Michel
Foucault (1926-1984) desarrolló su concepción del conocimiento y del origen de
las ciencias sociales en La verdad y las
formas jurídicas, cuyo origen fueron las conferencias pronunciadas por
Foucault en la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro (Brasil), entre
los días 21 y 25 de mayo de 1973. Cabe indicar que La verdad y las formas jurídicas ocupa un lugar importante en el
desarrollo de la obra del filósofo francés. Simplificando las cosas, representa
la conexión entre los trabajos de los años ’60, como El nacimiento de la clínica (1963), Historia de la locura en la época clásica (1964) y Las palabras y las cosas (1966), y las
obras del período de madurez, como Vigilar
y castigar (1975).
El
presente trabajo es una ficha de lectura sobre la primera de las conferencias
que conforman la obra, la cual fue pronunciada el 21 de mayo de 1973. En ella
Foucault expone las líneas principales de su concepción del conocimiento.
Para la
confección de la ficha utilicé la traducción española de Enrique Lynch:
Foucault, M. (2003). [1º edición: 1980]. La
verdad y las formas jurídicas. Madrid. Editora Nacional.
El
programa de investigación foucaultiano
La 1°
Conferencia es de carácter metodológico. El autor presenta tres líneas de
trabajo, planteando que convergen en una investigación más amplia. Se trata de
una suerte de síntesis taquigráfica de los trabajos que había emprendido en la
década de 1960.
1] ¿Cómo
se formaron dominios de saber a partir de las prácticas sociales?
2] Un
tema más estrictamente metodológico: “el análisis del discurso como juego
estratégico y polémico” (p. 11).
3]
Reelaboración de la teoría del sujeto.
Foucault
sostiene que 1], 2] y 3] confluyen en un
proyecto de investigación, cuyo objeto de estudio es el siguiente:
“La constitución histórica de un sujeto de
conocimiento a través de un discurso tomado como un conjunto de estrategias que
forman parte de las prácticas sociales.” (p. 12-13).
Las
prácticas sociales permiten estudiar la aparición de nuevas formas de
subjetividad. Nuestro autor se concentra en un tipo específico de prácticas
sociales: las prácticas judiciales.
[1]
Foucault
fundamenta así la importancia del estudio de las prácticas judiciales. En la
sociedad hay distintos sitios en los que se definen “tipos de subjetividad,
formas de saber y, en consecuencia, relaciones entre el ser humano y la verdad”
(p. 13). Cabe decir que en estos sitios se forma la verdad. Uno de ellos, que Foucault denomina historia interna de la verdad, es la historia de la ciencia; allí la verdad se corrige según criterios
internos a ella misma. Otros sitios conforman la historia externa de la verdad: uno de ellos es el de las prácticas
judiciales.
El tema
de las conferencias es, según el autor: “Las formas jurídicas, por
consiguiente, su evolución en el campo del derecho penal como lugar de origen
de un determinado número de formas de verdad.” (p. 13).
El
filósofo francés indica que intentará demostrar que ciertas formas de verdad
pueden ser definidas a partir de la práctica penal. Distingue entre:
·
Indagación.
Surgió, como forma de investigación de la verdad, en el seno del orden jurídico
durante la Edad Media.
·
Examen. Surgió
en el siglo XIX, a partir de problemas jurídicos, judiciales y penales. El
examen dio origen a la sociología, la psicología, la psicopatología, la
criminología, el psicoanálisis. (p. 14).
La
influencia de Nietzsche
Foucault
toma a Friedrich Nietzsche (1844-1900)
como modelo para su investigación. [2] Destaca que el filósofo alemán no admite
“jamás la preexistencia de un sujeto de conocimiento” y que en su obra se
encuentra “el análisis histórico de un cierto tipo de saber” (15).
Concuerda
con Nietzsche en que el conocimiento fue una invención [Erfindung]: “El conocimiento fue (…) inventado. Decir que fue
inventado es decir que no tuvo origen [Ursprung],
o lo que es lo mismo aunque parezca paradójico, que el conocimiento no está en
absoluto inscrito en la naturaleza humana. El conocimiento no constituye el
instinto más antiguo del ser humano, o a la inversa, no hay en el
comportamiento humano, en los apetitos, en el instinto humano, algo que se
parezca a un germen del conocimiento.” (p. 18).
¿Qué es
el conocimiento?
Sigue a
Nietzsche y escribe: “el conocimiento es simplemente el resultado del juego, el
enfrentamiento, la confluencia, la lucha y el compromiso entre los instintos.”
