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domingo, 2 de diciembre de 2012

CARLOS TOMADA Y JOSÉ PEDRAZA, O CÓMO EL ESTADO DEFIENDE LA DEMOCRACIA EN EL TRABAJO Y EN LOS SINDICATOS


La historia es conocida. Pero las historias conocidas son las menos conocidas de las historias, así que conviene recordarla.

Todos los discursos, todos los argumentos, todas las teorías sobre la democracia que andan circulando en los ámbitos políticos y académicos, tienen en común el reconocimiento a ultranza de la separación entre lo político, ligado a la esfera pública, y lo privado, fruto de las decisiones “libres”, “consentidas”, de los individuos. Así, por ejemplo, se da la monstruosidad de que el ámbito del trabajo, aquella actividad que hacemos la mayoría de las personas la mayor parte de nuestra existencia, queda fuera del terreno de la discusión acerca de la democracia. En una sociedad como la nuestra marcada por la existencia de la propiedad privada (temas que es otro de los grandes olvidados del mundo académico y político oficiales), el lugar donde se trabaja está marcada por la desigualdad política. La mayoría de las personas (los trabajadores) no tiene ninguna injerencia en la determinación de qué, cómo, cuánto y para qué se produce. Si nuestros tiempos no fueran tan proclives a dejar de lado las palabras claras, cabría decir con todas las letras que el lugar donde trabajamos tiene la estructura política de una dictadura. 

La dictadura de los empresarios requiere de la participación del Estado para disimular que es, precisamente, una dictadura. El Estado, “representante del interés general”, certifica que lo que ocurre en el lugar de trabajo sea el resultado efectivo de la expresión de la voluntad libre de trabajadores y empresarios. La arbitrariedad es castigada y reprimida. 

Si usted, señor trabajador, reclama participación en la toma de decisiones, el Estado le responde: 

- Usted aceptó libremente las condiciones en que trabaja. - Si quiere otra cosa, váyase a otra empresa o hágase empresario.

En nuestro país, el kirchnerismo, que ha llevado adelante un nuevo régimen de acumulación de capital, que combina elementos del neoliberalismo de los ’90 con un neodesarrollismo, ha hecho un culto de la intervención del Estado en los asuntos económicos. Por supuesto, el Estado aparece como el héroe que salva el día. De más está decir que este culto tiene que ocultar bajo la alfombra cualquier mención a la dictadura de los empresarios y al papel que juega dicho Estado en el mantenimiento de dicha dictadura. 

Carlos Tomada es ministro de Trabajo de los gobiernos kirchneristas desde 2003. Su papel en el mantenimiento de la fantasía que ensalza el papel del Estado es notorio. Hay que decir que para que se mantenga la dictadura de los empresarios en los lugares de trabajo es preciso que haya sindicalistas partidarios de la dictadura. En otras palabras, la dictadura empresaria en la empresa requiere sindicalistas antidemocráticos. En nuestro bendito país abunda esta clase de dirigentes sindicales, y todos ellos fueron cobijados y mimados por el ministro Tomada. 

A continuación reproduzco una parte de las escuchas telefónicas que obran en poder del Tribunal Oral N° 21, que juzga a los acusados por el asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. Como es sabido, Ferreyra fue asesinado el 20 de octubre de 2010 por una patota del sindicato Unión Ferroviaria, cuyo máximo dirigente era José Pedraza. La patota procuró reprimir una manifestación a favor de la incorporación de los empleados tercerizados a planta permanente  En otras palabras, la patota del sindicato defendía el mantenimiento de peores condiciones de contratación y de trabajo para una parte de los trabajadores (los tercerizados). Y cuanto peores son las condiciones laborales, más sólida es la dictadura de los empresarios. 

El diálogo entre Pedraza y Tomada fue realizado el 14 de enero de 2011, a posteriori del asesinato de Ferreyra. Tomada sabía con quien estaba hablando. La transcripción se encuentra en el libro de Rojas, Diego (2012). ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? Buenos Aires: Booket. (pp. 191-195). 

“José Pedraza: - ¡Ministro!

