En Argentina, la inmensa mayoría de la población se ha visto obligada a adoptar un "pensamiento único", cuyos preceptos regulan las distintas acciones que componen su existencia. Ese "pensamiento único" tiene como dogma principal la preocupación constante por el dinero, que se ha convertido en el primer motor que regula los actos y los deseos de las personas. El dinero pauta nuestra existencia de un modo que ninguna religión pudo lograr en el pasado. El dinero es la forma moderna de la religión y, por tanto, constituye la base de un "pensamiento único" tal como nunca hubo en la historia
El "pensamiento único" construido en torno al dinero se expresa en la preocupación de los asalariados por llegar a fin de mes, en la búsqueda de nuevos trabajos para ganar más dinero, en las charlas constantes sobre los precios de los bienes, etc., etc. Basta salir a la calle para observar que buena parte de las conversaciones de las personas giran en torno al dinero. La omnipresencia del eje del "pensamiento único" es difícil de discutir.
El "pensamiento único" no es producto del azar ni de tendencias inherentes a la naturaleza humana. Para que se convierta en dominante es preciso que se conjuguen determinadas relaciones sociales. Ante todo, es necesario que el mercado sea la principal institución de la vida económica y que los medios para producir sean propiedad de una parte de la población, y no del conjunto de los productores. Los trabajadores, desprovistos de medios de producción, se ven obligados a vender su capacidad y sus habilidades en el mercado. Se convierten en asalariados. A esta forma de organización social se la denomina capitalismo. A partir de este momento están dadas las condiciones para el predominio del "pensamiento único".
En la Argentina actual, la vida de las personas está pautada por la lógica del mercado. Vivienda, salud, educación (no estamos negando aquí la existencia de la gratuidad de la enseñanza, pero los insumos que precisa el estudiante tienen el carácter de mercancías), transporte, esparcimiento, son esferas en las que impera la mercancía. Todo esto refuerza la vigencia del "pensamiento único", sobre todo si se tiene presente que más de un tercio de la fuerza de trabajo se encuentra en situación de precariedad (por ejemplo, trabajadores "en negro") y que desde el 2002 los capitalistas no han dejado de obtener ganancias exorbitantes.
En los primeros días de enero publicó su documento fundacional un nuevo grupo de intelectuales, denominado PLATAFORMA 2012 (1). La larga introducción a esta nota viene a cuento de que el documento, titulado "Plataforma para la recuperación del pensamiento crítico", hace énfasis en la existencia de un "pensamiento único" en nuestro país. Sin embargo, y como se verá a continuación, el texto firmado por los adherentes de Plataforma 2012 tiene muy poco que ver con los problemas cotidianos que mencionamos al comienzo.
Los firmantes declaran que pretenden "escapar al efecto impositivo de un discurso hegemónico". Desde el vamos aclaran que esto "no es una tarea fácil. Pero es necesario y posible generar una voz colectiva que enuncia este problema y lo transforme en acto de demanda." En pocas palabras, la consigna es: ¡Abajo el discurso hegemónico!
¿En qué consiste el "discurso hegemónico" al que se refieren los autores? Desde el vamos hay que decir que no se trata del dominio del dinero, de la mercancía o del capitalismo sobre la existencia de las personas. Tampoco (y esto lo demostraremos a partir del análisis del documento) acerca de las caracteristicas del modelo de acumulación capitalista imperante en Argentina luego de la crisis de 2001. Nada de ellos es relevante para los firmantes.
Su crítica va dirigida al "pensamiento único" kirchnerista, al cual le atribuyen las siguientes características: "asistimos a la construcción de un relato oficial, que por la vía de la negación, ocultamiento o manipulación de los hechos, pretende investir de gesta épica el actual estado de cosas". Si esto es así, la pregunta que viene a la mente es: ¿cuál es la diferencia con los procedimientos empleados por los demás gobiernos?, ¿los actos del gobierno de Cristina Fernández son tan distintos como para merecer una calificación especial?, ¿no será mucho?
Sigamos adelante con el documento. El "pensamiento único" se convierte en "relato hegemónico" que "pretende imponer sobre la materialidad y el valor simbólico de estas muertes [los asesinados en luchas sociales en los últimos años] (...) se elabora un discurso oficial que construye consensos, porque aparenta dar cuenta de una serie de necesidades sociales y reividicaciones nacionales mientras se afianza la persistencia de lo mismo que aparenta cuestionar. Este relato disciplinador y engañoso utiliza la potencia de los recursos comunicacionales de que dispone crecientemente el gobierno para ejercer control social mediante la inducción de mecanismos alienatorios sobre las formas colectivas de la subjetividad." Nos vemos obligados a aclarar, aunque tendría que estar claro, que el principal objetivo del Estado es "ejercer el control social". En este punto, el gobierno de Cristina Fernández no hace nada nuevo (dicho esto con independencia del análisis de los mecanismos específicos utilizados por el "kirchnerismo" para lograr ese objetivo). Pero, el énfasis puesto por los autores del documento lleva a pensar que la utilización de mecanismos disciplinadores no es un patrimonio del Estado en general, sino del "kirchnerismo" en particular.