(p. 18). De modo que el conocimiento es el resultado de esa lucha entre
instintos, es el “compromiso” que resulta de dicha lucha. Es contra-instintivo,
anti-natural.
Ahora
bien, que el conocimiento es una invención tiene un segundo sentido. Hay una
naturaleza humana y un mundo, y entre ambos algo que se llama conocimiento, “no
habiendo entre ellos ninguna afinidad, semejanza o incluso lazo de naturaleza”
(p. 19). [3]
Nietzsche
opera una doble ruptura con la tradición filosófica occidental:
a) niega
que entre el conocimiento y las cosas haya una relación de continuidad. En esa
tradición, dios era la “garantía de la unidad de ambos”. Al quebrar la relación
entre el conocimiento y las cosas a conocer, Nietzsche sacó a dios del esquema;
b)
desaparición del sujeto en su unidad
y soberanía. [4]“Si es cierto que por un lado están los mecanismos del
instinto, los juegos del deseo, los enfrentamientos entre la mecánica del
cuerpo y la voluntad, y por otro lado, en un nivel de naturaleza totalmente
diferente, el conocimiento, entonces la unidad del sujeto humano ya no es
necesaria. Podemos admitir sujetos, o bien el sujeto no existe.” (21). De este
modo, rompiendo la unidad del sujeto, Nietzsche “rompe con la tradición
filosófica más antigua y arraigada de Occidente.” (22).
¿Qué es
el conocimiento?
Ahora
bien, una vez postulada la desaparición de la unidad del sujeto, ¿cómo pueden
los instintos, mediante los juegos de sus pasiones, producir un conocimiento
que nada tiene que ver con ellos?
Conocemos
porque en el fondo del comprender está el juego y la lucha de tres instintos
(reír, deplorar, odiar). Los tres tienen en común “conservar el objeto a
distancia. (…) diferenciarse o romper con él.” (23). En pocas palabras,
nuestros instintos procuran alejarse del objeto o destruirlo.
“No hay en el conocimiento una adecuación
al objeto, una relación de asimilación sino que hay, por el contrario, una
relación de distancia y dominación; en el conocimiento no hay nada que se
parezca a la felicidad y al amor, hay más bien odio. Y hostilidad: no hay
unificación sino sistema precario de poder.” (p. 23-24).
La raíz
del conocimiento es la lucha, la relación de poder.
“Si quisiésemos saber qué cosa es el
conocimiento no hemos de aproximarnos a él desde la forma de vida, de
existencia de ascetismo característica del filósofo. Para saber qué es, para
conocerlo realmente, para aprehenderlo en su raíz, en su fabricación, debemos
aproximarnos a él no como filósofos sino como políticos, debemos comprender
cuáles son las relaciones de lucha y de poder. Solamente en esas relaciones de lucha y poder, en la manera como se
odian entre sí los seres humanos, luchan, procuran dominarse unos a otros,
quieren ejercer relaciones de poder unos sobre otros, comprendemos en qué consiste
el conocimiento.” (p. 24; el resaltado es mío – AM-).
Por eso
Foucault propone elaborar una historia política del conocimiento, de los hechos
y del sujeto de conocimiento.
Foucault
resume la posición de Nietzsche sobre el conocimiento [5]: “Nietzsche quiere
decir que no hay naturaleza, ni esencia ni condiciones universales para el
conocimiento, sino que éste es cada vez el resultado histórico y puntual de
condiciones que no son del orden del conocimiento. El conocimiento es un efecto
o un acontecimiento que puede ser colocado bajo el signo del conocer, no es una
facultad y tampoco es una estructura universal.” (p. 26). En este sentido,
Nietzsche enfatiza el carácter perspectivo del conocimiento: “el conocimiento
es siempre una cierta relación estratégica en la que el ser humano está
situado.” (p. 26). Finalmente, el carácter a la vez generalizante y
particularizante del conocimiento: “El conocimiento es al mismo tiempo lo más
generalizante y lo más particularizante.” (27). Por un lado arrasa con las
particularidades, esquematiza; por otra parte, apunta siempre a individuos, a
situaciones personales.
En
síntesis, “a través de los textos de Nietzsche podemos establecer no una teoría
general del conocimiento sino un modelo que permite abordar (…) como es el problema
de la formación de ciertos determinados dominios de saber a partir de
relaciones de fuerza y relaciones políticas en la sociedad.” (p. 27).
