Vistas de página en total

lunes, 20 de abril de 2020

DERECHOS HUMANOS, SOCIEDAD Y ESTADO CURSO 2020 – CLASE N° 1


La libertad es algo
que sólo en tus entrañas
bate como el relámpago.
Miguel Hernández (1910-1941), poeta español

Bienvenidas y bienvenidos a este curso, cuya realización en condiciones tan excepcionales plantea un desafío para ustedes y para mí.
En un contexto normal, la primera parte de esta clase estaría dedicada a los aspectos formales de la materia (asistencia, exámenes, trabajos prácticos, disponibilidad de la bibliografía, etc.). Pero eso es innecesario en esta cursada virtual, pues puede ser comunicado vía correo electrónico. La segunda parte de una clase de presentación está dedicada a presentar la materia, el enfoque adoptado, la metodología de trabajo y los temas a desarrollar. Eso haremos la clase de hoy.
Antes de comenzar con la clase propiamente dicha quiero hacer una indicación. Cada semana recibirán por escrito el texto de la clase, en el que intentaré respetar un estilo lo más coloquial posible, para no alejarme demasiado del tipo de discurso de una clase presencial. Al final del texto de cada clase encontrarán una lista de las abreviaturas utilizadas y una serie de notas, en las que se abordarán cuestiones cuyo tratamiento en el texto principal haría demasiado pesada la lectura.