Carlos Tomada: - ¡Mi querido! Escucheme una cosa, dos cosas que le voy a decir. La mejor defensa es un buen ataque (ríe), pero antes de que me digas que le llamaste cuarenta veces y todo eso. Me dijo Ciaravino (N. de E: Norberto Ciaravino, jefe de Gabinete del Ministerio de Trabajo de la Nación) que va a recibir ahí, que le estás mandando un representante de la Unión [Ferroviaria] para charlar con él…

J. P.: - Sí, porque tenemos…

C. T.: Me parece muy bien.

J. P. : …controlado el tema de los tercerizados en Ferrovías y no queremos que nadie los arrastre. 

C. T.: Me parece muy bien. Y hay que empezar a trabajarlos políticamente. Segundo, te aviso que hoy acá en la entrada del Ministerio me he encontrado con el compañero Sobrero (N. de E.: Rubén “Pollo” Sobrero, delegado gremial ferroviario y dirigente de la línea Sarmiento, dirigida por los sectores de oposición a Pedraza).

J. P.: - ¡Sobrero!

C. T.: - Yo hacia, qué te puedo decir, hacia diez años que no lo veía…

J. P.:-  Fácil. 

C. T.: -  …fácil que no lo veía. Me saludó muy amable. Me dijo que él no tiene nada que ver con estos quilombos, que para él es una vergüenza lo que están haciendo. Este… Lo vi muy educadito. Lo único que le faltaba era que se peinara con gomina. 

J. P.:  - ¡Es de los míos, carajo!

(…)

C. T.: Él [Sobrero] los estaba puteando a los del PTS y a los del …

J. P.: Sí, sí, a los del PO.

C. T.: - Y a los del Partido Obrero, imagínate.

J. P.: -  Quería conocer si es pura verdad unos arreglos hechos con Maturana (N. de E.: Omar Maturana, secretario general de La Fraternidad, sindicato de los conductores del ferrocarril) para que levanten el paro.

C. T.: - Ay Dios mío…Lo que pasa, sabés viejo, es… No sirven para nada los arreglos hechos con Omarma que, a los cinco minutos no…

J. P.: - Sí, sí.

C. T.: - Lo que le dije, fue. No hicimos ningún arreglo. Lo que le dije, la verdad, es que… Estaba Schiavi (N. de E.: Titular de la Secretaría de Transporte. Ex jefe de campaña de Mauricio Macri y que se encontraba junto a Pedraza y “El Gallego” Fernández el 20 de octubre, en un congreso de la especialidad.)… Que en realidad esto se iba a hacer. Y que no era en su contra ni de la Unión ni de, mucho menos, en contra de La Fraternidad. Le di muy a entender que qué carajo se metía él, digamos, de alguna forma, elegantemente, porque sabés que con Omar si no hablás con cuidado se le sale la cadena.

J. P.: - Sí.

C. T.: Después lo que le planteé…

J. P.:- Preguntale a Schiavi…

C. T.: Sí, por eso. Tal cual. Luego lo que sí le dije es que si es necesario que alguna gente de él entre, este, bueno, eso es una cosa que se puede conversar. Luego fundamentalmente el planteo era que hay que hacer un laburo sindical sobre estos tipos que entran porque no son todos del PTS o del…

J. P.: - No, no, no.

C. T.:- Hay un montón que se los puede ganar y entonces, porque ahí llegamos, después que íbamos a hablar con la Unión también. De manera que estos pensaran en meterlos en una especie de curso de capacitación y qué sé yo y empezar a hacerles la cabeza…

J. P.: Bueno, nosotros estamos, hemos estado y estamos trabajando en eso.

C. T.: - Por eso, me parece, digo, que hay gente de la Unión, más jóvenes o que tienen trayectoria política, no sé cómo será su historia… O mismo que por ahí entren tipos, cuadros tuyos, este, que se trasladen de otro lado cuadros políticos para laburar…

J. P.: - Está bien, está bien. Por ejemplo, ahí en el Sarmiento. En el Sarmiento nos manejamos con una empresa de mierda pero tratamos de meter gente militante…

C. T.: - Está claro, bueno…

J. P.: - Para tratar de recuperarlo, pero bueno…

C. T.: - Y nada más. Nada más.  (…)”

Como puede observarse, Tomada plantea todo un modelo de defensa de la democracia sindical y de protección de los derechos de los trabajadores. ¿Hacen falta más comentarios?

