El
trabajo busca explicar tanto el contexto como las condiciones de surgimiento de
los liderazgos sindicales en Córdoba durante el período 1955-1976. El análisis apunta
a los sindicatos líderes de Córdoba durante el período mencionado. Se propone
como hipótesis la conformación de un nuevo tipo de obrero industrial que habría
desarrollado prácticas combativas y un alto grado de autonomía frente a las burocracias
sindicales nacionales. Los autores sostienen que esto habría tenido gran
incidencia tanto en los sucesos de mayo de 1969 como en los que siguieron a
comienzos de los ’70.
En
este sentido, se plantea que las interpretaciones sobre lo sucedido en Córdoba
en el ’69 no han tenido en cuenta los procesos históricos. Es decir, se habría
hecho a un lado una explicación que reconstruya el proceso previo, la
emergencia de nuevos actores sociales y las peculiares características de la provincia. De este
modo, los estudios anteriores se habrían enfocado o bien sobre las
características del proceso de trabajo en la formación de la conciencia obrera,
o bien sobre el marco institucional – ideológico dentro del cual se insertaban
los trabajadores o, simplemente, no habrían tenido en cuenta las situaciones
específicas que provocaron el dinamismo y los cambios.
Brennan
y Gordillo inician el relato con la radicación de las grandes empresas
automotrices en Córdoba a mediados de los ’50 y la resistencia peronista,
analizando el proceso cordobés como un tipo particular de sindicalismo con una
mayor autonomía del Estado originada en la proscripción del peronismo.
A
estos fines, los autores consideran las características de la organización
interna de los sindicatos, su acción reivindicativa en un contexto de expansión
industrial con predominio de las industrias mecánicas, las condiciones de
trabajo y la percepción subjetiva de los trabajadores sobre las mismas, así
como la cultura política signada por la radicalización ideológica y su articulación
con el discurso obrero.
En
el nivel teórico, los autores incorporan los aportes de las reflexiones sobre
la acción colectiva y del concepto de
marcos culturales (cultural framing)
que alude a lo simbólico y a las definiciones colectivas como condicionantes de
la movilización social.
Brennan
y Gordillo sostienen que se conformaron en Córdoba un conjunto de sindicatos
peronistas que, luego de 1966, exteriorizaron su oposición tanto a los
gobiernos militares como a la cúpula sindical porteña, buscando alianzas
alternativas en el nivel nacional - GGT
de los Argentinos – y local.
Esto
es vinculado al sistema político argentino, donde la proscripción del peronismo
volcó a los trabajadores a la búsqueda de canales alternativos de expresión
política, como en el caso de los sindicatos que combinaron la lucha gremial con
el objetivo del retorno de Perón al poder.
Otro
de los aportes tiene que ver con la identidad política de los trabajadores, expresada
mayoritariamente en el peronismo, más allá de haber conciliado ésta con
conducciones gremiales clasistas. Las condiciones que podrían explicar esta
conciliación radicarían, por un lado, en el desarrollo industrial cordobés, que incorporó a la vida fabril a una mayoría
de trabajadores jóvenes. Esto ha llevado a pensar que carecían de una tradición
sindical. Según los autores, debería considerarse además la proscripción del
peronismo, que significó la configuración
de una nueva tradición sindical más democrática y la asunción de un rol
político por parte de los sindicatos.
Otra
de las condiciones habría sido la autonomía del movimiento obrero cordobés y su
oposición a la cúpula sindical porteña.
A
la vez se resalta la alianza de los legalistas con los sindicatos de izquierda,
fundada en las luchas de la resistencia y en el desarrollo de corrientes
anticapitalistas y revolucionarias al interior del peronismo.
Finalmente,
la mayor agresividad de la política empresarial a partir del ’66 habría
reforzado la combatividad de los trabajadores a la vez que el centralismo del
gobierno de Onganía sumaría a otros sectores sociales, que encontraron un
referente en ciertas vertientes del movimiento obrero. Esto tendría una expresión clara en el
Cordobazo. Para los autores, las interpretaciones de este levantamiento son
esquemáticas y se fundan en una aplicación inadecuada de teorías de la
aristocracia obrera y su caracterización como “vanguardia”. Su planteo resalta
la diversidad de la clase obrera protagonista de una insurrección popular que
desestabilizó al gobierno de Onganía, así como la intervención de otras clases
y grupos, como los estudiantes, que escaparon al control de los trabajadores.
Por
otro lado, los autores sostienen que el apoyo de los trabajadores peronistas a
las conducciones gremiales clasistas no se sostenían únicamente en la capacidad
de estas para resolver los problemas de la base fabril, sino también en el
rechazo al estilo sindical vandorista:
“…aunque la militancia dio forma y alimentó una politización más intensa de la
clase obrera local, sería un error adjudicarle a esta última una ideología clasista
(…). Más bien (…) coincidieron en el tiempo el proceso de conformación de una
tradición sindical combativa y que – en algunos sindicatos – reivindicaba una
democracia de base, con una radicalización ideológica más general, de distintos
sectores de la sociedad (…) que encontraron en Córdoba el escenario propicio
para manifestarse.” (Brennan y Gordillo, 2008:259).
