Vistas de página en total

Mostrando entradas con la etiqueta Ferrocarriles en Argentina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ferrocarriles en Argentina. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de diciembre de 2012

CARLOS TOMADA Y JOSÉ PEDRAZA, O CÓMO EL ESTADO DEFIENDE LA DEMOCRACIA EN EL TRABAJO Y EN LOS SINDICATOS


La historia es conocida. Pero las historias conocidas son las menos conocidas de las historias, así que conviene recordarla.

Todos los discursos, todos los argumentos, todas las teorías sobre la democracia que andan circulando en los ámbitos políticos y académicos, tienen en común el reconocimiento a ultranza de la separación entre lo político, ligado a la esfera pública, y lo privado, fruto de las decisiones “libres”, “consentidas”, de los individuos. Así, por ejemplo, se da la monstruosidad de que el ámbito del trabajo, aquella actividad que hacemos la mayoría de las personas la mayor parte de nuestra existencia, queda fuera del terreno de la discusión acerca de la democracia. En una sociedad como la nuestra marcada por la existencia de la propiedad privada (temas que es otro de los grandes olvidados del mundo académico y político oficiales), el lugar donde se trabaja está marcada por la desigualdad política. La mayoría de las personas (los trabajadores) no tiene ninguna injerencia en la determinación de qué, cómo, cuánto y para qué se produce. Si nuestros tiempos no fueran tan proclives a dejar de lado las palabras claras, cabría decir con todas las letras que el lugar donde trabajamos tiene la estructura política de una dictadura. 

La dictadura de los empresarios requiere de la participación del Estado para disimular que es, precisamente, una dictadura. El Estado, “representante del interés general”, certifica que lo que ocurre en el lugar de trabajo sea el resultado efectivo de la expresión de la voluntad libre de trabajadores y empresarios. La arbitrariedad es castigada y reprimida. 

Si usted, señor trabajador, reclama participación en la toma de decisiones, el Estado le responde: 

- Usted aceptó libremente las condiciones en que trabaja. - Si quiere otra cosa, váyase a otra empresa o hágase empresario.

En nuestro país, el kirchnerismo, que ha llevado adelante un nuevo régimen de acumulación de capital, que combina elementos del neoliberalismo de los ’90 con un neodesarrollismo, ha hecho un culto de la intervención del Estado en los asuntos económicos. Por supuesto, el Estado aparece como el héroe que salva el día. De más está decir que este culto tiene que ocultar bajo la alfombra cualquier mención a la dictadura de los empresarios y al papel que juega dicho Estado en el mantenimiento de dicha dictadura. 

Carlos Tomada es ministro de Trabajo de los gobiernos kirchneristas desde 2003. Su papel en el mantenimiento de la fantasía que ensalza el papel del Estado es notorio. Hay que decir que para que se mantenga la dictadura de los empresarios en los lugares de trabajo es preciso que haya sindicalistas partidarios de la dictadura. En otras palabras, la dictadura empresaria en la empresa requiere sindicalistas antidemocráticos. En nuestro bendito país abunda esta clase de dirigentes sindicales, y todos ellos fueron cobijados y mimados por el ministro Tomada. 

A continuación reproduzco una parte de las escuchas telefónicas que obran en poder del Tribunal Oral N° 21, que juzga a los acusados por el asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. Como es sabido, Ferreyra fue asesinado el 20 de octubre de 2010 por una patota del sindicato Unión Ferroviaria, cuyo máximo dirigente era José Pedraza. La patota procuró reprimir una manifestación a favor de la incorporación de los empleados tercerizados a planta permanente  En otras palabras, la patota del sindicato defendía el mantenimiento de peores condiciones de contratación y de trabajo para una parte de los trabajadores (los tercerizados). Y cuanto peores son las condiciones laborales, más sólida es la dictadura de los empresarios. 

El diálogo entre Pedraza y Tomada fue realizado el 14 de enero de 2011, a posteriori del asesinato de Ferreyra. Tomada sabía con quien estaba hablando. La transcripción se encuentra en el libro de Rojas, Diego (2012). ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? Buenos Aires: Booket. (pp. 191-195). 

“José Pedraza: - ¡Ministro!

