“¿Qué demuestra la historia de las ideas sino que la
producción intelectual
se transforma con la producción material? Las ideas
dominantes en cualquier
época no han sido nunca más que las ideas de la clase
dominante.”
Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895),
socialistas alemanes
Bienvenidas y bienvenidas a la undécima clase del
curso.
Ya estamos llegando a las postrimerías del curso,
momento en el que ustedes están concentrados en la elaboración del segundo parcial.
La clase de hoy contiene elementos que pueden serles de utilidad, en especial
para el armado de las respuestas a los puntos 2 y 3 del examen. Al final de la
clase agregaré mis respuestas a varias consultas referidas a temas de la
materia, pues ellas también pueden servirles para estructurar mejor el parcial.
Nuestro encuentro de hoy estará dedicado al artículo
del profesor Pardo, “El desafío de las ciencias sociales” [1], cuyo análisis
fue iniciado en la clase anterior. Además, comenzaremos el estudio del artículo
“La teoría de la ideología”. [2]
Antes de comenzar quiero hacer una aclaración. Si bien
esta semana estarán presentando los segundos parciales y, en muchos casos,
promocionarán la materia (espero que sea así), el curso continuará a hasta
finales del mes de junio. Esto significa que seguirán recibiendo las clases
correspondientes a los temas indicados en el cronograma. Habrá, por supuesto,
una diferencia importante: ya no estarán bajo la presión de pensar todo el
tiempo en los parciales.
Pasemos ahora al contenido de la clase propiamente
dicha.
En nuestro encuentro anterior examinamos
algunos aspectos de la CNE de las
CS. Esa concepción predominó en el siglo XX, a punto tal que fue denominada concepción estándar de las CS. [3] Eso
significa que las diferentes teorías de la economía, de la sociología, de la
ciencia política, etc., se basaron en los supuestos epistemológicos de dicha
concepción. En otras palabras, esas teorías pensaron la sociedad desde la
concepción estándar. Por supuesto, hubo perspectivas diferentes, siendo el marxismo un ejemplo de estas últimas.
La CNE presenta una serie de
inconvenientes, que fueron advertidos rápidamente por muchos científicos
sociales. El primero de los problemas de la CNE radica en la separación entre
el científico y su objeto de estudio (en este caso, la sociedad). La dificultad
radica en que un economista, un sociólogo, etc., forma parte de la sociedad que
estudia, forma parte de su objeto de estudio. Si esto es así, ¿cómo puede escindirse
en una persona que vive en una sociedad determinada por un lado, y en un
científico social que estudia dicha sociedad por el otro?
La cuestión planteada en el interrogante
anterior se vuelve más compleja todavía si se tiene en cuenta que los científicos
sociales producen conocimiento en el marco de una sociedad dividida en clases
sociales que tienen intereses opuestos, antagónicos. El capitalismo es una sociedad
con estas características: un grupo de personas, los capitalistas, concentra la
propiedad de los medios de producción, en tanto que otro grupo de personas (los
trabajadores, cuyo número es mucho mayor que el de los capitalistas) se ve
obligado a trabajar para los primeros para obtener el dinero necesario para
comprar las mercancías que requiere para vivir. En otras palabras, empresarios
y trabajadores viven de modo diferente y, además, tienen intereses antagónicos,
más allá de los diferentes tipos de acuerdos que tengan en momentos
determinados. Sé que esto es extremadamente esquemático, pero se trata de una
presentación general del problema.
Veamos un ejemplo (muy burdo por cierto)
para ilustrar lo anterior. Supongamos que un economista elabora una teoría
sobre el salario, en la que sostiene que es preciso reducir los ingresos de los
asalariados para mejorar la competitividad de la economía. Esa teoría puede
estar apoyada en pruebas empíricas, puede estar expresada en fórmulas
matemáticas. Como es de esperarse, será aceptada por los empresarios, que
suelen ver con buenos ojos una rebaja de los salarios. Sin embargo, los
trabajadores asalariados la rechazarán, por ir en contra de sus intereses. Por
más pruebas científicas que presente el economista, los trabajadores
considerarán a su teoría como una expresión de los intereses del empresariado.
Como puede verse, pasamos del terreno científico al político.
Dejo aquí el ejemplo, cuya única
finalidad es presentar una de las dificultades implicadas en la CNE de las CS:
el rechazo del carácter político de las CS. Vivimos en una sociedad
contradictoria y desigual, ¿por qué podríamos tener CS neutrales frente a esas
contradicciones y desigualdades?