Al momento de abordar la tarea de armar un curso sobre Estado y DDHH se abren ante nosotros dos grandes perspectivas.
Por un lado, está la perspectiva que sostiene que el Estado es la expresión de la voluntad de todos, y que los derechos (y el Derecho en general) crean las formas de organización social [1].
Por otro lado, se encuentra la perspectiva que concibe al Estado como un órgano de dominación, como el representante y el administrador de los intereses de la clase dominante, y que los derechos (y el Derecho en general) expresan las relaciones de fuerza entre las distintas clases sociales. [2]
En un sentido fuerte puedo decir que este curso constituye un debate entre ambas posiciones, a través de la exposición del pensamiento de algunos destacados exponentes de la filosofía política y de la ciencia social.
Llegados a este punto es necesario hacer una aclaración. En la cursada utilizaré de modo indistinto, como sinónimos, los términos ciencia social  y teoría social; en cambio, sólo excepcionalmente empleo el término ciencias sociales. Me explico. Las ciencias sociales, así en plural, corresponden a una forma específica de abordar el estudio de la sociedad, que consiste en fragmentar el objeto de estudio (la sociedad) en diferentes parcelas, cada una de las cuales es estudiada por una ciencia social particular. Así, por ejemplo, la economía estudia la producción, el mercado y los precios; la ciencia política examina la distribución del poder político, etc.; la sociología analiza los hechos sociales (?). Este enfoque adolece de un defecto fundamental: escinde, separa, aquello que existe como una unidad.
Puede recurrirse a un ejemplo sencillo para que se comprenda la enormidad de las dificultades a que conduce el mencionado enfoque. Supongamos que somos médicos y estamos en la guardia de un hospital. Llega a nosotros una persona con su brazo derecho seccionado, limpio y sostenido en su mano izquierda, pidiéndonos amablemente que solucionemos la mutilación y le volvamos a colocar el brazo en su lugar. No hace falta decir que se trata de una situación absurda, que jamás ocurre en la realidad. En el mundo real a las salas de guardia de los hospitales concurren personas sangrantes, sufrientes, que padecen dolor. Las ciencias sociales se basan en el modelo del paciente amable; la teoría social que intentaremos desarrollar en este curso tiene forzosamente que lidiar con personas que sufren, que no pueden escindir su dolor y sufrimiento de su razón.
Luego de esta aclaración, vuelvo ahora al tratamiento de la cuestión principal. De ningún modo quiero plantear que se trata de una temática de interés exclusivamente académico. Todo lo contrario. En esta asignatura vamos a tocar los problemas cotidianos, aquellos que padecemos y que nos preocupan a diario. Vamos a hablar de nuestro modo de vida, de la distribución del poder social, de política.
En la materia tratamos, pues, cuestiones que nos afectan directamente. Nos lleva a examinar nuestra conducta, nuestras posiciones sobre la sociedad, nuestra ideología. De ahí la necesidad de establecer ciertas reglas básicas, para evitar el riesgo de caer en discusiones interminables  y lograr así que la cursada sea más fructífera.
Veamos esas reglas. En primer lugar quiero dejar explícita mi posición ideológica: soy marxista y eso significa pararse desde un lugar determinado al momento de estudiar la sociedad. Pero eso no significa que este sea un curso de teoría marxista del Estado ni que ustedes tengan que adherir a la ideología del profesor. Si así fuera me obligaría a mi mismo a dejar la docencia, pues habría fracasado rotundamente. Se trata de adoptar una actitud metodológica: al explicitar el propio punto de partida ideológico nos forzamos a ser rigurosos en las definiciones y a presentar con claridad los argumentos. En pocas palabras, se trata de mejorar la calidad de los debates políticos y académicos, imponiéndonos a nosotros mismos la costumbre de argumentar con rigurosidad y claridad. Esto será especialmente importante para la materia, dado que el núcleo de la misma es el diálogo entre distintas corrientes teóricas e ideológicas.
En segundo lugar, los temas de la materia se desarrollarán en base a textos clásicos de la filosofía política y de la teoría social, leídos de primera mano y no por intermedio de comentadores. [3] Estudiar el Estado y la sociedad implica necesariamente adoptar una actitud apasionada, pues se trata de cuestiones que nos involucran a nivel personal. Así, por ejemplo, una suba de impuestos afecta directamente nuestro bolsillo, de ahí que nos sentimos tocados en la discusión sobre la aprobación o rechazo de dicho aumento; esto nos lleva a discutir diferentes posiciones políticas e ideológicas. Es inevitable.
Pero es posible encarrilar la discusión y poner al descubierto los fundamentos de las posiciones en disputa. Para ello es preciso conocer las fuentes de esas posiciones y eso se logra estudiando la historia de las ideas políticas. Hacer esto supone otra ventaja: nos permite distanciarnos de nuestro objeto de estudio. Ese distanciamiento facilita una mejor comprensión de los problemas.
Por último y no menos importante, la regla del distanciamiento está acompañada por la referencia a ejemplos tomados de las discusiones políticas actuales y de la vida cotidiana. Las herramientas conceptuales forjadas por la filosofía política y la ciencia social deben ser probadas en la práctica. Más claro, si no son útiles para comprender los problemas actuales, si no aportan nuevos elementos y perspectivas para comprenderlos, deben ser descartadas por más prestigiosas que sean.
En síntesis, las tres reglas son: a) explicitar nuestro punto de partida ideológico, pues “el que avisa no traiciona”; b) distanciamiento del objeto de estudio (por ejemplo, el Estado actual) por medio de la lectura de textos clásicos, escritos mucho antes de nuestra época; c) la aplicación obligatoria de las herramientas conceptuales al estudio de los problemas de la actualidad.
Luego de formular las reglas básicas de la cursada corresponde decir unas palabras acerca de la modalidad de trabajo.
Las circunstancias excepcionales que rodean esta cursada no modifican demasiado el modo en que trabajaremos los textos. Esas circunstancias nos privan del diálogo cara a cara, es verdad, y eso es muy difícil de reemplazar; el intercambio entre ustedes y yo es fundamental en el proceso de aprendizaje, y ese intercambio se encuentra limitado. Sin embargo, en una materia como esta, lo principal es la lectura de los textos. De hecho, la materia está articulada en torno a esa lectura. Mi opinión (discutible, por supuesto) es que la tarea del profesor consiste en ser lo menos visible posible, para que ustedes puedan concentrarse en lo verdaderamente importante, el estudio de los gigantes del pensamiento político.
