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viernes, 17 de abril de 2020

EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES CURSO 2020 – CLASE N° 3




“La ciencia realiza sus objetos, sin encontrarlos jamás hechos.”
Gaston Bachelard (1884-1962), filósofo francés.

Bienvenidas y bienvenidos al tercer encuentro del curso.
A partir de hoy inauguraremos una nueva sección de la clase. Antes de comenzar con el desarrollo de los temas del día, dedicaremos un espacio a responder dudas y cuestiones varias, ya sean de la clase anterior o de la lectura de los textos de la bibliografía obligatoria. Para ello voy a utilizar las consultas que ustedes envían por correo electrónico (este texto fue escrito para el curso anterior. En la presente cursada los foros se complementarán con el correo electrónico). De este modo espero hacer que la clase se asemeje un poco más a las clases presenciales, con las intervenciones de los estudiantes. A esto agregaré, a partir del fin de semana, clases grabadas (audio y vídeo).
Tengan presente que el trabajo de profesor puede convertirse, muchas veces, en el equivalente a la experiencia de volar a ciegas, en la que el docente confía en su experiencia, sin tomar en cuenta si los estudiantes comprenden realmente los temas de la clase. Pero, como suele suceder, quien vuela a ciegas termina estrellado. Para evitar ese resultado resulta imprescindible que pregunten todo lo que no se comprenda, todo lo que les parezca mal explicado, ya sea en los textos o en las clases. Como dicen los vendedores ambulantes, “su consulta no molesta”.
No hay que tener miedo en reconocer que los docentes damos malos clases, explicamos mal los conceptos o somos confusos en la expresión, damos por sentadas cosas que necesitan mucho más laburo para su comprensión, etc.; pero pensamos que no es así por pura autocomplacencia. De ahí que necesitamos como el aire las opiniones y críticas de los estudiantes.
Va la primera consulta:
-      Quería hacerle una pregunta acerca del primer capítulo del libro de Palma y Pardo. Hay una descripción de los términos logos y episteme, pero no llegué a comprender la diferencia entre ellos, especialmente siendo que en la página 29 parece que como que los mezcla entre sí, aunque eso puedo haberlo interpretado debido a mi confusión.
Mi respuesta:
-      Es verdad que la distinción entre doxa y episteme aparece algo confusa en el texto. Intentaré aclararla. Empiezo por el principio. El mito alude a un tipo de explicación basada en la intervención de seres sobrenaturales. El ejemplo más conocido está en la Biblia, en el libro del Génesis, cuyo primer capítulo narra el origen de la Tierra, de los animales y las plantas, de los seres humanos. Allí está claro que la voluntad de Dios es el elemento determinante y que esa voluntad es incognoscible. Nuestra razón (nuestra capacidad de conocer) no sirve para comprender los motivos divinos. En otras palabras, el mito explica, pero esa explicación remite a factores ajenos a la razón humana. Sólo nos queda la fe, creer o no creer. 
El logos, en cambio, es un discurso fundamentado. Es decir, tiene que tener coherencia lógica y ofrecer pruebas de lo que se dice allí. En la clase N°2 afirmo que el logos está relacionado con la democracia directa, la forma de gobierno imperante en varias polis griegas. Por ejemplo: un ciudadano pretende imponer una moción en la asamblea. Para ello está obligado a elaborar un discurso que persuada a los demás ciudadanos de la conveniencia de votar a favor de su moción. Ese discurso tiene que tener una estructura que incluya pruebas (que pueden ser empíricas, históricas, lógicas, etc.). El ciudadano en cuestión no puede presentarse en la asamblea diciendo: "Voten a favor de la moción porque es Zeus el autor de la misma". El mito es desplazado por el logos.
Ahora bien, ¿cuál es la distinción entre logos, episteme y doxa?
La episteme y la doxa son formas diferentes del logos (ver el cuadro que se encuentra en la pág. 29). El episteme remite a un saber fundamentado, lógico, implica el uso de conceptos que tienen que estar definidos de manera precisa. Un buen ejemplo de episteme es el conocimiento filosófico. La doxa (opinión), en cambio, es un conocimiento fundamentado y lógico, pero carece de rigor en la definición de los términos, y las pruebas que presenta pueden ser otras opiniones.
Una segunda consulta dice lo siguiente:
1- No entendí bien la parte donde habla de las características de la ciencia en la posmodernidad.
2- Cuál es la diferencia entre el saber fundamentado y el carácter metódico.
Mi respuesta:
El profesor Pardo trata el tema de las características de la ciencia en la posmodernidad en el artículo “La invención de la ciencia”, cuando describe los rasgos del paradigma actual. Pardo distingue tres épocas históricas en la ciencia, a las que denomina paradigmas. En el artículo dedica mucha atención al paradigma premoderno y al paradigma moderno. El paradigma actual recibe un tratamiento diferente y lo considera más como una crítica a los postulados del paradigma moderno que como un modelo consolidado. En ese sentido, la clave se encuentra en la pág. 39, donde señala que la Modernidad se desplegó en torno al proyecto de una "racionalidad plena", cuyo núcleo era la idea que nuestra razón podía conocer y explicar todo lo existente en el universo (en la pág. 32 se encuentra un análisis de la noción de racionalidad plena).
La Posmodernidad, cuyos orígenes podemos situar alrededor de la década de 1970, es ante todo una corriente filosófica que discute esa idea de racionalidad plena. En esa misma pág. 39, Pardo menciona la crítica a la noción de verdad defendida por la Modernidad. Esto sirve de ejemplo para comprender la posición de los posmodernos, quienes se concentran en la discusión de los ideales de la Modernidad antes que en la construcción de un nuevo paradigma. 
Respecto a la distinción entre "saber fundamentado" y "carácter metódico". La fundamentación se refiere a la presentación de pruebas (fundamentos) a favor de un argumento o de una posición determinada. Esas pruebas pueden ser empíricas, producto de la observación cotidiana o de un experimento (una situación controlada y manipulada), lógicas, históricas, etc. En síntesis, es un saber que tiene que ser probado. El carácter metódico hace referencia a que hay que seguir un método para obtener conocimiento. La noción de método significa que hay pasos, etapas, en el proceso de investigación, y que esas etapas se deben lleva a cabo en el mismo orden. Conviene consultar la pág. 21 del artículo de Pardo (allí describe el carácter metódico, al enumerar los rasgos de la ciencia en sentido descriptivo). 
Cerramos con esto las respuestas a las consultas. Pasamos ahora a los temas de la clase de hoy

