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domingo, 3 de abril de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (11): LOS CONTINUADORES DE FOURIER. ETIENNE CABET (1788-1856)


Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

14. Los discípulos de Fourier.

En la década de 1820 un pequeño grupo de discípulos se congregó en torno a Fourier. Sostuvieron fuertes disputas con los sansimonistas, a los que Fourier acusaba de haber copiado sus ideas sin reconocerlo. Luego de la Revolución de 1830 creció el influjo del furierismo, y comenzó a extenderse fuera de las fronteras de Francia. (I: 78).

En Francia, su el discípulo más destacado de Fourier, fue Victor-Prosper Considerant (1808-1893) (1). Inicialmente defendió una abstención completa de la política. Luego empezó a pedir a los demócratas que adoptaran un punto de vista "social". En 1848 formó parte de la Comisión del Trabajo del Luxemburgo, presidida por Louis Blanc (1811-1882). Luego de la derrota de la Revolución, viajó a EE.UU., invitado por Albert Brisbane (1809-1890), y trató de fundar una colonia falansteriana en Texas (que fracasó en 1854). Posteriormente, intentó conciliar el furierismo con el desarrollo del conocimiento científico. (I: 80).

En Gran Bretaña, las ideas de Fourier fueron defendidas por Hugh Doherty, quien en 1840 publicó el periódico furierista THE MORNING STAR. Doherty también tradujo una parte de la obra principal de Fourier, The Passions of the Human Soul (1851) (2). Los furieristas ingleses polemizaron con los owenianos. Los primeros querían establecer un medio social adecuado a la naturaleza humana (a la que concebían como inmutable); los segundos querían crear un medio conveniente para poder modificar profundamente dicha naturaleza humana. (I: 78-79).

En EE.UU. la teoría de Fourier tuvo gran arraigo. Albert Brisbane la introdujo en este país luego de la depresión de 1837. Su Social Destiny of Man (3) fue publicada en 1840. Horace Greeley (1811-1872), periodista a cargo del NEW YORK TRIBUNE, apoyó a Brisbane, y en la década de 1840 se fundaron alrededor de 29 colonias; sin embargo, y a pesar del entusiasmo inicial, todas ellas fracasaron. Brisbane influyó sobre Charles Anderson Dana (1819-1892), Margaret Fuller (1810-1850), Nathaniel Hawthorne (1804-1864) y Ralph Waldo Emerson (1803-1882). El movimiento furierista se disolvió en 1856. (I: 79-80).

Fourier y sus discípulos, aunque formaron parte de lo posteriormente se denominó - sobre todo gracias a la influencia de los marxistas - socialismo utópico, y a pesar de que rechazaron toda apelación a la organización autónoma de los trabajadores, emprendieron a su manera la construcción de la nueva sociedad. No se trató de una corriente exclusivamente teórica (aún aceptando el dudoso supuesto de que puedan existir corrientes "exclusivamente teóricas"). Aquí hay que establecer una diferencia importante con el sansimonismo, pues en la medida en que este último pasó a la práctica, se comportó de una manera netamente burguesa.

Los falansterios se crearon en varios países. Sin embargo, todos ellos fracasaron y no dejaron mayores huellas en el movimiento obrero. ¿Por qué? En mi opinión, debido a dos razones principales: a) la negación de la lucha de clases, expresada a través de la apelación a los reyes, a los capitalistas, etc, para poder llevar adelante sus planes de transformación social, y que se manifestó también en la desconfianza hacia la acción de los trabajadores. De este modo, la práctica quedaba en manos de intelectuales y/o de elementos pequeñoburgueses, tironeados entre burgueses y trabajadores; b) la negación del problema del Estado. La ilusión de construir una sociedad diferente sin quebrar el dominio político de los capitalistas; en definitiva, la negación de la cuestión de la revolución y de la toma del poder. Posteriormente, esta conducta de los furieristas se repitió en el comportamiento del movimiento cooperativista.

15. Étienne Cabet (1788-1856) (4)

Fue un abogado que comenzó su actividad política en el movimiento carbonario. Participó en la Revolución de 1830 y fue nombrado procurador general de Córcega; fue destituido por sus ataques contra la monarquía burguesa de Luis Felipe. En 1831 resultó elegido diputado. Fundó el periódico LE POPULAIRE, desde el que hizo un llamamiento a las clases trabajadoras. El periódico fue suprimido por sus ataques al gobierno. Cabet se exilió en Gran Bretaña, donde conoció las ideas de Robert Owen. Volvió a Paris siendo partidario de la socialización completa de los medios de producción. Sus ideas estuvieron muy influidas por la Utopía de Thomas More (1478-1535) (5). En 1840 apareció la 1º edición de su obra fundamental, Voyage en Icarie (6).