Villa del Parque, domingo 2 de diciembre de 2012

miércoles, 23 de febrero de 2011

SOBRE LA DETENCIÓN DE JOSÉ PEDRAZA

En tiempos de campaña electoral es conveniente recordar que existen dos formas diferentes de hacer política. De un lado, está la política que gira en torno a la "mesa chica", en la que un grupo "selecto" de dirigentes toma las decisiones sin consultar ni a los militantes ni a las bases. Los dirigidos tienen asignado el papel de comparsas, sin poseer ningún poder de decisión real. Del otra lado, está la política concebida como una construcción que en la que las bases son fundamentales, a través de su organización, su movilización y la participación en el debate de ideas y en la toma de decisiones. Para esta segunda forma, el éxito se mide a partir de la incorporación de cada vez más sectores a la vida política activa, a partir de su participación con voz propia en la misma.

Este no es lugar para discutir a fondo las posiciones esbozadas en el párrafo anterior. En cambio, quiero hacer notar cómo ambas caracterizaciones pueden ser de utilidad para comprender la situación actual. Las últimas semanas estuvieron marcadas por las polémicas y chisporroteos en torno a las denominadas listas "colectoras" en la provincia de Buenos Aires. Este tema, si bien tiene innegable importancia desde el punto de vista de la coyuntura electoral (y mucho más para los esforzados campeones que cargan sobre sus espaldas el peso de tener que lidiar como candidatos), se encuentra enmarcado en los estrechos límites de la política centrada en torno a la "mesa chica". La discusión se encuentra confinada al ámbito de los dirigentes, en tanto que los dirigidos tienen que limitarse a contemplar la acción de los primeros. Lo mismo cabe decir de auténticos mamarrachos electorales como, por ejemplo, la candidatura del ¿cantante? Miguel del Sel (n. 1957) a gobernador de la provincia de Santa Fe por el PRO.

La detención en el día de ayer del Secretario General de la Unión Ferroviaria (UF), José Pedraza, es una bocanada de aire fresco que quiebra la monotonía de una campaña electoral en la que se debaten muy poco los temas importantes para los sectores populares. La detención de Pedraza pone otra vez en el centro del escenario político las cuestiones fundamentales de nuestra sociedad, las cuales quedan fuera de las preocupaciones de los políticos de la "mesa chica".

Ante todo, unas aclaraciones necesarias. Pedraza es un exponente destacado de la "burocracia sindical". Eternizado como Secretario General de la UF, su estilo de conducción alterna el clientelismo, la eliminación de la oposición por todos los medios disponibles y la realización de buenos negocios en connivencia con el Estado y las empresas privadas. Como botón de muestra basta indicar que cuando se produjo la ofensiva menemista contra los ferrocarriles, rematada con la célebre frase "ramal que para, ramal que cierra", el inefable Pedraza salió del paso transformándose él mismo en empresario. De este modo, la UF aceptó el desguace de la red ferroviaria (incluida la entrega de los ramales más rentables a empresas privadas asociadas con sindicalistas ferroviarios), el empeoramiento de las condiciones en que viajan los pasajeros (que, oh casualidad, son en su mayoría trabajadores) y la progresiva precarización de las condiciones laborales de los ferroviarios. Todo esto es, o debería ser, historia conocida. Pero los políticos de la "mesa chica" suelen pasar por alto estas minucias, y Pedraza siguió vivito, coleando y haciendo buenos negocios mucho después de la caída del menemismo.

¿Cómo explicar la prolongada permanencia de Pedraza al frente de la UF? Es demasiado fácil recurrir a lo obvio. Como ya dijimos, Pedraza supo combinar el clientelismo y la violencia para conservar el control del sindicato. Esto es así, y no tenemos ninguna intención de desmentirlo. No obstante, prefiero indicar una cuestión estructural, que permite trazar las líneas que conectan a los feos, sucios y malos sindicalistas con los lindos, aseados y buenos muchachos que manejan las empresas de este bendecido país.

