La Dialéctica de la naturaleza, escrita por
Friedrich Engels (1820-1895), permaneció en estado de manuscrito hasta 1925, año
en que se publicó por primera vez en la URSS. Esa edición incluyó una serie de
manuscritos adicionales; entre ellos, el artículo titulado “Dialéctica”, redactado
probablemente en 1879. [1] A este último texto está dedicada la presente ficha,
que no tiene otro objetivo que hacer una
presentación preliminar de la manera en que Engels concibe la dialéctica.
En este sentido, “Dialéctica”, a pesar de su brevedad y su carácter inconcluso,
resulta útil por el esquematismo del
argumento.
Información
para los amantes de las referencias bibliográficas. Trabajé con la traducción
española de Wenceslao Roces: Engels, F. (1961). Dialéctica de la naturaleza. México: Grijalbo. Se trata de la 1°
edición española de la obra.
La dialéctica posee tres leyes, que se
abstraen de la historia de la naturaleza y de la sociedad humana:
A – Ley de trueque de la cantidad en calidad,
y viceversa.
B – Ley de la penetración de los contrarios.
C – Ley de negación de la negación.
El filósofo
Hegel (1770-1831) desarrolló las tres leyes, pero de un modo idealista, como
“simples leyes del pensamiento”. Así,
A se encuentra en la Lógica [3], 1°
parte, teoría del Ser; B en la Lógica,
2° parte, teoría de la Esencia; C, por su parte, es la “ley fundamental que
preside la estructura de todo el sistema” (p. 41).
Luego de
reconocer el aporte hegeliano, Engels critica el tratamiento de la misma por el
filósofo alemán: “el error [de Hegel] reside en que estas leyes son impuestas,
como leyes del pensamiento, a la materia y a la historia, en vez de derivarlas
de ellas.” (p. 41).
Ahora bien,
¿cómo debe efectuarse esa derivación?
“Pero,
si invertimos los términos [2], todo resulta sencillo y las leyes dialécticas,
que en la filosofía idealista parecían algo extraordinariamente misterioso,
resultan inmediatamente sencillas y claras como la luz del sol.” (p. 41).
La sencillez
de la inversión engelsiana de la dialéctica debe ser considerada con escepticismo. Como
es sabido, lo sencillo siempre es complejo, y sólo después de analizar esa
complejidad es posible comprender qué significa la sencillez. En el caso que
nos ocupa quiero señalar una cuestión que puede servir para entender los puntos
débiles del argumento de Engels. Me refiero al tema de la forma y el contenido.
En la
concepción hegeliana, forma y contenido son inseparables; en este sentido, cabe
afirmar que constituyen dos momentos de la misma totalidad.
Por tanto, la
forma en que Hegel concibe la relación entre las leyes de la dialéctica y lo
empírico no es externa al contenido de la dialéctica y de lo empírico. Engels,
al proponer una solución al problema del idealismo consistente en poner como
elemento activo a la naturaleza (lo empírico) y no a los conceptos (la
dialéctica), adopta la posición que sostiene que la relación entre lo empírico
y los conceptos es externa. Deja así de lado la cuestión de la conexión interna
entre ambos momentos de la relación.
La simpleza de
la inversión propuesta por Engels deja de lado lo fundamental: la conexión
interna entre naturaleza /sociedad y las leyes dialécticas. Dicho de manera
sencilla: Hegel concibió dichas leyes en el marco de una determinada concepción
de la naturaleza / sociedad. Por tanto, no se puede simplemente invertir la
relación entre leyes y realidad; hay que poner en cuestión esa concepción de la
realidad y reformular, rehacer, dichas leyes.
Una vez
realizada dicha inversión, Engels propone como objetivo,
“demostrar
que las leyes dialécticas son otras tantas leyes reales que rigen el desarrollo
de la naturaleza y cuya vigencia es también aplicable, por tanto, a la
investigación teórica natural.” (p. 41).
Engels pone un
límite expreso a su investigación, afirmando que no va a estudiar “la conexión
interna de estas leyes [las tres leyes fundamentales enumeradas arriba] entre
sí.” (p. 41).
