)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 10pt;">“Los hombre olvidan
antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 10pt;">Maquiavelo, El
príncipe<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 10pt;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 10pt;">“La <i>desvalorización</i>
del mundo del hombre crece en proporción directa a la<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><i><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 10pt;">valorización</span></i><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 10pt;"> del mundo de las
cosas. El trabajo no sólo produce mercancías;<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 10pt;">se produce a sí mismo
y al trabajador como una <i>mercancía</i>.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 10pt;">Karl Marx, Manuscritos
económico-filosóficos de 1844<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El economista
estadounidense Theodore William Schultz (1902-1998) es conocido por sus
estudios en el área de la <b>economía de la educación</b>. Fue uno de los
creadores y principales exponentes de la <b>teoría del capital humano</b> (TCH
a partir de aquí), junto al economista Gary Becker (1930-2014). Recibió el
Premio Nobel de Economía en 1979, junto al economista británico Arthur Lewis
(1915-1991), por sus investigaciones en el desarrollo económico,
particularmente las referidas a los problemas de desarrollo de los distintos
países. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La TCH tuvo su auge en
la década de 1960, si bien sus orígenes se remontan a la década anterior. Surgida
en el contexto de la expansión de los sistemas educativos (sobre todo en el
nivel secundario y universitario) luego de la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945), la TCH brindó una justificación teórica al aumento del gasto
público en educación. Para sus partidarios, la inversión en capital humano se
traducía en un aumento de la productividad individual y proporcionaba la base
técnica para un rápido crecimiento económico. La TCH fue sometida a fuertes
críticas y cuestionamientos en la década de 1970, derivadas del fracaso de
políticas públicas basadas en sus proposiciones (como la “guerra contra la
pobreza” en EE. UU., y las política de apoyo al crecimiento económico del
Tercer Mundo). Sin embargo, ello no significó su pase al olvido, sino que sus defensores
se refugiaron en el campo de la sociología de la educación y desde allí
ejercieron considerable influencia sobre los organismos financieros
internacionales que se ocupan de la educación. Además, y esto ya constituye material
para otro artículo, la teoría fue adoptada por los políticos de las corrientes
“neoliberales” y, más acá en el tiempo, por los llamados “libertarios”. [1]<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Más allá de los
vaivenes que experimentó a lo largo de su historia, la TCH vino para quedarse,
dado que proporciona (intenta hacerlo) legitimidad a las políticas educativas
del capitalismo en el siglo XXI. Ello justifica su estudio y su crítica. Por
estas razones, en <i>Miseria de la Sociología</i> decidimos prestarte atención.
Fieles a nuestra costumbre, optamos por abordar el análisis de los textos de
sus principales exponentes, recurriendo sólo de manera accesoria a las fuentes
secundarias.<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Las líneas principales
de la teoría fueron expuestas por Schultz en 1960, en un discurso ante la
Asociación Estadounidense de Economía, publicado luego en forma de artículo. [2]
En ese texto, Schultz trata de explicar los motivos por los que el capital
humano es ignorado por los economistas. El autor considera que esta omisión es
significativa, pues sostiene que una porción relevante del <b>crecimiento
económico</b> se explica por la <b>inversión en capital humano</b> y porque buena
parte de lo que conocemos como consumo es inversión en capital humano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En definitiva, procura
de dar respuesta a la pregunta: ¿por qué cuesta reconocer que la habilidad y el
conocimiento son una forma de capital?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El texto se encuentra
dividido en los siguientes apartados: 1) Los economistas omiten tratar el tema
de la inversión humana; 2) Crecimiento económico y capital humano; 3) Alcance y
esencia de esas inversiones; 4) Observación final sobre los aspectos políticos
del problema; Bibliografía.<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La presente exposición
no es más que una síntesis de los puntos fundamentales del artículo de Schultz,
más algunos comentarios. El objetivo es que el lector se familiarice con los
aspectos principales de la TCH y, de ese modo, pueda realizar un abordaje
crítico de la misma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El texto tiene dos
ventajas, derivadas de haber sido concebido inicialmente como un discurso: es
breve y va al grano, sin irse por las ramas. Esto no es poca cosa, sobre todo
cuando uno se gasta la vista leyendo publicaciones académicas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Schultz comienza
señalando que los economistas reconocen que “los seres humanos constituyen una
parte importante de la riqueza de las naciones”, pero no tienen en cuenta “la
simple verdad de que las personas invierten en sí mismas y que estas
inversiones son importantes” (p. 16).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Nuestro autor plantea
que la moral y los principios filosóficos se encuentran entre los principales
obstáculos al reconocimiento de la existencia del capital humano, pues prohíben
considerar a los seres humanos como “bienes de capital”. Ese punto de vista fue
expresado por el filósofo y economista inglés John Stuart Mill (1806-1873),
quien afirmó que los habitantes de un país no deben ser considerados como
riqueza, sino que la riqueza tiene que servir a los seres humanos. En el fondo,
considerar a las personas como capital parece implicar que éstos pierden su
libertad y se transforman en instrumentos de la acumulación capitalista. [3]<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Schultz no está de
acuerdo con la concepción expresada en el párrafo anterior y la despacha rápido,
planteando que: “invirtiendo en sí mismos, los hombres pueden ampliar la esfera
de sus posibilidades de elección” (p. 16). De este modo, las personas se libran
de caer en las formas de servidumbre, porque amplían el margen de su autonomía.
Dicho así, parece ser una variante más de la vieja frase “el conocimiento
libera”, dado que esa mayor autonomía se logra mediante la “inversión en sí
mismo”, sobre todo en el terreno de los estudios en el sistema educativo. Sin
embargo, la utilización por Schultz del vocabulario económico (“inversión”)
conduce el pensamiento hacia un terreno específico, reduciendo el alcance de la
autonomía alcanzada mediante el conocimiento. En este sentido, resulta sintomático
que Schultz piense que la única forma de lograr autonomía en nuestra sociedad
sea (me adelanto un poco) aumentando la dotación de capital que posee cada individuo;
dicho en otras palabras, las personas tienen que hacerse capitalistas para ser
libres, pues de lo contrario vivirán sometidas…al imperio del capital (por
supuesto, no es este el lugar para cuestionar los alcances de la libertad
alcanzada en tanto capitalista).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Schultz se queja de
que la corriente principal de la teoría económica siguió firme en su rechazo a
aplicar el concepto de capital a los seres humanos. En este sentido, los
economistas continuaron adhiriendo a la noción clásica consistente en
identificar el trabajo con el trabajo manual “que requiere pocos conocimientos
y habilidades”, cualidad que poseen casi todos los trabajadores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En este punto hay que
decir que nuestro economista presenta de un modo unilateral algunas cuestiones.
En primer lugar, los economistas reconocen explícitamente que los seres humanos
son un elemento central de la producción capitalista; de hecho, se considera al
trabajo (la actividad de esos seres humanos) como uno de los factores de
producción, junto al capital y la tierra. En el enfoque adoptado por Schultz
las personas (en la medida en que inviertan en sí mismas) pasan a ser capital; si
se mantiene la noción de factores de producción, desaparece (o se reduce
considerablemente el factor trabajo), pues los trabajadores pasan a ser
capitalistas. En segundo lugar, esa consideración del ser humano como elemento
del proceso de producción capitalista implica su subordinación a las
necesidades de acumulación del capital (algo que ya fue señalado por Marx en
los <i>Manuscritos de París</i> de 1844). La realidad del proceso económico, no
las ideas de los filósofos o las máximas morales, determinan que las personas
se encuentran sometidas a la “servidumbre” del capital. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Schultz acelera el
argumento y enuncia su idea fundamental: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">“Los
trabajadores se han convertido en capitalistas (…) por la adquisición de
conocimientos y habilidades que tienen un valor económico. Esos conocimientos y
habilidades son en gran parte el producto de la inversión y, junto con otras
inversiones humanas, explican principalmente la superioridad productiva de los
países técnicamente avanzados.” (p. 17) [4]<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Cabe volver a insistir
aquí en algo ya indicado anteriormente: sin querer, Schultz dice entre líneas
que, para ser libre en el capitalismo es preciso convertirse en capitalista. Su
afirmación tiene otro corolario interesante: si todos son capitalistas, no
existe el menor resquicio para hablar de explotación, pues no hay trabajadores
a quienes explotar. Y también se esfuma la noción misma de clase social; sólo
hay individuos que gestionan los diferentes tipos de capital que poseen. En otros
términos, Schultz nos propone una verdadera “utopía” capitalista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Según el autor, la
afirmación anterior permite explicar numerosas situaciones, tales como la mejor
remuneración percibida por los trabajadores afroamericanos frente a sus
homólogos blancos. Estas diferencias son producto de las diferencias en
educación entre unos y otros. Contar con más años de permanencia en el sistema
educativo permite acceder a mejores salarios. Detrás del reduccionismo
propuesto por Schultz, se encuentra la afirmación de que, una vez desaparecidas
las clases sociales, la diferencia entre los individuos en el marco de una
economía de mercado, que hace de la competencia su regla básica de conducta, radica
en su educación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La inversión en seres
humanos produce rendimiento a lo largo de un amplio período. Se trata de inversión
en educación, en formación profesional y en movimientos migratorios de los
jóvenes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Schultz enuncia otra
idea central: “El capital humano ha ido sin duda aumentando a un ritmo
sustancialmente mayor que el del capital reproducible (no humano).” (p. 20)
Esto es una consecuencia de la inversión humana. Así, explica el incremento de
los salarios de los trabajadores en EE. UU. en la segunda posguerra como “un
rendimiento de la inversión realizada en los seres humanos” (p. 21) El capital
humano también permite explicar: a) la rápida recuperación de los países
europeos en la segunda posguerra (a pesar de la destrucción de capital físico);
b) las dificultades de los países pobres para hace un uso eficaz de las
inversiones externas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">A continuación,
Schultz da el paso siguiente y pasa a utilizar la denominación <b>recursos
humanos</b> para designar a las personas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Los recursos humanos
tienen componentes cuantitativos (número de personas; porcentaje de la
población activa, número de horas trabajadas, etc.) y cualitativos (habilidad,
conocimientos y atributos similares). Respecto a estos últimos componentes, los
gastos para mejorar estas capacidades aumentan la productividad de los
individuos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El autor se plantea la
cuestión de ¿cómo medir calcular la magnitud de la inversión humana? Dado que
la inversión humana incide en el aumento de los ingresos, se toma dicho aumento
como indicador del rendimiento de la inversión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Algunas de las
actividades que mejoran la capacidad humana: 1) facilidades y servicios de
sanidad; 2) la formación profesional; 3) la educación formal en todos sus
niveles; 4) programas de estudio para adultos organizados por las empresas; 5)
migraciones individuales y familiares para ajustar las cambiantes oportunidades
de empleo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Schultz se concentra
en la <b>inversión en educación</b>, dado que aumentó a un ritmo muy rápido y
que “por sí misma puede muy bien explicar una parte importante del, otra manera
inexplicado, aumento en los ingresos de los trabajadores” (p. 25). Su análisis
es cuantitativo, se preocupa establecer la magnitud de la inversión en
educación y su rendimiento. Para ello utiliza varios supuestos no desarrollados
en este artículo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Afirma que una parte
importante del crecimiento no explicado de la economía estadounidense en las
últimas décadas se explica a partir de la inversión en educación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Schultz dedica el
final del artículo al examen de los aspectos políticos del problema. Entre esos
aspectos destaca que las leyes impositivas discriminan en contra del capital
humano. Además, sostiene que existen numerosos obstáculos a la libre elección de
la profesión (menciona la discriminación racial y religiosa). [5] Por último,
señala un problema en la asistencia económica a los países del Tercer Mundo,
pues ella se concentra en el capital físico y deja de lado el capital humano,
generando un límite fuerte a la eficacia de esa asistencia (pues pronto se
agota la reserva de personal calificado para operar la tecnología más avanzada
proporcionada por la inversión externa). [6]<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Escribe a modo de
conclusión: “Verdaderamente, la característica más distintiva de nuestro
sistema económico es el crecimiento del capital humano. Sin él, habría
únicamente trabajo manual y pobreza, excepto para aquellos que obtienen rentas
de la propiedad.” (p. 31)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Llegamos al final de
esta brevísima excursión por las tierras de la TCH. Ya sabemos en qué consiste
y cuáles son sus planteos principales. También hemos formulado algunas
(brevísimas) consideraciones. Todo esto es el punto de partida, no la llegada.
En los tiempos que corren se pueden hacer muchas cosas, menos subestimar los
argumentos del enemigo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Balvanera, domingo 28 de enero de 2024<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">NOTAS</span></b><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">[1] Javier Milei (n.
1970), quien asumió a la presidencia de Argentina en diciembre de 2023, creó el
Ministerio de Capital Humano y subsumió en esa nueva estructura al viejo
Ministerio de Educación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">[2] Schultz, Th. W.
(1972). Inversión en capital humano. En M. Blaug, <i>Economía de la educación</i>
(pp. 17-33). Madrid, España: Tecnos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El artículo fue publicado
originalmente en inglés en 1961: Investment in Human Capital. <i>American
Economic Review</i>, (51), pp. 1-17. Se basa en el discurso pronunciado ante la
Asociación Estadounidense de Economía [American Economic Association] en 1960.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Para la TCH pueden consultarse:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Aronson, P. P. (2005).
La "teoría del capital humano" revisitada [ponencia]. <i>IV Jornadas
de Sociología de la UNLP. La Argentina de la crisis: Desigualdad social,
movimientos sociales, política e instituciones</i>, La Plata, Argentina. [23 al
25 de noviembre de 2005] <a href="http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.6705/ev.6705.pdf">http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.6705/ev.6705.pdf</a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Becker, G. (1983). <i>El
capital humano</i>. Madrid, España: Alianza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">[3] El autor menciona
tres economistas que consideraron a las personas como capital: Adam Smith
(1723-1790), Johann Heinrich von Thünen (1783-1850) e Irving Fisher
(1867-1947).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">[4] Esta afirmación
tenía un “atractivo directo (…) para los sentimientos procapitalistas [por] su
insistencia en que el trabajador es un detentor de capital corporizado en sus
habilidades y conocimientos, y que tiene la capacidad de invertir (en sí mismo).
Así, en un atractivo golpe conceptual, el asalariado, que no es propietario y
que no controla ni el proceso ni el producto de su trabajo, es transformado en
capitalista.” (Karabel, J. y Halsey, A. H. (s. d.). <i>La investigación
educativa: Una revisión e interpretación</i>. Traducción de Jorge G. Vatalas,
p. 11. [Material preparado para la cátedra de Sociología de la Educación].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">[5] Schultz critica la
forma en que se lleva a cabo la asistencia estatal a los sectores de bajos
ingresos: “Los bajos ingresos de determinados grupos sociales han sido durante
mucho tiempo materia de interés público. La política, con demasiada frecuencia,
se centra sólo en los efectos, ignorando las causas. Gran parte de los bajos
ingresos de muchos negros, puertorriqueños, mejicanos, agricultores emigrantes,
agricultores pobres y algunos trabajadores viejos, son producto de una escasa
inversión en su salud y educación.” (p. 29)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="font-size: 12pt;">[6] “Las naciones del
Tercer Mundo eran pobres, no a causa de las relaciones económicas
internacionales, sino debido a características internas, especialmente a su
carencia de capital humano.” (Karabel y Halsey, op. cit., p. 12)<o:p></o:p></span></p></td></tr></tbody></table><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-44686641504204864692023-12-13T09:47:00.005-03:002023-12-13T10:00:05.481-03:00NO HAY PLATA NI IDEAS<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIYNMmRewmB6z1sAwho8mQhBjD7MOE8RWQabhY-uGyQMv9tmGOrK0Ce1_VKMu6Z9cMn_3aInhxzwVJOphEni3vOscfqpWCn1A8A3iarz9qseAijJDBjrFy9mdi9pCjszi-REZL0YYFEbjemls2ZuqK_stJwngHzRdElLac6dWYtW3S7VDHb4yMbq967_A3/s450/Bombardeo-Dresden-feb1945-Deutsche-Fotothek_-via-Wikicommons_a1.png" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="280" data-original-width="450" height="199" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIYNMmRewmB6z1sAwho8mQhBjD7MOE8RWQabhY-uGyQMv9tmGOrK0Ce1_VKMu6Z9cMn_3aInhxzwVJOphEni3vOscfqpWCn1A8A3iarz9qseAijJDBjrFy9mdi9pCjszi-REZL0YYFEbjemls2ZuqK_stJwngHzRdElLac6dWYtW3S7VDHb4yMbq967_A3/s320/Bombardeo-Dresden-feb1945-Deutsche-Fotothek_-via-Wikicommons_a1.png" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ruinas de la ciudad alemana de Dresde, 1945</td></tr></tbody></table><br /><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: times;">Ariel Mayo (ISP Joaquín V. González /
UNSAM)</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Antes de comenzar
esta nota conviene enunciar la regla que debe regir, en nuestra opinión, los
análisis políticos y económicos, regla que fue esbozada por Maquiavelo en <i>El
príncipe</i>: “De las acciones de los hombres, y más aún de las de los
príncipes, que no pueden someterse a reclamación judicial, hay que juzgar por
los resultados.” <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El ministro de
Economía, Luis Caputo, anunció ayer un “paquete de urgencia” (son sus palabras)
para enfrentar la crisis. Como es lógico, no puede hablarse de resultados, dado
que las medidas no empezaron a implementarse y que, muchas de ellas, fueron
formuladas de manera muy imprecisa. Por lo tanto, nuestro análisis va a circunscribirse
a la perspectiva general adoptada por Caputo, a las posibles consecuencias de
las medidas concretas y a la orientación política que se vislumbra a partir del
contenido global del paquete.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Se trató de un
discurso grabado relativamente breve (17 minutos y 44 segundos), máxime si tenemos
en cuenta la magnitud de la crisis. No hubo conferencia de prensa posterior. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Desde el punto de
vista del contenido, el discurso se divide en dos partes, separadas por una
transición donde plantea la existencia de una “oportunidad histórica”: a) el diagnóstico
(los primeros 9 minutos); b) la enumeración de las medidas del paquete de
urgencia (minuto 10 en adelante).<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Del diagnóstico, que
se encuadra en la línea de lo dicho por el presidente Milei en su discurso de
asunción, podemos decir dos cosas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En primer lugar, la
notoria pobreza de las ideas expresadas (¿corolario intelectual de la consigna “No
hay plata”). Caputo hace del déficit fiscal la causa de todos los problemas de
la Argentina en los últimos cien años. Aceptemos, aunque sea a beneficio de
inventario, que esto es así. Pero entonces, ¿qué genera el déficit fiscal? Según
Caputo, la respuesta es “nuestra adicción al déficit fiscal”. ¿De dónde viene
esta adicción? Silencio. No va más allá de eso. Somos “políticamente adictos al
déficit” y punto. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Sobre esta
explicación nebulosa se apoya el diagnóstico del ministro, quien afirma que los
problemas de la deuda, del dólar y de la inflación son consecuencia del déficit
generado por la mencionada adicción. Pero no nos dice una palabra acerca de dónde
viene la adicción. Como sea, sabemos que un diagnóstico errado lleva a tomar
medidas equivocadas. Por eso hay que extremar los medios para no caer en diagnósticos
simplistas, como es el caso del realizado por el señor ministro.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En segundo lugar, el diagnóstico
se mete con los últimos 100 años de historia argentina, y lo hace de manera
ahistórica y bruta. ¿Por qué utilizamos calificativos tan duros? Desde 1923
hasta la fecha (tomemos lo de los 100 años en sentido literal) gobernaron
radicales, conservadores, peronistas de variado pelaje, dictaduras militares,
Macri. Cada uno de ellos afrontó problemas específicos y eligió diversas
alternativas para resolverlos. Caputo reduce toda esta complejidad a dos
términos: déficit fiscal y adicción al gasto. Se dan así algunas paradojas,
como por ejemplo el caso de Menem, quien para Milei es “el mejor presidente del
período iniciado en 1983”, o su aliado el Macri, quienes pasan a ser puestos en
la misma bolsa con los demás “adictos al gasto”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Sobre esta historia
a-histórica se sustenta el diagnóstico de Caputo. Y vuelvo a repetir: un
diagnóstico errado conduce a soluciones equivocadas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Caputo resume el diagnóstico
con una frase: “definitivamente estamos frente a la peor herencia de nuestra
historia”. Para el señor ministro, esto es lo que genera “una oportunidad histórica”,
dado que la ciudadanía votó a un político que sostuvo que el déficit fiscal es
la causa de todos nuestros problemas. Ahora bien, Caputo omite algunas
cuestiones: Milei hizo campaña prometiendo “ajustar a la casta”, “dolarizar”, “cerrar
el Banco Central”. Nada de eso fue mencionado en el discurso de ayer. Es cierto
que, dada la liviandad manifiesta del diagnóstico de Caputo, podemos permitirnos
dudar de su capacidad para interpretar las preferencias del electorado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Pero mejor pasemos a
las medidas del “paquete de emergencia”. Al adoptar esta denominación, Caputo
dice una verdad. No hay plan económico, en el sentido de un conjunto orgánico
de medidas que permitan resolver la crisis y restablecer una senda de
crecimiento. Las circunstancias que rodearon el camino de Milei a la presidencia
hacen que la improvisación siga siendo la norma de sus funcionarios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Dicho esto, Caputo
enumeró una serie de medidas, algunas de carácter concreto y otras imprecisas
(cuya aclaración se irá dando, suponemos, en los días subsiguientes). <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La medida más concreta
está referida, como cabía esperar al valor del dólar. Caputo anunció la
fijación del tipo de cambio oficial en 800 pesos, esto es, una devaluación de
más del 100% respecto a la cotización anterior. Pero esto no es todo. También
dijo que se aumenta provisoriamente (aunque no precisó el monto) el impuesto
país para las importaciones y las retenciones de las exportaciones no
agropecuarias. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Sobre esta medida podemos
hablar con cierta precisión: 1) favorece claramente al sector agroexportador,
algo que señaló expresamente el ministro; 2) el Estado se beneficia con el
aumento del impuesto país a las importaciones y retenciones a exportaciones no
agropecuarias, algo que le permitirá, en principio, reducir la magnitud del
ajuste fiscal (mediante impuestos, algo “curioso” desde el punto de vista del
ideario de La Libertad Avanza); 3) la mayoría de la población verá reducidos
sus ingresos por un nuevo salto de la inflación, dada la magnitud de la
devaluación (que superó a los 650 pesos mencionados por el ministro del
Interior Guillermo Francos hace algunos días); 4) los importadores se verán en
serios problemas para importar insumos necesario para la producción, sobre todo
la pequeña y mediana industria, algo que se traducirá en caída de la actividad
económica (recesión) y aumento del desempleo. A todo esto hay que agregar otra
cosa curiosa: parece que “las ideas de la libertad” incluyen aumentos de
impuestos y mantenimiento de las retenciones. Como ocurre casi siempre, la
realidad y las necesidades políticas matan ideología.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Otra medida significativa,
aunque aquí también faltan precisiones, es el anuncio de la cancelación de las
licitaciones de obra pública aprobadas (pero que todavía no han comenzado), y
la decisión de no hacer nuevas licitaciones. Las consecuencias son previsibles:
caída de la actividad económica y desempleo. Además, si la medida se mantiene
en el tiempo habrá un deterioro todavía mayor de la infraestructura necesaria
para la producción (por ejemplo, autopistas y caminos, puertos, etc., etc.),
pues pensar que la inversión estatal en el área puede ser reemplazada por los capitales
privados es algo bastante utópico.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Mención aparte merece
el anuncio de la reducción de los subsidios a la energía y al transporte. Si
bien no se anunciaron ni montos ni plazos, lo cierto es que esto implica una
reducción de ingresos para buena parte de la población, ya sea por el aumento
de las tarifas de los servicios (luz, gas, etc.), ya sea por el aumento del boleto
de colectivos, trenes, etc.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Por último, algunas
palabras sobre otras dos medidas. Por un lado, la no renovación de los
contratos laborales del Estado que tengan menos de un año de vigencia se traducirá
en aumento de la desocupación. Por el otro, la reducción al mínimo de las
transferencias discrecionales del Estado nacional a las provincias debe leerse
como aumento de la discrecionalidad (pues no se eliminan completamente). O sea,
Milei combatirá la discrecionalidad con más discrecionalidad. Esto se traducirá
en mayor rosca para lograr el apoyo de las provincias a los proyectos de ley
presentados por el Ejecutivo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El “paquete de
urgencia” tiene una orientación general clara, más allá de su improvisación y
falta de precisiones. El gobierno de Milei busca el apoyo, fundamentalmente, de
la burguesía agroexportadora y, más en general, de la burguesía con capacidad
de exportar y/de conseguir dólares. El Estado reduce su capacidad de intervenir
en el proceso económico y se concede al capital privado la responsabilidad de
reactivar la economía. La recesión y el ajuste fiscal (ayer faltaban
precisiones sobre su magnitud, aunque se habla de una reducción de dos puntos y
medio del PBI, pues otros tres puntos surgirían de los ingresos generados por
el aumento del impuesto país – veremos-) son las herramientas elegidas para resolver
los desequilibrios de la economía. Eso y algo de contención para los más pobres
(duplicación de la AUH y un aumento del 50% de la Tarjeta Alimentar),
probablemente para evitar algún estallido. Por el momento no hay mucho más. Se
busca reducir el gasto, pero no hay ninguna indicación acerca de cómo se alcanzará
el crecimiento ni como recuperarán poder adquisitivo el salario real, las jubilaciones
y las pensiones. Demasiado poco, demasiado endeble, demasiado improvisado, para una crisis la que sufre nuestro país. Todo parece dirigirse a una tormenta inflacionaria y a una reducción extraordinaria de los ingresos de los trabajadores y demás sectores populares, mayor aún
que la experimentada por Argentina en los últimos años.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En los próximos días
habrá más precisiones. Pero podemos afirmar que la remera vendida en estos días
tendría que tener como inscripción “No hay plata ni ideas”, pues ello daría
cuenta de la situación en la que está en este momento la política económica de
Milei.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt;"> </span></p><p style="text-align: right;">
<span face=""Verdana",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Balvanera, miércoles 13 de diciembre
de 2023</span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-10042632700622214252023-11-29T13:09:00.001-03:002023-11-29T13:45:48.303-03:00MÁS ALLÁ DEL HUMO ELECTORAL<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaoqAuz9Pdgb175ZV4nMiF-CbRlmAYtAHlDkrLl_6PmMfD1TeEwVSMPDOYmqSiCVaItLp1xulcVzgq3xPwpJMnm03kZe_RWrFTMeFzpaEUA5aat8wjoG_c886Tyu9VtQvabDXWB5-m-CHHh-ho8NfgSavYnH1xxu0Is2kPnOCnHTzn3Vfa5hqVlHgGN7-v/s880/902d8702-a0f7-4372-8eb9-93025a9e8b9f_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="880" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaoqAuz9Pdgb175ZV4nMiF-CbRlmAYtAHlDkrLl_6PmMfD1TeEwVSMPDOYmqSiCVaItLp1xulcVzgq3xPwpJMnm03kZe_RWrFTMeFzpaEUA5aat8wjoG_c886Tyu9VtQvabDXWB5-m-CHHh-ho8NfgSavYnH1xxu0Is2kPnOCnHTzn3Vfa5hqVlHgGN7-v/s320/902d8702-a0f7-4372-8eb9-93025a9e8b9f_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Bosco, El jardín de las delicias (fragmento)</td></tr></tbody></table><br /><p><br /></p><p><br /></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Ariel Mayo (UNSAM / ISP
Joaquín V. González)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">A semana y media del
triunfo de Javier Milei en el balotaje, y a medida que se disipa el humo electoral,
van quedando algunas cosas claras y ya es posible hablar de ellas sin enredarse
en discusiones inútiles.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Al decir que hay
algunas cosas claras me refiero a cuestiones estructurales, que pueden verificarse
de manera más o menos empírica, y no a los dichos cambiantes de los
protagonistas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La primer cuestión
estructural es la debilidad de las diferentes fuerzas políticas. El triunfo de
Milei dejó maltrechas a las dos grandes coaliciones que se disputaron el
gobierno del país desde hace un poco menos de dos décadas (el hecho mismo de
que se trate de coaliciones y no de fuerzas políticas relativamente unificadas da
cuenta de que los problemas venían de mucho antes de que Milei asomara la
cabeza). <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El peronismo no sólo
perdió en la mayoría de los distritos electorales, sino que vio como el
conjunto de las ideas que sostuvo desde 2003 en adelante y que le permitieron
atraer a sectores importantes de la población, fueron rechazadas
mayoritariamente por los votantes (por supuesto, ese rechazo se venía
expandiendo desde hace mucho tiempo). Así, por ejemplo, la redistribución de
recursos por vía estatal quedó sepultada, por lo menos momentáneamente, en las
urnas. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Las manifestaciones de odio
hacia los <i>planeros</i>, el aumento del encono hacia la educación pública (aun
de sectores que mandan a sus hijos a las escuelas estatales), la difusión de la
idea que hay que pagar todo lo que puede ser pagado y más, etc., etc., son
expresiones de un cambio de época. En este punto hay que decir que la incapacidad
del kirchnerismo para resolver el estancamiento de la economía a partir de 2011,
que fue vaciando progresivamente de contenido a la frase “Estado presente”, fue
la gran promotora de esa reacción antiestatal, pero, así y todo, no deja de
asombrar la magnitud y profundidad de la reacción. Es razonable pensar que la
(pésima) política del presidente Fernández frente a la pandemia contribuyó a
llevar las cosas al siguiente nivel.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En 2015 y 2019 la
mayoría del electorado votó a favor del cambio, es decir, por un mejoramiento
de las condiciones de vida que se venían deteriorando aceleradamente desde 2011.
En 2023 la mayoría del electorado sufragó adrede por el ajuste, entendiendo que
las cosas no podían seguir como durante el desastroso gobierno de Alberto Fernández.
El peronismo recibió de lleno el impacto y hoy se encuentra huérfano de liderazgo
y de ideas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La coalición opositora,
cuyo núcleo duro es el PRO de Mauricio Macri, no salió del proceso electoral en
mejores condiciones. Si bien Macri unió su suerte a la de Milei y le llenó de
ministros propios el gabinete, la realidad indica que Macri fracasó en su
intento de ser presidente por segunda vez, a punto tal que ni siquiera pudo
presentarse como candidato. Además, la lucha interna entre Rodríguez Larreta y Bullrich
terminó por aniquilar la competitividad electoral de la coalición, aniquilamiento
cuya expresión fue el tercer puesto en las elecciones generales de octubre. En
la práctica, la coalición opositora al kirchnerismo dejó de existir y las fuerzas
que la integran están en un proceso de reconfiguración.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Paradójicamente, la
fuerza triunfante en el balotaje no se encuentra en mejores condiciones que las
coaliciones derrotadas. La Libertad Avanza de Javier Milei es un armado heterogéneo,
construido para poder participar en las elecciones, y en ese armado imperó el
principio “los melones se acomodan andando”. Es probable que Milei mismo no creyera
que iba a llegar al gobierno y por eso descuidó la construcción de una fuerza
política, pero el hecho es que resultó presidente electo y, a la fecha, no
cuenta con los cuadros necesarios para armar el gobierno.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El milagro <i>mileisiano</i>
de las renuncias de integrantes de un gabinete que todavía no entró en funciones,
la danza de nombres que son renunciados apenas se los hace públicos, todo ello
se explica, en parte, por la debilidad y fragmentación de las fuerzas
políticas. Y esa situación de debilidad es consecuencia de la incapacidad de dichas
fuerzas para encontrar la salida al estancamiento económico que lleva más de
una década.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La segunda cuestión
estructural es la ausencia de un acuerdo en la clase dominante respecto a cuál
debe ser la salida para la crisis y eso se manifiesta en la ausencia de un
programa económico. La derrota de Massa (y en menor medida la de Bullrich en
las generales) se explica por la innegable incapacidad de las dos grandes
coaliciones políticas para resolver los problemas económicos del país, pero detrás
de esa incapacidad asoman las carencias de la clase dominante o, para hablar
con propiedad, de la burguesía argentina.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Milei demostró ser un
gran agitador con las consignas de dolarización y motosierra, pero una vez
ganadas las elecciones es otro el cantar. La dolarización, el cierre del Banco
Central, pasaron rápidamente a mejor vida. La designación de Caputo al frente
del ministerio de Economía y la decisión de implementar un fuerte ajuste fiscal
muestran que no hay un plan consistente (o, por lo menos, todavía falta mucho
para tenerlo). En los hechos y no en las palabras, Milei reconoció que no tenía
ni plan económico ni equipo, y que ambos se están armando sobre la marcha.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Se habla de
improvisación, de colonización del gabinete por el macrismo, de pragmatismo, de
abandono de los “ideales libertarios”. La cuestión es mucho más profunda y va
más allá de Milei y de La Libertad Avanza. A riesgo de ponerme cargoso, vuelvo
a insistir en que desde 2011 las dos grandes fuerzas políticas mostraron en la
práctica ser incapaces de restablecer el crecimiento de la economía. Vivimos en
una crisis constante que nunca termina de desatarse completamente y que se
traduce en un persistente deterioro de la calidad de vida para la mayoría de la
población. Ello está modificando profundamente las condiciones sociales y
políticas, acelerando la fragmentación y el individualismo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Pero es importante
tener en cuenta que no se trata sólo de las fuerzas políticas. Un plan
económico expresa las necesidades y los intereses de determinados sectores de
la clase capitalista. Me refiero a esa clase porque es sabido que una economía capitalista
se reactiva por medio de la inversión, y son los capitalistas quienes tienen la
capacidad de invertir. Ahora bien, si la economía argentina está estancada
desde 2011 eso significa que la clase dominante carece de un plan de salida de
la crisis o, si se prefiere, que sus diferentes fracciones no se ponen de
acuerdo acerca de cuál es la salida.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Es cierto que la
superficie de la política es atractiva, porque allí están los cargos y los
privilegios de la “casta” (parafraseando a Milei), pero hay que hacer el esfuerzo
para salir de lo coyuntural y animarse a mirar las cuestiones estructurales. Sobre
todo si se quiere construir una salida que no sea la de la clase dominante.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">No hay que olvidar que
Milei, Macri y Massa, pero también la burguesía argentina, son “casta”, en el
sentido de que gozan de la vida a costa de las penurias de la mayoría de la
población.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"> </span></p><p style="text-align: right;">
<span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Balvanera, miércoles
29 de noviembre de 2023</span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-34314561014106499402023-11-21T16:57:00.000-03:002023-11-21T16:57:12.309-03:00MAS APUNTES SOBRE EL TRIUNFO DE MILEI<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZHOW1bhyK1w7KJjRSvqfxsEhNdZzgoYGBfO5369Wd4G_4vQ8jW8OjtpvRDR7Xb3XhD2oIAPxq2iqA9ESnmPta9FR4DfkU-i8l_G8IoY2bU-yIk69raKjKvCWnvoTKbfFAACqrfyOkSKds-UC6XfqTiepMaAyjOq623Xr1nat-erompMhzG02g3tVSRfPG/s864/Goya_Prado.jpg_1683234717.webp" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="648" data-original-width="864" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZHOW1bhyK1w7KJjRSvqfxsEhNdZzgoYGBfO5369Wd4G_4vQ8jW8OjtpvRDR7Xb3XhD2oIAPxq2iqA9ESnmPta9FR4DfkU-i8l_G8IoY2bU-yIk69raKjKvCWnvoTKbfFAACqrfyOkSKds-UC6XfqTiepMaAyjOq623Xr1nat-erompMhzG02g3tVSRfPG/s320/Goya_Prado.jpg_1683234717.webp" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Francisco de Goya, El coloso</td></tr></tbody></table><p><br /></p><p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ariel Mayo (UNSAM / ISP
Joaquín V. González)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El presidente electo
Javier Milei, en su discurso de la noche del 19 de noviembre, dijo que él era “el
primer presidente liberal libertario en la historia de la humanidad” y que la
mayoría de los argentinos votó a favor de las “ideas de la libertad”, es decir,
las ideas del liberalismo cuyos ejes principales son: gobierno limitado, respeto
a la propiedad privada y comercio libre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Milei (por lo menos
hasta ahora) demostró ser un ideólogo, es decir, alguien que está convencido de
que las ideas gobiernan al mundo y que los hechos deben acomodarse a las ideas.
Es lógico, por tanto, que en el discurso de celebración de su triunfo electoral
proclame la victoria del liberalismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Pero las ideologías no
gobiernan el mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">En la vida diaria muy
pocas personas toman sus decisiones en base a criterios ideológicos. Voy al
supermercado no porque sus dueños sean liberales, socialistas o peronistas,
sino porque tiene mejores precios, porque me queda cerca, porque compro todo lo
que necesito en un solo lugar, etc., etc.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Las ideologías siempre
son minoritarias, y son tanto más minoritarias cuanto más complejas se vuelven.
La inmensa mayoría de los votantes de Milei desconocen las obras de Rothbard,
Hayek o Benegas Lynch. Por eso es erróneo afirmar que la mayoría de los
argentinos votó por las ideas de “la libertad”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Por eso también es
erróneo aseverar que una parte importante de los argentinos votó por el “fascismo”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El voto a un candidato
se explica por múltiples factores, y la ideología sólo es uno de ellos (y está
lejos de ser el más importante).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">La ideología no
gobierna el mundo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Si ponemos a la
ideología en su lugar, hay otra cosa que nos autoriza a decir que Milei tiene
una parte de razón en su discurso. Es verdad que no triunfaron las “ideas de la
libertad”, pero también es cierto que se impuso el individualismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El individualismo no es
una ideología, en el sentido de una concepción del mundo más o menos
estructurada, más o menos elaborada. El individualismo es una manera de ser en
lo cotidiano, en las relaciones con nuestros semejantes. Su esencia consiste en
ponerse a uno mismo como el centro del universo y considerar a los demás como
cosas que sirven para lograr los propios objetivos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Una década de
estancamiento de la economía, aumento de la pobreza y de la precarización
laboral, salarios reales por el piso, deterioro de la educación y la salud públicas.
Todo ello alentó el desarrollo del individualismo, aunque no necesariamente
debía desembocar en su triunfo en toda la sociedad. Hacía falta algo más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ese algo más es la
fragmentación social.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">La clase trabajadora argentina
fue la más homogénea de América Latina hasta 1976. Esa homogeneidad relativa
explica su capacidad para enfrentar con éxito los planes de ajuste, su
influencia sobre el resto de la sociedad y, en última instancia, el peronismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">La clase obrera
argentina dejó de ser homogénea hace mucho tiempo. Sin entrar en detalles (el
lector puede consultar las fuentes estadísticas), en una enumeración rápida encontramos:
trabajadores de sectores de alta productividad y sectores de baja productividad;
trabajadores bajo convenio colectivo y trabajadores fuera de convenio;
trabajadores con estabilidad laboral y trabajadores precarizados; trabajadores
estatales y trabajadores privados, etc., etc.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">No sólo la clase
trabajadora se fragmentó. Algo semejante ocurrió con el conjunto de los
sectores sociales. La sociedad argentina es hoy un montón de islas, con uno que
otro archipiélago, pero no hay nada parecido a un continente. Sólo la selección
de fútbol genera un consenso mayoritario.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Una sociedad estancada
en lo económico, empobrecida y fragmentada en lo social, es una sociedad en la
que existe una enorme predisposición a que se imponga el ¡Sálvese quién pueda! Como
actitud generalizada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El resultado de estos
procesos fue el individualismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Un individualismo
exacerbado que minó las construcciones colectivas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Milei fue quien mejor
interpretó el individualismo que recorría todos los espacios de la sociedad
argentina. De ahí su capacidad para interpretar tanto a los jóvenes
precarizados como a los jóvenes emprendedores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El 19 de noviembre no
se impusieron las “ideas de la libertad”. Ganó o, mejor dicho, ratificó su
hegemonía el individualismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Las ideologías no
gobiernan el mundo. Por eso es mejor bajar al suelo de lo cotidiano y observar
cómo las condiciones sociales fomentan ciertas formas de pensar y marginan a
otras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Milei surgió de esta
tierra, como el mate y el dulce de leche. Para enfrentarlo hay que empezar por
conocer esta tierra, es decir, esta sociedad. Y sólo después hay que poner la
lupa en las ideologías.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Balvanera, martes 21 de
noviembre de 2023<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-60661109083474278242023-11-20T20:12:00.003-03:002023-11-20T20:13:43.406-03:00APUNTES (BREVÍSIMOS) SOBRE EL TRIUNFO DE MILEI<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpl7mA1LYVnhjxhPnuCiuMAUq1SzsJk9EHPsQRV8vUjd224fyonGPEA7yCMw-sqUbI8IlzzWwe3nH8K059JA9qNzEByIMK9zNPENmCI2CmnQNEiW3ETTa4MxrmHS_BwEuL9aqfSfg0OPH5XXHe8VJo5Gmc5hW-3sQFaNyD7RffPDkxk2YXXjDpimtugbsU/s450/Francisco_de_Goya,_Saturno_devorando_a_su_hijo_(1819-1823).jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="245" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpl7mA1LYVnhjxhPnuCiuMAUq1SzsJk9EHPsQRV8vUjd224fyonGPEA7yCMw-sqUbI8IlzzWwe3nH8K059JA9qNzEByIMK9zNPENmCI2CmnQNEiW3ETTa4MxrmHS_BwEuL9aqfSfg0OPH5XXHe8VJo5Gmc5hW-3sQFaNyD7RffPDkxk2YXXjDpimtugbsU/w174-h320/Francisco_de_Goya,_Saturno_devorando_a_su_hijo_(1819-1823).jpg" width="174" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Goya. Saturno devorando a su hijo</td></tr></tbody></table><br /><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"><br />Ariel Mayo (UNSAM / ISP J. V.
González) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El resultado del
balotaje fue del domingo 19 de noviembre fue el esperable, si se deja de lado
el miedo y la incertidumbre que generan las frases y la orientación ideológica
de Javier Milei. Todos sabemos que con el diario del lunes los análisis son
sencillos pero, objetivamente, Sergio Massa no podía ganar. Sólo la
personalidad de Milei logró que Massa fuera competitivo hasta el final. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Ministro de Economía
con 140% de inflación anual mata candidato.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La victoria de Milei se
remonta a mucho antes de que el presidente electo iniciara su meteórica carrera
política. La economía del país se estancó en 2011 y ni el peronismo ni el
macrismo fueron capaces de restablecer el crecimiento. Ello se tradujo en inflación
en ascenso y el consiguiente incremento de la pobreza. El resultado es conocido:
para el primer semestre de 2023 la pobreza en Argentina alcanzó el 40,1%, mientras
que la indigencia representó el 9,3%. En números: 18,5 millones de personas
vivían en la pobreza (y 4,3 millones de ellas eran indigentes). Todavía más,
entre los niños de 0 a 14 años el 56,2% eran pobres.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Cifras lapidarias que
permiten caracterizar el gobierno de Alberto Fernández.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En 2019 el PJ ganó las
elecciones con la promesa de terminar con el deterioro de las condiciones de
vida verificado durante el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, lejos de
mejorar, la situación de la mayoría de la población siguió empeorando. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Más de una década de
estancamiento económico, de aumento de la pobreza, de deterioro de la salud y
de la educación públicas, de precarización de las relaciones laborales. Más de
una década de caída de las condiciones de vida de la mayoría de la población.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Más de una década. Nada
es gratis en política y las elecciones de 2023 fueron la presentación de la
factura por esa mayoría de la población. El candidato Massa pagó la factura con
su derrota estrepitosa en el balotaje de 2023.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La victoria de Milei
comenzó a gestarse hace mucho tiempo. No fue sólo el fracaso de las dos grandes
coaliciones (kirchnerismo y macrismo) para revertir el estancamiento económico.
Más en general, hubo una especie de actitud de época, especialmente notoria
entre el kirchnerismo y los sectores progresistas, tendiente a subestimar los
efectos políticos del empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de
la población. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Karl Marx, ignorado
ecuménicamente en estos tiempos, decía que “no es la conciencia de los seres
humanos lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia
social lo que determina su conciencia”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En el caso argentino,
las condiciones materiales, expulsadas por el sistema político, fueron
reintroducidas por el político menos pensado: Javier Milei. En medio del empobrecimiento
de la mayoría de los argentinos, los dirigentes de los principales partidos se
dedicaron a debatir cuestiones secundarias y a enfrascarse en interminables
internas. Cada vez más separados de las condiciones materiales de la población,
los políticos fueron fácil presa de un gran agitador como Milei.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Nada de los escrito
aquí debe interpretarse como una explicación del triunfo de Milei. Se trata,
apenas, de señalar que las condiciones materiales (y no el discurso) siguen
jugando un papel primordial en los procesos políticos. Y le tocó a Milei el demostrarlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Balvanera, lunes 20 de
noviembre de 2023<o:p></o:p></span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-34223866976199547382023-10-29T06:43:00.000-03:002023-10-29T06:43:14.517-03:00LA ARROLADORA FUERZA DEL CAMBIO, O DE CÓMO UN LIBERAL ARREMETE CONTRA EL INDIVIDUALISMO: REFLEXIONES SOBRE TOCQUEVILLE<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihp3zSvQLoVM869bnQtye6LhFJv_p3yh1j4XlBqfsf2jR5XjTvgaXIMX28WitKOEW9YWCgtt3n8dTvde3e9ZdmiI4locgEe-l0R16rLdly6Q3-okjROF7CTKFQmmuH6lR9WOAh4pQEAxVvIiWJHGO4dlfSP1KbuRfz1n-vj-O-178qGOFShR2UsoRwxZr9/s900/Alexis_de_Tocqueville_(Th%C3%A9odore_Chass%C3%A9riau_-_Versailles).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="667" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihp3zSvQLoVM869bnQtye6LhFJv_p3yh1j4XlBqfsf2jR5XjTvgaXIMX28WitKOEW9YWCgtt3n8dTvde3e9ZdmiI4locgEe-l0R16rLdly6Q3-okjROF7CTKFQmmuH6lR9WOAh4pQEAxVvIiWJHGO4dlfSP1KbuRfz1n-vj-O-178qGOFShR2UsoRwxZr9/s320/Alexis_de_Tocqueville_(Th%C3%A9odore_Chass%C3%A9riau_-_Versailles).jpg" width="237" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Alexis de Tocqueville</td></tr></tbody></table><br /><p style="text-align: center;"><br /></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ariel Mayo (UNSAM / ISP
Joaquín V. González)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 70.9pt; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;">“No
ignoro que muchos han creído y creen todavía que las cosas de este mundo las
dirigen la fortuna y Dios, sin ser dado a la prudencia de los hombres hacer que
varíen, ni haber para ellas remedio alguno; de suerte que, siendo inútil
preocuparse por lo que ha de suceder, lo mejor es abandonarse a la suerte. En
nuestra época han acreditado esta opinión los grandes cambios que se han visto
y se ven todos los días, superiores a toda humana previsión.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 70.9pt; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;">N.
Maquiavelo, <i>El príncipe</i> [1]<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 70.9pt; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 70.9pt; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;">“Un
mundo nuevo requiere una ciencia política nueva.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 70.9pt; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;">Alexis
de Tocqueville, <i>La democracia en América</i></span><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">¿Un ensayo sobre Alexis
de Tocqueville? ¿Qué sentido tiene gastar tiempo y palabras en un autor del
siglo XIX, vinculado al conservadurismo liberal o al liberalismo conservador?
¿Acaso no tenemos temas más importantes de que ocuparnos?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Sin embargo, Alexis de
Tocqueville (1805-1859) nos sigue interpelando. No podemos ignorarlo y volver a
la zona de confort académico (ni tampoco sumir al propio Tocqueville en la academia,
es decir, otra forma de ignorarlo). Por supuesto, el lector puede preguntar a
esta altura: ¿en qué consiste esa interpelación y por qué resulta ineludible
para quienes estamos interesados en la sociología y en la política de nuestro
tiempo?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Para dar respuesta a la
pregunta precedente es preciso volver a Maquiavelo (1469-1527). Mas
concretamente, al epígrafe con el que se abre este ensayo. Maquiavelo es
consciente de estar viviendo una época de enormes cambios (en términos
modernos: el desarrollo de la economía mercantil, los descubrimientos
geográficos y la expansión del mundo conocido por los europeos, la aparición de
los Estados nacionales, la revolución científica y la crisis del pensamiento
medieval, etc.). Las transformaciones generan vértigo y confusión en las
personas; muchas de ellas piensan que los cambios son inexplicables; otras prefieren
aferrarse al pasado antes que afrontar lo desconocido; otro grupo opta por la resignación
ante un curso de los acontecimientos que parece inmodificable. Pero Maquiavelo
no se deja arrastrar por la corriente. Por eso escribe, casi a continuación de
nuestro epígrafe: “Creo que de la fortuna depende la mitad de nuestras
acciones, pero que nos deja a nosotros dirigir la otra mitad, o casi.” [2] En
otras palabras, frente al fatalismo y el misticismo Maquiavelo apuesta a la razón,
que procura poner orden en el caos. De esta actitud surgió la ciencia política
de Maquiavelo, la primera ciencia social moderna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Nuestro tiempo se
asemeja al de Maquiavelo. En esta segunda década del siglo XXI las certezas
parecen esfumarse. Vivimos en la incertidumbre. Frente a ella: el misticismo, los
fundamentalismos, el disparate liso y llano; diferentes “salidas” para huir de
los cambios que nos abruman. Las personas se desesperan por encontrar algún
sentido a su existencia y no verse arrastrados en un torbellino de
acontecimientos e imágenes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">En 2023 la necesidad de
volver a apostar por la razón es acuciante. El capitalismo en su estadio
avanzado (no confundir, por favor, con estadio terminal o algo por el estilo) agudiza
el individualismo y lleva la fragmentación de lo social al paroxismo. No se
trata de una tendencia novedosa, pues es inherente a la organización
capitalista de la sociedad, pero lo nuevo es la intensidad de la fragmentación,
cómo la misma se ha extendido a todos los aspectos de la vida humana. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El impacto del
individualismo ha sido devastador sobre la ciencia de la sociedad (o las
ciencias sociales, si así lo prefiere el lector). En el transcurso de pocas
décadas, la Ciencia de la sociedad ha pasado a ser la ciencia del individuo,
para devenir luego en Discurso sobre el individuo. En el camino hemos perdido a
la ‘Ciencia’ y a la ‘Sociedad’. Se han cruzado tantas líneas rojas que hoy
predomina lo individual, cuyos extremos son, por un lado, la glorificación de
la autopercepción y, por el otro, la exaltación de la (micro) descripción, que
hace que lo general se esfume en las descripciones de lo microsocial llevadas a
niveles ridículos (a modo de ejemplo grotesco: una investigación cuyo tema sea
el análisis de la influencia del peronismo en los boletines de calificaciones
de los alumnos y alumnas de 4° B de la escuela <i>x</i> de Venado Tuerto en
1948).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Pero la sociedad no es
sólo azar y egoísmo. No es vapor que podamos disipar a voluntad. Por el
contrario, lo social posee una materialidad <i>sui generis</i> [3], que ofrece
resistencia si se lo ignora como ocurre en la actualidad. El individualismo
exacerbado se estrella tarde o temprano contra esta peculiar materialidad de lo
social. Las crisis son una de las expresiones de ese choque.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ahora bien, la tarea de
la ciencia de la sociedad es reducir la incertidumbre, no destruir la idea
misma de sociedad. El núcleo de la sociedad son las relaciones sociales, que no
pueden ser reducidas a un contrato celebrado entre individuos autónomos que
pueden hacer lo que les plazca. Por el contrario, las relaciones sociales
moldean a los individuos. [4] Si se acepta esta última afirmación se comprende
la utilidad de abandonar la idea de que los individuos construyen la sociedad a
su imagen y semejanza, y pasar a buscar otras herramientas teóricas para
comprender el funcionamiento de la totalidad social. Una de esas herramientas
es la noción de proceso. Un proceso, tal como lo entendemos aquí, es el
desenvolvimiento de un sistema complejo, constituido por un cúmulo de
relaciones sociales, en el que coexisten regularidades e incertidumbres. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Tocqueville comprendió
como pocos la idea de proceso. Frente a la Revolución Francesa (y, aunque no la
nombre, a la Revolución Industrial), un noble cuyos padres escaparon por un
pelo de la guillotina, podía manifestar un rechazo completo, refugiándose en la
defensa del pasado, calificando a la Revolución como el producto de mentes
criminales y/o fanáticas, que venía a romper la armonía tradicional. Pero hizo
algo bien diferente: se esforzó por mostrar que la Revolución formaba parte de
un proceso cuyos orígenes se remontaban a muchos siglos atrás. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">La introducción a <i>La
democracia en América</i> (1835) [5] constituye una muestra de la manera en que
Tocqueville concebía al proceso social. El texto puede dividirse en dos partes:
en la primera, el autor analiza las características y el desarrollo del proceso
de igualación; en la segunda, esboza una propuesta política para dirigir la
marcha de ese proceso. En este ensayo me ocuparé exclusivamente de la primera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El punto de partida de
Tocqueville es el reconocimiento de la existencia de un proceso que presenta
características semejantes en EE. UU. y en Francia, cuyos rasgos principales
son la igualación de condiciones y el ascenso de la democracia. Este proceso influye
sobre las leyes, las costumbres políticas y la sociedad civil. Se trata de un
fenómeno que no obedece a las peculiaridades de tal o cual país, ni a la
voluntad o a las buenas (o malas) decisiones de los políticos. Su potencia es
tal que constituye “el hecho generador del que [parece] derivarse cada hecho
particular” (p. 9).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Tocqueville caracteriza
el proceso afirmando que:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“Una gran
revolución democrática se está operando entre nosotros [se refiere a Europa].
Todos la ven, mas no todos la juzgan de la misma manera. Unos la consideran
como una cosa nueva, y tomándola por un accidente, esperan poder detenerla
todavía; mientras que otros la juzgan irresistible, por parecerles el hecho más
ininterrumpido, más antiguo y más permanente que se conoce en la historia.” (p.
10)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Cabe aclarar que
nuestro autor considera que democracia e igualación de condiciones son
sinónimos o, si se prefiere, dos caras de la misma moneda. Se preocupa por
mostrar en todo momento que la igualación no es un hecho casual o pasajero,
sino que constituye el núcleo de los fenómenos que permiten explicar el pasaje
de la sociedad feudal a la sociedad capitalista. Frente a quienes sostiene que
la voluntad individual crea la historia (son ellos quienes piensan que la
revolución democrática es un “accidente” y que puede ser “detenida”),
Tocqueville insiste en la potencia del proceso: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“Por
todas partes se ha visto que los diversos incidentes de la vida de los pueblos
se inclinan a favor de la democracia. <b>Todos los hombres le han ayudado con
sus esfuerzos: los que luchan por ella y los que se declaran ser sus enemigos;
todos han sido empujados confusamente por la misma vía y todos han actuado en
común, unos contra su voluntad y otros sin advertirlo, como ciegos instrumentos
de Dios</b>.” (p. 12; el resaltado es mío – AM-)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Tocqueville enuncia
aquí la base de la ciencia de la sociedad: las acciones de los individuos están
moldeadas por las relaciones sociales, de manera tal que el resultado de sus
acciones es bien diferente a sus intenciones iniciales. [6] Existen, por lo
tanto, regularidades, las que pueden ser estudiadas por la ciencia. Se trata de
un punto fundamental, pues si no existieran las regularidades, la ciencia
entera sobraría, pues las acciones de las personas serían ininteligibles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El proceso de
desarrollo de la democracia se inició en Francia alrededor del 1100, cuando la
nobleza, cuyo dominio sobre la sociedad se basaba en la propiedad territorial,
comenzó a perder poder. Tocqueville no atribuye el debilitamiento de la nobleza
a un único factor, sino a la influencia conjunta del fortalecimiento de
diversos actores sociales (el clero, los juristas, los financistas, los
intelectuales, la monarquía, etc.), cada uno de los cuales expresó la
emergencia de un proceso particular. Sin embargo, Tocqueville sostiene que todos
estos fenómenos confluyeron en un denominador común: el achicamiento de la
distancia social entre las clases de la sociedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Tocqueville no indica
con claridad cuál es el motor que impulsa el proceso de igualación. No
obstante, destaca el papel igualador del dinero y, por ende, de la economía
mercantil: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“Desde
que los ciudadanos comenzaron a poseer la tierra por medios distintos a los del
sistema feudal [7] y, ya reconocida, la riqueza mobiliaria pudo, a su vez,
crear influencia y otorgar poder, no hubo descubrimientos en las artes, ni
adelantos en el comercio y en la industria que no significaran nuevos elementos
de igualdad entre los hombres. A partir de ese momento, todos los
procedimientos que se descubren, todas las necesidades que nacen y todos los
deseos que piden ser satisfechos constituyen otros tantos avances hacia la
nivelación universal.” (p. 11)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Como es sabido, la
sociología de los siglos XIX y XX prestó especial atención al problema de la
transición del feudalismo al capitalismo. Tocqueville (no importa aquí si
corresponde caracterizarlo como sociólogo) no es la excepción y plantea que el
núcleo de esa transición es el proceso de igualación, el cual se basa, a su
vez, en el desarrollo de la economía mercantil, que opera como variable
independiente, modificando a la variable dependiente (la igualación de las
relaciones sociales). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">La igualación de las
condiciones sociales opera como una aplanadora sobre las relaciones sociales
tradicionales:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“El
desarrollo gradual de la igualdad de las condiciones constituye, pues, un hecho
providencial, con sus principales características: es universal, es duradero,
escapa siempre a la potestad humana y todos los acontecimientos, así como todos
los hombres, sirven a su desarrollo.” (p. 12).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">En Tocqueville está
presente una concepción de los fenómenos sociales diametralmente opuesta al
individualismo imperante en nuestros días. Las decisiones de los individuos,
sus acciones, no se dan en el vacío, sino que se hallan condicionadas y
moldeadas por la vida social, por las relaciones que establecen entre sí. Esto
se plasma en su planteo del desarrollo inexorable de la igualación de condiciones.
Comprender esto implica abrir la puerta para poder comenzar a elaborar una
ciencia de la sociedad; rechazar esta perspectiva y aferrarse al individualismo
conduce a una visión unilateral de la totalidad social y, en el límite, es la
autopista al misticismo que niega la posibilidad misma de las ciencias
sociales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">No encuentro mejor
manera de finalizar este ensayo que volver a insistir en el hecho de que
vivimos una época de profundas transformaciones. Y un mundo nuevo requiere de
una ciencia nueva.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Balvanera, domingo 29
de octubre de 2023<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">NOTAS</span></b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">[1] Machiavelli
[Maquiavelo], N. (1955). <i>El príncipe</i>. Madrid: Universidad de Puerto Rico
y Revista de Occidente, p. 444.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span lang="EN-GB" style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-GB;">[2] Machiavelli [Maquiavelo], N., op. cit., p. 444.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">[3] La expresión es del
sociólogo francés Émile Durkheim (1858-1917): “no es su generalización la que
puede servir para caracterizar los fenómenos sociológicos. Un pensamiento que
se encuentra en todas las conciencias, un movimiento que repiten todos los
individuos no por ello son hechos sociales. Si nos hemos contentado con ese
aspecto para definirlos, es porque se les ha confundido, con lo que podríamos
llamar sus encarnaciones individuales. Lo que los constituye son las creencias,
las tendencias, las prácticas del grupo considerado colectivamente; en cuanto a
las formas que revisten los estados colectivos al refractarse en los
individuos, son cosas de otra especie. Lo que demuestra categóricamente esta
doble naturaleza es que estos dos órdenes de hechos se presentan a menudo
disociados. En efecto, algunos de esos modos de actuar o de pensar adquieren,
mediante su repetición, una especie de consistencia que los precipita, por
decirlo así, y los aísla de los acontecimientos particulares que los reflejan.
Adquieren de esta manera un cuerpo, una forma sensible que les es propia y
constituyen una realidad <i>sui generis, </i>muy distinta de los hechos
individuales que la manifiestan.” (Durkheim, E., <i>Las reglas del método
sociológico</i>, México D. F., Fondo de Cultura Económica, pp. 43-44)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">[4] Karl Marx
(1818-1883) expresó esta idea en el prólogo a la 1° edición de <i>El capital</i>:
“aquí sólo se trata de <i>personas</i> en la medida en que son <i>la
personificación de categorías económicas</i>, <i>portadores de determinadas
relaciones e intereses de clase</i>. Mi punto de vista, con arreglo al cual
concibo como <i>proceso de historia natural el desarrollo de la formación
económico-social</i>, menos que ningún otro podría responsabilizar al individuo
por relaciones de las cuales él sigue siendo socialmente una creatura por más
que subjetivamente pueda elevarse sobre las mismas.” (Marx, K.,<i> El capital.
Crítica de la economía política. Libro Primero: El proceso de producción de
capital I</i>, México D. F.; Siglo XXI, 1996, p. 8.)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">[5] Tocqueville, A.
(1995). <i>La democracia en América, I</i>. Madrid: Alianza, pp. 9-21.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">[6] Adam Smith (1723-1790)
expresó esta idea en el famoso pasaje sobre la “mano invisible: “En la medida
en que todo individuo procura en lo posible invertir su capital en la actividad
nacional y orientar esa actividad para que su producción alcance el máximo
valor, todo individuo necesariamente trabaja para hacer que el ingreso anual de
la sociedad sea el máximo posible. Es verdad que por regla general él ni
intenta promover el interés general ni sabe en qué medida lo está promoviendo.
Al preferir dedicarse a la actividad nacional más que a la extranjera él sólo
persigue su propia seguridad; y al orientar esa actividad de manera de producir
un valor máximo él busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en
otros una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en
sus propósitos. El que sea así no es necesariamente malo para la sociedad. Al
perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho
más eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo. Nunca he visto muchas
cosas buenas hechas por los que pretenden actuar en bien del pueblo” (Smith,
A., <i>La riqueza de las naciones: Libros I, II y III y selección de los Libros
IV y V</i>. Madrid, Alianza, 1996, p. 554). O sea, los individuos persiguen
fines sociales sin ser conscientes de ello…Smith nos ofrece así una descripción
precisa de la determinación social de las acciones de las personas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">[7] Se refiere al hecho
de que la tierra se convierte en mercancía y, por lo tanto, se puede comprar (y
vender).<o:p></o:p></span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-7296206801634110002023-09-25T10:04:00.000-03:002023-09-25T10:04:05.845-03:00EL LIBERALISMO CONTRA LA AUTORREGULACIÓN DEL MERCADO: COMENTARIOS SOBRE LOCKE<p> </p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ariel
Mayo (UNSAM / ISP Joaquín V. González)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH5l5QcQy5VohBjMxgw6U0JD4RbQg7agvmt4TI3RFJwiFdnWYvs0Jf2K7hwVSzNjCE3Jp_h-0ljPuY6-d36AlZkovY-AzZm5NqSeP6-w9nF7Q8QJl28iwRbNt8x3R7HlftPhwMR0iwRG5lUx-8nvSSDLV2e-HCO9C6zZDyF6kFFkqYx_BsLHMJdCvC3h-N/s300/descarga.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="212" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH5l5QcQy5VohBjMxgw6U0JD4RbQg7agvmt4TI3RFJwiFdnWYvs0Jf2K7hwVSzNjCE3Jp_h-0ljPuY6-d36AlZkovY-AzZm5NqSeP6-w9nF7Q8QJl28iwRbNt8x3R7HlftPhwMR0iwRG5lUx-8nvSSDLV2e-HCO9C6zZDyF6kFFkqYx_BsLHMJdCvC3h-N/s1600/descarga.jpg" width="212" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Francisco de Goya, El sueño de la razón produce monstruos</td></tr></tbody></table><br /><o:p><br /></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;">“Los pactos que no
descansan en la espada no son más que palabras,<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;">sin fuerza para
proteger al hombre, en modo alguno.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt;">Thomas Hobbes, Leviatán
(1651)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">John Locke (1632-1704)
puso las bases del <b>liberalismo</b> en su obra <i>Segundo Tratado sobre el Gobierno
Civil</i> (1690)<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/LOCKE_%5b1690)_2_tratado_c._9.docx#_edn1" name="_ednref1" style="mso-endnote-id: edn1;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[i]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Dada la importancia que tienen en la actualidad los políticos y los partidos
que se reivindican liberales, resulta útil revisitar los planteos lockeanos,
para comprender las continuidades y las rupturas entre el liberalismo de nuestros
días y el liberalismo clásico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Como dispongo de poco
espacio, comenzaré haciendo un resumen de los postulados fundamentales del <i>Segundo
Tratado</i>. Locke afirma que existe un estado previo a la existencia de la
sociedad y el Estado, al que denomina <b>estado de naturaleza</b>, conformado
por individuos que viven sin lazos sociales que limiten sus acciones. La
sociedad no existe naturalmente; por el contrario, para existir requiere de un
acto de voluntad de las personas, quienes deben tomar la decisión de abandonar
el estado de naturaleza. Pero esa decisión no es algo obvio para quienes viven
en el estado presocial, pues allí gozan de la libertad y la propiedad. En
efecto, en el estado de naturaleza, las personas crean su <b>propiedad privada</b>
mediante el <b>trabajo</b>, transformando y apropiándose los objetos con su
esfuerzo físico y mental; incluso, toman la decisión de conceder al oro y a la
plata un valor superior a su utilidad y, así, permitir la compra de bienes en
cantidades superiores a las necesidades del comprador, abriendo la puerta para
la distribución desigual de la riqueza<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/LOCKE_%5b1690)_2_tratado_c._9.docx#_edn2" name="_ednref2" style="mso-endnote-id: edn2;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[ii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. En pocas palabras, en el
estado de naturaleza hay propiedad privada, dinero, compra y venta de
mercancías, desigualdad de fortuna entre los individuos: es una <b>economía
mercantil</b> en estado puro. ¡Y todo ello sin tener que pagar impuestos ni
verse sometidos a las regulaciones estatales! Es el Edén de los propietarios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">En este punto cabe
preguntarse: si en el estado de naturaleza los individuos gozan de la propiedad
que forjan con su trabajo y son libres de hacer lo que les plazca, ¿por qué
optan por abandonar ese estado idílico y formar una sociedad? En otros
términos, ¿los seres humanos no pueden autorregularse sin necesidad del poder
estatal? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Ahora bien, puesto que
el estado de naturaleza no es otra cosa que una economía mercantil pura, la
pregunta precedente puede reformularse así: ¿el mercado puede autorregularse? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Aquí llegamos al núcleo
del problema. El liberalismo clásico (Locke) responde negativamente a la
pregunta formulada en el párrafo anterior. Muchos liberales actuales, en
cambio, afirman que la respuesta es afirmativa y por eso cargan contra el
Estado, al que achacan la responsabilidad de todo los males pasados, presentes
y futuros. La cuestión excede el marco de la filosofía política (y también el
de la economía), y se convierte en un problema político, cuya importancia salta
a la vista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Este ensayo se divide
en dos partes: en la primera se esbozan las razones por las que se pasa del
estado de naturaleza a la sociedad política, según lo expuesto por Locke; en la
segunda se desarrollan algunas consideraciones acerca de los errores de la <b>tesis
de la autorregulación del mercado</b>.<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Las razones para salir
del estado de naturaleza, o de la inevitabilidad del Estado para la economía de
mercado</span></b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Locke discute la
posibilidad de que los seres humanos se autorregulen en el capítulo 9 (De los
fines de la sociedad política y del gobierno). Su presentación de la cuestión
es clara y precisa:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“Si en el
estado de naturaleza la libertad de un hombre es tan grande como hemos dicho;
si él es el señor absoluto de su propia persona y de sus posesiones en igual
medida que puede serlo el más poderoso; y si no es súbdito de nadie, ¿por qué
decide mermar su libertad? ¿Por qué renuncia a su imperio y se somete al
dominio y control de otro poder?” (p. 134)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">La respuesta cae como
un mazazo sobre la tesis de la autorregulación: en el estado de naturaleza
predomina la incertidumbre; nadie está seguro de que su propiedad no le sea
arrebatada por otra persona; la libertad se convierte en miedo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“Aunque
en el estado de naturaleza tiene el hombre todos esos derechos, está, sin
embargo, expuesto constantemente a la incertidumbre y a la amenaza de ser
invadido por otros. Pues, como en el estado de naturaleza todos son reyes lo
mismo que él, cada hombre es igual a los demás; y como la mayor parte de ellos
no observa estrictamente la equidad y la justicia, el disfrute de la propiedad
que un hombre tiene en un estado así es sumamente inseguro.” (p. 134).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">O sea, el estado de
máxima libertad se convierte en el estado de máxima incertidumbre. La paradoja
se comprende si se tiene en cuenta que los individuos que viven en el estado de
naturaleza se comportan como propietarios privados que llevan sus mercancías al
mercado y, por ende, compiten entre sí para obtener mayores beneficios. El
estado de naturaleza es, repito, una economía de mercado ideal. Por eso Locke
concibe la <b>naturaleza humana</b> como la naturaleza del productor de
mercancías: es la naturaleza de un individuo egoísta (sólo piensa en sí mismo y
ve a las demás personas como medios para alcanzar sus fines mercantiles) y
competitivo<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/LOCKE_%5b1690)_2_tratado_c._9.docx#_edn3" name="_ednref3" style="mso-endnote-id: edn3;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[iii]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. En cada individuo prima
la búsqueda del propio beneficio, por ende es imposible que se impongan las
leyes de la naturaleza, es decir, aquellas surgidas de la razón y que llaman a
respetar la vida, la libertad y la igualdad de todos los seres humanos. Casi
nadie (siendo generosos) respeta “la equidad y la justicia”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Para que la propiedad
privada, la libertad y el mercado puedan subsistir se vuelve imprescindible la
creación de una institución capaz de regular a los individuos y poner un límite
a la lucha entre ellos. Ese límite es el Estado (la sociedad política):<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“<b>El
grandes y principal fin que lleva a los hombres a unirse en Estados y ponerse
bajo un gobierno es la preservación de la propiedad, cosa que no podían hacer
en el estado de naturaleza, por faltar en él muchas cosas</b>” (p. 135; el
resaltado es mío – AM-).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Locke es taxativo: en
el estado de naturaleza no se preserva la propiedad privada, que es el núcleo
de la sociedad burguesa. Los seres humanos no pueden autorregular sus
relaciones sociales, ni de proporcionar, por ende, las seguridades necesarias
para el funcionamiento normal de la economía de mercado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Tres carencias del
estado de naturaleza impiden que pueda garantizar la preservación de la
propiedad privada: a) la ausencia de una ley establecida, fija y conocida por
todas las personas; 2) la falta de “un juez público e imparcial, con autoridad
para resolver los pleitos que surjan entre los hombres, según una ley
establecida” (p. 135); 3) la falta de un poder que respalde y empodere a las
sentencias de ese juez.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">El Edén de los
propietarios se convierte en la pesadilla de los propietarios y éstos se pechan
por salir de ese estado y constituir la sociedad política: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“Así, la
humanidad, a pesar de todos los privilegios que conlleva el estado de
naturaleza, padece una condición de enfermedad mientras se encuentra en tal
estado; y por eso se inclina a entrar en sociedad cuanto antes (…) Pues los
inconvenientes a los que están allí expuestos (inconvenientes que provienen del
poder que tiene cada hombre para castigar las transgresiones de los otros) los
llevan a buscar protección bajo las leyes establecidas del gobierno, a fin de
procurar la conservación de su propiedad.” (p. 136).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">La propiedad privada
necesita del Estado para subsistir. Para Locke no hay nada más que decir sobre
esta cuestión.<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">La utopía de la
autorregulación del mercado</span></b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Si bien Locke no tiene
nada más para decirnos acerca de las razones del pasaje del estado de
naturaleza a la sociedad política, nosotros estamos obligados a seguir adelante
para desarrollar el argumento contra la tesis de la autorregulación de la
economía de mercado. Dicha tesis aparece, aunque matizada (al fin y al cabo se
reconoce la existencia y la necesidad del Estado, pues de lo contrario se
caería en el disparate), en los manuales de economía que se leen en las universidades<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Tal como se indicó, el estado
de naturaleza es el Edén de los propietarios, una economía mercantil pura. Allí
los propietarios individuales utilizan dinero y acumulan riquezas mediante el
trabajo y el uso del oro y la plata. No pagan impuestos, pues no hay Estado. En
esa economía idealizada sólo hay individuos, pues precisamente la economía
mercantil disuelve los grupos sociales. En el imperio de la mercancía no hay
espacio para la solidaridad entre los seres humanos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Pero ese Edén se
desvanece rápidamente dado que los seres humanos son incapaces de
autorregularse debido a las peculiaridades de su naturaleza, pues son seres
egoístas que siguen su propio interés y que no pueden regularse sin
intervención externa. En otras palabras, economía mercantil y Estado constituyen
un par inseparable. Las tres carencias mencionadas por Locke son otros tantos
indicadores de la incapacidad de la economía mercantil para regularse a sí
misma y, en definitiva, para preservar lo más sagrado del capitalismo: la
propiedad privada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Del análisis de Locke
se concluye que la utopía liberal de la autorregulación de la economía de
mercado es inviable, pues esta no puede constituir ninguna comunidad estable ni
garantizar la seguridad de la institución esencial del capitalismo: la
propiedad privada. De ahí que el Estado venga a establecer la unidad necesaria
para que los individuos propietarios no caigan a la guerra de todos contra
todos. La exposición lockeana de los motivos por los que los individuos deciden
abandonar el estado de naturaleza muestra con claridad la mencionada
inviabilidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">“Pero
aunque los hombres, al entrar en sociedad, renuncian a la igualdad, a la
libertad y al poder ejecutivo que tenían en el estado de naturaleza (…), esa renuncia
es hecha por cada uno con la exclusiva intención de preservarse a sí mismo y a
preservar su libertad y su propiedad de una manera mejor (…) Y por eso, el
poder de la sociedad o legislativo constituido por ellos, no puede suponerse
que vaya más allá de lo que pide el poder común, sino que ha de obligarse a
asegurar la propiedad de cada uno, protegiéndolos a todos contra aquellas tres
deficiencias (…) que hacían del estado de naturaleza una situación insegura y
difícil.” (pp. 137-138)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">Locke elabora, desde el
liberalismo, una refutación radical del argumento que afirma que el mercado
puede autorregularse. La economía de mercado llevada a su estado puro se
desintegra a sí misma. Asoma, pues, el Leviatán…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"><div style="text-align: right;"><span style="font-size: 12pt;">Balvanera, lunes 25
de septiembre de 2023</span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div></span><div style="mso-element: endnote-list;"><!--[if !supportEndnotes]-->
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="edn1" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/LOCKE_%5b1690)_2_tratado_c._9.docx#_ednref1" name="_edn1" style="mso-endnote-id: edn1;" title=""></a><b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">NOTAS</span></b><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt;">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoEndnoteText"><span class="MsoEndnoteReference" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 107%;">[i]</span></span></span></span><span style="font-family: Arial, sans-serif; text-align: justify;"> Para la redacción de este ensayó utilicé la traducción
española de Carlos Mellizo: Locke, J. (2000). <i>Segundo Tratado sobre el
Gobierno Civil: Un ensayo acerca del verdadero origen, alcance y fin del
Gobierno Civil</i>. Madrid: Alianza. 238 p. (El libro de bolsillo, Área de
conocimiento: Humanidades; 4415). La primera edición de la obra se publicó con
autor anónimo en 1689, si bien en la portada figura la fecha 1690: <i>Two
Treatises of Government In the Former, The False Principles, and Foundation of
Sir Robert Filmer, and His Followers, Are Detected and Overthrown. The Latter
Is an Essay Concerning The True Original, Extent, and End of Civil Government</i>.
Londres: Awnsham Churchill.</span></p>
</div>
<div id="edn2" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/LOCKE_%5b1690)_2_tratado_c._9.docx#_ednref2" name="_edn2" style="mso-endnote-id: edn2;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[ii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Arial",sans-serif;"> Ver el desarrollo de este argumento en
el cap. 5 del <i>Segundo Tratado</i>.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="edn3" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/LOCKE_%5b1690)_2_tratado_c._9.docx#_ednref3" name="_edn3" style="mso-endnote-id: edn3;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial",sans-serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[iii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Arial",sans-serif;"> El contexto social e histórica modela
la conciencia, pone los moldes – los límites – de lo que puede llegar a pensar
el individuo. Una vez más (tal como pensaba Marx) el ser social determina la
conciencia. Por eso, dos filósofos tan distintos como Hobbes y Locke, imaginan
una naturaleza humana semejante, cuyo rasgo central es el egoísmo y que se
plasma en individuos egoístas que ven a los otras personas como competidores).
Esa naturaleza no es otra cosa que la idealización de las relaciones sociales
propias de una economía mercantil.<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-16684576160226291192023-08-14T15:46:00.002-03:002023-08-15T04:31:32.782-03:00LA POLÍTICA RABIOSA<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1HKHjvYW-onWTL5dTBArUM3y_ZZVMQ_tU_c3DVFh3EjJMRdtx3FXz5BJKsr53pLJ0F0wVcH7OlVx6g0OFbRYznN7vaoTaKF-EAaS-tBN89JZqWWq2hHWqubP1J1ZCVoGyMxi_y94L3rD1u0_D5pX7vxZ2JwczfQGwlZHICthV4YdME1KpvtLrpLC6z1WR/s300/images.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1HKHjvYW-onWTL5dTBArUM3y_ZZVMQ_tU_c3DVFh3EjJMRdtx3FXz5BJKsr53pLJ0F0wVcH7OlVx6g0OFbRYznN7vaoTaKF-EAaS-tBN89JZqWWq2hHWqubP1J1ZCVoGyMxi_y94L3rD1u0_D5pX7vxZ2JwczfQGwlZHICthV4YdME1KpvtLrpLC6z1WR/s1600/images.jpg" width="300" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Javier Milei luego del triunfo en las PASO</td></tr></tbody></table><br /><p style="text-align: center;"><br /></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Aunque
resulta paradójico, el gran ganador de las elecciones PASO de ayer en Argentina
fue un socialista. Que se entienda (y esta afirmación también es paradójica):
ganador en el plano de las ideas. Me explico. El socialista Karl Marx decía que
el ser social determina la conciencia. La verdad de esta afirmación quedó
demostrada con los resultados de los comicios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Un gobierno
con más de 100% de inflación anual, con salarios pauperizados y precarización
del empleo, con jubilaciones y pensiones de miseria, con alquileres de
viviendas por la estratosfera y con delincuentes que matan niñas en las puertas
de las escuelas, no puede ganar una elección. Billetera mata galán, la
inflación vence a la “mística” (ya sea la peronista o la que se ponga en su
lugar). Si a esto le agregamos que el candidato del oficialismo es el ministro
de Economía, entonces resulta evidente que nada puede malir sal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Una
oposición cuyos logros cuando ocupó el gobierno con Mauricio Macri fueron: la
devaluación del peso, el crecimiento de la inflación, la pulverización de los
salarios, el endeudamiento demencial con el FMI y el uso intensivo de la
reposera por el entonces presidente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Alberto
Fernández y Mauricio Macri. Dos presidencias desastrosas con la reducción del
poder adquisitivo de los trabajadores y jubilados como política de Estado.
¿Cómo no pensar que esos desastres tendrían consecuencias electorales?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Un
peronismo “de izquierda” (Grabois) que promueve la receta empobrecedora de la “economía
popular” (léase aceptación del trabajo precario y mal pago) y que, en los
hechos, funciona como colectora del ministro de Economía con 100 y pico % de
inflación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Una
izquierda trotskista que mira hacia el pasado y no al futuro, que acepta las
reglas de juego de esta “democracia empobrecedora” y cuyo horizonte política
pasa por conseguir 1 o 2 diputados más por elección. Un FIT (hoy FIT-U) que no
es visto como alternativa de poder, que no asusta a los dueños del poder y que
no enamora a nadie.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">El ser
social (simplificando, la forma en que se vive) domina la conciencia (en este
caso, el voto).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">El
voto a Milei expresa el cansancio y el hartazgo frente a un gobierno que
proclama la justicia social y en la práctica no hace más que gestionar la
asistencia a un número creciente de pobres. Cansancio y hartazgo frente a
Juntos por el Cambio que ya gobernó y se mostró tan inepto como el peronismo
para mejorar las condiciones de vida de la población. Hartazgo frente a los
vendedores de humo y chamuyeros que sólo buscan mejorar sus propias condiciones
de vida accediendo a cargos públicos. Hartazgo frente a políticos que han
convertido al ñoqui en uno de los emblemas nacionales. Hartazgo frente a un
Estado presente en el salario de los funcionarios, pero en retirada en salud,
educación, vivienda, seguridad, etc., etc.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">El voto
a Milei no es el triunfo de las ideas liberales. La mayoría de los ciudadanos
no vota en base a ideología. El triunfo de La Libertad Avanza muestra (una vez
más) que sin condiciones materiales no hay derechos que valgan. Milei, a su
manera, demostró que nuestra democracia está desnuda y que se ha convertido en fábrica
de pobres, de delincuentes y de desesperados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Las
fuerzas políticas tradicionales (un amplio arco que va desde Unión por la
Patria, pasando por Juntos por el Cambio y que incluye al FIT-U) hablan del
pasado. Milei logró convencer a sus votantes de que hay futuro, aunque ese
futuro sea inviable en lo técnico (ejemplo: la dolarización) y espantoso en su
concreción (aumento exponencial de la pobreza). Pero cabe recordar que en
política y al momento de los comicios, lo que importa es que las personas se
convenzan de que un futuro <i>x</i> es posible, con independencia de la factibilidad
de su realización.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Los
militantes de Milei, luego del triunfo, cantaban el hit de diciembre de 2001:
¡Qué se vayan todos!, ¡que no quede ni uno solo! Algo de verdad hay en ello. La
Libertad Avanza está empezando a enterrar a las fuerzas (kirchnerismo y
macrismo) y al sistema político que llevó adelante la salida de la crisis de
2001. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Milei
ya dijo lo suyo. Ahora es el momento de dejar de enterrar de una vez por todas
el pasado y empezar a construir, en el pensamiento y en la práctica, una
alternativa que contemple los intereses de los trabajadores, los jubilados y los
demás sectores populares. Tarea larga, sin certezas a la vista, pero
imprescindible para quienes defendemos la necesidad y la conveniencia del
socialismo. Aunque no esté de moda en estos días.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Villa
del Parque, lunes 14 de agosto de 2023<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-24794600112929397242023-07-02T05:26:00.004-03:002023-07-02T20:22:44.933-03:00EL REY ESTÁ DESNUDO: TUCÍDIDES, EL DEBATE DE MELOS Y LA FUERZA COMO ARQUITECTA DEL SISTEMA INTERNACIONAL<p style="text-align: center;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHJWiIGjVOmVc_cT7kVzWRSFTQ7wercClyJhOfvRZOyGa6LIImPfz_gi-rzjzBQggeOh9UNG9tV-oJFEOwquaPtpOAdgtLPraW8qf4t6NUGbzzSVVbL5oTz9rlXi5yZCdrYgqR7QuUd8NZ5-k4cSCPzNXWV58qU4GG5tMxjHTPhtQ5DNSwGWeTDCKTqBwX/s800/goya-destastres-guerra.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="599" data-original-width="800" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHJWiIGjVOmVc_cT7kVzWRSFTQ7wercClyJhOfvRZOyGa6LIImPfz_gi-rzjzBQggeOh9UNG9tV-oJFEOwquaPtpOAdgtLPraW8qf4t6NUGbzzSVVbL5oTz9rlXi5yZCdrYgqR7QuUd8NZ5-k4cSCPzNXWV58qU4GG5tMxjHTPhtQ5DNSwGWeTDCKTqBwX/s320/goya-destastres-guerra.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Goya, "Los desastres de la guerra"</td></tr></tbody></table><br /></p><p><br /></p><p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ariel Mayo (UNSAM / ISP
Joaquín V. González)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt;">“Los
pactos que no descansan en la espada no son más que palabras,<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt;">sin
fuerza para proteger al hombre, en modo alguno.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt;">Thomas
Hobbes, <i>Leviatán</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El estallido de la
guerra entre Rusia y Ucrania-OTAN en 2022 es parte del aumento de las tensiones
internacionales iniciado con el deterioro de la hegemonía política y económica
de EE. UU, consecuencia, entre otras cosas, del ascenso de China al rango de superpotencia.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">¿Cómo abordar la nueva
situación internacional, cuya expresión más terrible es la guerra? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En este breve artículo
no nos proponemos analizar ni las causas del conflicto ni los rasgos que va
asumiendo el cambiante escenario internacional. En cambio, abordaremos otra
cuestión, que reaparece una y otra vez cuando se produce una crisis del sistema
internacional. Se trata del problema de las justificaciones de las acciones de
los Estados o, dicho de otro modo, el tema de los motivos que determinan esas
acciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Los voceros de varios
de los Estados en pugna (me refiero a EE. UU. y varios miembros de la OTAN)
ponen el acento en el enfoque ideológico: en Ucrania se enfrentan la libertad y
la democracia versus el autoritarismo y la dictadura. Según este enfoque, los
que combaten y mueren en las trincheras no son personas de carne y hueso, sino
los principios. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">¿Qué pueden decir las
ciencias sociales al respecto?<o:p></o:p></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">El problema de las
relaciones entre los Estados es tan antiguo como la existencia misma de los
Estados. Por ello no es de extrañar que la filosofía política se ocupara de él.