Carlos Tomada: - ¡Mi querido! Escucheme una cosa, dos cosas que le voy a decir. La mejor defensa es un buen ataque (ríe), pero antes de que me digas que le llamaste cuarenta veces y todo eso. Me dijo Ciaravino (N. de E: Norberto Ciaravino, jefe de Gabinete del Ministerio de Trabajo de la Nación) que va a recibir ahí, que le estás mandando un representante de la Unión [Ferroviaria] para charlar con él…

J. P.: - Sí, porque tenemos…

C. T.: Me parece muy bien.

J. P. : …controlado el tema de los tercerizados en Ferrovías y no queremos que nadie los arrastre. 

C. T.: Me parece muy bien. Y hay que empezar a trabajarlos políticamente. Segundo, te aviso que hoy acá en la entrada del Ministerio me he encontrado con el compañero Sobrero (N. de E.: Rubén “Pollo” Sobrero, delegado gremial ferroviario y dirigente de la línea Sarmiento, dirigida por los sectores de oposición a Pedraza).

J. P.: - ¡Sobrero!

C. T.: - Yo hacia, qué te puedo decir, hacia diez años que no lo veía…

J. P.:-  Fácil. 

C. T.: -  …fácil que no lo veía. Me saludó muy amable. Me dijo que él no tiene nada que ver con estos quilombos, que para él es una vergüenza lo que están haciendo. Este… Lo vi muy educadito. Lo único que le faltaba era que se peinara con gomina. 

J. P.:  - ¡Es de los míos, carajo!

(…)

C. T.: Él [Sobrero] los estaba puteando a los del PTS y a los del …

J. P.: Sí, sí, a los del PO.

C. T.: - Y a los del Partido Obrero, imagínate.

J. P.: -  Quería conocer si es pura verdad unos arreglos hechos con Maturana (N. de E.: Omar Maturana, secretario general de La Fraternidad, sindicato de los conductores del ferrocarril) para que levanten el paro.

C. T.: - Ay Dios mío…Lo que pasa, sabés viejo, es… No sirven para nada los arreglos hechos con Omarma que, a los cinco minutos no…

J. P.: - Sí, sí.

C. T.: - Lo que le dije, fue. No hicimos ningún arreglo. Lo que le dije, la verdad, es que… Estaba Schiavi (N. de E.: Titular de la Secretaría de Transporte. Ex jefe de campaña de Mauricio Macri y que se encontraba junto a Pedraza y “El Gallego” Fernández el 20 de octubre, en un congreso de la especialidad.)… Que en realidad esto se iba a hacer. Y que no era en su contra ni de la Unión ni de, mucho menos, en contra de La Fraternidad. Le di muy a entender que qué carajo se metía él, digamos, de alguna forma, elegantemente, porque sabés que con Omar si no hablás con cuidado se le sale la cadena.

J. P.: - Sí.

C. T.: Después lo que le planteé…

J. P.:- Preguntale a Schiavi…

C. T.: Sí, por eso. Tal cual. Luego lo que sí le dije es que si es necesario que alguna gente de él entre, este, bueno, eso es una cosa que se puede conversar. Luego fundamentalmente el planteo era que hay que hacer un laburo sindical sobre estos tipos que entran porque no son todos del PTS o del…

J. P.: - No, no, no.

C. T.:- Hay un montón que se los puede ganar y entonces, porque ahí llegamos, después que íbamos a hablar con la Unión también. De manera que estos pensaran en meterlos en una especie de curso de capacitación y qué sé yo y empezar a hacerles la cabeza…

J. P.: Bueno, nosotros estamos, hemos estado y estamos trabajando en eso.

C. T.: - Por eso, me parece, digo, que hay gente de la Unión, más jóvenes o que tienen trayectoria política, no sé cómo será su historia… O mismo que por ahí entren tipos, cuadros tuyos, este, que se trasladen de otro lado cuadros políticos para laburar…

J. P.: - Está bien, está bien. Por ejemplo, ahí en el Sarmiento. En el Sarmiento nos manejamos con una empresa de mierda pero tratamos de meter gente militante…

C. T.: - Está claro, bueno…

J. P.: - Para tratar de recuperarlo, pero bueno…

C. T.: - Y nada más. Nada más.  (…)”

Como puede observarse, Tomada plantea todo un modelo de defensa de la democracia sindical y de protección de los derechos de los trabajadores. ¿Hacen falta más comentarios?

