Reproduzco la nota que escribí el 22 de febrero del año pasado, sin modificar ni una coma. Lamentablemente, mantiene plena vigencia.
La
recientemente fallecida Amalia Lacroze de Fortabat no viajaba en el Sarmiento.
Los empresarios dueños del maíz, de la soja y de los otros productos de
nuestras fértiles llanuras, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los banqueros y
los traficantes de divisas, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los dueños de las
multinacionales mineras que se dedican a reconstruir el paisaje de nuestras
montañas ricas en recursos naturales, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los
empresarios católicos de Pérez Companc, los empresarios de los grupos
económicos y de las multinacionales, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los
dueños de las Pymes que “negrean” a sus trabajadores, tampoco viajaban en el
Sarmiento. Los empresarios del trabajo “esclavo” tampoco viajaban en el
Sarmiento. Los dueños y gerentes de los multimedios de prensa, tanto los de la
“corpo” privada como los de la “corpo” oficial, tampoco viajaban en el
–Sarmiento. Los dueños de los shoppings, los empresarios de la construcción,
los dueños de las grandes cadenas de electrodomésticos, tampoco viajaban en el
Sarmiento. Los senadores y diputados que sancionan las leyes y se aumentan las
dietas, tampoco viajaban en el Sarmiento. La señora presidenta, el inefable
Mauricio Macri y los demás “lideres” de la oposición de derecha, tampoco
viajaban en el Sarmiento. Los miembros de la Corte Suprema, los jueces, los
jefes de las fuerzas de seguridad, tampoco viajaban en el Sarmiento.
Los
dueños de la Argentina no viajaban en el Sarmiento.
En el
Sarmiento viajaban trabajadores. Por eso el servicio se prestaba en condiciones
pésimas, por eso las demoras y cancelaciones constantes de servicios, por eso
el hacinamiento en los vagones, por eso la falta de respeto cotidiana de la
empresa TBA. Por eso la persecución a los trabajadores del ferrocarril toda vez
que denunciaban las condiciones de prestación del servicio y/o se atrevían a
disputarle poder a la burocracia del gremio. Por eso la persecución de funcionarios
del gobierno (caso Aníbal Fernández) a los delegados combativos (el Pollo
Sobrero, etc.). Por eso la falta de inversión, por eso la falta de
mantenimiento, por eso la tercerización de servicios de parte de TBA. Por eso
los accidentes de los años anteriores.
Por eso
la masacre de hoy.
En estos
días en que tanto se habla de soberanía, los trabajadores no son dueños de su
país. Desde que se levantan hasta que se acuestan su vida es manejada por los
empresarios, por el gobierno y/o por la yunta de ambos. Recuperar la soberanía
significa, ante todo, que los trabajadores consigan el poder de decidir sobre
sus vidas. Para que la democracia no sea sólo una bella palabra y para que no
haya más masacres como la de hoy.
Mientras
tanto, los trabajadores seguirán viajando en el Sarmiento, y los dueños del
país seguirán lucrando con el trabajo de esos trabajadores. Por supuesto, sin
viajar en el Sarmiento.
Villa del Parque, jueves 13 de junio de 2013
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