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domingo, 30 de octubre de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (22): BUCHEZ Y EL COOPERATIVISMO


El índice de esta serie de notas se encuentra disponible en:http://miseriadelasociologia.blogspot.com/2011/06/historia-del-movimiento-socialista.html

Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

35. Buchez (1796-1865).

Philippe-Joseph-Benjamin Buchez (1796-1865) ha sido considerado como el "padre" del movimiento cooperativista en Francia. Doctor en Medicina. Con Bazard (1791-1832), fue uno de los fundadores del movimiento carbonario francés. En 1825 fue detenido, pero logró salir absuelto por falta de pruebas. Luego, también junto a Bazard, se unió a los sansimonianos. Colaboró en el periódico LE PRODUCTEUR, que elaboró las ideas económicas de la escuela. En 1829 se abrió de los sansimonianos, pues era católico y no quiso seguir las aventuras religiosas de Enfantin (1796-1864). Trató de fundar una escuela neocatólica de socialistas. En 1831 comenzó a publicar el periódico L'EUROPÉEN.

En 1833, en Introduction à la science de la histoire (1), desarrolló una teoría de la historia basada en las ideas de Saint- Simon (1760-1825). La última etapa de la historia se inicia con el cristianismo, y debe completarse con la aplicación total de los principios cristianos de igualdad, fraternidad y caridad para la organización de la sociedad. Buchez opinaba que la Iglesia católica había fallado en este cometido. La Revolución Francesa había reiniciado esta tarea, y un nuevo movimiento tenía que completarla. (I: 180-181).

Buchez consideró que la asociación de los obreros era el agente principal de este cambio. (2) En 1831 fundó la Asociación de los Ebanistas, que sirvió de modelo a muchas sociedades cooperativas de producción. L'EUROPÉEN se convirtió en órgano del movimiento cooperativo. Pensaba que "la asociación ofrece los medios para crear la nueva sociedad, sin revolución, en el seno de la sociedad existente." (I: 181). [Como si la asociación pudiera socializar la producción sin tropezar con la resistencia del poder político, en tanto capitalista "colectivo".]

En 1840 los seguidores de Buchez fundaron L'ATELIER (que perduró hasta 1850), periódico dedicado a fomentar las asociaciones de productores. (I: 181).

Buchez se relación con el periódico liberal LE NATIONAL. También trabajó con Louis Blanc (1811-1882). Gracias a sus relaciones con los liberales, Buchez fue presidente de las Asamblea Constituyente luego de la Revolución de Febrero de 1848. Pronto perdió sus cargos con el ascenso de la derecha y se retiró a la vida privada. (I: 181).

Sus ideas ejercieron influencia sobre J. M. Ludlow (1821-1911), quien, a su vez, la transmitió a F. D. Maurice (1805-1872), jugando así un papel relevante en la fundación del socialismo cristiano inglés. Los Christian Socialist Promoters de Gran Bretaña fueron una imitación de los primeros experimentos de Buchez en Francia. (I: 182).

Mataderos, domingo 30 de octubre de 2011

NOTAS:

(1) La versión online de la primera edición de la obra está disponible en: http://www.archive.org/stream/introductionlas02buchgoog#page/n13/mode/2up

(2) "Creía que la asociación conseguiría libertad a los obreros sólo si estaba firmemente basada en los principios cristianos de fraternidad." (I: 182).

martes, 19 de julio de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (17): LA EVOLUCIÓN DEL OWENISMO DESPUÉS DE 1834. EL SOCIALISMO DE BRAY.


Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

26. La evolución del owenismo después de 1834.

Owen prosiguió con sus proyectos de construir "aldeas de cooperación" (luego llamadas "colonias interiores). (I: 133). Fundó la Asociación Federada Británica y Extranjera de Industria, Benevolencia y Saber (luego sustituida por la Unión Nacional de Clases Industriales). Posteriormente
primó el elemento religioso, y la organización pasó a denominarse Society of Rational Religionist. A sus adherentes se los llamó socialistas (en 1841 adoptaron oficialmente este nombre). (I: 133).

"El owenismo, después de 1834, dejó completamente de ser un movimiento de masas, y Owen dejó de tener relación con los sindicatos." (I: 134). Sin embargo, mantuvo influencia sobre el movimiento obrero, en especial a través de las sociedades cooperativas. (I: 134).

Se reanudó la actividad en favor del establecimiento de cooperativas modelo. Owen organizó a los ricos que lo apoyaban en una sociedad de colonización interior; la Sociedad Racionalista reunía colectas entre los obreros.

En 1839 fue fundada Harmony Hall (o Queenwood) en East Tytherly, Hampshire. Desde el principio estalló el conflicto entre los ricos filántropos owenistas y los socialistas obreros de la Sociedad Racionalista. Los primeros querían controlar la administración de la colonia y nombraron patronos para ello, en acuerdo con Owen; los obreros pedían que Queenwood fuera una democracia completa y que todos los colonos participasen en el trabajo necesario para mantenerla (algunas personas de clase media que habían ido a vivir a la colonia pagaban por su alojamiento, pero se negaban a realizar un trabajo manual). Se debió contratar a trabajadores externos para ayudar a los obreros de la colonia. La Sociedad Racionalista nombró a un administrador para democratizar la colonia; los filántropos reaccionaron cerrando Queenwood (1846).