Villa del Parque, domingo 2 de diciembre de 2012

lunes, 27 de febrero de 2012

LA MASACRE DE ONCE, LA BURGUESÍA "NACIONAL" Y EL ESTADO

¿Cómo se pueden conciliar la tan declarada búsqueda de la "emancipación nacional y social" con el mantenimiento de las concesiones de los ferrocarriles a eminentes benefactores de la humanidad como los crápulas del Grupo Cirigliano, con la entrega de las riquezas minerales del país a las multinacionales mineras y con el mantenimiento de una situación laboral en la que un tercio - por lo menos - de los trabajadores se encuentran en situaciones que orillan todos los matices de la "negrura" y de la precariedad? ¿Es lícito hablar de soberanía cuando el grueso del soberano - el pueblo trabajador - no puede decidir siquiera las condiciones en las que viaja a su trabajo? 

El lector decidirá si se trata de preguntas ociosas o no. Resulta útil, en este momento, presentar de la manera más coherente y honesta posible las respuestas que varios militantes e intelectuales partidarios del "kirchnerismo" formulan para dichos interrogantes. Dado que la masacre de Plaza Once ha sumido en la perplejidad a la militancia "kirchnerista" y que los momentos de crisis son reveladores sobre el contenido más profundo de una corriente política, estos testimonios resultan de gran importancia.

El estado de ánimo de la militancia "kirchnerista" en los momentos inmediatamente posteriores a la masacre puede ejemplificarse con el texto publicado en el blog "Los caniches de Perón" (1): "No pudimos. No supimos. No nos alcanzo el poder para cambiar esta historia. Hay que hacerse cargo compañeros, en un gobierno Peronista se nos murieron 51 compañeros trabajadores porque no llegamos a tiempo. ¿Somos responsables de esto? Si. ¿Somos culpables? No. A 51 muertos de llegar a tiempo. Esto nos duele más que a nadie. Nosotros tomamos los trenes, nosotros viajamos en colectivo. ¿Lo sabíamos? Si, claro que lo sabíamos. Pero no llegamos.Si buscamos hay miles de justificaciones validas. Pero ya de nada sirven. Ninguna calmará el dolor. Ninguna nos sacara la vergüenza ante la historia. Solo nos queda por ahora, bajar la cabeza ante las familias de las víctimas, ayudarlas en lo que podamos y rezar por los muertos. Cristina seguramente siente lo que sentimos nosotros. Ella tomara las decisiones que haya que tomar y nos volverá a sorprender por su audacia. Pero esta vez no habrá festejo. Estuvimos nada mas ni nada menos que a 51 muertos.Otra herida profunda en el alma Peronista. Como duele Compañera. Otro dolor más para vos y para todos nosotros. Somos fuertes y sobre las lágrimas y el dolor seguiremos escribiendo la historia grande de nuestra Patria. Aunque esta vez no pudimos. No supimos, llegar a tiempo.Fuerza compañera, en las buenas y en las malas siempre con vos."

La perplejidad de los militantes "kirchneristas" se condensa en la frase "No alcanzó el poder para cambiar esta historia." Es claro que modificar el régimen de concesiones en el área del transporte ferroviario, impulsado por el peronismo menemista de la década del '90, no era (no es) una tarea superior a una relación de fuerzas desfavorable. Nadie que esté en sus cabales puede pensar que la reestatización del servicio ferroviario, por ejemplo, puede tener como consecuencia que los marines desembarquen en Puerto Madero o que la burguesía retire masivamente inversiones del país. Modificar las condiciones en las que viajan los trabajadores en Argentina no parece, en principio, una tarea equivalente a tomar el Palacio de Invierno. Tampoco parece requerir, a priori, la realización de otro 17 de octubre. 

Si esto es así, ¿por qué no se hizo? ¿por qué se mantuvieron las condiciones que generaron la masacre?

