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miércoles, 30 de mayo de 2018

LA PERIODIZACIÓN DE LA LUCHA DEL MOVIMIENTO OBRERO EN MISERIA DE LA FILOSOFÍA, 1847




La teoría social de Karl Marx (1818-1883) es inseparable de su militancia política en las filas del movimiento obrero. Una y otra son incomprensibles si se examinan por separado; en esto reside, precisamente, la peculiaridad del marxismo respecto a las ciencias sociales.

Marx abordó en repetidas oportunidades la cuestión del desarrollo de la clase trabajadora y su lucha contra el Capital; es conocido el tratamiento del tema en el Manifiesto del partido comunista (1848). En esta ficha de lectura se exponen las líneas fundamentales de una presentación anterior de la problemática, formulada en la obra Miseria de la filosofía (1847).
Para la redacción de esta ficha utilicé la traducción española: Marx, Karl. (1981). Miseria de la Filosofía: Respuesta a la “Filosofía de la Miseria” del señor Proudhon. Moscú: Progreso.


Como ya indiqué, este escrito tiene el formato de una ficha de lectura. Por eso me limité a copiar los pasajes que considero más relevantes y, en algunos casos, formular un breve comentario.

Capítulo segundo: LA METAFÍSICA DE LA ECONOMÍA (pp. 83-143)

Apartado § V. LAS HUELGAS Y LAS COALICIONES DE LOS OBREROS (pp. 136-143).

Marx comienza el apartado discutiendo las afirmaciones de Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) sobre la relación salarios y precios. Éstas pueden sintetizarse así: “Yo afirmo que las huelgas seguidas de un aumento de los salarios no pueden por menos de suscitar una elevación general de precios: esto es tan cierto como dos y dos son cuatro.” [1]

Marx liquida rápido el costado “económico” del asunto: 1) si el precio de todas las cosas se duplica al mismo tiempo que el salario = ningún cambio en los precios; 2) si todas las ramas de producción emplean = número de obreros en relación con el capital fijo [2], un aumento general de salarios produciría un descenso general de las ganancias, sin modificar el precio corriente de las mercancías; 3) como la proporción entre trabajadores y capital fijo es diferente entre las ramas de producción, las ramas con más capital fijo deberían reducir el precio de sus mercancías; caso contrario, obtendrían una ganancia extraordinaria, pues las máquinas no perciben salarios. Pero como la competencia nivela las ganancias, los capitales se desplazarían hacia la rama con mayores beneficios y las cosas volverían a su cauce.

“El alza y la baja de la ganancia y de los salarios no expresan sino la proporción en que los capitalistas y los trabajadores participan en el producto de una jornada de trabajo, sin influir en la mayoría de los casos en el precio del producto.” (p. 137).

A partir de aquí, comienza a examinar el papel que juegan los sindicatos [“coaliciones” en el texto]. Recurre al caso del movimiento obrero inglés. El carácter polémico de la obra hace que Marx proceda discutiendo afirmaciones puntuales de Proudhon; de ahí los “saltos” en la temática.

En Gran Bretaña, los capitalistas respondieron a las huelgas promoviendo la creación de nuevas máquinas: “Las máquinas eran, por decirlo así, el arma que empleaban los capitalistas para sofocar la rebeldía de los obreros calificados.” (p. 137). De este modo, las luchas obreras contribuyen al progreso tecnológico: “Aun cuando las coaliciones y las huelgas tuviesen como único resultado que el pensamiento innovador en el terreno de la mecánica dirigiera contra ella sus esfuerzos, aun en ese caso las coaliciones y las huelgas ejercerían una influencia sobre el desarrollo de la industria.” (p. 137).

El movimiento obrero inglés experimentó un ascenso a partir de 1825 (el Parlamento abolió las leyes que prohibían las coaliciones de obreros). Proudhon pensaba que era necesario prohibir los sindicatos, porque generaban un aumento de salarios y éste se traducía en un aumento de la carestía. Marx, no contento con refutar el lado económico del planteo proudhoniano, sostiene que los sindicatos son una institución propia del desarrollo de la economía capitalista: “[los sindicatos son] el resultado necesario y general de las relaciones de producción burguesas. En Inglaterra las coaliciones son autorizadas por un acto del Parlamento, y es el sistema económico el que ha obligado al Parlamento a dar esta sanción legal.” (p. 139).

Más allá de la oposición de los economistas burgueses (los sindicatos no aportan ninguna ganancia a los trabajadores, pues los salarios son determinados por las leyes económicas) y de los socialistas de la época [3] (los sindicatos no cambiaban la relación entre capital y trabajo), Marx constata que “las coaliciones no han cesado un instante de progresar y crecer con el desarrollo y el incremento de la industria moderna.” (p. 140).

