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domingo, 26 de diciembre de 2010

HISTORIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA (1)



Las notas, extractos y comentarios que comienzo a publicar a continuación tienen por objeto exclusivo presentar un resumen de la obra del autor inglés. No hay en ellos ninguna pretensión de desarrollo original.

La Historia del pensamiento socialista[1], de George Douglas Howard Cole (1889-1959), es una obra ya antigua[2] pero venerable. Uno de sus límites es la visión eurocéntrica (incluyendo en este término también a los EE. UU.), que deja afuera sistemáticamente a los desarrollos de la teoría y práctica socialistas en América, Asia y África. El mismo autor indica en el prólogo otro de los límites del libro: “Quiero dejar sentado que esta obra no trata se de ser una historia del socialismo, sino sólo del pensamiento socialista con las referencias al movimiento socialista que sean necesarias para explicar el pensamiento.” (I: 7)[3] Cole reconoce que esta tarea es imposible para un solo autor. Además, indica que sabe inglés y francés, que tiene dificultades con el alemán, conoce muy poco italiano, casi nada de español, y no sabe ruso. Una historia del socialismo presenta grandes dificultades, y sólo puede ser encarada en el marco de un proyecto internacional y multidisciplinario.

Como apuntamos, Cole afirma que se trata de una historia del pensamiento socialista. En otras palabras, nuestro autor se ciñe (aunque no siempre) a realizar una historia de las ideas socialistas, dejando en un lugar secundario a la práctica socialista propiamente dicha. Está claro que la elaboración de una teoría social alternativa a la de las clases dominantes es uno de los logros más importantes de la historia humana, pero “de lo que se trata es de transformar el mundo”, como diría el viejo Karl Marx (1818-1883). Es por ello que deseo aclarar que al comentar esta obra, mi interés pasa por el estudio de las formas organizativas desarrolladas por el socialismo y por el movimiento obrero. Esto es, cómo constituir una organización política autónoma de los trabajadores en las condiciones del capitalismo.

El origen del término SOCIALISMO.

Los vocablos socialismo y socialista aparecieron impresos por primera vez en 1803 en italiano, “pero con un sentido que no tiene relación con ninguno de sus significados posteriores” (I: 9)[4]. La palabra socialisme apareció impresa en 1832 en el periódico francés LE GLOBE, dirigido por el sansimoniano Pierre Leroux (1797-1871). La palabra todavía servía exclusivamente para caracterizar a la doctrina sansimoniana[5]. En la década de 1830 fue utilizada por Leroux y Reynaud en la Nouvelle Encyclopédie. Pasó a usarse “para incluir un número de grupos que aspiraban a alguna clase de orden social nuevo, basado en una concepción económica social de los derechos humanos” (I: 9-10). Posteriormente, los términos “socialismo” y “socialista” pasaron a Gran Bretaña, Alemania y EE. UU.

En la década de 1830 el significado de la palabra “socialismo” se fue ampliando, hasta el punto que servía para designar “a quienes defendían algunos de los muchos «sistemas sociales» que luchaban entre sí y que coincidían en la hostilidad contra el orden social individualista que prevalecía en lo económico, y contra el predominio concedido a la cuestiones políticas sobre las sociales y económicas en las opiniones y actitudes contemporáneas acerca de las relaciones económicas y de la ordenación justa de los asuntos públicos.” (I: 10).

Los grupos que recibieron la denominación de “socialistas” fueron los sansimonianos y los fourieristas[6] en Francia, y los owenistas[7] en Gran Bretaña: “Los tres eran enemigos del individualismo, del sistema económico de la competencia y de la idea de que una ley económica natural por sí misma produciría el bien general, sólo con que los políticos se abstuvieran de seguir regulando los problemas económicos a la vez que reforzaban los derechos de propiedad. Los tres defendían, en contra del laissez-faire, la opinión de que los asuntos económicos y sociales necesitaban una organización colectiva de carácter positivo para fomentar el bienestar, y que esta organización habría de basarse, en cierto modo, en un principio de cooperación y no de competencia.” (I: 12).

Para estos primeros socialistas, la crítica del individualismo y la defensa de la necesidad de un nuevo ordenamiento de los asuntos económicos iban de la mano de un énfasis en la importancia de la educación: “Así, pues, socialismo, tal como la palabra se empleó primero, significaba ordenación colectiva de los asuntos humanos sobre una base de cooperación, con la felicidad y el bienestar de todos como fin, y haciendo resaltar no la «política», sino la producción y la distribución de las riquezas y la intensificación de los influjos «socializantes» en la educación de los ciudadanos a lo largo de toda su vida mediante formas cooperativas de conducta, en contra de los de la competencia, y mediante actitudes y creencias sociales. De aquí se sigue que todos los «socialistas» estaban profundamente interesados en la educación, y consideraban una buena educación social como un fundamento de los «derechos del hombre».” (I: 12).

En estas primeras concepciones del socialismo no tenían cabida ni el proletariado ni la lucha de clases entre éste y la clase capitalista. “El socialismo, en sus primeros tiempos, y tal como entonces se entendía esta palabra, desde luego no fue una doctrina de lucha de clases entre el capital y el trabajo.” (I: 14)

En 1839 el economista Jerôme Blanqui (1798-1854), en su obra Historia de la Economía Política, utilizó la denominación socialistas utópicos para referirse a los sansimonianos, fourieristas y owenistas. Más tarde, Marx y Friedrich Engels (1820-1895) adoptaron el uso de esta designación en el Manifiesto del partido comunista (1848) (I: 12).

Buenos Aires, domingo 26 de diciembre de 2010


NOTAS:

[1] Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista: I. Los precursores, 1789-1850. México D. F: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa.

[2] La 1º edición inglesa se publicó en 1953.

[3] Siempre que no se indique lo contrario, todas las citas son de la edición mencionada en la nota 1. En números romanos indico el número de volumen, y en arábigos la página.

[4] Cole no aclara cuál es ese primer significado de los términos socialismo y socialista.

[5] Es decir, la doctrina de los seguidores de Saint-Simon (1760-1825).

[6] Se refiere a los partidarios de las ideas de Charles Fourier (1772-1837).

[7] Los owenistas eran los seguidores de Robert Owen (1771-1858) adoptaron oficialmente el nombre de socialistas en 1841.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo, gracias.

Ariel Mayo (1970) dijo...

Gracias por comentar, saludos