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viernes, 23 de junio de 2023

LEYES NATURALES Y PORTADORES DE RELACIONES SOCIALES: MARX, EL PRÓLOGO A LA 1° EDICIÓN DEL LIBRO I (1867)


Rico McPato, tío del Pato Donald

 

Ariel Mayo (UNSAM / ISP Joaquín V. González)

 

Que El capital de Karl Marx (1818-1883) es la obra más influyente de las ciencias sociales no requiere mayor justificación. Pero, a la vez, es tan discutida como poco leída. El debate sobre El capital se basa, las más de las veces, en prejuicios antes que en una lectura crítica. Ahora bien, para salir del terreno de los prejuicios es necesario concentrarse en la letra del texto, ni más ni menos. ¿Qué ello no basta? De acuerdo. Pero es un punto de partida que permite soslayar discusiones inútiles y con ello ya salimos ganando.

Marx no redactó El capital en tono críptico ni escondió sus propósitos. Ello permite avanzar en el conocimiento de los problemas reales que presenta la obra (que no son otros, en rigor, que los derivados del objeto de estudio abordado por Marx: el modo de producción capitalista), dejando de lado las interpretaciones prejuiciosas y/o malintencionadas.

Entonces, para emprender el estudio de El capital no hay nada mejor que el viejo procedimiento de abrir el libro y empezar a leer, siguiendo el orden propuesto por el autor. De esta manera nos topamos con el prólogo a la 1° edición. Allí se encuentran varias claves para la comprensión de la teoría marxista del capitalismo. Pasemos, pues, a la obra.

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Abreviaturas

MP = Modo de producción / MPC = Modo de producción capitalista

Advertencia.

La presente ficha de lectura se refiere al Prólogo a la 1° edición del Libro Primero de El capital (1867)[1]

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Cuestiones (fundamentales) abordadas en el prólogo

La mejor manera de confeccionar una ficha del prólogo (al fin y al cabo el presente escrito no es otra cosa que una ficha de lectura) consiste en enumerar los temas que se encuentran allí, acompañándolos con un breve comentario y alguna que otra referencia a otros autores. Hacer otra cosa sería subestimar al lector, quien puede ir a El capital y sacar sus propias conclusiones sin necesidad de andadores.

En el prólogo se abordan las siguientes cuestiones (la lista no pretende ser exhaustiva):

1] El objeto de estudio: “Lo que he de investigar en esta obra es el modo de producción capitalista y las relaciones de producción e intercambio a él correspondientes.” (p. 6)[2]

Este punto es la piedra basal de todo el edificio de El capital. El punto de partida de Marx es la totalidad. No dice, al estilo de Adam Smith (1723-1790), que el capitalismo se explica a partir del egoísmo y la propensión de los individuos a comerciar. Nada de eso. Marx sostiene que hay que empezar por el conjunto de las relaciones sociales capitalistas y, a partir de ellas, comprender la conducta de los individuos. La diferencia entre el punto de partida de Marx y el de Smith es la existente entre el enfoque de la totalidad y el individualismo metodológico al momento de abordar el estudio de la sociedad.

2] La forma celular económica de la sociedad burguesa [del MPC] es “la forma de mercancía adoptada por el producto del trabajo, o la forma de valor de la mercancía” (p. 6). Es por ello por lo que Marx inicia su estudio del MPC con el análisis de la mercancía[3].

Esta manera de tratar la cuestión deja entender que Marx piensa que cada forma de sociedad tiene su propia forma celular económica. Por ello dice que esta forma celular corresponde a un tipo específico de organización social, la sociedad burguesa, y no a todos los tipos de organización social. Se trata del reconocimiento de la historicidad de las formas económicas, es decir, que éstas no son naturales (la organización económica de la sociedad no adopta naturalmente la forma celular económica propia de la sociedad burguesa).

3] Las formas de organización económica están conformadas por relaciones sociales, las que asumen la forma de leyes naturales de la producción capitalista.

Si se relaciona esta proposición con lo planteado en el punto 2, reaparece la historicidad de las formas económicas. En otras palabras, cada sociedad – mejor dicho, cada MP – posee sus propias leyes naturales.