Antes de pasar a presentar la respuesta que dan a esos interrogantes algunos intelectuales y periodistas "kirchneristas" es conveniente tener presente quién es el grupo empresarial que detenta la concesión del Sarmiento.
El Grupo Cirigliano, propietario de TBA (la empresa que explota la concesión del Sarmiento), tiene una larga historia de negociados y contubernios con el Estado nacional desde la época del peronista neoliberal Carlos Menem. Sebastián Premici, periodista que trabaja en PÁGINA/12, publicó el viernes 24/02 una nota describiendo la evolución del Grupo (2). Allí se lee que: "El crecimiento económico del grupo fue exponencial. Pasó de explotar dos líneas de colectivos porteñas a tener una presencia mayoritaria en el transporte de pasajeros de corta distancia en el AMBA. Desde el Grupo Plaza desarrolló una estrategia para quedarse con la mayoría del mercado del transporte urbano (líneas 36, 61, 62, 104, 114, 124, 133, 140, 141, 142 y 553). En 1999, el holding tenía la siguiente composición: Cometrans; Tatsa SA (carrocerías de buses); Emfersa SA (material ferroviario); TBA; el 38 por ciento de Metrovías (del cual después se desprendió); el 40 por ciento de Opportrans (metro de Río de Janeiro), y el Grupo Plaza. En 2000 llegaron las aseguradoras."
En otras palabras, el Grupo Cirigliano parece ser un digno exponente de la burguesía "nacional", capaz de expandirse tanto en el ámbito local como en el internacional. Ese crecimiento se hizo recurriendo sistemáticamente a los favores del Estado. Premici escribe: "Durante el gobierno de la Alianza, TBA logró una prórroga de su concesión por diez años, a pesar de que registraba multas e incumplimientos en sus planes de inversión. Por eso, el nuevo contrato incluyó una addenda por la cual todos los incumplimientos pasaban a formar parte de las 'metas a cumplir' (Decreto 141/2001). Tras la debacle de la Alianza, el gobierno de Eduardo Duhalde dictó la emergencia ferroviaria (Decreto 2075/2002), a partir de la cual se frenaron todas las obras incluidas en el plan de metas a cumplir y las que estaban en ejecución. Dicha emergencia quedó incluida dentro de la Ley de Emergencia Pública, prorrogada desde entonces. A partir de 2003, TBA se benefició con la política de subsidios aplicada por el gobierno nacional para mantener las tarifas bajas con el objetivo de sostener el salario de los trabajadores frente al aumento de los costos empresarios. Las erogaciones fueron en aumento año a año (en 2011 fueron 133,3 millones, en tanto que en enero de este año alcanzaron los 76 millones de pesos), mientras que las inversiones de la compañía no presentaron la misma progresión, tras lo denunciado por la AGN." Como puede observarse, la pasión por el Grupo Cirigliano fue común a los gobiernos de la Alianza, del peronista Duhalde y de los peronistas Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Hay que agregar a la lista al peronista neoliberal Menem. 

El Grupo Cirigliano creció a partir de una aceitada relación con los distintos gobiernos que estuvieron al frente del Estado nacional a partir de 1989. Ahora bien, el "kirchnerismo" ha proclamado desde sus orígenes la ruptura con la herencia neoliberal de los '90. Es preciso, pues, volver a los interrogantes planteados más arriba: ¿por qué se mantuvo la situación?

Los intelectuales y periodistas que intentaron dar una respuesta en estos días parten del reconocimiento de que los trabajadores viajan en condiciones pésimas. Mario Wainfeld, en su nota editorial del sábado pasado en PÁGINA/12 (3) expresó esto con claridad: "Hoy día, el 'sistema' de transporte está por debajo de las necesidades de los pasajeros, laburantes ellos. El intríngulis es previo y superior al caso específico de TBA. La política oficial, que hizo centro en la accesibilidad al servicio a través de la baratura del pasaje, es correcta en ese aspecto e insuficiente." Wainfeld va un poco más lejos y sostiene que la modificación de las condiciones en que viajan los trabajadores forma parte de las tareas de "segunda generación" del "kirchnerismo": "nada dispensa al Gobierno de hacerse cargo de nuevos desafíos o demandas de segunda generación. El transporte público, el sistema de Salud, el acceso a vivienda digna y al suelo para construirla son objetivos del segundo mandato de la presidenta Cristina. Por ahora, sólo esta última demanda está en la agenda parlamentaria más o menos inmediata. sos temas, o la protesta contra la minería a cielo abierto, son agenda que imponen los ciudadanos o la cruel realidad. Si se mira bien, seguramente muchos usuarios del tren o muchos habitantes de provincias mineras eligieron a Cristina, conociendo los déficits por los que claman ahora. No hay incongruencia en sus procederes. No otorgaron un cheque en blanco, sino la oportunidad de seguir gobernando. Quien recuperó trabajo o mejoró sus salarios exige ahora mejores prestaciones de servicios. Quienes valoran numerosas ampliaciones de derechos quieren hacerlas extensivas a los usuarios de transporte o del sistema de salud."