¿Cómo haremos para sacar el mejor provecho de la lectura?
Es este punto no pretendo inventar la pólvora ni nada semejante. Cada texto será expuesto en clase. Cada clase estará acompañada por una guía de lectura, que constará de una serie de preguntas sobre dicho texto. La función de las guías no es cargarlos de trabajo, al estilo de un TP, sino de facilitar esa lectura, haciendo énfasis en aquellos aspectos de la obra que interesan en la materia.
Aquí corresponde hacer una nueva aclaración. Hasta ahora hice referencia a los textos que integran la bibliografía obligatoria de la asignatura; el programa consta, también, de una bibliografía complementaria, que sirve para ampliar los temas desarrollados en la primera. La lectura de esta última es optativa. Sin embargo, ahí no termina la cosa, pues en las clases iré mencionando otras obras, que pueden resultad de interés para aquellos que quieran profundizar determinadas cuestiones. Es conveniente que el estudiante tenga siempre la mente abierta, y una de las formas de lograrlo es ir más allá de los textos obligatorios.
A las exposiciones en clase y a las guías de preguntas sumaremos sus aportes como estudiantes: preguntas, dudas, comentarios, sugerencias y demases. Para ello utilizaremos múltiples herramientas, con las que intentaremos suplir la ausencia de la clase presencial. Aquí es válido el dicho de los vendedores ambulantes: “su pregunta no molesta”.
En la práctica incluiré las intervenciones de los estudiantes y mis respuestas en el texto de la clase siguiente a la clase en la que se haya desarrollado el tema en cuestión. De este modo trataremos de hacer realidad aquello tantas veces repetido de la clase como “construcción colectiva”. Por supuesto, veremos qué sale.
Respecto a la modalidad de evaluación (¡la gran pregunta en toda asignatura!). Habrá dos parciales domiciliarios en los que integraremos los temas vistos en las clases. [3] La idea es que las evaluaciones formen parte del proceso de aprendizaje, que sean una extensión de las clases, y no que se conviertan en algo descolgado de la cursada que se hace únicamente por obligación (¡hay que aprobar y no queda otra!). Como dije antes, también aquí veremos cuál es el resultado.
El programa se halla estructurado en torno a las áreas temáticas de la materia. No es necesario abundar demasiado, pues su lectura les permitirá tener en claro a qué apuntamos y con qué materiales. Eso sí, quiero señalar que el programa tiene como objetivo primordial ordenar el diálogo entre las distintas corrientes teóricas. Nuestro tema (el de la materia) es vastísimo y todo el tiempo correremos el riesgo de irnos por las ramas. Es por ello que el programa tiene que poner límites a ese discurrir nuestro, para evitar que se convierta en un divagar incesante. Debo agregar que tengo una tendencia a irme por las ramas, así que les pido encarecidamente que me llamen la atención cuanto me desvié demasiado de los temas que estamos tratando.
El programa abarca cuatro problemas (o cuestiones) principales: igualdad y desigualdad; Estado; democracia; DDHH. Ellos constituyen la base de las distintas unidades.
¿Por qué elegir estos problemas y no otros?
Responde ahora a esta pregunta implica adelantar el contenido de las clases; aportaría confusión y prefiero, en este momento, ser ordenado. Basta con decir que son problemas porque existen respuestas antagónicas frente a cada uno de ellos. Ese antagonismo refleja los conflictos existentes en cada sociedad. Eso explica la inexistencia de respuestas unánimemente aceptadas. La teoría social es un terreno de lucha.
Las distintas concepciones respecto a la igualdad o la desigualdad de los SH están en la base de las diferentes formas de gobierno y en las maneras de pensar el tema de los derechos. El Estado, por su parte, es el garante (y constructor) de la dominación en cada forma de sociedad; como tal está obligado a construir una legitimidad que haga que todos (o casi todos) vean esa dominación como natural. La democracia es la forma de gobierno más extendida en la actualidad. Los DDHH, por su parte, se encuentran en relación directa con la mencionada temática de la desigualdad y la desigualdad de los SH.
Detrás de estos problemas principales (cada uno de los cuales constituye un área temática) se encuentra una cuestión más general, que tenemos que revisar antes de comenzar nuestra larga excursión por el terreno de la filosofía política y de la teoría social.
Dicho en pocas palabras, tenemos que contar con una concepción acerca del funcionamiento de la sociedad en su conjunto, pues ello nos permitirá ubicar en su contexto a las cuestiones de la política y del Estado. Ahora bien, este no es un curso de sociología y, por tanto, no podemos dedicar mucho tiempo a esta cuestión. Es por eso que opté por pasarles un texto introductorio. [5] Seguramente algunos encontrarán allí cosas que ya conocen, pero necesito que todos partamos de una base común. Esto no significa que estemos de acuerdo en todo, por el contrario, ojalá se susciten discusiones y debates.
Les mando entonces, vía correo electrónico, el texto que tienen que leer para la próxima clase. Si tienen dudas, inquietudes, preguntas, etc., no duden en escribirme.
Villa del Parque, lunes 20 de abril de 2020

ABREVIATURAS:
DDHH = Derechos humanos / SH = Seres humanos / TP = Trabajo práctico

NOTAS:
[1] El Derecho es considerado como el creador del orden social. Desde este punto de vista, una sociedad se organiza en torno a las normas jurídicas. Esto significa que dichas normas establecen una determinada forma de orden social. Dicho de otro modo, basta sancionar leyes para modificar la sociedad. En esta cursada intentaré demostrar lo erróneo de esta concepción.
[2] La expresión clásica de esta manera de concebir al Estado se encuentra en el Manifiesto del partido comunista (1848): “El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa.” (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del partido comunista, Buenos Aires, Anteo, 1986, p. 37).
[3] Ver la lista de autores y de textos en el programa.
[4] Las fechas de los parciales aparecerán consignadas en el cronograma que enviaré oportunamente.
[5] Mayo, A. (2005). La Ideología del conocimiento. Buenos Aires, Argentina: Jorge Baudino. Cap. 1.



1 comentario:

Unknown dijo...

Hola a todxs! Quiero saber si entendí bien. ¿Estaremos en este link cada lunes en el horario de la materia (10.10 a 12.10) y haremos los comentarios en ese momento? Espero todxs estén bien.
Gracias