Los socialistas de la Sociedad Racionalista también enviaron misioneros por todo el país para predicar la "religión racional". Andando el tiempo ésta se fusionó con los movimientos secularistas posteriores dirigidos por George Jacob Holyoake (1817-1906) y Charles Bradlaugh (1833-1891). (I: 134). También desarrollaron una fuerte labor educativa, fundando escuelas para niños, salas de ciencias y e instituciones sociales (donde se enseñaban y daban conferencias). (I: 134-135). Colaboraron con las sociedades cooperativas, entre ellas la
Rochdale Pioneer's Society (punto de partida del movimiento cooperativo moderno). (I: 135).

La Sociedad Racionalista ejerció influencia sobre el movimiento
Redemption of Labour (2), que intentó enlazar las mutualidades y las ideas cooperativas. "Cada miembro de una 'sociedad redentora' debía suscribir un penique a la semana para formar un fondo. Las cantidades así recogidas se emplearían en establecer granjas y fábricas campesinas y aldeas completas bajo la dirección de una sociedad, y los suscriptores recibirían ganancias como réditos del capital que hubiesen invertido." (I: 135). La Sociedad de Leeds fundó una colonia en Gales del Sur, que duró varios años. El movimiento fue desapareciendo en la década de 1850.

27. John Francis Bray (1809-1895).

Según Cole, este obrero impresor anglo-estadounidense fue autor del "libro que mejor sintetiza el owenismo y las doctrinas económicas británicas anticapitalistas". (I: 136).

Bray nació en Washington D. C., de padre inglés (era actor) y madre estadounidense, y fue llevado a Gran Bretaña por su padre en 1822. Su familia se estableció en Leeds, y en 1835 comenzó a tener relación con el movimiento obrero. En 1835 y 1836 aparecieron escritos suyos en el LEEDS TIMES. En 1837 fue elegido tesorero de la Asociación Obrera de Leeds, recién fundada. Dio conferencias en esta asociación y en 1839 publicó su obra principal, Labour's Wrongs and Labour's Remedie, or The Age of Might and the Age of Right (3). Leeds era el centro del cartismo del norte. Permaneció en Gran Bretaña hasta 1842, en que regresó a EE. UU. Allí desempeñó un papel secundario en el movimiento obrero estadounidense de las décadas de 1870 y 1880. Fue vicepresidente de la American Labour Reform League y miembro activo de los Knights of Labour. (I: 143).

En Bray encontramos una crítica de las actividades de los socialistas y del movimiento obrero en la década de 1830: "Sostenía que los sindicatos obreros, al luchar por salarios más altos y mejores condiciones de trabajo dentro del sistema capitalista, estaban dando de cabezazos contra la pared, porque no podían alterar las condiciones básicas de la producción capitalista. Lo mismo sucedía con la lucha en favor de la legislación sobre el trabajo: mientras hubiese dos clases económicas, una que poseyese los implementos de producción y la otra dependiese de las clases poseedoras en cuanto a los medios de trabajo, no podría producirse ningún cambio fundamental en la situación del obrero (...) Censuraba a los sindicatos obreros por las limitaciones de sus objetivos, y sostenía que no bastaba que los obreros actuasen sólo en beneficio de sí mismos; debían actuar en bien de toda la sociedad, y trabajar por una transformación completa de todo el sistema social. Criticó aún más a los 'cartistas' que a los sindicatos obreros, porque estaba convencido (...) de que la estructura política era reflejo de las fuerzas económicas de la sociedad. Sería inútil, decía, cambiar los gobiernos, a menos que también se cambiasen las instituciones económicas fundamentales, de cuyas necesidades eran expresión las leyes; y a este último cambio es al que en primer lugar debían dedicar sus energías los trabajadores." (I: 137-138).

Bray esbozó una teoría del plusvalor: "...la ley natural del cambio es que el producto debía cambiarse por otros productos de acuerdo con la cantidad de trabajo incorporada en ellos. Pero el monopolio de la propiedad ejercido por una clase social era incompatible con esta igualdad en el cambio. La mayor parte del producto obrero se la quitaban a éste las clases poseedoras; se veía obligado, después de haber trabajado lo suficiente para atender a su subsistencia, a seguir trabajando aún más para un patrono, dando así su trabajo sin cobrarlo durante todo el resto del tiempo que duraba su labor." (I: 137).

Bray sostenía que la alternativa al sistema capitalista era "un sistema de propiedad común de los medios de producción y de trabajo en común sobre éstos, y mediante la asociación libre e igual en comunidades cooperativas." (I: 138). Pero no creía posible poder pasar directamente del capitalismo a la propiedad común. Propició la implementación de una forma de transición: empresas por acciones basadas en la propiedad común:

a) Los obreros, y sus partidarios, tenían que asociarse en compañías, reuniendo con pequeñas contribuciones el capital necesario para la producción;

b) Se crearía así una organización social de la industria;

c) Reclamar que la tierra volviese a ser de propiedad común;

d) Las compañías emitirían su propia moneda: billetes de trabajo, que expresarían cantidades de tiempo de trabajo. De este modo se aseguraría que se cambiasen cantidades iguales de trabajo-hora;

e) Un Banco Nacional atendería las necesidades de estas compañías utilizando los billetes de trabajo. Regularía la cantidad de éstos con arreglo a la existencia de fuerza de trabajo;

f) Mercados al mayor y tiendas para el cambio al por menor a fin de realizar la distribución de los productos con precios correspondientes al trabajo que hubiesen costado;

g) Transportes y servicios que estarían bajo la dirección de juntas especiales, formadas por personas elegidas por comités locales;

h) Esta red de empresas se encargaría del gobierno de la nación. (I: 139).

Buenos Aires, martes 19 de julio de 2011

NOTAS:

(1) Quien fue hostil al socialismo que se desarrolló en Gran Bretaña en la década de 1880. (I: 135).