Cabet pensó llevar a la práctica sus ideas en EE.UU. En 1848 un grupo de sus partidarios partió hacia ese país para tratar de fundar "Icaria" en Texas. En 1849 viajó el mismo Cabet y la colonia fue fundada en Nauvoo (Illinois), con 1500 colonos. Allí se fueron combinados la propiedad individual con elementos de vida en común y disciplina colectiva. Cabet se separó de ella en 1856. La colonia, denominada Nueva Icaria, perduró hasta 1895. (I: 83).

En su obra Voyage en Icarie, Cabet esbozó una sociedad completamente comunista, donde la dirección de todas las actividades estaría a cargo del Estado. Los rasgos principales de esta sociedad son:

a) Inexistencia de toda forma de propiedad privada. Todos los ciudadanos serían estrictamente iguales y darían su trabajo a la comunidad en las mismas condiciones.

b) Uniformidad de la vestimenta.

c) Igualdad casi completa de sexos, salvo la persistencia de la familia, donde el padre sería el jefe.

d) Todos los funcionarios y magistrados serían electos por el voto popular, y todo el tiempo estarían sujetos a revocación por voto popular.

e) Empleo colectivo de los medios de producción. Cada año, la comunidad trazaría un plan de producción; para su implementación, se elegiría a grupos de ciudadanos, que tendrían a su disposición el equipo necesario y los materiales requeridos.

f) Los productos serían depositados en los almacenes públicos, de los que cada ciudadano retiraría con absoluta libertad lo que necesitase.

g) Combinaría el desarrollo industrial con el cultivo moderno de la tierra.

h) La asamblea de delegados estaría encargada de asignar las tareas correspondientes a cada grupo funcional descentralizado. Dichos grupos estarían encargados de las distintas ramas de la producción y de los servicios públicos.

A la pregunta de cómo llevar a la realidad la organización social propuesta en su libro, Cabet respondía que tenían que combinarse la acción del Estado con el esfuerzo voluntario. El Estado iría acabando con la producción capitalista, fijando y elevando los salarios mínimos (de este modo, serían suprimidas gradualmente las ganancias). Esta medida sería complementada con impuestos progresivos sobre el capital y la herencia y con la abolición del ejército. Mediante los fondos obtenidos se financiarían las comunidades icarianas.

Cabet fue enemigo de la revolución: "La nueva sociedad (...) tiene que producirse mediante el razonamiento y la convicción, no por la fuerza." (I: 85).

En su libro Le Vrai Christianisme (1846) sostuvo que las iglesias debían seguir el ejemplo de Jesucristo y practicar el "comunismo" de los primeros cristianos. Cabet creía en dios y recibió la influencia de Lamennais (1782-1854) (I: 85).

Mataderos, domingo 3 de abril de 2011

NOTAS:

(1) Las obras principales de Considerant son: La Destinée Sociale (1834); Manifeste de la École Societaire (1841); Le Socialisme devant le Vieux Monde (1848). También fue el editor de los periódicos LA PHALANSTÈRE y LA PHALANGE. (I: 80).

(2) Esta edición se encuentra disponible en:

(3) La 1º edición de esta obra es reproducida en:

(4) Cole dedica el capítulo 7 del primer volumen de su obra (Cabet y los comunistas icarianos) al análisis de las concepciones de este autor. (I: 82-86). Cole afirma que hablar de comunismo a fines de la década de 1830 y principios de la de 1840 implicaba necesariamente hablar de Cabet. (I: 82).

(5) También estuvo muy influido por los utopistas franceses del siglo XVIII (por ejemplo, Mably).

(6) La edición parisina de 1848 se encuentra reproducida en:

domingo, 27 de marzo de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (10): CHARLES FOURIER


Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

12. Pierre Leroux (1797-1871) y el sansimonismo de LE GLOBE.

A partir de 1830, Pierre Leroux se puso al frente de las campañas periodísticas de los sansimonianos, que habían comprado el antiguo periódico liberal LE GLOBE. Secundado por Michel Chevalier (1806-1879), aplicó las tesis de Saint-Simon al análisis de la política francesa.