La crítica anterior a la CNE fue
desarrollada por Karl Marx (1818-1883, sobre todo en su obra El capital (1867), donde discute los
fundamentos de la economía política. El profesor Pardo, por su parte, hace
mención a otra de las críticas a la CNE, cuya expresión fue la llamada reacción comprensivista. [4]
Los
comprensivistas, cuyos principales exponentes son los sociólogos Max Weber
(1864-1920) y Alfred Schütz (1899-1959) defendieron la existencia de una
distinción fundamental entre CN y CS. Mientras que en las primeras los
científicos podían abordar a su objeto de estudio como algo ajeno ( algo
diferente a ellos), en las CS los científicos no podían separarse de su objeto.
Mientras que para los positivistas (una de las variantes de la CNE) las CN y
las CS formaban parte de un continuum,
los comprensivistas sostenían la existencia de una separación radical entre
ambos tipos de ciencia. Esta separación pasaba no sólo por la diferente
posición del científico respecto al objeto de estudio en unas y otras, sino
también por los métodos que debían utilizar los científicos naturales y los
científicos sociales.
El profesor Pardo resume los rasgos
característicos del comprensivismo en la página 114. Allí define la
comprensión:
“«Conocer» en
ciencias sociales ya no será subsumir – desde la objetividad – fenómenos particulares
mediante leyes (explicar), sino «comprender»: esto es, desocultar significados,
alcanzar – desde la propia subjetividad del intérprete – la subjetividad del
actor social. El conocimiento de las ciencias sociales posee, entonces, un
ineludible componente de empatía: se trata de desentrañar los propósitos e
intenciones del otro; algo así como acceder al alma del otro. Sólo así sería
posible entender el proceso social.”
Aquí es necesario tener presente dos
cosas: en primer lugar, el comprensivismo fue minoritario dentro de las CS,
pues la corriente mayoritaria en el siglo XX siguió adhiriendo a los postulados
de la CNE. En segundo lugar, desde el principio el comprensivismo fue criticado
por subjetivismo o psicologismo. El profesor Pardo explica así esta última
cuestión:
“El problema de la
concepción naturalista-empirista radicaba en la desmedida pretensión
metodológica de un punto de partida objetivo que permitiera la formulación de
leyes generales explicativas. La particular dificultad de las ciencias sociales
de establecer leyes de ese tipo derivaba, por un lado, en la afirmación de una
esencial inferioridad de éstas en comparación con las disciplinas
físico-matemáticas («ciencias blandas», «ciencias duras»); y por otro, en una
descripción del quehacer del científico social que no hace justicia de la
especificidad de su labor: hacer ciencias sociales no es sólo una actividad
explicativa, o al menos mediante esta actividad no se da cuenta totalmente de
la tarea llevada a cabo en una investigación social. Ahora bien, si la
concepción estándar peca de reduccionismo, la visión comprensivista lo hace de psicologismo
y, por ende, de subjetivismo. ¿Qué significa esto? Que, en la medida en que la
comprensión – modo de conocimiento propio de las ciencias sociales – es concebida
como empatía, vale decir, como acceso al pensamiento o a la mente del autor, no
es controlable científicamente. ¿Cómo sería posible establecer – con ciertos
criterios de cientificidad – lo que ocurre en la mente de otra persona? Si
comprender es recrear en la subjetividad del investigador las intenciones, los
sentimientos y los propósitos del otro, en tanto objeto de estudio, es
inevitable la objeción de psicologismo y de subjetividad a-metodológica y, por
tanto, a-científica.” [5]
Los partidarios de la concepción estándar
atacaron al comprensivismo y mantuvieron sus posiciones hegemónicas en las CS.
A despecho de las críticas de marxistas y comprensivistas [6], la CNE siguió
proveyendo a los científicos sociales de fundamentos epistemológicos para sus
teorías. Sin embargo, los comprensivistas no permanecieron quietos. En la
segunda mitad del siglo XX procuraron elaborar un método que reforzara la
objetividad de la comprensión: ese método fue la hermenéutica.
El profesor Pardo describe la
hermenéutica en el tercer apartado de su artículo [7] el desarrollo de la
incorporación de la hermenéutica a las CS. Hay que tener presente que la
hermenéutica surgió como una disciplina externa a las CS. En rigor, surgió como
método para la interpretación de los libros sagrados de la religión y de allí
pasó al estudio de los textos literarios. Fueron dos filósofos, el alemán Hans-Georg
Gadamer (1900-2002) y el francés Paul Ricoeur (1913-2005), quienes
desarrollaron la aplicación de este método a las CS.
