Por Jorge Saavedra (RPM)
Hay un lugar común en el que coinciden las más diversas fuerzas
políticas, desde la derecha hasta la izquierda, todos reconocen que el gobierno
está aplicando un durísimo ajuste económico. Todos admiten que las medidas
adoptadas perjudicaron a gran parte de la población, especialmente a los más
humildes. Sin embargo, cada sector político sostiene una explicación diferente
sobre las razones del ajuste. En este artículo nos proponemos examinar los
argumentos del macrismo y el kirchnerismo; finalmente, presentamos una
explicación alternativa.
El gobierno y la tesis del dolor
necesario
El macrismo sostiene la tesis del “dolor necesario” (Letra P, 2/8/2016).
El presidente reconoció que muchas de las decisiones que tomó “fueron duras,
difíciles, dolieron y siguen doliendo” (La Capital, 10/7/2016). Sostiene que
fueron necesarias por culpa de la pésima gestión anterior, que dejó el país al
borde del abismo. El denominado “sinceramiento” de la economía era un paso
doloroso pero necesario para ingresar en la senda del crecimiento. “Me duele
tomar algunas decisiones, lo que generan, pero es el camino de la verdad” (La
Nación, 7/4/2016). El consultor ecuatoriano Durán Barba, aceptó que Macri “ha
tenido que tomar las medidas más duras” (Telam, 4/12/2016).
Según el gobierno, el crecimiento de la economía durante el kirchnerismo
estuvo basado en una ficción, fue sustentado por el incremento artificial y
desmedido del consumo. El empleo también fue sostenido de manera artificial,
gracias al incremento innecesario de trabajadores estatales. Este modelo
requería de la emisión monetaria permanente y el crecimiento ilimitado del
gasto público, que generaban inflación y hacían inviable al “modelo
kirchnerista” en el largo plazo, conduciéndolo inexorablemente a una catástrofe
(son abundantes las comparaciones con Venezuela). En su lugar, el gobierno se
propone recortar el gasto público y reducir la emisión monetaria. Dice que
apuesta a seducir a los capitales extranjeros para que realicen inversiones
genuinas que generen «empleo de calidad».
En definitiva, el gobierno afirma que es imprescindible “reorientar la
economía hacia la inversión y las exportaciones” porque considera que “el
modelo de crecimiento basado en el consumo interno está agotado” (Telam,
10/12/2016). Esta transición, entre un modelo basado en el consumo a otro
sostenido en la inversión, sostienen, resulta inevitable y dolorosa. Pero sería
la única forma de promover un crecimiento sostenible y crear empleo de calidad.
El kirchnerismo y la salida
progresista de las crisis
Los defensores de la gestión anterior dicen que el gobierno de Macri
está llevando adelante una política económica típicamente neoliberal. El
kirchnerismo sostiene que la crisis fue generada por el mismo gobierno, porque
alentó una distribución regresiva del ingreso y realizó una apertura
indiscriminada de las importaciones. La pérdida del poder adquisitivo y el
ingreso de productos extranjeros, perjudicaron a los trabajadores y a las
pymes, destruyendo el mercado interno.
Para salir de la crisis, argumentan, hay que recomponer el poder de
compra de los salarios y frenar el ingreso indiscriminado de productos
importados, para insuflarle vida nuevamente al alicaído mercado interno, fuente
de toda riqueza. Si aumentan los salarios, aumenta la demanda interna y por
ende aumenta la producción nacional, entrando nuevamente la economía en un
círculo virtuoso, circuito que el gobierno desarticuló, ocasionando el quiebre
de empresas y comercios, generando hambre y desocupación. El gobierno destruye
cualquier “brote verde que pudiera surgir por el lado del consumo y la
producción nacional” (Página 12, 4/2/2017).
Entonces, para el kirchnerismo, la crisis es responsabilidad del
gobierno de Macri y proponen una salida progresista, el aumento de salarios
sería una de las claves para retornar al círculo virtuoso de la economía. La
rebaja de las tarifas aliviaría la situación de las pymes y de la población en
general. La recomposición del mercado interno, beneficiando a los más
necesitados, sería la clave para salir de la crisis.
Una explicación desde la lógica del
capital
Las crisis económicas se originan cuando los capitalistas dejan de
invertir. Entonces, la economía se detiene. ¿Por qué los empresarios toman esa
decisión? Porque las ganancias descienden por debajo del mínimo que consideran
deseable. ¿Cómo se sale de la crisis? Incrementando nuevamente el margen de
ganancias. En ese caso, los capitalistas encuentran apetecible volver a
invertir, así vuelve a girar la rueda de la economía.
Entonces, los capitalistas sólo invierten cuando consideran que la tasa
de rentabilidad es “razonable”, de lo contrario no lo hacen y se ingresa en un
ciclo recesivo, donde disminuye la producción y se despide personal.
Desde hace 5 años, por diversos motivos, las ganancias capitalistas se
fueron erosionando, en consecuencia, la inversión fue cayendo. ¿Cómo se recupera
la rentabilidad? Reduciendo el costo de la mano de obra, es decir, bajando los
salarios reales.