Pedraza, como la "burocracia sindical" en su conjunto, era una pieza funcional a la forma en que se halla estructurado el poder social en la Argentina. Así, en una época dominada por la política de la "mesa chica", no hay espacio para una política centrada en la organización autónoma de los trabajadores y demás sectores populares. Escribo "no hay espacio" y me corrijo, los sectores que tienen el poder en nuestro país están interesados en el mantenimiento de la "mesa chica" y en la eliminación de cualquier política centrada en el involucramiento de las bases en las decisiones políticas. El hecho de que las personas comunes decidieran tomar su destino en sus propias manos pondría inmediatamente en peligro el derecho adquirido de las clases dominantes a tomar decisiones como si el país fuera su propiedad privada. Que la campaña electoral gire en torno a las "colectoras" es posible, entre otras cosas, porque existen los Pedraza. El "progresismo" mismo, en todas sus variantes, cobra aire en la medida en que hay un Pedraza que cumple el trabajo sucio de domesticar a los trabajadores. La discusión en torno a la "profundización del modelo" es viable porque los sindicatos están copados por los Pedraza, quienes contribuyen a ocultar el hecho de que dicho modelo se sustenta en la precarización de las condiciones laborales de buena parte de la clase trabajadora.

Seamos justos con Pedraza. Sus métodos no son muy distintos de los aplicados en el resto de los gremios controlados por la "burocracia sindical". Tampoco podemos decir que su única herramienta es la violencia de la patota. Una organización sindical que recurriera constantemente a la violencia para eliminar a la oposición sería muy poco eficaz a los fines de asegurar la permanencia del grupo dirigente. Acusarlo de "mafioso" tampoco dice mucho, pues si por ello se entiende la combinación de violencia, clientelismo y "malas artes" para alcanzar los fines deseados, entonces tendríamos que decir que son mafiosos casi todos sus colegas sindicales y el empresariado en pleno. En estos momentos en que los periodistas y los dignos ciudadanos de las clases medias están descargando su indignación contra los sindicalistas "mafiosos", es bueno recordar que en 2008 los señores empresarios del campo no dudaron en cortar el abastecimiento de alimentos a las ciudades para evitar tener que pagar más impuestos (perdón, quise decir retenciones). También es bueno recordar que el señor ex Secretario de Transporte del gobierno "nacional y popular", Ricardo Jaime, está procesado por enriquecimiento ilícito. Si de comportamientos mafiosos se trata, nuestras clases dominantes tienen sobrada experiencia y no necesitan que ningún Pedraza les venga a dar lecciones.

¿Qué función social y política cumplen Pedraza y sus colegas? Trabajar es algo que hacen la mayoría de las personas la mayor parte de sus vidas. En el trabajo aprenden a diario lecciones de política. Son humillados, maltratados, usados y, finalmente, descartados cuando no sirven más. No pueden tomar decisiones propias y deben limitarse a obedecer lo que ya viene establecido desde la gerencia de la empresa. Es cierto que existen muchos matices y que esta caracterización es esquemática. Pero estos matices no borran el hecho fundamental de que en el trabajo los trabajadores aprenden a obedecer y a subordinarse a las decisiones que toman los mandos. El trabajo es cualquier cosa menos una escuela de democracia. En estas condiciones, los Pedraza son útiles porque canalizan el descontento de los trabajadores hacia lo salarial, es decir, luchan porque el trabajador pueda venderse mejor en el mercado. Aceptan alegremente que el trabajador es una mercancía y punto. Nada de andar planteando que lo que está mal es el sistema que obliga a los trabajadores a venderse en el mercado. Esas son cosas de "bolches" y los Pedraza saben bien cómo tratarlos (el caso Ferreyra es un buen ejemplo de sus métodos). Con su desvergüenza, con su aceptación de las condiciones fijadas por los empresarios, con su intento de transformarse ellos mismos en empresarios, los Pedraza completan la educación política de los trabajadores. No sirve de nada intentar tomar decisiones por sí mismo, no vale la pena la organización (pues la organización es propiedad exclusiva de los Pedraza y Cia), sólo sirve pensar en sí mismo, tratar de hacer dinero y cagarse en los demás. El clientelismo y la violencia completan los métodos pedagógicos de los Pedraza.