(2) Su teórico más importante fue F. R. Lees, quien fue seguidor de las ideas de Bray. (I: 139).


(3) La edición de 1839 está disponible on line en el siguiente link: http://www.archive.org/stream/labourswrongsan00braygoog#page/n6/mode/2up

domingo, 17 de julio de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (16): EL MOVIMIENTO OBRERO INGLÉS EN 1824-1834


Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

25. El desarrollo de los sindicatos obreros en Gran Bretaña en 1824-1834.

Los sindicatos eran ilegales desde la sanción de las Combinations Acts [Leyes contra las coaliciones], sancionadas en 1789 y 1800. Esta legislación condenó a la clandestinidad a todos los intentos de organizar a los trabajadores.

En 1824, gracias a los esfuerzos de Joseph Hume (1770-1855) y de Francis Place (1771-1854), la legislación anti-sindical fue derogada y se otorgó libertad para constituir sindicatos. (I: 125). Inmediatamente se produjo una oleada de huelgas. En 1825 el Parlamento derogó la ley Hume y la reemplazó por otra que redujo mucho el campo de la acción de de los sindicatos. La nueva ley imponía severas penas a quienes recurrieron a la violencia y a la intimidación. (I: 126).

En 1825 estalló una crisis económica. Los sindicatos enfrentaron la reducción de salarios con numerosas huelgas, en las que sufrieron grandes derrotas. Algunos sindicatos (como en el caso de la industria de la lana de Yorkshire) retornaron a la clandestinidad. Pero el movimiento resistió y rápidamente volvió a crecer, en buena medida como instrumento de lucha contra los bajos salarios y por la recuperación del poder adquisitivo. Los militantes obreros recurrieron a las obras de Hodgskin, Thompson y otros para buscar respuestas a su situación: "...Thompson (...) les aconsejaba que aspirasen a más, y que hiciesen frente a los 'lock-outs' y a los intentos de reducción de salarios, creando sociedades cooperativas de producción en las cuales podían emplear a sus mismos miembros, y amenazar a los patrones con la pérdida de su negocio y, lo que es más, aspirar a un nuevo orden social en el cual la dirección de la industria pasaría a manos de los obreros." (I: 126).

A las ideas de los ri
cardianos de izquierda se sumó el influjo del cooperativismo (George Mudie, William King, etc). Owen (quien había regresado de EE. UU. en 1829), no había pensado en la acción obrera como medio para reorganizar la sociedad. Por el contrario, había apostado a la propaganda entre el Estado, las sociedades de beneficencia y filántropos particulares. Ellos deberían financiar la creación de cooperativas. Los obreros, ante la ofensiva capitalista, buscaron en el sistema de Owen una salida y comenzaron a organizar cooperativas por sí mismos. (I: 126-127).

A todo lo anterior hay que sumarle la lucha por la Reforma Electoral (que culminaría con la Reform Act de 1832). Los trabajadores pensaban que dicha reforma sería el comienzo del derrumbe del sistema capitalista. (I: 126). (1).

Todas estas iniciativas terminaron por confluir en dos grandes líneas:

a) El intento de unificar a los sindicatos locales en los sindicatos nacionales de oficios. Hay que destacar la labor de John Doherty (1798-1854), quien en Lancashire organizó a los hilanderos del algodón en el Gran Sindicato General de Hilanderos (1829) y luego planeó la creación de una Unión General de Oficios (1830), que se constituyó luego como Asociación Nacional de Oficios Unidos para la Protección de los Trabajadores (1831). También John Gast (1772-1837), armador, quien organizó en Londres la Unión Metropolitana de Oficios; William Lovett (1800-1877), obrero ebanista, partidario de Owen, quien jugó un papel importante en la confluencia de los movimientos sindicalista y cooperativista. (I: 127). (2).

b) La expansión del movimiento cooperativista, ahora fogoneada por los trabajadores como alternativa al capitalismo. En 1831 se celebraron varios congresos de cooperativas; se decidió promover la industria y el comercio cooperativos como un primer paso hacia la instauración del sistema cooperativo. En la década de 1820, varias cooperativas habían impulsado el "cambio" entre artesanos de diferentes oficios, sin patronos capitalistas ni intermediarios. A su regreso de EE. UU., Owen tomó nota de estas experiencias y comenzó a bregar por el establecimiento de una Bolsa Nacional Equitativa para los Obreros, "en la cual los productos de los diferentes oficios organizados en sociedades cooperativas de producción podían cambiarse según el valor determinado por el 'trabajo-hora' empleado en su producción." (I: 128). Owen estableció una bolsa en Londres; también se abrieron en Birmingham, Liverpool y Glasgow. Se realizó un comercio activo entre cooperativas por medio de los billetes de trabajo, emitidos por las bolsas para sustituir a los billetes de banco. Se crearon cooperativas de producción y tiendas cooperativas (muchas de ellas acumulaban el excedente sobre la venta para financiar experimentos sociales más extensos). (I: 128-129). Aquí es conveniente insistir en un comentario hecho en una nota anterior. En el marco de la producción de mercancías, las leyes de la producción mercantil se transforman en leyes de apropiación capitalista, nos guste o no.

El paso siguiente fue el intento de constituir una Unión General de Trabajadores, "que no solamente interviniese en la lucha diaria de los trabajadores, sino que llegase a ser instrumento para la pronta introducción del nuevo orden social cooperativo." (I: 129).