En esta clase vamos a iniciar nuestro recorrido por la epistemología anglosajona.
La epistemología es una disciplina que estudia el conocimiento científico. También se la conoce como filosofía de la ciencia. Aquí no podemos detenernos en la discusión por el nombre (si corresponde llamarla ‘epistemología’ o si hay que denominarla ‘filosofía de la ciencia’),  su relación con la filosofía en general (si se trata de una rama de ésta o si se ha convertido en una disciplina específica). Para los fines de este curso basta con decir que estudia el conocimiento producido por la ciencia y que su crecimiento es un subproducto del desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Si hoy se encuentran cursando Epistemología es porque la ciencia y la tecnología se convirtieron en una fuerza económica al servicio (y modelada por) el capital. La ciencia es uno de los motores del desarrollo del capitalismo. En este sentido, el interés por los problemas del conocimiento científico fue incrementándose en paralelo con el aumento de la influencia de la ciencia en la sociedad.
La Revolución Científica de los siglos XVI y XVII parió la filosofía moderna, con su obsesión por el método para obtener conocimiento. La Revolución Industrial de fines del siglo XVIII (y sus continuaciones en los siglos XIX y XX) parió la epistemología o filosofía de la ciencia. El problema del conocimiento se convirtió en el problema del conocimiento científico.

