Portillo Valdés es un historiador español, profesor titular en
El libro que reseñamos [1] se ocupa de un período crucial en la historia de España y de los países latinoamericanos que pertenecían a su imperio. Crisis Atlántica está dedicada a “considerar el surgimiento de los conceptos de autonomía e independencia en el contexto de una crisis global del mundo atlántico hispano. Tal crisis vino marcada por tres hechos inéditos en la historia de la monarquía. En primer lugar, era la primera ocasión en que un ejército extranjero invadía la península hasta llegar a
Portillo Valdés se interroga a lo largo de toda la obra acerca de los motivos por los que se produjo la disgregación del imperio español. En su opinión, la independencia de los países latinoamericanos no era un resultado inexorable y ni siquiera era algo deseado por las elites criollas al momento de producirse la crisis de 1808. Para resolver el problema de la dirección asumida por el proceso, Portillo desarrolla una investigación enmarcada en la historia de las ideas, basada en el análisis de numerosos textos de autores españoles y latinoamericanos que participaron directamente en el período previo y en el período de la crisis española y de la independencia latinoamericana. A través del examen de estas obras, Portillo Valdés procura establecer las matrices intelectuales que se fueron conformando tanto del lado español como del lado criollo y que, a la postre, desembocaron en la guerra y en la independencia de las colonias americanas del imperio español.
El autor concede especial atención al examen del pensamiento ilustrado y del primer liberalismo español, pues considera que en el seno de esta corriente se fueron generando las ideas refractarias a la autonomía de las colonias que terminaron por hacer inevitable el proceso de independencia. En este sentido, afirma que desde la década de 1740, y en el marco de las reformas borbónicas, “fue haciéndose hueco una imagen más decididamente imperial de la monarquía. Con una manifiesta vocación probritánica, fueron varios los intelectuales y políticos de los reinados de Carlos III y Carlos IV que propusieron concebir la monarquía como un entramado compuesto de metrópoli e imperio comercial.” (p. 20). Fue en este momento que se generó una corriente de opinión en España fuertemente opositora a cualquier intento de conceder márgenes de autonomía a las colonias americanas. El autor se ocupa de indicar que esto va de la mano con el desarrollo de las reformas administrativas borbónicas, que se tradujeron en un desplazamiento de las elites criollas de los puestos de mando en las colonias, quebrando así un acuerdo tácito entre la monarquía y dichas elites. De este modo, al producirse la defección de la monarquía española en 1808, los políticos e intelectuales españoles tendieron de manera unánime a rechazar cualquier concesión a las colonias americanas. Al mismo tiempo, las elites criollas manifestaron su intención de recuperar el espacio perdido a partir de la implementación de las reformas borbónicas.
A partir de los elementos presentados en el párrafo anterior, Portillo Valdés se dedica a analizar el papel jugado por el liberalismo español que elaboró
Para Portillo Valdés, el curso que siguió la crisis de la monarquía española en 1808 fue el resultado, sobre todo, del carácter que fue adquiriendo la monarquía a partir de mediados del siglo XVIII, el cual se acentuó como consecuencia de la irrupción de Napoleón en la península. En este sentido, la interpretación realizada por el autor consiste en afirmar que “no fue la «decadencia» española, es decir, su paulatina pérdida de influencia en Europa desde Westfalia (1648), lo que marcó el proceso de contracción de la monarquía, sino su reformulación como nación española (…) El momento decisivo no es el final del siglo XVI –una vez que el esfuerzo expansivo ha demostrado toda su fuerza e intensidad – sino los comienzos del siglo XIX, cuando la monarquía entre en una serie de crisis que conducen al primer constitucionalismo hispano. La cuestión no es, por tanto, de decadencia española, sino de constitucionalismo hispano.” (p 23).
La desintegración del imperio español obedeció, por tanto, a la peculiar estructura del constitucionalismo español, que condicionó la respuesta que dio éste a la crisis de la monarquía en 1808. Así, ya desde mediados del siglo XVIII se fue conformando una concepción que consideraba que la nación española estaba constituida exclusivamente por los españoles peninsulares, en tanto que las demás partes de la monarquía eran concebidas como colonias que debían proveer a las necesidades de la metrópoli. Esta visión, que reconoce la fuerte influencia del pensamiento británico, fue arraigando entre los intelectuales de
Portillo Valdés estudia el proceso mencionado en el párrafo anterior en el primer capítulo de la obra, “La federación negada” (pp. 29-103). Allí el autor realiza varias operaciones que permiten comprender la naturaleza del proceso que se operó a partir de 1808. En primer lugar,
La “revolución de las provincias de España”, desatada como consecuencia de la conducta ilegal de los monarcas españoles, se desarrolló en torno a las líneas conceptuales que había trazado
En el segundo capítulo, “Pueblos, Congresos, Estados y naciones” (pp. 105-158) se estudia el proceso que se verificó en
En el tercer capítulo del libro, “El discurso de la independencia” (pp. 159-209) el autor analiza el proceso por el cual se fue conformando la noción de nación americana frente al de nación española. Portillo Valdés sugiere que al momento de producirse la crisis de la monarquía, no existía en América una opinión significativa a favor de la independencia. Por el contrario, las elites criollas se consideraban a sí mismas como parte de la nación española. Sólo a partir de la experiencia del rol que les asignaba el liberalismo español fue surgiendo la idea de una nación americana, contrapuesta a la española. Como en los capítulos anteriores, el autor sigue el proceso mediante el análisis de varios textos escritos durante el período.
Finalmente, en el cuarto capítulo, “Los indios calzados: la mayoría en minoría” (pp. 211-255), el autor se dedica a examinar las limitaciones del liberalismo de las elites criollas, haciendo hincapié en el hecho de que las organizaciones políticas que se conformaron a partir de la independencia de España se edificaron en torno a la negación sistemática de los derechos de los pueblos originarios, que constituían la mayoría de la población en la mayoría de los países del área de la colonización española. Los criollos, en este sentido, eran herederos del pensamiento de
La obra de Portillo Valdés constituye un examen pormenorizado del proceso por el cual la construcción de una nación española, realizada en la matriz intelectual del liberalismo español, se mostró incompatible con el mantenimiento de la unidad entre los territorios españoles y americanos de la monarquía. El autor resulta especialmente agudo en el tratamiento de las limitaciones del primer constitucionalismo español en la cuestión de la representación de los americanos. Uno de los logros de la obra es la adopción de un enfoque iberoamericano (no exclusivamente español) de la crisis iniciada en 1808. Sin embargo, el enfoque adoptado tiende a dejar de lado temas fundamentales tales como la debilidad económica de España, y el interés de Gran Bretaña por controlar el espacio económico latinoamericano.
Buenos Aires, martes 15 de noviembre de 2011
NOTAS:
[1] Portillo Valdés, José María. (2006). Crisis Atlántica: Autonomía e independencia en la crisis de la monarquía hispana. Madrid: Fundación Carolina. Centro de Estudios Hispánicos e Iberoamericanos & Marcial Pons, Ediciones de Historia. 318 p.
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