Bienvenidas
y bienvenidos a la octava clase del curso.
El tema de la clase de hoy es el objeto y unidad de análisis, en base al
artículo del profesor Marradi que figura en la bibliografía obligatoria. Como siempre,
nos interesaremos más en las cuestiones prácticas antes que en las teóricas,
siguiendo la orientación explicada en la primera clase de la cursada. Recuerden que esta
parte del curso tiene por objetivo primordial contribuir a su preparación para
encarar el TFPP y/o estudios de posgrado con las tareas de investigación
correspondientes.
Comencemos pues.
En las
clases anteriores giramos en torno al planteo del problema y el MT. En otras
palabras, describimos las etapas iniciales del proceso de investigación. Ahora
nos toca avanzar; para ellos debemos dedicarnos a presentar los instrumentos con que contamos para recolectar datos. Expliquemos este punto.
Una
investigación empieza con un problema referido a algún aspecto de la realidad.
Para resolver ese problema se realiza precisamente la investigación, para
abordarlo se seleccionan y/o elaboran determinadas herramientas conceptuales.
También nos fijamos objetivos. Todo ello forma parte del período preliminar del
trabajo. Se trata de trabajos imprescindibles, por cierto, y hemos gastado muchas
palabras en justificar su importancia. Pero no debemos olvidar que el propósito
de toda investigación es resolver el problema planteado al principio. Dicho de
manera tosca, en algún momento tenemos que pasar de la teoría a la práctica. En
otras palabras, hay que empezar a recolectar datos para resolver nuestro
problema.
Existen varios medios de recolección de datos.
Hay investigaciones en las
que la mencionada recolección consiste en una ampliación de la RB efectuada al comienzo
del proceso de investigación. Por ejemplo: si el problema de investigación consiste
en los cambios en la definición de la noción de turismo, es más que probable
que la recopilación de datos provenga de la consulta y lectura de libros y
artículos.
Otras investigaciones requieren de salidas al “campo” (el
terreno, la calle, etc.) para recoger los datos que permitan resolver el
problema. En las clases posteriores exploraremos algunos de los instrumentos de
recolección de datos más conocidos (encuesta, entrevista). Ahora corresponde
explicar algunas cuestiones importantes que permiten llevar adelante esa
recolección.
Ante todo, para llevar adelante la recolección mencionada es necesario tener claro dónde
realizarla. Dicho de modo más preciso, hay que determinar quiénes son los sujetos de nuestra
investigación. El profesor Marradi dedica su artículo a explicar esta cuestión.
En
primer lugar, define la noción de unidad de análisis,
es decir “el tipo de objeto acerca del cual se buscan informaciones en una
investigación” (p. 87). Es importante tener en cuenta que los objetos pueden
ser personas (ya sean individuos o grupos), instituciones, sucesos. La unidad
de análisis se deriva del problema de investigación. Por ejemplo, una
investigación cuyo tema es “Las políticas públicas de promoción del turismo en
la provincia de Buenos Aires en el período 2015-2019” tiene como unidad de
análisis al Estado de la provincia de Buenos Aires.
No
basta con definir el objeto a investigar. También es necesario definir “el
ámbito espacio-temporal que interesa” (p. 88) estudiar. Es innecesario explicar
la importancia de precisar el espacio geográfico en que se desarrollará la
investigación; en el ejemplo mencionado en el párrafo anterior no es lo mismo
indagar las políticas públicas de la provincia de Buenos Aires que las del
Estado brasileño. Así como establecer de manera precisa el problema permite acotar el ámbito de
investigación, definir el ámbito espacial cumple una función semejante, al limitar el
terreno de nuestras búsquedas.
Lo
dicho respecto al ámbito espacial vale para el alcance temporal de la
investigación. Marradi señala que si se omite la especificación del ámbito
temporal, se corre el riesgo de trabajar en un presente continuo, ignorando el
carácter histórico de los hechos sociales.
Una
vez definidos la unidad de análisis y el ámbito espacio-temporal corresponde
establecer la población, esto es, “el
conjunto de ejemplares de esa unidad que se encuentran en dicho ámbito” (p.
88). Cada ejemplar de esa población puede convertirse en un caso de nuestra investigación.