La detención de Pedraza es, repetimos, una bocanada de aire fresco. Hay que recordar una y otra vez que el señor Pedraza organizó una patota de matones encargados de "limpiar" de opositores su gremio. Participó en la propiedad de empresas dedicadas a contratar a los trabajadores tercerizados e hizo grandes ganancias a costa de la explotación de los trabajadores ferroviarios y del empeoramiento de las condiciones en que viajan los pasajeros (también trabajadores). Gracias a sus servicios, los políticos de la "mesa chica" pueden entregarse a discusiones interminables sobre temas que poco tienen que ver con la organización del poder en la Argentina. Pedraza estaba seguro de su impunidad. Y, de repente, cayó. No fue casualidad. Hay que decir que su caída fue el producto de la lucha de los militantes que jamás van a aparecer en las programas de televisión. Pero están donde hay que estar. Y su acción, con todos los errores y confusiones en que puedan caer, es la que quita espacio a la "mesa chica", es la que obliga a los políticos fascinados con las "colectoras" a mirar por unos instantes a una realidad marcada por la desigualdad. Este triunfo es, en primer lugar de ellos. Y es un buen recordatorio para aquellos que sostenían, allá por octubre y noviembre del año pasado, que la culpa de todo la tenían los "troskos que andaban buscando un muerto".

Mataderos, miércoles 22 de febrero de 2011

domingo, 24 de octubre de 2010

SINDICALISTAS VIOLENTOS Y EMPRESARIOS PACIFISTAS

En el puesto de diarios de la esquina la revista NOTICIAS grita desde la tapa "El poder violento" (1). Foto de Hugo Moyano, secretario general de la CGT, quien hace una semana promovió desde un acto en la cancha de River el proyecto de ley de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. Debajo de la foto, una líneas haciendo alusión a las patotas sindicales y al estilo violento de Moyano. Por último, una pregunta: ¿Se puede gobernar con este hombre?...

Me alejo caminando en la mañana y pienso. El sol de la primavera invita a meditar en la bondad de las personas que habitan este país tan bendecido en recursos naturales y en personas amantes del prójimo. El miércoles pasado Mariano Ferreyra fue asesinado por una patota de la Unión Ferroviaria. A continuación, periodistas valientes, políticos preocupados por el bien común, conductores de televisión íntegros, salieron en defensa de los desvalidos frente al ataque de los "violentos". En estos días he visto a "toda la gente buena" comprometerse a fondo en la lucha contra la intolerancia y la prepotencia. "Somos un país civilizado, estas cosas no deben ocurrir más". "Los sindicalistas son patoteros que no entienden la convivencia civilizada". "¿Para qué necesitamos de estos sindicalistas que, con sus prácticas violentas, generan un clima desfavorable a la inversión de los capitales que hacen grande al país?". Etc.

El tiempo es oro y no resulta saludable el pensar demasiado, pues esto altera las funciones intestinales. El Mal es el sindicalismo y el Bien está encarnado en todos los hombres de buena voluntad que habitan el suelo argentino, incluyendo a políticos preocupados por el bien común y a empresarios generosos. La solución es simple. Nada de complejidades. El Bien vence al Mal. Los empresarios generosos tienen que tener las manos libres para poner en su lugar a los sindicalistas patoteros. Los políticos preocupados por el bien común se ocuparán de liberar a los empresarios de la pesada carga de los sindicalistas. Parafraseando el titular de NOTICIAS: no se puede gobernar con los "violentos".

Todo es tan sencillo...

Encuentro a Wilson, el sociólogo uruguayo, enojado y mal dormido. Sin saludarme, me lanza esta frase a la cara: "Lenin decía que en política es más importante saber a quién beneficia algo, que quien lo realiza". Luego, emite unos insultos que no corresponde reproducir. Parece calmarse y dice:

"El asesinato de Ferreyra le importa un carajo a la gente de pro en este país. Ahora resulta que los empresarios que, para aumentar sus ganancias, pasaron listas de delegados y militantes obreros a los milicos para hacerlos desaparecer, que jugaron con la inversión y con la fuga de capitales para voltear gobiernos, que se beneficiaron con la desocupación para impulsar el «trabaje y no joda, que afuera hay diez esperando ocupar su puesto», que almorzaban en el country con los sindicalistas para arreglar el despido de los delegados que no se vendían y otras tantas cosas que es largo enumerar, estos mismos empresarios se quejan de la violencia sindical. Sin patotas sindicales no hubieran ganado lo que ganaron en estos años, tanto con los Kirchner, como con Duhalde, con De la Rúa, con Menem, con Alfonsín. No hay empresarios sin patota. Quien crea otra cosa está mirando a Mirtha Legrand en la televisión. Los empresarios son tan patoteros como los sindicalistas, con la salvedad de que ocupan el puesto de dueños del negocio, en tanto que los sindicalistas juegan el papel de socios menores."

