“En esas desveladas noches de las que te hablo,
pienso, también, en el intransferible y perpetuo
aprendizaje
de los revolucionarios: perder, resistir. Perder,
resistir. Y resistir.
Y no confundir lo real con la verdad.”
Andrés Rivera (1928-2016), escritor argentino.
Bienvenidas y bienvenidas a la décima clase del curso.
A comienzos de esta semana envié las consignas del
segundo parcial. Esta clase y la siguiente les proporcionarán elementos para
elaborarlo; de ahí las frecuentes referencias al texto. Es un recurso tedioso
pero útil para el estudiante que tiene que afrontar esta instancia. Trataré de
ser lo más didáctico posible. Al final de este encuentro incluiré, como ya hice
en otras oportunidades varias respuestas a consultas; tanto las preguntas como
las respuestas pueden serles de utilidad, en especial porque varias de ellas se
refieren al segundo parcial.
Nuestro encuentro de hoy girará en torno al artículo
del profesor Pardo, “El desafío de las ciencias sociales” [1]; nos dedicaremos
a examinar el origen y desarrollo de las ciencias
sociales. Desde el punto de vista histórico es la continuación del tema del
encuentro pasado, la filosofía política.
Pasemos ahora al contenido de la clase propiamente
dicha.
Las ciencias sociales modernas surgieron
entre los siglos XVIII y XIX. Su desarrollo está ligado de modo inseparable a
la expansión del capitalismo. Esta
forma de organización social experimentó un desarrollo exponencial a partir de
la primera Revolución Industrial (cuyos
orígenes se dieron en Inglaterra, de 1770 en adelante). En el transcurso de un
siglo casi todos los territorios del planeta quedaron comprendidos bajo la
economía capitalista; ninguna otra organización social en la historia había
experimentado una expansión semejante.
El capitalismo constituye una forma de
organización de la producción radicalmente diferente a las anteriores (por
ejemplo, el feudalismo); a
diferencia de otras clases dominantes a lo largo de la historia, la burguesía se involucró directamente en
el proceso productivo; el empresario capitalista organiza y controla dicho
proceso. Todo esto hizo que las cuestiones económicas adquirieran una
relevancia fundamental bajo el capitalismo. No tiene nada de extraño, pues, que
la economía política fuera la
primera ciencia social moderna. [2] En el siglo XIX, los problemas de la
transición del feudalismo al capitalismo y los conflictos entre capitalistas y
trabajadores dieron origen a la sociología.
Posteriormente, el proceso de conquista y colonización por las potencias
europeas de África, Asia y Oceanía, tuvo como una de sus consecuencias el
surgimiento de la antropología.
Finalmente, la expansión del derecho de voto hizo que apareciera la ciencia
política en el sentido moderno del término. [3]
Las nuevas CS (“nuevas” en relación a su
ilustre antepasado, la filosofía política) adoptaron en sus comienzos el método
(y ciertas ideas sobre el funcionamiento del mundo) de las ciencias naturales. No hay nada de extraño en esta elección: a
fines del siglo XVIII, cuando surgió la economía política, los éxitos de la física eran notables; los físicos
podían predecir con exactitud la posición y las características de un planeta
desconocido por los astrónomos a partir de las perturbaciones en el movimiento
de otros cuerpos celestes ya conocidos. [4]
Las CN ofrecían, pues, un modelo
atractivo para las flamantes CS: la observación objetiva de los hechos permitía
derivar de ellos, aplicando la inducción,
leyes a partir de las cuales podían derivarse, a su vez, predicciones sobre el
comportamiento de los objetos estudiados. A esto hay que sumarle que las CN
cumplían (o parecían cumplir) uno de los ideales de la Modernidad, el a priori matemático: las relaciones
entre los diversos objetos y fenómenos podían expresarse (y explicarse) en
términos matemáticos. [5]
Los científicos sociales procuraron tomar
sus métodos (y aún sus metáforas y conceptos) de las CN. [6] Por ejemplo, el
filósofo y sociólogo francés Auguste Comte (1798-1857), quien acuñó el término
“sociología”, pensaba que la ciencia de la sociedad tenía que denominarse
“física social” y la concebía como una aplicación a la sociedad de las leyes y
métodos de la física.
La influencia de las CN sobre las CS no
se ejerció únicamente a través de la física; la biología, que experimentó un auge notable en el siglo XIX [7], fue
tomada como modelo por varios científicos sociales. Herbert Spencer (1820-1903),
sociólogo inglés de enorme influencia en su época, utilizó una adaptación de la
teoría de la evolución para explicar el desarrollo de las sociedades. Por su
parte, Emile Durkheim (1858-1917), sociólogo francés, utilizó la metáfora del
organismo para describir la estructura de la sociedad.