Ya desde muy temprano se enunciaron una serie de principios sólidos que
permiten ir más allá de las justificaciones ideológicas o meramente económicas.
Lo curioso (no tan curioso) del caso es que esos logros se abandonan una y otra
vez cuando la propaganda tiene que convencer a las personas de ir a la guerra.
Así, la religión, la libertad, la civilización, la democracia y otras grandes
palabras son invocadas para justificar las guerras, sepultando los avances de
la ciencia de la sociedad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La historia se repita
una y otra vez. Los argumentos se perfeccionan de una época a otra, así como
también los procedimientos técnicos para asesinar cada vez con mayor eficacia.
De ahí la importancia de retomar una línea de análisis que pone al desnudo los
motivos reales de las guerras. Si no podemos evitar las guerras, al menos
estamos en condiciones de develar sus motivos y quitar la máscara del patriotismo
(entre otras máscaras) a las clases dominantes que luchan por intereses
materiales. Esto parece más productivo que condenar la inmoralidad e
inhumanidad de la guerra<o:p></o:p></span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Tucídides (c. 460-c.
396 a. C.) fue un historiador griego, que vivió unos dos mil cuatrocientos años
antes que Putin, Zelensky, Biden y compañía. Fue partícipe e historiador de la
guerra del Peloponeso (431-404 a. C.)<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/TUC%C3%8DDIDES-guerra_peloponeso_melos.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>, un conflicto que enfrentó
a las <i>polis</i> de toda Grecia, encolumnadas detrás de Atenas o de Esparta.
La guerra fue devastadora y estuvo, como no podía ser de otra manera, plagada
de atrocidades. En especial, una de ellas captó la atención de Tucídides: el
sitio de la isla de Melos por Atenas en 416 a. C., que terminó con la ejecución
de todos los hombres y la esclavización de las mujeres y los niños<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/TUC%C3%8DDIDES-guerra_peloponeso_melos.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>. La escueta referencia no
deja de producir escalofríos, que se intensifican si se tiene en cuenta la
disparidad de medios bélicos entre Atenas y Melos. La primera, una de las dos
grandes potencias del mundo griego, con la marina más poderosa de la Hélade; la
segunda, una pequeña comunidad que podía oponer a los atenienses apenas unos
cientos de combatientes. La suerte de Melos estaba echada desde el momento
mismo en que fue atacada por una flota ateniense, con el argumento de que los
melios se habían aliado a Esparta.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Tucídides dedica poco
espacio a los pormenores de la lucha, pues no cabía ninguna duda del resultado.
De hecho, resulta asombroso su interés en un episodio relativamente menor, que
no ejerció mayor influencia en el desarrollo militar de la contienda. Pero
Tucídides se concentra en los argumentos de una y otra parte, y escribe un
texto clásico dentro de una obra clásica: el Diálogo de los melios. No cabe
duda de que el ateniense Tucídides se sintió conmovido por la suerte de los
melios. Y ello le hizo escribir un lúcido análisis de las causas que determinan
las acciones de los Estados en el escenario internacional, el que puede ser
visto como la primera exposición de la corriente realista en relaciones
internacionales.<o:p></o:p></span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_8kfvoftTFukuYDMsAVsCA6G_uIy39KL080GXE-zFhNJZI_P_8XIjuySLj3o7CD2fESGZdH0ycL5qmXKrGlHSNWMD8cRxZKnwyzRfLjuIs_IX2JwnMCZQFf_u5mAr4YFUyniv5LMj-Jt5CchxG48G1EZylp6nQ7Bh_X42mmgKwA5spIDBrB1_P5nHoDVh/s640/My_Lai_massacre.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="427" data-original-width="640" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_8kfvoftTFukuYDMsAVsCA6G_uIy39KL080GXE-zFhNJZI_P_8XIjuySLj3o7CD2fESGZdH0ycL5qmXKrGlHSNWMD8cRxZKnwyzRfLjuIs_IX2JwnMCZQFf_u5mAr4YFUyniv5LMj-Jt5CchxG48G1EZylp6nQ7Bh_X42mmgKwA5spIDBrB1_P5nHoDVh/s320/My_Lai_massacre.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Masacre de My Lai, Vietnam del Sur (1968)<br /><br /></td></tr></tbody></table><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Tucídides expone un
debate (probablemente imaginario) entre atenienses y melios, previo al
estallido de las hostilidades, cuando la flota de Atenas ya había desembarcado
tropas en la isla. Esto último da cuenta de que no se trataba de una
negociación llevada adelante en condiciones de serenidad; todo lo contrario: los
melios se hallaban entre la espada y la pared. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Los melios iniciaron el
debate procurando situarlo en el ámbito del derecho, algo razonable si se tiene
en cuenta la mencionada disparidad de fuerzas militares con los atenienses. Los
atenienses, en cambio, pusieron inmediatamente los límites de lo que se iba a
debatir: <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">“si
habéis venido a este coloquio para formular suposiciones sobre el futuro o para
cualquier otra cosa que no sea deliberar acerca de la salvación de vuestra
ciudad, partiendo de la situación presente y de la realidad que está ante
vuestros ojos, ya podemos levantar la sesión” (V, 87)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La enseñanza es clara:
quien tiene la fuerza, pone las condiciones y los términos de las negociaciones
diplomáticas. Sólo en una situación de paridad (relativa) de fuerzas las partes
aceptan negociar en condiciones de igualdad (relativa). <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En este punto Tucídides
revela el secreto de las relaciones internacionales a través de las palabras de
los atenienses:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">“Vosotros
habéis aprendido, igual que lo sabemos nosotros, que <b>en las cuestiones
humanas las razones de derecho intervienen cuando se parte de una igualdad de
fuerzas, mientras que en caso contrario, los más fuertes determinan lo posible
y los débiles lo aceptan</b>” (V, 89; el resaltado es mío – AM-)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">De modo que la fuerza
rige las relaciones entre los Estados. Y el objetivo de cada Estado consiste en
preservar sus intereses, sin importar ni el derecho ni ética. Nuevamente tienen
la palabra los atenienses: <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">“Lo que
queremos demostrar es que <b>estamos aquí para provecho de nuestro imperio</b>
y que os haremos unas propuestas con vistas a la salvación de vuestra ciudad,
porque <b>queremos dominaros sin problemas</b> y conseguir que vuestra
salvación sea de utilidad para ambas partes” (Libro V, 91; el resaltado es mío
– AM-)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Como los melios tenían
esperanzas de que los espartanos acudieran en su auxilio, los atenienses
reafirman que la fuerza es el principio rector de las relaciones
internacionales:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.25pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">“Los
lacedemonios, en sus relaciones entre ellos y en lo que concierne a las
instituciones de su país, practican la virtud en grado sumo; <b>respecto a su
comportamiento con los demás</b>, en cambio, cabría decir muchas cosas, pero,
para resumir brevemente, podríamos manifestar que de los pueblos que conocemos
son los que, de la forma más clara, <b>consideran honroso lo que les da placer
y justo lo que les conviene</b>” (V, 105; el resaltado es mío – AM-)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En pocas palabras, ni
los atenienses ni los espartanos se regían por el derecho ni la justicia.
Utilizaban la fuerza contra los Estados más débiles para imponer los objetivos
de su política. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Esta presentación del
argumento ateniense contiene los principios básicos que rigen la política
exterior de los países. Tucídides no pudo evitar la tragedia de Melos, pero
tuvo la lucidez de poner al desnudo las razones que sustentaban la política
exterior de Atenas. Con ello contribuyó de modo inestimable a la construcción
de la teoría de la sociedad. Tucídides mostró que, detrás de las grandes
palabras (libertad, honor, democracia) el rey estaba desnudo. O, mejor dicho,
estaba vestido con las ropas de los intereses materiales.<o:p></o:p></span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU-dO-BJvLtr7SyAHzp6EetwHWIcSj30-s-3pvHoqNKmjHZLgTp0TXeF145ebq_asfSoMP468BaaKeztESZmKS9oyubqFr8BolhBcTaJzGCmIvuWprV_f7IzJRJpQKOBMNrRMegxMeSF56u7A4Q_9kND9jkwXE4whDJ4oP_BcU_MAv4e0jBy6KynvZ9qLz/s1048/invasion-de-la-isla-de-granada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="626" data-original-width="1048" height="191" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU-dO-BJvLtr7SyAHzp6EetwHWIcSj30-s-3pvHoqNKmjHZLgTp0TXeF145ebq_asfSoMP468BaaKeztESZmKS9oyubqFr8BolhBcTaJzGCmIvuWprV_f7IzJRJpQKOBMNrRMegxMeSF56u7A4Q_9kND9jkwXE4whDJ4oP_BcU_MAv4e0jBy6KynvZ9qLz/s320/invasion-de-la-isla-de-granada.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Invasión estadounidense a Granada (1983)</td></tr></tbody></table><br /><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;">El 25 de octubre de
1983 los EE. UU. invadieron la isla caribeña de Granada (344 Km² y poco más de
100000 habitantes). La excusa de la invasión era terminar con la amenaza que
representaba el régimen granadino para la seguridad de la superpotencia. Lo
inverosímil de la justificación corría parejo con la inconmensurable
superioridad militar norteamericana.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Entre la ocupación de
Melos y la invasión a Granada transcurrieron poco más de 2400 años. Las
diferencias entre la organización social ateniense y la estadounidense son
notorias. Pero la política internacional continua rigiéndose por principios
semejantes.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La semejanza entre
Melos y Granada puede llevar a adoptar una visión pesimista de los asuntos
humanos. Es comprensible. Pero hay otra actitud posible: investigar las causas
que determinan que la fuerza sea un elemento central en el sistema
internacional. EE. UU, y Rusia, como Atenas y Esparta en la antigüedad,
utilizan la fuerza para conseguir sus intereses. Pero ello no quita que sea
necesario indagar qué condiciones son necesarias en cada época para el uso de
la fuerza. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La clarificación del
papel jugado por la violencia modifica la relación de fuerzas, pues la
conciencia de que es la fuerza (y no la ideología) el medio que determina la
posición de cada Estado en el escenario internacional se convierte en un factor
significativo. En pocas palabras, la ciencia permite conocer las condiciones de
posibilidad para el uso de la fuerza. Eso no alcanza para evitar tragedias como
la de Melos, pero es un comienzo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"> </span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Villa del Parque, domingo
2 de julio de 2023<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
</p><div><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><b>NOTAS</b>:</p><p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/TUC%C3%8DDIDES-guerra_peloponeso_melos.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"> Es autor de <i>Historia de la guerra
del Peloponeso</i>. Todas las citas del presente artículo corresponden a la
traducción española de Juan José Torres Esbarranch: Madrid, Gredos, 2007 (tomo
III, que contiene los Libros V-VI de la obra).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/TUC%C3%8DDIDES-guerra_peloponeso_melos.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 107%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"> “…llegó de Atenas un nuevo cuerpo
expedicionario al mando de Filócrates, hijo de Demeas, los melios ya se vieron
asediados con todo rigor; entonces, al aparecer por añadidura la traición entre
ellos, se rindieron a los atenienses, entregándose a su discreción. Los
atenienses mataron a todos los melios adultos que apresaron y redujeron a la
esclavitud a niños y mujeres.” (V, 116, 3-4)<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><p><br /></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-16773320236676444012023-06-23T17:43:00.003-03:002023-07-31T17:37:27.301-03:00LEYES NATURALES Y PORTADORES DE RELACIONES SOCIALES: MARX, EL PRÓLOGO A LA 1° EDICIÓN DEL LIBRO I (1867)<p><br /></p><p style="text-align: center;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvsqw2hRFcNGDHC9dcp_XQpVnkndYfxNIbkfjRP27qfxMnArmZy5lQ5YkyFTkvxBPnN_RO9tnEYDSpVNSfI2CVtWWx6dPK9hp1qYC2VGBKV2Wm8-1MxL0sDUcAu3W3rPKE7aUHxOcDsefMLQrtgdxywC29xx00l2oZP9fDaTsy2_rMfkEpj0cGKkPjNatx/s1156/15392439721759.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="866" data-original-width="1156" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvsqw2hRFcNGDHC9dcp_XQpVnkndYfxNIbkfjRP27qfxMnArmZy5lQ5YkyFTkvxBPnN_RO9tnEYDSpVNSfI2CVtWWx6dPK9hp1qYC2VGBKV2Wm8-1MxL0sDUcAu3W3rPKE7aUHxOcDsefMLQrtgdxywC29xx00l2oZP9fDaTsy2_rMfkEpj0cGKkPjNatx/s320/15392439721759.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Rico McPato, tío del Pato Donald</td></tr></tbody></table><br /> <p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Ariel Mayo (UNSAM / ISP
Joaquín V. González)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Que <i>El capital</i>
de Karl Marx (1818-1883) es la obra más influyente de las ciencias sociales no
requiere mayor justificación. Pero, a la vez, es tan discutida como poco leída.
El debate sobre <i>El capital</i> se basa, las más de las veces, en prejuicios
antes que en una lectura crítica. Ahora bien, para salir del terreno de los
prejuicios es necesario concentrarse en la letra del texto, ni más ni menos.
¿Qué ello no basta? De acuerdo. Pero es un punto de partida que permite
soslayar discusiones inútiles y con ello ya salimos ganando. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Marx no redactó <i>El
capital</i> en tono críptico ni escondió sus propósitos. Ello permite avanzar
en el conocimiento de los problemas reales que presenta la obra (que no son
otros, en rigor, que los derivados del objeto de estudio abordado por Marx: el
modo de producción capitalista), dejando de lado las interpretaciones
prejuiciosas y/o malintencionadas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Entonces, para
emprender el estudio de <i>El capital</i> no hay nada mejor que el viejo
procedimiento de abrir el libro y empezar a leer, siguiendo el orden propuesto
por el autor. De esta manera nos topamos con el prólogo a la 1° edición. Allí
se encuentran varias claves para la comprensión de la teoría marxista del
capitalismo. Pasemos, pues, a la obra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">…………………………………………………………………………………………….<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Abreviaturas<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">MP </span></b><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">= Modo de producción / <b>MPC</b>
= Modo de producción capitalista<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Advertencia</span></b><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La presente ficha de
lectura se refiere al Prólogo a la 1° edición del Libro Primero de <i>El
capital</i> (1867)<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">…………………………………………………………………………………………….<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Cuestiones
(fundamentales) abordadas en el prólogo<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">La mejor manera de
confeccionar una ficha del prólogo (al fin y al cabo el presente escrito no es
otra cosa que una ficha de lectura) consiste en enumerar los temas que se
encuentran allí, acompañándolos con un breve comentario y alguna que otra
referencia a otros autores. Hacer otra cosa sería subestimar al lector, quien
puede ir a <i>El capital</i> y sacar sus propias conclusiones sin necesidad de
andadores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En el prólogo se
abordan las siguientes cuestiones (la lista no pretende ser exhaustiva):<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">1] El <b>objeto de
estudio</b>: “Lo que he de investigar en esta obra es el <i>modo de producción
capitalista</i> y <i>las relaciones de producción e intercambio</i> a él
correspondientes.” (p. 6)<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Este punto es la piedra
basal de todo el edificio de <i>El capital</i>. El punto de partida de Marx es
la totalidad. No dice, al estilo de Adam Smith (1723-1790), que el capitalismo
se explica a partir del egoísmo y la propensión de los individuos a comerciar.
Nada de eso. Marx sostiene que hay que empezar por el conjunto de las
relaciones sociales capitalistas y, a partir de ellas, comprender la conducta
de los individuos. La diferencia entre el punto de partida de Marx y el de
Smith es la existente entre el <b>enfoque de la totalidad</b> y el <b>individualismo
metodológico</b> al momento de abordar el estudio de la sociedad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">2] La <i>forma celular
económica</i> de la sociedad burguesa [del MPC] es “la <i>forma de mercancía</i>
adoptada por el producto del trabajo, o la <i>forma de valor</i> de la
mercancía” (p. 6). Es por ello por lo que Marx inicia su estudio del MPC con el
análisis de la mercancía<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Esta manera de tratar
la cuestión deja entender que Marx piensa que cada forma de sociedad tiene su
propia forma celular económica. Por ello dice que esta forma celular
corresponde a un tipo específico de organización social, la sociedad burguesa,
y no a todos los tipos de organización social. Se trata del reconocimiento de
la <b>historicidad de las formas económicas</b>, es decir, que éstas no son
naturales (la organización económica de la sociedad no adopta naturalmente la
forma celular económica propia de la sociedad burguesa).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">3] Las formas de
organización económica están conformadas por <b>relaciones sociales</b>, las
que asumen la forma de <b>leyes naturales de la producción capitalista</b>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Si se relaciona esta
proposición con lo planteado en el punto 2, reaparece la historicidad de las
formas económicas. En otras palabras, cada sociedad – mejor dicho, cada MP –
posee sus propias leyes naturales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">¿Qué significa para
Marx la noción de leyes naturales? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Son “tendencias que
operan y se imponen con férrea necesidad” (p. 7). El empleo del término
“tendencia” para caracterizar a las leyes naturales de la producción
capitalista es clave para la comprensión de la diferencia entre esas leyes y
las leyes de las ciencias naturales. La palabra tendencia sugiere que estas
leyes no operan de manera inexorable, sino que están sujetas a contratendencias
que pueden rechazarlas, desviarlas, etc.<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">4] Las leyes naturales
de la economía no son “naturales” (ahistóricas). Están sujetas al cambio, al
desarrollo histórico. Esta idea aparece plasmada en el siguiente pasaje: “Mi
punto de vista, con arreglo al cual concibo como <i>proceso de historia natural
el desarrollo de la formación económico-social</i>” (p. 8).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En otros términos, las
leyes de cada <b>formación económico-social </b>(para los fines prácticos
utilizo esta expresión como sinónimo de modo de producción, aunque en sentido
estricto se trata de términos que significan cosas ligeramente diferentes) se
desenvuelven como resultado de un proceso de historia natural. Aquí Marx alude,
sin nombrarla, a la teoría de Charles Darwin (1809-1882), expuesta en <i>El
origen de las especies</i> (1859). La <b>teoría de la evolución</b> no funciona
de manera inexorable (determinación absoluta, donde a la causa <i>A</i> le
sucede siempre la consecuencia <i>B</i>), sino que incorpora el azar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Las leyes naturales del
MPC (como las de todos los MP) están sujetas al cambio. Marx lo dice
expresamente: “la sociedad actual no es un inalterable cristal, sino un
organismo sujeto a cambio y constantemente en proceso de transformación” (p.
9).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En síntesis, Marx
concibe a las leyes naturales como tendencias que se dan en sociedades en
cambio constante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">Ahora bien, el cambio
de las leyes naturales, el pasaje de las leyes propias de un MP a otro, implica
la existencia de “fases naturales de desarrollo”, que no pueden saltearse ni
abolirse por decreto. Pero se “puede abreviar y mitigar los dolores de parto”
(p. 8) Esto puede entenderse en el sentido de que Marx adhiera a una concepción
etapista de la historia y, en los hechos, existen varios pasajes en la obra
marxiana que abonan la justeza de esta conclusión. Sin embargo, se trata de una
cuestión que puede (y merece) ser discutida, pues el propio Marx escribió
pasajes contrarios a dicha concepción.<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">5] La existencia de
leyes naturales del MPC permite interpretar de otro modo (no a la manera del
individualismo metodológico) <b>la relación entre el individuo y la sociedad</b>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">“Dos
palabras para evitar posibles equívocos. No pinto de color de rosa, por cierto,
las figuras del capitalista y el terrateniente. Pero aquí sólo se trata de
personas en la medida en que son <i>la personificación de categorías
económicas, portadores de determinadas relaciones e intereses de clase</i>. Mi
punto de vista, con arreglo al cual concibo como <i>proceso de historia natural
el desarrollo de la formación económico-social</i>, menos que ningún otro
podría responsabilizar al individuo por relaciones de las cuales él sigue
siendo socialmente una creatura por más que subjetivamente pueda elevarse sobre
las mismas.” (p. 8)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">En este párrafo Marx
sintetiza su concepción del papel del individuo. Las personas no hacen la
historia, no crean las instituciones económicas y políticas, por pura voluntad.
La posición que ocupa cada individuo en la sociedad no es el resultado de las
acciones individuales (como sostiene la concepción vulgar expresada en la frase
“pobre es el que quiere”), sino que se deriva de las condiciones materiales en
que se desenvuelven esas acciones. En este punto es fundamental prestar
atención a la noción de ‘<b>portador</b>’. Cada persona personifica las
relaciones económicas, independientemente de sus intenciones personales. Cada
persona está condicionada por las condiciones materiales en las que desarrolla
su acción (el 99,99% de los pobres no llegan a millonarios, por más que se
esfuercen), y esas condiciones materiales se explican a partir de las leyes
naturales del MPC explicadas en los puntos 2, 3 y 4.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;">6] El instrumento para
estudiar las leyes naturales del MPC es la “facultad de abstraer”, que
reemplaza al experimento<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Aquí no podemos
desarrollar este punto, que tiene especial importancia para comprender la
metodología de Marx. Basta, por el momento, con enunciarlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"><div style="text-align: right;"><span style="font-size: 12pt;">Villa del Parque,
viernes 23 de junio de 2023</span></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div></span><div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]-->
<hr align="left" size="1" width="33%" /><b>NOTAS</b>:<!--[endif]--><div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span face=""Arial",sans-serif"> Utilizo la traducción española de Pedro
Scaron: Marx, K. (1996).<i> El capital. Crítica de la economía política. Libro
Primero: El proceso de producción de capital I. </i>México D. F.: Siglo XXI.
(Biblioteca del pensamiento socialista, Serie Los clásicos). Edición a cargo de
Pedro Scaron. Traducción, advertencia y notas de Pedro Scaron.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span face=""Arial",sans-serif"> Más adelante insiste en que “el
objetivo último de esta obra es, en definitiva, <i>sacar a la luz la ley
económica que rige el movimiento de la sociedad moderna</i>” (p. 8).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span face=""Arial",sans-serif"> Ver el capítulo 1 (La mercancía) del
Libro Primero de <i>El capital</i>, pp. 43-102.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span face=""Arial",sans-serif"> Resulta fundamental la lectura de la
Sección tercera del Libro tercero de <i>El Capita</i>l (1894) para comprender
el carácter que tienen las leyes del MPC. Allí se aborda la ley de la baja
tendencial de la tasa de ganancia y, en la exposición, Marx presenta las causas
contrarrestantes de la acción de dicha ley.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span face=""Arial",sans-serif"> El lector puede elegir entre dos
maneras diferentes de concebir el desarrollo histórico, con la particularidad
de que ambas se encuentran presentes en la obra de Marx. Así, la concepción
etapista de la historia (a la etapa <i>1</i> le sigue la etapa <i>2</i> y luego
la etapa <i>3</i>, siempre en el mismo orden) se encuentra presente en el prólogo
a la <i>Contribución a la crítica de la economía política</i> (1859): “Una
formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarrollado todas las
fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente, y jamás
ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las
condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de
la propia antigua sociedad. De ahí que la humanidad siempre se plantee sólo
tareas que puede resolver, pues considerándolo más profundamente siempre
hallaremos que la propia tarea sólo surge cuando las condiciones materiales
para su resolución ya existen o, cuando menos, se hallan en proceso de devenir.
A grandes rasgos puede calificarse a los modos de producción asiático, antiguo,
feudal y burgués moderno de épocas progresistas de la formación económica de la
sociedad.” (Marx, K., <i>Contribución a la crítica de la economía política</i>,
México, D. F., Siglo XXI, p. 5). Pero, en la correspondencia con la socialista
rusa Vera Zasúlich (1849-1919) se encuentra una concepción que reniega del etapismo:
“Analizando la génesis de la producción capitalista digo: En el fondo del
sistema capitalista está, pues, la separación radical entre el productor y medios
de producción…la base de todas esta evolución es la <i>expropiación de los
campesinos</i>. Todavía no se ha realizado de una manera radical más que en
Inglaterra…Pero todos <i>los demás países de Europa occidental</i> van por el
mismo camino. (<i>El capital</i>, edición francesa, p. 316). La «fatalidad
histórica» de este movimiento está, pues, expresamente restringida a los <i>países
de Europa occidental</i>. El porqué de esta restricción está indicado en este
pasaje del capítulo XXXII: La propiedad privada, fundada en el trabajo personal…va
a ser suplantada por la propiedad privada capitalista, fundada en la
explotación del trabajo de otros, en el sistema asalariado (<i>loc. cit</i>., p.
340). En este movimiento occidental se trata, pues, de la <i>transformación de
una forma de propiedad privada en otra forma de propiedad privada</i>. Entre los
campesinos rusos, por el contrario, habría que <i>transformar su propiedad
común en propiedad privada</i>.” (Marx, K. y Engels, <i>Escritos sobre Rusia:
II. El porvenir de la comuna rural rusa</i>, México, D. F., Pasado y Presente, 1980,
p. 60) O sea, para el Marx de la década de 1870 el camino histórica esbozado en
El capital no era la vía inexorable de desarrollo capitalista para todos los países.
El lector puede aducir, por supuesto, que la concepción etapista aparece en una
obra publicada por Marx, en tanto que la concepción que rechaza el etapismo se
encuentra presente en la correspondencia privada de Marx de la década de 1870,
y que por tanto la primera tiene más peso al momento de caracterizar la posición
marxiana sobre el problema. Pero las cartas de Zasúlich y otra correspondencia
existen, y deben ser examinadas, pues plantean una contradicción fructífera en
la obra de Marx.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS/MARX_(1867)_DK_1_PR%C3%93LOGO_1%C2%B0_ED..docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span face=""Arial",sans-serif"> “Cuando analizamos las formas
económicas, por otra parte, no podemos servirnos del microscopio ni de
reactivos químicos. La facultad de abstraer debe hacer las veces del uno y los
otros.” (p. 6)<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-22637537343250510312023-05-18T05:16:00.004-03:002023-07-31T17:47:40.007-03:00DURKHEIM Y LA CRÍTICA DEL INDIVIDUALISMO<p style="text-align: right;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioSoNuwYo75ZH6xTdyQLM6pN9ucBPM2coU8EqDGViNlqioUxt5CSXQRB1xp-s2QziBquo9RDwjmMrsBA6z9Rc95oYw3GXj7gATzyO3Cg-9WjmJbkYBsgohsKRg6_FKJHf6TdSenRJa685xpWfrWD5fyq9cfw_nMf7Fqpl756FQe5nIkIQNmVxHdm9URw/s275/descarga.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioSoNuwYo75ZH6xTdyQLM6pN9ucBPM2coU8EqDGViNlqioUxt5CSXQRB1xp-s2QziBquo9RDwjmMrsBA6z9Rc95oYw3GXj7gATzyO3Cg-9WjmJbkYBsgohsKRg6_FKJHf6TdSenRJa685xpWfrWD5fyq9cfw_nMf7Fqpl756FQe5nIkIQNmVxHdm9URw/s1600/descarga.jpg" width="275" /></a></div><br /><p style="text-align: right;"><br /></p><p style="text-align: right;"><span style="font-size: large;">Ariel Mayo (UNSAM / ISP Dr. Joaquín V. González)</span></p><p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><br /></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“El
ser humano es por naturaleza un animal social.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Aristóteles
(384-322 a. C.)<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 10pt;"><br /></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 10pt;">“El
ser humano es (...) un animal que sólo</span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">puede
individualizarse en sociedad.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Karl
Marx (1818-1883)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">A modo de prefacio: las ciencias
sociales contra la concepción individualista de la sociedad<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En
la actualidad las ciencias sociales (o la teoría de la sociedad, si se
prefiere) están obligadas a enfrentar el ascenso de las corrientes
individualistas, según las cuales la sociedad no es otra cosa que la suma
agregada de individuos. Que estas corrientes ocupan un lugar cada vez más
significativo en la actualidad es una afirmación que no merece mayor discusión.
El individualismo y la glorificación del egoísmo están a la orden del día. El
individualismo se encuentra en el centro de numerosos movimientos políticos que
combaten a los restos del Estado de bienestar (sea lo que fuere que esa
expresión signifique hoy en día), al socialismo (al que se identifica, en parte
capciosamente, en parte con mucho de razón, como estatista) y a cualquier
vestigio de derechos de los trabajadores. El individualismo, en suma, es una de
las piezas fundamentales en torno a los que se estructuran los movimientos y
partidos que se conocen como liberales (o “libertarios”, como es el caso de
Javier Miley en Argentina).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">¿Por
qué las ciencias sociales están obligadas a combatir el ascenso del
individualismo? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
razón es sencilla: el individualismo, al escindir al individuo de la sociedad y
al enfrentarlo a ella, no hace otra cosa que demoler los fundamentos sobre los
que se construyó, trabajosamente, la ciencia de la sociedad. Esa ciencia (no
importa aquí si se trata de la sociología o del marxismo) vio la luz planteando
que la sociedad es una entidad diferente a los individuos que la componían, que
la sociedad produce ideas y representaciones que no existen naturalmente en los
individuos, y que la vida en sociedad moldea a las personas y permite el
desarrollo de la individualidad. Por ende, postular que los individuos son
previos a la sociedad y que crean a ésta a su imagen y semejanza, implica echar
por tierra los fundamentos mencionados. En criollo, significa mandar al carajo
todo lo hecho en el terreno de las ciencias sociales en los últimos 250 años. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Para
las ciencias sociales, luchar contra el individualismo es luchar por su
supervivencia como ciencias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En
este texto no podemos desarrollar en toda su extensión la crítica del
individualismo, entendido como concepción filosófico y sociológica. Al fin y al
cabo, este texto no es nada más ni nada menos que una ficha de trabajo; no
obstante ello, la relectura de los clásicos resulta un punto de partida
necesario para emprender la tarea de discutir las bases filosóficas que nutren
al liberalismo conservador de la actualidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En
sociología, al mencionar a los clásicos es imposible no tener en cuenta a Émile
Durkheim (1858-1917). El sociólogo francés sentó las de una sociología
científica; al hacerlo, confrontó inevitablemente con el individualismo. Para
muestra de ello basta con ir a su obra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
educación moral</i>.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pero antes de
hacerlo corresponde decir algo sobre dicha obra en sí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En
el año lectivo 1902-1903, Durkheim dictó en la Sorbona (la Universidad de
París) el primer curso sobre Ciencia de la Educación (hoy diríamos Sociología
de la Educación). El sociólogo francés redactaba in extenso las lecciones de
sus clases; gracias a ello poseemos el manuscrito de este curso, cuyo título es
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">L’Éducation morale</i> [La educación
moral]. [1] Las lecciones cuarta, quinta y sexta están dedicadas al tratamiento
de los grupos sociales. [2] Se trata de un material ineludible al momento de
conocer las opiniones durkheimianas sobre el individualismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Información para bibliófilos</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Para
la redacción del presente texto se utilizó: Durkheim, E. (1997). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La educación moral</i>. Buenos Aires,
Argentina: Losada. 318 p. (Biblioteca Pedagógica). Todas las citas corresponden
a esta edición, salvo indicación en contrario.<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">El todo es superior a las partes, o
hablemos de los fundamentos de la crítica de la concepción individualista de la
sociedad<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Para
poner en contexto el argumento desarrollado en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La educación moral</i>, hay que comenzar diciendo que la sociología
construyó su espacio propio en el terreno de la teoría social por medio de la
crítica del individualismo. Esto es particularmente notorio en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las reglas del método sociológico</i>
(1895). Allí Durkheim se esforzó por mostrar que la sociedad constituía un
sustrato diferente a los individuos y que ella producía normas y
representaciones que se imponían a las personas. [3] <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La educación moral</i>, Durkheim vuelve a
insistir en esta cuestión: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“porque los
hombres viven juntos en vez de vivir separados, las conciencias individuales
actúan unas sobre las otras y, a consecuencia de las relaciones que se
establecen de este modo, aparecen ideas y sentimientos que jamás se hubieran
producido en las conciencias aisladas.” (p. 76)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">El
comportamiento de las multitudes sirve de prueba positiva para la afirmación
anterior: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“Los grupos
humanos tienen una manera de pensar, sentir y vivir diferente de la que es
propia de sus mismos miembros, cuando éstos piensan, sienten y viven
aisladamente. Ahora bien, todo lo que decimos de las multitudes, se aplica, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">a posteriori</i>, a las sociedades que no
son otra cosa que multitudes permanentes y organizadas.” (p. 77)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Durkheim
sostiene que lo anterior se deriva del hecho de que el todo es más que las
partes que lo componen. O, dicho de otro modo, el todo posee propiedades
diferentes a cada una de las partes que lo integran.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“Es pues un hecho
constante que un todo puede ser diferente a la suma de sus partes. Nada hay en
ello de sorprendente por esta razón, a saber: que los elementos, en vez de
permanecer aislados, se asocian y se relacionan, actúan y reaccionan los unos
sobre los otros, por lo cual, es natural que de estas acciones y de estas
reacciones, que son producto directo de la asociación, que no habían tenido
lugar antes de que ésta se hubiera realizado, surjan fenómenos enteramente
nuevos, que no existían antes de verificarse aquélla.” (p. 76).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
tesis de que el todo es diferente a las partes que lo integran es la base de la
crítica al individualismo y, a la vez, la justificación de la sociología como
ciencia. De esa tesis se deriva que el objeto de estudio de la sociología son
los hechos sociales [4] y no las conductas individuales. Más aun, las conductas
individuales no son (salvo que se trate de una actitud patológica) otra cosa
que los hechos sociales pasados por el tamiz de la experiencia individual. <o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La moral es lo que es y no lo que
debe ser, o de cómo la sociedad produce sus propias normas</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Enunciar
las bases filosóficas de la crítica del individualismo y de la necesidad de la
sociología es apenas el comienzo del trabajo. La tarea queda trunca si no se
pasa a analizar las normas, costumbres y representaciones de una sociedad dada
en un momento histórico determinado. Pero <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
Educación moral</i> no emprende esa labor, sino que se concentra en el examen
de un tipo específico de normas: la moral.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Durkheim
deja de lado las concepciones que ponen el acento en la moral tal como debe
ser; por el contrario, se dedica a examinar la moral tal cual es. [5] Esto
supone concebir a ésta como “una infinidad de reglas especiales, precisas y
definidas, que fijan la conducta de los hombres para las diferentes situaciones
que se presentan con más frecuencia” (p. 35). En este sentido, el análisis de
la moral se enlaza con la crítica del individualismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Repasemos
lo visto hasta ahora. El núcleo de la crítica consiste en la afirmación de que
la sociedad es una entidad diferente de los individuos que la componen. Esta
tesis supone el rechazo de su contraria: la sociedad es una creación de los
individuos. Si los individualistas tienen razón, la fuente de origen de la
moral es cada uno de los individuos que viven en una sociedad dada. Ellos crean
la moral. Pero en este punto Durkheim afila el cuchillo y pasa a demostrar que
una moral nacida de los individuos sería amoral, es decir, una contradicción en
sí misma. Su argumento es el siguiente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
moral no consiste en la búsqueda de los fines personales de cada individuo.
Durkheim rechaza esta concepción afirmando que ningún pueblo entiende a la
moral de este modo, y que “lo que queremos conocer es esa moral tal como la
entienden y aplican todos los pueblos civilizados” (p. 72). O sea, en base al
principio metodológico que indica que tenemos que estudiar lo que existe antes
de plantear lo que debe ser, el sociólogo está obligado a indagar cuál es la
concepción de la moral que es aceptada por los distintos pueblos civilizados
(nótese al pasar el tufillo a colonialismo que se desprende de algunos
adjetivos empleados por Durkheim). Y esta concepción puede sintetizarse en la
frase: “los actos prescritos por las leyes morales presentan todos el carácter
común de perseguir fines impersonales” (p. 72) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Prosigamos.
Si los actos del individuo guiados por sus fines personales no son morales,
podemos calificarlos de amorales (en el sentido de que no pertenecen a las
reglas incluidas en la moral de una sociedad determinada). La moral persigue
fines impersonales. Pero fuera de los individuos no hay más que los grupos
formados por la reunión de los individuos. El más extenso de esos grupos es
precisamente la sociedad. [6] En otras palabras, la moral consiste en los actos
impersonales dirigidos hacia la sociedad. Mejor dicho, “los fines morales son
aquellos que tienen por objeto una sociedad. Obras moralmente es obrar en vista
de un interés colectivo.” (p. 74)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
noción misma de interés colectivo resulta imposible de concebir si no se
contempla la existencia de una entidad superior a los individuos (la sociedad).