En
una investigación no es habitual que se releven todos los casos de la población. La
explicación es sencilla: las poblaciones suelen ser muy grandes y los recursos
de los investigadores muy escasos. Por ejemplo: es imposible realizar una
investigación sobre los motivos de la elección de un lugar turístico relevando
a todos los turistas potenciales, pues ello implicaría indagar una cantidad
desmesurada de casos. Sólo en contadas ocasiones se trabaja con la totalidad de
una población muy grande (los censos de población y vivienda son un ejemplo de
este tipo de trabajo, pues abarcan a toda la población de un país).
“Descontando a esos
casos [los censos], se presenta el problema de elegir un pequeño subconjunto de
estos miembros de la población para investigarlos con un menor gasto de
recursos, convirtiéndolos en casos de una matriz de datos. [2] Este problema se
aborda con una herramienta clásica de las ciencias sociales: el muestreo.” (p. 88-89).
Para
poder continuar es necesario definir la noción de muestreo:
“Es cualquier
subconjunto, amplísimo o limitadísimo, de miembros de una población que se
investiga con el fin de extender a toda la población las conclusiones
resultantes del análisis de las informaciones relativas al subconjunto.” (p.
89).
La
extrapolación de las conclusiones del análisis de la muestra a la población
entera se denomina inferencia
estadística. [3] Si bien el profesor Marradi la examina en el artículo,
nosotros trataremos la cuestión al momento de abordar la cuestión de la encuesta.
No
obstante lo dicho en el párrafo anterior, conviene decir algunas palabras sobre
el problema de la inferencia, para evitar que la argumentación quede partida en
varias clases. Más arriba definimos el concepto de población; ahora corresponde
distinguir entre población y universo.
La primera siempre es finita; el universo, en cambio, es infinito. Marradi
señala la significación de establecer esta distinción:
“Como pasa a
menudo, el uso terminológico impropio no acontece por casualidad, sino porque
permite extender a las encuestas de las ciencias sociales fórmulas matemáticas
asentadas en supuestos que sólo son legítimos para conjuntos infinitos, es
decir, universos.” (p. 89).
En
definitiva, volvemos otra vez a la necesidad de establecer el ámbito de nuestra
investigación, la población que constituye nuestro objeto de estudio. Sólo así
es posible evitar el riesgo de confundir población y universo.
El
profesor Marradi menciona otro problema del muestreo. Se trata, en sus
palabras, del “hábito de extender
la inferencia más allá de la población de la cual se extrajo la muestra.” (p.
89). Más adelante volveremos a tratar esta cuestión, cuya importancia es significativa toda vez que se utilizan instrumentos de recolección de datos como la encuesta.
Resta
por tratar un caso especial de investigación, aquella en la que se puede
relevar a todos los integrantes de la población. El profesor Marradi explica el
procedimiento, que recibe la denominación de enumeración completa [5]:
“Cuando la unidad
es una provincia y el ámbito un Estado dado en un periodo dado, o la unidad es
un Estado y el ámbito un continente dado en un período dado, la población no es
numerosa, y habitualmente se recolectan informaciones acerca de todos sus miembros
(es decir, todos los ejemplares de esa unidad dentro del ámbito
espacio-temporal).” (p. 88).
En la
próxima clase trabajaremos el tema de la hipótesis. Para ello utilizaremos el capítulo
6 del texto de Hernández Sampieri. [4]
Muchas gracias por su atención.
Villa
del Parque, martes 2 de junio de 2020
ABREVIATURAS:
MT = Marco teórico / RB = Revisión bibliográfica / TFPP
= Trabajo Final de Práctica Profesional
NOTAS:
[1] Marradi,
A. (2007). “Conceptos de objeto y unidades de análisis. Población y muestra”.
EN: Marradi, A. (2007). Metodología de
las ciencias sociales. Buenos Aires: Emecé. (pp. 87-96).
[2] Ver Marradi, A.,
op. cit., p. 87.
[3] Ver Marradi, A.,
op. cit., p. 89 y ss. En especial, es importante prestar atención al concepto
de representatividad.
[4] Hernández Sampieri, R.; Fernández Collado, C. y Baptista
Lucio, P. (2014). Metodología de la
investigación. México D. F.: McGraw-Hill Interamericana.
[5] Se la denomina así por contraposición a la enumeración incompleta, propia de la encuesta, en la que se releva una parte de la población.
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