En 1833 se realizó un Congreso de Cooperativas. Participaron delegados de sociedades cooperativas, de sindicatos obreros y de sociedades owenianas de propaganda. Owen presentó un plan para una Gran Unión Nacional Moral de las Clases Productoras. Su idea era implantar el nuevo orden social de un solo golpe, mediante la negativa pacífica a seguir trabajando bajo el sistema capitalista. (I: 129). Los delegados tomaron la propuesta de Owen en un sentido diferente.

En 1834 se produjo la creación de la Gran Alianza Nacional de Sindicatos, que se propuso agrupar a todos los sindicatos obreros para enfrentar el orden capitalista. (I: 129). Logró reunir por breve tiempo y de manera incompleta a los sindicatos. Agrupó (de manera muy laxa) a los sindicatos generales creados por Doherty en los distritos de industria textil de Lancashire y Midland; el sindicato secreto de tejedores de Leeds (Yorkshire); los sindicatos nacionales de los obreros de la construcción, de los alfareros y otros; multitud de sociedades locales. Sin embargo, al poco tiempo, los militantes de Yorkshire, los obreros de la construcción y otros sindicatos se negaron a fundirse con la Gran Alianza. Había una fuerte disputa en torno a definir cuáles debían ser sus objetivos. Owen: "fue anunciando la caída del orden antiguo e inmoral de la sociedad y el comienzo del nuevo al cabo de pocos meses, esperando, al parecer, que la clase patronal consintiese en su propio derrocamiento frente a la negativa de los trabajadores a continuar trabajando para ellos." (I: 132). (3). Otros dirigentes obreros, como Doherty (hilanderos de algodón), y James Morrison (sindicato de la construcción), partidarios de Owen, no estaban convencidos de que los patrones se dejaran convencer: "...para la mayoría de los directivos de los sindicatos, probablemente se trataba más bien de crear un extenso 'sindicato general', capaz de subir los salarios y de mejorar las condiciones de trabajo mediante una acción unida." (I: 132).

Un ala izquierda, liderada por Henry Hetherington (1792-1849) (4), pugnaba por radicalizar al movimiento obrero. Hetherington proclamó en su POOR MAN'S GUARDIAN, "que el congreso del 'Gran Sindicato Nacional Obrero' era una representación más verdadera del pueblo que el parlamento reformado, y pidió a los sindicatos obreros que tomasen la dirección de una nueva cruzada en favor del sufragio universal y también en favor de un orden económico basado en la cooperación." (I: 133). La idea también adhería a la idea de una huelga general (llamada también "gran vacación general"), propuesta por William Bembow en 1831 y 1832. Bembow pensaba en una huelga política.

En definitiva, y según palabras de Cole, la Gran Alianza "era más bien un movimiento amorfo de masas económicas políticamente descontentas que una campaña consciente dirigida hacia un fin definido." (I: 133).

En 1834 la Sociedad para la Regeneración Nacional, liderara por Doherty, inició en los distritos industriales del norte una campaña de agitación a favor de la jornada de 8 horas, llamando a dejar el trabajo pasado ese límite. (I: 129). Se inició una ofensiva obrera. Se multiplicaron las huelgas. No sólo se exigían salarios más altos y mejores condiciones de trabajo; también aparecen pedidos de renuncia de los patrones y el establecimiento de un nuevo sistema de dirección. En este sentido, la carencia de una dirección común de la clase trabajadora generaba una dispersión de los objetivos perseguidos.

Al poco tiempo, se verificó la contraofensiva capitalista, que había comenzado ya antes de la constitución de la Gran Alianza. Sus armas principales fueron el lock out y el compromiso de despedir a los trabajadores sindicalizados. Algunos de los hitos de este avance patronal fueron: los despidos en Derby (1833-1834); en Yorkshire, con el apoyo del gobierno; lock out y firma de compromisos de dejar el sindicato; el episodio de los Mártires de Tolpuddle (1834) (5). (I: 130-131).

Owen ingresó en la Gran Alianza y llegó a ser su presidente. Intentó convencer a los sindicatos que aboliesen todo juramento secreto, pero la ofensiva combinada de los patrones y del gobierno obligó a la disolución de la organización hacia fines de 1834. (I: 131). Con posterioridad a la disolución de la Gran Alianza, Owen se volcó a la promoción del movimiento cooperativo. (I: 133).

Buenos Aires, domingo 17 de julio de 2011

NOTAS:

(1) La sanción de la Ley de Reforma (1832) tuvo el efecto de radicalizar al movimiento obrero, pues la burguesía no hizo concesiones a los trabajadores. (I: 127). "Los obreros, viendo fracasados sus esperanzas políticas, se resolvieron hacia la acción económica como medio de defensa contra los nuevos dueños del Estado, y se difundió rápidamente la idea de una 'Unión General' de toda la clase obrera." (I: 127).

(2) En Yorkshire, centro textil, se formó una Unión General. Activistas afines a Doherty y a los militantes de Yorkshire, recorrían el país promoviendo la creación de nuevas asociaciones obreras. (I: 127).

(3) Anteriormente, Owen había destituido al director de su periódico, THE CRISIS, J. E. Smith, por su actitud en favor de la lucha de clases y su oposición a la propaganda religiosa de Owen. (I: 130).

(4) Fue uno de los dirigentes del Sindicato Nacional de las Clases Trabajadoras, situado en la izquierda del movimiento obrero en favor de la Radical Reform. (I: 133).

(5) Seis obreros de Dorchester fueron procesados y condenados a confinamiento en colonias penales por el delito de tomar juramentos "ilegales" al intentar establecer una sociedad de trabajadores agrícolas, como sección de la Gran Unión Nacional. (I: 131).

lunes, 11 de julio de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (15): LOS ECONOMISTAS SOCIALISTAS RICARDIANOS.