[7] La sociedad, esa totalidad de relaciones, acciones y representaciones,
desarrolla intereses que no surgen naturalmente en las personas que la
integran. Y esos intereses se expresan, entre otras cosas, en las normas
morales.<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">¡Yo soy Espartaco!, o el individuo
como ser social</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
crítica del individualismo va más allá del debate respecto a qué es la
sociedad. La crítica apunta a la noción misma de individuo. El punto de partida
de Durkheim es que el ser humano es un ser social:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“El ser humano se
atiene tanto menos a sí mismo cuanto no se atiene más que a sí. ¿De dónde le
viene esto? Es porque el ser humano constituye, en su mayor parte, un producto
social. De la sociedad nos viene todo lo mejor de nosotros mismos, todas las
formas superiores de nuestra actividad. El lenguaje es cosa social, y ocupa el
primer lugar; la sociedad es la que lo ha elaborado y por la sociedad se
transmite de generación en generación.” (p. 84)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Si
esto es así, el ser humano sólo puede individualizarse en el marco de la
sociedad. Los individuos aislados, si fuera posible que vivieran fuera de la
sociedad, quedarían reducidos a las funciones orgánicas, encadenados a la
satisfacción incesante de las necesidades más elementales. [8] En una sociedad
moderna, donde la división del trabajo se ha extendido a niveles inimaginables
en siglos anteriores, cada persona depende de las demás para satisfacer sus
necesidades. Es precisamente esa extensión de la división del trabajo, de la
interdependencia entre los individuos, la que genera la realidad y la ilusión
de la autonomía del individuo. Realidad porque una división del trabajo
extendida libera a las personas de pasar todo el tiempo trabajando para
proveerse lo necesario para subsistir y abre un mundo de posibilidades para su
desarrollo material y espiritual. Ilusión porque la economía mercantil hace que
las personas se relacionen por medio del dinero y, por tanto, oscurece la
percepción de la interdependencia entre los individuos. Quien posee dinero
piensa que no necesita de los demás. La consecuencia de esta ilusión es el
individualismo exacerbado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Si
se acepta que los seres humanos somos seres sociales, pierde consistencia el
planteo que postula la existencia del antagonismo individuo-sociedad. Este
planteo “está reforzado por viejos hábitos del espíritu que oponen la sociedad
al individuo como dos términos contrarios y antagónicos, que no pueden
desarrollarse el uno más que en detrimento del otro.” (p. 82). La antinomia
individuo-sociedad se apoya, pues, en una concepción distorsionada de la
relación social, que pone el acento en los extremos (el individuo por un lado,
la sociedad por el otro), a punto tal que sostiene que son los extremos los que
dan vida a la relación. Si se concibe de este modo a la relación, tiene sentido
plantear la existencia de antagonismos irreductibles entre los extremos, sean
cuales fueren estos (individuo-sociedad, individuo-Estado,
patriotismo-cosmopolitismo, etc., etc.). Sin embargo, los antagonismos
derivados de esa forma de pensar la relación no son otra cosa que abstracciones
que oscurecen la comprensión de la relación real.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Durkheim
propone un camino diferente. Individuo y sociedad constituyen una totalidad
orgánica, en la que lo importante es la relación (en rigor, el conjunto de
relaciones). El siguiente pasaje muestra con claridad la posición durkheimiana:
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“Sin duda, lejos
de existir entre ellos un antagonismo, lejos de que el individuo pueda
adherirse a la sociedad sin abdicar total o parcialmente de su propia
naturaleza, sólo a condición de adherir a ella es como el individuo realiza
plenamente su naturaleza, es como llega a ser realmente él mismo.” (pp. 82-83).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
disolución del antagonismo individuo-sociedad disuelve las bases filosóficas
del individualismo, pues el individuo no puede ser pensado por fuera de la
sociedad o desarrollándose a espaldas de ésta. Para bien o para mal, el
individuo está unido indisolublemente a la sociedad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Un
corolario de la argumentación anterior es la manera de concebir el conflicto.
Para Durkheim se trata de conflicto <i style="mso-bidi-font-style: normal;">social</i>,
no del choque entre el individuo y la sociedad. Un ejemplo de ello es el
siguiente pasaje, que no tiene desperdicio:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“El individuo en
sí mismo reducido a sus solas fuerzas es incapaz de modificar el estado social.
No se puede actuar eficazmente sobre la sociedad más que agrupando las fuerzas
individuales de manera que se opongan fuerzas colectivas contra fuerzas
colectivas. Pero los males que procura curar o atenuar la caridad privada
provienen generalmente de causas sociales. Abstracción hecha de casos
particulares excepcionales, la naturaleza de la miseria, dentro de una sociedad
determinada, proviene del estado de la vida económica y de las condiciones dentro
de las cuales funciona, es decir, de su organización misma. Si existen hoy
muchos vagabundos sociales, gentes fuera de toda vida social regular, es que
hay dentro de nuestras sociedades europeas alguna cosa que impele a la
vagancia. (...) Males tan manifiestamente sociales exigen que se les trate
socialmente. Contra ellos nada puede el individuo aislado.” (pp. 98-99)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
argumentación de Durkheim refuta la idea, tan de moda en nuestros días, de que
la posición de cada persona en la sociedad es el resultado de sus esfuerzos y
sus méritos. Para que esos esfuerzos y esos méritos den resultados es necesario
que existan determinadas condiciones materiales, sin las cuales el esfuerzo y
el mérito giran en el vacío. Más todavía, cada sociedad forma en los individuos
cierta idea del mérito y del esfuerzo. En definitiva, Durkheim aporta una
visión realista, no utópica, de la relación individuo-sociedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">El
individualismo actual es cosa vieja. Sus fundamentos y su concepción de la
sociedad fueron discutidos y refutados por las ciencias sociales hace ya mucho
tiempo. Las razones de su elevación a verdadera moda también fueron analizadas
hace más de un siglo. Nada hay de novedoso en él. Sin embargo, refutar
teóricamente un argumento no implica refutarlo en la práctica. Con toda la
importancia que tiene la discusión científica de los argumentos (viejos) del
individualismo, no avanzamos un paso en su erradicación si la concepción
correcta de la relación individuo-sociedad no se plasma en el sentido común de
la sociedad. Parafraseando al viejo Marx, no alcanzan las armas de la crítica:
hace falta la crítica de las armas. Pues en la medida en que la refutación del
individualismo no se haga carne en lo cotidiano, se dará la paradoja de que lo
viejo (el individualismo) se presente como lo nuevo.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Villa
del Parque, jueves 18 de mayo de 2023<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">NOTAS</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[1]
La obra fue publicada por primera vez en 1925. La edición estuvo a cargo del
sociólogo francés Paul Fauconnet (1874-1938).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[2]
Estas lecciones abarcan las pp. 61-110 de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
educación moral</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[3]
En el prólogo a la 2° edición de la obra se encuentra este pasaje: “Sí (...)
esta síntesis <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sui generis</i> que
constituye toda sociedad da lugar a fenómenos nuevos, diferentes de aquellos
que tienen lugar en las conciencias aisladas, no se puede por menos de
reconocer que esos hechos específicos residen en la propia sociedad que los
produce y no en sus partes, es decir, en sus miembros. Así pues, en ese sentido
son exteriores a las conciencias individuales” (Durkheim, É., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las reglas del método sociológico</i>,
Barcelona, Altaya, 1998, p. 42).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[4]
La noción de hecho social fue desarrollada por Durkheim en el capítulo 1 de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las reglas del método sociológico</i>: “un
orden de hechos que presentan caracteres muy particulares: consiste en modos de
actuar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y que están dotados de
un poder de coerción en virtud del cual se imponen a él. Por consiguiente, no
podrían confundirse con los fenómenos orgánicos, que consisten en
representaciones y en acciones, ni tampoco con los fenómenos psíquicos, que no
tienen existencia más que en la conciencia individual y por ella. Por
consiguiente, constituyen una nueva clase y es a ellos, y sólo a ellos, a los
que se debe dar el calificativo de sociales; éste es el calificativo adecuado,
pues resulta claro que al no tener por substrato al individuo, no pueden tener
otro que la sociedad, sea la sociedad política en su totalidad, sea alguno de
los grupos parciales que encierra: confesiones religiosas, escuelas políticas y
literarias, corporaciones profesionales, etc.” (Durkheim, É., Las reglas del
método sociológico, Barcelona, Altaya, 1998, pp. 58-59)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[5]
Durkheim sigue aquí la indicación metodológica propuesta por Maquiavelo en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Príncipe</i>. Los fenómenos sociales,
cualesquiera que sean, no pueden ser abordados desde el deber ser (nuestros
deseos, nuestros ideales), sino que debemos estudiarlos tal como se presentan
en la realidad. Maquiavelo lo expresa así: “mi intento es escribir cosas útiles
a quienes las lean, y juzgo más conveniente irme derecho a la verdad efectiva
de las cosas, que a cómo se las imagina; porque muchos han visto en su
imaginación repúblicas y principados que jamás existieron en la realidad. Tanta
es la distancia entre cómo se vive y cómo se debería vivir, que quien prefiere
a lo que se hace lo que debería hacerse, más camina a su ruina que a su
preservación” (Maquiavelo, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El príncipe</i>,
Madrid, Universidad de Puerto Rico y Revista de Occidente, 1955, p. 342).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[6]
“Las relaciones morales son relaciones entre conciencias. Pero por fuera y por
encima del ser consciente que soy y por fuera y por encima de los seres
conscientes que son los otros individuos humanos, no hay otra cosa que el ser
consciente que es la sociedad. Y yo entiendo por esto todo lo que es el grupo
humano, tanto la familia como la patria o como la humanidad en la medida, al menos,
como se realiza. (...) me limito a plantear este principio, a saber, que el
dominio de la moral comienza allí donde comienza el dominio social.” (p. 74)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[7]
Adam Smith (1723-1790) era consciente de esta dificultad y desarrolló la idea
de “la mano invisible” del mercado para solucionarla. Pero la solución
smithiana consiste en un reconocimiento tácito de la existencia de fuerzas
sociales que se encuentran por encima del individuo y que se realizan a través
de las acciones individuales, independientemente de los fines perseguidos por
los individuos al realizarlas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[8]
Thomas Hobbes (1588-1679), el primero de los autores contractualistas (quienes
pensaban que existía un estado de naturaleza, previo a la vida en sociedad),
describió en estos términos como sería la situación de las personas fuera de la
sociedad: “todo aquello que es consustancial a un tiempo de guerra, durante el
cual el hombre es enemigo de los demás, es natural también en el tiempo en que
los hombres viven sin otra seguridad que la que la propia fuerza y su propia
invención pueden proporcionarles. En una situación semejante no existe
oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto; por consiguiente no
hay cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de los artículos que pueden ser
importados por mar, ni construcciones confortables, ni instrumentos para mover
y remover las cosas que requieren mucha fuerza, ni conocimiento de la faz de la
tierra, ni cómputo del tiempo, ni artes, ni letra, ni sociedad; y lo que es
peor de todo, existe continuo temor y peligro de muerte violenta, y la vida del
hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve.” (Hobbes, Thomas, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leviatán</i>, México D. F., Fondo de Cultura
Económica, 1998, p. 103). <o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-12309496738323611282023-04-29T12:06:00.007-03:002023-07-31T17:48:33.898-03:00DURKHEIM Y LA CRÍTICA DEL ECONOMICISMO<p> </p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoW5Bit6qOHTUmzGekMKrdMeY3qGLDlbR4EJwI0IdYBMC7hHDMOFUlf6SbupPatEx8DQQzWu_NwS8yVFmRD2AQutVjWC1Oijo6f9slmwG08iuVeisWwPIcu8hd7cllF8RkvwGQeepqXZtll9JzuXN3_cZTud1pSF9ryoyv0gDfPqL_PI84TZKUYYO95A/s3000/1981.69_escena-callejera-kurfurstendamm.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="2235" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoW5Bit6qOHTUmzGekMKrdMeY3qGLDlbR4EJwI0IdYBMC7hHDMOFUlf6SbupPatEx8DQQzWu_NwS8yVFmRD2AQutVjWC1Oijo6f9slmwG08iuVeisWwPIcu8hd7cllF8RkvwGQeepqXZtll9JzuXN3_cZTud1pSF9ryoyv0gDfPqL_PI84TZKUYYO95A/s320/1981.69_escena-callejera-kurfurstendamm.jpg" width="238" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">George Grosz, Escena callejera</td></tr></tbody></table><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: large;">Ariel Mayo (UNSAM / ISP Dr. Joaquín V. González)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><br /></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“Cuando
pienso en la vida que he llevado, en la desolación<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">de
la soledad en que me he movido, en esa ciudad amurallada<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">que
es el aislamiento de un capitán inasequible al encanto<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">de
las verdes campiñas que contempla a su alrededor.”<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Herman
Melville, Moby Dick (1851) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Émile
Durkheim (1858-1917) acostumbraba redactar sus clases. Gracias a ese hábito de
perfeccionista, disponemos de un vasto material, compuesto por los borradores
de los diferentes cursos dictados por el sociólogo francés a lo largo de su
carrera académica. Entre esos materiales se encuentran las tres lecciones sobre
moral profesional, publicadas por primera vez en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Revue de Métaphysique et de Morale</i>, julio y octubre de 1937, pp.
527-544 y 714-738, con una presentación de Marcel Mauss (1872-1950). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Dichas
lecciones forman parte del curso dictado por Durkheim en tres oportunidades
durante la década de 1890 en la Universidad de Burdeos. El curso recibió
sucesivamente los nombres de: 1) Física del Derecho y de las Costumbres; 2)
Fisiología del Derecho y de las Costumbres; 3) Moral y Organización. La última
redacción del curso fue efectuada de noviembre de 1898 a junio de 1900 y el
texto resultante es que se publicó sin alteraciones en 1937.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Durkheim
desarrolla en las lecciones una de las preocupaciones constantes de su
pensamiento: la búsqueda de las causas del conflicto social en la sociedad
capitalista de fines del siglo XIX.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Su
análisis merece ser revisitado, en buena medida porque apunta a una cuestión
central: la tendencia del capitalismo al individualismo y la fragmentación de
la vida social (que va de la mano con el proceso de centralización del
capital), y sus consecuencias políticas y sociales. Esta tendencia no es
coyuntural sino estructural, algo que demuestra Durkheim en buena parte de su
obra (por ejemplo, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La división del
trabajo social</i>), y no ha perdido vigencia en 2023. Durkheim, lejos de ser
un fantasma del pasado, sigue caminando junto a nosotros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Noticia para bibliófilos</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Para
la redacción de esta ficha utilicé la traducción española de Federico Lorenc
Valcarce: Durkheim, É. (2003). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lecciones
de Sociología. Física de las costumbres y del derecho y otros escritos sobre el
individualismo, los intelectuales y la democracia</i>. Buenos Aires, Argentina:
Miño y Dávila. Las tres lecciones se encuentran en pp. 65-103.<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Como
es habitual en él, Durkheim no pierde el tiempo y entra rápidamente en tema. La
primera lección (pp. 65-76) es un verdadero <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cross</i>
a la mandíbula. Luego de definir el objeto de la física de las costumbres y el
derecho [1], y de plantear cuáles son los dos problemas fundamentales de esta
ciencia [2], se preocupa por establecer la existencia de diversas morales en la
misma sociedad. [3] Todas estas cuestiones son, por decirlo así, una entrada en
calor antes de pasar al tema principal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">El
núcleo del texto es la crítica del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">economicismo</b>
o, dicho de otro modo, de las soluciones liberal y socialista a los problemas
del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">capitalismo moderno</b>. Estos
problemas tienen origen en la tendencia del capital a fragmentar los <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">grupos</b> y producir <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">individualismo</b>. [4] Ahora bien, dicha fragmentación tiene sus
costos. Desde la perspectiva durkheimiana, el más alto de esos costos consiste
en la ausencia de una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">moral profesional</b>,
que regule las actividades de los grupos económicos (por ejemplo, de los
empresarios y de los trabajadores). Esto es especialmente peligroso para la
estabilidad del sistema social, puesto que la economía es la actividad
principal en la sociedad moderna y, si es correcta la tesis durkheimiana, el
desarrollo capitalista lleva a debilitar la regulación de esa actividad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Durkheim
desarrolla metódicamente su argumento. Para empezar: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“Una moral es
siempre la obra de un grupo y no puede funcionar más que si este grupo la
protege con su autoridad. Está compuesta por reglas que dirigen a los
individuos, que los obligan a actuar de cierta manera, que imponen límites a
sus inclinaciones y les impiden ir más allá. Ahora bien, sólo hay un poder
moral - y, por consiguiente, superior al individuo- que puede imponerle
legítimamente una ley: el poder colectivo. En la medida en que el individuo es
abandonado a sí mismo, en la medida en que es eximido de toda obligación
social, es liberado también de toda obligación moral. La moral profesional no
podría sustraerse a esta condición de toda moral.” (p. 70)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Todo
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">grupo</b> necesita de una moral para
funcionar adecuadamente, es decir, de un conjunto de normas que rigen los
derechos y deberes de sus miembros (y que sirve, también, para justificar la
jerarquía existente al interior del grupo). Pero la moral emana del grupo y no
del individuo, pues este último, en el marco de una economía de mercado, pone
su interés particular por sobre el interés colectivo. De modo que, si el grupo
se debilita (por acción de esa misma economía de mercado), la moral pierde
consistencia o, en el peor de los casos, desaparece. Sin moral, el grupo queda
sumido en la lucha de todos contra todos [5]: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Es imposible que una función social exista sin disciplina moral.
Porque, de otro modo, no hay más que apetitos individuales - que son
naturalmente infinitos, insaciables - y, si nada los regula, no podrían
regularse a sí mismos</b>.” (p. 74; el resaltado es mío - AM -)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En
este punto aparece una paradoja: el capitalismo, que produce la disolución del
grupo, no puede permitir, sin embargo, que el grupo profesional se disgregue y
que el conflicto escale, pues el capital demanda estabilidad. Sin moral
profesional, la sociedad se tambalea, pues el individualismo da paso a la
competencia y ésta se convierte en la lucha de todos contra todos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
inexistencia de moral profesional en los grupos económicos se encuentra en la
base de la crisis del capitalismo. Durkheim lo expone así:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“De allí [de la
ausencia de disciplina moral en los grupos profesionales] proviene,
precisamente, la crisis que sufren las sociedades europeas. La vida económica
ha adquirido, desde hace dos siglos, un desarrollo que no había tenido jamás;
de función secundaria que era, despreciada, abandonada a las clases inferiores,
ha pasado al primer lugar. Las funciones militares, administrativas y
religiosas pierden terreno frente a ella. Sólo las funciones científicas están
en condiciones de disputarle esta primacía, y aun la ciencia tiene prestigio
frente a la sociedad en la medida en que puede servir a la práctica, es decir,
en gran parte a las profesiones económicas. (...) Una forma de actividad que
tiende a ocupar tal lugar en el conjunto de la sociedad no puede estar
desprovista de toda reglamentación moral especial, sin que de ello resulte una
verdadera anarquía. Las fuerzas que han sido desatadas ya no saben cuál es su
desarrollo normal, dado que nada les indica donde deben detenerse. Se tropiezan
unas a otras en movimientos discordantes, reduciéndose, rechazándose
mutuamente. Sin dudas, los más fuertes logran destruir a los más débiles, o al
menos, colocarlos en un estado de subordinación. Pero, como esta subordinación
no es más que un estado de hecho que no está consagrado por ninguna moral, no
es aceptada más que por obligación y hasta el día en que llegue una revancha
siempre esperada. (...) De allí provienen los conflictos siempre renacientes
entre los diferentes factores de la organización económica.” (pp. 74-75)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">De
modo que la principal actividad de las sociedades capitalistas, la vida
económica, adquiere el carácter de “competencia anárquica”, con la consiguiente
pulverización de los lazos sociales. Es cierto que Durkheim no ve la otra cara
del desarrollo capitalista, la centralización del capital; sin embargo, percibe
con agudeza las consecuencias disolventes de ese desarrollo para los grupos
sociales. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">El
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">liberalismo económico</b> (en el texto
recibe la denominación de “economicismo”)<span style="color: red;"> </span>propone
una solución a la paradoja. Durkheim la sintetiza de la siguiente manera: “El
economicismo sostiene que el juego de las fuerzas económicas se regularía a sí
mismo y tendería automáticamente al equilibrio sin que fuera necesario ni
posible someterlo a un poder moderador.” (pp. 73-74) Pero es precisamente el
juego de las fuerzas económicas el que pone al grupo en respiración artificial;
en otras palabras, el economicismo recomienda apagar el incendio arrojando al
fuego más y más bidones de nafta. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Pero
la crítica durkheimiana va más allá del liberalismo económico y alcanza también
a los socialistas:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“El socialismo
admite, al igual que el economicismo, que la vida económica está en condiciones
de organizarse a sí misma, de funcionar regular y armónicamente sin que ninguna
actividad moral se ocupe de ella, a condición de que el derecho de propiedad
sea transformado, que las cosas dejen de estar monopolizadas por los individuos
y las familias para ser puestas en manos de la sociedad. Hecho esto, el Estado
sólo tendría que llevar una estadística exacta de las riquezas periódicamente
producidas y distribuirlas entre los asociados según una fórmula
preestablecida. “ (p. 74).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Liberales
y socialistas tienen en común el economicismo, la concepción que sostiene que
la economía se regula automáticamente, sin necesidad de una intervención
externa. Pero, tal como se explicó más arriba, esto es imposible.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
teoría del automatismo de las leyes económicas parte del error de suponer que
los fenómenos económicos existen y pueden analizarse por separado del resto de
la organización social. Esta teoría se enlaza con el individualismo, pues ambas
concepciones postulan la inexistencia de los condicionamientos sociales sobre
los individuos y los fenómenos económicos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La
causa principal de la crisis consiste, según Durkheim, en la incapacidad de la
economía de proveerse de un conjunto de reglas que la regulen: “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El orden, la paz entre los hombres, no
puede resultar automáticamente de causas completamente materiales, de un
mecanismo ciego, por más sabio que sea. Es una obra moral.</b>” (p. 75; el
resaltado es mío - AM-).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Durkheim
no se queda en la constatación de la impotencia de liberales y socialistas para
resolver la crisis del capitalismo; viene a proponer un sueño: las <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">corporaciones</b> como remedio a la
inexistencia de reglas morales en la vida económica. Este propuesta se
desarrolla en las Lecciones 2° y 3° (pp. 77-103)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Aquí
no tenemos espacio para desarrollar la solución durkheimiana, que será tratada
en un texto futuro. Pero hay que enfatizar que el aporte más sustancial de las
lecciones se encuentra en la crítica del economicismo, cuyo postulado
fundamental (el de la crítica) es la afirmación de la incapacidad de la
economía para regularse a sí misma. Si se acepta esta incapacidad, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">homo oeconomicus</i> no puede ser el
fundamento de toda la vida social, pues el individuo carece de la facultad de
autogenerar las normas que regulan las relaciones entre las personas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En
nuestra época, las invocaciones a la autorregulación del mercado y sus poderes
mágicos para resolver los problemas económicos se hallan en boca de muchos
políticos, periodistas y opinólogos. En medio de tanto ruido economicista es
bueno tener presente otra perspectiva sobre la crisis, así más no sea para
preservar la salud mental (la propia y la del prójimo). La soledad que menta el
capitán Ahab no suele ser buena consejera. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Villa
del Parque, sábado 29 de abril de 2023<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><o:p> </o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Notas</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[1]
“La física de las costumbres tiene por objeto el estudio de los hechos morales
y jurídicos.” (p. 65)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[2]
Los dos problemas fundamentales que debe resolver la física de la costumbre
son: “1°) Cómo se han constituido históricamente estas reglas, es decir, cuáles
son las causas que las han suscitado y los fines útiles que cumplen; 2°) La
manera en que funcionan en la sociedad, es decir, el modo en que son aplicadas
por los individuos.” (p. 65)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[3]
Existen las reglas de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">moral universal</b>,
que “se aplican a todos los hombres indistintamente. Son las relativas al
hombre en general, considerado en cada uno de nosotros” (p. 67). Estas reglas
se dividen en dos grupos: a) la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">moral
individual</b>, que involucra las relaciones de cada uno consigo mismo; b) “las
relaciones que conciernen con los otros hombres, haciendo abstracción de todo
grupo particular” (p. 67). Pero entre ambos extremos existen deberes propios de
grupos particulares (no abarcan a todas las personas). Entre ellos se encuentra
la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">moral profesional</b>, que abarca las
reglas que rigen cada una de las actividades que realizan las personas en tanto
productores, empleados, profesionales, funcionarios públicos, etc. Presenta una
gran diversidad, pues abarca profesores, comerciantes, sacerdotes, soldados,
etc. Ahora bien, “el rasgo distintivo de esta moral , el que la diferencia de
las otras partes de la ética, es el desinterés con el que la considera la
conciencia pública. No hay reglas morales cuya violación, al menos en general,
sea vista con más indulgencia por la opinión. Las faltas que sólo conciernen a
la profesión son objeto de una reprobación que pierde intensidad fuera del
medio propiamente profesional. Son consideradas veniales. (...) Este carácter
de la moral profesional se explica fácilmente. Esta moral no puede interesar
vivamente a la conciencia común, precisamente porque está fuera de esta
conciencia común. Precisamente porque impera sobre funciones que no todo el
mundo cumple (...) He aquí por qué el sentimiento público es ofendido débilmente
por este tipo de faltas. Sólo le atañen aquellas que por su gravedad son
susceptibles de tener repercusiones generales.” (pp. 69-70)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[4]
La relación entre capitalismo e individualismo fue descripta por Karl Marx
(1818-1883) en un pasaje de la Introducción a los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Grundrisse</i>: “Solamente al llegar al siglo XVIII, con la ≪sociedad
civil≫, las diferentes formas de conexión social aparecen ante el individuo
como un simple medio para lograr sus fines privados, como una necesidad
exterior. Pero la época que genera este punto de vista, esta idea del individuo
aislado, es precisamente aquella en la cual las relaciones sociales
(universales según este punto de vista) han llegado al más alto grado de
desarrollo alcanzado hasta el presente. El hombre es, en el sentido más
literal, no solamente un animal social, sino un animal que sólo puede
individualizarse en la sociedad.” (Marx, K., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elementos fundamentales para la crítica de la economía política</i>,
Buenos Aires, Siglo XXI, 1997, vol. 1, p. 4).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[5]
Es casi inevitable recordar aquí la formulación del estado de naturaleza
efectuada por Thomas Hobbes (1588-1679): “En esta guerra de todos contra todos,
se da una consecuencia: que nada puede ser injusto. Las nociones de derecho e
ilegalidad, justicia e injusticia están fuera de lugar. Donde no hay un poder
común, la ley no existe: donde no hay ley, no hay justicia. En la guerra, la
fuerza y el fraude son las dos virtudes cardinales.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Justicia e injusticia no son facultades ni
del cuerpo ni del espíritu. Si lo fueran, podrían darse en un hombre que
estuviera solo en el mundo, lo mismo que se dan sus sensaciones y pasiones.
Son, aquéllas, cualidades que se refieren al hombre en sociedad, no es estado
solitario. Es natural también que en dicha condición no existan propiedad ni
dominio, ni distinción entre tuyo y mío; sólo pertenece a cada uno lo que puede
tomar, y sólo en tanto que puede conservarlo.” (Hobbes, Th., <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Leviatán</i>, México D. F., Fondo de Cultura
Económica, 1998, p. 104).<o:p></o:p></span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-81183406487932769822023-03-29T05:45:00.004-03:002023-03-29T05:48:50.751-03:00FICHA DE LECTURA: BLANCO, RAZÓN Y MODERNIDAD (2006)<p style="text-align: center;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjWvUaxAC_95cpl0mCAvjddfbd3IqfsGxn5POvhiEBuj48Ap-WeNEvShfqz3jUiT4cvoaZ4wGSpPKW6LastsmnOdlqasf9HqPGEzS6eLkQc5_sjWNZF9KkM7Ov7gBvJtrWllhoNE3q9UA6roaD5xzTsIEailynwX9MVQJVH_VAaZ7kF_p9YtBNymPWrQ/s1200/168358-gino.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1050" data-original-width="1200" height="280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjWvUaxAC_95cpl0mCAvjddfbd3IqfsGxn5POvhiEBuj48Ap-WeNEvShfqz3jUiT4cvoaZ4wGSpPKW6LastsmnOdlqasf9HqPGEzS6eLkQc5_sjWNZF9KkM7Ov7gBvJtrWllhoNE3q9UA6roaD5xzTsIEailynwX9MVQJVH_VAaZ7kF_p9YtBNymPWrQ/s320/168358-gino.jpeg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Gino Germani</td></tr></tbody></table><br /> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Alejandro Blanco es un sociólogo
argentino, profesor en la Universidad Nacional de Quilmes. Es autor de <i>Razón
y modernidad: Gino Germani y la sociología en la Argentina</i> (Buenos Aires,
Sudamericana, 2006). El presente trabajo, una ficha de lectura sin otras
pretensiones, comprende </span><span face=""Arial",sans-serif" style="mso-ansi-language: ES-AR;">los capítulos 4 (La crisis de la razón y el programa
de un racionalismo ampliado), 6 (La disputa por el método y el proyecto de una
“ciencia unificada”) y 7 (La institucionalización de la “sociología
científica”).</span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span face=""Arial",sans-serif" style="mso-ansi-language: ES-AR;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Gino Germani (1911-1977) se
propuso crear una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">sociología científica</b>
en Argentina.<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Los dos objetivos principales de
su proyecto teórico fueron:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">a] Transferir el método
experimental al campo de las ciencias sociales y convertir así a la sociedad en
un objeto pasible de ser examinado a la luz de un método y un control
experimental. (p. 106).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">b] Colocar a las ciencias
sociales en el papel de disciplinas orientadoras de un programa de
reconstrucción racional de la sociedad. (p. 106).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Los principios fundamentales de
su proyecto teórico e institucional fueron planteados en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La sociología científica. Apuntes para su fundamentación</i> (1956).
Este trabajo puede ser considerado, según Blanco, como la “carta de
incorporación”<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> de la sociología en el
marco de las ciencias sociales en Argentina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">La creación de una sociología
científica suponía:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l1 level1 lfo1; tab-stops: list 18.0pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Wingdings; mso-bidi-font-family: Wingdings; mso-fareast-font-family: Wingdings;"><span style="mso-list: Ignore;">è<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Superar, en el terreno de la
práctica, la dicotomía entre <b>sociología general</b> (basada en un enfoque
culturalista) y <b>sociografía</b>. Esta dicotomía había sido postulada por la
sociología académica argentina, que concebía a la sociología como ciencia de la
cultura, y a la llamada sociografía como fuente de datos para la primera.
Germani proponía, en cambio, la conformación de una sociología definida como
“ciencia empírica-analítica” (p. 169).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l1 level1 lfo1; tab-stops: list 18.0pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Wingdings; mso-bidi-font-family: Wingdings; mso-fareast-font-family: Wingdings;"><span style="mso-list: Ignore;">è<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Entrelazar, en el plano de la teoría,
diferentes perspectivas. Todas ellas tenían en común el plantear que “«la
ciencia social» era vista como una empresa opuesta a las perspectivas más
filosóficas o especulativas de ésta.” (p. 171). Germani utilizó centralmente el
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">neopositivismo</b>, pero también la
tradición cientista norteamericana, que se apoyaba a su vez en las tradiciones
estadounidenses del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">pragmatismo</b>, el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">conductismo</b> y el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">operacionalismo</b>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l1 level1 lfo1; tab-stops: list 18.0pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Wingdings; mso-bidi-font-family: Wingdings; mso-fareast-font-family: Wingdings;"><span style="mso-list: Ignore;">è<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Emprender, también en el plano
de la teoría, la reinterpretación de la obra de Max Weber (1864-1920). Este
autor, interpretado de manera muy variada, era uno de los pilares de la
posición de los profesores de sociología en Argentina en la década de 1940<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">El proyecto de conformación de la
sociología científica incluyó también:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l1 level1 lfo1; tab-stops: list 18.0pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Wingdings; mso-bidi-font-family: Wingdings; mso-fareast-font-family: Wingdings;"><span style="mso-list: Ignore;">è<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">La participación activa de Germani
en la reorganización de <st1:personname productid="la Universidad" w:st="on">la
Universidad</st1:personname> argentina (sobre todo de la Universidad de Buenos
Aires) luego del derrocamiento del peronismo en 1955. En este contexto, lideró
el proyecto del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Instituto de Sociología</b>,
que se convirtió en el primer centro de investigación y de formación de
sociólogos en Argentina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">La sociología científica de
Germani trabajó: a) la problemática del peronismo<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>;
b) la problemática de la modernización y el desarrollo. De este modo, su
proyecto se enlazó con dos de las preocupaciones centrales de la sociedad
argentina del período posterior al golpe de 1955.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Ahora bien, ¿cuáles eran las
características principales de la sociología con que se enfrentó Germani en
Argentina?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Se trataba de una sociología
“académica” de profesores que ocupaban un rol secundario en el sistema
educativo formal; puede decirse que era una sociología “de cátedra”. Su enfoque
era culturalista y defendía una división férrea entre sociología y sociografía.
Existía una fuerte influencia de la sociología alemana (sobre todo, de la
distinción entre ciencias naturales y ciencias sociales). Weber (cuya llegada a
<st1:personname productid="la Argentina" w:st="on">la Argentina</st1:personname>
fue relativamente tardía), era interpretado en clave espiritualista o
culturalista<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Esta sociología formó parte de
la reacción antipositivista que se verificó en Argentina en la década de 1930<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">“De
acuerdo a la nueva autocomprensión «culturalista» de la sociología, la
sociografía, guiada por métodos naturalistas, era concebida como disciplina
auxiliar de la sociología; a esta última quedaba reservada la tarea de conocer
aquella dimensión de la vida social que, dada su naturaleza eminentemente
espiritual, exigía una aproximación en los términos de una comprensión
intuitiva. La prioridad asignada al saber de matriz filosófica en el estudio de
los asuntos humanos se fundaba en un rechazo al determinismo positivista que –
se argumentaba - colocaba la acción de los hombres en un marco demasiado estrecho
de inteligibilidad.” (p. 112).</span><span face="Arial, sans-serif"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">¿Sobre qué bases epistemológicas
construyó Germani su sociología científica?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Ante todo, Blanco aclara que
Germani no propuso una ortodoxia, esto es, no fue estrictamente neopositivista
en la fundamentación epistemológica de su teoría sociológica. Por el contrario,
en Germani se encuentra una colección de fuentes que tenían en común la defensa
de un enfoque empírico y el rechazo de una concepción filosófica de la
sociología.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l2 level1 lfo2; tab-stops: list 18.0pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Wingdings; mso-bidi-font-family: Wingdings; mso-fareast-font-family: Wingdings;"><span style="mso-list: Ignore;">è<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Neopositivismo</span></b><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">: aporte fundamental para edificar
una sociología científica. Ejes: Rigor formal (validez deductiva), base
empírica del conocimiento científico (verificabilidad de las proposiciones),
búsqueda de un sistema de axiomas capaz de abarcar todo el conocimiento
científico (ciencia unificada) (p. 169). El postulado de la ciencia unificada
era interpretado por Germani en el sentido de que el neopositivismo planteaba
que las ciencias sociales tenían que utilizar los mismos métodos que las
ciencias naturales, con el objeto de garantizar la objetividad del conocimiento<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Germani pensaba que el
neopositivismo (como también la neutralidad valorativa weberiana) recaía en una
pura <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">racionalidad instrumental</b>
(medios-fines), en la que los científicos estaban capacitados para indicar,
previo establecimiento por los actores de los fines deseados, cuál era el
camino más económico para llegar a ese fin a partir de los medios disponibles.
Esto era un problema, puesto que la ciencia carecía de una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">racionalidad final</b>, es decir, de instrumentos capaces de establecer
cuáles fines eran mejores, o cuáles más valiosos al momento de realizar la
elección de los objetivos propuestos<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La dificultad residía en que, si la ciencia se limitaba al terreno de lo
legítimamente expresable, como pensaba, por ejemplo, Ludwig Wittgenstein
(1889-1951), el campo de las cuestiones éticas y metafísicas quedaba abandonado
a las filosofías irracionalistas o a la teología.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 35.4pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">“Se
advierte así la presencia de una tensión instalada en la estrategia de Germani
de comprometer a las ciencias sociales con las tareas de la planificación en la
medida en que, si por un lado admitía que aquel compromiso limitaba la
intervención práctica de la sociología a una orientación de carácter
instrumental (Weber-Mannheim), por el otro advertía que dicha limitación podía
terminar encerrando a aquélla en lo que hoy llamaríamos (…) en el «círculo
funcional de la racionalidad instrumental». De esta manera, la ciencia quedaba
desconectada de cualquier problematización de los valores o los fines últimos,
cuya consecuencia, todavía más embarazosa, era la de verse al servicio de fines
que escapaban a su dominio y que incluso podían llegar a ser contradictorios
con la existencia de la propia ciencia como actividad racionalmente
organizada.” (p. 124-125).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Blanco sostiene que estas
vacilaciones de Germani al momento de adherir plenamente a una epistemología de
base neopositivista obedecen a una persistencia “de un impulso o residuo de
ilustración en el proyecto de ciencia social ideado por Germani y que venía a
contrariar naturalmente las convicciones más fuertes del programa
neopositivista.” (p. 125). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l2 level1 lfo2; tab-stops: list 18.0pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Wingdings; mso-bidi-font-family: Wingdings; mso-fareast-font-family: Wingdings;"><span style="mso-list: Ignore;">è<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Racionalismo</span></b><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">: Es el elemento teórico que
crea tensiones y vacilaciones en el seno del proyecto de Germani. Es “un
racionalismo que se rehúsa a conceder a un conocimiento de naturaleza
metafísico, intuitivo, la discusión sobre las causas últimas, tanto como la
voluntad de comprometer a la ciencia en el proyecto de una reforma
práctico-moral de la sociedad.” (p. 125).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l2 level1 lfo2; tab-stops: list 18.0pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Wingdings; mso-bidi-font-family: Wingdings; mso-fareast-font-family: Wingdings;"><span style="mso-list: Ignore;">è<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Pragmatismo</span></b><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">: Esta era una escuela
filosófica que había tenido una escasa recepción en Argentina. Su principal
exponente era el filósofo John Dewey (1859-1952). “…era esa actitud positiva
hacia la ciencia y los métodos experimentales, tan característica de aquella
tradición, no menos que su confianza en que la «investigación científica
organizada» podría proponer soluciones racionales a la crisis, lo que permitía
a Germani articular una perspectiva a la vez sobre la naturaleza del método de
las ciencias sociales y sobre el papel de éstas en conexión con los problemas
sociales.” (p. 117-118).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">En el pragmatismo Germani
encontró tanto una justificación del énfasis puesto en los procedimientos
empíricos en las ciencias sociales (cosa que ya existía en el neopositivismo),
como una fuerte atención en la cuestión de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">planificación social</b>. La filosofía pragmatista era partidaria de
“la necesidad de una planificación democrática que permitiría someter a control
las «fuerzas de la producción» y conjugar, simultáneamente, los imperativos de
la organización con los de la libertad.” (p. 118).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">La propuesta de Dewey era la
siguiente: admitir <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">“el
condicionamiento social del conocimiento social en la medida en que la génesis
de sus problemáticas constituía una respuesta a las cuestiones planteadas por
la vida social; pero a diferencia de aquél, el pragmatismo confiaba en que una
extensión de los métodos de las ciencias naturales a los asuntos humanos y
morales estaba en condiciones de superar el relativismo que había puesto en
crisis la objetividad del conocimiento histórico-social. En los términos de
Dewey, la puesta en práctica de los métodos experimentales permitiría a la vez
que plantear un nuevo tipo de objetividad, esta vez de carácter probabilístico,
llevar adelante un programa de reforma moral e intelectual de las costumbres
institucionales destinado a profundizar el proceso de secularización abierto
por el espíritu moderno. En este nuevo contexto, las ciencias sociales estaban
destinadas a cumplir un papel central en dicha reforma.” (p. 118-119).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; mso-list: l2 level1 lfo2; tab-stops: list 18.0pt; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Wingdings; mso-bidi-font-family: Wingdings; mso-fareast-font-family: Wingdings;"><span style="mso-list: Ignore;">è<span style="font: 7pt "Times New Roman";"> </span></span></span><!--[endif]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Sociología
del conocimiento</span></b><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">:
Germani retomó la línea de pensamiento desarrollada por Karl Mannheim
(1893-1947) y la unió con la del pragmatismo, con el objetivo de fundamentar el
papel que daba a la sociología en la tarea de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">planificación social</b>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">¿De
qué modo reinterpretó Germani la sociología weberiana?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Dada la influencia que tenían la
sociología y la cultura alemanas en <st1:personname productid="la Argentina" w:st="on">la Argentina</st1:personname> (muy notoria en las décadas de 1930 y
1940), Germani se abocó a demostrar los errores de las interpretaciones de la
sociología académica argentina acerca de la teoría weberiana. De hecho, su
apelación a la construcción de una sociología científica no resulta plenamente
entendible si no se toma en cuenta el modo en que valoró la metodología
desarrollada por Weber.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Germani no sólo ajustó cuentas
con las interpretaciones habituales de la sociología weberiana, sino que también
la emprendió con la tradición alemana en general. Según Blanco, Germani pensaba
que “gran parte de la tradición alemana no ofrecía los medios para superar
aquella distinción [entre sociología general y sociografía] y lograr así una
unificación de la teoría y de la investigación empírica.” (p. 179).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Germani llevó adelante dos
operaciones para dejar de lado el enfoque aceptado sobra la sociología de
Weber:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l0 level1 lfo3; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Symbol; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;"><span style="mso-list: Ignore;">·<span style="font: 7pt "Times New Roman";">
</span></span></span><!--[endif]--><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">“…sustraer
a Weber de ese contexto interpretativo (el de la dicotomía ciencias
naturales/ciencias del espíritu) y colocar su apuesta metodológica en el
contexto de una definición general y única del proceder científico.” (p. 179)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Para Germani, Weber sostenía que
no había diferencias sustanciales entre los métodos de las ciencias naturales y
los de las ciencias sociales: “Weber había mostrado claramente que los «hechos»
que son parte de la experiencia común o de la elaboración científica no son
nunca una representación de la realidad sino una selección de ciertos aspectos,
principio que se aplica tanto a la realidad natural como a la realidad
histórico social. (…) En todo caso (…) la diferencia entre ciencias naturales y
ciencias del espíritu no radicaba en el uso de conceptos generales – uso que en
realidad ambas compartían – sino en la dirección del interés científico, hacia
lo general, en las primeras, hacia lo individual en las segundas.” (p.