Resulta innecesario multiplicar los
ejemplos de influencia de las CN sobre las CS. El clima cultural de la época,
hegemonizado por el positivismo,
consideraba que la física y la biología eran las CIENCIAS con mayúsculas. Los
primeros científicos sociales se encontraron ante la disyuntiva de: o adoptar
los métodos de las CN o ser catalogados como ensayistas y/o charlatanes. Para
comprender mejor esa situación basta con mencionar una situación conocida por
muchos de ustedes: cuando le dicen a alguien que estudian “ciencias sociales”
(no importa cuál de ellas), esa persona se encoge de hombros y los mira con
compasión. Para la mayoría de las personas las CS son una especie de charla de
café algo más sofisticada. Si bien los científicos sociales contribuimos a que
las personas tengan esa imagen de nosotros (estudiando muchas veces cuestiones
absolutamente irrelevantes con conceptos igualmente irrelevantes), también es
cierto que las CN son el modelo de CIENCIA (con mayúsculas) en la actualidad.
El profesor Pardo describe los rasgos
principales de las CS, tal como se desarrollaron en el siglo XIX bajo la
influencia de las CN, y denomina concepción
naturalista-empirista al modelo dominante en dichas ciencias. [8] No voy a
ahondar en la cuestión, pues remito a lo expuesto por Pardo. Sin embargo,
conviene detenerse en algunos puntos del texto.
Varias clases atrás nos referimos a la
relación entre la Modernidad y el capitalismo. Más concretamente, el desarrollo
de la producción mercantil (las cosas se producen para ser vendidas en el
mercado) y del mercado mundial, la acumulación de capital en manos de la
burguesía, la Revolución Industrial y el surgimiento de la fábrica, fueron procesos
que modificaron la percepción del mundo y de la sociedad por las personas. En
la primera parte de este curso examinamos la influencia de estos factores en la
Revolución Científica (así como también el modo en que esta última modificó
nuestra forma de ver el mundo).
El profesor Pardo inicia su análisis de la CNE
planteando la relación entre las CS y el proyecto filosófico de la Modernidad.
“Según éste [el
proyecto de la Modernidad], debe procurarse trasladar ese progreso tan
vertiginoso como impresionante que han experimentado las ciencias naturales
desde la revolución científica de los siglos XVI y XVII al ámbito del
conocimiento y control del mundo social.” [9]
Conviene agregar que se trata del proyecto
filosófico del capitalismo, esa forma de organización social que modificó
dramáticamente la vida de las personas. Dicho de otro modo, el proyecto de las
CS es el capitalismo, su consolidación y expansión. Todas las CS que surgieron
entre los siglos XVIII y XX tuvieron como objetivo solucionar los problemas
derivados de la transición del feudalismo al capitalismo, fortalecer el orden
político y social capitalista y construir representaciones y subjetividades
acorde con dicho orden. Es por eso que no puede ubicarse al marxismo (o materialismo histórico)
dentro del corpus de las CS, pues aquél se plantea como objetivo la superación
radical de la sociedad capitalista. Si bien desarrollaremos esta cuestión en la
próxima clase, quería dejar indicado este punto aquí, pues permite comprender
mejor los rasgos específicos de las CS.
El profesor Pardo enumera y describe las
características de la CNE en las páginas 109-112 de su artículo. Si bien no voy
a hacer un examen de cada una de ellas, considero necesario enfatizar un par de
temas que aparecen en dicha enumeración.
En primer lugar, la cuestión del supuesto naturalista, es decir, el
estudiar a la sociedad del mismo modo que las CN tratan a la naturaleza. El
núcleo del supuesto reside en la frase “consiste en homologar el mundo social
al físico, entendiendo a ambos como estructuras invariantes en las que es
posible encontrar regularidades empíricas”. [10] No podemos discutir aquí la
medida en qué este supuesto es válido para el mundo físico; sí corresponde
indicar que de ningún modo puede considerarse a la sociedad como una “estructura
invariante”, todo lo contrario. El desarrollo de las fuerzas productivas y las
consiguientes transformaciones en las relaciones sociales, en las instituciones
y en las representaciones, hacen que “todo lo sólido se desvanezca en el aire”.
[11]
Pero los problemas con el supuesto
naturalista no terminan allí. No se trata únicamente de que el objeto de
estudio (la sociedad) permanezca invariante. El supuesto implica afirmar que
los SH son un objeto pasivo, en el sentido de que sus conductas y sus
relaciones no se ven modificadas por el conocimiento de esas mismas conductas y
relaciones. Dicho de otro modo, las personas reaccionan frente a las teorías
sociales, las adoptan y modifican a su antojo, en función de sus propios
intereses; las personas comunes y silvestres también elaboran explicaciones
sobre su sociedad y, muchas veces, esas explicaciones tienen más influencia que
las teorías de los economistas y los sociólogos. En otras palabras, la idea de
un objeto pasivo que se deja estudiar por los científicos sociales resulta
cómoda para estos últimos, pues parece ponerlos por encima de los conflictos
sociales y, de ese modo, les permite intervenir en ellos como si se tratara de
sujetos neutrales.