La línea editorial de LE GLOBE manifestó rechazo por la democracia parlamentaria. Sólo debían gobernar los hombres capaces: "...lo que la sociedad necesitaba no era la libertad, sino orden. (...) era el orden pacífico de una sociedad industrial, científica y económica, un orden que, una vez establecido, no necesitaría ningún poder militar y policíaco para asegurar su marcha." (I: 64). Además, defendían la abolición del derecho a la herencia de la propiedad como medio para acabar con los ociosos. (I: 64).

La experiencia de LE GLOBE duró sólo dos años. Luego, Leroux, cuya relación con la escuela oficial sansimoniana era más bien laxa, se dedicó a poner en práctica el proyecto de Saint-Simon de redactar una nueva Enciclopedia. Con Jean Reynaud (1806-1863) fundó la Encyclopédie Nouvelle. También colaboró con la escritora George Sand (1804-1876) en la REVUE INDÉPENDANTE. En estas publicaciones introdujo el término socialista. En 1833 en su REVUE ENCYCLOPÉDIQUE escribió el artículo "De l'individualisme et du socialisme", que fue el primer intento conocido de definir el término socialismo. (I: 66). Preconizaba un socialismo funcional, donde cada persona tendría como función realizar un trabajo útil. (I: 66). (1)

13. Fourier (1772-1837) (2)

Era un autodidacta, nacido en Besançon en el seno de una familia de comerciantes de clase media que perdió la mayoría de sus bienes durante la Revolución de 1789. Fue empleado de oficina y viajante de comercio; escribió la mayoría de sus libros durante los ratos de ocio que se daban en sus ocupaciones.

"Su tema fundamental fue que la organización social adecuada no tiene que tender a desviar los deseos humanos, sino a hallar la manera de satisfacerlos en forma que conduzca a la armonía en lugar de la discordia. Era enemigo de todos los moralistas que fundan sus sistemas en la idea de una oposición entre la razón y las pasiones, o que consideran a la organización social como un instrumento para obligar a los hombres a ser buenos contra su voluntad. Sostenía que la naturaleza humana es esencialmente inmutable a través de las edades (...) el problema, tal como él lo veía, consistía en establecer un medio social adecuado a la naturaleza humana tal como ésta es, y no con el propósito de cambiarla en algo diferente." (I: 70). En Fourier hay, por tanto, una valoración positiva del goce, radicalmente diferente a la de Saint-Simon o a la de Godwin. Es una ruptura con la concepción religiosa del sacrificio como purificación, como liberación. El goce, el disfrute, constituyen el valor principal; de este modo, el trabajo es concebido como un medio para el goce de las personas.

La organización social va en contra de la naturaleza humana. La competencia, concepto tan ensalzado por los economistas, no era otra cosa que un despilfarro de trabajo, derrochado en producir cosas innecesarias. El sistema industrial tendía a generar necesidades superfluas, y a producir bienes de mala calidad para satisfacerlas (si se tratara de bienes de buena confección, no habría demanda constante, pues tardarían mucho en desgastarse, y la industria debería, o bien trabajar a media máquina - para satisfacer el crecimiento vegetativo de la demanda - o directamente cerrar sus puertas.

Fourier quería "inventar la manera de producir y consumir con los métodos más sencillos sólo aquello con que realmente gozasen. No era en modo alguno un ascético; quería que todo el mundo hiciese una vida agradable y, de acuerdo con su teoría sobre la naturaleza humana, reconocía que la busca del placer era un fin completamente legítimo." (I: 71). En este sentido, pensaba que la mayoría de los trabajadores tendría que emplearse en la agricultura, sobre todo en la horticultura y en la cría en pequeña escala de ganado y de aves de corral; sólo una pequeña parte debería emplearse en la producción industrial: "...quería un sistema de cultivo muy intensivo de la tierra, sobre todo para producciones especializadas cuya producción requiere trabajadores competentes." (I: 71). Este cultivo intensivo produciría alimentos para todos los trabajadores, incluidos los obreros industriales. (I: 71).