La epistemología anglosajona no es toda la epistemología. La epistemología es un campo de batalla de distintas corrientes, y la variante anglosajona es sólo una de ellas. Pero su influencia ha sido enorme, a punto tal que ha moldeado los problemas y los métodos de la disciplina. De ahí que merezca nuestra atención, a pesar de sus limitaciones. Por eso dedicaremos esta clase y la siguiente a la revisión de algunos de los principales temas de esta corriente epistemológica. Ustedes tienen el artículo del profesor Pardo como lectura obligatoria [1]. Dado que dispondrán de una guía de preguntas sobre el texto (que sirve de base a su lectura), haré una selección de cuestiones que resultan especialmente significativas para este curso.

a)  De la ciencia como producto a la ciencia como proceso
En primer lugar, conviene tener una visión de conjunto de la trayectoria de la epistemología anglosajona en el siglo XX, pues ella nos servirá para una mejor comprensión de los problemas abordados en el artículo del profesor Pardo.
La epistemología anglosajona constituye la versión estándar de la filosofía de la ciencia. Recibe también la denominación de Concepción Heredada (CH) [2]. ¿En qué consiste esta herencia? Básicamente en el empirismo y en su versión modernizada, el positivismo del siglo XIX. La CH agregó la preocupación por el análisis del lenguaje, en línea con el desarrollo de la filosofía analítica, corriente de enorme influencia en los países anglosajones.
El empirismo sostiene que la base de todo nuestro conocimiento reside en la información que nos proporcionan los sentidos. Nuestra mente procesa esos datos y construye todo nuestro saber. No existe otra fuente de conocimiento válida que no sean los sentidos. Esta concepción se desarrolló en debate con el racionalismo y se convirtió en positivismo en el siglo XIX. [3]
La CH se divide en dos variantes: a) el empirismo lógico, cuyo principal exponente es el Círculo de Viena; b) el racionalismo crítico, desarrollado por el filósofo austríaco Karl Popper (1902-1994). El profesor Pardo menciona una serie de características comunes a ambas variantes, así que no es necesario explayarnos aquí. [4]
La CH considera a la ciencia como producto, es decir, como algo acabado, al que hay que aplicarle el análisis lógico. En todo caso, es tare de otras disciplinas (la sociología y la historia de la ciencia) investigar cómo se produce el producto (por ejemplo, una teoría científica). La filosofía de la ciencia debe ocuparse únicamente de la validez del conocimiento obtenido. Esto requiere de una rígida división del trabajo entre las disciplinas que tienen a la ciencia como objeto de estudio.
El filósofo alemán Hans Reichenbach (1891-1953), exponente del Círculo de Viena, desarrolló la distinción entre contexto de descubrimiento y contexto de justificación, la cual sirvió de apoyatura filosófica a la mencionada división del trabajo entre disciplinas.
El contexto de descubrimiento abarca todos los procesos (económicos, sociales, políticos, ideológicos, personales) que confluyen en un descubrimiento científico. Es el ámbito propio de la sociología de la ciencia y de la historia de la ciencia. Queda fuera de la incumbencia de la epistemología.
El contexto de justificación, en cambio, se refiere a la problemática de la validación de las teorías científicas. En otras palabras, se ocupa de la validez del CC. Es el terreno de la epistemología, tal como la concibe la CH.
Veamos con más detenimiento la distinción que acabamos de describir. En este aspecto se percibe la filiación entre el empirismo y la CH.
El empirismo clásico, surgido al calor de la RC, afirmaba que todo nuestro conocimiento provenía de la información proporcionada por los sentidos (vista, oído, etc.). De modo que podíamos estar seguros de nuestro conocimiento si le hacíamos caso a nuestros sentidos. Sin embargo, era evidente por experiencia que los sentidos nos proporcionaban información errónea en muchas oportunidades. Todos sabemos que en estado de borrachera nuestros sentidos confunden el tiempo, el espacio, nos muestran cosas inexistentes, etc. René Descartes (1596-1650) aprovechó a fondo las debilidades del empirismo y construyó una filosofía alternativa, el racionalismo, basada en el método de la duda sistemática.
Los empiristas devolvieron el golpe desarrollando la noción de un observador que registraba toda la información sin tener en cuenta ni gustos ni preferencias personales (y, que, por supuesto, no está bajo los efectos de la borrachera). El empirismo parió una forma específica de objetividad, en la que el científico tenía que escindirse de su marco cultural, histórico e ideológico para convertirse en un robot que acumulaba datos. Ese robot registra los datos que ya existen en la naturaleza y sobre la base de éstos elabora las leyes y teorías científicas.
La distinción entre contextos de descubrimiento y justificación expresa de un modo más elaborado la noción de objetividad del empirismo. La validez del CC del método utilizado y no de las circunstancias históricas y sociales en que se da un descubrimiento científico. Es por eso que la epistemología de la CH es una prescriptiva, esto es, prescribe a los científicos el método que deben utilizar para obtener conocimiento.
El recorrido histórico de la epistemología anglosajona comienza con el Círculo de Viena, que lleva al extremo la distinción entre contextos y el carácter prescriptivo de la filosofía de la ciencia. No deja espacio para la historia, por lo menos en lo que hace a la filosofía de la ciencia. Su idea es un científico objetivo, despojado de toda carga cultural e ideológica, que produce conocimiento aplicando el método prescripto por los epistemólogos.
La concepción del Círculo de Viena recibió fuertes críticas. Popper fue uno de esos críticos. Su racionalismo crítico (también conocido como método hipotético deductivo) expresa el intento de superar las limitaciones del positivismo lógico, incorporando la noción de carga teórica de la observación. Popper advierte que no existe la observación pura, separada de las nociones previas del observador. [5] Por eso la ciencia procede formulando conjeturas (hipótesis) en respuesta a problemas; no surge de la observación pura de los hechos. Sin embargo, Popper sigue pensando en términos de la división entre contextos. El epistemólogo tiene la tarea de proporcionar al científico el método correcto, que garantice la obtención de conocimiento válido. [6]La epistemología de Popper sigue siendo prescriptiva y, en este sentido, deja afuera de la consideración los elementos históricos y sociales. La ciencia sigue siendo pensada como un producto, tanto en el análisis de la validez del conocimiento como en la elaboración de un método que asegure la objetividad del CC.
El modelo de filosofía de la ciencia de la CH sufrió el cuestionamiento más importante con la publicación del libro La estructura de las revoluciones científicas (1962), del epistemólogo estadounidense Thomas Kuhn (1922-1996).
Kuhn no actuó en solitario. Mejor dicho, realizó su trabajo en el marco del desarrollo de una serie de estudios sobre la historia de la ciencia que pusieron en discusión la imagen propuesta por la concepción heredada. Kuhn mismo dedicó parte de su tiempo a la historia de la ciencia.
En La estructura de las revoluciones científicas se demolió la distinción entre contextos desarrollada por la CH. La ciencia pasó a ser concebida como un proceso, es decir, como el resultado (inacabado) de un complejo entramado de factores económicos, sociales, culturales. Según esta perspectiva, la filosofía de la ciencia no debe prescribir a los científicos el método a seguir, sino que tiene que dedicarse a estudiar la manera en que los científicos producen conocimiento. Esa manera incluye, necesariamente, las condiciones históricas y sociales en las que los científicos hacen ciencia.
En síntesis, a lo largo del siglo XX la epistemología anglosajona describió una trayectoria que pasó de concebir a la ciencia como producto a pensar al CC como proceso.
La concepción de la ciencia como proceso implica afirmar que la historia juega un papel importante en la producción del conocimiento científico y que no puede ser dejada afuera del campo de estudio de la epistemología. Esto nos lleva a examinar las relaciones entre ciencia e historia.

