Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.
La nota que sigue es la continuación de: http://miseriadelasociologia.blogspot.com/2011/02/cole-7-los-origenes-del-socialismo.html
10: Saint-Simon (1760-1825) (1)
Su vida merece, en sí misma, una obra aparte. Era miembro de una familia noble (se consideraba descendiente directo de Carlomagno). Desde joven fue un aristócrata amante de la libertad. Luchó en la Guerra de Independencia de EE.UU. Regresó a Francia luego de dicha guerra y dejó el ejército, en el que había alcanzado el grado de coronel. A partir de este momento se dedicó a las ciencias. Su participación en la Revolución Francesa se limitó a labrar una fortuna mediante especulaciones en la Bolsa. Utilizó el dinero ganado para proseguir sus estudios. Creía tener una misión; se asignaba a si mismo un papel de reformador social, tal como, según su opinión, había sido Sócrates. Para descubrir en qué consistía esta misión se dedicó a las ciencias y al estudio de la historia de Francia después de la Revolución de 1789.
En esta primera etapa de su actividad, su proyecto era la unificación de las ciencias: "Su tarea (...) consistía en descubrir un principio capaz de unificar todas las ciencias, proporcionando de esta manera a la humanidad un conocimiento claro de su futuro, de tal modo que los hombres pudieran proyectar su propia marcha colectiva de acuerdo con el orden conocido de la ley universal. Su espíritu estaba dominado en este momento por la idea de unidad, a la que por ese entonces concebía sobre todo como la unidad de conocimiento, una síntesis y ampliación necesarias en el gran avance que desde Bacon y Descartes se había hecho en las ramas especializadas y crecientes de las ciencias naturales y en la comprensión del hombre mismo." (I: 46). Tomó de los filósofos D'Alembert (1717-1783) y Condorcet (1743-1794) (2) "su creencia en el empleo de la ciencia aplicada como base de la organización social y su concepción del desarrollo histórico, basado en los progresos del conocimiento." (I: 46).
Sus primeros escritos son de esta época y tiene por eje la propuesta de la unidad de la ciencia (que aborda aquí la totalidad del saber): Lettres d'un habitant de Genève (1802); Introduction aux travaux scientifiques du XIX siècle (1807-1808); Esquisse d'une nouvelle encyclopedie (1810); Memoire sur la science de l'homme (1813); Memoire sur la gravitation universelle (1813). (3). En esta última obra desarrolló la idea de que la ley de gravedad descubierta por Newton (1643-1727) era el principio unificador de las ciencias, sobre el que podría construirse un orden nuevo (I: 48). En estas obras defiende la necesidad de las ciencias sociales: "Tiene que haber una ciencia de la moral que trate de los fines, del mismo modo que una ciencia natural útil que trate de los medios, es decir, del dominio del hombre sobre su ambiente." (I: 46-47).
En esta época Saint-Simon pensaba que Napoleón I (1769-1821) podría guiar al mundo hacia un principio unitario, aunque también creía que sobre las conquistas militares no se podía edificar nada duradero. (I: 48). Apoyado en estas creencias acudió a Napoleón I con una propuesta para crear una nueva estructura académica, pero no obtuvo éxito. En esta actitud ya se vislumbra una de las características centrales del llamado socialismo utópico, pues sus exponentes solían apelar al gobierno o a los empresarios para conseguir reformas y crear así una nueva sociedad. En cambio, los socialistas posteriores (ya sean éstos revolucionarios o reformistas) apelan a la organización de las masas trabajadoras para transformar la sociedad.
Saint-Simon fue elaborando una filosofía de la historia: "Miraba con espíritu crítico los resultados de la gran Revolución Francesa, que consideraba como la realización necesaria de una gran obra de destrucción de las instituciones anticuadas, pero que no había logrado nada constructivo por falta de un principio unificador. La historia humana (...) pasaba por épocas alternativas de construcción y de crítica y de destrucción. En todas las épocas la humanidad necesitaba una estructura social que correspondiese a los avances realizados por la Ilustración (3) (...); e instituciones adecuadas y beneficiosas en un estado del desarrollo humano se volvían perjudiciales cuando estaba cumplido lo que tenían en sí; pero se prolongaban después de terminada su labor, aceptando los cambios necesarios." (I: 47). Creía en el progreso de la humanidad: "Estaba seguro de que cada gran etapa constructiva en el desarrollo de la humanidad había llegado mucho más adelante que las anteriores." (I: 47).