Era fundamental que los trabajadores variasen de ocupación para evitar la monotonía del trabajo, y asegurar así que éste se convirtiera en fuente de goce. "Dentro de cada día de trabajo, los miembros de sus comunidades pasarían continuamente de una ocupación a otra, de modo que nunca sintiesen el fastidio del esfuerzo monótono (...) Gozarían con su trabajo, porque no estaban obligados a continuarlo durante períodos muy largos y porque, consumidores de su producto, podían darse cuenta clara de su utilidad." (I: 72). Fourier sostenía que los trabajos desagradables debían ser realizados por los niños. Tenía que promoverse la tendencia natural de los niños a formar grupos, y dirigirla hacia una función social útil. (I: 72).

Propuso la creación de los falansterios (phalanstères), comunidades compuestas por un número de entre 1600 y 1800 personas que cultivarían unas 2000 hectáreas de tierra. Eran la forma de organización social que mejor se adaptaba, en su opinión, a la ley de distribución de las inclinaciones naturales de los seres humanos. Constarían de un edificio o grupo de edificios comunes (incluidos casas-cuna, para que la comunidad pudiera hacerse cargo de los niños pequeños): "Pero cada habitante no tendría que vivir en común más que en la medida que quisiese ya ocupándose de su propio servicio, ya utilizando los restaurantes y habitaciones públicas. Ni estos apartamientos (ni los ingresos de quienes los ocupasen) serían iguales. Se adaptarían a gustos, exigencias e ingresos diferentes. Fourier no era partidario de una igualdad económica absoluta (3); ni se oponía a ingresos no ganados procedentes de la posesión de capital. Por el contrario, estaba dispuesto a que se pagasen retribuciones especiales por la habilidad, la responsabilidad y la capacidad para ser gerentes y también a permitir el interés del capital invertido en el desarrollo del falansterio. En realidad esperaba que toda persona llegaría a ser accionista en mayor o menor escala." (I: 73). De todos modos, se propuso limitar la acumulación de capital; quienes percibieran mayores réditos, serían gravados con mayores impuestos. (I: 74). Los falansterios serían financiados por acción voluntaria. Hay que decir que Fourier sentía un profundo desagrado por la revolución y por la política en general; para organizar su nuevo sistema no habría que recurrir ni al Estado ni a la acción política. (I: 76). Siempre esperó, sin éxito, que los capitalistas apoyaran su empresa. (I: 74).

En los falansterios "nadie necesita y debe trabajar en ninguna ocupación especial sino es por su propia voluntad libre. En los falansterios todo trabajo debía estar separado voluntariamente en grupos o «séries» (4) de trabajadores entre los cuales se despertaría naturalmente una emulación para hacer bien su tarea." (I: 76).

El goce en el trabajo era tanto para los hombres como para las mujeres. Abogaba por una completa igualdad entre los sexos. (I: 76).

Cuando la nueva estructura social estuviera implantada, surgiría una estructura política federal muy libre, formada por falansterios federados bajo un gobernador coordinador. (I: 76).

Respecto a la educación: "Quería que los niños siguiesen sus inclinaciones naturales y que aprendiesen diferentes oficios uniéndose libremente por sí mismos a los mayores en una especie de aprendizaje variado. (...) Sostenía que la mejor manera de aprender era hacer, y que el camino para que los niños quisiesen aprender era darles la oportunidad de hacerlo. Dejándoles que eligiesen libremente (...) adquirirían con bastante facilidad la clase de conocimiento hacia la cual se sintiesen naturalmente atraídos." (I: 72).

Mataderos, domingo 27 de marzo de 2011

NOTAS:

(1) Leroux es autor, entre otras obras: De l'egalité (1838): De l'humanité (1840): De une religion nationale (1846). (I: 66).
El volumen 2 de las Oeuvres de Pierre Leroux, editado por Louis Nétré (París, 1851) se encuentra disponible en:
La edición original de De l'humanité (Paris: Perrotin), publicada en 1840, puede consultarse en:

(2) Cole dedica el capítulo VI, Fourier y el furierismo, al tratamiento de la obra de este autor. (I: 69-81).
Los principales escritos de Fourier son: Theórie des quatre mouvements (1808); L'association domestique agricole (vuelta a publicar como L'unité nouvelle en 1822); Le Nouveau Monde industriel et sociétaire (1829); La Fausse Industrie (1835-1836).

(3) "No aceptaba la igualdad completa: creía que no estaba de acuerdo con la naturaleza humana". (I: 74).