Wainfeld deja de lado en su argumentación que el "kirchnerismo" gobierna el país desde el 2003 y que, si bien puede defenderse la posición del gobierno en los primeros años (aún no estando de acuerdo con su política) aludiendo a su situación objetiva de debilidad, la modificación de las condiciones en las que viajan los trabajadores no supone un esfuerzo revolucionario, por más dura que resulte la tarea. Guste o no, en este punto el "kirchnerismo" es parte del problema, no un espectador que mira la escena desde una butaca.


La política "kirchnerista" para el Grupo Cirigliano puede entenderse en el marco de la reformulación del proceso de acumulación capitalista en Argentina a partir de 2002. La caída de la Convertibilidad y la crisis de la ideología neoliberal marcaron el final del modelo de acumulación promovido por el peronismo neoliberal. Hasta ese momento, la acumulación capitalista se apoyaba en el ingreso de divisas del exterior vía préstamos (generando mayor endeudamiento) o inversión extranjera directa (en los '90 aumentó el proceso de extranjerización de la economía argentina, sobre todo en el sector más concentrado). La crisis de 2001-2002 cerró la canilla de los préstamos provenientes del exterior, pero abrió otras posibilidades para el capitalismo argentino, basadas en la reducción del costo de la fuerza de trabajo (vía devaluación y persistencia de las reformas laborales impulsadas por el peronismo neoliberal) y en la mejora de los precios internacionales de las materias primas exportadas por el país. 


A partir de 2003, el "kirchnerismo" aprovechó esas nuevas posibilidades para impulsar un largo proceso de crecimiento económico. Uno de los problemas claves a resolver fue la cuestión de la inversión. En las condiciones post 2001 el "kirchnerismo" apostó paulatinamente a la "burguesía nacional" para impulsar el desarrollo económico. La apuesta por el Grupo Cirigliano se entiende, por tanto, en función de esta política general. 

Alfredo Zaiat, comentarista económico de PÁGINA/12, describe las características generales del modelo impulsado por el "kirchnerismo": "El kirchnerismo ha intentado variadas estrategias, con resultados no siempre favorables, para inducir la inversión privada. Inicialmente ha impulsado la expansión y ampliación de los mercados, con una demanda interna y externa en crecimiento, que, según los manuales del pensamiento económico convencional, debería haber alentado la vocación inversora. Varios sectores, además, han disfrutado de elevados precios internacionales de los principales productos de exportación, bajos costos laborales en términos históricos y aun internacionales, tasas de interés reales negativas y, fundamentalmente, robustos márgenes de ganancia. El actual ciclo político ha favorecido también a grupos económicos locales para que ocupen espacios de multinacionales en áreas de servicios públicos y en el rubro energético." (4)

Esa política fue defendida por un vocero del "kirchnerismo" como Hernán Brienza en los siguientes términos al referirse al caso particular del mercado de medios de comunicación: " Nadie quiere que desaparezcan o sean remplazados los miembros de la élite que ocupan espacios de poder desde hace varios paradigmas. Se trata simplemente de que, además de aquellos empresarios de medios hegemónicos, cuyo valor principal es el de haber heredado las empresas de sus antepasados, exista la posibilidad de que gente como Roberto Caballero, hijo de un carpintero de Villa Celina, también tenga el derecho de ser director de un diario. Eso es subversivo en sí mismo. Y el Estado debería garantizar esa posibilidad ofreciendo una pauta oficial que asegure un tratamiento desigual hacia los desiguales. Porque esa es la verdadera igualdad." (5). Brienza, con su característica sinceridad, no dudó en calificar a esa política de "capitalismo de amigos".