¿Qué significa para Marx la noción de leyes naturales?

Son “tendencias que operan y se imponen con férrea necesidad” (p. 7). El empleo del término “tendencia” para caracterizar a las leyes naturales de la producción capitalista es clave para la comprensión de la diferencia entre esas leyes y las leyes de las ciencias naturales. La palabra tendencia sugiere que estas leyes no operan de manera inexorable, sino que están sujetas a contratendencias que pueden rechazarlas, desviarlas, etc.[4]

4] Las leyes naturales de la economía no son “naturales” (ahistóricas). Están sujetas al cambio, al desarrollo histórico. Esta idea aparece plasmada en el siguiente pasaje: “Mi punto de vista, con arreglo al cual concibo como proceso de historia natural el desarrollo de la formación económico-social” (p. 8).

En otros términos, las leyes de cada formación económico-social (para los fines prácticos utilizo esta expresión como sinónimo de modo de producción, aunque en sentido estricto se trata de términos que significan cosas ligeramente diferentes) se desenvuelven como resultado de un proceso de historia natural. Aquí Marx alude, sin nombrarla, a la teoría de Charles Darwin (1809-1882), expuesta en El origen de las especies (1859). La teoría de la evolución no funciona de manera inexorable (determinación absoluta, donde a la causa A le sucede siempre la consecuencia B), sino que incorpora el azar.

Las leyes naturales del MPC (como las de todos los MP) están sujetas al cambio. Marx lo dice expresamente: “la sociedad actual no es un inalterable cristal, sino un organismo sujeto a cambio y constantemente en proceso de transformación” (p. 9).

En síntesis, Marx concibe a las leyes naturales como tendencias que se dan en sociedades en cambio constante.

Ahora bien, el cambio de las leyes naturales, el pasaje de las leyes propias de un MP a otro, implica la existencia de “fases naturales de desarrollo”, que no pueden saltearse ni abolirse por decreto. Pero se “puede abreviar y mitigar los dolores de parto” (p. 8) Esto puede entenderse en el sentido de que Marx adhiera a una concepción etapista de la historia y, en los hechos, existen varios pasajes en la obra marxiana que abonan la justeza de esta conclusión. Sin embargo, se trata de una cuestión que puede (y merece) ser discutida, pues el propio Marx escribió pasajes contrarios a dicha concepción.[5]

5] La existencia de leyes naturales del MPC permite interpretar de otro modo (no a la manera del individualismo metodológico) la relación entre el individuo y la sociedad.

“Dos palabras para evitar posibles equívocos. No pinto de color de rosa, por cierto, las figuras del capitalista y el terrateniente. Pero aquí sólo se trata de personas en la medida en que son la personificación de categorías económicas, portadores de determinadas relaciones e intereses de clase. Mi punto de vista, con arreglo al cual concibo como proceso de historia natural el desarrollo de la formación económico-social, menos que ningún otro podría responsabilizar al individuo por relaciones de las cuales él sigue siendo socialmente una creatura por más que subjetivamente pueda elevarse sobre las mismas.” (p. 8)

En este párrafo Marx sintetiza su concepción del papel del individuo. Las personas no hacen la historia, no crean las instituciones económicas y políticas, por pura voluntad. La posición que ocupa cada individuo en la sociedad no es el resultado de las acciones individuales (como sostiene la concepción vulgar expresada en la frase “pobre es el que quiere”), sino que se deriva de las condiciones materiales en que se desenvuelven esas acciones. En este punto es fundamental prestar atención a la noción de ‘portador’. Cada persona personifica las relaciones económicas, independientemente de sus intenciones personales. Cada persona está condicionada por las condiciones materiales en las que desarrolla su acción (el 99,99% de los pobres no llegan a millonarios, por más que se esfuercen), y esas condiciones materiales se explican a partir de las leyes naturales del MPC explicadas en los puntos 2, 3 y 4.