(4) Série significa un grupo de trabajadores asociados y dedicados a una tarea común. (I: 77).

domingo, 20 de marzo de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (9): SAINT-SIMON


Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

Hacia 1815, Saint-Simon se propuso unir a las clases industriales en contra de los ociosos (esto es, el conjunto de la antigua y la nueva nobleza - aquella que había sido creada por Napoleón I -). Propuso al rey de Francia, Luis XVIII, una alianza con los industriales, la cual estaría dirigida contra la nobleza y los militares; Saint-Simon planteó en su proyecto que se le confiase la tarea de elaborar el presupuesto nacional a un consejo de jefes de la industria.

En esta línea, sostuvo que la educación "debía ser dirigida únicamente por los sabios, y debía basarse en una enseñanza primaria universal destinada a inculcar en todo el pueblo un verdadero sistema de valores sociales, de acuerdo con los progresos de la «Ilustración». Estaba convencido de que la sociedad, para funcionar adecuadamente, necesitaba una base común de valores, ya la ciencia moral le correspondía formularlos en un código de educación y de conducta social." (I: 51). Como puede observarse, el sociólogo francés Emile Durkheim (1858-1917) no inventó nada nuevo. Saint-Simon adopta una concepción idealista de la sociedad, pues los valores morales - y, en términos más generales, el saber - son los que determinan el progreso de la sociedad. Ahora bien, no dice nada acerca de la cuestión de cómo surgen tanto el saber como dichos valores morales (1). En este sentido, puede decirse que los valores morales parecen derivar de una tendencia "innata" del espíritu humano. "Los dogmas cristianos estaban ya anticuados; pero la sociedad necesitaba más que nunca una dirección espiritual común, la cual ha de hallarse en la universalidad del saber científico." (I: 51).

En la fase final de su obra, Saint-Simon redactó la 1º parte del Nuevo Cristianismo (2). Se trataba de construir una cristiandad de nuevo tipo, basada en la ciencia. (I: 51).

Sólo a partir de la década de 1820 Saint-Simon empezó a tener discípulos. En la década anterior había trabajado en condiciones difíciles, de terrible pobreza. (I: 51).

Cole intenta definir así al socialismo de Saint-Simon: "En la raíz misma de su doctrina se halla la idea de que la tarea y el deber del hombre es el trabajo, y que en el nuevo orden social no se tendría consideración a ningún hombre sino en proporción al servicio que, mediante su trabajo, prestase a la comunidad." (I: 53). Respecto a la propiedad: "...consideraba que el derecho de propiedad sobreviviría sólo en la forma de derecho a tener la dirección de la propiedad en la medida en que se emplease para un fin bueno. El técnico o el organizador especializado tendrían poder sobre la propiedad con arreglo a sus diversas capacidades puestas al servicio del público, y todos los productores, descendiendo desde éstos a los trabajadores no especializados, gozarían de derechos cívicos en virtud del trabajo que hubiesen realizado." (I: 53). No hace un llamamiento a las clases obreras, sino que su mensaje va dirigido "a todos los productores, para que acepten las condiciones de la producción científicamente organizada, y para que colaboren activamente con arreglo a su diferente capacidad en el desarrollo de la producción social." (I: 53). Para Saint-Simon, obreros y patronos formaban una sola clase y no tenían, por tanto, intereses antagónicos.

El énfasis en la planificación de la economía es una de las características distintivas del pensamiento de nuestro autor: "...Saint-Simon afirmaba que las nuevas fuerzas sociales que tenían su origen en la revolución política y en el progreso científico exigían imperativamente una organización planificada y una dirección de la producción en beneficio del interés general. Fue el primero en ver claramente la importancia dominante de la organización económica en los problemas de la sociedad moderna y en afirmar la posición capital de la evolución económica como factor de las relaciones sociales." (I: 54). "...se anticipó a Marx al sostener que las relaciones de propiedad mantenidas por cualquier orden social daban a éstas su carácter esencial en todos los demás aspectos. Creía, también, como Marx, que la sociedad humana tendía en la marcha de la historia hacia un sistema de asociación universal, y sostenía que este nuevo sistema de asociación universal sería la garantía de la paz y del desarrollo progresivo." (I: 55).