La idea central de los hermeneutas consiste
en dotar de bases objetivas a la interpretación de los motivos de la acción de
los individuos. Para ello recurren a los instrumentos forjados en el marco de
la interpretación del sentido de los textos literarios. De ese modo intentan
eliminar los factores subjetivos del proceso de comprensión. Pardo resume así
la posición de los hermeneutas:
“Afirmar el carácter
interpretativo de todo conocimiento implica, en primer lugar, reconocer que a
esa supuesta primera relación de sujeto-objeto en la que se asienta la «objetividad»
la antecede otra más originaria: la ligazón del ser humano con un mundo, con
una tradición. Y esa relación previa a la subjetivación, suelo ineludible de
todo posible teorizar, es lo que en la hermenéutica se denomina pertenencia.
Entonces no sólo las ciencias sociales estarán determinados por ese círculo
entre el intérprete y el objeto, sino que el conocimiento todo se mueve dentro
de una cierta circularidad: al fin y al cabo siempre hablamos «desde» algún
lugar.” [8]
El profesor Pardo sostiene que las
nociones de tradición y pertenencia son fundamentales para la
entender los aportes de la hermenéutica al comprensivismo. Desde esta
perspectiva, la sociedad es concebida como una “comunidad de prejuicios
condicionantes” [9]; si se acepta esto, es inaceptable la CNE, pues resulta
imposible fundamental la objetividad, dado que el propio científico pertenece a
esa “comunidad”.
No es preciso proseguir con esta cuestión.
Los que están interesados en profundizar el tema de la hermenéutica pueden
consultar la bibliografía mencionada en el artículo del profesor Pardo. [10]
Antes de concluir el análisis del texto
de Pardo quiero indicar la importancia de los ejes problemáticos señalados al
principio del artículo. [11] Se trata de ejes en torno a los cuales gira el
debate epistemológico en las CS: el objeto de estudio, el método y el estatus
epistemológico. Ya hemos hablado de los dos primeros ejes; respecto a la
cuestión del estatus epistemológico, muchas personas piensan que las CS no son
ciencias, tal es la influencia de la CNE. En este punto cabe situar el debate
entre la CNE y el comprensivismo (hay que agregar a los marxistas, con una
posición diferente a las de los otros dos contendientes). Vuelvo a repetir algo
que ya hemos dicho, desde el punto de vista de la CNE, las CS sólo pueden ser
ciencias en la medida en que acepten los postulados naturalistas-empiristas.
Sobre el final del artículo, el profesor
Pardo enumera los rasgos del escenario posnaturalista
y posempirista [12], esto es, de las corrientes que cuestionaron a la CNE a
partir de la década de 1960. La descripción de cada rasgo es precisa en el
texto, así que no es necesario repetirla aquí. Pero resulta conveniente prestar
atención a alguno de esos rasgos: en primer lugar, el giro lingüístico:
“Con esta
denominación volvemos a referirnos al cambio fundamental que reviste la
consideración del lenguaje, el cual ya no es comprendido al modo de un medio de
comunicación, de un mero instrumento para intermediar la relación del hombre
con las cosas, sino como «materia prima del mundo social», esto es, como
horizonte último de la inteligibilidad de los procesos históricos y sociales.
La realidad social y, a la vez, el hombre mismo, su racionalidad, son lenguaje.”
[13]
En segundo lugar, el supuesto hermenéutico, que implica una ruptura con el empirismo
propio de la CNE. Si se acepta este supuesto:
“La tarea de las
ciencias sociales es interpretar una realidad que ya ha sido interpretada por
otros, por los actores sociales. A esto suele hacerse referencia con el
concepto de doble hermenéutica.” [14]
Por último, la pertenencia del intérprete
a una tradición, es decir, a una comunidad de sentido aceptada por el conjunto
de los individuos que viven en una sociedad determinada, incluyendo en este
conjunto a los científicos sociales. Esta pertenencia es previa a toda práctica
que busca la objetividad.
Luego del análisis del texto de Pardo
tenemos que pasar a mi texto sobre la ideología. Para no hacer demasiado
extensa a esta clase voy a limitarme a presentar la estructura de este último
artículo, cuyo examen concluirá la clase siguiente.
El artículo sobre ideología tiene el
objetivo de plantear los alcances de la objetividad en las CS. Recordemos que
la CNE concibe a la objetividad como toma de distancia, como distanciamiento
respecto al objeto de estudio. La puesta en práctica del distanciamiento
implica que el científico está obligado a desechar sus supuestos previos sobre
el hecho o los hechos que está estudiando (sus teorías, sus prejuicios, su
ideología, etc.), dedicándose a recopilar y examinar los hechos “desnudos”
(insisto, dejando de lado todo marco conceptual anterior a ese examen de los
hechos).