Saint-Simon distinguía dos etapas constructivas en la historia de la humanidad: a) la Antigüedad clásica; b) el mundo medieval del Cristianismo. Además, consideraba que en su época estaba comenzando una tercera etapa, c) los descubrimientos científicos (era de la opinión que desde la Reforma del siglo XVI se experimentaba un período de críticas y de destrucción del viejo mundo medieval). Para cimentar esta tercera fase constructiva era necesario encontrar (y Saint-Simon pensaba que esta era su misión en la vida) una nueva concepción unificadora: "¡Una ley universal! ¡Ley y orden! Saint-Simon tenía pasión por ambos, y sentía fuerte aversión por los desórdenes de la revolución y de la guerra. Quería una nueva era de paz en la cual se haría manifiesto un orden mundial que se sujetaría a una ley común." (I: 48). En su obra De la réorganisation de la société Européenne (1814), escrita en colaboración con el historiador Augustin Thierry (1795-1856), proponía un proyecto de federación europea, basada en la alianza entre Francia y Gran Bretaña.
Hacia 1815 había desarrollado lo fundamental de su concepción del nuevo orden social. El eje era la transición de un orden fundado en las artes de la guerra (feudalismo, agricultura, dominación de las clases ociosas -nobleza y militares-) a otro basado en las artes de la paz. Era el momento de la dominación de los industriales (4), que desarrollaron las artes productivas mediante empresas privadas no reglamentadas" (I: 49). "Ha llegado el momento de que los industriales lleven la dirección de la sociedad y de acabar con la dominación de los ociosos o sea de la nobleza y los militares. La sociedad en adelante debe organizarse por los industriales para promover el bienestar de «la clase más numerosa y más pobre», y a cada uno debe retribuírsele con arreglo a su capacidad puesta de manifiesto en los servicios positivos prestados a la causa del bienestar humano." (I: 49) (5).
En la concepción de Saint-Simon no hay elementos de democracia ni de reconocimiento de la existencia de la lucha de clases. Desconfiaba del "gobierno del populacho" debido a los sucesos de la Revolución Francesa: "Quería que gobernase el saber; insistía en que los guías naturales de los trabajadores pobres son los grandes industriales, sobre todo los banqueros, que proporcionaban crédito a la industria, y de este modo desempeñaban la función de planificar la economía. No le cabía duda de que los grandes industriales, ejerciendo el poder como dirigentes de la nueva sociedad, actuarían como tutores de los pobres, difundiendo la capacidad de compra, y mejorando de ese modo el nivel general de bienestar."(I: 49-50). "...los grandes industriales, si se les da responsabilidad y un saber unificado, actuarán movidos por un espíritu de solidaridad con la mayoría de la clase industrial." (I: 50). "Siente reverencia por el orden como condición necesaria para una organización social científica, y está mucho menos interesado en hacer a los hombres felices que en que trabajen bien." (I: 50).
(La continuación de esta nota se encuentra en: http://miseriadelasociologia.blogspot.com/2011/03/cole-9-saint-simon.html)
Mataderos, domingo 20 de febrero de 2011
NOTAS:
(1) Cole trata la vida y obra de Saint-Simon en el volumen I, pp. 44-57.
(2) El Esbozo para un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano (cuya 1º edición se publicó de manera póstuma en 1794) de Condorcet influyó profundamente sobre Saint-Simon (I: 47). Esta obra puede consultarse online (se trata de la edición publicada en Paris en 1878 por la Librairie de la Bibliothèque Nationale) en: http://www.archive.org/stream/esquisseduntable00cond#page/n5/mode/2up
(3) Las Lettres d'un habitant de Genève (1802) pueden consultarse en: http://books.google.com/books?id=LZEPAAAAQAAJ&pg=PA1&dq=Lettres+d+un+habitant+de+Geneve&hl=es&ei=ECdhTZCsJ8aitgf-gZWGDA&sa=
La Memoire sur la science de l'homme (1813) se encuentra disponible en: http://books.google.com/books?id=NbUUAAAAQAAJ&pg=PA5&dq=saint-simon+Memoire+sur+la+science+de+l'homme&hl=es&ei=ZCVhTQfNtbYHu_v05Qs
(4) "...la revolución política y la revolución en la esfera del pensamiento humano iban unidas, de tal modo que cada gran trastorno político iba seguido rápidamente de una revolución en la actitud del hombre respecto a los problemas morales y científicos." (I: 51-52). La tesis de que la estructura social y las ideas, el saber, las instituciones, se hallan íntimamente relacionadas, y que no permanecen inmutables, es especialmente fructífera para las ciencias sociales. Sobre ella se fundan tanto la sociología propiamente dicha, como el materialismo histórico. Pero la concepción de Saint-Simon aparece hasta aquí como idealista, pues la estructura social parece depender, en su argumento, del estado del saber en cada período determinado. En definitiva, es el conocimiento el que está operando como variable independiente en el desarrollo histórico.
(4) Debemos a Saint-Simon la introducción de la palabra industrial, utilizada para definir las nuevas condiciones debidas al proceso que más tarde se denominó Revolución Industrial.
(5) Las tres clases "útiles" de la sociedad eran los "productores", los "hombres de ciencia" y los "artistas" (en esta última categoría incluía a los literatos y a los científicos sociales). (I: 52).
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