No contentos con lo dicho, los firmantes del documento insisten: "El contenido de la producción ideológica oficial se inscribe en una metodología. La discusión de ideas es sustituida por la descalificación del interlocutor y toda disidencia es estigmatizada. Trivialización del debate, bravata 'intelectual', sacralización de sus referentes con independencia de las acciones que producen, son sólo algunas de las modalidades en las que se expresa el intento de imponer un discurso único. Cuando desde los medios públicos se utiliza la denigración de toda crítica por medio de recortes de frases, repeticiones, burlas y prontuarización como procedimiento intimidatorio y se invalida a esas mismas voces cuando se expresan en otros medios, se produce una encerrona por que una u otra vías sólo promueve el silencio." La crítica de Plataforma 2012 se concentra, pues, en la metodología y en el tipo de "relato" producido por el "kirchnerismo". A estas cuestiones está dedicado el núcleo del documento fundacional de Plataforma.
Un discurso no gira en el vacío de las ideas puras. Tampoco es autónomo respecto a la realidad de los pobres mortales que viajan en colectivo y no llegan a fin de mes. El "kirchnerismo", en la medida en que se ha convertido en la expresión política de un nuevo modelo de acumulación de capital, se ha visto obligado a formular una ideología destinada a legitimar sus acciones. Los firmantes del documento dejan de lado esta cuestión y prefieren "demonizar" al "kirchnerismo" como creador de un "pensamiento único". De este modo, el documento se mueve dentro de los límites de las disputas intelectuales en Argentina, cuya característica fundamental es la negativa a "sacar los pies del plato". A continuación intentaremos fundamentar esta última afirmación.
El documento no pretende discutir el "kirchnerismo" en tanto modelo específico de acumulación capitalista, ni como forma específica de la hegemonía capitalista (diferente al neoliberalismo de los '90). Nada dice respecto a la manera en que el "kirchnerismo" logró construir consenso popular manteniendo en buena medida la legislación privatizadora y flexibilizadora de los años neoliberales. Plataforma 2012 hace silencio sobre estos temas.
Sin embargo, sería erróneo afirmar que los autores dejan de lado absolutamente los temas terrenales. En el texto aparece la lista de los asesinados en luchas sociales durante el "kirchnerismo", acompañada por el siguiente comentario: "Muertos que, lejos de ser inocentes, marcan un encarnizamiento represivo que no puede ser negado ni atribuido a lejanas decisiones para desresponsabilizar al gobierno central. (...) El proceso de concentración de la propiedad de la tierra y la soja-dependencia de los últimos ocho años son un correlato en el presente de aquel despojo [de los pueblos originarios], que el discurso oficial oculta." A pesar de que esta alusión es, con mucho, la referencia terrenal más elaborada del documento, la misma es superficial y unilateral. Es superficial porque la cuestión de la tierra va mucho más allá de la soja y de la concentración de la propiedad. Las condiciones favorables de mercado mundial sirvieron para valorizar la tierra aún en zonas consideradas no rentables en tiempos pasados. La concentración y el arriendo se expandieron. El crecimiento de la producción de soja se vio acompañado por el de otros cultivos (como el maíz). Limitarse a hablar de soja-dependencia equivale a simplificar la cuestión agraria en Argentina. Resulta más preciso partir del hecho de que estamos viviendo una fenomenal expansión de las relaciones capitalistas en el campo, la cual se inició en la década del '90. La producción agropecuaria se ha "industrializado" a una velocidad inconcebible hace treinta años atrás. En la primera década del siglo XXI, los efectos combinados de los precios internacionales, la devaluación de 2002 y la explotación de la fuerza de trabajo, permitieron el salto exportador que, entre otras cosas, proveyó las divisas para el crecimiento de la economía argentina. En definitiva, todos estos cambios se articularon en la construcción de un nuevo patrón de acumulación capitalista en Argentina.
La siguiente alusión terrenal del documento es: "Quieren aparecer como actores de una gesta contra las 'corporaciones', mientras grandes corporaciones como la Barrick Gold, Cerro Vanguardia, General Motors, las cerealeras, los bancos y las petroleras - y el propio grupo Clarín (...) - han recibido enormes privilegios de este gobierno." El punto no es si hubo corporaciones que han recibido (y reciben) "privilegios" del gobierno, sino de que el nuevo modelo de acumulación requiere la participación privilegiada de los sectores del gran capital. Esta es la relación que corresponde analizar y explicar.
