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lunes, 20 de octubre de 2014

MARIANO FERREYRA

Escribí este artículo el 22 de octubre de 2010, dos días después del asesinato de Mariano Ferreyra. En esa época, estaba muy lejos del Partido Obrero (PO) y no tenía ningún tipo de militancia, ni orgánica ni inorgánica. El asesinato de Mariano me conmovió de un modo que no puedo expresar con palabras. El artículo mencionado fue un intento de poner por escrito mis ideas sobre la cuestión y de sacar afuera toda la bronca contenida. Hoy, siendo como soy un novel militante del PO, no encontré nada mejor que este texto para recordar el asesinato de Mariano, y dar cuenta de parte de las razones que con el tiempo me llevaron a ingresar al PO. El rol político de la tercerización y la precarización laboral y la necesidad de organización política autónoma de los trabajadores son los temas centrales del artículo. Cabe recordar que la precarización laboral se ha intensificado, a punto tal de provocar la denuncia de la OIT, y que la burocracia sindical ha incrementado sus esfuerzos para perseguir y expulsar de las fábricas a los delegados de la izquierda clasista.

Anteayer, Mariano Ferreyra, 23 años, estudiante, militante del PO, fue asesinado por una patota que responde a la dirección de la Unión Ferroviaria, sindicato liderado por José Pedraza. En el episodio, al que hay que calificar directamente de emboscada efectuada por hombres armados contra un grupo de manifestantes inermes, otras dos personas resultaron heridas de bala, una de ellas de gravedad. No es este el lugar para analizar la cuestión de los responsables directos, si hubo o no "zona liberada" de parte de la policía (tanto de la Bonaerense como de la Federal), etc., etc. y una larga fila de etcéteras. En cambio, creo que es más conveniente realizar algunas reflexiones tendientes a ubicar los hechos en el contexto general de la situación de los trabajadores en Argentina.

Mariano fue asesinado por su participación en una movilización de los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca, que exigían su reincorporación a la empresa.

¿En qué consiste la tercerización?

En que una empresa deja de cubrir una parte del proceso productivo (o de los servicios que ofrece) con trabajadores "propios", y acuerda con otra empresa que esta última sea la que lleve adelante dichas tareas. Como es de público conocimiento, todo esta operación redunda en un achicamiento de los costos de las empresas y en un deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores. En este sentido, la tercerización forma parte de la flexibilización laboral implantada durante la década de 1990. La condición del trabajador de las empresas que prestan los servicios tercerizados suele ser peor que la de los trabajadores de las empresas que requieren la tercerización de servicios. Toda la situación se resume en una sola palabra: MIEDO. La tercerización genera miedo al despido, miedo a la baja de los salarios, miedo a no tener obra social, miedo ante todo lo humano y lo divino. Es justamente en una sociedad capitalista en la que no debe subestimarse el papel que juega el miedo en el disciplinamiento y la domesticación de las personas.

La movilización de la que participó Ferreyra encarna el principal instrumento con el que los trabajadores han respondido históricamente al miedo: la ORGANIZACIÓN. Cuando los trabajadores dejan de mirar a sus compañeros como rivales en la cola para conseguir un puesto de trabajo y pasan a considerarlos como compañeros que padecen los mismos problemas, los empresarios sufren su primera derrota. Organizarse significa perder el miedo a los mecanismos impersonales del capital, y es por eso que nada preocupa tanto a los capitalistas como la organización de los trabajadores. De ahí su odio atávico hacia los sindicatos, más allá de que hagan buenos negocios con ellos y de que los utilicen para cerrarle el camino a los que quieren modificar de raíz el sistema capitalista. Los empresarios, cuyo instinto de clase está hiperdesarrollado, detestan todo aquello que huela a organización de los trabajadores.

La patota que asesinó a Mariano e hirió a sus compañeros sabía lo que hacía. No se trata de un acto de violencia irracional. Atacar a los trabajadores que se organizan, sembrar el miedo, es jugar para el lado de los que quieren que los obreros sean máquinas útiles para producir ganancias. En estos días, los grandes medios de comunicación hablaron de la burocracia sindical, de las patotas al servicio de los sindicatos, de los dirigentes que se enriquecen a costa de los trabajadores. Sin embargo, nada han dicho sobre la flexibilización laboral, sobre la tercerización como práctica común de los empleadores, sobre la precarización de las condiciones laborales, que son la fuente de las ganancias de los empresarios y las herramientas que crean un clima de "seguridad" para el capital. Frente a estos hechos, hasta CLARÍN, en plena guerra contra el gobierno, puede pretender sacar de "progresista" entrevistando a militantes del PO y criticando la falta de democracia en los sindicatos. Pero está condenado, por su posición de clase, a no decir una palabra sobre esas condiciones sociales que permiten (y precisan de) la existencia de patotas.

