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domingo, 28 de agosto de 2016

DURKHEIM Y LA DISTINCIÓN ENTRE LO NORMAL Y LO PATOLÓGICO


Nota bibliográfica:

La fuente para la redacción de estas ficha es: Durkheim, Emile. (1998). ⦗1º edición: 1895⦘. Las reglas del método sociológico y otros escritos sobre filosofía de las ciencias sociales. Barcelona: Altaya. La traducción al español corresponde a Santiago González Noriega. Trabajé con el capítulo III, “Reglas relativas a la distinción entre lo formal y lo patológico” (pp. 102-131). En la redacción utilicé las notas de lectura de mi compañera Pez López.

En esta ficha trabajé específicamente con la introducción y el primer apartado del mencionado capítulo III. En fichas posteriores presentaré el segundo y tercer apartados.



A modo de presentaciòn, cabe recordar que Durkheim dedica el capítulo I de Las reglas del método sociológico (1895) a establecer qué son los hechos sociales (HS a partir de aquí), esto, es, el objeto de estudio de la sociología. Luego pasa a esbozar en el capítulo II cuál es el método para estudiarlos, además de esbozar los rasgos principales de la teoría de las prenociones (el conocimiento de sentido común de los fenómenos sociales). Ambos capítulos ya han sido presentados en fichas anteriores

Al observar los HS, se plantea el problema de la distinción entre: a) “los que son todo lo que debe ser” (fenómenos normales); b) “los que deberían ser diferentes a como son” (fenómenos patológicos) (p. 102).

Durkheim formula el problema en los términos siguientes: “¿Dispone la ciencia de los métodos que permiten establecer esta distinción’” (p. 102)

A partir de la respuesta a dicho interrogante, es posible establecer el papel que corresponde a la ciencia (en especial, a las ciencias sociales). Nuestro autor comienza por distinguir la siguiente postura:

La ciencia no enseña nada sobre lo que debemos ser. Su objeto son los hechos. Todos ellos tienen el mismo valor y el mismo interés. Observa los hechos y no los explica; no los juzga. “A sus ojos el bien y el mal no existen. Ciertamente, puede decirnos como ciertos efectos, pero no qué fines son los que hay que perseguir.” (p. 103).

Como corolario de lo anterior, se desprende que la ciencia pierde eficacia práctica:

“Siempre hay varios caminos que llevan a una determinada meta, por tanto hay varios caminos que elegir entre ellos. Ahora bien, si la ciencia no puede prestarnos ayuda en la elección del mejor fin, ¿cómo podrá enseñarnos cuál es el mejor camino para alcanzarlo? ¿Por qué habrá de recomendarnos el más rápido más bien que el más económico, el más seguro más bien que el más sencillo o al revés? Si no puede guiarnos en la determinación de los fines superiores, no es menos importante cuando se trata de fines secundarios o subordinados que llamamos medios.” (p. 103).

[Durkheim omite señalar que la ciencia gana su mayor eficacia práctica al servicio de la acumulación de capital. Dicho de manera burda: sirve para que los empresarios ganen dinero. La ciencia no es una actividad ajena a la lógica del capital. Suponer que se encuentra desconectada de dicha lógica implica romper la totalidad dialéctica que es la sociedad, y que constituye la base del método marxista. No existen fines desinteresados para la práctica científica.]

La sociología ideológica (cuyos máximos exponentes fueron Comte y Spencer) era consciente del problema. Si la ciencia no puede determinar qué fines son más valiosos, la fijación de estos fines se llevaba a cabo por medios extracientíficos (por ejemplo, la religión). Pero los cultores del “método ideológico” (ver el capítulo 2) “eran demasiado racionalistas como para admitir que la conducta humano no tuviese necesidad de ser dirigida por la reflexión; y sin embargo, no verían nada en los fenómenos  - considerados en sí mismos y con independencia de todo dato subjetivo - que permitiese clasificarlos de acuerdo con su valor práctico. Parecía, por tanto, que el único medio de juzgarlos era referirlos a algún concepto que lo dominase; de este modo, el empleo de nociones que rigiesen el cotejo de los hechos, en lugar de derivar de ellos, se convertía en algo indispensable en toda sociología racional; pero sabemos que si en estas condiciones la práctica se convierte en algo reflexivo, la reflexión así utilizada no es algo científico.” (p. 103-104).