A esta atura, e independientemente de la masacre de Once, la política de recostarse en la "burguesía nacional" no ha dado los resultados esperados. El mejor indicador de esto es la falta de niveles adecuados de inversión. Le damos otra vez la palabra a Zaiat, que hace un balance de la política mencionada: "El investigador Pablo Manzanelli, en el documento 'Evolución y destino del excedente de la cúpula empresaria en la posconvertibilidad. La formación de capital', calculó que la participación de la inversión bruta en el valor agregado de la cúpula descendió del 24,7 por ciento en el período 1993/2001 al 14,7 por ciento en la posconvertibilidad (2002/2009). En uno de esos años, en 2008, mientras que en las 500 firmas más grandes la tasa de inversión fue del 19,3 por ciento, en el conjunto de la economía nacional dicha tasa trepó hasta alcanzar el 25,1 por ciento, casi seis puntos porcentuales más elevada que la de las grandes corporaciones. (...) Este comportamiento del núcleo del poder económico define restricciones a una estrategia de elevado crecimiento sostenido, lo que explica las tensiones con grupos económicos denominados 'amigos' durante cientos de crónicas por parte de analistas, que ahora resulta que no eran tan 'amigos' o, en realidad, de lo que se trataba era de una política pública, no de amistad, con empresarios nacionales, en la búsqueda de una imaginaria burguesía local, que en los hechos ha demostrado sus limitaciones, más afecta a las revistas de la farándula que a las inversiones productivas. Esas tensiones se reflejan en las disputas con Techint de la familia Rocca, que finalmente anunciaron inversiones en plantas radicadas en el país luego del resultado de las elecciones presidenciales; con YPF de la familia Eskenazi que, en vez de imprimir una vocación inversora en su desembarco en la petrolera, replicó la conducta española de perfil especulativo-financiero sobre los pozos petroleros; con TBA de la familia Cirigliano, que invierte poco y cuando lo hace es con dinero público de los subsidios a precios inflados a proveedores vinculados, o con Banco Macro de la familia Brito, tentado por liderar la última corrida contra el peso."

La perplejidad de los militantes frente a la masacre de Once forma parte, por tanto, de un clima más general en las filas del "kirchnerismo", motivado por el descubrimiento de la que burguesía "nacional" no es tan nacional o, dicho de otra manera, de que el interés del capital pasa por la obtención del plusvalor y no por la promoción de los intereses nacionales. En 2012 no se puede descubrir la pólvora. El "kirchnerismo" ha representado (representa) la conformación de un nuevo modelo de acumulación capitalista en Argentina. De ninguna manera puede ser pensado como el punto de partida de un proceso de emancipación nacional y social. En todo caso, si se quiere comenzar a transitar un proceso de liberación es preciso partir de que existe un antagonismo irreconciliable entre los intereses de los empresarios y de los trabajadores. 


Frente a los problemas crecientes con la burguesía "nacional", los intelectuales "kirchneristas" apuestan al Estado. Dicho de otro modo, si la burguesía "nacional" muestra poco interés en el desarrollo nacional, es el Estado quien tiene que suplantarla, construirla y/o educarla. La "sintonía fina" de Cristina Fernández forma parte de este incipiente replanteo del "kirchnerismo". 


Zaiat expresa la apelación a la intervención estatal en el caso particular de TBA: "El esquema de privatización con concesión a privados de los trenes ha alcanzado hoy la misma estación donde terminó la experiencia británica de Margaret Thatcher: en el descalabro. En ese país, el paso siguiente fue una forma de reestatización de Railtrack, empresa que fue parte de la famosa y tradicional British Rail. Ese proceso tuvo un recorrido similar al que se está registrando aquí: aspiradora de subsidios y fondos públicos, caída de la calidad del servicio por falta de confort e incumplimiento de los horarios y aumento de la inseguridad por el incumplimiento de las inversiones. La nueva gestión pública de Railtrack se quedó con la propiedad y gestión de la infraestructura y de todos los bienes ferroviarios, no tiene fines de lucro y en su directorio participan el Estado, el sindicato, usuarios, compañías operadores de pasajeros y la industria proveedora." (6). En otro artículo, Zaiat se muestra partidario de la profundización de la intervención estatal en el conjunto de la economía: "El desafío no es menor si se pretende una transformación cultural del empresariado para que, en un entorno económico favorable, incremente la inversión reproductiva, la reinversión de abultadas utilidades y disminuya la fuga de capitales. Las inversiones no dependen de elusivas expectativas respecto del “clima de negocios”, que es un abismo de percepciones subjetivas. Las experiencias de crecimiento e industrialización han sido procesos de desarrollo liderados por el Estado, y la inversión guarda una relación estrecha con la evolución de la demanda agregada, en particular con el consumo (público y privado) y con el saldo comercial (exportaciones menos importaciones). En otros términos, la inversión no es exógena a la evolución de la demanda de bienes finales y de la acumulación de capital. En esa línea, frustrada en parte la voluntarista estrategia oficial de incentivo por crecimiento económico, primero, y por recrear una burguesía nacional dinámica, después, ahora el intento es la exigencia de inversiones a la cúpula empresaria definiendo reglas formales e informales de manejo de divisas, utilidades y compras externas." ("Intervenir").

