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lunes, 3 de diciembre de 2018

LOS ORÍGENES DE LA SOCIOLOGÍA: LA INFLUENCIA DEL ILUMINISMO Y DE MARX. NOTAS SOBRE ZEITLIN




A modo de prólogo:

En los años ‘60 del siglo pasado se publicaron una serie de importantes trabajos sobre la historia de la sociología en particular, y sobre la historia de la teoría social en general. Entre ellos se encuentran The sociological Tradition (1966), de Robert Nisbet (1913-1996); Ideology and the Development of Sociological Theory (1968), de Irving Zeitlin (n. 1928); The Coming Crisis of Western Sociology (1970), de Alvin Gouldner (1920-1980).

Irving Zeitlin (n. 1928) es un sociólogo estadounidense y es conocido sobre todo por la obra mencionada en el párrafo anterior. Göran Therborn se refiere a ella afirmando que Zeitlin adopta la tesis de los orígenes conservadores de la sociología, enunciada por Nisbet. [1]
El presente trabajo es el primero de una serie de fichas dedicada a comentar la Opus magnum de Zeitlin. Utilicé la traducción española, realizada por Néstor A. Míguez: Ideología y teoría sociológica. Buenos Aires, Amorrortu, 1997.


Estructura de la obra y prefacio:
El libro está constituido por “una serie de ensayos” y “ha sido concebido como un examen crítico del desarrollo de la teoría sociológica, en particular de sus elementos ideológicos” (p. 10). Cabe acotar que Zeitlin se concentra en el estudio de la sociología europea, sin hacer referencia a la sociología estadounidense. Sigue en esto la línea de la mayoría de las obras sobre historia de la teoría social, que dejan de lado la reconstrucción de los orígenes y desarrollo de la sociología en EE. UU. Este es un “olvido” significativo, pues la sociología estadounidense alcanzó desde muy temprano un alto grado de institucionalización y una gran influencia tanto sobre las políticas públicas como sobre las grandes empresas. [2] No es este el lugar para dar cuenta de las razones de este “olvido”.
El autor enuncia los varios propósitos que motivaron la redacción del texto:
“brinda una crítica elaborada del pensamiento social de Marx; indica la medida en que los supuestos y las teorías del pensamiento posterior se formaron en el debate con el marxismo; finalmente, pone de relieve los aspectos polémicos y los elementos ideológicos de la teoría sociológica clásica.” (p. 10).
En el Prefacio (pp. 9-10) Zeitlin expone su tesis principal sobre los orígenes de la sociología:
“Buena parte de la sociología clásica nació en el contexto de un debate, primero con el pensamiento del siglo XVIII, el Iluminismo, y luego con el verdadero heredero de aquel en el siglo XIX: Karl Marx.” (p. 9).
Zeitlin considera que el estudio del surgimiento de la sociología tiene que comenzar por el análisis del Iluminismo.
Hay tres razones principales para justificar esta afirmación:
a)    “Con mayor coherencia que cualquiera de sus predecesores, los pensadores del siglo XVIII comenzaron a estudiar la condición humana de una manera metódica, aplicando conscientemente principios que ellos consideraban científicos al análisis del ser humano, de su naturaleza y de la sociedad.” (p. 9).
b)    “Ellos consideraron a la razón como la medida crítica de las instituciones sociales y de su adecuación a la naturaleza humana. El ser humano, opinaban, es esencialmente racional y su racionalidad puede llevarlo hacia la libertad.” (p. 9).
c)    “Creían en la perfectibilidad del ser humano. El hecho de ser infinitamente perfectible significaba que criticando y modificando las instituciones sociales, el ser humano podía conquistar grados cada vez mayores de libertad; lo cual, a sus vez, le permitiría realizar de manera creciente sus facultades creadoras potenciales.” (p. 9).
Pero la posición de los filósofos iluministas no se limitaba a la ciencia. También eran críticos de las instituciones políticas de la época. Éstas eran irracionales, pues el absolutismo no contemplaba ni la igualdad ni la libertad de los seres humanos, cualidades innatas de los seres humanos según los iluministas. Además, es sabido que los iluministas compartían la posición de los filósofos contractualistas, quienes afirmaban que las instituciones sociales eran producto de un pacto entre los seres humanos. Ninguna institución era natural. Dicho de otro modo, nadie podía aducir el carácter natural de la monarquía para salir en defensa del rey. Este argumento se extendió a la religión, aunque aquí la posición de los iluministas distó mucho de ser unánime. Los más consecuentes adhirieron al ateísmo y negaron, por ende, que la monarquía y el feudalismo pudieran justificarse con el argumento de que habían sido creadas por dios.