Más allá de cierta pirotecnia verbal, todas las fracciones de la
burguesía coinciden en este diagnóstico. Este es el motivo, por el cual, las
medidas económicas que proponían los principales candidatos burgueses eran muy
similares, esto también explica el transfuguismo.
Al contrario de lo que piensa la progresía y sectores de la izquierda,
no existen salidas progresistas a las crisis capitalistas. Es decir, la
economía no puede volver a crecer aumentando los salarios o, como plantean
algunos, estatizando los resortes fundamentales de la economía, o mejorando las
condiciones de vida de las masas. En otras palabras, en el capitalismo, las
crisis siempre las pagamos los trabajadores.
Para relanzar el ciclo de la acumulación capitalista, se deben generar
las condiciones para recuperar la tasa de rentabilidad, sólo entonces, el
capital vuelve a invertir y se reinicia el ciclo de crecimiento económico.
El ajuste que está llevando adelante el gobierno actual, responde a
necesidades profundas del capital, no se debe a sus ideas neoliberales, ni a al
origen gerencial de sus ministros, ni a su educación en escuelas privadas, ni
por mera maldad. Las medidas gubernamentales tienen como objetivo recomponer la
tasa de ganancias de los empresarios. Su contraparte inevitable es el deterioro
de las condiciones de vida de las masas.
La quita de las retenciones, la devaluación del peso, el aumento de los
servicios públicos, los estrictos topes salariales, las cláusulas de
productividad, las buenas relaciones con las potencias imperialistas, el
disciplinamiento del movimiento obrero, estos elementos tienen por objetivo
incrementar las ganancias capitalistas y generar un clima confiable de
negocios, para incentivar la inversión capitalista y reiniciar un nuevo ciclo
de acumulación. Las denuncias de corrupción, verdaderas o falsas, apenas
encubren estos objetivos de fondo.
La única solución definitiva en favor de los trabajadores consiste en
terminar con el trabajo asalariado, expropiar a los empresarios y socializar
los medios de producción. En caso contrario, el capital siempre encontrará la
forma de recuperarse, disminuyendo el salario de los trabajadores,
recomponiendo sus ganancias y reiniciado un nuevo ciclo de acumulación.
Sin embargo, los trabajadores no deben contemplar pasivamente el ataque
a sus condiciones de vida, resulta imprescindible organizar la resistencia al
ajuste, defendiendo los salarios, los puestos y las condiciones de trabajo,
fortaleciendo la organización en los lugares de trabajo, practicando la
democracia sindical, explicando pacientemente la necesidad de la lucha
colectiva y la solidaridad de clase, frente al discurso gubernamental que
promueve el individualismo y el sálvese quien pueda. Los períodos recesivos son
momentos en que se pierden ingreso y conquistas. Pero si la clase obrera no
resiste, las pérdidas serán mucho mayores y las posibilidades de mejorar la
relación de fuerzas serán escasas.
Crisis económica y democracia
capitalista
La crisis económica deja en evidencia una característica central del
régimen capitalista. La decisión de invertir se encuentra en manos de privados,
es decir, está reservada a una pequeña porción de la sociedad. El conjunto de la
población está pendiente y sometida a las decisiones que adopte este sector
diminuto, al cual se nos invita a complacerlo para que no se disguste, para que
invierta y genere trabajo.
Los empresarios son los únicos que resuelven si se produce, qué se
produce y cómo se produce. Son ellos los que verdaderamente votan todos los
días y no cada dos años, decidiendo la suerte de millones de seres humanos. Son
sus pareceres los que determinan la vida de la inmensa mayoría de la población.
Ese gigantesco poder de decisión está vedado a las grandes mayorías
populares, lo ejerce una pequeña minoría de la sociedad. Los socialistas
proponemos que ese poder debe pasar a manos del pueblo trabajador, socializando
los medios de producción, única manera de construir una sociedad verdaderamente
democrática, terminando con la dictadura del capital.
Las elecciones que se avecinan, cualquiera sea su resultado, no torcerán
la lógica implacable del capital, la crisis seguirá su curso, sin que pueda ser
resuelta en favor de la clase obrera, dentro de los límites de este sistema.
Palabras finales
Tanto el macrismo como el kirchnerismo han generado cierto sentido común
entre sus seguidores y franjas importantes de trabajadores. Por ese motivo,
resulta fundamental analizar los sistemas de ideas que defienden estas
corrientes políticas burguesas, porque sus explicaciones se han hecho carne en
amplios sectores de la población. Las experiencias cotidianas de millones de
personas son procesadas por el tamiz de estas interpretaciones de la realidad.
En definitiva, es fundamental comprender sus argumentaciones,
analizarlas seriamente y desmontar sus supuestos, sembrando el terreno para una
interpretación alternativa, una explicación socialista del mundo. La batalla
ideológica es tan importante como la política y la sindical. En estos momentos,
quizás como nunca antes en la historia, es imprescindible reconstruir el
ideario socialista entre las más amplias masas de trabajadores, que dispute el
sentido burgués del mundo. Explicar pacientemente la lógica del capital, es
parte de esa inmensa tarea.
(Publicado originalmente en el blog de la Revista Propuesta Marxista, 20
de junio de 2017)