En un sentido más general, la adopción
del supuesto naturalista implica la alineación de las CS con el capitalismo. Los
científicos sociales se “alejan” del conflicto social para poder intervenir en
él desde la perspectiva de la clase dominante. Esta cuestión, que aquí sólo podemos
esbozar, se encuentra ligada al segundo punto de la enumeración: el reduccionismo cientificista [12] Este
principio supone que el conocimiento científico es la única forma válida de
conocimiento. ¿De dónde proviene esta validez? Del supuesto de que los
científicos sociales proceden del mismo modo que los científicos naturales, es
decir, tomando distancia, separándose del objeto de estudio. La separación del
objeto de estudio (la sociedad, los distintos grupos humanos, las relaciones
entre éstos) implica que el científico social no toma partida por ninguna de
las partes en conflicto en la sociedad, sino que se limita a emitir un dictamen
científico para cada situación. Ese dictamen es “racional”, es “científico”
porque resulta de la mencionada toma de distancia. Sin embargo, y esto es algo
que intentaremos demostrar en la próxima clase, esa separación no es otra cosa
que la aceptación de la ideología de la clase dominante. Por ejemplo, cuando
los economistas hablan de productividad, siempre la consideran desde la
perspectiva del empresario (del capital) y no de la fuerza de trabajo (los
trabajadores).
Lo que acabamos de decir se ve claramente
en el séptimo principio, la objetividad.
El profesor Pardo señala lo siguiente:
“Por objetividad
debe entenderse la capacidad del sujeto de elevarse por sobre todo
condicionamiento histórico y subjetivo y tomar la distancia respecto del objeto
a conocer, como para adoptar el punto de vista de un observador neutral.” [13]
Ahora bien, ningún científico social
puede estar por encima de “todo condicionamiento histórico y subjetivo”. Esa es
una idea ideológica, si se me permite la expresión. Tanto la filosofía política
como las ciencias sociales se construyeron tomando posición en los conflictos
sociales de cada época. Pero ya trataremos esta cuestión en la próxima clase.
Concluyo aquí para no excederme en la
extensión. En nuestro próximo encuentra concluiré la revisión del texto de
Pardo y comenzaremos el análisis del artículo sobre la ideología. [14]
Preguntas, respuestas, intercambios varios:
Ø Con respecto a la primera pregunta, ¿puede
ser que el uso político-ideológico de la NH esté relacionado con la manipulación,
justificación y aceptación de la condición del SH en la edad clásica, así como también
en la era moderna, obviamente relacionado con las desigualdades?
El profesor Palma apunta en su
artículo a los usos ideológicos de la concepción de la NH. Esto significa que
la filosofía política desarrolló una teoría de las características que nos
definen como SH, cuyo objetivo central era justificar las relaciones de poder
imperantes en la sociedad. Por ejemplo: en una organización social esclavista
(basada en el trabajo de los esclavos), los filósofos defendían la idea de que
los SH eran desiguales. O sea, los hombres libres eran los únicos capacitados
para ser autónomos (no depender de los demás) y, por ende, podían mandar
sobre los demás. En cambio, los esclavos estaban incapacitados para ser
autónomos. La naturaleza de los hombres libres y los esclavos era
diferente. Recuerden, en este sentido, nuestro análisis del argumento de
Aristóteles en defensa de la esclavitud (ver la octava clase del presente
curso).
Palma presenta la cuestión en las
páginas 184-185 de su artículo. Te conviene releer esa parte del texto antes de
responder.
Ø quería consultarle una duda surgida sobre
la pregunta 1. Al desarrollar los usos político-ideológicos de la naturaleza
humana, ¿debemos abarcar desde la antigua Grecia hasta Marx?
La primera pregunta del parcial está centrada en la
descripción de los usos políticos de la concepción de NH. Una forma de
responder puede ser la siguiente: en primer lugar, se puede explicar en general
el uso de la noción de NH por los filósofos políticos. Palma desarrolla esto en
las páginas 184-185 del artículo. Luego de aclarar esto, el paso siguiente para
redondear la respuesta puede consistir en explicar un uso político concreto de
la noción de NH, es decir, tomar el ejemplo de Aristóteles o el de Hobbes. No
me parece conveniente describir las teorías de ambos porque esto implicaría
extender demasiado la respuesta. Por supuesto, se trata de una sugerencia.
Ø Comencé a hacer el parcial y me surgió una duda. Necesitaría en lo
posible que me oriente en la primera pregunta. No entiendo a qué se refiere
cuando dice: "describa los usos político-ideológicos de la noción de
NH", ¿se refiere a las afirmaciones/ideas/pensamientos sobre la
noción de naturaleza humana de los filósofos políticos (mencionados en el
capítulo) a lo largo de la historia?