La reactivación económica argentina, desde 2002 en adelante, se ha llevado adelante sin modificar las relaciones de poder en el ámbito laboral. Luego de varios años de fuerte crecimiento, la legislación laboral sigue siendo la heredada de la flexibilización de los '90, una parte importante de los trabajadores están precarizados y/o realizan sus labores "en negro", y no se han registrado avances en la democratización de las organizaciones sindicales. Esta estructura de poder en la fábrica, en la oficina, en los comercios, en cada puesto de trabajo, es el núcleo duro de la desigualdad en Argentina y constituye la base de sustentación de los "monopolios". Más allá de lo discursivo, el gobierno de los Kirchner nunca ha dado un paso para modificar esta situación.

Los líderes de la oposición" no tienen, por su parte, ningún interés en modificar el núcleo duro del poder en la Argentina. Por el contrario, su discurso propone tanto la aplicación de la "mano dura" a las movilizaciones populares como el avance sobre los sindicatos, con el objetivo de recortarles cualquier atribución que entorpezca el libre funcionamiento del capital. Su política  coincide con la del kirchnerismo en que ambos promueven el aumento de la precarización, la tercerización y el trabajo "en negro". En pocas palabras, gobierno y "oposición" se apoya en el miedo como principal elemento de persuasión política.

El asesinato de Mariano  es un punto de inflexión en la política argentina. El gobierno de los Kirchner está obligado, así sea por consideraciones de sobrevivencia política, a impulsar la investigación de los hechos hasta sus últimas consecuencias. Su declamado progresismo está en juego en esta cuestión. Si la investigación se diluye y no se llega hasta los responsables de haber organizado la emboscada, la burocracia sindical y sus patotas se sentirán con pleno derecho para seguir asesinando a militantes de izquierda, en una reedición moderna de la vieja Triple A.

En política, y esto es todavía más válido cuando se trata de política hecha desde y en favor de los sectores populares, lo único que cuenta es la organización. Sólo por medio de la organización la lucha se vuelve efectiva y puede transformar esta realidad en que vivimos. Sólo por medio de la organización de los trabajadores es posible revertir la precarización, la tercerización y la flexibilización laboral. En el límite, la unión de los trabajadores es la que permite pensar en la posibilidad de una realidad diferente, en la que el poder deje de estar en manos de los empresarios. Para lograr esta unión es preciso vencer el miedo, trabajar con paciencia y tener en claro que las derechos son duraderos en la medida en que se conquistan por la propia lucha y no cuando se obtienen por una concesión graciosa del gobierno de turno. Sólo de este modo podremos estar a la altura de Mariano Ferreyra, que fue consecuente hasta el final con sus ideas.


Villa del Parque, lunes 20 de octubre de 2014

lunes, 24 de septiembre de 2012

PEQUEÑAS DELICIAS DE LA PRECARIZACIÓN LABORAL


El caso que sigue a continuación puede ser considerado por algunos como un hecho sin importancia, una pequeña anécdota sin mayor trascendencia. Nosotros pensamos, por el contrario, que en las pequeñas cosas, en las pequeñas anécdotas que afectan la vida cotidiana del trabajador, se esconde el sentido más profundo de nuestra sociedad. 

En estos tiempos que corren el mundo del trabajo carece de importancia para las principales fuerzas políticas de nuestro país. Ni la emancipación nacional y social que promete el progresismo kirchnerista, ni el “capitalismo organizado” que promete la señora presidenta Fernández, ni la “nueva política” que promueve el inefable Mauricio Macri, muestran mayor preocupación por mejorar la situación de los trabajadores. Aunque, nobleza obliga, corresponde decir algo en favor de nuestros líderes políticos: la presidenta Fernández no pierde oportunidad de señalar que los trabajadores deben agradecer el tener trabajo; por su parte, el inefable Mauricio no pierde oportunidad de indicar que los trabajadores deben agradecer el percibir un salario por sus trabajos.