180-181).<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[9]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l0 level1 lfo3; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Symbol; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;"><span style="mso-list: Ignore;">·<span style="font: 7pt "Times New Roman";">
</span></span></span><!--[endif]--><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Germani
intentó disociar el método weberiano de la comprensión de “cualquier procedimiento
puramente intuicionista” (p. 181). “En todo caso, lo que pretendía desautorizar
Germani era la asociación de la comprensión con un procedimiento destinado a
captar alguna esencia o fenómeno irreductible a su expresión en un conjunto de
proposiciones empíricamente verificables.” (p. 182).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 18.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 18pt; mso-list: l0 level1 lfo3; text-align: justify; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span lang="ES" style="font-family: Symbol; mso-bidi-font-family: Symbol; mso-fareast-font-family: Symbol;"><span style="mso-list: Ignore;">·<span style="font: 7pt "Times New Roman";">
</span></span></span><!--[endif]--><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES">Germani
convidó que el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">tipo ideal</b>, en tanto
método de comprensión de conexiones objetivas de sentido, no difería en su
fundamentación lógica de los procedimientos empleados por las ciencias
naturales. Según Germani, “el empleo del tipo ideal en la investigación social
no implicaba de ninguna manera un procedimiento distinto del de las ciencias
naturales.” (p. 182).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES"><o:p> </o:p></span></p>
<span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><div style="text-align: right;"><span style="font-size: 12pt;">Villa del Parque, miércoles 29 de marzo de 2023</span></div></span><div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><b>NOTAS</b>:</p><p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> Era italiano y había nacido en Roma. </span><span style="mso-ansi-language: ES-AR;">Arribó al país en 1934. Permaneció en Argentina hasta 1966, año en que
marchó a EE. UU. para dictar clases en <st1:personname productid="la Universidad" w:st="on">la Universidad</st1:personname> de
Harvard. <o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span style="mso-ansi-language: ES-AR;">Una carta de
incorporación es un “documento público destinado a constituir una asociación
formal o grupo corporativo a través de la designación de sus propósitos
distintivos, de sus procedimientos operatorios, de sus recursos disponibles y
de sus objetivos futuros (…) reclamo de una identidad así establecida así como
la exigencia de derechos y privilegios correspondientes al estatus separado de
una corporación.” (p. 168).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span style="mso-ansi-language: ES-AR;">Blanco sostiene la interpretación
de la obra de Weber por Germani está en la línea de la llevada adelante por
Talcott Parsons (1902-1979) en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
estructura de la acción social</i> (1937).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span style="mso-ansi-language: ES-AR;">Germani confesó
posteriormente que en 1955 fue consultado por el dictador general Aramburu acerca
de la “posibilidad y forma” de organizar una campaña de “desperonizacion”. La
respuesta de Germani fue formulada en su ensayo “La integración de las masas a
la vida política y el totalitarismo” (1956). (p. 190-191).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span style="mso-ansi-language: ES-AR;">En pp. 174-178, Blanco
analiza las interpretaciones de Weber realizadas por Raúl Orgaz (1888-1948),
Alfredo Poviña (1904-1986), Renato Treves (1907-1992), Francisco Ayala
(1906-2009) y Ricardo Levene (1885-1959).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> Blanco afirma que se trató de una reacción de corte espiritualista
contra la ciencia y su “crudo materialismo”. “Se cuestionaba (…) la pretensión
positivista de transferir métodos que sólo resultaban válidos para analizar el
mundo material al dominio de lo subjetivo que, incuantificable por naturaleza,
debía quedar sometido a un tipo de saber que fuera capaz de poner de relieve la
autonomía de la personalidad.” (p. 109).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> Para Germani, “la idea de una ciencia unificada como la de la
extensión del método experimental a las ciencias sociales venía a contrariar,
en principio, el establecimiento de una distinción, interna a la sociología,
entre «ciencia cultural» y «sociografía» que era moneda corriente en el
discurso filosófico y social de entonces.” (p. 117).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span style="mso-ansi-language: ES-AR;">Todo este argumento se
desarrolla en pp. 119-125 del texto.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/Blanco,%20Raz%C3%B3n%20y%20modernidad%5b384%5d.doc#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> </span><span style="mso-ansi-language: ES-AR;">Uno de los reproches que
Germani dirigía a los intérpretes latinoamericanos de Weber era la separación
entre el método de la comprensión y el de la explicación, pues esta escisión
refrendaba la separación entre ciencias naturales y ciencias sociales. Para
Germani era precisamente al revés, y mediante el acercamiento entre explicación
y comprensión, Weber había disminuido la separación entre ciencias naturales y
ciencias sociales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span style="mso-ansi-language: ES-AR;"><o:p> </o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-1391703392240957122023-02-27T04:31:00.004-03:002023-02-27T04:32:54.120-03:00RESEÑA: DURKHEIM, REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLÓGICO, CAPÍTULO 6<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFk8ttVkL4Y_pI2hF47YdkuthXt3SXUFfMAoCuebQMQz4c8Vg8UaIw0b4KGHNUkRauThMmYgBkke_pCOrrsGS0EMGHCWo0OIEKrgUWVC_6E1EQYqcXyJUeXJe9dQlicmuJEcFCcWFZREUIrBTRGRZLGGcifF0yN_ozAh93W-mz_Un3pGXqXU0JkFy19A/s318/descarga.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="159" data-original-width="318" height="159" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFk8ttVkL4Y_pI2hF47YdkuthXt3SXUFfMAoCuebQMQz4c8Vg8UaIw0b4KGHNUkRauThMmYgBkke_pCOrrsGS0EMGHCWo0OIEKrgUWVC_6E1EQYqcXyJUeXJe9dQlicmuJEcFCcWFZREUIrBTRGRZLGGcifF0yN_ozAh93W-mz_Un3pGXqXU0JkFy19A/s1600/descarga.jpg" width="318" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Émile Durkheim y Marcel Mauss</td></tr></tbody></table><span style="font-family: "Palatino Linotype"; font-size: large;"><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: "Palatino Linotype";">La obra </span><i style="font-family: "Palatino Linotype";">Reglas del
método sociológico</i><span style="font-family: "Palatino Linotype";"> (1895) [1] representa el intento más serio de Émile
Durkheim (1858-1917) para fundamentar los supuestos epistemológicos de la </span><b style="font-family: "Palatino Linotype";">sociología</b><span style="font-family: "Palatino Linotype";">.
Es, además, uno de los primeros textos de sociología dedicados íntegramente a
la </span><b style="font-family: "Palatino Linotype";">cuestión del método</b><span style="font-family: "Palatino Linotype";">. Los propósitos centrales de la obra son: a)
construir una </span><b style="font-family: "Palatino Linotype";">sociología científica</b><span style="font-family: "Palatino Linotype";">, por oposición a las sociologías “ideológicas”
de Auguste Comte (1798-1857) y de Herbert Spencer (1820-1903) [2]; b)
establecer el campo específico de la sociología, demarcándolo de disciplinas como
la psicología, la economía y la filosofía.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">En el capítulo 6, Durkheim
parte de la aceptación del hecho de que es imposible realizar <b>experimentación</b>
en sociología. Afirma que, puesto que <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 35.4pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">“la
explicación sociológica consiste exclusivamente en establecer relaciones de
causalidad, trátese de vincular un fenómeno con su causa, o por el contrario
una causa con sus efectos útiles. Como por otra parte los fenómenos sociales
escapan evidentemente a la acción del experimentador, el método comparado es el
único útil en sociología.” (p. 137). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">En este sentido, sostiene
que Comte no comprendió adecuadamente el valor del <b>método comparativo</b> y
propuso completarlo con el <b>método histórico</b>; según Durkheim, esto tiene
que ver con la orientación específica de la sociología comteana, concentrada en
formular una explicación del curso general del desarrollo histórico. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">En este punto, Durkheim
se ve obligado a discutir la afirmación de John Stuart Mill (1806-1873) acerca
de la inaplicabilidad de la experimentación (aún la indirecta o método
comparativo) en la sociología. Hay que tener en cuenta que el argumento de Mill
se basaba en la afirmación de que en los fenómenos sociológicos operaba siempre
una multiplicidad de causas. Durkheim rechaza este postulado y sostiene que <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 35.4pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">“si
se quiere utilizar el método comparado con criterio científico – es decir,
ajustándose al principio de causalidad según se desprende de la ciencia misma –
es necesario tomar como base de las comparaciones realizadas la siguiente
proposición: <i>A un mismo efecto
corresponde siempre una misma causa</i>.” (p. 140). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">En esta posición de
Durkheim se ve a las claras la fuerte influencia que ejercía sobre él el modelo
de las ciencias naturales, sobre todo el de la biología. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">En el apartado siguiente (pp.
140-146), Durkheim procura establecer la utilidad diferencial de los diversos
procedimientos del método comparativo aplicados al estudio de la sociología.
Así, afirma que el <b>método</b> llamado <b>de los residuos</b> “no tiene
ninguna utilidad en el estudio de los fenómenos sociales” (p. 140-141). Esto es
así porque los fenómenos sociales son demasiado complejos como para poder
anular el efecto de todas las causas menos una.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">En cuanto al <b>método de
la concordancia y el de la diferencia</b>, sostiene que resultan de difícil
utilización en la sociología. Esto es así porque, puesto que consisten en que
los casos comparados concuerden en un solo punto o difieran en un solo punto,
es muy difícil que puedan sortear el carácter complejo de lo social. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">En cambio, se muestra
partidario de la utilización <b>del método de las variaciones concomitantes</b>:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 35.4pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">“En
efecto, para que este método sea demostrativo, no es necesario que todas las
variaciones diferentes de las que comparamos hayan sido rigurosamente excluidas.
El simple paralelismo de los valores que se manifiesta en los dos fenómenos
siempre que se lo haya definido en número suficiente de casos suficientemente
variados, es la prueba de que existe entre ellos una relación. Este método debe
dicho privilegio al hecho de que configura la relación causal, no desde afuera
como los anteriores, sino desde dentro.” (p. 141-142). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">Durkheim destaca que una
de las ventajas de este método consiste en que, a diferencia de las otras
variantes del método comparativo, “para que aporte resultados bastan algunos
hechos” (p. 144). Durkheim sostiene que la sociología compensa la pobreza de
los medios experimentales de que puede servirse con “la riqueza de las
comparaciones del sociólogo y de las que no hallamos ningún ejemplo de los
restantes reinos de la naturaleza” (p. 145).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">Ahora bien, señala que
para que las comparaciones sean fructíferas, es conveniente no contar sólo con
variaciones aisladas, sino con “series de variaciones constituidas
regularmente, cuyos términos se vinculan entre sí en una gradación tan continua
como es posible, y que además poseen suficiente extensión” (p. 146). Por esto dedica
el último apartado del capítulo (pp. 146-149) al análisis de los procedimientos
para constituir dichas series. La cuestión fundamental radica en que las series
se van a construir a partir de hechos tomados de una única sociedad o de varias
especies sociales distintas (Durkheim trata la cuestión de las especies
sociales en el capítulo 4 de la obra). En este punto hace una observación
importante, “<i>no es posible explicar un
hecho social de cierta complejidad si no se sigue su desarrollo integral en
todas las especies sociales</i>” (p. 148-149). Sólo de este modo se logrará
darle su pleno valor al método comparativo. <o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">Villa del Parque, lunes
27 de febrero de 2023<o:p></o:p></span></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></span></div>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;"><b><span lang="ES">NOTAS</span></b><span lang="ES">:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Palatino Linotype; font-size: medium;">[1] Todas las citas
corresponden a: Durkheim, E. [1° edición: 1895]. (1976). <i>Las reglas del
método sociológico</i>. Buenos Aires, Argentina: Editorial La Pléyade.<o:p></o:p></span></span></p>
<span lang="ES"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Palatino Linotype"; font-size: large;">[2] En
otra parte del libro, Durkheim las califica de sociologías “ideológicas” porque
parten de las ideas y no de los hechos.</span></div></span>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-18547020194414677052023-01-29T05:51:00.003-03:002023-01-29T10:14:46.216-03:00RESEÑA: DURKHEIM. PRIMER Y SEGUNDO PREFACIOS A LAS REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLÓGICO<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVfwxewm2A0jpFRjQpZqWQt2aspldngvM3HCxMu1qqn7tXXgLe1aR-qQLmoIZZuYVhpoW3p0VFTRgU3kz7RMe-sxdtrKNlORrKXT63ngB_m89hDKuSX_flYkWh4e44gfVf7QSpCf-ArXCUKluNYmrueFjn0UBF6PZk-H6qTExMwdONyBXetiYzbvBkUA/s1096/las-reglas-del-metodo-sociologico-emile-durkheim_mla-f-3302237707_102012.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1096" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVfwxewm2A0jpFRjQpZqWQt2aspldngvM3HCxMu1qqn7tXXgLe1aR-qQLmoIZZuYVhpoW3p0VFTRgU3kz7RMe-sxdtrKNlORrKXT63ngB_m89hDKuSX_flYkWh4e44gfVf7QSpCf-ArXCUKluNYmrueFjn0UBF6PZk-H6qTExMwdONyBXetiYzbvBkUA/s320/las-reglas-del-metodo-sociologico-emile-durkheim_mla-f-3302237707_102012.jpg" width="224" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-style: italic;">La obra </span><i><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;">Las
reglas del método sociológico</span></i><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"> (1895) constituye el intento más elaborado de
parte de Emile Durkheim (1858-1917) por sentar las bases epistemológicas y
metodológicas de su teoría sociológica.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">Durkheim
comienza señalando su preocupación por transformar a la sociología en una
disciplina científica, que tenga el mismo estatus que ciencias naturales tales
como la física y la biología. Para hacer eso es imprescindible sentar las bases
del método con el que va a examinar la realidad social, así como también
establecer en qué consiste su objeto de estudio. En este camino, Durkheim va a
proponer la construcción de una sociología que incorpore elementos conceptuales
y metodológicos de las ciencias naturales. En este sentido, el prefacio a la 1º
edición marca el carácter fundacional de su tentativa, pues insiste en marcar
la escasa reflexión metodológica existente hasta ese momento sobre la
sociología. Durkheim abriga un propósito netamente fundacional, pues determinando
el objeto y los métodos propios de la nueva disciplina, se encuentra en
condiciones de establecer su demarcación de otras ciencias cercanas tales como
la psicología.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">En
el prólogo a la 2º edición, Durkheim se dedica a contestar a los críticos de la
obra. En este sentido, cada uno de los tres apartados en los que está dividido
el prefacio constituye la refutación de alguna de las críticas recibidas. Antes
de entrar a desarrollar estas críticas, corresponde hacer notar que Durkheim remarca
que el desarrollo de la sociología (y de la reflexión metodológica en el marco
de esta) le ha permitido a la nueva disciplina deslindarse de manera creciente
de la filosofía, dejando de constituir una de sus ramas (p. 12).<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">La
primera de las críticas examinadas por Durkheim es la que se encuentra
concentrada en el rechazo de la proposición de que es necesario tratar los
hechos sociales como si fueran cosas. Durkheim señala que dicho rechazo obedece
a un equívoco motivado por la mala comprensión de su afirmación. Así, el
objetivo de la afirmación <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">“no es reducir las formas superiores del ser a las
formas inferiores, sino por el contrario reivindicar para las primeras un grado
de realidad por lo menos igual al que todo el mundo concede a las últimas. En
efecto, no afirmamos que los hechos sociales son cosas materiales, sino que son
cosas con iguales títulos que las cosas materiales, aunque de distinto modo.”
(p. 12-13). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">La
confusión de sus críticos consiste, por tanto, en postular que la frase durkheimiana
es una manifestación de reificación de los fenómenos sociales. Durkheim muestra
que el sentido de su expresión no hay que buscarlo tanto en los objetos
estudiados, sino en el investigador que los estudia; de esta manera, Durkheim
dice expresamente que <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">“tratar los hechos de cierto orden como a cosas, no
implica clasificarlos en tal o cual categoría de lo real; significa adoptar
frente a ellos cierta actitud mental. Implica abordar el estudio de los mismos
partiendo del principio de que se ignora absolutamente lo que son, y de que sus
propiedades características, como las causas desconocidas de las cuales
dependen, no pueden develarse apelando a la introspección, por minuciosa que
ésta sea” (p. 13). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">Puede
observarse aquí como Durkheim establece, implícitamente, una divisoria de aguas
respecto a la sociología comprensiva de Max Weber (1864-1920). Durkheim afirma
que para constituir la objetividad de su disciplina, el sociólogo va a tener
que realizar un esfuerzo constante por desechar todas las representaciones que
ha ido forjando acerca de los fenómenos sociales a lo largo de su vida. En este
sentido, cabe decirse que la ciencia se construye a partir de un arduo trabajo
de eliminación de las prenociones de los individuos. De esta manera, <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">“nuestra regla no implica ninguna concepción
metafísica, ninguna forma de especulación sobre el fondo de los seres. A lo
sumo exige que el sociólogo asuma el estado de espíritu que caracteriza a los
físicos, los químicos, los fisiólogos, cuando se internan en una región aún
inexplorada de su dominio científico.” (p. 15). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">Sólo
cuando la sociología pueda adoptar esta actitud mental podrá transformarse
efectivamente en una disciplina científica.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">En
el segundo apartado se dedica a discutir la crítica que rechaza su afirmación
de que “los fenómenos sociales son exteriores a los individuos” (p. 16). En
este punto cabe decir que Durkheim polemiza contra la posición individualista
metodológica sostenida por los economistas y por sociólogos como Spencer
(1820-1903). Para estos, la sociedad está formada por una suma agregada de
individuos, y no puede sostenerse de ningún modo que constituya un sustrato
independiente de los individuos que la componen. Durkheim sostiene que esta
concepción es falsa y que la sociedad manifiesta su realidad independiente de
los individuos cuando éstos intentan llevar a cabo conductas que no cuentan con
la sanción del colectivo social. En este caso, el individuo tropieza con una
coerción, y es justamente esta coerción la que permite afirmar la autonomía de
la sociedad. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">Durkheim
tiene presente en todo momento que la aceptación de la tesis individualista
supone cerrar el camino para la construcción de una sociología independiente de
la psicología: “Los hechos sociales no difieren de los hechos psíquicos solo
por la calidad; <i>tienen otro substrato</i>,
no evolucionan en el mismo medio, no dependen de las mismas condiciones.” (p.
17). Las relaciones que entablan los individuos entre sí los llevan a
constituir, sin que ellos mismos lo sepan, una mentalidad colectiva que es muy
diferente a la mentalidad individual, y que crea normas y pautas de conducta
que no están en los individuos. Esto le permite, otra vez, separar los tantos
respecto a la psicología: “La mentalidad de los grupos no es igual a la de los
individuos; tiene sus propias leyes. Por lo tanto, las dos ciencias son tan
diferentes como pueden serlo dos ciencias…” (p. 18). Para plasmar
conceptualmente las diferencias entre los hechos individuales (estudiados por
la psicología) y los hechos sociales (campo de estudio de la sociología),
Durkheim elabora el concepto de <b>representación colectiva</b>.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">En
el tercer apartado se dedica a abordar los distintos aspectos implicados en la
definición del concepto de <b>hecho social</b>.
Aquí Durkheim se preocupa por despejar las equivocaciones que consisten en
atribuir a la sociología las formas del pensamiento filosófico (p. 21). Así,
Durkheim responde a los críticos que sostenían que su elaboración de la
sociología se apoyaba en postular la centralidad de principio de imposición (al
igual que Tarde lo hacía con el principio de la imitación). En este punto
Durkheim se propone deslindar el significado de su concepción de la imposición
social (la coerción).<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">Finalmente,
Durkheim insiste en la centralidad de “nuestro principio fundamental: la
realidad objetiva de los hechos sociales. Así, pues, en definitiva todo
descansa sobre este principio, y todo se reduce a él.” (p. 24). Una afirmación
tan fuerte se explica si se tiene en cuenta que Durkheim se hallaba disputando
terreno con el individualismo metodológico (economistas) y con la psicología.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;"> </span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;">
</p><p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Verdana",sans-serif; mso-bidi-font-family: Arial;"><span style="font-size: medium;">Villa
del Parque, domingo 29 de enero de 2023<o:p></o:p></span></span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: center;"><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif;"><span style="font-size: medium;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></span></div><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif;">NOTA (para bibliófilos)</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial",sans-serif;">:<o:p></o:p></span></span></p><p>
<span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><span style="font-size: medium;">Todas las citas corresponden a Durkheim, E. (1976).
<i>Las reglas del método sociológico</i>. Buenos Aires, Argentina: Editorial La
Pléyade.</span></span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-13261852675489881452023-01-03T07:25:00.002-03:002023-01-03T07:28:30.677-03:00RESEÑA: DURKHEIM, SEGUNDO LIBRO DE LA DIVISIÓN DEL TRABAJO SOCIAL (1893)<p style="text-align: center;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEnTpCI7jwKi3R0hbRhj8NUPuPWuh0mcror4rXU2RQR9DXOAiX3PBwSIOES5XdZJnEli-ml4i2OFwFeqC5jNaMFbRvEJ4s3ZkTd14CBpcGKc6ty6XxjniNL0yxZV5cPZkk2qjcxcRGYy56A3yrKHCOVCUzM6_nftTk2ebHGEfoaP3uXOy5BuFFzQR2kQ/s850/Durkheim-at-the-Sorbonne.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="850" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEnTpCI7jwKi3R0hbRhj8NUPuPWuh0mcror4rXU2RQR9DXOAiX3PBwSIOES5XdZJnEli-ml4i2OFwFeqC5jNaMFbRvEJ4s3ZkTd14CBpcGKc6ty6XxjniNL0yxZV5cPZkk2qjcxcRGYy56A3yrKHCOVCUzM6_nftTk2ebHGEfoaP3uXOy5BuFFzQR2kQ/s320/Durkheim-at-the-Sorbonne.png" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Durkheim en la Universidad de París</td></tr></tbody></table><br /></p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;"><b><span lang="ES">Advertencia para bibliófilos</span></b><span lang="ES">: <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">Para la redacción de esta reseña
se utilizó la siguiente edición: Durkheim, E. [1° edición: 1893]. (2008). <i>La
división del trabajo social</i>. Buenos Aires, Argentina: Gorla. Traducción de
Rocío Annunziata.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">Abreviaturas:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;"><b><span lang="ES">DT</span></b><span lang="ES">= División del trabajo<o:p></o:p></span></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></span></div>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">Tal como lo enuncia en la
introducción a la obra, Durkheim se propone en el Libro Segundo estudiar las
causas y condiciones de la DT.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">En primer término, Durkheim se
dedica en el capítulo 1 a refutar la tesis de los economistas de que <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> tiene por causa la necesidad
de aumentar la felicidad de los individuos. Los progresos de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> no se traducen en un aumento
de la felicidad de las personas, puesto que, si esto fuese así, rápidamente se
alcanzaría el máximo nivel posible de felicidad, y las cosas permanecerían
entonces en un estado estacionario; además, y esto es todavía más importante,
si bien la expansión de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>
genera transformaciones en la sociedad, las mismas no se traducen
necesariamente en un aumento de la felicidad de las personas. Por el contrario,
el desarrollo de la civilización material (efecto de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>) tiene como uno de sus
efectos el aumento del número de suicidios, hecho que no puede considerarse,
justamente, como una muestra del aumento de la felicidad de la sociedad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">Luego de refutar la tesis
utilitarista acerca del origen de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la
DT</st1:personname>, Durkheim pasa a demostrar que “el aumento de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> se debe, pues, al hecho de
que los segmentos sociales pierden individualidad, de que los tabiques que
separan a los individuos se vuelven más permeables; en una palabra, de que se
efectúa entre ellos una coalescencia que deja libre a la materia social para
entrar en nuevas combinaciones.” (p. 309). En otras palabras, “la división del
trabajo progresa, pues, tanto más cuanto más individuos hay lo suficientemente
en contacto como para poder actuar y reaccionar unos sobre otros. Si convenimos
en llamar densidad dinámica o moral a este acercamiento y al comercio activo
que de él resulta, podremos decir que los progresos de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> están en relación directa
con la densidad moral o dinámica de la sociedad.” (p. 310). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">La DT actúa, pues, erosionando
la organización segmentaria de las sociedades primitivas. Ahora bien, el aumento
de volumen de la sociedad (el incremento de la población de esta) y de la
densidad (la mayor frecuencia y regularidad de los contactos entre los
individuos), es el factor que determina mecánicamente los progresos de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>, pues acentúa la intensidad
y la dureza de la lucha por la existencia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">En palabras de Durkheim, “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">la división del trabajo varía en razón
directa al volumen y a la densidad de las sociedades, y si progresa de manera
continua en el curso del desarrollo social es porque las sociedades se vuelven
regularmente más densas y, por regla general, más voluminosas.</i> (…) Decimos,
no que el crecimiento y la condensación de las sociedades <i style="mso-bidi-font-style: normal;">permiten</i>, sino que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">necesitan</i>
una mayor división del trabajo. No es un instrumento mediante el cual ésta se
realiza; es su causa determinante.” (p. 315). “Pero cuanto más se aproximan las
funciones, más puntos de contacto hay entre ellas, y más se exponen, por
consiguiente, a combatirse. Como, en este caso, satisfacen mediante medios
diferentes necesidades semejantes, es inevitable que busquen, en mayor o menor
medida, invadirse una a otras.” (p. 319). Esta mayor competencia obliga a los
individuos, si quieren sobrevivir, a especializar y a encontrar en esta
especialización el espacio del que carecen si se dedican a las mismas
actividades que los demás individuos. Es por esto que Durkheim considera que
los economistas se equivocan al atribuir a <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> efectos exclusivamente económicos: “Se ve como
<st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> se nos
aparece bajo otro aspecto que a los economistas. Para ellos, consiste
esencialmente en producir más. Para nosotros, esta mayor productividad es sólo
una consecuencia necesaria, un efecto, del fenómeno. Si nos especializamos, no
es para producir más, sino para poder vivir en las nuevas condiciones de
existencia que se nos presentan.” (p. 326). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">De lo anterior se desprende la
preeminencia de la vida social sobre <st1:personname productid="la DT. Durkheim" w:st="on"><st1:personname productid="la DT." w:st="on">la DT.</st1:personname>
Durkheim</st1:personname> dedica varios párrafos a la refutación del
individualismo metodológico, que sostiene que <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> es posible entre individuos aislados. Durkheim
sostiene que la competencia en esas condiciones sólo engendraría un aislamiento
mayor de los individuos. Así, “<st1:personname productid="la DT" w:st="on">la
DT</st1:personname> une al mismo tiempo que opone; hace converger las
actividades que diferencia; acerca a los que separa. Puesto que la competencia
no puede haber determinado esta aproximación, es necesario que la misma haya
preexistido; es necesario que los individuos entre los cuales se entabla la
lucha ya sean solidarios y lo sientan; es decir, pertenezcan a una misma
sociedad.” (p. 327). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">Para Durkheim, la sociedad no
brota de los individuos aislados, como afirmas los economistas; por el
contrario, la vida social existe con antelación a <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>, y genera las condiciones
para que ésta se produzca. Es, por tanto, un error hacer de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> el “hecho fundamental de
toda vida social” (p. 328). “Hay, pues, una vida social por fuera de toda DT,
pero que ésta supone. Es, en efecto, lo que hemos establecido directamente al
mostrar que existen sociedades cuya cohesión se debe esencialmente a la
comunidad de las creencias y de los sentimientos, y que es de estas sociedades
de donde han salido aquellas a las que la división del trabajo asegura la
unidad.” (p. 328). De este modo, Durkheim realiza una refutación de los
principios del individualismo metodológico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">Luego de haber demostrado en
el capítulo 2 del Libro Segundo la centralidad de la vida social y el modo en
que ésta determina los progresos de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la
DT</st1:personname>, en los capítulos siguientes del Libro Segundo, Durkheim
se dedica a estudiar los factores secundarios que inciden en el progreso de <st1:personname productid="la DT." w:st="on">la DT.</st1:personname> <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">En el capítulo 3 demuestra que
<st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> exige, para
progresar, que las diferencias entre los individuos aumenten, y que se produzca
un debilitamiento de la conciencia común (ya había mostrado esto en el Libro
Primero de la obra al referirse a la disminución de las penas propias al
derecho penal en las sociedades en las que predomina la solidaridad orgánica). Durkheim
muestra que este debilitamiento de la conciencia común puede observarse a
partir del desarrollo de formas cada vez más racionales del derecho, la moral y
la civilización en general. Así, por ejemplo, la religión pierde cada vez más
su carácter concreto, que la ligaba a la vida cotidiana de los individuos, y
pasa a adquirir formas cada vez más intelectualizadas. De esta manera, la
sociedad envuelve cada vez menos al individuo y es menos capaz, por
consiguiente, de controlar las aspiraciones y pensamientos de éste. Así se crea
el campo de posibilidad para al aumento de la individualidad y la mayor
divergencia entre los individuos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">En el capítulo 4 muestra que
la herencia, que constituye un obstáculo para <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>, va perdiendo fuerza progresivamente. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">Finalmente, en el capítulo 5
Durkheim resume las consecuencias de toda su argumentación anterior. En líneas
generales, se centra en demostrar las ventajas de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> construida a partir del
aumento del volumen y de la densidad sociales sobre la división fisiológica del
trabajo. En este sentido, <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>
muestra una mayor flexibilidad para adaptarse a circunstancias cambiantes,
siendo esta mayor flexibilidad un derivado de la eliminación paulatina de las
barreras que constriñen a los individuos y que son producto de la sociedad
segmentada. De esta manera, y lejos de separar y anular a los distintos
individuos, <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>
(plasmada en la solidaridad orgánica) permite el libre desarrollo de los
individuos, sin que esto impida el desarrollo de una solidaridad (una cohesión
social) entre los mismos. Como indicamos arriba, todo el Libro Segundo puede
pensarse como una refutación del individualismo metodológico.<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;"><br /></span></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: verdana;">Villa del Parque, martes 3 de
enero de 2022<o:p></o:p></span></span></p><br /><p></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-54760687532887498852022-12-30T15:47:00.001-03:002022-12-30T15:47:57.236-03:00RESEÑA: DURKHEIM, PRIMER LIBRO DE «LA DIVISIÓN DEL TRABAJO SOCIAL (1893)<p> </p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuQo2NPghP7_BtND0QkAx88cP5NVc4dW-SN0Nd5jYGQBpM6nXE8YHyNZc3yvKETkxf83pCSqdBdELYw4bVx55QCH2NUTCbtfe2mr_xBhc_xpvR5TZz8qYrOEqSFXKOuSsq4wshhJVwvihPtWYvOCarXgZ7j0KlwkbqgDmT2wBtGESFUBo0jJkN6stpEQ/s322/durkheim.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="322" data-original-width="250" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuQo2NPghP7_BtND0QkAx88cP5NVc4dW-SN0Nd5jYGQBpM6nXE8YHyNZc3yvKETkxf83pCSqdBdELYw4bVx55QCH2NUTCbtfe2mr_xBhc_xpvR5TZz8qYrOEqSFXKOuSsq4wshhJVwvihPtWYvOCarXgZ7j0KlwkbqgDmT2wBtGESFUBo0jJkN6stpEQ/s320/durkheim.jpg" width="248" /></a></div><br /><b><br /></b><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Palatino Linotype;"><b>Advertencia para bibliófilos.</b> En <span style="font-size: 12pt; text-align: left;">esta reseña se utilizó la traducción
de Rocío Annunziata: Durkheim, E. [1°edición: 1893]. (2008). <i>La división del trabajo social</i>. Buenos Aires, Argentina: Gorla.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">Durkheim parte en su
investigación del hecho de que la división del trabajo (DT a partir de aquí) se
ha generalizado hasta extremos jamás imaginados por Adam Smith (1723-1790),
quien fue el primero en intentar teorizar este fenómeno. Así, en la
introducción de la obra, Durkheim sostiene que “ya no es posible hacerse
ilusiones sobre las tendencias de nuestra industria moderna, cada vez más
orientada a los mecanismos poderosos, a los grandes grupos de fuerzas y de
capitales y, por consiguiente, a la extrema división del trabajo” (p. 123). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">Durkheim constata que <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> no se circunscribe
únicamente al plano de los fenómenos económicos, sino que también tiene una
influencia creciente en las funciones políticas, administrativas y judiciales,
y sus efectos se empiezan a sentir en el ámbito de las funciones artísticas y
científicas (p. 124). Es más, Durkheim extiende la validez del principio de DT
del ámbito de los fenómenos sociales al campo de los fenómenos biológicos, y
afirma que “no es sólo una institución social que tiene su fuente en la
inteligencia y en la voluntad de los hombres, sino un fenómeno de biología
general cuyas condiciones parece necesario ir a buscar en las propiedades
esenciales de la materia organizada.” (p. 125). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">Para Durkheim es
indudable que un fenómeno tan importante ejerce una enorme influencia sobre la
“constitución moral” de los seres humanos; de ahí que se proponga dar respuesta
al problema de si los seres humanos debemos convertirnos en seres acabados y
universales, capaces de superar <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la
DT</st1:personname>, o bien tenemos que aceptar la condición de ser “la parte
de un todo, el órgano de un organismo” (p. 125). Para resolver esta cuestión,
Durkheim se propone, en primer lugar, establecer en qué consiste efectivamente
la función de <st1:personname productid="la DT. Este" w:st="on"><st1:personname productid="la DT." w:st="on">la DT.</st1:personname> Este</st1:personname>
tema es dilucidado en el Libro I de la obra.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">Durkheim comienza por criticar
la afirmación de sentido común de que la función de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> es incrementar la
civilización, siendo por ende principal fuente moralizadora de la sociedad
moderna. Durkheim demuestra, por el contrario, que la civilización no tiene,
por sí misma, un carácter moral. (pp. 132-136). De ahí que haya que desestimar
la existencia de una función moralizadora de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>, y que sea necesario, por consiguiente, buscar
su función en otra dirección. Durkheim encuentra esta función en un lugar bien
diferente; mientras que muchos autores habían considerado que <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> ejercía un efecto disolvente
sobre las sociedades, Durkheim va a postular algo muy diferente: “los servicios
económicos que ella puede ofrecer [<st1:personname productid="la DT" w:st="on">la
DT</st1:personname>] son poca cosa frente al efecto moral que produce, y su
verdadera función es crear entre dos o más personas un sentimiento de
solidaridad.” (p. 137). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">En otros términos, <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> es fuente de cohesión
social. Para demostrar esto Durkheim se dedica a probar que las diferencias
entre las personas (y <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>
es un mecanismo que contribuye a incrementar estas diferencias) son fuente de
acercamiento y no de separación entre las personas. Los economistas han
cometido el error de apreciar sólo los resultados económicos de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>, en tanto que “el efecto más
notable de <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname>
no es que ella aumente el rendimiento de las funciones divididas, sino que las
vuelve solidarias. Su rol en todos los casos no es simplemente embellecer o
mejorar las sociedades existentes, sino hacer posibles sociedades que, sin
ella, no existirían” (p. 141). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">De esta manera, <st1:personname productid="la DT" w:st="on">la DT</st1:personname> es el factor que asegura la
cohesión de las sociedades; su carácter moral se deriva, por tanto, del hecho de
que permite la satisfacción de las necesidades de orden, de armonía y de
solidaridad social (p. 143). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">A continuación, Durkheim
se propone encontrar un indicador que muestre el efecto crecientemente
cohesionante de <st1:personname productid="la DT. En" w:st="on"><st1:personname productid="la DT." w:st="on">la DT.</st1:personname> En</st1:personname> este
punto, considera que el derecho cumple este requisito y que, a través del
examen de las variaciones históricas de los tipos de derecho (Va a distinguir
entre derecho penal y derechos restitutivos). Cabe aclarar que esto es posible
porque Durkheim considera que el derecho expresa a toda la sociedad; de ahí que
las normas jurídicas constituyan la expresión más acabada de las concepciones
de la sociedad. A partir de aquí, puede distinguir un lazo social cuya ruptura
es el crimen y al que va a denominar <b>solidaridad
mecánica</b>. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">En otras palabras, el
derecho penal expresa un estado de la conciencia moral de la sociedad,
caracterizado por la existencia de un tipo de solidaridad (de cohesión) entre
sus miembros en que las semejanzas constituyen el principal factor de cohesión.
“De ahí resulta una solidaridad <i>sui
generis</i> que, nacida de las semejanzas, liga directamente al individuo a la
sociedad. (…) Esta solidaridad no consiste sólo en una unión general e
indeterminada del individuo al grupo, sino que también vuelve armoniosos los
menores movimientos. En efecto, como estos móviles colectivos son en todas
partes los mismos, producen en todas partes los mismos efectos. Por lo tanto,
cada vez que entran en juego, las voluntades se mueven espontáneamente y en
conjunto en el mismo sentido.” (p. 178-179). <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">Es justamente la
semejanza entre los integrantes de la sociedad la fuente de la que emana la
fuerza del derecho represivo; el crimen y la reacción que provocan, cuya
expresión es la dureza de las penas, muestra a las claras la fuerza que adquiere
la cohesión social basada en la solidaridad mecánica. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">El examen del derecho de
las sociedades modernas muestra que el espacio del derecho penal se ha acotado
progresivamente, y que ha crecido la proporción de penas que tiene el carácter
de derecho restitutivo. Ya no se trata de que la pena sea un medio para expiar
el crimen, sino que “se reduce a una simple revisión y recomposición de las
cosas.” (p- 183). Los derechos reales son el ejemplo más preciso de este
derecho restitutivo; su función es, ante todo, separar y deslindar las
propiedades de los distintos individuos, restituyendo la situación al momento
anterior a cometerse la falta penada por la ley. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">Durkheim considera que al
lado de esta forma de derecho restitutivo, puramente negativa, existen una
variedad de formas que ejercen un efecto positivo y que crean lazos sociales
entre los individuos. El derecho contractual es un claro ejemplo de esta última
variante: “el contrato es, por excelencia, la expresión jurídica de la
cooperación.” (p. 193). A partir del análisis del funcionamiento del derecho
contractual, que sanciona las crecientes diferencias funcionales entre los
individuos, Durkheim elabora el concepto de <b>solidaridad orgánica</b>, que sirve para designar a la forma de
cohesión social que se deriva de la creciente especialización y diferenciación
de los miembros de la sociedad. En este sentido, Durkheim concibe el proceso
histórico del pasaje de las distintas formas de sociedades tradicionales a la
sociedad moderna como el proceso de transformación de de una sociedad
cohesionada por la solidaridad mecánica a una sociedad basada en la solidaridad
orgánica. <st1:personname productid="la DT" w:st="on">La DT</st1:personname>
juega un papel central en la constitución de la solidaridad orgánica, pues es
ella la que vuelve a los individuos cada vez más diferentes entre sí, al mismo
tiempo que acentúa en niveles nunca antes vistos la dependencia de esos mismos
individuos entre sí. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;">
</p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">Durkheim sostiene en los
capítulos 5 y 6 del Libro I que la solidaridad orgánica está desplazando
progresivamente a la solidaridad mecánica; este mismo desplazamiento y el hecho
consiguiente de que las sociedades no han implosionado demuestra a las claras
los efectos cohesionantes en términos sociales de <st1:personname productid="la DT. Ahora" w:st="on"><st1:personname productid="la DT." w:st="on">la
DT.</st1:personname> Ahora</st1:personname> bien, la solidaridad orgánica
genera vínculos más débiles entre los individuos, hecho que se traduce en un
debilitamiento de la conciencia moral del conjunto de la sociedad. “Allí donde
el derecho penal es muy voluminoso, la moral común está muy extendida; vale
decir que hay una multitud de prácticas colectivas puestas bajo la custodia de
la opinión pública. Allí donde el derecho restitutivo se encuentra muy
desarrollado, hay para cada profesión una moral profesional.” (p. 285).<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="ES"><span style="font-family: Bookman Old Style;">Villa del Parque, viernes 30 de diciembre de 2022</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Palatino Linotype",serif;"><br /></span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-23172480597389852312022-11-28T11:57:00.001-03:002022-11-28T11:57:41.938-03:00MARCUSE Y LA CRÍTICA DEL CAPITALISMO AVANZADO<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi93ch561vq7DNJEF4uHa0Hsal0yB_wit7H1tbLTPudxe62-YvtnQVysMajB3zo1VQqinJyIYqj_hnEcPGrKiicohpU0FhvOCMrLHlE_IqMyxEUI6Vz8Q8_CKX1tBI1q882KUMyjik41v1gWW-6kOb9u6jyEeybVy-Bwk2-JBG64PGPec4bz9__P_00Zw/s900/1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="353" data-original-width="900" height="126" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi93ch561vq7DNJEF4uHa0Hsal0yB_wit7H1tbLTPudxe62-YvtnQVysMajB3zo1VQqinJyIYqj_hnEcPGrKiicohpU0FhvOCMrLHlE_IqMyxEUI6Vz8Q8_CKX1tBI1q882KUMyjik41v1gWW-6kOb9u6jyEeybVy-Bwk2-JBG64PGPec4bz9__P_00Zw/s320/1.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Berkley University, 1964</td></tr></tbody></table><br /><p><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt; text-align: justify;">Herbert Marcuse
(1898-1979) fue un filósofo alemán, uno de los exponentes más notables de la
llamada </span><b style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt; text-align: justify;">Escuela de Frankfurt</b><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt; text-align: justify;">. Es
autor de varias obras importantes, entre las que se destaca </span><i style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt; text-align: justify;">Razón y Revolución</i><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt; text-align: justify;"> [1], en la que
analiza a la filosofía hegeliana como los orígenes de la teoría social. A
diferencia de otros representantes de la Escuela, como Max Horkheimer
(1895-1973) y Theodor Adorno (1903-1969), que fueron tomando distancia de la
militancia política, Marcuse adoptó posiciones combativas en la década de 1960,
apoyando tanto al movimiento estudiantil norteamericano como a las campañas de
oposición a la Guerra de Vietnam.</span></p><p>
</p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">El artículo "El
individuo en la «Gran Sociedad»" (1966) [2] constituye una crítica al
programa propuesto por Lyndon B. Johnson (1908-1973) al ser reelecto como
presidente de EE.UU. en 1964 [3]. En el texto pueden distinguirse dos grandes
líneas argumentales. Por un lado, Marcuse lleva a cabo una refutación del
programa de Johnson a partir del expediente de confrontar los discursos y las
promesas del presidente con la realidad de la sociedad estadounidense de
mediados de los '60. Más allá de la maestría con que Marcuse realiza la
mencionada refutación, esta línea argumental tiene un interés marcadamente
histórico y, por tanto,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>quedará relegado
a un lugar secundario en estos comentarios. Por otro lado, Marcuse fundamenta
su crítica al <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">programa de la "Gran
Sociedad"</b> en una serie de formulaciones teóricas centradas en el
examen de la relación entre el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">proceso
de trabajo</b> y las características que asume el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">individuo</b> en dichas sociedades. Nuestro interés estará concentrado
en esta segunda línea argumental.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse caracteriza a
la sociedad estadounidense como una "sociedad industrial avanzada"
(p. 136). Es, por tanto, una sociedad capitalista, basada en la propiedad
privada de los medios de producción, pero no se trata de un capitalismo
"libre" al estilo de los siglos XVIII y XIX, basado en la iniciativa
privada de empresarios industriales y agrícolas, "responsables
individualmente de sus propias decisiones, de las propias elecciones y de los
propios riesgos". (p. 146). Por el contrario, la economía capitalista
"ha superado el nivel al cual las unidades individuales de producción se enfrentan
recíprocamente en la libre competencia" (p. 147). Es un "capitalismo
organizado" (p. 147), en el que el aumento incesante de la productividad
del trabajo, la incorporación de la ciencia y la tecnología a la producción y
la conformación de grandes empresas transnacionales que compiten entre sí por
el mercado mundial son los rasgos preponderantes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">El capitalismo propio
de una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">sociedad industrial avanzada</b>
es tan productivo que necesita regular todos los ámbitos de la vida de las
personas. La base de su poder es la apropiación del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">plusvalor</b> (el trabajo no pagado por el capitalista a los
trabajadores), y para poder hacer efectiva esa apropiación es preciso vender
las mercancías. Es por esto que el capitalismo se ve obligado a avanzar sobre
el "tiempo libre" de los individuos, para conseguir que se
transformen en compradores compulsivos. En este sentido, puede afirmarse que se
ha convertido en la primera sociedad verdaderamente <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">totalitaria</b> de la historia. Así, las personas "viven en una
sociedad donde están sometidas (...) a un aparato que, comprendiendo la
producción, distribución y consumo, actividad material e intelectual, trabajo y
tiempo libre, política y diversión, determina su vida cotidiana, sus
necesidades y aspiraciones." (p. 138). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse afirma que es
una sociedad que requiere del "derroche socialmente necesario", de la
"obsolescencia planificada", del armamento, de la publicidad y de la
manipulación (p. 135). En contra de los dichos de los economistas del sistema,
que califican al capitalismo de "organización racional y eficiente"
de la producción, la sociedad productora de mercancías se ha convertido en la
mayor derrochadora de recursos materiales y humanos de la historia. Su
capacidad destructiva no tiene parangón, y explica a partir de que el objetivo
del sistema productivo es la producción de plusvalor y no la satisfacción de
necesidades humanas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse resume así las
características de esta sociedad: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">"Una sociedad que una abundancia y libertad en la dinámica
del desarrollo ilimitado y del desafío constante es el ideal de una sociedad
basada en la perpetuación de la miseria. Esa sociedad requiere de una miseria
creada cada vez más artificialmente, es decir, la necesidad cada vez más grande
de bienes de abundancia. En un sistema semejante, los individuos deben pasar la
vida en la lucha competitiva por la existencia, para satisfacer la necesidad de
productos del trabajo cada vez mayores, y los productos del trabajo deben
aumentar porque es necesario venderlos con provecho y el monto del provecho
depende de la mayor productividad del trabajo." (p. 135).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse utiliza la
categoría "sociedad industrial avanzada" porque bajo esa designación
agrupa tanto al <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">capitalismo de EE.UU.</b>
como al <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">socialismo de la URSS</b>. Es
preciso hacer esta aclaración, dado que Marcuse apenas si menciona a la URSS en
el artículo. Aquí carecemos de espacio para examinar detenidamente esta
cuestión, pero hay que decir que este agrupamiento efectuado por Marcuse tiende
a oscurecer tanto el tratamiento del capitalismo norteamericano como el del
socialismo soviético, pues subsume a ambos en la lógica de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">producción industrial</b>. Ahora bien, esta
pretendida lógica que va más allá del capitalismo y del socialismo no es otra
cosa que una especie de fetichización de la tecnología. De hecho, Marcuse deja
de lado la cuestión de la propiedad privada de los medios de producción en
tanto rasgo fundamental del capitalismo, y centra su atención en "la
progresiva transferencia del poder del individuo al aparato técnico y
burocrático, del trabajo viviente al muerto, del control personal al
telecontrol, de una máquina o grupo de máquinas a todo un sistema
mecanizado." (p. 139). Hay aquí una especie de eco de la referencia que
hace Max Weber (1864-1920) a la "jaula de hierro" de la burocracia.