Finalmente, un par de referencias terrenales más: "Quieren también aparecer como protagonistas de una histórica transformación social, mientras la brecha de la desigualdad se profundiza." Suena impresiontante, pero no es más que una frase, porque el documento no aclara qué entienden los autores por "desigualdad". El problema no radica en una simple cuestión terminológica, sino que se encuentra referido a la forma en que se encuentra distribuido el poder en la sociedad. Si la "desigualdad" es entendida como desigualdad en los ingresos, la lucha política pasa a ser una pelea por ingresos. Si la "desigualdad" es concebida como desigualdad en la posibilidad de tomar decisiones sobre las cuestiones fundamentales (cómo se trabaja, acceso a la vivienda, salud, educación, etc.), la lucha política consiste en una pelea en torno a la propiedad. En términos antidiluvianodos: o la lucha de los trabajadores es un regateo por el precio de venta de su fuerza de trabajo en el mercado, o su lucha pasa a ser un cuestionamiento radical a la necesidad misma de venderse en el mercado. En definitiva, la discusión sobre la "desigualdad" es un juego de salón si se pierde de vista a la principal fuente de desigualdad, que es el capitalismo.
Por último, Plataforma 2012 deja una última referencia terrena: "La asociación entre derecho de huelga y extorsión o chantaje." Poco es lo que puede decirse. No está presentada en relación al proceso de producción, a la lucha entre capital y trabajo o, simplemente, a los padecimientos de los laburantes que no llegan a fin de mes. Estos problemas parecen ser minucias para los firmantes. Para ellos la preocupación pasa por la "homogeneidad discursiva" que promueve el gobierno de Cristina Fernández. Dadas las condiciones en que viven millones de argentinos, la postura de Plataforma 2012 tiene un fuerte aire de irrealidad.
Finalmente, un par de referencias terrenales más: "Quieren también aparecer como protagonistas de una histórica transformación social, mientras la brecha de la desigualdad se profundiza." Suena impresiontante, pero no es más que una frase, porque el documento no aclara qué entienden los autores por "desigualdad". El problema no radica en una simple cuestión terminológica, sino que se encuentra referido a la forma en que se encuentra distribuido el poder en la sociedad. Si la "desigualdad" es entendida como desigualdad en los ingresos, la lucha política pasa a ser una pelea por ingresos. Si la "desigualdad" es concebida como desigualdad en la posibilidad de tomar decisiones sobre las cuestiones fundamentales (cómo se trabaja, acceso a la vivienda, salud, educación, etc.), la lucha política consiste en una pelea en torno a la propiedad. En términos antidiluvianodos: o la lucha de los trabajadores es un regateo por el precio de venta de su fuerza de trabajo en el mercado, o su lucha pasa a ser un cuestionamiento radical a la necesidad misma de venderse en el mercado. En definitiva, la discusión sobre la "desigualdad" es un juego de salón si se pierde de vista a la principal fuente de desigualdad, que es el capitalismo.
Por último, Plataforma 2012 deja una última referencia terrena: "La asociación entre derecho de huelga y extorsión o chantaje." Poco es lo que puede decirse. No está presentada en relación al proceso de producción, a la lucha entre capital y trabajo o, simplemente, a los padecimientos de los laburantes que no llegan a fin de mes. Estos problemas parecen ser minucias para los firmantes. Para ellos la preocupación pasa por la "homogeneidad discursiva" que promueve el gobierno de Cristina Fernández. Dadas las condiciones en que viven millones de argentinos, la postura de Plataforma 2012 tiene un fuerte aire de irrealidad.
Mataderos, jueves 19 de enero de 2012
NOTAS:
(1) El texto del documento se encuentra en: http://plataforma-2012.blogspot.com/
10 comentarios:
hola Ariel:
Muy buena la reseña,tanto carta abierta como plataforma 2012 comparten que el gobierno tiene "cosas buenas y cosas malas",solo que los primeros hacen hincapié en las primeras y los segundos tratan de hacerse fuerte en las segundas. Plataforma critica al gobierno por sus "tareas pendientes", pero no muestra las políticas del Kirchnerismo, como un proceso inevitable de acumulación capitalista.Tal cual vos lo planteas.
El giro a derecha del gobierno (tarifazos,ley antiterrorista, 4000 luchadores procesados, etc)seguramente hará surguir intelectuales "anti k", pero no nos debemos confundir con su discurso, es una rama mas del pensamiento unico. La unica salida de la desigualdad es en contraposicion al capital y su ideologia reinante.