En el resto
del manuscrito se dedica a analizar la primera de las tres leyes de la
dialéctica. [El manuscrito se interrumpe antes de comenzar el examen de la
segunda.]
En la
Naturaleza, “los cambios cualitativos sólo pueden producirse mediante la
adición o sustracción cuantitativas de materia o de movimiento (de lo que se
llama energía).” (p. 42). Sostiene que esta es “la ley natural descubierta por
Hegel” (p. 44). Se trata de “una ley universal que rige el desarrollo de la
naturaleza, de la sociedad y del pensamiento.” (p. 46).
Ahora bien,
una ley de alcance tan universal termina siendo inoperante para analizar lo
empírico. Entre otras cosas porque se concreta en una formulación tan abstracta
(la transformación de la cantidad en calidad) que debe ser determinada en cada
caso particular. Además, pasa por alto las distinciones entre la naturaleza, la
sociedad y el pensamiento. En otros términos, promueve una visión simplista de
los problemas científicos.
El manuscrito
contiene varios ejemplos de cómo la ley mencionada se manifiesta en la física y
en la química. Engels es más cauteloso en el terreno de la biología:
“[Respecto
a] los cuerpos vivos rige la misma ley, pero ésta actúa bajo condiciones muy
complejas y, hasta hoy, resulta todavía imposible, con frecuencia, establecer
la medida cuantitativa.” (p. 42). [4]
Es interesante
indicar cómo concibe Engels a la física.
Escribe que “ésta considera los cuerpos como químicamente inmutables e
indiferentes, estudia solamente los cambios de sus estados moleculares y las
alteraciones de formas de movimiento, que la molécula pone en acción en todos
los casos, por lo menos en uno de los dos lados.” (p. 43).
La química,
por su parte, “es la ciencia de los cambios cualitativos de los cuerpos como
consecuencia de los cambios operados en su composición cuantitativa” (p. 44).
El manuscrito
no avanza más de este punto. Para profundizar en la concepción engelsiana de la
dialéctica es preciso consultar el Anti-Dühring
y la Dialéctica de la naturaleza.
Tarea para el hogar.
Villa del
Parque, lunes 29 de julio de 2019
NOTAS:
[1] El
traductor Roces informa que el artículo fue tomado por los editores soviéticos
del Legajo 4, que reunía materiales afines a la Dialéctica de la naturaleza. En ediciones anteriores llevaba el
epígrafe de “Naturaleza general de la dialéctica, como ciencia”. Por eso a
veces es mencionado con ese título.
[2] En el
Epílogo a la 2° edición de El capital
(1873), Karl Marx (1818-1883) expuso la
tesis de la “inversión” de Hegel. “Mi método dialéctico no sólo difiere del de
Hegel, en cuanto a sus fundamentos, sino que es su antítesis directa. Para
Hegel el proceso del pensar, al que convierte incluso, bajo el nombre de idea,
en n sujeto autónomo, es el demiurgo de lo real; lo real no es más que su
manifestación externa. Para mí, a la inversa, lo ideal no es sino lo material
traspuesto y traducido en la mente humana. (…) La mistificación que sufre la
dialéctica en manos de Hegel, en modo alguno obsta para que haya sido él quien,
por vez primera, expuso de manera amplia y consciente las formas generales del
movimiento de aquélla. En él la
dialéctica está puesta al revés. Es necesario darla vuelta, para descubrir así
el núcleo racional que se oculta bajo la envoltura mística.” (Marx, K., El capital: Libro Primero, México, Siglo
XXI, 1996, tomo I, Vol. 1, pp. 19-30; el resaltado es mío – AM-).
[3] Se refiere
a la Ciencia de la Lógica, obra de
Hegel publicada en 1812-1816.
[4] En honor a
la verdad, Engels manifiesta expresamente sus dudas en lo que hace a la
aplicación de la ley en el campo biológico: “aquí [en el manuscrito] no
queremos apartarnos de los ejemplos tomados de las ciencias exactas, donde las
cantidades son exactamente mensurables e investigables.” (p. 46).
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