(Esta nota es la continuación de: http://miseriadelasociologia.blogspot.com/2011/06/historia-del-movimiento-socialista-14.html)
Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

21. Thomas Hodgskin (1787-1869) (1)

Economista que participó activamente en el movimiento por el desarrollo de los sindicatos obreros. Fue uno de los fundadores del London Mechanics Institute. Expuso sus ideas en las conferencias dadas en dicha institución en 1823. Consideró que los Mechanics Institutes deberían ser los órganos para educar a los obreros en la lucha contra el capitalismo. Se enfrentó a quienes pensaban que los intereses de obreros y capitalistas coincidían, y que pensaban, por tanto, que la tarea de estas instituciones era la mejora técnica del trabajador. Hodgskin y sus compañeros fueron vencidos; la dirección del London Mechanics Institute pasó a manos de Georges Birbeck (1776-1841) y Francis Place (1771-1854), radicales ortodoxos utilitaristas. (2). Sin embargo, Hodgskin se mantuvo en el instituto como conferenciante. (3). Más tarde, abandonó el radicalismo y se convirtió en uno de los principales redactores de THE ECONOMIST. (I: 117-118).

"La doctrina de Hodgskin es esencialmente una doctrina de la lucha de clases entre trabajadores y propietarios. Afirma que el trabajador es el único que produce valor; pero bajo el sistema capitalista está sometido a todo el rigor de una ley férrea que reduce su salario al nivel de subsistencia. Las ventajas del aumento de la producción son para el propietario y para el capitalista, que sostienen injustamente que el obrero se mantiene gracias al capital que ellos proporcionan; cuando en realidad el obrero se mantiene de lo que él mismo produce. La sociedad no necesita ni de los capitalistas ni de propietarios del suelo. Todo lo que necesita son obreros de las distintas clases de producción." (I: 117).

El trabajador debía recibir el producto completo de su trabajo; el mercado fijaría su participación individual en condiciones de competencia absolutamente libre. Era partidario de la propiedad privada, complementada con la competencia libre. Creía en la existencia de una "ley natural" de la propiedad. Negaba que la política pudiera dar respuesta a los problemas económicos: "Decía que las condiciones económicas determinan necesariamente el desarrollo político." (I: 117).

22. John Gray (1799-1850?) (4)

Economista que comenzó su actividad como oweniano partidario de las cooperativas y que terminó como un defensor de la reforma del sistema monetario. Su punto de partida fue la tesis de que el valor está basado en el trabajo. Negaba el derecho a la propiedad privada y a percibir renta por ella. Sin embargo, se concentró en la reforma monetaria.

En Social System (1831) defendió el crédito barato para financiar una producción completa. "Quiere una banca nacional que proporcione este crédito a los productores, y como medidas necesarias es partidario del papel moneda y de la abolición del patrón oro." (I: 118).

23. William Thompson (1785?-1833) (5)

Economista que comenzó interpretando la teoría utilitarista de la mayor felicidad del mayor número desde el punto de vista de la política social, y terminó incorporando a la misma la teoría de Owen.

Su obra principal, An Inquiry ... (1824), es una mezcla de utilitarismo y de las ideas de Owen. "...el trabajo es el único creador de valor (...) el hecho de que el capitalista robe al obrero limita la producción y es la causa del desempleo y de la crisis. El trabajador (...) debe recibir todo el producto de su esfuerzo, menos la depreciación del capital empleado, y, bajo ciertas condiciones, una renta limitada a los dueños del capital. Pero el capitalista, no satisfecho con este ingreso, exige toda la plusvalía producida con la ayuda del capital y somete al obrero a un salario de subsistencia, mientras que el derecho del obrero es innegable tanto desde el punto de vista de los principios de la utilidad como desde los principios de la justicia social. El trabajador no sólo tiene sin duda alguna derecho al valor, porque él lo produce, sino que esto está también justificado por la utilidad, porque un consumo difundido ampliamente producirá mayor felicidad humana que el despilfarro de unos pocos, mientras los demás sufren escasez." (I: 120).

Del párrafo anterior se desprenden dos cuestiones: a) Thompson adhiere a la teoría del subconsumo como causa de la crisis; b) las referencias a la utilidad y a la justicia social pecan del mismo error mencionado en una nota anterior al criticar a los ricardianos de izquierda en general. La justicia social no puede ser el argumento último de la lucha anticapitalista. La explotación no es un problema moral. Si uno lucha por la justicia, no debe olvidar que se trata de principios de la justicia burguesa que ignoran la concepción de las clases sociales y que transforman la justicia en una cuestión de individuos. Si se respetan a rajatabla esos principios, uno está obligado a respetar también la propiedad privada de los capitalistas. En definitiva, la "revolución" queda reducida a una mejora de las condiciones de la distribución, y no a una modificación radical de las condiciones de la producción misma.

"...bajo un sistema económico justamente ordenado, todo hombre debe tener libertad para escoger su ocupación y cambiarla a voluntad (...) los productores deben estar completamente libres para cambiar sus productos entre sí, de tal modo que les asegure el goce completo del fruto obtenido por los diferentes trabajos." (I: 121). La reorganización del proceso de producción es condición necesaria para garantizar la existencia y el goce de la libertad por los trabajadores. En el fondo, Thompson retoma un tema caro a la tradición liberal, pero le da un contenido diferente, pues se interesa en la libertad de los trabajadores. Para el liberalismo clásico, éstos últimos: a) se encuentran fuera del horizonte visual; o, b) su embrutecimiento y pasividad son la consecuencia no deseada pero inevitable de la implantación de un sistema económico destinado a generar riqueza. No hay que olvidar, y menos en tiempos de triunfos capitalistas, que el liberalismo clásico fue (y es) una ideología que, en última instancia, tenía que "resolver" la contradicción entre el "autoritarismo" de la burguesía en el proceso de trabajo y la "libertad" en el plano de las relaciones de ciudadanía.