Como la producción industrial tiene, en tanto producción, ciertas
características comunes, Marcuse puede pretender equiparar la URSS a los EE.UU,
pero al hacer esto, complica la percepción de los aspectos específicos de cada
una de estas sociedades.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Luego de describir la
sociedad norteamericana de mediados de la década de 1960, Marcuse pasa a
examinar, en la segunda parte del artículo, la posición que ocupa en ella el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">individuo</b>. Como paso previo a esto,
hace un breve recorrido por la evolución del concepto de individuo desde el
siglo XVI. A diferencia de los enfoques tradicionales, que parten de un
dualismo entre cuerpo y alma, Marcuse propone una distinción diferente, que
pone especial énfasis en la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">relación del
individuo con el sistema productivo</b>. Así, desde la Reforma protestante el
individuo se halla escindido en dos esferas: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">"Por una parte, se tiene el desarrollo del sujeto moral e
intelectual libre; por la otra, el desarrollo del sujeto de libre iniciativa en
libre concurrencia. Podemos decir también que el individuo en la lucha por sí
mismo, por la autonomía moral e intelectual, y el individuo en la lucha por la
existencia, están separados." (p. 145).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En Descartes
(1596-1650) ambos aspectos del individuo se encuentran todavía unificados en el
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">cogito</i></b>
[4]: "el individuo es el sujeto de la ciencia que comprende y conquista la
naturaleza al servicio de la nueva sociedad, y el sujeto de la duda metódica,
de la razón crítica contra todos los prejuicios existentes." (p. 145).
Pero el desarrollo de la producción mercantil deshace esa frágil unidad y
escinde de manera permanente a las personas. Esta separación se expresa en la
filosofía a través de dos corrientes: por un lado, "el individuo como
sujeto de la lucha capitalista por la existencia, de la competencia económica y
de la política" (p. 145), que aparece en la obra de filósofos como Hobbes
(1588-1679), Locke (1632-1704), Adam Smith (1723-1790) y Bentham (1748-1832);
por otro lado, "el sujeto de la autonomía individual, moral e
intelectual" (p. 145) es el eje de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">filosofía
del Iluminismo</b>, de Leibnitz (1646-1716) y de Kant (1724-1804).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Como quiera que sea,
más allá de la persistencia de la escisión, la vigencia del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">capitalismo "liberal"</b>
permitía cierto grado de unificación entre los dos aspectos mencionados arriba,
haciendo la salvedad de que la misma se circunscribía a un número muy limitado
de individuos. Autores como Locke ya habían percibido la necesidad de la
ligazón entre libertad y propiedad; dicho en otros términos, se requieren
ciertas condiciones materiales para lograr hacer efectiva la autonomía del
individuo. En el capitalismo del siglo XVIII, sólo "los empresarios
agrarios e industriales" (p. 146) cumplían esa condición. Más allá de que
también estaban sometidos a la lógica de la competencia, "podía
considerárselos como los representantes vivos de la cultura
individualista" (p. 146).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La erosión del
"capitalismo liberal" en la segunda mitad del siglo XIX, y el
desarrollo del capitalismo monopolista suprimieron las condiciones de
existencia del empresariado a las que hacíamos referencia en el párrafo
anterior. La escisión entre el individuo que busca su autonomía y el individuo
que lucha por su existencia quedó sancionada en la realidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En el contexto del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">capitalismo "organizado"</b> del
siglo XX, el único resquicio que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>queda
para que el individuo pueda expresarse libremente es el de la literatura y las
artes. Sin embargo, Marcuse demuestra que esta liberación es engañosa. En
primer lugar, porque el avance del capitalismo sobre todos los demás aspectos
de la vida humana, convierte a la imaginación y a la creatividad cada vez más
en instrumentos del marketing y de la publicidad. En segundo lugar, porque el
espacio de las artes se ha mercantilizado de forma creciente. Por último, y esto
es lo más importante, la liberación que permite la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">creación artística</b> sólo puede hacerse extensible a una minoría,
mientras que la mayoría de las personas están condenadas a la monotonía del
trabajo alienado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En una sociedad en la
que el capital transforma a la creatividad en instrumento que sirve para
incrementar la productividad o para vender más mercancías, el individuo se
enfrenta a la disyuntiva de, o bien encontrarse "a sí mismo en el momento
en que aprende a limitarse y a reconciliar la felicidad con la infelicidad:
autonomía significa resignación." (p. 148), o bien volverse auténtico
"en la medida en que está excluido, dedicado a las drogas, enfermo,
genial." (p. 148).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La difusión del trabajo
alienado basado en la propiedad privada de los medios de producción alteró de
tal modo a las personas, que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">autonomía</b>
se ha transformado en sinónimo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">locura</b>,
en tanto que el "ciudadano común define la libertad y la felicidad en los
términos del gobierno y de la sociedad antes que con los suyos propios."
(p. 149).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ciencia</b>, mucho antes que el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">arte</b>,
se ha incorporado al aparato productivo del capitalismo. Marcuse señala que la
"civilización tecnológica" requiere de la "inteligencia
científica y tecnológica en el proceso de producción material, y no cabe duda
de que esta inteligencia sea creativa" (p. 154). Pero la creatividad de
los científicos y de los tecnólogos, lejos de ser un camino de liberación, está
subordinada a las necesidades de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">reproducción
ampliada del capital</b>. Se trata, según Marcuse, de una creatividad
"anómala" (p. 155), porque es perfectamente funcional a la
preservación del trabajo alienado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">educación</b> tampoco escapa a la lógica del capitalismo desarrollado.
Lejos de ser liberadora (o peligrosa para el orden existente), es una
herramienta más de dominación. Así, "la educación es considerada
indispensable por la ley y el orden constituidos" (p. 156). Ahora bien, si
la educación pretende ser algo más que la transmisión de habilidades para
venderse mejor en el mercado laboral, es preciso que esté en contradicción la
estructura capitalista de la sociedad, pero ello "entraría en conflicto
con los poderes privados y públicos que financian hoy la educación" (p.
157). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse expresa esto
con claridad: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">"Kant consideraba como fin de la educación que los jóvenes
debían ser educados, no según la condición presente del género humano, sino
según una condición futura y mejor, o sea, según la idea de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">humanitas</i>. Esta meta implica una vez más
la subversión de la condición humana presente." (p. 157).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse tiene bien
presente que la raíz de las características que asume la "sociedad
industrial avanzada" se encuentra en la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">organización del trabajo</b>. Toda la estructura productiva está
dedicada a la producción de plusvalor y a su apropiación por los capitalistas.
No se puede modificar el carácter de la sociedad si no se transforma el
contenido y los fines del proceso laboral. No hay ninguna posibilidad de vivir
una vida libre en las condiciones sociales existentes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse sostiene que es
imposible la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">libertad</b> de las
personas en una sociedad en la que impera el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">trabajo alienado</b>. Para avanzar hacia la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">emancipación de los seres humanos</b> es preciso transformar
radicalmente las condiciones en las que se realiza el trabajo. Así, "esta
búsqueda del individuo creador en el seno de la sociedad industrial avanzada
implica directamente la organización social del trabajo" (p. 149).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En otras palabras,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">"La autonomía [del proceso laboral frente al aparato
técnico existente] presupone (...) un cambio fundamental en las relaciones de
productores y consumidores con el aparato mismo. En su forma actual, éste
controla al individuo al cual sirve: alienta y satisface las necesidades
agresivas y conformistas que reproducen las formas de control." (p. 151).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Aunque Marcuse tiene
claro que la transformación de la sociedad va de la mano con la modificación
revolucionaria de la organización del trabajo, no muestra la misma claridad
cuando tiene que exponer los caminos para realizar esa transformación. Es por
eso que se vuelve imprescindible detenerse en este punto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Para empezar, Marcuse
opta por la negativa, indicando qué caminos no pueden ser considerados como la
transformación radical del proceso de producción. Descarta tres senderos:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">a) La reintroducción de
modos de trabajo cercanos al artesanado y a las actividades manuales, más la
reducción del aparato mecánico. (p. 150). En este punto hace dos
consideraciones. Primero, la producción en una sociedad industrial avanzada
supone tanto la estandarización como la mecanización. Segundo. Más allá del
sendero capitalista que ha tomado la mecanización, es oportuno recordar que la
liberación de los individuos del trabajo físico es un logro de la humanidad, en
tanto permite avanzar en la eliminación de la división entre trabajo
intelectual y trabajo manual. Marcuse escribe que "eliminar la necesidad
de la fuerza-trabajo individual sería el triunfo más grande para la industria y
la técnica" (p. 150). De modo que un retorno a formas artesanales de
producción no sólo es inviable desde el punto de vista de la tecnología
productiva moderna, sino que también sería una regresión en términos del
desarrollo humano. Una transformación radical del proceso de trabajo tiene,
pues, que mirar hacia el futuro con los instrumentos del presente, y no
regodearse en la contemplación de un pretendido pasado idílico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">b) La separación rígida
entre el mundo laboral, en el que reinan la mecanización y la estandarización,
y el mundo exterior al trabajo (el "afuera" del proceso de
producción). De manera que, mientras trabajan, los individuos se comportan como
simples engranajes de un proceso que no controlan y que está regido por una
lógica que no les es propia. El individuo "como persona autónoma y
creativa, se desarrolla más allá del proceso laboral material, y fuera y más
allá del tiempo y del espacio requerido para 'ganarse el pan' o producir los
alimentos y servicios necesarios." (p. 151).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Para analizar esta
segunda posibilidad, Marcuse recurre a la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">distinción
marxista</b> entre "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">reino de la
libertad y reino de la necesidad</b>". Marx sostiene que el proceso de
trabajo es el "reino de la necesidad" porque el ser humano se ve
obligado a trabajar para hacer frente a "la naturaleza, la miseria y la
necesidad" (p. 152). En otras palabras, las personas están sometidas a la
obligación del trabajo porque sólo mediante la mediación del proceso laboral
podemos obtener de la naturaleza las cosas para satisfacer nuestras
necesidades. La frase bíblica "ganarás el pan con el sudor de tu
frente" expresa con suma precisión esta situación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Ahora bien, frente a la
realidad del "reino de la necesidad" en el capitalismo, Marx plantea
que puede pasarse al "reino de la libertad" mediante una revolución
que suprima la propiedad privada de los medios de producción e instaure
"una organización social del trabajo guiada por modelos de una extrema
racionalidad en la satisfacción de las necesidades individuales para una
sociedad tomada globalmente. (...) presupone el control colectivo del proceso
de producción por los mismos productores." (p. 152). Este control
colectivo del trabajo implica la eliminación de la alienación y la concreción
de la libertad de los individuos. El punto clave para entender el pasaje del
"reino de la necesidad" al "reino de la libertad" radica en
la revolución liderada por los trabajadores. Sin embargo, Marcuse no dice una
palabra acerca de la cuestión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Si la revolución es
descartada, la separación entre el mundo laboral y el "más allá" del
trabajo queda limitada a las condiciones de la "sociedad industrial
avanzada". Marcuse analiza esta opción recurriendo a la categoría marxista
de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">tiempo libre</b>. Marx distingue
entre el tiempo en que la persona se halla sometida a la producción para
satisfacer sus necesidades, y el "tiempo libre", que es tiempo que se
encuentra bajo el control del individuo: "éste sería libre de satisfacer
las propias necesidades, de desarrollar las facultades propias y los propios
placeres" (p. 152). Como se indicó en el párrafo anterior, el "tiempo
libre" es posible en la medida en que se modifique revolucionariamente la
estructura actual de la producción. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse señala con
acierto que "la libertad también es cuestión de cantidad, número, espacio:
requiere soledad, distancia, disociación - el espacio libre, no ocupado, una
naturaleza no destruida por el comercio y la brutalidad." (p. 152). Sin estas
condiciones, el "tiempo libre" se convierte en una de las tantas
ficciones que engalanan (¡oscurecen!) el contenido real de las relaciones
sociales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En el contexto de la
"sociedad industrial avanzada" resulta imposible plantear la
existencia de "tiempo libre" en el sentido pensado por Marx. El
capital se ha vuelto omnipresente en la vida cotidiana, y no puede permitirse
dejar espacios que no estén colonizados por su propia lógica. Dado que se trata
de una sociedad que, gracias al aumento incesante de la productividad, produce
mucho más de lo que necesita, la venta de mercancías se convierte en un momento
fundamental del proceso social. En otros términos, sin venta no hay apropiación
del plusvalor por el capitalista. De este modo, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">TODO el tiempo de la persona tiene que estar al servicio del capital</b>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Marcuse utiliza la
categoría "<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">holgura</b>" (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">leasure</i>) para referirse a la forma que
adopta el tiempo de las personas fuera del que dedican al proceso laboral. Se
trata de un <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">tiempo alienado</b>, funcional
a las necesidades de reproducción del capital. La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">libertad</b> deja paso a la posibilidad de elegir entre distintas
mercancías, y eso es todo. Lejos de ser un espacio propio, en el que puede
desplegar su imaginación, el tiempo se vuelve una "jaula de hierro"
para el individuo. Su capacidad creadora queda reducida a la banalidad:
"lo que queda a la creatividad fuera del proceso técnico de trabajo se
sitúa en la esfera de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hobbies</i>,
del 'hágalo usted mismo', de los juegos." (p. 152). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">De hecho, el capitalismo
encuentra en la organización de la "holgura" una fuente adicional de
ganancias. Así Marcuse escribe que <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">"La condición holgada [pertenece] a una sociedad represiva.
En tal sociedad, cuando la jornada de trabajo está considerablemente reducida,
la condición holgada debe ser organizada, inclusive administrada. El obrero, el
empleado, el dirigente afronta la condición de holgura con la cualidad, las
actitudes, los valores correspondientes a su situación en la sociedad; se
apropia de su ser-para-los-demás. Su actividad o pasividad en la holgura es
simplemente una prolongación o una recreación de su actividad social; él no es
un 'individuo'." (p. 153). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">De este modo, en la
"sociedad industrial avanzada" se cierra el círculo y el capital se
apropia del tiempo completo de los individuos. Es por esto que puede afirmarse
que el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">capitalismo</b> se ha vuelto una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">sociedad verdaderamente totalitaria</b>, en
el sentido de que tiende a regular todos los aspectos de la vida humana según
las necesidades de la reproducción ampliada del capital.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">c) El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">socialismo</b>, entendiendo por tal la
variante del mismo llevada a la práctica en la URSS. Marcuse no dice demasiado
sobre esta alternativa en el texto, aunque está claro que la descarta: 1)
porque el socialismo es una de las formas que asume la "sociedad
industrial avanzada" y se trata, por tanto, de una variante de
organización laboral que se asienta en la persistencia del trabajo alienado; 2)
porque el socialismo soviético adopta una actitud ambigua o abiertamente hostil
frente a la revolución o a la rebelión de los pueblos del Tercer Mundo. (p.
143).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Para finalizar, hay que
decir que el análisis de Marcuse, con toda su profundidad, deja de lado o
resuelve incorrectamente un par de cuestiones fundamentales que sólo puedo
esbozar aquí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En primer término,
Marcuse descarta implícitamente a la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">clase
obrera</b> como actor decisivo del proceso revolucionario. En todo el artículo
(y esto resulta muy significativo desde el punto de vista de la posición
marxista clásica), Marcuse ubica a un único <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">agente revolucionario</b>, que está constituido por los <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">pueblos del Tercer Mundo</b>, que se
rebelan tanto en contra del capitalismo como en contra del socialismo. (p.
142). Hay que tener presente algo que ya fue planteado en estos comentarios,
que es la "unificación" realizada por Marcuse de capitalismo y
socialismo bajo el paraguas del concepto de "sociedad industrial
avanzada". <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En segundo término,
dicha categoría de "sociedad industrial avanzada" oscurece la
distinción específica entre capitalismo y socialismo, al desplazar el eje del
análisis social desde el ámbito de las relaciones sociales de producción
(clases sociales) hacia el ámbito de la técnica involucrada en el proceso
productivo. Marcuse parece adherir aquí a las concepciones fetichistas de la
técnica, que convierte a ésta en el factor omnipotente del proceso social.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">A modo de conclusión.
En este artículo Marcuse demuestra que la libertad y la autonomía del individuo
no es posible en el marco de una "sociedad industrial avanzada",
organizada en torno al trabajo alienado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: right;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Villa del Parque, lunes
28 de noviembre de 2022<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: center;"><span lang="es" style="color: black; mso-color-alt: windowtext;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">NOTAS</span></b><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[1] </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es" style="background: white; color: #202122; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype"; mso-highlight: white;">Reason and Revolution: Hegel and the Rise of Social Theory</span></i><span lang="es" style="background: white; color: #202122; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype"; mso-highlight: white;"> (1° edición: Oxford
University Press).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="background: white; color: #202122; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype"; mso-highlight: white;">[2] El título original en inglés es "The Individual
in the Great Society". Se publicó por primera vez en ALTERNATIVES, nº 1,
(1966), issue 1: 14-16, 20 and issue 2: 29-35. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="background: white; color: #202122; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype"; mso-highlight: white;">Para elaborar esta ficha se utilizó la traducción española
preparada por Ítalo Manzi, "El individuo en la «Gran Sociedad»",
incluida en Marcuse, H. (1970). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
sociedad opresora</i>. Caracas, Venezuela: Tiempo Nuevo. (pp. 133-162).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="background: white; color: #202122; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype"; mso-highlight: white;">[3] Johnson era vicepresidente de John F. Kennedy
(1917-1963), y sucedió a éste cuando fue asesinado en Dallas el 22 de noviembre
de 1963. En 1964 se presentó como candidato para un nuevo período presidencial
y derrotó en las elecciones al candidato republicano Barry Goldwater
(1909-1998).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="background: white; color: #202122; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype"; mso-highlight: white;">[4] Término latino que puede traducirse al español como
“(yo) pienso”.<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-25068414648467819272022-10-30T02:04:00.003-03:002022-10-30T02:04:50.111-03:00GIDDENS Y EL GRAN DEBATE SOBRE LA GLOBALIZACIÓN (2001)<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6JlWeFC0Sd-UmyflNUpN-BKOWkBNDK9z5ws8I426yc7biGEnbsJjHyhpXJ7KfnqOzPKv2fOGMQDPm9CGMSCqDHR_LHQjE3WgOd6B06cY4A3Z-PWsXIkl3Cu0fBnW5DGFiKTzYxFPl51obzQuEmZc6BDg7p3UJf6whRxxD20Zb2zPIyb6eRu_r3VnwpA/s864/thumbs_b_c_b43401e6002c4ecc0cbc29f05d3ec9ff.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="486" data-original-width="864" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6JlWeFC0Sd-UmyflNUpN-BKOWkBNDK9z5ws8I426yc7biGEnbsJjHyhpXJ7KfnqOzPKv2fOGMQDPm9CGMSCqDHR_LHQjE3WgOd6B06cY4A3Z-PWsXIkl3Cu0fBnW5DGFiKTzYxFPl51obzQuEmZc6BDg7p3UJf6whRxxD20Zb2zPIyb6eRu_r3VnwpA/s320/thumbs_b_c_b43401e6002c4ecc0cbc29f05d3ec9ff.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Refugiados en Irak</td></tr></tbody></table><br /><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Anthony Giddens (n. 1938) ocupa
un lugar importante en la sociología de la segunda mitad del siglo XX. Por
supuesto, ocupar un lugar importante no es sinónimo, a priori, de calidad y/o
valor científico de la obra. En este punto tiene validez absoluta el principio
metodológico cartesiano, “dudar de todo”. Hecha esta advertencia, corresponde
decir que es conveniente leer a Giddens, ya sea en su faceta de sociólogo
académico, como en la de consejero de Tony Blair (n. 1953) y promotor de la “Tercera
Vía”. Es más, me atrevo a decir que es más importante este último aspecto de su
obra (sin quitarle méritos a su producción académica), porque éste representa
una intervención en la política concreta, algo que defendemos a capa y espada
aquí en Miseria de la Sociología. La sociología, desgajada de la política, es
un árbol seco, que merece ser derribado sin miramientos. </span><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Presentamos a continuación una
ficha sobre la conferencia pronunciada por Giddens el 19 de noviembre de 2001
en Valencia, España. La institución organizadora fue la Fundación Cañada
Blanch. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El texto tiene carácter popular
y presenta interés porque en ella Giddens canta una loa de la globalización,
tal como se acostumbraba en la década de 1990, pero advierte los presagios ominosos
derivados de los atentados del 11 de septiembre de 2001. El autor, defensor
fervoroso de la globalización se anima a plantear que, a pesar de todo, “algo
huele a podrido en Dinamarca”. Para nosotros, lectores de 2022, puede resultar
provechoso comparar las evaluaciones y pronósticos de Giddens con las
realidades actuales. Por lo general, las crisis (y estamos entrando en una
etapa de crisis mundial pocas veces vista) no se llevan bien ni con los
pronósticos ni con las profecías.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">Referencia</span></b><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">:<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Giddens, A. (2001). El gran
debate sobre la globalización. <i>Pasajes</i>,
(7), 62-73. Traducción de Carlos Subiela. <o:p></o:p></span></span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: center;"><span lang="es"><span style="font-family: arial;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Giddens abre la conferencia
formulando una caracterización de la <b>globalización</b>.
En su opinión se trata del “debate más importante que se está produciendo en
las ciencias sociales, y más allá de ellas, hoy en día.” (p. 63)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El término pasó de ser apenas
utilizado a mediados de la década de 1980 <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es"><span style="font-family: arial;">“a
estar presente en todas partes en un período de tiempo notablemente corto y se
podría decir que es el término de las ciencias sociales con más éxito en los
últimos tiempos porque no se me ocurre otro concepto científico-social que haya
penetrado tanto en el discurso popular y en tan poco tiempo.” (p. 63)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Ahora bien, la omnipresencia del
término no significa que sea comprendido. Por lo tanto es preciso explorar qué
significa o, para ser más exactos, cuáles son sus diversos significados.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Giddens afirma que desde hace
décadas se viene desarrollando el <b>gran
debate sobre la globalización</b>, en el que pueden distinguirse dos etapas:<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">a) Debate entre académicos en
torno a si el término globalización indica o no un cambio histórico real. Los
escépticos de la globalización argumentaban que no había cambios sustanciales
entre nuestra época y el pasado en términos de integración real. Sin ir más
lejos, a finales del siglo XIX había mercado abierto, comercio en divisas por
todo el mundo, migraciones masivas, etc. El debate se saldó, investigación
empírica mediante, con la derrota de los escépticos. La opinión dominante
sostiene que el siglo XIX fue la primera época de la globalización y que hoy
estamos en la segunda, mucho más abarcadora y dinámica que la primera.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">b) Debate entre académicos, pero
también entre personas que salen a movilizarse en contra de la globalización
(ejemplo: reunión de la OMC en Seattle, 1999). El eje de la discusión es el
significado de la globalización y cuáles son sus consecuencias. Se trata de una
batalla política. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La conferencia de Giddens se
sitúa, deliberadamente, en esta segunda etapa del debate. El autor enfatiza que
el debate contiene un error, común a partidarios y adversarios de la
globalización. Ambos la consideran un fenómeno esencialmente económico: “La ven
primordialmente en términos de expansión de los mercados mundiales y en
particular del papel de las instituciones financieras globales en un mercado
mundial en expansión.” (p. 64) Es cierto que se asiste a una aceleración del impacto
global de los fenómenos económicos; hay una integración creciente de la
economía mundial, aunque fuertemente regionalizada. Por ejemplo: la Unión
Europea comercia básicamente consigo misma, tiene poco intercambio con los
países en vías de desarrollo. O sea, “no hay un sistema completamente
integrado, pero sin duda ha habido una aceleración a nivel económico.” (p. 65)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Pero el punto fundamental es que
la globalización no es un fenómeno exclusivamente económico (ni sus fuerzas
impulsoras son únicamente económicas). La globalización es política, cultural y
social.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La diferencia decisiva entre
nuestra época y las anteriores radica en el cambio experimentado por las
comunicaciones. “La revolución de las comunicaciones es la principal fuerza
impulsora de la mayor interdependencia que es característica de nuestra época”
(p. 65) El hito en la revolución actual de las comunicaciones se encuentra a
finales de la década de 1960, cuando se estableció por primera vez sobre la
Tierra un sistema efectivo de satélites. Por primera vez en la historia humana
se hizo posible la comunicación instantánea de un extremo a otro del planeta.
Ello se aceleró con el maridaje de la tecnología de las comunicaciones y los
ordenadores.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Giddens sostiene que la causa de
la caída de la URSS fue el impacto de la revolución de las comunicaciones: “la
Unión Soviética no podía competir económicamente y su sistema político se quedó
obsoleto respecto del sistema mucho más fluido y dinámico que el impacto de las
comunicaciones globales más o menos nos impone.” (p. 65)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La globalización no tiene una
causa única; tampoco provoca un único efecto. Entre sus efectos:<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">a) Aleja de la nación, pues
debilita a los Estados.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">b) Impulsa y genera nuevas
fuerzas para la identidad local.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">c) Crea nuevas regiones, que a
veces atraviesan las fronteras de las naciones.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Las personas no son receptores
pasivos de la globalización, sino que “todos somos agentes” de ella (por
ejemplo, al utilizar Internet). Supone la transformación de las instituciones
(grandes y pequeñas), pero también de la vida personal; cambia la soberanía de
las naciones, pero también cambian estructuras muy importantes y profundas de
la vida cotidiana. La globalización está transformando la familia, la posición
de las mujeres en la sociedad.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es"><span style="font-family: arial;">“El
fundamentalismo, el auge o algunas formas de fundamentalismo, especialmente de
índole religiosa, está motivado por la oposición a la emancipación de las
mujeres, está impulsado por el síndrome de odio a las mujeres, por un deseo de
volver al estado de cosas anterior, tradicional.” (p. 67)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En síntesis, ¿qué es la
globalización?<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es"><span style="font-family: arial;">“Si la
entendemos en términos sociológicos, la forma más sencilla es la siguiente: «La
globalización, la definición más simple de globalización, es interdependencia».
Globalización significa interdependencia creciente con gente que vive a muchos
kilómetros de nuestro ámbito habitual, pero esa creciente interdependencia ha
transformado la mayoría de nuestras instituciones. La globalización representa
una especie de cambio estructural de nuestras instituciones básicas que van
desde la familia y la vida económica hasta la soberanía de las naciones y las
mismas instituciones transnacionales.” (pp. 67-68)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Respecto al movimiento
antiglobalización: <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">a) Los que salen a protestar a
las calles se definen como antiglobalización. Esta postura no es coherente,
dado que la globalización alude a un conjunto complejo de fenómenos, que no se
pueden rechazar en bloque pues no se puede volver atrás. b) El movimiento
antiglobalización es, en sí mismo, un movimiento global, que opone a la
globalización desde arriba, efectuada por las grandes corporaciones
multinacionales, la globalización desde abajo, en la que juegan un papel
significativo las ONG.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">b) El movimiento
antiglobalización sostiene que la globalización está dominada por las grandes
corporaciones. El dominio del mercado sobre nuestras vidas y nuestras
sociedades amenaza con destruir la cultura cívica y los derechos democráticos.
Giddens sostiene que hay que escuchar esta crítica: <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es"><span style="font-family: arial;">“porque
creo que es correcto decir que una buena sociedad no es aquella que está
demasiado dominada por las fuerzas del mercado. Una buena sociedad no es
aquella donde el poder de las grandes empresas es demasiado fuerte. Si permitimos
que nuestra sociedad, en Occidente o en cualquier parte del mundo, esté
dominada en exceso por las fuerzas del mercado, tendremos mucha desigualdad,
tendremos mucha inseguridad y se producirá una mercantilización de valores que
deberían quedar al margen del mercado.” (p. 69)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Una buena sociedad debe
asentarse en el equilibrio entre tres componentes: mercado competitivo y
eficiente; gobierno ágil, efectivo y democrático; sociedad civil desarrollada.
Agrega que la tarea de nuestra época es construir una “sociedad civil global”.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">c) Los manifestantes
antiglobalización sostiene que la globalización es un proyecto de Occidente,
que implica sólo ⅕ de la población mundial, y que está produciendo mayor
desigualdad en el mundo. Giddens señala que no es posible afirmar de manera
concluyente que hay mayor desigualdad, sino que se trata probablemente de lo
contrario. La única manera de superar la desigualdad es el crecimiento
económico. En este punto dice que “la globalización no puede ser dirigida
exclusivamente por el mercado” (p. 71)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En conclusión, “la batalla del
siglo XXI en gran medida será una batalla entre el fundamentalismo por una
parte y una sociedad cosmopolita mundial por otra.” (p. 72)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En este sentido, <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es"><span style="font-family: arial;">“El
fundamentalismo no tiene realmente que ver con lo que se cree, sino con por qué
se cree y cómo es la relación con los que tienen creencias diferentes. El
fundamentalismo, en mi opinión, no se limita a la religión. Puede haber
fundamentalismo étnico, fundamentalismo nacionalista y hemos visto los efectos
de estas formas de fundamentalismo en la ex Yugoslavia y otras partes del mundo
en los últimos años. El fundamentalismo es la afirmación de que sólo hay una
forma de vida que es correcta y adecuada y que todo lo demás ha de ser
erradicado o pisoteado.” (p. 72)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Lo opuesto al fundamentalismo es
la “tolerancia de la identidad múltiple”. Opina que la Unión Europea está
produciendo esa sociedad cosmopolita.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Los atentados del 11 de
septiembre de 2001 muestran los riesgos que debe afrontar la continuidad de la
globalización: “Si no conseguimos crear una sociedad global cosmopolita en esta
época marcada por la interdependencia, no seremos capaces de controlar las
fuerzas divisorias y peligrosas que ha desencadenado la globalización.” (p. 73)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Las última cita del texto
resulta particularmente ominosa en 2022. La globalización capitalista ha
provocado (¡no podía ser de otra manera!) un salto gigantesco en el desarrollo
de las fuerzas productivas y, a la vez, una profundización de las tensiones
económicas, sociales y políticas. No hay fin de la historia, sino historia sin
fin…<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;"> </span></span></p><p style="text-align: right;">
<span lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: arial;">Villa del Parque, domingo 30 de octubre de 2022</span></span></p><p><br /></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-19225507925252778162022-09-18T17:04:00.000-03:002022-09-18T17:04:38.008-03:00HOBSBAWM SOBRE LA PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLpVYE2cUhvBpmAcDaN_vbKTQTfa7D1VoxH1VWohl82H2SSQoN_FnvHv2Gk4vfglrGzjCqodpcGL2Kn6Wmk6MlWZlzzzuR-va2DO0D2Sy7NLXJ8N8Ift_eLQkvRXOz-wgPO_ig-Akd60dwgBes_9WnsC4h01RRI0gRrdPzBbn1Ism-wHsGh8emv0by0w/s1300/ninos-como-trabajadores-en-una-mina-de-carbon-inglesa-2b2b6pc.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="933" data-original-width="1300" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLpVYE2cUhvBpmAcDaN_vbKTQTfa7D1VoxH1VWohl82H2SSQoN_FnvHv2Gk4vfglrGzjCqodpcGL2Kn6Wmk6MlWZlzzzuR-va2DO0D2Sy7NLXJ8N8Ift_eLQkvRXOz-wgPO_ig-Akd60dwgBes_9WnsC4h01RRI0gRrdPzBbn1Ism-wHsGh8emv0by0w/s320/ninos-como-trabajadores-en-una-mina-de-carbon-inglesa-2b2b6pc.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Niños trabajando en las minas de carbón</td></tr></tbody></table><br /><p style="text-align: center;"><br /></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">La
obra <i>La era de la revolución </i>(1962), del historiador británico
Eric Hobsbawm (1917-2012), abre su ciclo de grandes síntesis dedicado a
la <b>historia contemporánea</b>. No soy historiador y por lo tanto no me
atrevo a chapucear en un terreno en el que soy apenas un lector desprolijo. Sin
embargo, como sociólogo corresponde hacer notar que las <b>ciencias
sociales</b> surgieron como respuesta a las dos revoluciones, la <b>Revolución
Industrial</b> y la <b>Revolución Francesa</b>. De ahí que <i>La
era de la revolución</i> resulte de lectura ineludible para todas las
personas interesadas en comprender el proceso que dio origen a la sociología.
Al margen de estas consideraciones, leer a Hobsbawm siempre es un placer, entre
otras cosas por la manera en que combina la historia económica y social con las
transformaciones en la vida cotidiana de los hombres y las mujeres comunes.</span><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Referencia
bibliográfica</span></b><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">:</span><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Hobsbawm,
E. J. (2009). <i>La era de la revolución: 1789-1848</i>. Buenos Aires,
Argentina: Crítica. 344 p. (Biblioteca E. J. Hobsbawm de Historia
Contemporánea). Traducción de Felipe Ximénez de Sandoval.</span><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">Abreviaturas</span></b><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">:</span><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">GB</span></b><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES;">= Gran Bretaña / <b>RF</b>=
Revolución Francesa / <b>RI</b>= Revolución Industrial<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-AR;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">Referencia bibliográfica</span></b><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Hobsbawm, E. J. (2009). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La era de la revolución: 1789-1848</i>.
Buenos Aires, Argentina: Crítica. 344 p. (Biblioteca E. J. Hobsbawm de Historia
Contemporánea). Traducción de Felipe Ximénez de Sandoval.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">Abreviaturas</span></b><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">: <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">GB</span></b><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">= Gran Bretaña / <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">RF</b>= Revolución Francesa / <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">RI</b>= Revolución Industrial<o:p></o:p></span></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: center;"><span lang="es"><span style="font-family: arial;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;">Capítulo 2: La Revolución Industrial</span></b><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"> (pp. 34-60)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El capítulo se encuentra
dividido en cinco apartados. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El primer apartado (pp. 34-40)
está dedicado a precisar el significado del concepto <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Revolución Industrial</b> y sus límites cronológicos, y a explicar las
razones por las que se produjo en Gran Bretaña; <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En términos muy generales, la RI
es el proceso por el que <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">“por primera vez en la historia humana, se liberó de sus
cadenas al poder productivo de las sociedades humanas, que desde entonces se
hicieron capaces de una constante, rápida y hasta el presente ilimitada
multiplicación de hombres, bienes y servicios” (p. 35) <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Vista en perspectiva, la RI “fue
probablemente el acontecimiento más importante de la historia del mundo y, en
todo caso, desde la invención de la agricultura y las ciudades” (p. 36)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Los economistas dieron el nombre
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">take-off</i> [despegue] a este proceso
de crecimiento autosostenido.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La RI se inició en la década de
1780-1790, cuando las estadísticas tomaron un casi virtual impulso ascendente.
Terminó en la década de 1840, con la construcción del ferrocarril y de una
industria pesada en Inglaterra.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Se desarrolló en GB. Recién al
final del período analizado comenzó a extenderse a otros países europeos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Ahora bien, GB no poseía
superioridad científica ni tecnológica. “La educación inglesa era una broma de
dudoso gusto” (p. 37) No existía educación primaria porque los temores sociales
cerraban el camino a la educación de los pobres.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">“Las innovaciones técnicas de la
RI se hicieron por sí mismas, excepto quizás en la industria química.” (p. 38)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">GB tenía las condiciones legales
requeridas por la RI: <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">a) El rey había sido juzgado y
ejecutado un siglo atrás (Rev. burguesa) [Monarquía parlamentaria]; <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">b) el beneficio privado y el
desarrollo económico eran aceptados como objetivos supremos de la política
gubernamental; <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">c) el problema agrario estaba
resuelto: un puñado de terratenientes de mentalidad comercial monopolizaba casi
toda la tierra, el suelo era cultivado por arrendatarios con trabajadores
asalariados (jornaleros o propietarios de fincas diminutas), los productos de
las granjas dominaban los mercados y la industria manufacturera se había
difundido por el campo no feudal;<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">d) La agricultura estaba
preparada para cumplir tres funciones fundamentales en una era de
industrialización: i) aumentar producción y productividad para alimentar a una
población no agraria en rápido crecimiento; ii) proporcionar cuota de reclutas
para las nuevas industrias; iii) suministrar mecanismo de acumulación para la
acumulación de capital utilizable para los sectores más modernos de la
economía;<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">e) El capital social para poner
en marcha la economía ya estaba construido (buques, instalaciones portuarias,
mejoras en canales y caminos)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En Europa el siglo XVIII fue un
período de prosperidad y expansión económica. Pero esa expansión no condujo,
salvo en GB, a la RI. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En el siglo XVIII el crecimiento
económico surgía de las decisiones de muchísimos empresarios privados e
inversores, guiados por el imperativo: comprar barato para vender más caro.