⦗El problema es más amplio de lo que plantea Durkheim. No se trata sólo de establecer una jerarquía entre los fines (los valores), sino también de formular criterios de distinciòn entre los fenómenos significativos (que deben ser estudiados) y aquellos que son irrelevantes. De este modo, al fijar dichos criterios la teoría estará en condiciones de guiar la observación.⦘

Durkheim quiere resolver el problema reivindicando los derechos de la razón y desechando la ideología. Para ello tiene que encontrar “un criterio objetivo, inherente a los hechos”, que permita  distinguir la salud (“buena y deseable”) de la enfermedad (“cosa mala, que debe ser evitada”) en los fenómenos sociales. De este modo la ciencia proporcionará un criterio para decidir en la vida práctica y mantendrá, a la vez, el método científico (“tratar los hechos como cosas”). (p. 104)

Aclara que el estado de “salud” se establece para el conjunto, no para el individuo, porque la ciencia todavía no puede decir nada de éste. Pero ese estado será “punto de referencia para orientar la conducta” (p. 104).




Durkheim dedica el primer apartado del capítulo III (p. 105-114) a establecer ese criterio. Para ello aplica el método presentado en el capítulo II. En concreto, la regla enunciada en p. 90. Mediante signos exteriores, distingue entre los fenómenos normales y los fenómenos patológicos.

Utiliza un criterio “estadístico” para establecer la demarcaciòn entre ambos tipos de hechos. Aquí corresponde indicar que presenta a la sociología como continuaciòn de la biología, pero sin justificar esto de modo convincente.

Todo hecho social puede presentar dos tipos de formas:

1) “Unas son generales en toda la extensiòn de la especie, se encuentran si no en todos los individuos al menos en la mayor parte de ellos y si no se repiten de idéntico modo en todos los casos en que se observan, sino que varían de un sujeto al otro, esas variaciones están comprendidas dentro de límites muy próximos.” (p. 110-111).

2) “Hay otras ⦗formas⦘ que son excepcionales; no sólo se encuentran en menos casos, sino que incluso cuando se producen lo más frecuente es que no duren toda la vida del individuo. Son una excepciòn tanto en el tiempo como en el espacio.” (p. 111).

A partir de allí construye el tipo medio = “ser esquemático que se formaría reuniendo en un mismo todo, en una especie de individualidad abstracta, a los caracteres más frecuentes en la especie junto con sus formas más frecuentes.” (p. 111).

El tipo medio es una construcción y constituye “el objeto de estudio inmediato de la ciencia y viene a ser el mismo que el tipo genérico.” (p. 111).

Agrega que las condiciones de salud y enfermedad no pueden ser definidas en abstracto ni son válidas para todos los HS. Cada tipo social tiene formas normales y patológicas de los HS que les son propios.

Hay que renunciar a la costumbre, muy extendida, de juzgar una institución, una práctica o una máxima moral, como si fuesen buenas o malas en sí mismas y por sí mismas, para todos los tipos sociales sin distinción.” (p. 112; el resaltado es mío -AM-).

El corolario de lo anterior es: “Así, pues, un hecho social sólo puede ser llamado normal en una especie social determinada en relación con una fase igualmente determinada de su desarrollo; por consiguiente, para saber si tiene derecho a recibir esta denominación, no basta con observar bajo qué forma se presenta en la generalidad de las sociedades que pertenecen a esta especie, sino que hay que tener cuidado tambièn con considerarlos en la fase correspondiente de su evolución.” (p. 113).