Sus propuestas para reorganizar la sociedad están expuestas en Labour Rewarded (1827) (6). Defiende a los sindicatos, pues considera que serán la herramienta para establecer la cooperación. Los sindicatos deben establecer cooperativas, para hacer la competencia a la industria capitalista. Thompson es consciente de que esto no bastaría para establecer una nueva sociedad, "porque los sindicatos obreros todavía tendrían que pagar renta por la tierra y los edificios y por todo el equipo necesario." (I: 122). Para remediar estas dificultades propuso adoptar la vida en comunidad propugnada por Owen. Pensaba que "bajo ese sistema, los obreros llegarían a ser copropietarios de todo lo necesario para la vida y la producción cooperativa, y que el capital que estuviese en otras manos desaparecería y por lo menos se reduciría hasta llegar a ser insignificante." (I: 122). Para lograrlo propone la acción directa de los productores; el gobierno no debía intervenir en la creación del nuevo sistema. "Pertenece a la escuela que considera que al gobierno como sostenedor del sistema antiguo y malo del monopolio privado de los medios de producción; y confía sobre todo en los obreros para encontrar los medios de su propia emancipación." (I: 122).

La dificultad principal de la posición de Thompson radica en que, aún reconociendo el carácter de clase del Estado y la necesidad de los trabajadores de organizarse para lograr su emancipación, deja abandonado el campo político a la burguesía y al Estado burgués. La propuesta de construir una sociedad nueva a partir de las cooperativas, aún concibiendo a las mismas como órganos de clase, anticapitalistas, implica negar en la práctica el carácter de clase del Estado burgués. En definitiva, parte del supuesto ingenuo de que la burguesía aceptará de buen grado la instauración de una forma más eficiente, más "humana" de organización social, y que no peleará con uñas y dientes por mantener su dominación. Campea la vieja idea de la Ilustración de que basta el conocimiento de la "Verdad" para hacer cambiar de opinión a las personas, aún las más recalcitrantes. Ahora bien, pasando a la práctica. Si los obreros juntan dinero (elemento que, por cierto, nunca les sobra) y montan las cooperativas, tendrán que moverse en el marco de las relaciones sociales capitalistas. Marx demostró que las leyes de la producción mercantil se transforman en leyes de la apropiación capitalista. Entonces, no habrían ganado nada con las instauración de las cooperativas (por lo menos en el sentido de la construcción de una sociedad socialista). Para evitar quedar entrampados en las reglas del capitalismo, las cooperativas deberían comenzar por suprimir la propiedad privada de los medios de producción. En este punto se tropezaría con la resistencia capitalista, y ella sólo podría ser quebrantada por medio de la violencia organizada de los trabajadores (conquista del Estado).

Thompson "fue quien más contribuyó a la nueva versión obrerista del owenismo que Owen ya encontró existente a su regreso de New Harmony; y a él, más que a nadie, se debió la alianza de los sindicatos obreros y de las cooperativas de Owen, que llegaron a dominar la acción de la clase obrera en los años inmediatamente siguientes a la (...) Reform Act de 1832." (I: 122).

En sus Practical Directions... (1830), preparados para el Congreso de las cooperativas owenianas, Thompson propuso planes detallados para el desarrollo del sistema de Owen. En Appeal of One Half of the Human Race (1825) propuso una completa igualdad política y económica para los dos sexos.

24. Otros autores anticapitalistas del período.

John Minter Morgan (1782-1854) fue el primero en recurrir a los planes de Owen de 1817, aunque rechazó la hostilidad de éste hacia la religión. (I: 123). (7).

George Mudie, impresos y periodista de Edimburgo. Publicó THE ECONOMIST (1821-1822), el primer periódico cooperativista de tendencia oweniana. En 1821 fundó la primera sociedad oweniana (8), que dirigió la propaganda y llevó a cabo a cabo el primer intento de establecer una comunidad obrera con arreglo a las ideas de Owen. Luego tomó parte en el experimento oweniano que se hizo en Orbiston. (I: 123).

T. R. Edmonds (1803-1889) adhirió a las ideas de Owen en Practical, Moral and Political Economy (1828). Recurre a los ricos para que ayuden a introducir el socialismo fundando comunidades según los principios de Owen. (I: 123).

Buenos Aires, lunes 11 de julio de 2011

NOTAS:

(1) Sus obras principales son: Labour Defended against the Claims of Capital (1825); Popular Politica Economy (1827), cuya edición orignal está disponible on line en
http://www.archive.org/stream/popularpolitica00hodggoog#page/n10/mode/2up; Natural and Artificial Right of Property Contrasted (1832). (I: 117).

(2) Más tarde, el Instituto se convirtió en el Birkbeck College (hoy parte de la Universidad de Londres). (I: 118).

(3) Su ya mencionada Popular Political Economy se basa en unas conferencias que dio en el Instituto. (I: 118).

(4) Sus obras principales son: Lecture on Human Happiness (1825); Social System (1831), edición original disponible online en
http://www.archive.org/stream/socialsystemtrea00grayrich#page/n5/mode/2up ; Lectures on Money (1848), disponible en edición original en http://www.archive.org/stream/lecturesonnatur00graygoog#page/n12/mode/2up . (I: 118).