6] El instrumento para estudiar las leyes naturales del MPC es la “facultad de abstraer”, que reemplaza al experimento[6]. Aquí no podemos desarrollar este punto, que tiene especial importancia para comprender la metodología de Marx. Basta, por el momento, con enunciarlo.

 

Villa del Parque, viernes 23 de junio de 2023


NOTAS:

[1] Utilizo la traducción española de Pedro Scaron: Marx, K. (1996). El capital. Crítica de la economía política. Libro Primero: El proceso de producción de capital I. México D. F.: Siglo XXI. (Biblioteca del pensamiento socialista, Serie Los clásicos). Edición a cargo de Pedro Scaron. Traducción, advertencia y notas de Pedro Scaron.

[2] Más adelante insiste en que “el objetivo último de esta obra es, en definitiva, sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna” (p. 8).

[3] Ver el capítulo 1 (La mercancía) del Libro Primero de El capital, pp. 43-102.

[4] Resulta fundamental la lectura de la Sección tercera del Libro tercero de El Capital (1894) para comprender el carácter que tienen las leyes del MPC. Allí se aborda la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia y, en la exposición, Marx presenta las causas contrarrestantes de la acción de dicha ley.

[5] El lector puede elegir entre dos maneras diferentes de concebir el desarrollo histórico, con la particularidad de que ambas se encuentran presentes en la obra de Marx. Así, la concepción etapista de la historia (a la etapa 1 le sigue la etapa 2 y luego la etapa 3, siempre en el mismo orden) se encuentra presente en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política (1859): “Una formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente, y jamás ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la propia antigua sociedad. De ahí que la humanidad siempre se plantee sólo tareas que puede resolver, pues considerándolo más profundamente siempre hallaremos que la propia tarea sólo surge cuando las condiciones materiales para su resolución ya existen o, cuando menos, se hallan en proceso de devenir. A grandes rasgos puede calificarse a los modos de producción asiático, antiguo, feudal y burgués moderno de épocas progresistas de la formación económica de la sociedad.” (Marx, K., Contribución a la crítica de la economía política, México, D. F., Siglo XXI, p. 5). Pero, en la correspondencia con la socialista rusa Vera Zasúlich (1849-1919) se encuentra una concepción que reniega del etapismo: “Analizando la génesis de la producción capitalista digo: En el fondo del sistema capitalista está, pues, la separación radical entre el productor y medios de producción…la base de todas esta evolución es la expropiación de los campesinos. Todavía no se ha realizado de una manera radical más que en Inglaterra…Pero todos los demás países de Europa occidental van por el mismo camino. (El capital, edición francesa, p. 316). La «fatalidad histórica» de este movimiento está, pues, expresamente restringida a los países de Europa occidental. El porqué de esta restricción está indicado en este pasaje del capítulo XXXII: La propiedad privada, fundada en el trabajo personal…va a ser suplantada por la propiedad privada capitalista, fundada en la explotación del trabajo de otros, en el sistema asalariado (loc. cit., p. 340). En este movimiento occidental se trata, pues, de la transformación de una forma de propiedad privada en otra forma de propiedad privada. Entre los campesinos rusos, por el contrario, habría que transformar su propiedad común en propiedad privada.” (Marx, K. y Engels, Escritos sobre Rusia: II. El porvenir de la comuna rural rusa, México, D. F., Pasado y Presente, 1980, p. 60) O sea, para el Marx de la década de 1870 el camino histórica esbozado en El capital no era la vía inexorable de desarrollo capitalista para todos los países. El lector puede aducir, por supuesto, que la concepción etapista aparece en una obra publicada por Marx, en tanto que la concepción que rechaza el etapismo se encuentra presente en la correspondencia privada de Marx de la década de 1870, y que por tanto la primera tiene más peso al momento de caracterizar la posición marxiana sobre el problema. Pero las cartas de Zasúlich y otra correspondencia existen, y deben ser examinadas, pues plantean una contradicción fructífera en la obra de Marx.

[6] “Cuando analizamos las formas económicas, por otra parte, no podemos servirnos del microscopio ni de reactivos químicos. La facultad de abstraer debe hacer las veces del uno y los otros.” (p. 6)