Nadie podía saber que la RI conduciría a una aceleración sin precedentes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Para producir (y sostener) la RI
se requerían dos cosas: a) una industria que ofrecía enormes ganancias para el
industrial que pudiera aumentar rápidamente la producción por medio de
innovaciones sencillas y baratas (este era el caso de la industria textil); b)
un mercado mundial monopolizado por la producción de una sola nación.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La primera condición fue
cumplida con creces por Inglaterra: la RI la colocó a la cabeza de la industria
textil, y ello en medio de la expansión colonial. La segunda condición se
cumplió al finalizar el período de guerras entre Francia y Gran Bretaña (1793-1815),
cuyo resultado fue la eliminación del principal rival de los ingleses en el
mercado mundial. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El segundo apartado (pp. 40-44)
abarca la cuestión de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">industria
textil</b> inglesa. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">industria del algodón</b> fue un producto del comercio colonial. Los fabricantes
ingleses comenzaron produciendo (copiando) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">indianas</i>
(artículos de algodón indio); ganaron el mercado inglés por: (i) eran productos
toscos pero baratos; (ii) la prohibición de la importación de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">indianas</i>, medida promovida por los
magnates del comercio de lanas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La expansión de la industria del
algodón pasaba por el comercio de ultramar. Durante el siglo XVIII, la
esclavitud y el algodón marcharon juntos. Los esclavos africanos se compraban,
en parte, con algodón indio. Los esclavos africanos eran llevados a las
plantaciones de las Indias Occidentales; esas plantaciones producían algodón en
bruto para la industria británica; los dueños de las plantaciones, por su
parte, compraban grandes cantidades de algodón elaborado en Manchester. Luego
del take-off [despegue] de la RI, la región de Lancashire, núcleo de la
industria algodonera inglesa, mantuvo la esclavitud en el sur de los EE. UU.,
pues los industriales de Lancashire compraban casi la totalidad de la cosecha
de algodón de los Estados sureños.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">comercio colonial</b> fue el acelerador de la industria del algodón;
las posibilidades de aceleración de ese comercio<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[1]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>
fueron el estímulo para que los empresarios se lanzaran a la búsqueda de
innovaciones técnicas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">“En tal situación, las ganancias para el hombre que
llegara primero al mercado con sus remesas de algodón eran astronómicas y
compensaban los riesgos inherentes a las aventuras técnicas. Pero el mercado
ultramarino, y especialmente el de las pobres y atrasadas zonas
subdesarrolladas, no sólo aumentaba dramáticamente de cuando en cuando, sino
que se extendía constantemente sin límites aparentes.” (pp. 41-42)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Si se tomaba cada uno de los
mercados ultramarinos por separado, su escala era muy pequeña e insuficiente
para el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">take-off</i>; sin embargo, dado
que Inglaterra poseía el monopolio del comercio internacional, la suma de los
mercados constituía un aliciente enorme para los fabricantes. En este sentido,
Hobsbawm sostiene que “la Revolución Industrial puede considerarse, salvo en
unos cuantos años iniciales, hacia 1780-1790, como el triunfo del mercado
exterior sobre el interior” (p. 42)<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[2]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Las exportaciones inglesas
fluían hacia los mercados coloniales o semicoloniales de la metrópoli. Esta
tendencia se mantuvo luego del final de las guerras napoleónicas; en 1820,
Europa importó 128 millones de yardas de algodones ingleses, en tanto que las
importaciones hacia África y América fueron de 80 millones de yardas; en 1840,
Europa importó 200 millones de yardas, en tanto que las “zonas
subdesarrolladas” importaron 529 millones (p. 42)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En el aumento de las
exportaciones inglesas de algodón y la consolidación del control de los
mercados jugó un papel fundamental el Estado británico: (i) América Latina,
“vino a depender virtualmente casi por completo de las importaciones británicas
durante las guerras napoleónicas, y después de su ruptura con España y Portugal
se convirtió casi por completo en una dependencia económica de Gran Bretaña,
aislada de cualquier interferencia política de los posibles competidores de este
último país” (p. 42); (ii) India [las Indias Orientales] fue tradicionalmente
el principal exportador de mercancías de algodón. La RI cambió el panorama; el
subcontinente indio fue desindustrializado y se convirtió en mercado para los
algodones de Lancashire. Se reformateó así la relación histórica entre Europa y
Asia (la primera siempre compró a Asia más de lo que le vendía).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Pero la RI no fue sólo cuestión
de algodón. Las innovaciones técnicas para aumentar la producción y abastecer a
los mercados ultramarinos estaban al alcance de la mano; eran baratas,
sencillas y no requerían de conocimientos demasiado sofisticados. Los gastos
podían ser afrontados por pequeños empresarios que empezaban con unas cuantas
libras prestadas; la conquista de nuevos mercados y la inflación de precios
crearon beneficios astronómicos. La materia prima provenía del exterior; esto
permitía aumentar rápidamente la producción (por medio de más esclavos y la
apertura de nuevas áreas de cultivo), sin depender de la lenta agricultura europea.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El tercer apartado (pp. 44-50)
examina el desarrollo de la RI en el período comprendido hasta 1840, haciendo
especial hincapié en los problemas económicos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">algodón</b> fue el paso inicial de la RI inglesa. Fue la primera
industria revolucionada. Entre 1780-1815 se incorporaron máquinas dedicadas a
hilar, cardar y otras operaciones secundarias; desde 1815 las máquinas también
pasaron a ocuparse del tejido. Hacia 1830 la algodonera era la única industria
en la que predominaba el taller (es decir, la maquinaria); las palabras
‘fábrica’ e ‘industria’ sólo se aplicaban a la producción textil algodonera. En
1833 la industria algodonera ocupaba en Reino Unido a 1 millón y medio de
trabajadores. Pero sus efectos iban más allá: la algodonera era la única industria
que tenía efectos multiplicadores sobre el resto de la economía; el algodón
demandaba construcciones, máquinas, adelantos químicos, alumbrado industrial,
buques, etc. Por último, la industria algodonera pesó de manera decisiva sobre
el conjunto de la economía y sobre el comercio exterior británico<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[3]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El desarrollo de la industria
algodonera y la consiguiente transición a una nueva economía tuvieron
consecuencias sociales: miseria y descontento, materias primas de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">revolución social</b>. Levantamientos espontáneos
de los pobres en zonas urbanas e industriales. Desarrollo del movimiento
cartista en GB. Revoluciones de 1848 en el continente europeo. El descontento
abarcó a trabajadores pobres, pequeños comerciantes, pequeños burgueses.
Algunos trabajadores (con la simpatía de pequeños patrones y granjeros)
destruyeron las máquinas [<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">movimiento
ludita</b>]. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Los empresarios pagaban bajos
salarios a los trabajadores; aumentaban así sus ganancias. Esa transferencia
permitía el aumento de la inversión y el desarrollo industrial. Los grandes
financieros (rentistas nacionales y extranjeros) y los grandes empresarios eran
los beneficiarios; los pequeños negociantes y los granjeros tenían poco acceso
al crédito.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Los obreros y los pequeños
burgueses descontentos fueron la base para el surgimiento y desarrollo de los
movimientos de masas del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">radicalismo</b>,
el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">democratismo</b> y el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">republicanismo</b>. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Al lado del descontento social,
la nueva economía capitalista presentaba tres fallos fundamentales: a) el ciclo
comercial de alza y baja<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[4]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>; b)
la tendencia a la disminución de la tasa de ganancia; c) la disminución de las
oportunidades de inversión.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La tendencia a la disminución de
la tasa de ganancia era el fallo más preocupante para los capitalistas. En el
período inicial de la RI, que se extiende hasta 1815, nada hacía imaginar una
disminución de las ganancias. La mecanización aumentó la productividad de los
trabajadores, que percibían bajos salarios<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[5]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>.
La construcción de fábricas era relativamente barata. El mayor costo del
material en bruto fue drásticamente reducido por la rápida expansión del
cultivo del algodón en el sur de EE. UU. La inflación beneficiaba a los
empresarios (los precios eran más altos cuando vendían sus mercancías que
cuando las producían).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">A partir de 1815 las ventajas
del período anterior se vieron neutralizadas por el angostamiento progresivo
del margen de ganancias: (i) los efectos combinados de la RI y de la
competencia produjeron una fuerte y constante caída del precio del artículo
terminado, pero no así de los diferentes costos de producción; (ii) el ambiente
general de precios era de deflación. Sin embargo, el aumento astronómico de las
ventas compensaba la caída de la ganancia por unidad de producto. Pero empezó a
quedar claro que había que detener la reducción de la tasa de ganancia. Ello
sólo podía lograrse reduciendo los costos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">¿Cómo reducir los costos? <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Los empresarios contaban con
tres opciones: 1) reducción directa de jornales; 2) sustitución de los obreros
expertos, de salarios caros, por obreros mecánicos<a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[6]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>,
y por la competencia de la máquina.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La reducción de salarios tenía
un límite fisiológico: el hambre de los trabajadores. Para reducir aún más los
salarios era preciso disminuir el precio de los medios de subsistencia. Ello
sólo se logró con el pleno desarrollo del ferrocarril y de los buques de vapor,
que permitieron el transporte barato de materias alimenticias. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La opción elegida (de 1815 en
adelante) fue la mecanización, pues ella reducía los costos al reducir el
número de obreros. Se produjo la mecanización de los oficios manuales o
parcialmente mecanizados. No se trató de una absoluta revolución técnica, sino
de adaptación o ligera modificación de la maquinaria ya existente. Pero la
industria algodonera británica se estabilizó tecnológicamente hacia 1830.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El cuarto apartado (pp. 50-55)
analiza la construcción de una industria básica de bienes de producción. La
creación de esta industria era indispensable para la continuidad de la RI, pues
ella proveería las máquinas necesarias para la continuidad de la mecanización
de las industrias. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En las primeras décadas de la RI
GB no contó con una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">industria pesada del
hierro</b>; el déficit se notó, en especial, en la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">metalurgia</b>. Salvo especuladores, soñadores y “locos”, casi ningún
propietario individual estaba dispuesto a realizar las grandes inversiones
necesarias, pues las ganancias (si las había) sólo comenzarían a fluir mucho
después de realizada la inversión. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">GB tenía ventaja en la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">minería</b>, en especial en el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">carbón</b>. La importancia de este mineral
radicaba en que era el principal combustible doméstico; el crecimiento de las
ciudades creó una mayor demanda de carbón y se incrementó la explotación de las
minas. A principios del siglo XVIII ya era la principal industria moderna; ella
empleaba las primeras máquinas de vapor y los precursores de los ferrocarriles
(los vagones con los que se transportaba el mineral desde el interior de la
mina hacia la superficie). Las minas de carbón proporcionaron el estímulo para
la invención que transformó las principales industrias de producción de
mercancías: el ya mencionado ferrocarril. “Técnicamente, el ferrocarril es el
hijo de la mina, y especialmente de las minas de carbón del norte de
Inglaterra” (p. 52).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El ferrocarril se expandió de
manera ininterrumpida desde 1830, primero en GB, y luego en el continente
europeo y en EE. UU. Su construcción demandó enormes cantidades de hierro y
acero, de carbón y maquinaria pesada, de trabajo e inversiones de capital. Por
todo esto cabe decir que fue el motor de la industrialización a partir de la
década de 1830. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Las inversiones en ferrocarriles
rentaban bajas ganancias a los inversores; sin embargo, la abundancia de
capitales (generada por las inmensas ganancias de la industria algodonera)
permitió mantener un flujo incesante de inversiones. “Virtualmente libres de
impuestos, las clases medias continuaban acumulando riqueza en medio de una
población hambrienta, cuya hambre era la contrapartida de aquella acumulación.”
(p. 54) En un primer momento los ahorros de las clases medias fueron hacia inversiones
en el extranjero; el fracaso de éstas hizo que la inversión se dirigiera hacia
los ferrocarriles.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">El quinto apartado (pp. 55-60)
está dedicado a examinar la adaptación de la economía y de la sociedad para
mantener el camino iniciado con la RI.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Hobsbawm analiza los siguientes
factores: <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">a) <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Trabajo</b>: la creación de una economía industrial implicó el
desplazamiento rápido de población desde el campo hacia las ciudades, un
aumento general de la población del país y un brusco aumento en el suministro de
alimentos. Antes de la RI hubo una modesta revolución en la agricultura,
consistente en atención racional a la cría de animales, rotación de cultivos,
abonos, instalación de granjas y siembra de nuevas semillas. Estos logros
permitieron proporcionar (entre 1830 y 1840) el 98 % de la alimentación a una
población que era entre dos y tres veces mayor que la de mediados del siglo
XVIII. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Hobsbawm enfatiza que la
transformación de la agricultura fue una transformación social antes que
económica. En un proceso preparatorio que abarcó el período entre los siglos
XVI y XVIII fueron eliminados los cultivos comunales medievales (con su campo
abierto y pastos comunales), la petulancia de la agricultura campesina y las
actitudes anticomerciales respecto a la tierra. GB pasó a ser un país de pocos
grandes terratenientes, una cantidad moderada de arrendatarios rurales y muchos
labradores jornaleros. Desapareció el campesinado como clase. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">“En términos de productividad económica, esta
transformación social fue un éxito inmenso; en términos de sufrimiento humano,
una tragedia, aumentada por la depresión agrícola que después de 1815 redujo al
pobre rural a la miseria más desmoralizadora.” (p. 56)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La miseria de pobres rurales fue
la condición para la expansión del número de la clase trabajadora urbana; los
pobres iban a las ciudades y se incorporaban a la industria. Las ciudades
ofrecían altos salarios en dinero (comparados con la miseria rural) y mayor
libertad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La industria no sólo requería
más trabajadores; necesitaba mano de obra experta y eficaz. Había que
transformar a los indolentes campesinos en obreros incansables. Esto se logró
mediante (i) disciplina laboral draconiana, (ii) salarios tan bajos que los
obreros necesitaban trabajar toda la semana para ganar lo necesario para
subsistir.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">b) <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Capital</b>: había abundancia de capitales en GB. Pero los poseedores
de grandes capitales (terratenientes, comerciantes, armadores, financieros) no
tenían intenciones de invertir en las nuevas industrias. Pero el despegue de la
industria algodonera requirió de pequeños capitales, accesibles a los
fabricantes. Además, los grandes capitalistas emplearon su dinero en obras
necesarias para la industrialización (canales, muelles, caminos y luego
ferrocarriles). Las técnicas del comercio y de las finanzas, públicas y
privadas, se hallaban bien desarrollados. Hacia fines del siglo XVIII la
política gubernamental estaba entrelazada con el mundo de los negocios.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">“De esta manera casual, improvisada y empírica se
formó la primera gran economía industrial. Según los patrones modernos era
pequeña y arcaica, y su arcaísmo sigue imperando hoy en Gran Bretaña. Para los
de 1848 era monumental, aunque sorprendente y desagradable, pues sus nuevas
ciudades eran más feas, su proletariado menos feliz que el de otras partes, y
la niebla y el humo que enviciaban la atmósfera respirada por aquellas pálidas
muchedumbres disgustaban a los visitantes extranjeros.” (p. 59)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">En 1848 GB era el “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">taller del mundo</b>”. Su comercio era el
doble del de Francia (país al que había superado ya en 1780). Su consumo de
algodón era dos veces el de EE. UU. y cuatro veces el de Francia. Producía más
de la mitad del total de lingotes de hierro del mundo desarrollado. Tenía
invertidos en el exterior entre 200 y 300 millones de libras esterlinas, que la
proveían de dividendos e intereses. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">La RI comenzaba a transformar el
mundo…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-size: 12.0pt;"><span style="font-family: arial;">Villa del Parque,
domingo 18 de septiembre de 2022<o:p></o:p></span></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-family: arial;"><br clear="all" />
</span><b>NOTAS</b>: <br />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[1]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> Botón de muestra: entre 1750 y 1769 la
exportación de algodones ingleses aumentó 10 veces (p. 41).<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[2]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> A modo de prueba: en 1814 Inglaterra
exportaba 4 yardas de tela de algodón por cada 3 consumidas en ella; en 1850,
13 por cada 8. (p. 42)<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[3]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> Algunos números: la cantidad de algodón en
bruto importado por GB pasó de 11 millones de libras (1785) a 588 millones
(1850); la producción de telas aumentó desde 40 millones de yardas (1785) a
2025 millones (1850); las manufacturas de algodón representaron entre 40-50 %
del total de las exportaciones británicas en el período 1816-1848 (p. 45)<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[4]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> GB experimentó, luego de las guerras
napoleónicas, crisis de grandes alzas y caídas de la producción en 1825-1826,
1836-1837, 1839-1842, 1846-1848.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[5]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> Además, la mayoría de los trabajadores del
algodón eran mujeres y niños, cuyos salarios eran inferiores a los de los
varones adultos.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Downloads/HOBSBAWM.%20ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962).docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%;">[6]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> Es decir, por obreros que realizan tareas
sencillas, rutinarias, automáticas.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-85367763026002986362022-09-11T20:20:00.001-03:002022-09-11T21:33:31.644-03:00HOBSBAWM SOBRE LA REVOLUCIÓN FRANCESA DE 1789-1799<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikUNVmBG7iu0eTFSXlqsHT6Th0hpkzYEUEUDrxvtcUyZ_z8Ed9AwrcwDml6xO-he4goWM5dA6tn3JWHJ3DNcDZL3Rd41bpfctrIpBYRmq7ynVokd_ugUy-H6Q6CvboXJfNv3NKnyLXoA2HpdU0CGh9DqyR0cVFmbmyt4qE6cHCEaa4WZXTgsZdciGQvw/s436/Sans-culottes-bailando-dancing.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="318" data-original-width="436" height="233" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikUNVmBG7iu0eTFSXlqsHT6Th0hpkzYEUEUDrxvtcUyZ_z8Ed9AwrcwDml6xO-he4goWM5dA6tn3JWHJ3DNcDZL3Rd41bpfctrIpBYRmq7ynVokd_ugUy-H6Q6CvboXJfNv3NKnyLXoA2HpdU0CGh9DqyR0cVFmbmyt4qE6cHCEaa4WZXTgsZdciGQvw/s320/Sans-culottes-bailando-dancing.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sans-culottes bailando</td></tr></tbody></table><br /><p style="text-align: center;"><br /></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La obra <i>La era de la revolución </i>(1962), del historiador
británico Eric Hobsbawm (1917-2012), abre su ciclo de grandes síntesis dedicado
a la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">historia contemporánea</b>. No soy
historiador y por lo tanto no me atrevo a chapucear en un terreno en el que soy
apenas un lector desprolijo. Sin embargo, como sociólogo corresponde hacer
notar que las <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ciencias sociales</b>
surgieron como respuesta a las dos revoluciones, la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Revolución Industrial</b> y la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Revolución
Francesa</b>. De ahí que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La era de la
revolución</i> resulte de lectura ineludible para todas las personas
interesadas en comprender el proceso que dio origen a la sociología. Al margen
de estas consideraciones, leer a Hobsbawm siempre es un placer, entre otras
cosas por la manera en que combina la historia económica y social con las
transformaciones en la vida cotidiana de los hombres y las mujeres comunes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Referencia bibliográfica</span></b><span lang="es" style="font-size: 12pt;">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Hobsbawm, E. J. (2009). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La era de la revolución: 1789-1848</i>.
Buenos Aires, Argentina: Crítica. 344 p. (Biblioteca E. J. Hobsbawm de Historia
Contemporánea). Traducción de Felipe Ximénez de Sandoval.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Abreviaturas</span></b><span lang="es" style="font-size: 12pt;">: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">GB</span></b><span lang="es" style="font-size: 12pt;">= Gran Bretaña / <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">RF</b>= Revolución Francesa / <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">RI</b>= Revolución Industrial<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Capítulo 3: La Revolución Francesa</span></b><span lang="es" style="font-size: 12pt;"> (pp. 61-83)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La presente ficha aborda el
capítulo 3 de la obra, que está dedicado a la Revolución Francesa. No tiene más
pretensiones que proporcionar un resumen y formular algunos comentarios que
pueden resultar útiles para el lector interesado en el libro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Desde el punto de vista de su
estructura, el capítulo 3 se divide en cuatro apartados: el primer apartado (pp.
61-72) caracteriza a la RF, señala su influencia a nivel mundial e indica
cuáles fueron sus causas; el segundo apartado (pp. 72-75) relata de manera
sucinta las alternativas de la RF entre 1789 y 1793; el tercer apartado (pp.
75-79) desarrolla la experiencia de la República jacobina (1793-1794); el
cuarto apartado (pp. 79-83)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Revolución Industrial</b> modeló la economía del mundo en el siglo XIX;
la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Revolución Francesa</b>, en cambio,
contribuyó decisivamente a formar la política y la ideología de ese siglo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Hobsbawm sintetiza la influencia
de la RF:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">“Entre 1789 y 1917, las políticas europeas (y las de
todo el mundo) lucharon ardorosamente en pro o en contra de los principios de
1789 o los más incendiarios todavía de 1793. Francia proporcionó el vocabulario
y los programas de los partidos liberales, radicales y democráticos de la mayor
parte del mundo. Francia ofreció el primer gran ejemplo, el concepto y el
vocabulario del nacionalismo. Francia proporcionó los códigos legales, el
modelo de organización científica y técnica y el sistema métrico decimal a
muchísimos países. La ideología del mundo moderno penetró por primera vez en
las antiguas civilizaciones, que hasta entonces habían resistido a las ideas
europeas, a través de la influencia francesa. Esta fue la obra de la Revolución
Francesa.” (p. 61)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Es cierto que la RF formó parte
de un período de crisis para los regímenes políticos europeos y para sus
sistemas económicos, que incluyeron movimientos secesionistas en algunas de sus
regiones y colonias<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[1]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>.
Pero la RF fue mucho más profunda que cualquiera de los movimientos anteriores
por tres razones principales: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">a) Francia era el más populoso
de los Estados europeos (uno de cada cinco europeos era francés en 1789); <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">b) fue una “revolución social de
masas, e inconmensurablemente más radical que cualquier otro levantamiento” (p.
62); <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">c) fue la única revolución
ecuménica. Su influencia indirecta fue universal, brindó el patrón para todos
los movimientos revolucionarios subsiguientes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Hobsbawm se pregunta por los orígenes
de la RF. Éstos deben buscarse en la específica situación del Estado francés; a
pesar de su desarrollo económico y colonial, Francia no era una potencia como
GB, “cuya política exterior ya estaba determinada sustancialmente por los
intereses de la expansión capitalista” (p. 63) Francia era la más poderosa de
las viejas monarquías absolutistas y aristocráticas de Europa. Por lo tanto, en
Francia era más agudo el conflicto entre las fuerzas del Antiguo Régimen [la
nobleza feudal] y las nuevas fuerzas sociales en ascenso [la burguesía].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El programa de la burguesía
consistía en: eficaz explotación de la fuerza, libertad de empresa y de
comercio, administración estatal eficiente de un territorio nacional único y
homogéneo, abolición de las restricciones y desigualdades sociales que
obstaculizaban el desenvolvimiento de los recursos nacionales, tributación
equitativa. Pero su implementación resultaba imposible por la oposición de los
intereses tradicionales. En Francia estaba cerrado el camino para la reforma
desde arriba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La estructura social del país
permite comprender la dinámica de las fuerzas en conflicto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Hacia 1789 Francia tenía una
población total de 23 millones de personas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">nobleza</b> (el “primer estado”) estaba constituida por unas 400 mil
personas; gozaba de considerables privilegios (que incluían la exención de
varios impuestos) y el derecho a cobrar tributos feudales. Pero su situación
política era débil en relación a la monarquía; los nobles carecían de
independencia y responsabilidad políticas; sus instituciones representativas
(estados y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">parlements</i>) languidecían,
con sus atribuciones cercenadas por la monarquía. Desde el punto de vista
económico, la nobleza estaba excluida oficialmente del ejercicio del comercio o
de cualquier otra profesión; por ende, los nobles dependían de las rentas de
sus propiedades o, si pertenecían a la minoría cortesana, de los matrimonios de
conveniencia, pensiones regias, donaciones o sinecuras. Sus propiedades
estaban, por lo general, mal administradas. Los gastos de los nobles eran
elevados y sus ingresos (fijos) se veían afectados por la inflación. Para salir
del atolladero económico, los nobles recurrían a sus privilegios: acaparaban
los puestos estatales, cerrando el camino a la burguesía<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[2]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>;
en el campo, la nobleza más pobre aumentaba la explotación de los campesinos,
“resucitando” viejos derechos feudales para obtener más dinero y servicios. En
suma, la nobleza irritaba a la burguesía y al campesinado, y debilitaba la
eficacia de la administración estatal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">campesinado</b> constituía el 80% de la población. Sus componentes eran
libres en general; entre ellos había terratenientes. La mayor parte eran pobres
o con recursos insuficientes. El aumento de la población y el incremento de la
presión de la nobleza (la ya mencionada exigencia de mayores tributos en dinero
y servicios) generaban un ascenso de miseria general. Sólo unos pocos
campesinos disponían de un excedente para vender. La situación del campesinado
empeoró en los veinte años anteriores a la RF.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">monarquía</b> experimentaba problemas financieros. El fracaso de las
reformas de 1774-1776, impulsadas por el ministro Turgot (1727-1781) y
boicoteadas por los intereses tradicionales, y la participación en la guerra de
independencia estadounidense, dejaron exhausto al Tesoro francés. Los gastos
superaban a los ingresos en un 20 %. “Guerra y deuda - la guerra norteamericana
y su deuda - rompieron el espinazo de la monarquía” (p. 66)<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[3]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La crisis fiscal de la monarquía
abrió el camino para que la burguesía hiciera un intento de recuperar sus
privilegios. Las convocatorias a una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Asamblea
de Notables</b> (1787) y a los <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Estados
Generales</b><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[4]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>
(1789). “Así, pues, la revolución comenzó como un intento aristocrático de
recuperar los mandos del Estado.” (p. 66)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La RF no fue hecha por un partido
o un movimiento político con un programa sistemático. “No obstante, un
sorprendente consenso de ideas entre un grupo social coherente dio unidad
efectiva al movimiento revolucionario.” (p. 66) Este grupo era la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">burguesía</b>; sus ideas eran las del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">liberalismo clásico</b>, formuladas por los
“filósofos” y los “economistas”. Los filósofos pueden ser considerados:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">“Los responsables de la revolución. Ésta también
hubiera estallado sin ellos; pero probablemente fueron ellos los que
establecieron la diferencia entre una simple quiebra de un viejo régimen y la
efectiva y rápida sustitución por uno nuevo.” (p. 67)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ideología de los revolucionarios de 1789</b> era la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">masónica</b>. Las peticiones del burgués
que hizo la RF están expresadas en la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Declaración
de los derechos del hombre y del ciudadano</i>, manifiesto contra la sociedad
jerárquica y los privilegios de los nobles, pero no a favor de una sociedad
democrática o igualitaria. Propiedad privada derecho natural, sagrada e
inviolable. Los burgueses liberales querían una monarquía constitucional basada
en una oligarquía de propietarios, los cuales se<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se expresarían a través de una asamblea
representativa. Constitucionalismo + Estado secular con libertades y garantías
civiles para la iniciativa privada + gobierno de contribuyentes y propietarios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El rey dejaba de serlo por
gracia de dios y pasaba a representar la voluntad general de la nación, es
decir, del pueblo. La fuente de la soberanía era la nación. El pueblo,
identificado con la nación, era un concepto revolucionario.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La reunión de los Estados
Generales aceleró el estallido revolucionario. La clase media (líder del 3°
estado, que contenía al 95% de la población francesa) luchó para lograr una
representación igualitaria respecto a la nobleza (1° estado) y la Iglesia (2°
estado). Luego impulsó que las votaciones se realizaran en conjunto y no por
estados separados. Finalmente, se reunió aparte, en una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Asamblea Nacional</b>, a la que se unieron algunos nobles y clérigos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">“El tercer estado triunfó frente a la resistencia
unida del rey y de los órdenes privilegiados, porque representaba no sólo los
puntos de vista de una minoría educada y brillante, sino los de otras fuerzas
mucho más poderosas: los trabajadores pobres de las ciudades, especialmente de
París, así como el campesinado revolucionario.” (p. 68)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La agitación reformista de la
burguesía liberal se convirtió en una verdadera revolución por la profunda <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">crisis económica y social</b>. Malas
cosechas, encarecimiento de los precios del grano, hambre entre los campesinos
pobres y aumento de los precios de los alimentos en las ciudades, combinada con
reducción de las compras de productos manufacturados, desocupación y hambre
entre los trabajadores urbanos. En ese marco, la campaña de propaganda
electoral desarrollada entre 1788 y 1789 dio a “la desesperación del pueblo una
perspectiva política al introducir en sus mentes la tremenda y trascendental
idea de liberarse de la opresión y de la tiranía de los ricos. Un pueblo
encrespado respaldaba a los diputados del tercer estado.” (p. 69)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La contrarrevolución, que
intentó suprimir el intento de los diputados del 3° estado, transformó “a una
masa en potencia en una masa efectiva y actuante” (p. 68) La reacción popular
se hizo efectiva en la toma de la Bastilla<a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[5]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>
(14 julio 1789). Hobsbawm anota “<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">en
época de revolución nada tiene más fuerza que la toma de los símbolos</b>” (p.
69; el resaltado es mío - AM-)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El acto siguiente de la RF fue
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Grande Peur</i> (Gran Miedo, finales
de julio - principios de agosto de 1789), una serie de revoluciones campesinas
que abarcaron buena parte del país y que combinaron insurrecciones en ciudades
provincianas y una oleada de pánico masivo que se extendió por toda Francia.
Consecuencias: la estructura social del feudalismo francés y la máquina estatal
de la monarquía francesa quedaron destruídas. La aristocracia y la clase media
aceptaron lo inevitable: la Asamblea abolió los privilegios feudales, aunque
imponiendo montos elevados para la redención de las cargas feudales (el
feudalismo sólo fue abolido en 1793).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Fines agosto 1789: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Declaración de los derechos del hombre y del
ciudadano</i>, manifiesto formal de la RF.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El proceso que culminó en la
sanción de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Declaración</i> fue la
primera manifestación de un ciclo que se repitió en las revoluciones
subsiguientes (siglos XIX y XX) y cuyos movimientos fueron: 1) los reformistas
moderados de la clase media movilizan a los sectores populares para quebrar la
resistencia de la contrarrevolución; 2) las masas movilizadas van más allá del
programa de los reformistas moderados e inician su propia revolución social; 3)
los moderados se escinden en un grupo conservador que se une a los
contrarrevolucionarios, y un ala radical decidida a llevar adelante el programa
inicial del reformismo moderado con ayuda de las masas, aun con el riesgo de
perder el control sobre éstas. El proceso culmina de dos maneras diferentes: el
grueso de la clase media se pasa al bando conservador o es derrotado por la
revolución social.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La peculiaridad de la RF reside
en que “una parte de la clase media liberal estaba preparada para permanecer
revolucionaria hasta el final sin alterar su postura: la formaban los
jacobinos” (p. 70) <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El radicalismo de los <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">jacobinos</b> se explica porque: (a) los
revolucionarios de 1789 no tenían a la mano el antecedente de lo ocurrido en la
… RF; (b) no existía una clase social que pudiera proporcionar una alternativa
por izquierda al radicalismo jacobino. Los trabajadores no representaban
todavía una clase social independiente; seguía a líderes no proletarios. El
campesinado tampoco proporciona una alternativa política. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La única alternativa al
radicalismo burgués eran los <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">sans-culottes</i></b>, “movimiento informe y
principalmente urbano de pobres trabajadores, artesanos, tenderos, operarios,
pequeños empresarios, etc. Estaban organizados en las “secciones” de la ciudad
de París y otras ciudades, y constituyeron la fuerza de choque de la RF. A
través de periodistas como Jean-Paul Marat (1743-1793) y Jacques-René Hébert
(1757-1794) formularon una política cuyos componentes eran: respeto a la pequeña
propiedad + odio a los ricos + trabajo garantizado por el gobierno, seguros y
seguridad social para el pobre. Democracia libertaria e igualitaria, localizada
y directa. Pero su ideal político (un áureo pasado de aldeanos y pequeños
artesanos, o un futuro venturoso de pequeños granjeros y artesanos no
perturbados por los millonarios y banqueros) era irrealizable. Entre 1793-1794
lograron poner obstáculos al desarrollo de la economía francesa, pero no
pudieron ir más allá.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">1789-1791= <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Burguesía moderada</b>, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Asamblea
Constituyente</b>. Se pone en marcha la obra de racionalización y reforma de
Francia. La mayoría de las realizaciones duraderas de la RF datan de esta
época. Política económica liberal: cercado de las tierras comunales y estímulo
de los empresarios rurales; proscripción de los gremios; abolición de las
corporaciones. Además, secularización y venta de las tierras de la Iglesia y de
la nobleza emigrada. Constitución de 1791, monarquía constitucional. Pero la
contrarrevolución no cedió; huida del rey y captura en Varennes (junio 1791).
El republicanismo se convirtió en una fuerza masiva; “los reyes tradicionales
que abandonan a sus pueblos pierden el derecho a la lealtad de los súbditos.”
(p. 72)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Abril 1792= Estallido de la
guerra contra las monarquías europeas. Las derrotas iniciales fueron achacadas
al sabotaje real y a la traición. Nueva radicalización de las masas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Agosto y septiembre 1792= La
monarquía es derribada por los sans -culottes de París; proclamación de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">República</b>; año I del calendario revolucionario.
Matanza de los presos políticos. Elección de la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Convención Nacional</b> y convocatoria a la guerra total contra los
invasores. Encarcelamiento del rey. La invasión es detenida en el cañoneo de
Valmy (20 septiembre 1792).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Segunda revolución (República jacobina
del año II). La guerra fue promovida y dirigida inicialmente por los <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">girondinos</b>, partido dominante en la
Convención, belicosos en el exterior y moderados en el interior. Pero la guerra
revolucionaria tenía su propia lógica: era o la victoria total de la revolución
o el triunfo completo de la contrarrevolución. No era una guerra limitada,
había que movilizar a toda la nación. La joven República francesa descubrió
cómo vencer: la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">guerra total</b>,
movilización de los recursos de la nación mediante el reclutamiento en masa,
racionamiento, economía de guerra y abolición dentro del país de la distinción
entre civiles y soldados. Los sans - culottes apoyaron la guerra, porque
pensaban que con ella se derrotaba a la contrarrevolución y se instauraba la
justicia social. Los girondinos vieron pronto que no podían controlar la
movilización de las masas que habían provocado y tuvieron que competir contra
la izquierda (los jacobinos).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">2 junio 1793= Golpe de los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sans-culottes</i>. Caen los girondinos. Se
inicia la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">República jacobina</b>. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Terror</b>, tan denostado por muchos historiadores, fue el medio que
encontró la República para sobrevivir. Para comprender el contexto: en junio de
1793, 60 de los 80 departamentos de Francia estaban sublevadas contra París;
los ejércitos de los príncipes alemanes invadían el país por el norte y por el
este; los ingleses atacaban por el sur y por el mar; el país estaba desamparado
y en quiebra. Catorce meses después el país estaba firmemente gobernado y los
ejércitos invasores habían sido rechazados más allá de las fronteras de
Francia. Para la Convención, el dilema era: o el Terror con todos sus defectos
para la clase media, o la destrucción de la Revolución y la desintegración del
Estado nacional. Las perspectivas de la clase media francesa dependían “en gran
parte de las de un Estado nacional unificado y fuertemente centralizado” (p.
77)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Los jacobinos movilizaron a las
masas contra la disidencia de los girondinos y de los notables provinciales. Se
aliaron para ello con los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sans-culottes</i>,
cuyas exigencias relativas a la guerra coincidían con el sentido común
jacobino. Se promulgó la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Constitución de
1793</b>, muy radical, que instauraba el sufragio universal, el derecho de
insurrección, trabajo y alimento, la declaración de que el bien común era la
finalidad del gobierno y que los derechos del pueblo eran operantes y no
meramente asequibles. Fue la primera constitución democrática promulgada por un
Estado moderno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Los jacobinos tomaron otras
medidas que dan cuenta de su radicalismo: a) la abolición sin indemnización de
los derechos feudales todavía existentes; b) aumentaron las posibilidades de los
pequeños cultivadores de explotar las tierras abandonadas por los emigrados; c)
abolieron la esclavitud en las colonias francesas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Consecuencias de largo plazo del
gobierno jacobino: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; margin: 0cm 0cm 8pt 36pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">“En Francia establecieron la inexpugnable ciudadela de
los pequeños y medianos campesinos, artesanos y tenderos, retrógrada desde el
punto de vista económico, pero apasionadamente devota de la revolución y la
República, que desde entonces domina la vida del país. La transformación
capitalista de la agricultura y las pequeñas empresas, condición esencial para
el rápido desarrollo económico, se retrasó, y con ello la rapidez de la
urbanización, la expansión del mercado interno, la multiplicación de la clase
trabajadora e, incidentalmente, el ulterior avance de la revolución proletaria.
Tanto los grandes negocios como el movimiento obrero se vieron condenados a
permanecer en Francia como fenómenos minoritarios, como islas rodeadas por el
mar de los tenderos de comestibles, los pequeños propietarios rurales y los
propietarios de cafés.” (p. 77-78)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El centro del gobierno,
conformado por una alianza entre jacobinos y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sans-culottes</i>, se inclinaba hacia la izquierda. En términos
sociales, era una alianza entre la clase media y las masas obreras; dentro de
ella, los jacobinos de clase media constituían la fuerza decisiva. Su centro
era el Comité de Salud Pública (un subcomité de la Convención), verdadero
gabinete de guerra. Allí la figura más descollante era Maximilien Robespierre
(1758-1794). Su poder era el del pueblo (las masas de París); su terror, el de
esas masas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">La dinámica de la guerra fue
separando a los jacobinos de sus apoyos sociales. La confrontación bélica
exigía la centralización; ello perjudicaba la democracia directa de los comités
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sans-culottes</i>; además, si bien
éstos se beneficiaron con el racionamiento y las tasas de precios, se vieron
afectados por el tope a los salarios. En el campo, las requisas de alimentos
provocaron el enojo de los campesinos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Abril 1794= Los jacobinos
eliminaron a la oposición de derecha, encabezada por Georges-Jacques Danton
(1759-1794), y a la oposición de izquierda (Hébert); pero en ese momento se
encontraron aislados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Junio 1794= Los ejércitos de la
República ocupan Bélgica. Eso alejó la amenaza exterior. El gobierno jacobino
perdió su finalidad (ganar la guerra).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">27/07/1794 (9 termidor)= La
Convención derribó a Robespierre, quien fue ejecutado al día siguiente junto a
otros dirigentes jacobinos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El cuarto apartado (pp. 79-83)
aborda el final del período revolucionario (1794-1799).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El problema central para la
clase media francesa consistía en conciliar estabilidad política y progreso
económico, en base al programa liberal de 1789-1791. Había que evitar el doble
peligro de la república democrática jacobina y de la restauración del Antiguo Régimen.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">El régimen termidoriano, que
había derribado a los jacobinos, era débil. Estaba jaqueado por derecha (los
monárquicos) y por izquierda (los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sans-culottes</i>).