b)  La historicidad de la ciencia
El profesor Pardo examina el problema de la historicidad de la ciencia al comienzo de su artículo (pp. 46-49). No voy a repetir su argumentación, pues es innecesaria y, por otra parte, ustedes tienen la guía de preguntas, donde se hace foco en los puntos fundamentales del texto.
Quiero retomar aquí la reflexión que iniciamos en el punto anterior y desarrollarla en función de las dos cuestiones que plantea Pardo: la objetividad y la responsabilidad de la ciencia.
La CH en su conjunto defendió la escisión entre contexto de descubrimiento y contexto de justificación. De ese modo, la historia quedó fuera de la incumbencia de la filosofía de la ciencia y, más importante todavía, se propuso una imagen de la ciencia en la que ésta aparece separada de los problemas económicos, sociales y políticos. En el límite y dicho de manera muy burda, la ciencia es objetiva porque es apolítica. Esta concepción enlaza con la posición de los positivistas en el siglo XIX, quienes sostenían que la ciencia podía resolver los problemas sociales precisamente porque era neutral, porque no tomaba partido por ninguno de los grupos sociales enfrentados, dado que su conocimiento provenía de la experiencia empírica, que era objetiva.
La concepción de la neutralidad de la ciencia está en la base de los planteos tecnocráticos, que postulan que los conflictos sociales sólo pueden ser resueltos por los especialistas. Así, por ejemplo, la cuestión de la deuda externa únicamente puede ser tratada por los economistas, quienes poseen el saber necesario para hacerlo. Esta postura se basa en un supuesto bien conocido en la filosofía occidental, la tesis de que sólo una minoría posee el conocimiento necesario para gobernar, en tanto que la mayoría de las personas carece de él y por lo tanto tiene que obedecer a “los que saben”. [8]
El problema de la historicidad de la ciencia tiene, pues, relación con la distribución del poder en la sociedad. Es también un problema político. Esto tiene especial relevancia para nosotros, que estudiamos la teoría social, y le dedicaremos atención más adelante, cuando nos adentremos en el ámbito específico de la epistemología de la ciencia social.
En la próxima clase continuaremos con el examen de este problema.

