Vistas de página en total

sábado, 29 de agosto de 2020

INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA CURSO 2020 – CLASE N° 9

 

“La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar

incesantemente los instrumentos de producción y,

con ello todas las relaciones sociales.”

Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895)

 

 



Bienvenidas y bienvenidos a la novena clase del curso.

Hoy vamos a hablar del Manifiesto Comunista (1848). [1] Se trata, sin lugar a dudas, de una de las obras más influyentes de la literatura política y sociológica. A partir de la lectura del MC intentaremos sintetizar los puntos más importantes de la teoría marxista de la sociedad. El marxismo implicó el desafío más grande al modelo de CS elaborado por la burguesía en los dos últimos siglos y, como tal, representa la alternativa a la sociología y a las demás CS. Por eso no podemos incluirlo, como hacen muchos historiadores de las disciplinas sociales, dentro de la sociología.

El marxismo es “el afuera” de la sociología, y uno y otro se retroalimentaron mutuamente a lo largo de su historia. Por eso mismo, la comprensión del marxismo es imprescindible para el estudiante de sociología y, más en general, para todo aquel que se encuentre interesado en la teoría social. Por supuesto, carecemos del tiempo necesario para describir adecuadamente a la concepción marxista de la sociedad. En este encuentro, y en los dos siguientes, nos limitaremos a presentar los aspectos más generales de dicha concepción.

Pasemos a la clase propiamente dicha.


A modo de introducción:

La sociología ha sido llamada “la ciencia de la crisis”; esa afirmación es correcta, pues la sociología se desarrolló como disciplina científica intentando dar respuesta teórica a la crisis ocasionada por la aparición de una nueva forma de organización social: el capitalismo. Nosotros hemos seguido en este curso los comienzos del desarrollo capitalista y hemos visto, a través de obras como la Utopía de Thomas More (1478-1535), algunos de los efectos desestructurantes del capitalismo sobre las relaciones sociales tradicionales (por ejemplo, la expulsión de los campesinos de sus tierras). La desintegración de la vida campesina se acentuó en los siglos XVI al XIX, sobre todo en países como Inglaterra. A la vez, la Revolución Industrial, cuyos albores pueden situarse hacia 1760, profundizó las diferencias sociales y dio origen a un nuevo tipo de conflicto: burguesía vs. clase trabajadora. A ello hay que sumarle las luchas políticas derivadas de la aspiración de la burguesía por controlar el poder político, que se expresó en las revoluciones burguesas (la más conocida es la Revolución Francesa de 1789).

En pocas palabras, crisis derivada tanto del pasaje de las formas de organización social precapitalistas a la sociedad capitalista, como de los nuevos conflictos sociales generados por la estructura misma del capitalismo.

Sin embargo, la teoría social (las diferentes CS que fueron apareciendo entre los siglos XVIII y XIX) no procesó del mismo modo los efectos de la crisis.

La economía política, la CS que la precedió en la historia, se desarrolló en el siglo XVIII, cuando la burguesía (la clase propietaria de los medios de producción) estaba ascendiendo al poder económico y político en varias sociedades europeas (sobre todo en Inglaterra y Francia), desplazando a la nobleza feudal. La guerra de Independencia de los EE.UU. (1776-1783), la primera Revolución Industrial y la Revolución Francesa (1789-1794), fueron las expresiones más destacadas de dicho ascenso.

Los economistas mostraron un optimismo desbordante sobre la capacidad de la economía capitalista para resolver los problemas sociales. Autores como Adam Smith (1723-1790) pensaban que el desenvolvimiento de la economía de mercado resolvería el problema de la pobreza, al proporcionar empleos bien remunerados, así como también el de la escasez, pues el interés egoísta de cada individuo terminaría por aumentar la cantidad de mercancías disponibles, generando una era de abundancia. En definitiva, los economistas sostenían que era preciso acelerar el desarrollo del capitalismo para garantizar un futuro de progreso económico y social.

Las cosas se dieron de modo diferente a las expectativas de los economistas. La Revolución Industrial, desarrollada en Inglaterra entre 1760 y 1830, aproximadamente, promovió el crecimiento de la producción a niveles nunca vistos hasta entonces. Ello se tradujo en un aumento de la riqueza de los capitalistas (los dueños de las fábricas), pero también en un incremento de la miseria de los trabajadores. En este sentido, el siglo XIX estuvo marcado por las luchas de la clase obrera por el mejoramiento de sus salarios, las condiciones de vida y el reconocimiento de sus organizaciones. En ese marco nació y se expandió una nueva corriente política, el socialismo [2], cuyo objetivo era la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y la instauración de una nueva forma de organización social, que debía reemplazar al capitalismo. A nosotros esto nos parece extraño, dado que en la actualidad el socialismo carece de fuerza política, pero en el siglo XIX (esto es válido también para buena parte del siglo XX) parecía probable una revolución que terminara con la dominación capitalista.