Empieza a caminar para irse. Pero se detiene a los pocos paso y me vuelve a hablar: "Todos saben que a Cristina no le sirve de nada matar a un militante del PO. A Moyano tampoco. ¿Quién se beneficia con el asesinato de Mariano Ferreyra? Hay que usar la cabeza y no las posaderas para pensar. Los sindicalistas son socios de los empresarios. Pero no tienen una relación fácil. Ambas partes son codiciosas. Los sindicalistas saben que en una situación donde hay menos desocupación crece su poder en la negociación. Su propuesta de participación en las ganancias de las empresas va en esa dirección. Los empresarios están que trinan porque, aunque necesitan a los sindicalistas para frenar a los «loquitos zurdos», no quieren perder un mango de sus ganancias. Entonces, cuando mataron a Ferreyra, los empresarios saltaron de alegría. Ahora tienen un hermoso argumento para pegarle a los sindicalistas sin tener que hablar de participación en las ganancias. Codicia, Mayo, codicia. En esto se resume todo."

Wilson se va. Yo sigo caminando. Al caminar se ven los detalles de las puertas de las casas, el musgo que crece en las hendiduras de las baldosas, los dibujos de las gotas de aceite en el agua estancada en un charco. Desde el auto, no se ven...

Buenos Aires, domingo 24 de octubre de 2010

NOTAS:
(1) Para la tapa de la revista NOTICIAS, ver el siguiente link: http://www.revista-noticias.com.ar/tapas/1765.jpg

viernes, 22 de octubre de 2010

REFLEXIONES SOBRE EL ASESINATO DE MARIANO FERREYRA

Anteayer, Mariano Ferreyra, 23 años, estudiante, militante del Partido Obrero, fue asesinado por una patota que responde a la dirección de la Unión Ferroviaria, sindicato liderado por José Pedraza. En el episodio, al que hay que calificar directamente de emboscada efectuada por hombres armados contra un grupo de manifestantes inermes, otras dos personas resultaron heridas de bala, una de ellas de gravedad. No es este el lugar para analizar la cuestión de los responsables directos, si hubo o no "zona liberada" de parte de la policía (tanto de la Bonaerense como de la Federal), etc., etc. y una larga fila de etcéteras. En cambio, creo que es más conveniente realizar algunas reflexiones tendientes a ubicar los hechos en el contexto general de la situación de los trabajadores en Argentina.

Ferreyra fue asesinado por su participación en una movilización de los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca, que exigían su reincorporación a la empresa. ¿En qué consiste la tercerización? En que una empresa deja de cubrir una parte del proceso productivo (o de los servicios que ofrece) con trabajadores "propios", y acuerda con otra empresa que esta última sea la que lleve adelante dichas tareas. Como es de público conocimiento, todo redunda en un achicamiento de los costos de las empresas y en un deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores. En este sentido, la tercerización forma parte de la flexibilización laboral implantada durante la década de 1990. La condición del trabajador de las empresas que prestan los servicios tercerizados suele ser peor que la de los trabajadores de las empresas que requieren la tercerización de servicios. Toda la situación se resume en una sola palabra: MIEDO. La tercerización general miedo al despido, miedo a la baja de los salarios, miedo a no tener obra social, miedo ante todo lo humano y lo divino. Es justamente en una sociedad capitalista en la que no debe subestimarse el papel que juega el miedo en el disciplinamiento y la domesticación de las personas.

La movilización de la que participó Ferreyra encarna el principal instrumento con el que los trabajadores han respondido históricamente al miedo: la ORGANIZACIÓN. Cuando los trabajadores dejan de mirar a sus compañeros como rivales en la cola para conseguir un puesto de trabajo y pasan a considerarlos como...compañeros, como personas que padecen los mismos problemas, los empresarios sufren su primera derrota. Organizarse significa perder el miedo a los mecanismos impersonales del capital, y es por eso que nada preocupa tanto a los capitalistas como la organización de los trabajadores. De ahí su odio atávico hacia los sindicatos, más allá de que hagan buenos negocios con ellos y de que los utilicen para cerrarle el camino a los que quieren modificar de raíz el sistema capitalista. Los empresarios, cuya instinto de clase está hiperdesarrollado, detestan todo aquello que huela a organización de los trabajadores.