En esta nueva etapa, los intelectuales "kirchneristas" apelan al Estado como motor del desarrollo capitalista. Desde el punto de vista del capitalismo, es un camino lícito y tiene una amplia variedad de antecedentes, tanto en el país como en el mundo. Reservamos para otra nota la discusión de este camino. En este lugar preferimos hacer constar algo mucho más primordial. La masacre de Plaza Once fue consecuencia del desprecio absoluto por la vida humana, y el capitalismo se basa, precisamente, en poner a la vida humana como un simple medio para la acumulación de capital. Elegir el capitalismo, siendo que es el camino más fácil en las actuales condiciones, implica aceptar lo anterior (y otras tantas cosas que padecemos a diario). Desarrollar el capitalismo vía Estado es, también, DESARROLLAR EL CAPITALISMO.

Mal que nos pese, la emancipación social no puede pasar por un sistema basado en la desigualdad de poder entre empresarios y trabajadores. Aunque de esto no se hable.

Buenos Aires, lunes 27 de febrero de 2012
NOTAS: 


(2) Sebastián Premici, "La larga marcha del holding de TBA", http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-188273-2012-02-24.html

(3) Mario Wainfeld, "El dolor y los deberes", http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-188363-2012-02-26.html


(5) Hernán Brienza, "Pareto y el miedo de los anticuarios", http://tiempo.infonews.com/notas/pareto-y-miedo-de-los-anticuarios

(6) Alfredo Zaiat, "Beneficio social", http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-188386-2012-02-26.html

viernes, 24 de febrero de 2012

LUCAS MENGHINI

Hace pocas horas fue encontrado el cuerpo de Lucas Menghini en los vagones del tren "accidentado" el miércoles pasado en la Estación Once. Lucas era el último de los pasajeros que estaba "desaparecido" desde el día del suceso. Su cadáver permaneció 57 horas en el mismo lugar del accidente, y su búsqueda movilizó a sus familiares, amigos y a la sociedad en general. Que un cuerpo permanezca "oculto" en el lugar del "accidente", en una de las estaciones más concurridas de la Argentina, en medio de un enorme operativo policial, resulta poco menos que increíble, y dice mucho acerca del valor qué tiene la vida humana (sobre todo si se trata de trabajadores) en nuestro país. Hablar de desidia o de inoperancia es ser generoso.

El "accidente" se cobró, pues, 51 muertos y 703 heridos. 

El "accidente", al que cabe calificar de masacre, mostró sin atenuantes las condiciones en que viajan, viven y mueren los trabajadores en Argentina. Escuchar el audio de la grabación de las comunicaciones entre el maquinista de la formación "accidentada" y jefatura del Sarmiento es un ejemplo de absoluto desprecio por la vida humana. Los trenes salen sin frenos, con puertas abiertas o a medio cerrar, etc., etc. Nada de ello importa, pues los que viajan en el tren son trabajadores y sobran.

El "accidente" ocurrió luego de 10 años de crecimiento económico ininterrumpido. En este período los capitalistas han obtenido ganancias siderales. Los trabajadores, en cambio, han seguido viajando en las mismas condiciones que antes del inicio del período de crecimiento, y, además, ponen los muertos cuando hay un "accidente". 