A lo que acabamos de decir hay que agregarle otro elemento, ya mencionado anteriormente. El desarrollo del capitalismo implicó la desarticulación de las relaciones sociales precapitalistas, basadas en la inserción del individuo en una  comunidad (por ejemplo, la aldea). El individualismo, tal como lo conocemos en la actualidad, no existía. Ahora bien, el desarrollo de una economía de mercado, donde toda la producción y las personas mismas asumían la condición de mercancías, significó un verdadero cataclismo social. Las personas tardaron mucho tiempo en adaptarse a una realidad donde la comunidad había perdido importancia. Todo ello se tradujo en un período de inestabilidad política, social y cultural.

La sociología surgió en el siglo XIX y fue el intento de dar respuesta tanto a los problemas ocasionados por la transición del feudalismo al capitalismo como por la lucha de la clase obrera contra la burguesía. Este es el sentido de su caracterización como “ciencia de la crisis”, mencionada más arriba. En clases posteriores examinaremos los aportes de los sociólogos. Pero la sociología no fue la única respuesta a la crisis.

El marxismo surgió como resultado de las luchas del movimiento obrero europeo en las primeras décadas del siglo XIX. [3] Esto representa una diferencia significativa con la teoría social anterior. Los filósofos siempre habían pertenecido, por su origen social, a la clase dominante, y lo mismo ocurría con los economistas. Filósofos y economistas elaboraron teorías para justificar el orden existente. Pero ninguno de ellos había desarrollado una teoría pensada desde la perspectiva de la clase trabajadora. Siempre justificaron los objetivos y las aspiraciones de la clase dominante en todas las épocas. [4]

La irrupción de la clase obrera quebró las reglas de juego de la teoría social. Los campesinos, la clase trabajadora de las sociedades precapitalistas, se hallaban dispersos en un territorio muy vasto y, por lo general, eran analfabetos; sólo excepcionalmente pudieron organizarse a nivel nacional. El trabajador asalariado, en cambio, residía en las ciudades y se incorporó rápidamente a sistemas educativos nacionales que se desarrollaron a lo largo del siglo XIX. Desde muy temprano se organizó en sindicatos (que tardaron en ser reconocidos por los Estados), que desafiaron la dominación del capital. Además, y esto es central para los propósitos de este curso, comenzaron a desarrollar su propia concepción de la sociedad capitalista. [5]

El MC es el punto de confluencia de los procesos que acabamos de esbozar. Marx y Engels (sobre todo el primero) provenían de los medios intelectuales y se habían acercado a la clase trabajadora. Esto los llevó a  romper con su ideología anterior y a comenzar a desarrollar una nueva teoría de la sociedad. Esto aparece plasmado en obras como la Ideología alemana, un extenso manuscrito redactado en 1845-1846 y publicado recién en 1932, y Miseria de la filosofía (1847).

El MC tuvo origen en la solicitud que hizo la Liga de los Comunistas a Marx y Engels, quienes militaban en esa organización constituida por obreros y artesanos alemanes exiliados en varios países europeos, para que pusieran por escrito el programa del grupo. Esto hizo que el MC fuera, a la vez, un documento político y un texto de teoría social. Los comunistas pensaban que era necesario fundamentar su crítica de la sociedad, y que el programa de un partido socialista debía estar basado en un análisis científico de la realidad. Cabe decir que el MC constituye un brillante ejemplo de combinación de estrategia política y teoría social, independientemente de la opinión que se tenga del socialismo.

Así como no podemos tratar en este curso los múltiples aspectos de la teoría marxista, tampoco estamos en condiciones de desarrollar de modo acabado la argumentación del MC. Nuestros objetivos serán más limitados. Nos concentraremos en tres cuestiones: a) la teoría del capitalismo; b) la teoría de las clases sociales (burguesía y clase trabajadora); c) la teoría de la política. Para ello propondré una lectura particular, con saltos frecuentes de un capítulo a otro de la obra.


