Ariel Mayo (ISP. Dr. J. V. González / UNSAM)
“De todos los derechos, el primero es el de existir.
Por tanto, la primera ley social es aquella que garantiza a
todos los miembros de la sociedad los medios para existir;
todas las demás leyes están subordinadas a esta ley social”
Maximilien Robespierre (1758-1794)
La libertad jamás es libre. Siempre expresa las aspiraciones concretas de los individuos y los grupos en un contexto histórico, social y cultural específico. Siempre está limitada por las condiciones materiales que requiere su realización. Sin esas condiciones, que varían, perdonen la repetición, según el contexto histórico, social y cultural, la libertad es una abstracción más. Por eso, un liberal clásico como John Locke (1632-1704) ponía a la libertad junto con la vida y la posesión en una triada a la que denominaba propiedad. [1]
La propiedad es la manera liberal de designar las condiciones materiales para la realización de la vida y la libertad. Locke sabía que sin esas condiciones la libertad era imposible. La conclusión es evidente: solo los propietarios pueden ser verdaderamente ciudadanos, pues sin la propiedad la ciudadanía se vuelve abstracta. [2]
En este punto se dan la mano liberales y socialistas, pues los segundos desarrollan de modo consecuente la idea de Locke y plantean la necesidad de que todas las personas accedan a las condiciones materiales necesarias para gozar de la vida y la libertad. Hay, por supuesto, una diferencia evidente: los socialistas se proponen universalizar la propiedad y, para ello, la propiedad debe dejar de ser privada; para los liberales, la libertad solo es posible bajo la libertad privada.
Sin embargo, aunque parezca paradójico, ello no quita el acuerdo fundamental entre liberales y socialistas en cuanto a que la libertad requiere de condiciones materiales para su concreción efectiva.
Balvanera, lunes 20 de octubre de 2025
NOTAS:
[1] Al examinar las razones por las que las personas deciden abandonar el estado de naturaleza, Locke escribe “no sin razón está deseoso [cada individuo que vive en dicho estado] de unirse en sociedad con otros que ya están unidos o que tienen intención de estarlo con el fin de preservar sus vidas, sus libertades y sus posesiones , es decir, todo eso a lo que doy el nombre genérico de ≪propiedad≫.” (Locke, J., Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil: Un ensayo acerca del verdadero origen, alcance y fin del Gobierno Civil, Madrid, 2000, p. 134).
[2] “Por consiguiente, el grande y principal fin que lleva a los hombres a unirse en Estados y a ponerse bajo un gobierno es la preservación de su propiedad, cosa que no podían hacer en el estado de naturaleza, por faltar en él muchas cosas” (Locke, J., op. cit., p. 135).
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