Seguramente volveré a repetir cosas ya
dichas. Pero en temas de parciales es preferible la repetición en la medida en
que sirva para comprender lo pedido. Paso a contestar. En el punto 1 del examen
se hace referencia al modo en que la concepción de la NH fue empleada en un
sentido político-ideológico, con el objetivo de legitimar una forma determinada
de orden social (por ejemplo, el feudalismo) o para luchar contra ella (es el
caso de Rousseau y su enfrentamiento contra el Antiguo Régimen). Una forma de
responder a la cuestión es comenzar describiendo los rasgos generales de la
concepción de la NH, desarrollados por Palma en las páginas 184-185 de su
artículo, y luego continuar con la descripción de uno de los ejemplos de uso
político-ideológico de la NH (Aristóteles, Hobbes, etc.).
Villa del Parque, sábado 13 de junio de
2020
ABREVIATURAS:
CN = Ciencias naturales / CNE = Concepción naturalista - empirista/ CS
= Ciencias sociales / EN = Estado de naturaleza / NH =
Naturaleza humana / SH = Seres humanos
NOTAS:
[1] Pardo, R.
(2012), “El desafío de las ciencias sociales: desde el naturalismo a la
hermenéutica”, en Palma, H. y Pardo,
R. (edit.) (2012), Epistemología de las
ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas
de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 103-126).
[2] Los
historiadores de las ciencias sociales consideran que la obra La riqueza de las naciones (1776) del
economista escocés Adam Smith (1723-1790) marca el nacimiento de la economía
política moderna. Utilizo el término economía política para designar a la nueva
ciencia porque era el término empleado por los primeros economistas y porque
permite acentuar la ligazón inseparable entre economía y política. Algunos
autores, entre los que se destaca el sociólogo argentino Juan Carlos
Portantiero (1934-2007), afirma que la primera ciencia social moderna fue la
ciencia política, cuyo desarrollo arranca con el filósofo italiano Maquiavelo
(1469-1527).
[3] Esta
enumeración es incompleta y tiene una finalidad ilustrativa. La lista de
ciencias sociales es más extensa y no podemos tratarla aquí, pues no disponemos
de tiempo suficiente ni es un tema central en la cursada. De todos modos, en la
clase próxima dedicaremos tiempo a presentar algunos rasgos fundamentales del marxismo, que se erigió en alternativa
al modelo de ciencias sociales dominante en el siglo XIX.
[4] Me refiero aquí
al descubrimiento del planeta Urano (1846), cuya existencia había sido
establecida por matemáticos y físicos a partir de los datos de las órbitas de
los planetas Júpiter, Saturno y Neptuno, que no se comportaban de acuerdo a lo
esperado por las leyes de Kepler y Newton. Los interesados en este tema pueden
consultar la wikipedia (artículos Neptuno y Urano).
[5] Para una
presentación del método inductivo, consultar: Pardo, R. (2012), “La verdad como método: La concepción heredada y la
ciencia como producto”, en Palma, H. y
Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología
de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones
científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 51-55).
Para una descripción de los fundamentos filosóficos de
la Modernidad, entre los que se encuentra el a priori matemático, consultar:
Pardo, R. (2012), “La invención de la ciencia: La constitución de la cultura
occidental a través del conocimiento científico”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales.
Perspectivas y problemas de las representaciones científicas de lo social,
Buenos Aires, Biblos. (pp. 35-38).
[6] En este curso, a diferencia de otros anteriores,
no dedicamos espacio al estudio del uso de la metáfora en las ciencias. El
estudiante interesado en el tema puede consultar: Palma, H. (2018),
“Ciencia y metáforas. Crítica de una razón incestuosa”, en Palma, H. (2018)
(edit.) Conexiones y fronteras. Desafíos filosóficos de las ciencias sociales en
el siglo XXI, Buenos Aires,
Biblos, 2018, pp. 201-226.
[7] La biología moderna surgió en 1859, con la publicación del libro El origen de las especies, del naturalista
inglés Charles Darwin (1809-1882). Su influencia sobre las CS fue enorme.
[8] Ver Pardo, “El desafío de las ciencias sociales”, pp. 107-112.
[9] Pardo, op. cit., p. 107.
[10] Pardo, op. cit., p. 109.
[11] La frase es de Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895),
y aparece en el Manifiesto Comunista
(1848).
[12] Pardo, op. cit., p. 109.
[13] Pardo, op. cit., p. 111.
[14] Mayo,
A. (2012), “La teoría de la ideología”, en Palma, H. y Pardo,
R. (edit.) (2012), Epistemología de las
ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas
de lo social, Buenos Aires, Biblos.
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