El horizonte de nuestros políticos es el capitalismo. El periodista Eduardo Aliverti, afín al oficialismo,  escribió, con razón, que la oposición no levanta cabeza porque el “kirchnerismo” es la única opción seria para el capitalismo argentino. Negación de la importancia del movimiento obrero y afirmación del carácter natural del capitalismo van de la mano.

El crecimiento de la economía argentina en la última década se edificó sobre las derrotas de la clase trabajadora argentina en las tres últimas décadas. Las “tasas chinas” de crecimiento de la economía en la primera década del siglo XXI fueron posibles, entre otras cosas, por la fragmentación y la debilidad de las organizaciones de los trabajadores, así como también por la fusión de intereses entre funcionarios gubernamentales, empresarios y sindicalistas empresarios. Es por eso que los políticos del “kirchnerismo” y de la autodenominada “oposición” prefieren no hablar de ciertas cosas.

Para no perder de vista las cosas importantes, es preciso volver al mundo del trabajo y los trabajadores, no del modo académico, sino de un modo explícitamente político. En otras palabras, volver a hablar de explotación, de clases sociales y de tantas otras cosas que pasan desapercibidas en estos días, salvo para los sufridos mortales que las sufrimos a diario. El capitalismo se muestra al desnudo en cuanto nos acercamos a la realidad laboral.

La tercerización laboral ha sido uno de los mecanismos implementados bajo el peronismo menemista en los ’90 para debilitar a los trabajadores y fortalecer la posición de los empresarios. Dicho sistema permaneció vivito y coleando en el período “kirchnerista”.

La tercerización consiste en que la empresa principal delega algunas de sus tareas en otras empresas, cuyo régimen laboral es menos benigno con los trabajadores que el de la primera. En las empresas tercerizadas, la explotación de los trabajadores se agudiza y no puede ser eludida con bellas palabras.

A continuación, reproducimos una escucha telefónica realizada por orden judicial en el marco de la causa que se sigue a los asesinos del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, asesinado por una patota del sindicato Unión Ferroviaria el 20 de octubre de 2010. Ferreyra participaba de una manifestación de trabajadores tercerizados que reclamaban su incorporación a la planta permanente de la empresa que opera el Ferrocarril Roca. Esta escucha fue recogida por el periodista Diego Rojas en su libro ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? (Buenos Aires, Booket, 2012 – la primera edición de la obra es de 2011 - ), pp. 202-204.

La conversación telefónica data del 11 de enero de 2011. Los protagonistas son: Antonio Guillermo Luna, quien para esa fecha era Subsecretario de Transporte Ferroviario (nombrado en 2004) del gobierno de la presidenta Fernández; y Juan Carlos «El Gallego» Fernández, secretario adjunto de la Unión Ferroviaria. Luna fue desplazado de su cargo el 4 de septiembre de 2012 por el ministro del Interior Florencio Randazzo; luego de la masacre de Once, en que murieron 51 personas y 700 resultaron heridas, la situación de Luna se había vuelvo insostenible. Es probable que fuera su “probada” capacidad la que le permitió sobrevivir al gobierno de Néstor Kirchner y al primer mandato de la presidenta Fernández. El sindicalista Fernández, por su parte, mano derecha del sindicalista empresario y secretario general de La Fraternidad, se encuentra en estos días encarcelado y procesado en el juicio a los responsables del asesinato de Mariano Ferreyra.

La charla versa sobre la incorporación de una trabajadora al ferrocarril. El diálogo nos exime de mayores comentarios. Solo podemos agregar que se trata de una pequeña muestras de las delicias que ofrece el trabajo en la Argentina actual, y que muestra a las claras como el lugar de trabajo es un ámbito político, en el sentido de que allí se construye el sometimiento o la rebelión de la clase trabajadora.

La conversación es la siguiente:

“Luna: Hola.

Fernández: ¿Cómo andás?

Luna: Qué mierda te importa.

Fernández: Bueno, está bien, está bien. Tenés derecho a contestar como quieras.

Luna: Ya soy subsecretario.

Fernández: Ya sos subsecretario.

Luna: Por ahora (ríe).

Fernández: Cómo andás.

Luna: Y, para el orto, para el orto…

Fernández: ¿Qué pasó? ¿Levantó el paro el Negro?

Luna: No era paro. (1)

Fernández: Bueno, no. La medida.

