Nota bibliográfica:
Para la redacción de
esta ficha utilicé la traducción española de Federico Lorenc Valcarce:
Durkheim, Emile. (2003). Lecciones de
Sociología. Física de las costumbres y del derecho y otros escritos sobre el
individualismo, los intelectuales y la democracia. Buenos Aires: Miño y
Dávila.
Aclaración:
Los párrafos entre corchetes intercalados en
el texto corresponden a comentarios de mi autoría.
LECCIÓN NOVENA. MORAL CÍVICA: FORMAS DEL ESTADO. LA
DEMOCRACIA
(pp. 161-171).
Luego de ocuparse de
describir la democracia (Lección 8°), Durkheim dedica el comienzo de esta
Lección a examinar una manera específica de concebir dicha forma de gobierno: aquella
según la cual se suprime la separación entre el Estado y los individuos (en la
Lección 8° se da como ejemplo de esta forma de democracia el mandato a los
representantes).
Rousseau (1712-1778)
es un exponente de dicha forma de pensar la democracia. Durkheim se propone
rastrear qué elementos de la constitución política explican la supervivencia de
concepciones falsas sobre la democracia. (1).
“Esta concepción
parece originarse en nuestra organización actual, en virtud de la cual el
Estado y la masa de los individuos están en relación directa y se comunican sin
que ningún intermediario se intercale entre ellos. Los colegios electorales
comprenden a toda la población política del país y el Estado surge directamente
de estos colegios, al menos el órgano vital del Estado, que es la asamblea
deliberativa. Es inevitable que el
Estado formado en estas condiciones sea un simple reflejo de la masa social y
nada más. Dos fuerzas sociales están presentes allí: una es enorme, porque
está formada por la reunión de todos los ciudadanos; la otra es mucho más
débil, porque no comprende más que a los representantes. Es necesario,
entonces, que la segunda marche a la zaga de la primera.” (p. 163; el resaltado
es mío – AM-). (2)
Durkheim sostiene que
la solución al problema consiste en intercalar, entre el Estado y los
individuos, órganos intermedios que mitiguen la presión ejercida por los
individuos sobre aquél: “es necesario que sean órganos naturales y normales del
cuerpo social.” (p. 165). Argumenta que dichos órganos no pueden ser de
carácter territorial (por ejemplo, los consejos departamentales o
provinciales), pues “el debilitamiento de los grupos puramente territoriales es
irresistible.” (p. 166).
¿Quiénes pueden ser,
entonces, esos órganos? “Dado que la vida
profesional adquiere una importancia creciente a medida que el trabajo se
divide, no es dado creer que está llamado a proveer la base de nuestra
organización política. Va cobrando fuera la idea que de que el colegio profesional es el verdadero
colegio electoral y, dado que los lazos que nos unen derivan de nuestra
profesión más que de nuestras relaciones geográficas, es natural que la
estructura geográfica reproduzca el modo en que nos agrupamos espontáneamente.
Supongamos que las corporaciones se constituyen o se reconstituyen según el
plan que hemos indicado: cada una de ellas tiene un consejo que la dirige, que
administra su vida interna. ¿No están estos consejos en condiciones de
desempeñar ese papel de colegios electorales intermediarios que los grupos
territoriales sólo pueden cumplir con extrema debilidad? (…) La corporación
y sus órganos están siempre en acción y, por consiguiente, las asambleas
gubernamentales derivadas de ella no perderían jamás el contacto con los
consejos de la sociedad, no correrían el riesgo de aislarse y dejar de percibir
los cambios que pueden producirse en las capas profundas de la población.” (p.
166; el resaltado es mío – AM-).
A continuación,
presenta las ventajas de optar por una organización corporativa:
La primera: a
diferencia del sistema actual, en el que representantes y representados
desconocen la mayoría de los temas sobre los que se ven obligados a expedirse
[por lo general no saben de economía, de política internacional, etc., etc.],
un régimen basado en las corporaciones profesionales contaría con expertos para
cada uno de los problemas a tratar en el Parlamento. “Los delegados que cada
corporación enviaría a las asambleas políticas entrarían con sus competencias
especiales, y como estas asambleas tendrían que regular las relaciones entre
las diferentes profesiones, estarían compuestas de la manera más conveniente
para resolver estos problemas. Los
consejos gubernamentales serían verdaderamente lo que el cerebro es en el
organismo: una reproducción del cuerpo social.” (p. 167; el resaltado es mío
– AM-).
La segunda: en el
sistema electoral actual, los individuos emiten de manera aislada su voto. En
el sistema corporativo, lo harían de manera colectiva (es la corporación la que
elegiría sus representantes). De este modo, el Estado expresaría la voluntad de
los grupos, no de los individuos aislados. Esto se conecta con un tema
fundamental para Durkheim: “Para convertir a los individuos en otra cosa, hay
que ponerlos en relación y agruparlos de manera permanente. Los sentimientos
que resultan de las acciones y reacciones que intercambian los individuos
asociados son los únicos que están por encima de los sentimientos individuales.”
(p. 167). En la corporación, “cada opinión individual, dado que se ha formado
en el seno de una colectividad, tiene algo de colectivo. (…) Porque los
miembros que la componen están permanentemente en relación, sus sentimientos se
forman en común y expresan a la comunidad.” (p. 168).
Durkheim esboza un
proyecto político al final de la Lección: “nuestra acción política consistirá
en crear estos órganos secundarios que, a medida que se formen, liberarán al
individuo del Estado y al Estado del individuo, y dispensarán a este último de
una tarea para la que no está hecho.” (p. 171).
Villa del Parque,
sábado 12 de septiembre de 2015
NOTAS:
(1)
Su
principio metodológico: “Se trata de una concepción falsa, pero las
concepciones falsas tienen causas objetivas.” (p. 163).
(2)
Durkheim
insiste en que los individuos que votan a los representantes constituyen una “masa
desorganizada”. [Esto es falso, pues se hallan agrupados en clases sociales, que
se expresan políticamente en partidos y otras organizaciones.]
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