En un mundo donde los
números son omnipotentes, puesto que “determinan” desde el éxito de un gerente
financiero en una empresa hasta el cálculo del trabajador para llegar a fin de
mes, desde el ascenso al estrellato de un rockstar
hasta la valoración de la “imagen” de un político, resulta razonable que la Estadística esté envuelto de un halo de
prestigio, de un aura casi mágica.
El primer propósito de estos
apuntes es mostrar cómo cuáles son los alcances y los límites de la
Estadística. Luego, presentaré las dos grandes divisiones de la disciplina, la Estadística Descriptiva y la Estadística Inferencial.
Para redactar estos apuntes
empleo el siguiente texto: Blalock, Hubert M. (1998). Estadística Social. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. Salvo
indicación en contrario, todas las citas corresponden a esta edición.
1.
Virtudes y limitaciones de la Estadística.
Frente a las creencias de
sentido común sobre la Estadística (mencionadas en el primer párrafo de estos
apuntes), Blalock afirma la necesidad de establecer claramente qué puede y que
no puede hacer la Estadística. Para ello, elige comenzar indicando aquello que
la disciplina en cuestión no es.
“En
primer lugar, la estadística no es en modo alguno un método con el que uno
pueda probar casi todo aquello que desea probar. (…) los estadígrafos ponen
especial empeño en establecer las reglas de juego de tal manera que las
interpretaciones no vayan más allá de los límites de los datos. Sin embargo, no
hay nada en los métodos estadísticos en sí mismos que sea capaz de evitar que
el individuo superficial o intelectualmente poco escrupuloso saque sus propias
conclusiones, a pesar de los datos”. (p. 15).
La utilización de los
números para justificar cualquier cosa transfiere a la Estadística un enorme
prestigio, pues hasta el más profano de los profanos sabe que esta ciencia
trabaja con números. Pero tanta ubicuidad engendra la tentación de emplear datos
estadísticos para validar las interpretaciones más disímiles sobre la realidad.
Ahora bien, poner en guardia
contra el uso indiscriminado de la Estadística, remarcando su carácter
científico, no implica sostener la afirmación contraria de que esta puede
reemplazar a la reflexión sobre los problemas de investigación. (1). Para
algunos desprevenidos, la Estadística sirve para evitar la fastidiosa tarea de
pensar. En este sentido, Blalock dice:
“La
estadística no es sencillamente una colección de hechos. Si lo fuera, no
valdría mucho la pena estudiarla. Ni constituye tampoco un sustitutivo del
pensamiento abstracto teórico o del examen minucioso de los casos
excepcionales. (…) Ahora (…) admítese claramente que los métodos estadísticos
no se «oponen» en modo alguno al análisis cualitativo de los casos
particulares, sino que ambos métodos se complementan. Y ni siquiera es exacto
que la estadístico sólo sea aplicable en presencia de un gran número de casos,
o que no pueda emplearse en los estudios de exploración. Finalmente, la
estadística no es tampoco un sustituto de la medida, o de la preparación
cuidadosa de una célula de investigación o de otros instrumentos para la
recolección de datos.” (p. 15-16).
Ahora bien, la relativa
facilitad con que puede determinarse aquello que la Estadística no es, se
diluye al momento de emprender la tarea más importante, es decir, la de
construir una definición adecuada de la disciplina. Blalock opta por armar una
definición a partir de las funciones que cumple la Estadística. No se trata,
por cierto, de afirmar el carácter de disciplina “auxiliar” de la Estadística,
cosa fácil, sino de sostener que dicha ciencia se ocupa: 1) de describir una
población o un aspecto de la realidad; 2) de formular generalizaciones por
inducción a partir de una muestra tomada de una determinada población. “Nada de
aquello que no cumple dichas dos funciones forma parte de ella”. (p. 16).
2.
Los campos de la Estadística: Estadística Descriptiva y Estadística
Inferencial.
Ya es un lugar común afirmar
que las sociedades modernas son sociedades de masas. Esto implica trabajar con
grandes números toda vez que se emprende la tarea de describir algún aspecto de
dichas sociedades. Pero el trabajo con muchas cantidades conlleva dificultades;
la intuición ya no sirve y el investigador se pierde entre la maraña de
números. Así, por ejemplo, una encuesta de más de 50 cuestionarios (cada uno de
los cuales, a su vez, incluye por lo menos una docena de preguntas con sus
correspondientes respuestas) se vuelve inmanejable si se pretende analizarla “a
ojo”.
¿Qué hacer?
Es preciso contar con
herramientas que permitan resumir los datos, concentrándose en las cuestiones
que el investigador considera relevantes. De este modo, las grandes cantidades
quedan reducidas a unas pocas magnitudes, que pueden ser analizadas por el
investigador. Estas son las cuestiones de las que se ocupa la Estadística Descriptiva, cuya función
primordial es contribuir a presentar resúmenes correctos de los datos obtenidos
por los investigadores. Para cumplir su función, recurre a medidas de cálculo
tales como porcentajes, promedios, desviaciones estándar y coeficientes de
correlación (todas estas serán explicadas en apuntes posteriores).
La reducción llevada a cabo
por la Estadística Descriptiva conlleva dificultades, pues se corre el riesgo
de dejar afuera cuestiones importantes. Hay que tener presente que toda
síntesis es arbitraria, en el sentido de que responde a necesidades puestas por
el investigador y no a una estructura que aparece naturalmente en la realidad.
Pero la Estadística también
debe resolver el problema planteada por poblaciones cada vez más grandes. Si
bien estas poblaciones pueden ser descriptas recurriendo a un censo (básicamente un cuestionario
aplicado a todos los integrantes de una población), realizar este tipo de
estudio resulta costoso y no puede llevarse a cabo a cada rato. Así, por
ejemplo, los censos nacionales de población y vivienda se toman en Argentina
cada 10 años.
¿Cómo hacer entonces para
estudiar a una población numerosa sin tener que efectuar un censo?
La Estadística Inductiva es la respuesta al problema. Consiste en
inferir las propiedades de una población a partir de una muestra (una pequeña porción de dicha población). Realizar esta
inferencia inductiva (2) no es tarea sencilla, pues hay que resolver una serie
de cuestiones, entre las cuales la principal es el muestreo (los procedimientos para lograr una muestra que sea
representativo de la población estudiada).
Villa del Parque,
lunes 16 de septiembre de 2013
NOTAS:
(1) La inducción es un tipo
de razonamiento, en el que se pasa de premisas singulares a una conclusión de
carácter universal. Un poco más preciso: “Un razonamiento inductivo no pretende
que sus premisas ofrezcan fundamentos concluyentes para la verdad de su
conclusión, sino solamente que ofrezcan algún
fundamento para ella.” (p. 25). Cita tomada de: Copi, Irving M. (2010). Introducción a la lógica. Buenos Aires:
Eudeba.
(2) Blalock es muy lúcido al
respecto: “La estadística misma no comprende problemas de medición, tales como
la elaboración de índices o la puntuación de las preguntas de un cuestionario.
Comprende, antes bien, una manipulación de cifras, partiendo del supuesto de
que se han cumplido determinados requisitos en el proceso de medición. De
hecho, las consideraciones estadísticas sólo se introducen en la fase de
análisis del proceso de investigación una vez que se han reunido todos los
datos, al principio de la misma, cuando se proyectan los planes iniciales del
análisis y cuando se ha de extraer una
muestra.” (p. 19).
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