Luna: Era trabajo a reglamento. ¿Por qué?

Fernández: Sí, ¿y cómo sigue?

Luna: Y no sé, preguntale al Negro (2), loco, qué me preguntás a mí…

Fernández: Ah, yo pensé que me llamabas por eso.

Luna: Escuchame un poquito, ¿cómo viene la mano? (…) Bueno, loco, anotá un nombre.

Fernández: Un nombre.

Luna: Se llama L. V (3). Para picaboleto.

Fernández: Bueno, ¿dónde está?

Luna: L. V., entrando el sábado o el domingo de esta semana (…)

Fernández: Entonces entra.

Luna: El sábado este y sale el otro sábado a la mañana.

Fernández: Sí. Lo que no dice es el lugar. Esto está complicado, ahora sí que está complicado, déjame que te confirmo. Dale.

Luna: Fijate qué podés hacer.

Fernández: ¿Y qué, uno solo es?

Luna: Si, ella sola.

Fernández: Bueno, déjame que veo y te digo y te llamo.

Luna: Cama matrimonial por si vas vos o yo... Podemos ir a visitar.

Fernández: Jaja.

Luna: Y llevo a José que está acá enfrente mío.

Luna: Que también le da a José, qué problema tiene.

Fernández: Dale, ahora te averiguo… “(4)

Buenos Aires, domingo 23 de septiembre de 2012


NOTAS:

(1) Se refieren al trabajo a reglamento implementado por el sindicato que agrupa a los maquinistas ferroviarios, La Fraternidad, con el objeto de oponerse al ingreso de los trabajadores tercerizados al ferrocarril. Para la mejor comprensión del lector hay que tener en cuenta que el Estado nacional se hace cargo del sueldo íntegro de los trabajadores que trabajan en las empresas tercerizadas en el ámbito de los ferrocarriles. Sin embargo, los trabajadores reciben un monto inferior al depositado por el Estado (un 70% o, inclusive, menos). La diferencia se la embolsan funcionarios, sindicalistas y empresarios. De ahí la oposición de los dirigentes sindicales devenidos empresarios a incorporar a los trabajadores a la planta permanente de la empresa principal, pues ya no quedaría diferencia para “repartir”.

(2) El Negro es Omar Maturana, Secretario General de La Fraternidad.

(3) El autor dice que decidió utilizar solamente las iniciales de esta persona de sexo femenino para resguardar su privacidad.

(4) Rojas comenta el diálogo transcripto: “En el ámbito del ferrocarril es vox populi que una de las formas de acceder a trabajos se da a través de la realización de favores sexuales. Este cronista [Rojas] conversó con muchos ferroviarios que confirmaron este modo de obrar de los responsables de los ingresos a planta o a las tercerizadas: aseguran se incrementó a medida que se agravó la decadencia de la dirección sindical ferroviaria. Este diálogo muestra que las más altas esferas del ámbito, que incluye a funcionarios del gobierno, también formaban parte de esta operatoria.” (p. 204).

domingo, 30 de enero de 2011

LAS HUELGAS EN LOS PUERTOS DE SANTA FE Y LA "PROFUNDIZACIÓN" DEL MODELO

Advertencia necesaria: La nota que sigue es producto de una escritura urgente, así que pido disculpas a los lectores por las inexactitudes e imprecisiones que pueda contener. Agradezco desde ya cualquier información que contribuya a mejorar los datos que se proporcionan en ella. También aclaro que, a medida que disponga de nueva información, iré modificando e introduciendo correcciones en el texto de la nota.

Desde el miércoles 26 de enero, el puerto de Rosario y los demás puertos de la provincia de Santa Fe se encuentran paralizados en lo que hace a la carga y descarga por una huelga de los trabajadores de las plantas agroindustriales y de los terminales agroexportadoras. Los motivos del paro son los siguientes: a) mejoras salariales, esto es, los trabajadores tercerizados reclaman que se les pague el mismo sueldo que el fijado por el convenio colectivo de los trabajadores aceiteros; b) mejoras en las condiciones de trabajo (sobre todo, en las condiciones de seguridad); c) eliminación de la tercerización, cuestión que está estrechamente ligada a la cuestión de la seguridad laboral, como veremos a continuación. Al exigir ser encuadrados en el convenio colectivo de los aceiteros, los trabajadores han percibido que la heterogeneidad de las condiciones laborales es la principal fuente de su debilidad política frente a los empresarios.