Cole sintetiza así el aporte de Saint-Simon al socialismo: "...la gran contribución de Saint-Simon a la teoría socialista consiste en afirmar que la sociedad a través del estado, transformado y controlado por los productores, debe planificar y organizar el uso de los medios de producción a fin de marchar a la par con los descubrimientos científicos (...) lo que le importa a la humanidad no es la política sino la producción de la riqueza (...) pedía que se considerase a la producción abundante como el fin de la organización social, basándose en que, conseguido esto, existiría el máximo de libertad para que los hombres encontrasen satisfacción en su trabajo, y en que la elección de los gobernantes no se basaría ya en llamamientos sin sentido o inapropiados, sino que sería sencillamente cuestión de seleccionar con arreglo a una competencia técnica comprobada. Existiendo esta organización, decía, la abundancia quedaría asegurada para todos." (I: 56).

11. La "religión" saint-simoniana.

A la muerte de Saint-Simon (1825), un pequeño grupo de discípulos se dió la tarea de difundir las enseñanzas del maestro. Predominaban las concepciones expuestas en el Nuevo Cristianismo. El sansimonismo era una "religión" en la que, sin embargo, se conservaba la fe en la misión civilizadora de la industria científica. Esto último fue un factor que permitió la expansión del sansimonismo, pues atrajo a ingenieros (3), intelectuales y autores de proyectos universales. (I: 58).

Saint-Simon eligió como sucesor a Olinde Rodrígues (1795-1851), pero este fue pronto reemplazado por el ingeniero Barthélemy -Prosper Enfantin (1796-1864), quien se encargó de organizar a los sansimonianos como una jerarquía eclesiástica.

La sistematización y difusión de las ideas del maestro quedó a cargo de Saint-Amand Bazard (1791-1832), un radical que había sido carbonario. (4) Gracias a su acción el grupo publicó La doctrina saint-simoniana (1826-1828). Los puntos centrales de la doctrina eran: a) abolición de la herencia de la propiedad; b) todas las riquezas deberían pasar, a la muerte de sus titulares, al Estado, que se convertiría así en la única fuente de capital en la sociedad; c) creación de un Banco Central, dirigido por los grandes industriales y acompañado por una red de bancos especializados, cuya función sería facilitar capital a quienes estuvieran capacitados para emplearlo productivamente.; d) la industria debía estar organizada en grandes compañías, que ejecutarían los planes económicos diseñados por un consejo compuesto por los jefes técnicos industriales y por la gerencia.

Los elementos socialistas de Saint-Simon fueron acentuados por Bazard. Esta evolución socialista del sansimonismo fue tronchada posteriormente por el mencionado Enfantin, quien prefirió acentuar los componentes religiosos de la doctrina del maestro. (5)

Mataderos, domingo 20 de marzo de 2011

NOTAS:

(1) A pesar de la importancia que concedía a los factores económicos en el desarrollo social, Saint-Simon los veía más como consecuencia que como causa. Cole afirma que "opinaba que los cambios son el resultado de los descubrimientos científicos, y que las raíces del progreso humano se hallan en el avance del conocimiento, con los grandes descubridores como los agentes supremos de la historia." (I: 56).

(2) La edición 1825 del Nouveau Christianisme se encuentra disponible en el siguiente link: http://www.archive.org/stream/nouveauchristian01sainuoft#page/n5/mode/2up

(3) Muchos sansimonianos eran ingenieros egresados de la Ecole Polytecnique.

4) Los carbonarios eran los integrantes de la liga secreta de los carbonari o charbonnerie, surgida en el Franco Condado antes de 1789, y renacida en el reino de Nápoles hacia 1806. Tanto en su vertiente francesa como en la italiana, se caracterizó por su oposición revolucionaria a Napoleón I y a la posterior Restauración borbónica. No eran socialista, pero proporcionaron un entrenamiento revolucionario a muchos militantes socialistas. También brindaron un modelo a las sociedades secretas de la década de 1830. Los carbonarios fueron aplastados en la década de 1820. En sus filas militaron Bazard, Chevalier (1806-1879), Buchez (1796-1865) y Cabet (1788-1856), quienes jugaron luego un papel importante en el desarrollo del socialismo en Francia.

(5) En honor a Enfantin hay que destacar que fue partidario de la concepción de la igualdad de los sexos. (I: 60, 67).

domingo, 20 de febrero de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (8): SAINT-SIMON

Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.