La teoría del capitalismo:

Marx y Engels eran perfectamente conscientes del carácter novedoso de la organización social capitalista. A lo largo de la historia hubo múltiples formas de sociedad, pero ninguna tan peculiar ni tan expansiva como el capitalismo. Mientras que los imperios antiguos y el feudalismo habían sido estructuras políticas que modificaron poco y nada la manera de trabajar y las condiciones de vida de los campesinos (la mayoría de la población), el capitalismo, en el plazo de unas pocas décadas, había introducido modificaciones sin precedentes en las sociedades. La expresión “unas pocas décadas” no es un recurso retórico; el capitalismo moderno surgió con la primera Revolución Industrial, y está comenzó entre 1760 y 1770. El MC, por su parte, se publicó a principios de 1848, unos 80 años después del comienzo de esa revolución. En un plazo históricamente breve, el capitalismo modificó dramáticamente la vida de las personas.

El primer capítulo del MC describe la magnitud de los cambios sociales bajo el capitalismo. Resulta casi paradójico que hayan sido dos socialistas quienes escribieron el elogio de la capacidad de la burguesía para transformar el mundo.

“La burguesía ha desempeñado en la historia un papel altamente revolucionario.” (p. 37).

¿Qué significa esto?

“La burguesía, con su dominio de clase, que cuenta apenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas. El sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de las máquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación a vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la adaptación para el cultivo de continentes enteros, la apertura de los ríos a la navegación, poblaciones enteras surgiendo de la tierra como por encanto. ¿Cuál de los siglos pasados pudo sospechar siquiera que semejantes fuerzas productivas dormitasen en el seno del trabajo social?” (p. 41).

El capitalismo, a diferencia de las formas de organización social que lo precedieron, se caracteriza por una fenomenal capacidad para desarrollar las fuerzas productivas, esto es, la potencia para producir mercancías, constituida por el saber y la habilidad de los trabajadores, las herramientas y máquinas, la organización del proceso laboral, la ciencia y la tecnología. Marx y Engels señalaron que la burguesía se había apropiado la ciencia y la utilizaba para sus propios fines, modelándola a su imagen y semejanza. Nosotros, que vivimos en un mundo dominado por la tecnología (¡este curso sería imposible sin computadoras e internet!) comprendemos mejor que sus contemporáneos el significado de esa apropiación de la ciencia por el capital.

Pero, ¿cuál es el motor de las transformaciones llevadas a cabo por la burguesía? La respuesta proporcionada por Marx y Engels es sencilla. La burguesía vive de explotar la fuerza de trabajo:

“En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, desarróllase también el proletariado, la clase de los obreros modernos, que no viven sino a condición de encontrar trabajo, y lo encuentran únicamente mientras su trabajo acrecienta el capital. Estos obreros, obligados a venderse al detalle, son una mercancía como cualquier otro artículo de comercio, sujeta, por tanto, a todas las vicisitudes de la competencia, a todas las fluctuaciones del mercado.” (p. 43).

El capitalista compra el uso de la fuerza de trabajo por un tiempo determinado, y se preocupa por obtener el mayor rendimiento posible de ese uso, dado que se apropia los frutos de ese trabajo gracias a la propiedad privada de los medios de producción. La riqueza generada en el proceso productivo le pertenece y dispone de ella, comandando por lo tanto la economía de la sociedad. No se trata de un mero interés egoísta del empresario (aunque el egoísmo es el motor del capitalista en tanto individuo), sino que el capitalista encarna los intereses, la lógica del capital.

“Ser capitalista significa ocupar, no sólo una posición personal en la producción, sino también una posición social. El capital es un producto colectivo; no puede ser puesto en movimiento sino por la actividad conjunta de muchos miembros de la sociedad y, en último término, sólo por la actividad conjunto de todos los miembros de la sociedad. El capital no es, pues, una fuerza personal; es una fuerza social.” (p. 54).

La frase anterior es particularmente significativa, pues muestra que Marx y Engels concebían al capitalismo como un sistema de relaciones sociales que condicionaban la conducta de los individuos, y no como el resultado de las decisiones individuales. En otros términos, el capitalismo es un sistema específico de relaciones sociales. Esto va en contra del sentido común dominante en nuestra época, que se expresa en frases tales como “pobre es el que quiere”, como si las posiciones sociales que ocupan las personas fueran el producto del carácter individual de cada una de ellas. Marx y Engels no niegan el papel del individuo, de su determinación, de su carácter, pero nos dicen que debemos prestar atención a las condiciones sociales que permiten que prosperen o se frustren sus decisiones individuales. De este modo, Marx y Engels estaban construyendo una ciencia social.