El "accidente" muestra el significado concreto, palpable, del modelo económico promovido por el "kirchnerismo". En este modelo los empresarios tienen la obligación de aumentar sus ganancias y los trabajadores tienen que contentarse con tener trabajo; si viajan mal, si no consiguen una vivienda decente, si les cuesta llegar a fin de mes, no tiene importancia. Todo esto se adorna con lindas palabras, pero la realidad es que los trabajadores ponen el cuerpo y los empresarios se llevan las ganancias. Las declaraciones del ministro De Vido y del Secretario de Transporte Schiavi, efectuadas el día jueves pasado, nos eximen de justificar esas afirmaciones. Judicializar la cuestión, tal como propuso el señor De Vido, equivale a dejar las cosas como están, es decir, apañar al grupo Cirigliano, los dueños de TBA. Esto tiene sentido si se tiene en cuenta que dicho grupo creció con la complicidad de los gobiernos de Menem, De la Rúa, Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández. 

El "accidente" pone al desnudo cuál es la distribución del poder en Argentina. Más allá de los discursos, son los empresarios los que ponen las condiciones y a los trabajadores les toca obedecer. Ni siquiera pueden discutir la forma en la que viajan. Cualquier política que ignore esta cuestión es favorable a la clase dominante en Argentina. 


El "accidente dejará de repetirse cuando los trabajadores se organicen y pongan en discusión la dominación de los empresarios. Sólo la lucha puede cambiar las cosas. Como ha sido siempre.


Por último, doy mis condolencias para los familiares y amigos de Lucas y de todos los fallecidos en este "accidente".


Buenos Aires, viernes 24 de febrero de 2012




miércoles, 22 de febrero de 2012

EL "ACCIDENTE" DEL SARMIENTO EN PLAZA ONCE


La recientemente fallecida Amalia Lacroze de Fortabat no viajaba en el Sarmiento. Los empresarios dueños del maíz, de la soja y de los otros productos de nuestras fértiles llanuras, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los banqueros y los traficantes de divisas, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los dueños de las multinacionales mineras que se dedican a reconstruir el paisaje de nuestras montañas ricas en recursos naturales, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los empresarios católicos de Pérez Companc, los empresarios de los grupos económicos y de las multinacionales, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los dueños de las Pymes que “negrean” a sus trabajadores, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los empresarios del trabajo “esclavo” tampoco viajaban en el Sarmiento. Los dueños y gerentes de los multimedios de prensa, tanto los de la “corpo” privada como los de la “corpo” oficial, tampoco viajaban en el –Sarmiento. Los dueños de los shoppings, los empresarios de la construcción, los dueños de las grandes cadenas de electrodomésticos, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los senadores y diputados que sancionan las leyes y se aumentan las dietas, tampoco viajaban en el Sarmiento. La señora presidenta, el inefable Mauricio Macri  y los demás “lideres” de la oposición de derecha, tampoco viajaban en el Sarmiento. Los miembros de la Corte Suprema, los jueces, los jefes de las fuerzas de seguridad, tampoco viajaban en el Sarmiento.

Los dueños de la Argentina no viajaban en el Sarmiento.

En el Sarmiento viajaban trabajadores. Por eso el servicio se prestaba en condiciones pésimas, por eso las demoras y cancelaciones constantes de servicios, por eso el hacinamiento en los vagones, por eso la falta de respeto cotidiana de la empresa TBA. Por eso la persecución a los trabajadores del ferrocarril toda vez que denunciaban las condiciones de prestación del servicio y/o se atrevían a disputarle poder a la burocracia del gremio. Por eso la persecución de funcionarios del gobierno (caso Aníbal Fernández) a los delegados combativos (el Pollo Sobrero, etc.). Por eso la falta de inversión, por eso la falta de mantenimiento, por eso la tercerización de servicios de parte de TBA. Por eso los accidentes de los años anteriores.

Por eso la masacre de hoy.

En estos días en que tanto se habla de soberanía, los trabajadores no son dueños de su país. Desde que se levantan hasta que se acuestan su vida es manejada por los empresarios, por el gobierno y/o por la yunta de ambos. Recuperar la soberanía significa, ante todo, que los trabajadores consigan el poder de decidir sobre sus vidas. Para que la democracia no sea sólo una bella palabra y para que no haya más masacres como la de hoy. 

Mientras tanto, los trabajadores seguirán viajando en el Sarmiento, y los dueños del país seguirán lucrando con el trabajo de esos trabajadores. Por supuesto, sin viajar en el Sarmiento.
 
Buenos Aires, miércoles 22 de febrero de 2012