La patota que asesinó a Ferreyra y atacó a sus compañeros sabía lo que hacía. No se trata de un acto de violencia irracional. Atacar a los trabajadores que se organizan, sembrar el miedo, es jugar para el lado de los que quieren que los obreros sean máquinas útiles para producir ganancias. En estos días, los grandes medios de comunicación hablaron de la burocracia sindical, de las patotas al servicio de los sindicatos, de los dirigentes que se enriquecen a costa de los trabajadores. Sin embargo, nada han dicho sobre la flexibilización laboral, sobre la tercerización como práctica común de los empleadores, sobre la precarización de las condiciones laborales, que son la fuente de las ganancias de los empresarios y las herramientas que crean un clima de "seguridad" para el capital. Frente a estos hechos, hasta CLARÍN, en plena guerra contra el gobierno, puede pretender sacar de "progresista" entrevistando a militantes del PO y criticando la falta de democracia en los sindicatos. Pero está condenado, por su posición de clase, a no decir una palabra sobre esas condiciones sociales que permiten (y precisan de) la existencia de patotas.

La reactivación económica argentina, desde 2002 en adelante, se ha llevado adelante sin modificar las relaciones de poder en el ámbito laboral. Luego de varios años de fuerte crecimiento, la legislación laboral sigue siendo la heredada de la flexibilización de los '90, una parte importante de los trabajadores están precarizados y/o realizan sus labores "en negro", y no se han registrado avances en la democratización de las organizaciones sindicales. Esta estructura de poder en la fábrica, en la oficina, en los comercios, en cada puesto de trabajo, es el núcleo duro de la desigualdad en Argentina y constituye la base de sustentación de los "monopolios". Más allá de lo discursivo, el gobierno de los Kirchner no ha podido dar pasos para modificar esta situación.

Los líderes de la oposición" no tienen, por su parte, ningún interés en modificar el núcleo duro del poder en la Argentina. Por el contrario, su discurso propone tanto la aplicación de la "mano dura" a las movilizaciones populares como el avance sobre los sindicatos, con el objetivo de recortarles cualquier atribución que entorpezca el libre funcionamiento del capital. Su política puede definirse como un retorno a un neoliberalismo rancio, que de llevarse a la práctica conduciría a un aumento de la precarización, la tercerización y el trabajo "en negro". En pocas palabras, la "oposición" se apoya en el miedo como principal elemento de persuasión política.

El asesinato de Mariano Ferreyra un punto de inflexión en la política argentina. El gobierno de los Kirchner está obligado, así sea por consideraciones de sobrevivencia política, a impulsar la investigación de los hechos hasta sus últimas consecuencias. Su declamado progresismo está en juego en esta cuestión. Si la investigación se diluye y no se llega hasta los responsables de haber organizado la emboscada, la "oposición" habrá ganado puntos sin actuar. En las condiciones actuales, un avance de la "oposición" significa una derrota para los trabajadores y los sectores populares, en la medida en que todos los dirigentes de las principales fuerzas opositoras suscriben el programa del viejo neoliberalismo. Como demostración de la verdad de esta afirmación basta recordar el rechazo histérico que generó entre los medios empresariales y los políticos de la "oposición" la iniciativa del titular de la CGT, Hugo Moyano, respecto a la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas.

En política, y esto es todavía más válido cuando se trata de política hecha desde y en favor de los sectores populares, lo único que cuenta es la organización. Sólo por medio de la organización la lucha se vuelve efectiva y puede transformar esta realidad en que vivimos. Sólo por medio de la organización de los trabajadores es posible revertir la precarización, la tercerización y la flexibilización laboral. En el límite, la unión de los trabajadores es la que permite pensar en la posibilidad de una realidad diferente, en la que el poder deje de estar en manos de los empresarios. Para lograr esta unión es preciso vencer el miedo, trabajar con paciencia y tener en claro que las derechos son duraderos en la medida en que se conquistan por la propia lucha y no cuando se obtienen por una concesión graciosa del gobierno de turno. Sólo de este modo podremos estar a la altura de Mariano Ferreyra, que fue consecuente hasta el final con sus ideas.

Buenos Aires, viernes 22 de octubre de 2010