Según
sugieren, las causas del Cordobazo como protesta obrera se explican en la
crisis de varias industrias locales, las rivalidades entre peronistas
cordobeses y sus centrales gremiales porteñas y las influencias de la cultura
sociopolítica en la política obrera – el Movimiento de Sacerdotes del Tercer
Mundo, la izquierda, activistas sindicales marxistas y peronistas de izquierda
y las tendencias revolucionarias-.
Como
sostienen los autores, los sindicatos cordobeses fueron inspiración para todos
los movimientos disidentes y rebeliones posteriores, desde la CGTA (1968) hasta
Villa Constitución (1975), pasando por el Cordobazo (1969) y el Viborazo
(1971).
Será
finalmente bajo los gobiernos peronistas del ’73 al ’76 cuando se iniciará la
destrucción del movimiento obrero cordobés.
De
acuerdo con Brennan y Gordillo, el fracaso del movimiento obrero cordobés fue
de carácter político y derivado de la incapacidad de la izquierda marxista para
alcanzar alianzas nacionales con las corrientes disidentes de la clase obrera
peronista. El principal obstáculo habría sido la ausencia de un genuino partido
de los trabajadores que unificara a la clase obrera argentina bajo un programa
socialista. De este modo, los sindicatos cordobeses tuvieron que asumir un rol
que combinara trabajo político y representación gremial, situación que eran
incapaces de resolver: “Los presuntos
errores políticos de los clasistas se hacen más comprensibles cuando se toman
en cuenta los obstáculos para reformar el movimiento obrero mientras se
intentaba al mismo tiempo construir un movimiento político alternativo de los
trabajadores, primero bajo un régimen militar y luego bajo un gobierno
peronista” (Brennan y Gordillo, 2008:262).
Para
finalizar, podríamos señalar que los autores descartan cualquier explicación de
tipo estructural, sea referida a las características del desarrollo industrial
cordobés como a la rápida transformación de la estructura de clases. Más allá
de las posibilidades explicativas que podría tener el análisis de dichas
cuestiones, esta decisión teórica lleva a alguna contradicción, sobre todo
cuando se alude a la crisis de algunas industrias locales o al lento deterioro
de la industria automotriz local como uno de los factores explicativos del
Cordobazo.
Por
otro lado, cabría indicar una cuestión metodológica. Los autores manifiestan
haber accedido a una gran cantidad de entrevistas con trabajadores cordobeses a
lo largo de una década. Si bien se afirma que las mismas aportaron “información
interesante y a veces útil” sobre los sindicatos y las condiciones laborales,
los testimonios de las bases fueron descartados por resultar, en opinión de los
autores, “demasiado superficiales o incompletos para utilizarlos como evidencia
histórica”. Sí se tomaron los relatos referidos al Cordobazo ya que los
recuerdos “agudizados por los dramáticos sucesos del levantamiento, parecen
tener mayor valor como prueba” y aquellos de “las figuras claves del movimiento
obrero cordobés” ya que era habitual que cualquier trabajador alcanzara puestos
de conducción.
Sin
entrar en detalles, se podría afirmar en primer término que, el valor de
“prueba” no puede referirse a la evidencia histórica en un sentido objetivo. Lo
que se releva en las entrevistas a los protagonistas es su percepción subjetiva
sobre los hechos indagados. Y quizás hubiera sido interesante analizar las
entrevistas desde el punto de vista de lo “olvidado” y lo “recordado”.
En
segundo lugar, si además se buscó indagar la “conciencia política” retomando el
relato de los dirigentes y, tomando en cuenta que los autores buscaron explicar
las causas que llevaron a una mayoría de trabajadores profundamente peronistas
a conciliar su “identidad” con una dirigencia clasista, la salvedad sobre la
facilidad con que en Córdoba cualquier trabajador accedía a puestos de
conducción no parece resultar suficiente.
En
síntesis, se trata de un relato detallado del período que, más allá de analizar
el caso de los sindicatos cordobeses, aporta material sobre los principales
actores políticos del momento desde un enfoque de tipo político - cultural que remite a cuestiones
de identidad – “cordobeses”, “peronistas” - , los modos de articulación entre
esa identidad y ciertas ideologías, y la
lucha política.
Myriam Ford
NOTAS:
La presente reseña fue redactada utilizando la siguiente edición: Brennan, James y
Gordillo, Mónica (2008) Córdoba rebelde:
el cordobazo, el clasismo y la movilización social. Buenos Aires: Ed. De la
Campana.
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