10: Saint-Simon (1760-1825) (1)

Su vida merece, en sí misma, una obra aparte. Era miembro de una familia noble (se consideraba descendiente directo de Carlomagno). Desde joven fue un aristócrata amante de la libertad. Luchó en la Guerra de Independencia de EE.UU. Regresó a Francia luego de dicha guerra y dejó el ejército, en el que había alcanzado el grado de coronel. A partir de este momento se dedicó a las ciencias. Su participación en la Revolución Francesa se limitó a labrar una fortuna mediante especulaciones en la Bolsa. Utilizó el dinero ganado para proseguir sus estudios. Creía tener una misión; se asignaba a si mismo un papel de reformador social, tal como, según su opinión, había sido Sócrates. Para descubrir en qué consistía esta misión se dedicó a las ciencias y al estudio de la historia de Francia después de la Revolución de 1789.

En esta primera etapa de su actividad, su proyecto era la unificación de las ciencias: "Su tarea (...) consistía en descubrir un principio capaz de unificar todas las ciencias, proporcionando de esta manera a la humanidad un conocimiento claro de su futuro, de tal modo que los hombres pudieran proyectar su propia marcha colectiva de acuerdo con el orden conocido de la ley universal. Su espíritu estaba dominado en este momento por la idea de unidad, a la que por ese entonces concebía sobre todo como la unidad de conocimiento, una síntesis y ampliación necesarias en el gran avance que desde Bacon y Descartes se había hecho en las ramas especializadas y crecientes de las ciencias naturales y en la comprensión del hombre mismo." (I: 46). Tomó de los filósofos D'Alembert (1717-1783) y Condorcet (1743-1794) (2) "su creencia en el empleo de la ciencia aplicada como base de la organización social y su concepción del desarrollo histórico, basado en los progresos del conocimiento." (I: 46).

Sus primeros escritos son de esta época y tiene por eje la propuesta de la unidad de la ciencia (que aborda aquí la totalidad del saber): Lettres d'un habitant de Genève (1802); Introduction aux travaux scientifiques du XIX siècle (1807-1808); Esquisse d'une nouvelle encyclopedie (1810); Memoire sur la science de l'homme (1813); Memoire sur la gravitation universelle (1813). (3). En esta última obra desarrolló la idea de que la ley de gravedad descubierta por Newton (1643-1727) era el principio unificador de las ciencias, sobre el que podría construirse un orden nuevo (I: 48). En estas obras defiende la necesidad de las ciencias sociales: "Tiene que haber una ciencia de la moral que trate de los fines, del mismo modo que una ciencia natural útil que trate de los medios, es decir, del dominio del hombre sobre su ambiente." (I: 46-47).

En esta época Saint-Simon pensaba que Napoleón I (1769-1821) podría guiar al mundo hacia un principio unitario, aunque también creía que sobre las conquistas militares no se podía edificar nada duradero. (I: 48). Apoyado en estas creencias acudió a Napoleón I con una propuesta para crear una nueva estructura académica, pero no obtuvo éxito. En esta actitud ya se vislumbra una de las características centrales del llamado socialismo utópico, pues sus exponentes solían apelar al gobierno o a los empresarios para conseguir reformas y crear así una nueva sociedad. En cambio, los socialistas posteriores (ya sean éstos revolucionarios o reformistas) apelan a la organización de las masas trabajadoras para transformar la sociedad.

Saint-Simon fue elaborando una filosofía de la historia: "Miraba con espíritu crítico los resultados de la gran Revolución Francesa, que consideraba como la realización necesaria de una gran obra de destrucción de las instituciones anticuadas, pero que no había logrado nada constructivo por falta de un principio unificador. La historia humana (...) pasaba por épocas alternativas de construcción y de crítica y de destrucción. En todas las épocas la humanidad necesitaba una estructura social que correspondiese a los avances realizados por la Ilustración (3) (...); e instituciones adecuadas y beneficiosas en un estado del desarrollo humano se volvían perjudiciales cuando estaba cumplido lo que tenían en sí; pero se prolongaban después de terminada su labor, aceptando los cambios necesarios." (I: 47). Creía en el progreso de la humanidad: "Estaba seguro de que cada gran etapa constructiva en el desarrollo de la humanidad había llegado mucho más adelante que las anteriores." (I: 47).