La
crítica al “marxismo académico”
Al
comienzo de la conferencia, Foucault indica que su posición respecto al origen
de las ciencias sociales (los “dominios del saber”), difiere de la del
“marxismo académico”.
El
“marxismo académico” se construye en torno a una tesis principal, que sostiene
que “las condiciones económicas de la existencia encuentran en la conciencia de
los seres humanos su reflejo y expresión” (p. 10). El sujeto de las formas de
conocimiento permanece inalterado.
Frente a
estos marxistas, Foucault plantea que el sujeto de conocimiento tiene una
historia (la relación del sujeto con el objeto): “la verdad misma tiene una
historia”. (p. 10). Por ejemplo, en el siglo XIX, las prácticas sociales de
control y vigilancia engendraron un cierto saber del ser humano y “un tipo
absolutamente nuevo de sujeto de conocimiento”. (p. 10).
Foucault
investiga “la historia de los dominios de saber en relación con las prácticas
sociales, excluida la preeminencia de un sujeto de conocimiento dado
definitivamente.” (p. 11).
El
“marxismo académico” emplea la noción de ideología,
a la que concibe como “especie de elemento negativo”, como “el estigma de estas
relaciones políticas o económicas de existencia aplicado a un sujeto de
conocimiento que, por derecho, debería estar abierto a la verdad.” (p. 28).
Foucault
esboza otra concepción de la ideología: “Mi propósito es demostrar en estas
conferencias cómo, de hecho, las condiciones políticas y económicas de
existencia no son un velo o un obstáculo para el sujeto de conocimiento sino
aquello a través de lo cual se forman los sujetos de conocimiento y, en
consecuencia, las relaciones de verdad. Sólo
puede haber ciertos tipos de sujetos de conocimiento, órdenes de verdad,
dominios de saber, a partir de condiciones políticas que son como el suelo en
que se forman el sujeto, los dominios de saber y las relaciones de verdad.
Una historia de la verdad será posible para nosotros sólo si nos desembarazamos
de estos grandes temas del sujeto del conocimiento, al mismo tiempo originario
y absoluto, utilizando eventualmente el modelo nietzscheano.” (p. 28; el
resaltado es mío – AM-).
Estos
apuntes críticos sobre el “marxismo académico” (en ningún momento menciona a
quienes engloba bajo esa denominación) son útiles para la comprensión de las
relaciones de Foucault con la obra de Marx. Sin embargo, para abrir un juicio
fundamentado acerca de dicha relación es preciso examinar las obras del período
de madurez, como Vigilar y castigar.
Villa
del Parque, jueves 28 de marzo de 2019
NOTAS:
[1] La
escuela sociológica francesa, si cabe utilizar esta denominación, siempre
concedió gran importancia al estudio del derecho y las normas jurídicas. Ver al
respecto las observaciones de Emile Durkheim (1858-1917) en Las reglas del método sociológico
(1895), en especial el capítulo 3. Allí, en el marco de la distinción entre lo
normal y lo patológico, analiza el papel social del crimen.
[2]
Foucault se refiere al ensayo de Nietzsche, Verdad
y mentira en sentido extramoral, escrito en 1873. Explica del siguiente
modo su manera de usar el texto del filósofo alemán: “tomé este texto de
Nietzsche en función de mis intereses, no para mostrar que ésta era la
concepción nietzscheana del conocimiento (…) sino apenas para mostrar que
existen en Nietzsche ciertos elementos que ponen a nuestra disposición un
modelo para el análisis histórico de lo que yo denominaría política de la
verdad.” (p. 25).
[3]
Foucault desarrolla este punto: “Y así como entre el instinto y el conocimiento
encontramos no una continuidad sino una relación de lucha, dominación,
subordinación, compensación, etc., de la misma manera vemos que entre el
conocimiento y las cosas que éste tiene para conocer no puede haber ninguna
relación de continuidad natural. Sólo puede haber una relación de violencia,
dominación, poder y fuerza, una relación de violencia. El conocimiento sólo
puede ser una violación de las cosas a conocer y no una percepción,
reconocimiento, identificación de o con ellas.” (20).
[4] “La
unidad del sujeto humano era asegurada por la continuidad entre el deseo y el
conocer, el instinto y el saber, el cuerpo y la verdad. Todo esto aseguraba la
existencia del sujeto.” (p. 21).
[5]
Foucault menciona el ensayo de Nietzsche, La
voluntad de poder (1888), en donde el filósofo alemán afirma que no hay Ser
en sí ni conocimiento en sí. (25-26).