(5) Sus obras principales son: An Inquiry into the Principles of the Distribution of Wealth most conductive of Human Happiness (1824), primera edición disponible on line en el link: http://www.archive.org/stream/inquiryintoprinc00thomuoft#page/n5/mode/2up; Appeal of One Half of Human Race (1825); Labour Rewarded (1827); Practical Directions for the Speedy and Economical Establishment of Communities on the Principle of Co-operation (1830). (I: 322-323).

(6) Es una respuesta a la mencionada obra de Hodgskin, Labour Defended... (1825). (I: 122).

(7) Sus obras principales son: The Practicability of Mr. Owen's Plan (1819); The Revolt of the Bees (1826); Hampden in the Nineteenth Century (1834). (I: 123).

(8) Se trató de la Sociedad Económica y Cooperativa, cuyo núcleo fue un grupo de impresores londinenses. Fracasó por falta de capital. (I: 123).

viernes, 3 de junio de 2011

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (14): LOS ORÍGENES DEL MOVIMIENTO OBRERO INGLÉS. SINDICATOS, COOPERATIVISMO. ECONOMISTAS SOCIALISTAS.

(Esta nota es la continuación de: http://miseriadelasociologia.blogspot.com/2011/05/historia-del-movimiento-socialista-13.html)

Aclaración previa. Todas las citas provienen, salvo indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

18. El movimiento obrero inglés en la 2° mitad de la década de 1820.

Este período está marcado por la transición de la larga hegemonía tory al gobierno whig. En esta época se produjo una agitación popular a favor de la reforma electorarl (la extensión del voto a los trabajadores).

Los hilanderos de algodón que empleaban la hilandera intermitente (un oficio especializado que se había originado en la Revolución Industrial) se organizaron en un sindicato general que pretendía abarcar a todo el país. Los obreros de la construcción se levantaron contra el sistema de los "grandes contratistas". Los trabajadores que fabricaban máquinas de vapor y otros nuevos grupos de obreros comenzaron a organizarse. (I: 108).

La mayoría de los obreros políticamente activos estaban preocupados, sobre todo, por la reforma del Parlamento: "...pero la demanda de una democracia política cada vez se iba combinando más con una denuncia del capitalismo y de los privilegios de la aristocracia y también con las ideas de un nuevo tipo de vida, debiéndose esto en gran parte a Owen mismo." (I: 110-111).

Hay que decir que esta es la primera referencia más o menos extensa - ¡8 líneas! - al movimiento obrero. ¡Justamente el actor social qué debería ser el centro de toda la historia del socialismo! Sin el movimiento obrero, sin la puesta en práctica de los proyectos de transformación de la sociedad capitalista, la historia del socialismo pierde toda sustancia, y corre el riesgo de transformarse en una estéril "historia de la filosofía". Esto último no sucede con el libro de Cole, pero la escasa atención dedicada al movimiento obrero constituye el principal defecto del libro - por lo menos en sus primeras 100 páginas - ).

19. El origen del movimiento cooperativista en Gran Bretaña.

Para la 2° mitad de la década de 1820 se produjo un incremento del cooperativismo práctico. En Escocia y en otros lugares se crearon tiendas cooperativas, donde las provisiones se vendían a reciprocidad. En sus orígenes no estaban vinculadas con Robert Owen (1771-1858) o con el owenismo, y su única aspiración era "la de obtener artículos mejores y más baratos comprándolos a precios de mayores y repartiéndolos" (I: 109).

El papel más destacado correspondió al Dr. William King (1786-1865), de Brighton, quien dirigió el periódico THE CO-OPERATOR (1828-1830). En otro periódico cooperativista, el CO-OPERATIVE MAGAZINE, apareció impresa por primera vez la palabra socialista, empleada para designar a los partidarios de las nuevas ideas. (I: 108-109).

En 1829 fue creada la Asociación Británica para el Fomento de la Doctrina Cooperativa, con sede en Londres. Sus miembros más activos fueron Henry Hetherington (1792-1849) y William Lovett (1800-1877).

El incipiente movimiento cooperativista fue cambiando de carácter gracias a la acción de pequeños grupos owenistas, que tambíén actuaban sobre el movimiento obrero. Para estos grupos las tiendas cooperativas eran un primer paso para la constitución de comunidades cooperativas autónomas.

Owen, quien en 1829 había regresado a Inglaterra, debió tomar nota del crecimiento del movimiento cooperativista. "Los cooperativistas y los miembros de los sindicatos que le escuchaban de ningún modo estaban inclinados a poner su confianza en el gobierno o en las autoridades de la beneficencia, o en empresas filantrópicas dirigidas por ricos. En lo que pensaban era en una nueva clase de estructura democrática que les emanciparía de la opresión de los capitalistas y de la clase media, y les permitiría dirigir sus propios asuntos; y Owen tuvo que acomodar su propaganda a estas aspiraciones." (I: 109).

20. Los "ricardianos de izquierda" y el movimiento socialista.

David Ricardo (1772-1823), el gran economista clásico, contribuyó inconscientemente al desarrollo teórico del socialismo. A este respecto, los puntos fundamentales fueron los siguientes:

a) El trabajo como medida natural del valor de las mercancías.

b) La teoría de la distribución de los ingresos en la que el capital y el trabajo aparecían como antagonistas directos (cuanto más obtuviese uno, menos recibiría el otro).