El <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Directorio</b>, forma política
adoptada desde 1795, dependía cada vez más del ejército para mantenerse en el
poder. Finalmente, el más notable de los generales de la República, Napoleón
Bonaparte (1769-1820) terminó derrocando al Directorio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-size: 12pt;">Villa del Parque,
domingo 11 de septiembre de 2022<o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><b>NOTAS</b>:</p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[1]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10pt;"> Menciona, entre otros ejemplos, el movimiento
de independencia de Estados Unidos (1776-1783).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[2]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10pt;"> Hacia 1780 se necesitaban cuatro cuarteles de
nobleza para conseguir un puesto en el ejército, todos los obispos eran nobles
y las intendencias (cargo clave en la administración) eran acaparadas por los
nobles.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[3]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10pt;"> En 1788 la deuda consumía el 50% del
presupuesto total; la guerra, la escuadra y la diplomacia el 25%; los gastos de
la Corte, el 6%.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[4]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10pt;"> La Asamblea feudal del reino, en la que
participaban representantes de todos los Estados (nobleza, iglesia y el 3°
Estado, que agrupaba al resto de la población del país y en el que dominaba la
clase media - burguesía-), que no se convocaba desde 1614.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/aemay/Documents/ARIEL%20BIS/FICHAS%20EN%20CONSTRUCCI%C3%93N/HOBSBAWM_ERA%20REVOLUCI%C3%93N%20(1962)_C3.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span face=""Arial",sans-serif" lang="es" style="font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[5]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10pt;"> La Bastilla era una fortaleza ubicada en
París, utilizada durante mucho tiempo como prisión. El pueblo la asaltó
buscando armas para hacer frente a la intentona contrarrevolucionaria.<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-81081014835030111762022-09-02T11:02:00.000-03:002022-09-02T11:02:07.190-03:00EL CONCEPTO DE IMAGINACIÓN SOCIOLÓGICA<p><br /></p><p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFAj0AkyrHUDlncd7Uavw-Jk_sGJk9yH6siKADFINt5yfFuxm-Hokta8Mn4uEI8eo68cBQTQIJDfjXH2b6iT02JC8BY3HbtZTT39GwFZPfD9qz3dhdglL0y0LX91mwxTJ7RqPpumcYeWF1YOYsBeAcebTQJkSWUa_o6ZLVhCp75hnEHBH8g0Fp02SSyw/s300/img3911.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="210" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFAj0AkyrHUDlncd7Uavw-Jk_sGJk9yH6siKADFINt5yfFuxm-Hokta8Mn4uEI8eo68cBQTQIJDfjXH2b6iT02JC8BY3HbtZTT39GwFZPfD9qz3dhdglL0y0LX91mwxTJ7RqPpumcYeWF1YOYsBeAcebTQJkSWUa_o6ZLVhCp75hnEHBH8g0Fp02SSyw/s1600/img3911.webp" width="210" /></a></div><br /> <p></p><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">El sociólogo
estadounidense Charles Wright Mill (1916-1962) acuñó el término <b>imaginación
sociológica</b>. Este concepto, ampliamente difundido en sociología y otras
ciencias sociales, fue desarrollado por su autor en la obra <i>The Sociological
Imagination</i> (Oxford University Press, 1959). Esta ficha está dedicada al
capítulo 1 de dicha obra, donde Mills esboza el sentido y los alcances del
concepto.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><u><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Referencia</span></u></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">: </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Mills, Ch. W. [1°
edición: 1959]. (1979). <i>La imaginación sociológica</i>. México, D. F.: Fondo
de Cultura Económica. 217 p. (Sección de Obras de Sociología). Traducción de
Florentino M. Torner. Incluye prólogo de Gino Germani.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Abreviaturas</span></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">:</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">IS</span></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">= Imaginación
sociológica / <b>SH</b>= Seres humanos</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Capítulo 1: La
promesa</span></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"> (pp. 23-43) [1]</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">En el comienzo del
capítulo está el planteo del problema de la época actual. [2] Los SH tienen la
“sensación de estar atrapados”. El motivo: los cambios acelerados
experimentados por la sociedad a nivel mundial (crecimiento económico y
transformaciones tecnológicas, desarrollo del campo socialista - URSS y China
-, independencia política de las antiguas colonias, etc.). Frente a todo ello,
las personas no saben qué hacer, pues no acostumbran pensar sus problemas
personales en términos de “cambios históricos” y “contradicciones
institucionales”; los valores que defienden resultan impotentes frente a la
magnitud de los cambios: “los hombres advierten consternados que los viejos
modos de sentir se han ido abajo y que los comienzos más recientes son ambiguos
hasta el punto de producir parálisis moral.” (p. 24)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Lo que necesitan las
personas para enfrentar el problema de la sociedad actual es la <b>imaginación
sociológica</b>, esto es, la “cualidad mental que les ayude a usar la
información y a desarrollar la razón para conseguir recapitulaciones lúcidas de
lo que ocurre en el mundo y de lo que quizá esté ocurriendo dentro de ellos”
(p. 25)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">A continuación de
estas afirmaciones, Mills divide el contenido del capítulo en seis
apartados. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">El primer apartado
(pp. 25-27) está dedicado a esbozar cómo la IS muestra la relación entre la
historia y la biografía, entre lo social y lo individual. La IS pone el acento
en la conexión entre el escenario histórico más amplio y la vida interior de
las personas.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">“El primer fruto de esta imaginación - y la primera lección de la
ciencia social que la encarna - es la idea de que el individuo sólo puede
comprender su propia experiencia y evaluar su propio destino localizándose a sí
mismo en su época; de que puede conocer sus propias posibilidades en la vida si
conoce las de todos los individuos que se hallan en sus circunstancias.” (p.
25)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Para Mills, “la
imaginación sociológica nos permite captar la historia y la biografía y la
relación entre ambas dentro de la sociedad. Esa es su tarea y su promesa.” (pp.
25-26) Más adelante indica que la IS “es la capacidad de pasar de las
transformaciones más impersonales y remotas a las características más íntimas
del yo humano, y de ver las relaciones entre ambas cosas” (p. 27). En otras
palabras, </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">“Darse cuenta de la idea de estructura social y usarla con sensatez es
ser capaz de descubrir esos vínculos entre una gran diversidad de medios; y ser
capaz de eso es poseer imaginación sociológica.” (p. 30)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Esa es la tarea que
caracterizó al <b>análisis social clásico</b> (ejemplos: Spencer, Marx, Comte,
Durkheim, Weber, etc.), que se dedicó a los problemas de la biografía, de la
historia y de sus interacciones dentro de la sociedad. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">El análisis social
clásico se planteó tres preguntas clave: 1) ¿cuál es la estructura de esta
sociedad particular en su conjunto?; 2) ¿qué lugar ocupa esta sociedad en la
historia humana?; 3) ¿qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen en esta
sociedad y en este período?</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">El segundo apartado
(pp. 27-30) desarrolla la distinción más importante que utiliza la IS:
“inquietudes personales del medio” y “problemas públicos de la orientación
social”. Las inquietudes corresponden al individuo como entidad biográfica y
dentro del ámbito de su ambiente inmediato; los problemas públicos van más allá
del ámbito del individuo, se relacionan con muchos ambientes que, en conjunto,
forman la estructura de la sociedad.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Ejemplo: desempleo.
Si en una comunidad de 1 millón de habitantes hay un desempleado, ello
constituye una inquietud personal y para resolver la cuestión hay que revisar
el carácter particular de ese individuo, sus capacidades y su constitución
inmediata. Si en un país de 50 millones de personas hay 5 millones de
desempleados, ello constituye un problema público y hay que revisar la estructura
de oportunidades.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Las transformaciones
en medios diversos y específicos son efecto de cambios estructurales. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">El tercer apartado
(pp. 30-33) examina cuáles son los mayores problemas públicos y las inquietudes
personales en la época en que se escribió la obra. Para ello sostiene que hay
que establecer cuáles son los valores preferidos y amenazados, y cuáles son
preferidos y apoyados. Ello implica indagar qué contradicciones internas de la
estructura pueden estar implicadas.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Mills afirma que “la
primera tarea política e intelectual - porque aquí coinciden ambas cosas - del
científico social consiste hoy en poner en claro los elementos del malestar y
la indiferencia contemporáneos.” (p. 32)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">El cuarto apartado
(pp. 33-37) está dedicado a la cuestión del <b>estilo de pensamiento</b> propio
de la era contemporánea. No se trata de modas de pensamiento, que dejan poca
huella; un estilo de pensamiento es un común denominador de una época
intelectual. Dos ejemplos de estilos de pensamiento son: la física newtoniana y
la biología darwiniana. Ambas constituyen el común denominador de respectivas
épocas intelectuales.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">En la época moderna,
las ciencias físicas y biológicas fueron común denominador del pensamiento
serio y de la metafísica popular. Pero ni esas ciencias ni la literatura
representan hoy un común denominador del pensamiento. En nuestra época pasan a
ser reemplazadas por la IS, la cual: </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">“es una cualidad mental que parece prometer de la manera más dramática
la comprensión de nuestras propias realidades íntimas en relación con las
amplias realidades sociales.” (p. 34)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">En el quinto apartado
(pp. 37-41) señala que el propósito del libro es “definir el significado de las
ciencias sociales para las tareas culturales de nuestro tiempo” (p. 37). Esto
lo lleva a hacer una breve descripción de la situación de las ciencias sociales
en EE. UU. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">En opinión del autor,
los cientistas sociales experimentan “un malestar generalizado, tanto
intelectual como moral, por la dirección que está tomando la disciplina de su
elección” (pp. 38-39). Algunos elementos que generan malestar: a) el acento en
el refinamiento de los métodos y las técnicas de investigación; b) el énfasis
en el formalismo y en la formulación de conceptos aislados de la realidad; c)
los estudios en primera escala, sin tomar en cuenta su relación con la
totalidad. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">No obstante lo
anterior, la IS “se está convirtiendo en un denominador común de nuestra vida
cultural general” (p. 41)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">En el sexto apartado
(pp. 41-43) esboza el desarrollo de la sociología, pues esta disciplina “se ha
convertido en el centro de reflexión acerca de la ciencia social” (p. 41)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">La sociología se
movió en tres direcciones generales, cada una de ellas expuesta a
deformaciones: </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Tendencia I</span></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">: hacia una <b>teoría
de la historia</b>. La sociología es entendida como “una empresa enciclopédica,
relativa a la totalidad de la vida social del hombre. Es al mismo tiempo
histórica y sistemática: histórica porque trata materiales del pasado y los
emplea; sistemática porque lo hace con objeto de distinguir ‘las etapas’ del
curso de la historia y las regularidades de la vida social” (p. 42). Esta senda
puede deformarse al punto de convertirse en un “molde trans-histórico donde se
meten a la fuerza los materiales de la historia humana y del cual salen
visiones proféticas” (p. 42)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Tendencia II</span></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">: hacia una <b>teoría
sistemática de la ‘naturaleza del hombre y de la sociedad’</b>. En este camino,
la sociología se propone construir conceptos para clasificar todas las
relaciones sociales y conocer sus características (a las que se considera
invariables). Corre el riesgo de deformarse si se abandona la historia; en ese
caso, se convierte en formalismo.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Tendencia III</span></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">: hacia el estudio
empírico de los hechos y de los problemas sociales contemporáneos. Esto puede
derivar (deformación) en la elaboración de una serie de datos de ambiente sin
relación entre sí y con poca significación.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Con esto concluye el
capítulo.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"> </span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Villa del Parque,
viernes 2 de septiembre de 2022</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"> </span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Notas</span></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">: </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">[1] Mills informa que
el capítulo 1 fue presentado en forma abreviada en la American Political
Science Association, en septiembre de 1958 en St. Louis.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[2] Para comprender mejor
el sentido del texto hay que recordar que la primera edición de la obra data de
1959. En esa época el mundo capitalista experimentaba una prolongada etapa de
desarrollo económico, iniciada luego de la finalización de la Segunda Guerra
Mundial. Por otra parte, el mundo socialista experimentaba su etapa más
próspera en términos económicos; la URSS había iniciado la exploración del
espacio con el lanzamiento del primer satélite artificial, el Sputnik (1957) y
se encontraba en pleno deshielo político luego de la muerte de Stalin (1953).
Finalmente, los países de la periferia se encontraban en pleno proceso de
descolonización, la cual incluía, en muchos pasos, la adopción de formas
económicas identificadas con el socialismo soviético. 1959 fue el año del
triunfo de la Revolución Cubana.</span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-24629890838188686492022-08-11T18:36:00.001-03:002022-08-11T18:36:26.625-03:00EL EDÉN DE LOS PROPIETARIOS: ESTADO DE NATURALEZA EN LOCKE<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXFRaPEio_EFd4K1XwJp_lgu_D_GzWGknNEvanlmb-z212Xj-3lnKJRRAbVVs0GPCiXjobjt3XE3wjwG1AweaTOeJBfXopVB1NmDe3q1hGDrJVC6h5N0lw8Bw6yzVstJ5IhL6cuFnviySn5kMkA5vS8ZPSuB4tSLJ5K2ewWXSQ0aaIj8JBvTTe1TLNDQ/s1024/1656436333.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXFRaPEio_EFd4K1XwJp_lgu_D_GzWGknNEvanlmb-z212Xj-3lnKJRRAbVVs0GPCiXjobjt3XE3wjwG1AweaTOeJBfXopVB1NmDe3q1hGDrJVC6h5N0lw8Bw6yzVstJ5IhL6cuFnviySn5kMkA5vS8ZPSuB4tSLJ5K2ewWXSQ0aaIj8JBvTTe1TLNDQ/s320/1656436333.webp" width="240" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-language: ES-AR;">“El gobierno civil ha de ser el remedio contra
las inconveniencias</span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">que
lleva consigo el estado de naturaleza, las cuales deben ser, ciertamente,<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">muchas
cuando a los hombres se les deja ser jueces de su propia causa.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">John
Locke<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">John
Locke (1632-1704) es uno de los fundadores del liberalismo político. Su obra <i>Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil</i>
(1690) es, a la vez, una justificación de la Revolución “Gloriosa” de 1688 y
una defensa de los principios fundamentales del liberalismo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Pero
Locke no sólo es conocido por su papel en los orígenes del liberalismo; una de
sus contribuciones más destacadas en el terreno de la filosofía política
consiste en la elaboración del contractualismo, una corriente central en la
teoría política europea de los siglos XVII y XVIII. En este blog hemos dedicado
bastante espacio al contractualismo; basta indicar, por ejemplo, las fichas
dedicadas a Thomas Hobbes (1588-1679). Por ello resulta innecesario prolongar
esta introducción con una descripción más o menos detallada del
contractualismo. Aquí basta con indicar que el contractualismo parte del
supuesto que afirma que los SH no son seres sociales por naturaleza, como afirmaba
el viejo Aristóteles (384-322 a. C.), sino que originalmente vivían separados
unos de otros, en EN. Este EN era dejado de lado mediante un pacto o contrato
entre los individuos, el cual daba origen a la sociedad política.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Locke
aportó al contractualismo una concepción peculiar del EN, al que concebía como
un verdadero paraíso de los propietarios, pues en él cada individuo forjaba su
propiedad privada mediante el propio trabajo, podía acumular riquezas más allá
de sus necesidades gracias al oro y a la plata, y no debía pagar impuestos,
pues el Estado todavía no existía. Sin embargo, “todo lo sólido se desvanece en
el aire”, y el Edén de los propietarios desapareció, derribado no por el pecado
original sino por el prosaico egoísmo de los propietarios. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Esta
ficha, dedicada al capítulo 2 de la obra [1], cuenta la fábula del Edén de los
propietarios. Es, por cierto, una historia imaginaria, dado que jamás hubo EN
en ningún lugar ni en ninguna época. No obstante ello, la historia resulta
edificante para quienes en la actualidad pretenden revivir la utopía del
individuo aislado y egoísta. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Nota bibliográfica</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Para
la redacción de estas notas se ha utilizado la traducción española de Carlos
Mellizo: Locke,J. (2000). <i>Segundo Tratado
sobre el Gobierno Civil: Un ensayo acerca del verdadero origen, alcance y fin
del Gobierno Civil</i>. Madrid: Alianza. 238 p. (El libro de bolsillo, Area de
conocimiento: Humanidades; 4415). Traducción por Carlos Mellizo. Incluye:
Prólogo, por Carlos Mellizo.- Nota a la traducción, por Carlos Mellizo.-
Selección bibliográfica. Salvo indicación en contrario, todas las citas
corresponden a esta edición.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Abreviaturas</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">EN</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">= estado de
naturaleza / <b>NH</b>= naturaleza humana /
<b>SH</b>= seres humanos<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">En
el principio fue el EN… Es curioso comenzar un estudio de la sociedad política
postulando su inexistencia. La cuestión es todavía más curiosa si se tiene en
cuenta que no existe registro histórico (mucho menos, si cabe, en la época de
Locke) en donde se describa una situación de ausencia de sociedad. Para enojo
de los individualistas a ultranza, somos seres sociales. Pero entonces, ¿por
qué el EN?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Locke
lo explica en la primera oración del capítulo: “Para entender el poder
político, y para deducirlo de lo que fue su origen, hemos de considerar cuál es
el estado en que los hombres se hallan por naturaleza” (p. 36). En otros
términos, la función del EN es servir de base para deducir” el poder político
“de lo que fue su origen”. O sea, el EN es una herramienta lógica, una premisa
que utiliza para inferir de ella las características del poder político. En
otras palabras, lo que verdaderamente importa es el Estado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Yendo
al grano. El EN, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“es el estado en
que los hombres se hallan por naturaleza (...) estado de perfecta libertad para
que cada uno ordene sus acciones y disponga de posesiones y personas como
juzgue oportuno, dentro de los límites de la ley de naturaleza, sin pedir
permiso ni depender de la voluntad de ningún otro hombre.” (p. 36)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Los
SH poseen “perfecta libertad”, posesiones y personas. Por eso, el EN es el Edén
de los propietarios. A estos rasgos del EN (libertad, posesión), agrega la
igualdad: “Es [el EN] un estado de igualdad, en el que todo poder y
jurisdicción son recíprocos, y donde nadie los disfruta en mayor medida que los
demás.” (p. 36) La igualdad es un rasgo de la NH:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“Nada hay más
evidente que el que las criaturas de la misma especie y rango, nacidas todas
ellas para disfrutar en conjunto de las mismas ventajas naturales, hayan de ser
también iguales entre sí, sin subordinación o sujeción de unas o otras” (p.
36).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Locke
sigue el sendero inaugurado por Hobbes. Los SH son iguales, afirmación que
representa un corte radical con el pensamiento clásico, basado en la noción de
la desigualdad natural de las personas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Pero,
el EN es un estado de libertad, pero no un estado de licencia. O sea, cada
individuo no puede hacer cualquier cosa (no es un estado de guerra de todos
contra todos, tal como sostenía Hobbes en el <i>Leviatán</i>). Hay una “ley de naturaleza”, que <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“gobierna [al EN]
y que obliga a todos; y la razón, que es esa ley, enseña a toda la humanidad
que quiera consultarla que siendo todos los hombres iguales e independientes,
ninguno debe dañar a otro en lo que atañe a su vida, salud, libertad o
posesiones.” (p. 38)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">El
punto es interesante. Locke reemplaza un Absoluto (dios) por otro Absoluto (la
ley de naturaleza). El problema es que ambos son falsos Absolutos [2],
construcciones ideológicas elaboradas al calor de la lucha de clases. El orden
burgués deja de estar basado en dios y pasa a legitimarse por la ley de
naturaleza. Ahora bien, llegados aquí es legítimo preguntarse: ¿de dónde sale
esta ley? La sociedad desgarrada en clases sociales no puede engendrar una
única ley de naturaleza, pues cada clase
y grupo social procurará imponer su ley a las demás. Por ende, la ley de
naturaleza no será otra cosa que la ley favorable a la clase dominante. Locke
recae en el fetichismo jurídico, que pone la ley por encima de las condiciones
materiales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">A
partir del parágrafo 13 [3], hay una arremetida contra Hobbes y su
fundamentación de la necesidad del Leviatán (el Estado). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; margin-left: 36.0pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">“Concedo sin
reservas que el gobierno civil ha de ser el remedio contra las inconveniencias
que lleva consigo el estado de naturaleza, las cuales deben ser, ciertamente,
muchas cuando a los hombres se les deja ser jueces de su propia causa.” (p. 43)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Si
cada SH es egoísta (y Locke no dice nada en contrario), ser juez de su propia
causa derivará en el despotismo de cada individuo, y esto llevará a la guerra
de todos contra todos. Pero Locke agrega que el soberano (el Leviatán) también
es hombre…¿qué ventaja hay en un régimen en el que el monarca absoluto es un
hombre que es juez de su propia causa y tiene la “libertad (...) de hacer con
sus súbditos lo que le plazca, sin darle a ninguno la oportunidad de cuestionar
o controlar a quien gobierna según su propio gusto, y a quien debe someterse en
todo lo que le plazca” (p. 44).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Locke
no cuestiona la necesidad del Estado; su objeción va contra la monarquía
absoluta; mejor dicho, contra las formas de gobierno en las que una persona o
un grupo de personas toman decisiones de manera arbitraria sobre el conjunto de
la sociedad. Pero su rival, Hobbes, distingue entre el carácter absoluto del
poder estatal y la forma de gobierno. El punto central de la teoría hobbesiana
es que los SH no pueden vivir sin un poder que regule sus relaciones sociales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Los
parágrafos 14 y 15 están dedicados al problema de la existencia del EN: “Como
todos los príncipes y jefes de los gobiernos independientes del mundo entero se
encuentran en un estado de naturaleza, es obvio que nunca faltaron en el mundo,
ni nunca faltarán hombres que se hallen en tal estado (p. 44). En este punto,
puede decirse que Hobbes tiene razón, pues él sostiene que el EN es una
cuestión más lógica que histórica [4]. Sin embargo, la cuestión está mal
planteada. El problema no consiste en la existencia o no del EN; el problema a
resolver es si los SH pueden vivir fuera de la sociedad. Si el SH es un ser
social, el EN deja de ser un problema histórico y pasa a la categoría de
herramienta heurística. Además, “no todo pacto pone fin al estado de naturaleza
entre los hombres, sino solamente el que los hace establecer el acuerdo mutuo
de entrar en una comunidad y formar un cuerpo político” (p. 44)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Locke
concluye el capítulo con una afirmación del individualismo: “Yo (...) afirmo
que los hombres se hallan naturalmente en un estado así [EN], y que en él
permanecen hasta que, por su propio consentimiento, se hacen a sí mismos
miembros de alguna sociedad política” (p. 45). En la base del liberalismo se
encuentra la negación de la sociedad; o, en otras palabras, la negación del SH
como ser social. Eso explica la dificultad permanente del liberalismo para
articular lo individual y lo social. Pero esto ya es otra historia, que excede
con mucho la fábula contada aquí.<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: right;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">Villa
del Parque, jueves 11 de agosto de 2022<o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: center;"><span lang="es">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">NOTAS</span></b><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[1]
Titulado “Del estado de naturaleza” (pp. 36-45).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[2]
Es más preciso decir que todo Absoluto, por la mera pretensión de serlo, es
falso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[3]
El capítulo 2 abarca los parágrafos 4-15.<o:p></o:p></span></p>
<span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-language: ES-AR;"><div style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 8.0pt; text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Palatino Linotype"; mso-fareast-font-family: "Palatino Linotype";">[4]
“Acaso puede pensarse que nunca existió un tiempo o condición en que se diera
una guerra semejante, y, en efecto, yo creo que nunca ocurrió generalmente así,
en el mundo entero, pero existen varios lugares donde viven ahora de ese modo.
Los pueblos salvajes en varias comarcas de América, si se exceptúa el régimen
de pequeñas familias cuya concordia depende de la concupiscencia natural,
carecen de gobierno en absoluto y viven en ese estado bestial a que me he
referido.” (Hobbes, Leviatán, México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1998, pp.
103-104)<o:p></o:p></span></p><br /></div></span>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-1276500070674989762022-07-26T11:31:00.003-03:002022-07-26T11:31:56.951-03:00RICARDO Y LOS DIFERENTES TIPOS DE TRABAJO<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiZ3sO7Lh8_2gAPz13dznRO0ieNkyU5P3qFEX4v1nNKnJrKCTdxK_nxkoRTOoYYIH6w3U57F6guY51cu6-Ma3__Wdb4kGtSYbw0jd17O8O5wEeFfcXZ5rCR44rrz7XamXKLuoECdzYYFG-rlrxz4Rqi6DCdJVfWFBP2_yu7f-Asc-3xyMtjSL33SHxlg/s500/51ytVAqTggL.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="333" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiZ3sO7Lh8_2gAPz13dznRO0ieNkyU5P3qFEX4v1nNKnJrKCTdxK_nxkoRTOoYYIH6w3U57F6guY51cu6-Ma3__Wdb4kGtSYbw0jd17O8O5wEeFfcXZ5rCR44rrz7XamXKLuoECdzYYFG-rlrxz4Rqi6DCdJVfWFBP2_yu7f-Asc-3xyMtjSL33SHxlg/s320/51ytVAqTggL.jpg" width="213" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 10pt;">“El trabajo es el fundamento del valor y (...)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 10pt;">la cantidad relativa del mismo determina casi</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 10pt;">exclusivamente el valor relativo de las cosas.”</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 10pt;">David Ricardo</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt;">David Ricardo (1772-1823) investigó la economía
política en los albores de la primera Revolución Industrial. Gracias a él
tenemos, entre otras cosas, la crítica de Karl Marx (1818-1883) a la ciencia
económica moderna (`moderna’ significa en este caso las primeras décadas del
siglo XIX), plasmada en <i>El capital</i> (1867), la mejor descripción del
funcionamiento del modo de producción capitalista escrita hasta la fecha. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt;">Ricardo es autor de </span><i><span style="background: white; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">Principios de economía política</span></i><span style="background: white; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"> (<i>Principles of Political
Economy and Taxation</i>; 1° edición: 1817). Esta obra constituye, junto con <i>An
Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations</i> (1776) de Adam
Smith (1723-1790), el aporte más significativo de la economía política clásica
a la ciencia económica. Desde el punto de vista bibliográfico, los <i>Principles</i>
de Ricardo se encuentran divididos en XXXII capítulos. El capítulo I, titulado
“Del valor”, se halla subdividido, a su vez, en siete secciones. La Sección II
de ese capítulo está dedicada a examinar el problema de las distintas clases de
trabajo y su papel en la determinación del valor en cambio de la mercancía. [1]</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">Noticia para bibliófilos</span></b><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">:</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">Para la redacción de la ficha utilicé
la traducción española de E. Hazera: Ricardo, D. (1985). <i>Principios de
economía política</i>. Madrid, España: SARPE.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">Teoría del valor trabajo, ok. Pero,
¿qué trabajo?</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">Adam Smith fue el primero en
establecer que el trabajo es la fuente del valor de las mercancías. Ricardo
retoma la idea smithiana y enuncia la siguiente <b>ley del valor</b>: </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">“<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">Si la
cantidad de trabajo empleada en las cosas regula su valor en cambio [2], cada
incremento de la misma debe aumentar el valor del artículo a que se aplique, y,
del mismo modo, toda disminución debe reducirlo.” (p. 29) [3]</span></span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt;">Ahora bien, así
planteada la <b>teoría del valor trabajo</b> presenta una serie de
dificultades. La primera de ellas consiste en un problema que es a la vez
teórico y práctico. En la sociedad hay multitud de trabajos diferentes, hecho
que resulta de la constante extensión de la división del trabajo, algo ya
advertido por Smith. Las profesiones, los oficios, las labores, se especializan
cada vez más. Por ende, surge la dificultad de cómo comparar un día de trabajo
de una ocupación con un día de trabajo de otra ocupación. ¿Cómo establecer la
equivalencia entre la hora de trabajo de un ingeniero y la hora de trabajo de
un programador de software? , ¿cómo determinar la relación entre la hora de
trabajo de un maestro y la hora de trabajo de un recolector de residuos? La
cuestión es crucial para la teoría del valor trabajo, pues si los trabajos de
las diferentes ocupaciones y oficios son incomparables, la teoría resulta
falsa.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt;">Ricardo sostiene que
el mercado realiza la comparación entre los diferentes trabajos. La acción de
comparar se lleva a cabo tomando en cuenta dos variables: a) la habilidad
relativa del trabajador; b) la intensidad media del trabajo ejecutado. Que el
actor central sea el mercado da cuenta, en el lenguaje del economista inglés,
del hecho de que la economía es un proceso social y no individual. Así, yo
puedo pretender cobrar por una hora de mi trabajo (consistente en dar clases de
sociología) el triple de la hora de trabajo de un conductor de grúas de
precisión utilizadas en la construcción de puentes, pero mi pretensión se
estrellará contra el dictamen del mercado. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt;">Ricardo desarrolla
un poco más la cuestión de la determinación del valor relativo de los trabajos,
incorporando más variables. De este modo, para establecer la equivalencia entre
los distintos trabajos deben tomarse en cuenta: 1) destreza; 2) habilidad; 3)
tiempo necesario para aprender el oficio (p. 36). Sin embargo, la enumeración
resulta incompleta, pues en ella faltan al menos dos elementos: 4) la habilidad
y la destreza de la fuerza de trabajo tienen que comer todos los días, es
decir, los medios de subsistencia requeridos por el trabajador; 5) la fuerza de
trabajo tiene que reproducirse, para que el proceso de trabajo continúe en la
generación siguiente, o sea, los medios de subsistencia necesarios para el
mantenimiento de la familia del trabajador o trabajadora.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt;">En base a lo
anterior, se puede esbozar una primera definición del <b>salario</b> [4]: éste
es el valor en cambio de un oficio, profesión, etc. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt;">Digresión
epistemológica</span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #222222; font-family: "Palatino Linotype", serif; font-size: 12pt;">Ricardo indica al
pasar que estudia los “efectos de las variaciones del valor relativo de las
cosas y no de su valor absoluto” (p. 36). Esta frase tiene importancia
epistemológica, pues las variaciones del valor relativo (los precios) pueden
observarse y ser mensurados. La teoría del valor arranca, pues, de
observaciones objetivas y las explica a partir de los cambios (también
observables y objetivos) en la cantidad de trabajo necesario para producir las
cosas. Precisamente por esto es una <b>teoría objetiva del valor</b>. Pero
resulta significativo notar que la teoría tiene un límite: no dice nada del
valor absoluto (por lo menos en esta ocasión). En parte, esto último se explica
porque el valor es una relación, no una esencia. ¿En qué consiste la diferencia
entre relación y esencia? Ya tendremos oportunidad de desarrollar esto más
adelante. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">Villa del Parque,
martes 26 de julio de 2022</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">Notas</span></b><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">: </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[1] La Sección II se encuentra en pp.
35-36 de la edición mencionada en la noticia para bibliófilos.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[2] Ricardo utiliza el término valor
en cambio para referirse al valor mercantil.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[3] Ver también, al comienzo de la
Sección II, la frase que sirve de epígrafe a esta ficha.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;">
<span style="color: #222222; font-family: "Palatino Linotype",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[4] Ricardo aborda la cuestión de los salarios en el capítulo V (pp.
87-99).</span></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1959624846649632567.post-84124631909386266182022-07-12T11:15:00.000-03:002022-07-12T11:15:03.110-03:00ARGUMENTOS HOBBESIANOS PARA AMAR AL LEVIATÁN O, POR LO MENOS, JUSTIFICAR SU EXISTENCIA<p style="text-align: center;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUxeUQz7nDcHaElWhKG1afMJ1nEPigglZdSZsOZK2cqxQaNHt3tYbNIQIebmVSHG796IxWfD77f-u1zKLgGvC0cn65stM-RS0OBzmJ6Zq2IumgT3SUww9mRxsO-MRdld7EzBMke76pzNjVvRJVGVIAY2HnGwE3RTaxGNtIhSHpukuE9j6SVsjLQUSugg/s513/1232982540_0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="513" data-original-width="470" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUxeUQz7nDcHaElWhKG1afMJ1nEPigglZdSZsOZK2cqxQaNHt3tYbNIQIebmVSHG796IxWfD77f-u1zKLgGvC0cn65stM-RS0OBzmJ6Zq2IumgT3SUww9mRxsO-MRdld7EzBMke76pzNjVvRJVGVIAY2HnGwE3RTaxGNtIhSHpukuE9j6SVsjLQUSugg/w293-h320/1232982540_0.jpg" width="293" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Coloso, pintura atribuida a Francisco de Goya</td></tr></tbody></table><br /></p><p><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"> </span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 10pt; text-align: right;">"Si pudiéramos
imaginar una gran multitud de individuos, </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 10pt;">concordes con la
observancia de la justicia y de otras leyes de naturaleza, </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 10pt;">pero sin un poder
común para mantenerlos a raya, </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 10pt;">podríamos suponer
igualmente que todo el género humano hiciera lo mismo, </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 10pt;">y entonces no
existiría ni sería preciso que existiera ningún gobierno civil </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 10pt;">o Estado, en
absoluto, porque la paz existiría sin sujeción alguna."</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 10pt;">Thomas Hobbes</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">En el <i>Leviatán</i>,
la obra maestra del filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679), se encuentran
algunos capítulos especialmente importantes desde el punto de vista de la
ciencia de la sociedad. Ellos son el XIII, donde se describen las
características del <b>estado de naturaleza</b>, el cual precede a la vida en
sociedad, y el XVII, en el que se presentan las causas de la creación del <b>Estado</b>,
así como la manera en que esa creación se lleva a cabo. Ambos capítulos, que
por sí solos justifican la inclusión de Hobbes en cualquier antología del
pensamiento político, ya fueron reseñados y comentados en este blog. Pero el
trabajo quedaría incompleto si no procedemos a examinar el capítulo XVIII, que
da un cierre al tema de la cuestión del surgimiento del Estado abordada en el
capítulo que lo precede en la obra.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Antes de empezar es
preciso contentar a los amantes de las noticias bibliográficas. Todas las citas
del <i>Leviatán</i> fueron tomadas de la siguiente edición: Hobbes, T. (1998).
[1°edición: 1651]: <i>Leviatán o la materia, forma y poder de una república,
eclesiástica y civil</i>. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica. 618 p.
(Sección de Obras de Política y Derecho). Traducción de Manuel Sánchez Sarto.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Cumplidas las
formalidades, ya podemos comenzar con el análisis del capítulo XVIII, cuyo
título es “De los Derechos de los Soberanos por Institución”. [1]</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Hobbes inauguró una
corriente de pensamiento político conocida como <b>contractualismo</b>, cuya
característica definitoria consiste en postular un estado presocial (el famoso
estado de naturaleza), del que se sale mediante la realización de un <b>pacto</b>
o contrato (de ahí el nombre de la corriente). A Hobbes no le importa si existió
históricamente el estado de naturaleza, pues éste es más que nada un recurso
lógico, que permite a nuestro autor modelar los rasgos del Estado. Para ser
precisos, hay que decir que en la base de la argumentación hobbesiana se
encuentra la noción de <b>naturaleza humana</b>. O sea, la serie argumental es
la siguiente: naturaleza (o esencia) humana - estado de naturaleza - contrato o
pacto - <b>Leviatán</b> (Estado). En entradas anteriores ya desarrollamos los
primeros tres puntos de la serie argumental y, además, indicamos que la nota
característica del Estado es el recurso al terror para lograr la paz. Nuestro
filósofo no es afecto a lo políticamente correcto y prefiere mostrarnos la
desnudez del Estado.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">La necesidad del
Estado se deriva de la situación de <b>guerra de todos contra todos</b>, propia
del estado de naturaleza. El mismo egoísmo que provoca la confrontación entre
los seres humanos propone el remedio para superarla: surge así en cada
individuo la decisión de ceder a un tercero su derecho al autogobierno. De este
modo cobra vida el Leviatán, cuya potencia inflige terror a las personas y las
convence de respetar las reglas que impone.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Ahora bien, el Estado
utiliza el terror para imponer la paz. Con ese objetivo concentra el poder para
someter a los súbditos. Por ende, existe una asimetría brutal entre el <b>poder
estatal</b> y el poder de los ciudadanos; simplemente no hay equivalencia entre
uno y otro. Pero el gran poder del Estado tiene su contracara; los súbditos
pueden considerar que la asimetría mencionada les proporciona más desventajas
que utilidades. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">A primera vista,
salir de la guerra de todos contra todos para pasar a la opresión estatal no
parece ser un buen negocio.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Hobbes resuelve el
problema mediante dos argumentos. El primero involucra la cuestión de la <b>representación</b>
y es desarrollado al comienzo del capítulo. El segundo consiste en la
comparación de la vida de las personas en estado de naturaleza y la vida bajo
el poder del Leviatán, y se encuentra al final del capítulo. Dado que el
segundo argumento remite a los fines del Estado y que, por tanto, toca la raíz
de la cuestión, es preciso comenzar por éste a los fines de la claridad de la
exposición, a pesar de que proceder así implica invertir la estructura del
capítulo.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Como es su costumbre,
Hobbes va al hueso:</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">“Puede objetarse aquí que la condición de los súbditos es muy miserable,
puesto que están sujetos a los caprichos y otras irregulares pasiones de aquel
o aquellos cuyas manos tienen tan ilimitado poder.” (p. 150)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">La objeción es
plausible dada la asimetría de poder entre el Leviatán y los súbditos. Y es
todavía más pertinente si se acepta la concepción hobbesiana de la naturaleza
humana: los seres humanos son egoístas por naturaleza y luchan entre sí por
tres motivos, a saber, competencia, desconfianza, gloria. [2] Pues, si cada
individuo procura someter a los demás, ¿qué no haría uno - o varios de ellos -
colocado en una posición de poder? </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Parece ser que hemos
salido del terror de la guerra de todos contra todos para sumergirnos en el
terror del despotismo estatal.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Hobbes responde al
problema de la asimetría Estado-súbdito mediante otra asimetría: el terror de
la guerra de todos contra todos frente al terror estatal. El primero es la peor
situación imaginable para los seres humanos, pues “existe continuo temor y
peligro de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca,
embrutecida y breve” (p. 103). En el estado de naturaleza impera “esa disoluta
condición de los hombres desenfrenados, sin sujeción a leyes y a un poder
coercitivo que trabe sus manos, apartándoles de la rapiña y de la venganza” (p.
150). Ese estado puede compararse a “la miseria y calamidades que acompañan a
una guerra civil” (p. 150). </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Todos estos horrores
son consecuencia de la ausencia de un “poder coercitivo” que ponga freno a la
acción de las pasiones propias de la naturaleza humana.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Nuestro filósofo es
taxativo:</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">“Las leyes de naturaleza (...) [en suma, la ley que dice <i>haz a los
otros lo que quieras que otros hagan para tí</i>] son, por sí mismas, cuando no
existe el temor a un determinado poder que motive su observancia, contrarias a
nuestras pasiones, las cuales nos inducen a la parcialidad, al orgullo, a la
venganza y a cosas semejantes. Los pactos que no descansan en la espada no son
más que palabras, sin fuerza para proteger al hombre, en modo alguno.” (p. 137)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Por todo esto, el
terror de la guerra de todos contra todos es inconmensurable. En consecuencia,
el terror que impone el Leviatán es necesario, pues sin la existencia de un
poder coercitivo la vida humana no es otra cosa que miedo e
incertidumbre. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">El poder estatal
provoca “incomodidades” a las personas, pero son insignificantes frente a los
efectos de la guerra de todos contra todos. Este es, palabras más palabras
menos, el argumento hobbesiano.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">La historia nos
enseña las atrocidades cometidas por los Estados. Está fuera de discusión la
inigualable capacidad estatal para infligir daño y provocar sufrimiento. Pero
Hobbes nos propone ampliar la perspectiva e indagar las causas de la existencia
del Estado, pues el Leviatán existe con independencia de lo que pensemos de él.
Su razonamiento es sencillo, pero apunta al núcleo de la cuestión: la necesidad
de reglas para vivir en sociedad y, derivada de ella, la necesidad de un poder
que haga cumplir esas reglas.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Tal como se indicó
más arriba, Hobbes desarrolla otro argumento para resolver el problema de la
justificación del Estado. Según esta otra argumentación, el Leviatán es
instituido por la voluntad de cada uno de los individuos, expresada en el
pacto. No es una imposición; su institución expresa la autonomía del individuo.
Si bien Hobbes apenas menciona al pueblo (algo lógico, puesto que su postura es
individualista metodológica), puede afirmarse que el Leviatán surge de la
voluntad popular (entendida aquí como la agregación de cada uno de los
individuos que firma el pacto). [3] Por ende, cada una de las leyes
establecidas por el Estado debe ser considerada como la expresión de la
voluntad de cada individuo pactante.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-left: 36.0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">“Cada uno de ellos, tanto los que han <i>votado en pro</i> como los que
han <i>votado en contra</i> [de la creación del Leviatán], debe <i>autorizar</i>
todas las acciones y juicios de ese hombre o asamblea de hombres, lo mismo que
si fueran suyos propios, al objeto de vivir apaciblemente entre sí y de ser
protegidos contra otros hombres.” (p. 142)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">El terror de que se
sirve el Estado para imponer la paz es, por tanto, la manifestación de las
voluntades de los individuos. Esta es una diferencia radical respecto a la
situación del estado de naturaleza.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Hobbes profundiza el
camino abierto por Maquiavelo (1469-1527) en <i>El príncipe</i> [4]. El pueblo
es la fuente de la soberanía; el Leviatán es la representación del pueblo. Por
esto el terror estatal expresa la voluntad del pueblo de poner fin a la guerra
de todos contra todos.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Los dos argumentos
que acabamos de exponer le sirven a Hobbes para justificar la necesidad del
Estado. Ellos no agotan la variedad de temas desarrollados en el capítulo
XVIII, pues allí se abordan dos cuestiones más: i) la soberanía y la
representación; ii) los derechos y atributos del Estado. Pero aquí termina la
ficha. Ya habrá oportunidad para tratar ambas cuestiones.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"> </span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Villa del Parque,
martes 12 de julio de 2022</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">
<hr align="center" size="2" width="100%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">NOTAS</span></b><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">: </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">[1] Se encuentra en
pp. 142-150 de la edición mencionada.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">[2] Hobbes escribió
en el capítulo XIII: “Así hallamos en la naturaleza del hombre tres causas
principales de discordia. Primera, la competencia; segunda, la desconfianza;
tercera, la gloria.” (p. 102).</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">[3] El pasaje clave
es el siguiente: “De esta institución de un Estado derivan todos los <i>derechos</i>
y <i>facultades</i> de aquel o de aquellos a quienes se confiere el poder
soberano por el consentimiento del pueblo reunido.” (p. 142)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">[4] Ver al respecto
el capítulo 9 de <i>El príncipe</i>.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"><o:p></o:p></span></p><p><br /></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 8pt; margin-top: 0pt; text-align: right;"><br /></p>Ariel Mayo (1970)http://www.blogger.com/profile/00736828840681128118noreply@blogger.com0