⦗La normalidad no es una esencia abstracta que define de una vez y para siempre a la cosa. Es histórica y, por tanto, mutable. Este rasgo de la sociología de Durkheim impide hacer “la fácil” de clasificarla como una variante del funcionalismo - entendiendo por éste una concepción estática de la sociedad - ⦘

Ahora bien, la anormalidad no puede ser el rasgo de una especie. No puede concebirse una especie cuyo carácter definitorio fuese la enfermedad. En consecuencia, “la especie es la norma por excelencia y, por consiguiente, no podría ser anormal bajo ningún concepto.” (p. 113).

Los caracteres que constituyen el tipo medio son los más frecuentes porque son los más ventajosos para la conservación de la especie. ⦗La mayor frecuencia estadística - criterio para seleccionar los caracteres que forman el tipo medio - es producto de la utilidad. Detrás está el supuesto de la sociedad concebida como organismo, es decir, la idea de que la sociedad es naturalmente armónica. Pero si se concibe la sociedad como una totalidad contradictoria, este tipo medio es funcional a la conservación de esas contradicciones. El tipo medio es el conjunto de caracteres propio de una sociedad de clases antagónicas. La normalidad expresa la relación de fuerzas entre las clases propia de una determinada distribución del poder social (ante todo, de la propiedad de los medios de producción). Pero esto excede largamente los límites de la presente ficha⦘


Villa del Parque, domingo 28 de agosto de 2016

10 comentarios:

Guillermo Enrique García Storey dijo...

Bastante interesante, sigue vigente a pesar del tiempo transcurrido. Y se hace necesaria su revisión para el estudio y consecuente beneficio de los HS actuales.

Ariel Mayo (1970) dijo...

Guillermo, gracias por el comentario. Coincido en la vigencia de la obra de Durkheim. En este blog le dediqué especial atención a su obra. Saludos,

Unknown dijo...

Excelente,tiene relación con lo que había leido sobre la estructura social, dentro de la cual el carácter social es el tipo medio y; buen punto sobre el proceso histórico y contextual que experimenta cada sociedad.

Ariel Mayo (1970) dijo...

Muchas gracias por su comentario, David. En efecto, Durkheim sostiene que el tipo medio está determinado por las conductas estadísticamente más frecuentes. Suele olvidarse que no se trata del tipo "mejor", en un sentido de valores, sino de aquél que se encuentra presente en el mayor número de individuos. Saludos desde Buenos Aires,

Jorge Adrian Hernandez dijo...

Impecable Ariel como siempre, en mi caso coincido con el tema de la vigencia de la obra Durhemiana. Abrazos.

Ariel Mayo (1970) dijo...

Jorge, muchas gracias por el comentario. Por varias razones (algunas ya planteadas en otros artículos publicados en este blog) considero que la obra de Durkheim constituye la contribución más importante de la sociología a la teoría social. Libros como El suicidio o Las formas elementales de la vida religiosa son imprescindibles. Abrazo grande

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Unknown dijo...

Muy interesante Ariel. Se nota la claridad de los postulados de Durkheim al haber sido acertivo en las citas, tu reflexión posterior y la redacción acorde.

Ariel Mayo (1970) dijo...

Rocío:

Muchas gracias por el comentario. El texto está pensado como una ficha de lectura, así que me alegro de que le haya parecido útil en ese sentido. Saludos,

Unknown dijo...

Las contradicciones en las relaciones antagónicas vendría ser un tipo medio, pero existe una contradicción de considerar este tipo medio como algo positivo, útil y armomico. Por lo que se debe cuestionar la armonía, la utilidad que esta contradicción significa para la evolución de la especia. Quizás para conciliar con Durkheim se puede decir, que este es un hecho social y un tipo medio que la sociedad en su evolución está experimentando en su actual imperfecto estado actual. Es decir la sociedad es imperfecta, por lo tanto este tipo medio, es un paso a tipos medios más armónicos y útiles a la evolución y perfeccionamiento de la humanidad. Solo recalcar también que es el ser humano en su desarrollo histórico quien ha ido definiendo sus tipos medios.