"Para los lectores obreros de Ricardo, y para quienes estuviesen del lado del obrero, parecía muy claro que, en opinión del economista, nunca serían los obreros los que recibiesen el beneficio de la mejora económica." (I: 110). Se apoyaron en la teoría del valor expuesta en los Principios de economía política (1817) de Ricardo. Así, "cierto número de economistas radicales tomaron esta teoría del valor y la emplearon para apoyar la conclusión de que el trabajo, siendo la fuente del valor de cambio, debiera reconocérsele como el único factor de producción con derechos a adueñarse del producto, y que toda apropiación por los dueños de otros factores de producción se basaba, de una u otra forma, en un monopolio ilegítimo: en su forma más sencilla, el monopolio de la tierra, pero también, en las sociedades más desarrolladas, el monopolio de la propiedad del capital." (I: 112). También atacaron la transformación del trabajo humano en una mercancía, pues ello traía como consecuencias: a) destruir la calidad del mismo; b) reducir el salario al nivel de subsistencia; c) reemplazar a los trabajadores por máquinas. (I: 112-113).

Cole resume así la crítica de los ricardianos de izquierda al capitalismo: [Refiriéndose a la ley descubierta por Ricardo sobre la reducción del salario al nivel de subsistencia] "Esto, decían, es lo que sucede bajo el sistema malo y artificial del capitalismo; pero no es lo que debería suceder o lo que sucedería bajo un orden económico más natural. Sucede bajo el capitalismo, porque el capitalismo convierte al trabajo en una mercancía, cuyo valor es medido mediante las leyes de un mercado de competencia, y no por la norma de la justicia natural. Las leyes injustas de distribución bajo el capitalismo, manteniendo el consumo de la mayor parte del pueblo al nivel de subsistencia, e incluso reduciéndolo cuando los negocios marchan mal, fatalmente limitan el mercado. Son causa de que no se utilicen constantemente y por completo las grandes y crecientes fuerzas de producción de que dispone la humanidad; y dan lugar a crisis periódicas de lo que parece 'sobreproducción', pero que realmente es consumo deficiente debido a las restricciones en el poder de compra de los obreros. Dése al obrero aquello a que justamente tiene derecho, el producto completo de su trabajo, y las crisis desaparecerán, y la producción aumentará mucho, porque aumentará el mercado." (I: 113). [Se trata de una posición que reproduce, cual espejo, los puntos de partida de la economía clásica. Frente a la naturalización de las relaciones sociales capitalistas efectuada por los economistas clásicos, los ricardianos de izquierda oponen otra naturalización, ya no de las relaciones capitalistas, sino de las "leyes de la justicia ´natural'". Es decir, una naturalización al cubo. Pero, con un defecto mucho mayor que el de los economistas clásicos, pues éstos naturalizan las relaciones sociales concretas, empíricas, realmente existentes, mientras que los "izquierdistas" naturalizan sus propias creencias sobre la "justicia". Atacan al capitalismo (y hay que atacarlo, por cierto), pero desde una posición falsa, la de la justicia. Como si la justicia fuera un absoluto desde el que se puede condenar definitivamente al capitalismo. Como si la concepción de la justicia de los ricardianos de izquierda no fuera en sí misma una concepción de clase, ideológica. No se puede negar al capitalismo (o a cualquier otra relación social desde lo absoluto -éste siempre es abstracto, unilateral -). Mientras que los economistas se atienen a las relaciones sociales existentes y no ven más que ellas, los ricardianos se atienen a las normas gaseosas de la justicia para combatir estas relaciones sociales. Además de todo esto, está la cuestión del derecho del obrero al producto completo de su trabajo. Se ignora aquí la división del trabajo y el carácter eminentemente social del proceso de trabajo en el modo de producción capitalista. Parece haber una concepción todavía artesanal del proceso de producción. (1)]

Ricardo, que no era, por cierto, un economista anticapitalista, creía en la propiedad privada y pensaba que el capitalista tenía que recibir una retribución por el uso de su propiedad de los medios de producción. (I: 114). Jean-Baptiste Say (1767-1832), un economista liberal francés, modificó la teoría clásica de la distribución (tierra, capital, trabajo) al introducir un cuarto factor, la "empresa": "aportación en forma de gerencia, iniciativa y riesgos, de los hombres activos de negocios, como distinta de la aportación hecha por quien invierte capital, que, por supuesto, puede ser la misma persona." (I: 115). Los ricardianos de izquierda, que tenían en vista el ejemplo de la Revolución Industrial, en la que los patrones individuales llevaban adelante la producción, consideraban al capitalista como un monopolizador de los medios de producción. [¡Otra vez el "espejo"!. Recordar los ataques de los economistas clásicos al monopolio.], sin decir nada de su función como gerente y organizador. [Cole acepta aquí el argumento de Say]. "En cuanto al elemento de riesgo, la mayor parte de ellos creían que podía y debía de hecho eliminarse al aumentar el poder de compra de las masas, de modo tal que quedase asegurada una demanda sin límites." (I: 115).

Los ricardianos de izquierda emplearon el utilitarismo en contra del capitalismo. La búsqueda de la mayor felicidad del mayor número debía lograrse por medio de: a) la concesión de derechos políticos; b) una nueva ordenación de la economía en beneficio del pueblo; c) el ataque contra el sistema monetario (rechazo del patrón oro después de 1819). (I: 115-116).

Buenos Aires, viernes 3 de junio de 2011

NOTAS:

(1) Cole hace en este punto una interesante observación: "incluso ellos [los ricardianos de izquierda] y en realidad también Ricardo, todavía basaban gran parte de sus argumentos en la tierra y en sus productos directos." (I: 113).