ACA ESTA LA POSTA PAPÁ: http://lapipidecaseros.blogspot.com/2012/01/plataforma-para-la-recuperacion-del.html
Adrián, muchas gracias por tu comentario. Coincido en que tanto Plataforma y Carta Abierta se mueven dentro de los mismos límites de pensamiento. Esos límites son la naturalización de las relaciones capitalistas ("los empresarios tienen que invertir y los trabajadores tienen que trabajar"). De modo que la cuestión de la igualdad queda desligada del problema del capitalismo, convirtiéndose el debate (sic) en una "oración a la bandera", sin mayores consecuencias prácticas. Por otra parte, creo que más que hablar de un giro a la derecha del "kirchnerismo", cabe hablar de un acomodamiento a las nuevas condiciones internacionales, que vuelven más difícil el crecimiento económico basado en la exportación de productos primarios y en la expansión del consumo interno. Veremos como los intelectuales "k" logran calzar esto con la exaltación del carácter "nacional y popular" del gobierno de Cristina Fernández. Saludos,
Agradezco al último anónimo por el comentario. Leí la nota en el blog y, como te imaginarás, estamos en coordenadas de pensamiento y de acción bien diferentes. Saludos,
¡La lucha de clases es una ilusión óptica!
Anibal como la pipi y el rambler tumbler están flipando con las vitaminas. Cada afirmación es un lugar común.
Los asesinos, ladrones, explotadores y saqueadores del estado, auspiciadores de dictaduras, ahora se llaman "avivados" y "ventajeros".
Muy pronto Susana Gimenez será una "gran actriz".
Dice Hannibal F..."Sintonía fina es CRECIMIENTO ARMÓNICO PARA TODOS LOS SECTORES". ¿Es fuerte o no?
Armónico? Todos los "sectores"? y así...
Todo el chamuyo K, ideológicamente, corresponde a afirmar en las ciencias, que los pingüínos vuelan porque tienen alas.
http://www.anibalfernandez.com.ar/index.php/te-lo-digo-yo/esto-es-asi/896-sintonia-fina-es-crecimiento-armonico-para-todos-los-sectores
EL PROBLEMA DEL CAPITALISMO SERIO ES SIMILAR AL DE LAS HADAS Y LOS DUENDES. ES DECIR: QUE NADIE A CONSEGUIDO PRUEBAS DE SU EXISTENCIA, SALVO EN LA MITOLOGÍA.
Con el concepto de "giro a derecha" del gobierno no estoy queriendo decir que antes su política era de izquierda. Lo que planteo es que la política del gobierno de DDHH, AUH, "redistribución de las ganancias", ya no alcanza para cubrir la cara real del gobierno,de ajuste y represión. Entiendo que el ajuste es intrínseco al sistema capitalista y en medio de una crisis internacional de gran envergadura, el ajuste esta a la orden del día.
Gracias por tu respuesta
Adrián, coincido plenamente con vos. Las restricciones presupuestarias que empieza a sufrir el gobierno hacen más visible el hecho de que el kirchnerismo ha desarrollado un modelo de acumulación basado en los bajos salarios y en la precarización de importantes sectores de la clase trabajadora, así como en la exportación de productos primarios. La creciente represión aplicada a las manifestaciones populares que cuestionan aspectos puntuales del modelo muestra en qué consiste la "sintonía fina" preconizada por la presidenta Cristina Fernández. Saludos,
Volar, es cierto lo que decís (me gustó la ironía). Agrego: los palos aplicados a los manifestantes contra las multinacionales mineras son parte de la gesta por la emancipación nacional y social. Saludos
Coincido plenamente, hay que agregar el escandalete por el proyecto X de la gendarmeria, con espionaje e infiltracion en las manifestaciones.Yo creo que es evidente que se cayo el chamuyo de la "seguridad democratica" de la ministra Garre...
Satricio, gracias por el comentario. Cabe hacer la siguiente suposición: aún suponiendo que la ministra Garré fuera una militante marxista-leninista (están permitidas las risas), si el gobierno de Cristina Fernández se proclama, en los hechos y en el discurso, capitalista, sólo le quedarían dos caminos a nuestra simpática militante: a) renunciar y volver al llano; b) abocarse a la tarea que le compete a las fuerzas de seguridad en un Estado capitalista: proteger la propiedad (de los empresarios) y vigilar que los trabajadores no se retoben. Aceptada la opción b, a lo más que puede aspirar Garré es a realizar dichas tareas de la manera más ordenada posible (sin grandes escándalos, con la tortura y la violencia aplicadas de manera molecular, sin levantar polvareda). Pero la función de los organismos de Seguridad seguiría siendo la misma. Esto es lo que no comprenden los compañeros progresistas, que piensan que con el tiempo y con buenas intenciones puede transformarse un sistema que fabrica delincuentes para después aplicarles el "gatillo fácil", encarcelarlos, torturarlos o enseñarles a ser más delincuentes. Saludos,
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