Villa del Parque, viernes 17 de abril de 2020

ABREVIATURAS:
CC: Conocimiento científico / CH: Concepción heredada / RC: Revolución Científica

NOTAS:
[1] Pardo, R. (2012), “La verdad como método: La concepción heredada y la ciencia como producto”, en  Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos.
[2] El profesor Pardo caracteriza la CH en las págs. 43-45 de su artículo: Pardo, R. (2012), “La verdad como método: La concepción heredada y la ciencia como producto”.
[3] Para una breve distinción entre racionalismo y empirismo me remito a lo expuesto en la segunda clase de este curso.
[4] Ver la enumeración de características de la CH en: Pardo, R. (2012), “La verdad como método: La concepción heredada y la ciencia como producto”, pág. 44.
[5] Ver la crítica de la noción de observación pura en: Pardo, R. (2012), “La verdad como método: La concepción heredada y la ciencia como producto”, pág. 55.
[6] El método propuesto por Popper es el hipotético deductivo. Pardo realiza una descripción del mismo en: Pardo, R. (2012), “La verdad como método: La concepción heredada y la ciencia como producto”, pág. 64, gráfico 2.
[7] El profesor Palma describe el giro sociohistórico de la epistemología anglosajona en: Palma, H. (2012), “La ciencia como proceso: de la filosofía de la ciencia a los estudios sobre la ciencia y la tecnología”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos, pp. 77-79. Kuhn es autor de La revolución copernicana (1957), una obra importante en el campo de la historia de la ciencia, dedicada al estudio de la Revolución Científica en la astronomía.
[8] Esta es la posición del filósofo griego Platón (c. 427-347 a. C.) en su obra República, donde afirma que los filósofos deben gobernar, pues son los únicos que poseen el conocimiento necesario. Quiero enfatizar que esta idea no es compartida por TODA la filosofía, ni siquiera limitando nuestro campo de acción a la filosofía griega. El filósofo Protágoras (c. 485-c. 411 a. C.), por ejemplo, discutió el argumento platónico. Esta discusión fue expuesta por el propio Platón en su diálogo ProtágorasPlatón. Diálogos I: Apología, Critón, Eutifrón, Ión, Lisis, Cármides, Hipias Menor, Hipias Mayor, Laques, Protágoras. Madrid, Gredos, 1985. El Protágoras se encuentra en pp. 487-589 de dicha edición.

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