La crítica de los Iluministas sirvió de inspiración a los revolucionarios franceses de 1789. Es sabido que Robespierre (1758-1794), el líder jacobino, era admirador de J.J. Rousseau (1712-1778. Por su parte, los filósofos conservadores de las primeras décadas del siglo XIX rindieron homenaje a los ilustrados, considerándolos responsables de todos los males habidos y por haber. La respuesta a la Ilustración es conocida bajo las denominaciones de Romanticismo y Reacción Conservadora.
Zeitlin sostiene que la sociología nació en este contexto general marcado por la Reacción Conservadora.
A su vez, Marx representa la respuesta a la teoría social conservadora. En palabras de Zeitlin:
“Tratamos el pensamiento social de Marx como una especie de manantial intelectual, pues aquel, más que cualquiera de sus contemporáneos, reavivó y sintetizó en su obra ambas tendencias del pensamiento del Iluminismo: la revolucionaria-crítica y la científica.
Sostendremos que la contribución de Marx al pensamiento sociológico es una de las más importantes de fines del siglo XIX, quizá la más importante. Esto es verdad, según creo, no solo por las ideas enormemente ricas que expuso, sino también porque su obra provocó una respuesta que explica, en gran medida, el carácter de la sociología occidental. Mi exposición acerca de Marx prepara, pues, el escenario para el intenso debate entre el fantasma de aquel y pensadores posteriores, lo cual constituye el tema principal de este libro.” (p. 10).
Afirmar que la obra de Marx representa una respuesta a la Reacción Conservadora es postular una concepción unilateral sobre los orígenes del marxismo y conlleva un fuerte matiz idealista, según el cual las ideas nacen como respuesta a otras ideas. La historia intelectual pierde toda fuerza cuando se encierra sobre sí misma. El marxismo forma parte del ascenso del movimiento obrero y debe estudiarse teniendo a la vista las diferentes tentativas políticas e intelectuales elaboradas por los trabajadores desde finales del siglo XVIII. Si bien es necesario estudiar el Iluminismo, el Idealismo Alemán, la Reacción Conservadora y la Economía Política, es imposible comprender una jota del marxismo si se lo separa de los amplios cauces del movimiento socialista.
En cuanto a su estructura, la obra está dividida en cuatro partes (de extensión muy despareja entre sí), que reúnen un total de 16 ensayos:
Parte I: El Iluminismo (pp. 11-43)
Agrupa los ensayos 1. El Iluminismo: sus fundamentos filosóficos (pp. 13-20); 2. Montesquieu (1689-1755) (pp. 21-33); 3. Rousseau (1712-1778) (pp. 34-43).
Parte II: El pensamiento posrevolucionario (pp. 45-94)
Reúne los ensayos 4. La reacción romántica-conservadora (pp. 47-55); 5. Bonald y Maistre (pp. 56-69); 6. Saint-Simon (1760-1825) (pp. 70-84); 7. Auguste Comte (1798-1857) (pp. 85-94).
Parte III: El manantial marxista (pp. 95-123)
Conformada por los ensayos 8. Orientaciones filosóficas (pp. 97-107); 9. De la filosofía social a la teoría social (pp. 108-117); 10. La sociología marxista del trabajo alienado (pp. 118-123).
Parte IV: El debate con el fantasma de Marx (pp. 125-362)
La más extensa de todas las partes que constituyen la obra. Integrada por los ensayos 11. Max Weber (1864-1920) (pp. 127-180); 12. Vilfredo Pareto (1848-1923) (pp. 181-220); 13. Gaetano Mosca (1858-1941) (pp. 221-246); 14. Robert Michels (1878-1936) (pp. 247-264); 15. Emile Durkheim (1858-1917) (pp. 265-316); 16. Karl Mannheim (1893-1947) (pp. 317-360).
La obra concluye con un Epílogo (pp. 361-362).
La ficha siguiente estará dedicada al capítulo 1, El Iluminismo.

Villa del Parque, lunes 3 de diciembre de 2018



Bibliografía complementaria:
Coriat, B. (1992). El taller y el cronómetro: Ensayo sobre el taylorismo, el fordismo y la producción en masa. México: Siglo XXI.
Therborn, G. (1980). Ciencia, clase y sociedad: Sobre la formación de la sociología y del materialismo histórico. Madrid: Siglo XXI de España.
Notas:
[1] Therborn (1980: 116). 

[2] Henry Ford, al implementar el five dollars day (1914), promovió la utilización de la sociología en la industria: “Esta época (…) marca el principio de la cooperación entre expertos de formación universitaria (sociólogos, psicólogos, psicotécnicos, etc.) y hombres de negocios. Ford se rodea muy pronto de un «departamento de sociología» y de un cuerpo de inspectores y controladores. (…) Su misión esencial: controlar, desplazándose a los hogares obreros y a los lugares que frecuentan, cuál es su comportamiento general y, en particular, de qué manera gastan el salario.” (Coriat, 1992: 57).

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