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Para desarrollar el tema
utilizo el capítulo 1 de la obra de Mochón y Beker. (1) El motivo de la
elección radica en la difusión alcanzada por el texto. En otras palabras, se
trata de criticar en él a las ideas convencionales de la economía neoclásica,
con las que se nutren los estudiantes de los primeros cursos universitarios de
economía.
El texto comentado es una
exposición verdaderamente característica de los prejuicios y manías de los
neoclásicos. El hilo conductor del capítulo es la adhesión a las tesis del individualismo metodológico, eliminando
así el contenido (el carácter) social de la economía. En este sentido, los
autores reconocen que “su objeto de
estudio [de la economía] [son] los individuos.” (p. 11).
“Los
supuestos más característicos utilizados en Economía son: por un lado, que los
agentes económicos [individuos y empresas] actúan de forma racional, esto es,
que son lógicas en el planteamiento de los problemas y en las soluciones que
eligen, y, por otro, que los individuos son utilitaristas o egoístas y,
consecuentemente, siempre tratan de maximizar alguna magnitud.” (p. 10).
En todo el capítulo no hay
una sola referencia a las clases
sociales como constitutivas de los comportamientos individuales: sólo hay
átomos egoístas que obran en su propio provecho (podemos decir que nos hallamos
aquí en el nivel del capítulo 13 del Leviatán
de Hobbes). Tampoco hay ninguna referencia al carácter histórica, transitorio,
de las relaciones capitalistas (atomísticas). El aparato conceptual se resiente
del marco teórico utilizado, y remite constantemente a una teoría psicológica
de la acción: par necesidades – deseos. Egoísmo y apetencias. Nos encontramos
en pleno s. XVII y XVIII, pero sin la brillantez de este período.
Esta nota voy a limitarme a
seguir el desarrollo de la definición del concepto economía. Hay que decir que
los autores reconocen que la economía
es una ciencia social (p. 8). Sin embargo, resulta muy difícil precisar en qué
consiste ese carácter social, si se tiene en cuenta la forma en que escamotean
dicho carácter en la formulación de su definición de economía.
Los autores siguen el
siguiente procedimiento:
1° paso: La economía “se
ocupa de las cuestiones que surgen en relación con la satisfacción de
necesidades de los individuos y de la sociedad.” (p. 3). Aquí nos encontramos
con la sociedad que “obliga a sus
miembros a llevar a cabo determinadas
actividades productivas” para obtener los bienes y servicios que satisfagan
dichas necesidades. Estas necesidades están determinadas en forma orgánica
(comer, beber, etc.) o social (asistir a la escuela, etc.), pero todas ellas
exigen para su satisfacción el establecimiento de determinadas relaciones entre
los individuos. De esto último no se dice una palabra, pues los autores se
dirigen a identificar la economía con una técnica. Pero conviene no
adelantarse.
2° paso: La economía “se
preocupa (…) de la manera en que se administran unos recursos escasos” (p. 4)
para producir bienes y satisfacer así las necesidades. La administración y no
el análisis de las relaciones sociales es el eje del análisis. La producción de
bienes no aparece como un campo de lucha y generación de poder social, sino
como el terreno en que impera la ciencia de la administración, la técnica de
producir en base a la escasez. Este
último concepto (el de escasez), opera como deux
et machina que birla el examen de las relaciones sociales.
3° paso: Después de lo
anterior, la economía es ahora “la ciencia de la elección”. ¿Por qué? Frente a
los problemas de los “individuos y de las empresas”, “lo que pretende la
economía es ofrecer un método para ordenar y establecer las prioridades a la
hora de tomar decisiones sobre las necesidades individuales o colectivas que se
desea satisfacer” (p. 3). Empezamos con la sociedad y terminamos con la
elección de prioridades. Al ocultar las relaciones de producción y, por ende,
el conflicto social, la elección de prioridades aparece como un proceso
objetivo (los autores se deslizan a considerarlo como una elección técnica, que
hace a la organización eficiente de los factores de producción), y no como el
resultado de la política. Para
eliminar a la política, los autores recurren a los supuestos individualistas
metodológicos que mencionamos más arriba (pág. 10 del texto). Estos supuestos
(más allá de su carácter eminentemente ideológico, naturalizador del
capitalismo) remiten al problema de la forma en que la teoría intenta
apropiarse de la realidad. La ciencia social debe apropiarse las relaciones, no
las apariencias de las mismas (para la escuela neoclásica, la principal
apariencia es el homo oeconomicus).
4° paso: Los autores nos
ofrecen su definición final: la economía “es la ciencia que estudia la
asignación más conveniente de los recursos escasos de una sociedad para la
obtención de un conjunto ordenado de objetivos” (p. 4). Ahora bien, ¿quién
determina qué asignación de recursos es la más conveniente? Si nuestra sociedad
fuera homogénea, es decir, no estuviera compuesta por clases sociales con
intereses antagónicos, podríamos aceptar que dicha acepción se igualara a una
decisión objetiva, técnica. Como esto no es así, subsiste la pregunta anterior,
con el agregado de que si la sociedad es desigual, al elegir una determinada
asignación la economía está tomando partido por una de las partes de la
sociedad. Los recursos escasos, ¿son escasos en términos naturales –
cuantitativos – o en términos sociales – cualitativos –? El capital produce
nuevas necesidades y, por tanto, nueva escasez. Los neoclásicos se deslizan a
considerar las necesidades como un problema psicológico y a la escasez como un
problema natural o técnico. La última formulación es todavía más
característica: “La economía no estudia un área o un campo de la actividad
humana, sino un aspecto de ésta: el aspecto de toda actividad humana que, en el
intento de satisfacer las necesidades materiales, implica la necesidad de
elegir” (p. 4).
El corolario de este
procedimiento: la microeconomía “estudia los comportamientos básicos de los
agentes económicos individuales y los mecanismos de formación de los precios”
(p. 5). El valor, las relaciones de producción, las clases sociales, son
expulsados de la consideración de la economía.
Villa del Parque,
sábado 17 de agosto de 2013
NOTAS:
(1) Mochón Morcillo,
Francisco y Beker, Víctor Alberto. (1993). Economía:
Principios y aplicaciones. México D. F.: McGraw Hill.
(2) A pesar de que los
autores reconozcan formalmente este punto, “las discrepancias entre economistas
no son mucho más profundas que en otras ciencias, aunque sí son más visibles,
pues se trata de una ciencia social y los problemas debatidos preocupan al
pueblo en general, mientras que en otras ciencias quedan reducidos a la
comunidad científica.” (p. 8).
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