Uno de los detonantes del conflicto fue la muerte de un joven trabajador en el mes de diciembre del año pasado. El periodista Raúl Dellatorre describe así su muerte: "A principios de diciembre, un joven de 22 años, Oscar González, perdió la vida trabajando en las instalaciones portuarias de la aceitera Noble. Quedó sepultado bajo una montaña de materiales en un depósito de dicha empresa. Pero González figuraba como empleado de una empresa contratista y, por lo tanto, no recibía ninguno de los beneficios del convenio aceitero. Tercerización e incumplimiento de las condiciones de seguridad e higiene quedaron trágicamente cruzados, como componentes de una misma conducta patronal irregular, en esta trágica muerte." (Página/12, 30/01/2011; el resaltado es nuestro).

No se trata de la única muerte ocasionada por las terribles condiciones laborales que imponen las patronales. El mismo periodista afirma que: "Meses antes, un camionero había muerto al ser rociada con agroquímicos y pesticidas la carga que transportaba, pero con el chofer adentro “para no perder tiempo”. El hecho pretendió diluirse buscando mostrar la muerte como ajena a la aplicación de agrotóxicos, pero tampoco ese había sido el primer hecho de similares características, aunque los anteriores hubieran tenido un fin menos trágico (descomposturas, mareos u otros síntomas que afectaron la salud del chofer). Pero fue a partir del fallecimiento de Oscar González que se desató la rabia acumulada y contenida." (Página/12, 30/01/2011; el resaltado es nuestro).

¿Quiénes son las empresas que recurren afanosas al trabajo tercerizado?

Según el citado periodista, se trata de once plantas agroexportadoras, seis de las cuales pertenecen a Cargill, Bunge, Noble, Buyatti, Vicentín y Terminal 6. La empresas mencionadas han comenzado a enviar telegramas de suspensión a los trabajadores en huelga, con el objetivo de debilitar la medida de fuerza. (1)

¿Quiénes llevan adelante la huelga?

En este punto, los medios no son demasiado precisos. Todos coinciden en que es la CGT de San Lorenzo está encabezando la medida de fuerza, pero los piquetes y la decisión de ir a la huelga son producto de la participación de "varios sindicatos" (Página/12, 30/01/2011). Sin embargo, la nota de Raúl Dellatorre no da ninguna precisión sobre cuáles son esos gremios ni si existen diferencias en cuanto a los objetivos de la huelga y a la modalidad de acción adoptada. Por lo que parece, la CGT San Lorenzo pretende encabezar la representación de los trabajadores en las negociaciones con los empresarios, pero esto ha sido rechazado por estos últimos.

¿En qué consiste la medida de fuerza llevada adelante por los trabajadores?

En el bloque, mediante piquetes, del acceso a los puertos privados de las empresas agroexportadoras. "Los piquetes siguen instalados en los puertos cerealeros privados de Nidera, Cargill, Bunge, Terminal 6, ACA, Molinos Río de La Plata, La Plata Cereal, en las ciudades de San Lorenzo y Puerto General San Martín. Y en las terminales de embarque Noble y Dreyfus de la localidad de Timbúes. Por cuarta jornada consecutiva, ayer tampoco se pudo cargar granos ni aceite en el principal núcleo agroexportador del país y uno de los mayores del mundo." (Página/ 12, 30/01/2011).

Sin embargo, la masividad de la huelga ha hecho que los piquetes tengan carácter simbólico: "Los piquetes son simbólicos porque la totalidad de los gremios con acción en los puertos adhirieron al paro: los recibidores de granos (que reciben a los camiones e inspeccionan el cereal), los estibadores portuarios (que trabajan a bordo de los buques y en los elevadores) y los marítimos (que "estacionan" los buques en el muelle con remolcadores)." (La Nación, 28/01/2011).
Alberto Rodríguez (titular de la CIARA, mencionada abajo) declaró que el conflicto es "uno de los más importantes de los últimos tiempos; no se recuerda un paro total en todas las plantas". (La Nación, 30/01/2011).


¿Qué consecuencias tiene el bloqueo a los puertos para los capitalistas?

La CIARA (Cámara de la Industria Aceitera) denunció que más de 30 barcos esperan para ser cargados en los puertos del Paraná. (Página/12; 30/01/2011).