La teoría de la ideología permite discutir
esta noción de objetividad. Mediante dicha teoría es posible establecer los
límites de la objetividad en las CS o, todavía mejor, las características que
asume la objetividad en las CS. No se trata de rechazar toda noción de
objetividad y convertir así a las CS en un lugar donde se puede decir cualquier
cosa. Nada de eso. La teoría de la ideología permite comprender los alcances de
nuestra objetividad como científicos sociales. Ya veremos esto con más detalle.
Desde el punto de vista de su estructura,
el artículo se divide en tres partes: a) presentación de la teoría de la
ideología y su relación con la cuestión de la objetividad [15]; b) ejemplos de
teorías de la ideología. Esta parte, la más extensa del texto, está dedicada a
la descripción de algunas de las teorías de la ideología. En ella desfilan los “ideólogos”,
la teoría de la falsa conciencia (Marx y Engels), la teoría del fetichismo de
la mercancía (Marx), la teoría de las prenociones (Durkheim) [16]; c) una
síntesis en la que se desarrolla la relación entre ideología y objetividad en
las CS. [17]
En la próxima clase trataremos los
contenidos del artículo, en especial las teorías de la ideología de Marx. Paso
ahora a las preguntas y consultas.
Preguntas, respuestas, intercambios varios:
Ø Profesor, me surgió una gran duda, ¿en la pregunta 3 tengo
que desarrollar la reacción comprensivista y lo que sigue?
En el punto 3 del examen se pide desarrollar la CNE de las CS.
No es necesario describir la reacción comprensivista (salvo que quieras
desarrollar algunas de las falencias de la mencionada concepción).
Ø Tengo una consulta sobre el tercer punto
del examen. Después de desarrollar la Concepción Naturalista Heredada, ¿debería
incluir el debate que se da entre explicar y comprender?
La consigna apunta a desarrollar las
características de la CNE. Esta concepción, que toma su método de las CN,
adopta la explicación como forma de
elaborar el conocimiento de la sociedad, como el método que deben seguir las CS.
En otras palabras, plantea que las CS tienen que producir leyes que describan
lo social como un mecanismo de causas y efectos. Esto puede ser incluido en la
respuesta a la pregunta.
La comprensión constituye el método propuesto por la reacción
comprensivista, y consiste en encontrar los motivos de las acciones
desarrolladas por cada individuo. Si bien no forma parte de lo pedido en la
consigna, puede ser incluida en la respuesta para que se entienda mejor el
método de la explicación.
Con esto no quiere indicarles cómo tienen
responder a la pregunta del parcial. Se trata de una sugerencia, y ustedes
pueden tomarla, tomarla parcialmente o desecharla con total libertad.
Villa del Parque, lunes 15 de junio de
2020
ABREVIATURAS:
CN = Ciencias naturales / CNE = Concepción naturalista - empirista/ CS
= Ciencias sociales / EN = Estado de naturaleza / NH =
Naturaleza humana / SH = Seres humanos
NOTAS:
[1] Pardo, R. (2012), “El desafío de las
ciencias sociales: desde el naturalismo a la hermenéutica”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las
ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas
de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 103-126).
[2] Mayo, A. (2012), “La teoría de la ideología”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las
ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas
de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 223-247).
[3] El profesor Pardo menciona a la concepción estándar en la
pág.108 del artículo que estamos trabajando. No disponemos de tiempo para
siquiera mencionar las corrientes teóricas agrupadas bajo ese término. Basta
decir que la sociología empírica
estadounidense, probablemente la corriente más influyente en dicha
disciplina durante el siglo XX, adhirió a los supuestos de la concepción
estándar.
[4] Pardo, op. cit., pp. 112-115.
[5] Pardo, op. cit., p. 115.
[6] Como ya indicamos en repetidas oportunidades, el marxismo
constituyó desde sus orígenes una alternativa al modelo de CS desarrollado
desde la Revolución Industrial. En este sentido, su planteo epistemológico
difiere esencialmente de los postulados de la CNE y del comprensivismo. Más
adelante proporcionaremos algunos elementos para entender las diferencias entre
el marxismo y las otras corrientes epistemológicas.
[7] Pardo, op. cit., pp. 115-121.
[8] Pardo, op. cit., p. 118-119.
[9] Pardo, op. cit., p. 119.
[10] Respecto al comprensivismo, pueden consultar: Mayo, A. (2013).
Ficha de lectura. Alfred Schütz: «El sentido común y la interpretación
científica de la acción humana» (1953). Blog Miseria de la Sociología:
11/07/2013.
[11] Pardo, op. cit., p. 105-106.
[12] Pardo, op. cit., pp. 121-124.
[13] Pardo, op. cit., p. 121.
[14] Pardo, op. cit., p. 123.
[15] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 223-226.
[16] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 226-241
[17] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 241-247.
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