Saint-Simon distinguía dos etapas constructivas en la historia de la humanidad: a) la Antigüedad clásica; b) el mundo medieval del Cristianismo. Además, consideraba que en su época estaba comenzando una tercera etapa, c) los descubrimientos científicos (era de la opinión que desde la Reforma del siglo XVI se experimentaba un período de críticas y de destrucción del viejo mundo medieval). Para cimentar esta tercera fase constructiva era necesario encontrar (y Saint-Simon pensaba que esta era su misión en la vida) una nueva concepción unificadora: "¡Una ley universal! ¡Ley y orden! Saint-Simon tenía pasión por ambos, y sentía fuerte aversión por los desórdenes de la revolución y de la guerra. Quería una nueva era de paz en la cual se haría manifiesto un orden mundial que se sujetaría a una ley común." (I: 48). En su obra De la réorganisation de la société Européenne (1814), escrita en colaboración con el historiador Augustin Thierry (1795-1856), proponía un proyecto de federación europea, basada en la alianza entre Francia y Gran Bretaña.

Hacia 1815 había desarrollado lo fundamental de su concepción del nuevo orden social. El eje era la transición de un orden fundado en las artes de la guerra (feudalismo, agricultura, dominación de las clases ociosas -nobleza y militares-) a otro basado en las artes de la paz. Era el momento de la dominación de los industriales (4), que desarrollaron las artes productivas mediante empresas privadas no reglamentadas" (I: 49). "Ha llegado el momento de que los industriales lleven la dirección de la sociedad y de acabar con la dominación de los ociosos o sea de la nobleza y los militares. La sociedad en adelante debe organizarse por los industriales para promover el bienestar de «la clase más numerosa y más pobre», y a cada uno debe retribuírsele con arreglo a su capacidad puesta de manifiesto en los servicios positivos prestados a la causa del bienestar humano." (I: 49) (5).

En la concepción de Saint-Simon no hay elementos de democracia ni de reconocimiento de la existencia de la lucha de clases. Desconfiaba del "gobierno del populacho" debido a los sucesos de la Revolución Francesa: "Quería que gobernase el saber; insistía en que los guías naturales de los trabajadores pobres son los grandes industriales, sobre todo los banqueros, que proporcionaban crédito a la industria, y de este modo desempeñaban la función de planificar la economía. No le cabía duda de que los grandes industriales, ejerciendo el poder como dirigentes de la nueva sociedad, actuarían como tutores de los pobres, difundiendo la capacidad de compra, y mejorando de ese modo el nivel general de bienestar."(I: 49-50). "...los grandes industriales, si se les da responsabilidad y un saber unificado, actuarán movidos por un espíritu de solidaridad con la mayoría de la clase industrial." (I: 50). "Siente reverencia por el orden como condición necesaria para una organización social científica, y está mucho menos interesado en hacer a los hombres felices que en que trabajen bien." (I: 50).

(La continuación de esta nota se encuentra en: http://miseriadelasociologia.blogspot.com/2011/03/cole-9-saint-simon.html)

Mataderos, domingo 20 de febrero de 2011

NOTAS:

(1) Cole trata la vida y obra de Saint-Simon en el volumen I, pp. 44-57.

(2) El Esbozo para un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano (cuya 1º edición se publicó de manera póstuma en 1794) de Condorcet influyó profundamente sobre Saint-Simon (I: 47). Esta obra puede consultarse online (se trata de la edición publicada en Paris en 1878 por la Librairie de la Bibliothèque Nationale) en: http://www.archive.org/stream/esquisseduntable00cond#page/n5/mode/2up


(4) "...la revolución política y la revolución en la esfera del pensamiento humano iban unidas, de tal modo que cada gran trastorno político iba seguido rápidamente de una revolución en la actitud del hombre respecto a los problemas morales y científicos." (I: 51-52). La tesis de que la estructura social y las ideas, el saber, las instituciones, se hallan íntimamente relacionadas, y que no permanecen inmutables, es especialmente fructífera para las ciencias sociales. Sobre ella se fundan tanto la sociología propiamente dicha, como el materialismo histórico. Pero la concepción de Saint-Simon aparece hasta aquí como idealista, pues la estructura social parece depender, en su argumento, del estado del saber en cada período determinado. En definitiva, es el conocimiento el que está operando como variable independiente en el desarrollo histórico.

(4) Debemos a Saint-Simon la introducción de la palabra industrial, utilizada para definir las nuevas condiciones debidas al proceso que más tarde se denominó Revolución Industrial.

(5) Las tres clases "útiles" de la sociedad eran los "productores", los "hombres de ciencia" y los "artistas" (en esta última categoría incluía a los literatos y a los científicos sociales). (I: 52).