¿Cuál es la posición de los empresarios?

El director de la CIARA, Alberto Rodríguez exigió que el Ministerio de Trabajo de la Nación, o el de la Provincia de Santa Fe, tomen medidas para resolver la cuestión: "Esperamos que en esta situación el Ministerio de Trabajo de la Nación o el de la provincia tomen cartas en el asunto para terminar con esta situación de piquetes, y que podamos volver inmediatamente a la actividad." (La Capital, 30/01/2011). Rodríguez rechazó tanto la participación de la CGT San Lorenzo en las negociaciones como la unificación de la situación de los trabajadores: "la CGT de San Lorenzo está reclamando que el personal de cualquier actividad que entre a desarrollar una tarea dentro de la fábrica de aceite de los puertos tiene que tener un salario similar al sueldo acordado con los industriales aceiteros. Obviamente, esa pretensión no es aceptada por nuestra parte porque, primero, la CGT no discute salarios en ningún lugar, no hay antecedentes de ello, y segundo porque la ley de convenciones colectivas establece que cada sindicato tiene que discutir salarios con los empresarios de su rama de actividad”. Es interesante hacer notar (Raúl Dellatorre hace hincapié en esto) que para los dueños del capital el problema es exclusivamente salarial, mientras que la tercerización y las condiciones de seguridad en el trabajo quedan fuera del horizonte visual.

¿Qué han hecho los organismos estatales competentes?

El ministerio de Trabajo de la Provincia de Santa Fe no ha podido resolver el conflicto; ni siquiera ha podido establecer quiénes deben sentarse en la mesa de negociaciones. El Ministerio de Trabajo de la Nación sostiene que no puede intervenir porque la cuestión todavía está bajo la competencia de su homónimo provincial. (2)

Hasta aquí la información que hemos podido reunir y que iremos completando con el correr de las horas. La huelga de los trabajadores portuarios y aceiteros encuadrados en los sindicatos afiliados a la CGT San Lorenzo es otra muestra más de la gravedad que asume la "cuestión social" en Argentina. No es casual que las empresas que se encuentran involucradas en el conflicto pertenezcan a un sector que ha obtenido enormes ganancias a partir del modelo de acumulación llevado adelante por el "kirchnerismo". La tercerización vuelve a aparecer en escena, por más que muchos políticos (tanto del "kirchnerismo" como de la autodenominada "oposición") intenten minimizar su importancia o recurran al cómodo expediente de esconder la cabeza debajo de la tierra.

Otra vez nos vemos obligados a repetir un mismo argumento. Un crecimiento económico de la magnitud del experimentado por la Argentina en la primera década del siglo XXI requiere de la sobreexplotación de importantes sectores de los trabajadores, salvo que estos últimos tengan la posibilidad real de controlar el proceso. A esta altura resulta significativo que una verdad tan sencilla sea discutida con tantos argumentos baladíes, detrás de los cuales está la firme voluntad de no hacer nada al respecto y dejar que siga vigente "el orden natural de las cosas". Con el 35% de la fuerza de trabajo en negro hay cosas que no debieran parecer extrañas. El capital es el capital, nos guste o no, y su esencia es la explotación. Si, además, se mantiene vigente una legislación laboral heredada de la década neoliberal no es difícil prever qué es lo que puede ocurrir. Y es lo que efectivamente ocurrió entre el 2002 y la actualidad. A esto nos referimos una y otra vez cuando planteamos que es preciso "revisar" qué significa la expresión "profundizar el modelo".

Buenos Aires, domingo 30 de enero de 2011

NOTAS:

(1) Según fuentes sindicales, esta medida (las suspensiones) abarcaría a unos 3000 trabajadores. (Página/12; 30/01/2011).

(2) Según Alberto Rodríguez (CIARA): "El dirigente recordó que la Ciara, el Centro de Exportadores de Cereales y la Cámara de Puertos Privados hicieron el jueves “la presentación formal” ante el Ministerio de Trabajo nacional con la solicitud para que intervenga en el conflicto. Al respecto, explicó que se pidió a la Nación que “tome cartas en el asunto para terminar con esta situación”, dado que el ministerio provincial “determinó que no podía seguir actuando. Se ve que alguien no le llevó al ministro (de Trabajo nacional, Carlos Tomada) nuestra presentación, pero sabemos que la tienen” (La Capital; 30/01/2011).