“En la actualidad se puede decir que el grado a que han llegado las coaliciones en un país indica exactamente el lugar que ocupa en la jerarquía del mercado mundial.” (p. 140).

Marx resume la experiencia del movimiento obrero inglés:

“La gran industria concentra en un mismo sitio a una masa de personas que no se conocen entre sí. La competencia divide sus intereses. Pero la defensa del salario, este interés común a todos ellos frente a su patrono, los une en una idea común de resistencia: la coalición. Por tanto, la coalición persigue siempre una doble finalidad: acabar con la competencia entre los obreros para poder hacer una competencia general a los capitalistas. Si el primer fin de la resistencia se reducía a la defensa del salario, después, a medida que los capitalistas se asocian a su vez movidos por la idea de la represión, las coaliciones, en un principio aisladas, forman grupos, y la defensa por los obreros de sus asociaciones frente al capital, siempre unido, acaba siendo para ellos más necesario que la defensa del salario. (…) En esta lucha – verdadera guerra civil – se van uniendo y desarrollando todos los elementos para la batalla futura. Al llegar a este punto, la coalición toma carácter político.” (p. 141).

La clase trabajadora comienza luchando por sus intereses económicos y termina planteando la lucha política contra la burguesía. Marx expresa esto en un pasaje clásico:

“Las condiciones económicas transformaron primero a la masa de la población en trabajadores. La dominación del capital ha creado a esta masa una situación común, intereses comunes. Así pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, pero aún no es una clase para sí. En la lucha, de la que no hemos señalado más que algunas fases, esta masa se une, se constituye como clase para sí. Los intereses que defiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política.” (p. 141; el resaltado es mío – AM-).

Compara el proceso de desarrollo de la clase trabajadora con el de la burguesía: en una primera etapa se constituyó como clase bajo el feudalismo y la monarquía absoluta; en una segunda etapa, derrocó al feudalismo y la monarquía absoluta para transformar la sociedad feudal en sociedad burguesa.

En las dos páginas finales, Marx esboza sus ideas sobre la emancipación de la clase trabajadora. En primer lugar, señala la relación entre esa emancipación y el desarrollo de las fuerzas productivas: “La existencia de una clase oprimida es la condición vital de toda sociedad fundada en el antagonismo de clases. La emancipación de la clase oprimida implica, pues, necesariamente la creación de una sociedad nueva. Para que la clase oprimida pueda liberarse, es preciso que las fuerzas productivas ya adquiridas y las relaciones sociales vigentes no puedan seguir existiendo unas al lado de otras. De todos los instrumentos de producción, la fuerza productiva más grande es la propia fuerza revolucionaria. La organización de los elementos revolucionarios como clase supone la existencia de todas las fuerzas productivas que podían engendrarse en el seno de la vieja sociedad.” (p. 142).

A diferencia de lo ocurrido con la burguesía, que hizo revoluciones para instaurar su dominación política, la clase trabajadora no producirá una nueva dominación de clase: “La condición de la emancipación de la clase obrera es la abolición de todas las clases (…). En el transcurso de su desarrollo, la clase obrera sustituirá la antigua sociedad civil por una asociación que excluya a las clases y su antagonismo; y no existirá ya un poder político propiamente dicho, pues el poder político es precisamente la expresión oficial del antagonismo de clase dentro de la sociedad civil.” (p. 143-144).

El antagonismo entre la burguesía y los trabajadores sólo se resolverá por vía revolucionaria: “El antagonismo entre el proletariado y la burguesía es la lucha de una clase contra otra clase, lucha que llevada a su más alta expresión, implica una revolución total.” (p. 143). “Sólo en un orden de cosas en el que ya no existan clases y antagonismo de clases, las evoluciones sociales dejarán de ser revoluciones políticas.” (p. 143).

Villa del Parque, jueves 30 de mayo de 2018



NOTAS:

[1] Proudhon, Pierre-Joseph. (1846). Sistème des contradictions économiques, ou Philosophie de la misère. París, 2 tomos. El pasaje citado por Marx se encuentra en t. I, pp. 110-111.

[2] El concepto de capital fijo aparece en Adam Smith (1723-1790). Se refiere al capital que “puede emplearse en mejoras del suelo, en adquirir máquinas y herramientas para la industria o bienes que puedan rendir un beneficio o rentabilidad sin que cambien de dueño ni deban circular. Con propiedad puede llamarse al de esta clase capital fijo.” Smith citado por Manuel Fernández López, Historia del pensamiento económico, Buenos Aires, A-Z editora, 1998, p. 205.

[3] En una nota a la edición alemana de la obra (1885), Friedrich Engels (1818-1895) aclara que Marx se refería a los fourieristas en Francia y los owenianos en Inglaterra.