El capitalista dirige el proceso productivo; ello lo lleva a promover el desarrollo de nuevas técnicas y herramientas para volver más eficiente el proceso. En pocas palabras, trata de ahorrar el máximo posible de materiales utilizados en la producción, abaratando así los costos. Eso le permite afrontar la competencia con otros capitalistas y, en el plano internacional, la competencia entre países y bloques regionales. Por eso la burguesía debe desarrollar constantemente las fuerzas productivas.

Los resultados de las tendencias mencionadas ya estaban a la vista en 1848 y aparecen reflejados en MC.

a)   “Una serie de revoluciones en el modo de producción y de cambio” (p. 36). Desde la primera Revolución Industrial (1760-1830), se han sucedido otras revoluciones industriales y grandes transformaciones tecnológicas. Ello no es producto de la casualidad ni de una mayor inventiva de los seres humanos, sino que es consecuencia de la necesidad de la burguesía de buscar mejores métodos para triunfar en la competencia con otros capitalistas y reducir el valor de la fuerza de trabajo (salarios).

b)   “La burguesía suprime cada vez más el fraccionamiento de los medios de producción, de la propiedad y de la población.” (p. 40). El capital se centraliza cada vez más, las grandes empresas absorben o controlan a las más chicas. Esto es consecuencia de que las empresas con mayor proporción de capital desarrollan métodos y técnicas más eficientes de producción, lo cual les permite triunfar en la competencia.

c)   “La gran industria ha creado el mercado mundial. (..) El mercado mundial aceleró prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la navegación y de todos los medios de transporte por tierra.” (p. 36). El mercado mundial, si bien contaba ya con una historia de varios siglos, se hallaba en pañales en 1848. Su desarrollo no dejó de profundizarse hasta la actualidad. Esto se nota, por ejemplo, en la difusión de las mismas técnicas, la misma moda, la misma música, etc., en todos los países.

d)   “Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía dio un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países.” (p. 39).

Estas tendencias permiten caracterizar el capitalismo. Marx dedicó toda su vida intelectual a profundizar el estudio del modo de producción capitalista; ese trabajo quedó plasmado en El capital, cuyo Libro Primero fue publicado por primera vez en 1867. Sin embargo, la presentación de dichas tendencias en MC resulta insuperable por su claridad y poder de síntesis.

En nuestra próxima clase continuaremos la lectura del MC. Muchas gracias por la atención.

 

Villa del Parque, sábado 29 de agosto de 2020


ABREVIATURAS:

CS = Ciencia social (o ciencias sociales) / MC = Manifiesto Comunista /


NOTAS:

[1] Todas las citas textuales utilizadas en la clase están tomadas de la siguiente edición: Marx, K. y Engels, F. (1986). Manifiesto del partido comunista. Buenos Aires, Argentina: Anteo.

[2] Bajo esta denominación agrupo todas las corrientes político-ideológicas que en los siglos XIX y XX plantearon el reemplazo del capitalismo por una nueva forma de organización social, basada en la propiedad colectiva de los medios de producción. Esto incluye a socialistas, anarquistas, comunistas, trotskistas, etc. No corresponde formular aquí la distinción entre estas corrientes, entre otras cosas porque ello implicaría sumergirse en la historia del movimiento obrero del período mencionado y ello excede los límites de este curso.

[3] Para un resumen de los orígenes del marxismo, centrado en la trayectoria intelectual de Marx, consultar: Mayo, A. (2005). La epistemología del conocimiento: Introducción a los modelos epistemológicos de las ciencias sociales. Buenos Aires, Argentina: Jorge Baudino (Capítulo 4).

[4] Aquí podría objetarse que en el siglo XVIII los filósofos de la Ilustración combatieron el absolutismo monárquico. Ahora bien, dicho de modo esquemático, esa lucha fue parte del ascenso de la burguesía al poder político; la clase burguesa, sin embargo, contaba con el poder económico que derivaba de la propiedad privada de los medios de producción; por tanto, su situación era muy diferente a la de la clase trabajadora del siglo XIX.

[5] En este sentido, las primeras décadas del siglo XIX constituyeron un verdadero caldo de cultivo de corrientes ideológicas que alcanzarían gran difusión. El impacto de las transformaciones generadas por el capitalismo, la velocidad y la extensión geográfica de los cambios, hicieron que tanto los intelectuales como los militantes obreros discutieran entre sí el capitalismo y las perspectivas de su transformación. Eso aparece reflejado en el capítulo III del MC (“Literatura socialista y comunista”).

No hay comentarios: