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miércoles, 17 de junio de 2020

EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES CURSO 2020 – CLASE N° 12



“Es bueno haber examinado todas las ciencias,

aun las más supersticiosas y falsas, para conocer su exacto valor
y no dejarse engañar por ellas.”
René Descartes (1596-1650), filósofo francés.


Bienvenidas y bienvenidas a la duodécima clase del curso.

El encuentro de hoy es una continuación del anterior, pues desarrollaremos mi artículo sobre la ideología [1], del que ya presentamos su objetivo y estructura. El tema de hoy es la objetividad. Para ello examinaremos algunas de las teorías de la ideología. Sobre el final de la clase encontrarán las respuestas a varias consultas formuladas por ustedes, centradas sobre todo en el segundo parcial.

Pasemos ahora al contenido de la clase propiamente dicha.

El supuesto fundamental del empirismo consiste en la afirmación de que el conocimiento surge de la información proporcionada por los sentidos. Los datos brindados por nuestros sentidos provienen directamente de las cosas, sin la mediación de teorías o conceptos previos. Los conceptos, las definiciones, las teorías, nacen a partir de los datos de los sentidos, no son previos a la percepción.

En otras palabras, según los empiristas en el proceso de conocimiento existe una etapa de recolección de información en la que la mente humana actúa como una hoja en blanco en la que se inscriben los datos. La existencia de esa etapa es la base en que se apoya la noción de objetividad defendida por la CNE de las CS. Más todavía, esa base es la justificación última de todas las teorías tecnocráticas, que sostienen que los problemas sociales pueden ser resueltos por la ciencia y la tecnología, puesto que ambas tienen un punto de partida neutral, objetivo.

Por ejemplo, cuando un economista quiere justificar un plan de ajuste que reducirá los ingresos de los asalariados, se escuda en que ese plan expresa los postulados de la ciencia económica, y esos postulados son objetivos pues se apoyan en datos que son imparciales. En las ciencias sociales la afirmación de la neutralidad de la ciencia permite justificar la intervención de los científicos en defensa de determinados intereses de clase. Esa intervención se presenta como indiscutible, pues está “blindada” bajo el paraguas de la ciencia “neutral”. [2]

La ciencia se define a sí misma como incondicionada, en el sentido de que sus datos y sus teorías no se hallan condicionados por el contexto histórico y social en que son producidos. Según esta perspectiva, el científico social se halla por encima de los intereses de los grupos sociales enfrentados. El conocimiento que produce es superior al producido por esos grupos sociales porque tiene carácter “neutral”.

Ahora bien, las cosas son bien diferentes en el mundo de la ciencia real. Como hemos visto en clases anteriores, la filosofía política utilizó la noción de NH para justificar determinadas relaciones de poder en la sociedad (por ejemplo, el esclavismo). También analizamos cómo la CNE de las CS se dio en el marco del desarrollo de las RS capitalistas y cómo esas CS contribuyeron al desarrollo y estabilización de la sociedad capitalista. Si bien se trata de ejemplos muy esquemáticos, sirven a los fines de mostrar que las CS se hallan condicionadas por el ambiente histórico y social en que son producidas.

La teoría de la ideología proporciona nuevos elementos para la comprensión del carácter condicionado de las CS. Al decir “teoría de la ideología” me refiero a un conjunto de teorías, muchas de ellas enfrentadas entre sí, que intentan explicar la ideología. Como habrán observado los lectores atentos, en el artículo no se formula ninguna definición definitiva del concepto de ideología, sino que se hace referencia a las definiciones elaboradas por varios autores. Para facilitar la lectura, voy a proporcionar aquí una definición provisional.

La noción de ideología se refiere al conjunto de ideas y representaciones acerca del mundo y de la sociedad, desarrolladas por un grupo de personas que comparte entre sí condiciones similares de vida. Así, cabe hablar de una ideología de los empresarios, de los trabajadores, de los campesinos, etc.

Lo fundamental en esta manera de definir ideología consiste en comprender que las ideas y representaciones son el resultado de la vida social y no a la inversa. Parafraseando a Karl Marx (1818-1883), el ser social determina la conciencia.

A poco que reflexionemos sobre lo dicho hasta aquí se comprende que la teoría de la ideología asesta un golpe decisivo a la concepción de una ciencia incondicionada, neutral y objetiva. De ahí se deriva la importancia del conocimiento de esa teoría para encarar el problema de la objetividad de las CS.
No vamos a repetir aquí lo dicho en el artículo, pues ello sería redundante. Pero sí es conveniente comentar los puntos fundamentales del texto, pues eso reforzará la crítica del carácter incondicionado de las CS y, por ende, de la concepción de objetividad propuesta por la CNE.

Los primeros en abordar científicamente el estudio de la ideología fueron los “ideólogos”. Bajo este término la historia de la ideas agrupa a un conjunto de filósofos franceses, que participaron en la Revolución de 1789. Ellos adherían al pensamiento de la Ilustración, que defendía la igualdad de los SH y consideraba que el feudalismo y la monarquía absoluta eran instituciones que iban en contra de la NH.

Los “ideólogos” ocuparon cargos en el sistema educativo construido por la Revolución. Se ocuparon de la tarea de eliminar los residuos del pensamiento aristocrático y feudal mediante el desarrollo de un programa educativo centrado en las ideas de igualdad y libertad. Pero pronto tropezaron con la gran resistencia opuesta por el pensamiento antiguo a las ideas revolucionarias. Eso los llevó a preocuparse por el estudio de las ideas, concibiendo el proyecto de una nueva ciencia, la “ideología”. Su razonamiento era sencillo: si podíamos conocer el origen de las ideas, sería posible crear nuevas formas de pensar y nuevos conceptos, adecuados a las condiciones sociales del período posrevolucionario.

Napoleón Bonaparte (1769-1821), quien asumió el título de emperador en 1804, despojó de sus cargos a los “ideólogos” y persiguió sus ideas. El nuevo gobernante afirmó que la ciencia de la ideología ponía en riesgo la creencia en el carácter sagrado de las instituciones, pues mostraba el origen de esas instituciones. Un dios que tiene fecha de nacimiento deja de ser dios, pues existe un período de tiempo en que no existió.

La primera de las teorías de la ideología surgió, pues, en el contexto de la Revolución Francesa, cuando la burguesía arrebató el poder político a la nobleza. Algo semejante ocurrió con el marxismo, que retomó y desarrolló una nueva teoría de la ideología en el marco del surgimiento del movimiento obrero moderno.

Karl Marx y Friedrich Engels (1820-1895) contribuyeron de modo decisivo al desarrollo de la teoría socialista. [3] Ambos retomaron la noción de ideología, caída en el olvido luego de la derrota de los “ideólogos”, en un extenso manuscrito titulado precisamente La ideología alemana, redactado entre 1845 y 1846. [4] Ese texto ocupa un lugar importante en el desarrollo de la teoría marxista. Marx y Engels iniciaron su carrera intelectual en las filas del liberalismo, tal como era entendido en Alemania en la década de 1840. En esa época un grupo de seguidores de la filosofía de Georg Hegel (1770-1831), los Jóvenes hegelianos, utilizaban las ideas de dicho filósofo para el combate contra el absolutismo reinante en Prusia, el más importante de los numerosos Estados en que se dividía el territorio alemán.

Marx y Engels militaron durante un tiempo en el grupo de los Jóvenes hegelianos. Sin embargo, terminaron por convencerse de la impotencia del liberalismo alemán y fueron acercándose al movimiento obrero, que estaba dando los primeros pasos en Alemania, pero que ya tenía un desarrollo importante en Inglaterra y Francia. En este sentido, La ideología alemana expresa el ajuste de cuentas con el idealismo dominante en la filosofía alemana de la época. A su vez, la obra constituye la primera presentación de los fundamentos de la teoría marxista de la sociedad.

Los filósofos idealistas, entre los que se contaban los Jóvenes hegelianos, pensaban que las ideas creaban la sociedad. [5] Por lo tanto, si esas ideas se modificaban, la sociedad también se modificaba. En el caso concreto del absolutismo imperante en Prusia, había que criticar la idea del absolutismo, demostrar cómo iba en contra del desarrollo pleno de la personalidad humana, para deshacerse de este régimen político.

Marx y Engels adoptaron un punto de partida diferente. Para ellos, el ser social determina la conciencia. Esto significa que nuestro modo de vida condiciona las ideas con que pensamos ese modo de vida. La realidad material condiciona la realidad espiritual.

La afirmación anterior es la base de la crítica a las concepciones idealistas, pero también a las empiristas, de la ciencia. El científico social no se encuentra por encima de la realidad social de su tiempo. Todo lo contrario. Sus ideas y sus teorías se encuentran condicionadas por las relaciones sociales en que se hallan insertos los científicos. En este punto podemos relacionar el planteo de Marx y Engels con la teoría del epistemólogo estadounidense Thomas Kuhn (1922-1996), que acuñó la noción de paradigma.

Sin embargo, Marx y Engels no se limitan a señalar que las ideas se hallan condicionadas por el contexto histórico y social. Al examinar las características de las diversas formas de organización social que se dieron a lo largo de la historia, encontraron que en cada una de ellas existía una clase dominante y unas clases dominadas. [6] Como es lógico, la clase dominante buscaba perpetuar su dominación. Para ello, cada clase dominante procuró difundir su ideología al conjunto de la sociedad.

La tesis de la ideología dominante plantea que las ideas dominantes en cada sociedad son las ideas de la clase dominante.

Esto requiere de un trabajo específico: una parte de los integrantes de la clase que ejerce la dominación se dedican a desarrollar las ideas de su clase y a difundirlas a las otras clases de la sociedad. Son los intelectuales de la clase dominante.

La ideología dominante se difunde en el interior de las clases dominadas, adoptando la forma de falsa conciencia. Esto significa que la experiencia de vida de esas clases es deformada por la ideología. Por ejemplo: los empresarios aparecen como el “sector productivo” en la sociedad, en tanto que los trabajadores, quienes producen efectivamente, se ven a sí mismos como un sector subordinado.

La “falsa conciencia” es presentada en La ideología alemana como un efecto de la tarea de los intelectuales. De ese modo, parece ser que basta con revelar la falsedad de la ideología, con mostrar cómo funciona efectivamente la realidad, para disipar los efectos de la “falsa conciencia”. El planteo de Marx y Engels se asemeja al de los filósofos de la Ilustración, quienes sostenían que el conocimiento liberaba a los SH. Este es el punto más débil de la teoría de la ideología esbozada en La ideología alemana. El problema con esa teoría es el siguiente: a) la ideología se deriva de las condiciones de vida de los SH, pero b) la ideología se erradica informando sobre cuáles son las condiciones reales de vida de esos SH. Entre a y b existe una contradicción, pues la información, el conocimiento, no erradican las condiciones materiales de vida que originan a la ideología. Es cierto que Marx y Engels proponen en La ideología alemana otra forma de terminar con la ideología de la burguesía: la revolución socialista, que elimina la propiedad privada de los medios de producción y, con ello, las condiciones que producen la ideología burguesa. Pero persiste la dificultad planteada por la concepción de la ideología como “falsa conciencia”.

A la dificultad mencionada hay que agregarle otra cuestión, estrechamente relacionada con ella. Si bien Marx y Engels afirman que la ideología es producto del ser social, del texto parece desprenderse que los intelectuales de la clase dominante son los principales productores de la ideología dominante. En otras palabras, la ideología es una creación de los intelectuales. Pero si esto es así la concepción materialista de la ideología, la afirmación de su origen en las condiciones sociales, se ve debilitada.

Voy a cortar aquí la clase para no hacerla demasiado extensa y para que puedan leer las respuestas a consultas vinculadas a los temas del parcial. En nuestro próximo encuentro continuaremos revisando diferentes teorías de la ideología, comenzando por la teoría del fetichismo de la mercancía.

Preguntas, respuestas, intercambios varios:

Ø  Tengo una duda y no estoy muy segura de mi respuesta, por esto te mando este mail, para consultarte. En la primera pregunta del parcial, nos pide desarrollar los usos de la noción de la naturaleza humana. En mi respuesta expliqué primero el emergentismo y el reduccionismo, para vincularlos después con la estructura de la sociedad  que adopten, tanto en la antigüedad como en la modernidad, y de ahí sacar los usos. Mi pregunta es si esta estructura de la respuesta está bien o si no debo incluir al emergentismo y al reduccionismo en la respuesta, ya que no me pide en la pregunta. 

La primera pregunta del parcial apunta a la noción de NH y a su utilización política e ideológica para justificar determinada forma de organización social (Platón, Aristóteles, Hobbes, Locke) o para combatirla a una forma de sociedad (Rousseau). En este sentido, pueden elaborar una respuesta centrada en definir el concepto de NH y luego mostrar en qué consiste su uso político-ideológico. 

Ahora bien, el reduccionismo y el emergentismo remiten al tema más general abordado por el profesor Palma en su artículo: la relación entre el todo y la parte. Cuando formulé la consigna preferí no incluirlo en ella, porque pensaba que la respuesta podía volverse demasiado extensa. Por supuesto, el parcial es una elaboración personal. Pueden incluir la cuestión del emergentismo y el reduccionismo si consideran que enriquece la respuesta, teniendo el cuidado de relacionar esa cuestión con la de la NH.

Ø  Le escribo porque mientras redacto la primera consigna del parcial, sentí la necesidad de trasladar el conflicto de la desigualdad a nuestra realidad del siglo XXI ya que es tan evidente cómo se perpetuán las prácticas a lo largo de la historia dentro de todos los ámbitos.
Sin ánimos de ofenderlo o faltarle el respeto, en mi opinión falta perspectiva de género en estos materiales y en los análisis que hacemos como estudiantes, entonces quería saber si podía trasladar la problemática a la respuesta de la consigna, haciendo referencia que el determinismo biológico está basado en las relaciones sociales denotadas por las condiciones biológicas del individuo y posteriormente se ven reflejadas en la desigualdad social, y la brecha salarial en base a las mujeres me parece un ejemplo digno de ser utilizado dentro de este análisis, ya que está relacionado a las relaciones de poder, al capitalismo y a la biología.
Es por eso que quería consultarle si podía hacerlo, ya que no quiero dar la impresión incorrecta o no acatar a las normas del parcial.

Considero que es imprescindible que los estudiantes le falten el respeto (en el buen sentido, no estoy hablando de insultos o esas cuestiones, por supuesto) a los profesores para que funcione esto que denominamos proceso de conocimiento. Esto significa defender los propios puntos de vista frente a los del profesor, pues el conocimiento siempre surge de la confrontación de ideas y puntos de vista.

El tema de NH sirve no sólo para comprender la problemática del todo y la parte. Permite también poner en discusión toda justificación de la desigualdad entre los SH basada en rasgos supuestamente "naturales". Permite discutir, entre otras cuestiones, la idea de que existen roles "naturales" para la mujer y el hombre. Para terminar con las desigualdades es preciso, también, poner en discusión los fundamentos ideológicos y filosóficos de esas desigualdades. 

Por último, concuerdo con vos en que estas clases no hablan desde la perspectiva de género. Es una falencia que reconozco. Por eso es tan importante que los estudiantes señalen las carencias y planteen puntos de vista diferentes.

Ø  Respecto a la consigna orientada a la falsa conciencia quería consultarle si el desarrollo del concepto está orientado a nuestra interpretación, debido a que no pude visualizar en el texto alguna definición clara, sino que lo relacione con la explicación que da Marx sobre la ideología dominante y el control sobre los medios masivos de comunicación. 

Marx y Engels sostienen que es el ser social (la forma en que obtenemos lo que necesitamos para vivir, la manera en que nos relacionamos con nuestros semejantes, etc.) es el que determina la conciencia. En otras palabras, nuestras ideas sobre el mundo y la sociedad se originan a partir del modo concreto en que vivimos. Un empresario piensa a la sociedad de manera diferente a un trabajador, y esa diferencia surge de que tienen modos diferentes de vivir. Pero en la sociedad capitalista existe una clase dominante, la burguesía, cuya dominación se deriva de que es propietaria de los medios de producción. Con la tesis de la ideología dominante, Marx y Engels plantean que las ideas dominantes en la sociedad son las ideas de la clase dominante. La clase que tiene el poder económico ejerce también el poder ideológico en la sociedad. En los hechos, ese poder surge del hecho de que la clase capitalista tiene la propiedad de los medios de comunicación. Mediante ese poder, la clase dominante inculca una "falsa conciencia" a las otras clases sociales. Es falsa en la medida en que distorsiona las condiciones reales de vida, haciendo que sean percibidas de un modo conveniente a la clase dominante. Por ejemplo: los trabajadores producen la riqueza de un país; sin embargo, es habitual escuchar decir a trabajadores que los empresarios les dan trabajo. De ese modo se ven a sí mismos como desempeñando un rol pasivo en el proceso productivo.

Ø  Tengo una pregunta acerca del texto de la teoría de la  ideología: ¿A qué se refiere Marx  en la "falsa conciencia"  al hablar de la relación entre la historia y la ideología?

La noción de "falsa conciencia", elaborada por Marx y Engels en su obra La ideología alemana, remite a la concepción de la ideología desarrollada en dicha obra. En pocas palabras, Marx y Engels sostienen que las ideas están condicionadas por la forma en que los individuos producen su existencia. De ese modo, las ideas no crean la realidad, sino que se hallan condicionadas por esa realidad. En toda sociedad dividida en clases sociales las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en la sociedad. Por eso Marx y Engels hablan de "ideología dominante" cuando se refieren a la ideología de la burguesía, que es la clase dominante en el capitalismo. La burguesía está interesada, para mantener su dominio sobre el resto de las clases de la sociedad, en presentar sus puntos de vista como naturales, como los únicos posibles, y de inculcarlos a las otras clases. De esta manera, las clases dominadas terminan adhiriendo a una ideología que presenta de manera falsa los motivos de su situación. A esto lo denominan "falsa conciencia". 

Ø  Quisiera hacerle una consulta del parcial: es necesario que para la pregunta relacionada al concepto de "naturaleza humana", describa y profundice sobre los "iusnaturalistas"? Locke, Hobbes y Rousseau? O simplemente puedo nombrarlos, caracterizándolos sintéticamente.

Una estructura posible para la respuesta es la siguiente: en primer lugar, pueden describír en general la noción de NH, así como el uso político de la misma. Luego pueden explicar los lineamientos generales del iusnaturalismo (por ejemplo, la existencia de un estado de naturaleza, la idea del contrato como forma de salir del estado de naturaleza, etc.). Por último, toman alguno de los iusnaturalistas a modo de ejemplo (en la clase yo desarrollé el caso de Hobbes). Como digo siempre, se trata de sugerencias y no implica que tengan que responder forzosamente de este modo.

  
Villa del Parque, miércoles 17 de junio de 2020

ABREVIATURAS:

CNE = Concepción naturalista-empirista / NH = Naturaleza humana / SH = Seres humanos

NOTAS:

[1] Mayo, A. (2012), “La teoría de la ideología”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 223-247).
[2] En esta clase utilizo los términos “objetividad” y “neutralidad” como sinónimos.
[3] Aquí sólo es posible hacer una presentación sumamente esquemática de la trayectoria intelectual y política de Marx y Engels. Los interesados en profundizar esta cuestión pueden consultar: Löwy, M. (2010). [1° edición: 1970]. La teoría de la revolución en el joven Marx. Buenos Aires: Herramienta y El Colectivo.
[4] La ideología alemana no se publicó en vida de Marx y Engels. La primera edición de la obra data de 1932.
[5] Todo lo dicho aquí implica una visión muy esquemática del idealismo alemán, cuyo objetivo es simplificar las cosas para su mejor comprensión en la clase. Los interesados en esta corriente filosófica, cuyo principal exponente es Hegel, pueden consultar: Marcuse, H. (1986). Razón y revolución: Hegel y el surgimiento de la teoría social. Madrid: Alianza.
[6] Excluyo de esta caracterización a las sociedades de cazadores y recolectores, en las que no existían clases sociales.

lunes, 15 de junio de 2020

EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES CURSO 2020 – CLASE N° 11


“¿Qué demuestra la historia de las ideas sino que la producción intelectual
se transforma con la producción material? Las ideas dominantes en cualquier
época no han sido nunca más que las ideas de la clase dominante.”
Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895), socialistas alemanes

Bienvenidas y bienvenidas a la undécima clase del curso.

Ya estamos llegando a las postrimerías del curso, momento en el que ustedes están concentrados en la elaboración del segundo parcial. La clase de hoy contiene elementos que pueden serles de utilidad, en especial para el armado de las respuestas a los puntos 2 y 3 del examen. Al final de la clase agregaré mis respuestas a varias consultas referidas a temas de la materia, pues ellas también pueden servirles para estructurar mejor el parcial.

Nuestro encuentro de hoy estará dedicado al artículo del profesor Pardo, “El desafío de las ciencias sociales” [1], cuyo análisis fue iniciado en la clase anterior. Además, comenzaremos el estudio del artículo “La teoría de la ideología”. [2]

Antes de comenzar quiero hacer una aclaración. Si bien esta semana estarán presentando los segundos parciales y, en muchos casos, promocionarán la materia (espero que sea así), el curso continuará a hasta finales del mes de junio. Esto significa que seguirán recibiendo las clases correspondientes a los temas indicados en el cronograma. Habrá, por supuesto, una diferencia importante: ya no estarán bajo la presión de pensar todo el tiempo en los parciales.

Pasemos ahora al contenido de la clase propiamente dicha.

En nuestro encuentro anterior examinamos algunos aspectos de la CNE de las CS. Esa concepción predominó en el siglo XX, a punto tal que fue denominada concepción estándar de las CS. [3] Eso significa que las diferentes teorías de la economía, de la sociología, de la ciencia política, etc., se basaron en los supuestos epistemológicos de dicha concepción. En otras palabras, esas teorías pensaron la sociedad desde la concepción estándar. Por supuesto, hubo perspectivas diferentes, siendo el marxismo un ejemplo de estas últimas.

La CNE presenta una serie de inconvenientes, que fueron advertidos rápidamente por muchos científicos sociales. El primero de los problemas de la CNE radica en la separación entre el científico y su objeto de estudio (en este caso, la sociedad). La dificultad radica en que un economista, un sociólogo, etc., forma parte de la sociedad que estudia, forma parte de su objeto de estudio. Si esto es así, ¿cómo puede escindirse en una persona que vive en una sociedad determinada por un lado, y en un científico social que estudia dicha sociedad por el otro?

La cuestión planteada en el interrogante anterior se vuelve más compleja todavía si se tiene en cuenta que los científicos sociales producen conocimiento en el marco de una sociedad dividida en clases sociales que tienen intereses opuestos, antagónicos. El capitalismo es una sociedad con estas características: un grupo de personas, los capitalistas, concentra la propiedad de los medios de producción, en tanto que otro grupo de personas (los trabajadores, cuyo número es mucho mayor que el de los capitalistas) se ve obligado a trabajar para los primeros para obtener el dinero necesario para comprar las mercancías que requiere para vivir. En otras palabras, empresarios y trabajadores viven de modo diferente y, además, tienen intereses antagónicos, más allá de los diferentes tipos de acuerdos que tengan en momentos determinados. Sé que esto es extremadamente esquemático, pero se trata de una presentación general del problema.

Veamos un ejemplo (muy burdo por cierto) para ilustrar lo anterior. Supongamos que un economista elabora una teoría sobre el salario, en la que sostiene que es preciso reducir los ingresos de los asalariados para mejorar la competitividad de la economía. Esa teoría puede estar apoyada en pruebas empíricas, puede estar expresada en fórmulas matemáticas. Como es de esperarse, será aceptada por los empresarios, que suelen ver con buenos ojos una rebaja de los salarios. Sin embargo, los trabajadores asalariados la rechazarán, por ir en contra de sus intereses. Por más pruebas científicas que presente el economista, los trabajadores considerarán a su teoría como una expresión de los intereses del empresariado. Como puede verse, pasamos del terreno científico al político.

Dejo aquí el ejemplo, cuya única finalidad es presentar una de las dificultades implicadas en la CNE de las CS: el rechazo del carácter político de las CS. Vivimos en una sociedad contradictoria y desigual, ¿por qué podríamos tener CS neutrales frente a esas contradicciones y desigualdades?

La crítica anterior a la CNE fue desarrollada por Karl Marx (1818-1883, sobre todo en su obra El capital (1867), donde discute los fundamentos de la economía política. El profesor Pardo, por su parte, hace mención a otra de las críticas a la CNE, cuya expresión fue la llamada reacción comprensivista. [4] 

Los comprensivistas, cuyos principales exponentes son los sociólogos Max Weber (1864-1920) y Alfred Schütz (1899-1959) defendieron la existencia de una distinción fundamental entre CN y CS. Mientras que en las primeras los científicos podían abordar a su objeto de estudio como algo ajeno ( algo diferente a ellos), en las CS los científicos no podían separarse de su objeto. Mientras que para los positivistas (una de las variantes de la CNE) las CN y las CS formaban parte de un continuum, los comprensivistas sostenían la existencia de una separación radical entre ambos tipos de ciencia. Esta separación pasaba no sólo por la diferente posición del científico respecto al objeto de estudio en unas y otras, sino también por los métodos que debían utilizar los científicos naturales y los científicos sociales.

El profesor Pardo resume los rasgos característicos del comprensivismo en la página 114. Allí define la comprensión:

“«Conocer» en ciencias sociales ya no será subsumir – desde la objetividad – fenómenos particulares mediante leyes (explicar), sino «comprender»: esto es, desocultar significados, alcanzar – desde la propia subjetividad del intérprete – la subjetividad del actor social. El conocimiento de las ciencias sociales posee, entonces, un ineludible componente de empatía: se trata de desentrañar los propósitos e intenciones del otro; algo así como acceder al alma del otro. Sólo así sería posible entender el proceso social.”

Aquí es necesario tener presente dos cosas: en primer lugar, el comprensivismo fue minoritario dentro de las CS, pues la corriente mayoritaria en el siglo XX siguió adhiriendo a los postulados de la CNE. En segundo lugar, desde el principio el comprensivismo fue criticado por subjetivismo o psicologismo. El profesor Pardo explica así esta última cuestión:

“El problema de la concepción naturalista-empirista radicaba en la desmedida pretensión metodológica de un punto de partida objetivo que permitiera la formulación de leyes generales explicativas. La particular dificultad de las ciencias sociales de establecer leyes de ese tipo derivaba, por un lado, en la afirmación de una esencial inferioridad de éstas en comparación con las disciplinas físico-matemáticas («ciencias blandas», «ciencias duras»); y por otro, en una descripción del quehacer del científico social que no hace justicia de la especificidad de su labor: hacer ciencias sociales no es sólo una actividad explicativa, o al menos mediante esta actividad no se da cuenta totalmente de la tarea llevada a cabo en una investigación social. Ahora bien, si la concepción estándar peca de reduccionismo, la visión comprensivista lo hace de psicologismo y, por ende, de subjetivismo. ¿Qué significa esto? Que, en la medida en que la comprensión – modo de conocimiento propio de las ciencias sociales – es concebida como empatía, vale decir, como acceso al pensamiento o a la mente del autor, no es controlable científicamente. ¿Cómo sería posible establecer – con ciertos criterios de cientificidad – lo que ocurre en la mente de otra persona? Si comprender es recrear en la subjetividad del investigador las intenciones, los sentimientos y los propósitos del otro, en tanto objeto de estudio, es inevitable la objeción de psicologismo y de subjetividad a-metodológica y, por tanto, a-científica.” [5]

Los partidarios de la concepción estándar atacaron al comprensivismo y mantuvieron sus posiciones hegemónicas en las CS. A despecho de las críticas de marxistas y comprensivistas [6], la CNE siguió proveyendo a los científicos sociales de fundamentos epistemológicos para sus teorías. Sin embargo, los comprensivistas no permanecieron quietos. En la segunda mitad del siglo XX procuraron elaborar un método que reforzara la objetividad de la comprensión: ese método fue la hermenéutica.

El profesor Pardo describe la hermenéutica en el tercer apartado de su artículo [7] el desarrollo de la incorporación de la hermenéutica a las CS. Hay que tener presente que la hermenéutica surgió como una disciplina externa a las CS. En rigor, surgió como método para la interpretación de los libros sagrados de la religión y de allí pasó al estudio de los textos literarios. Fueron dos filósofos, el alemán Hans-Georg Gadamer (1900-2002) y el francés Paul Ricoeur (1913-2005), quienes desarrollaron la aplicación de este método a las CS.

La idea central de los hermeneutas consiste en dotar de bases objetivas a la interpretación de los motivos de la acción de los individuos. Para ello recurren a los instrumentos forjados en el marco de la interpretación del sentido de los textos literarios. De ese modo intentan eliminar los factores subjetivos del proceso de comprensión. Pardo resume así la posición de los hermeneutas:

“Afirmar el carácter interpretativo de todo conocimiento implica, en primer lugar, reconocer que a esa supuesta primera relación de sujeto-objeto en la que se asienta la «objetividad» la antecede otra más originaria: la ligazón del ser humano con un mundo, con una tradición. Y esa relación previa a la subjetivación, suelo ineludible de todo posible teorizar, es lo que en la hermenéutica se denomina pertenencia. Entonces no sólo las ciencias sociales estarán determinados por ese círculo entre el intérprete y el objeto, sino que el conocimiento todo se mueve dentro de una cierta circularidad: al fin y al cabo siempre hablamos «desde» algún lugar.” [8]

El profesor Pardo sostiene que las nociones de tradición y pertenencia son fundamentales para la entender los aportes de la hermenéutica al comprensivismo. Desde esta perspectiva, la sociedad es concebida como una “comunidad de prejuicios condicionantes” [9]; si se acepta esto, es inaceptable la CNE, pues resulta imposible fundamental la objetividad, dado que el propio científico pertenece a esa “comunidad”.

No es preciso proseguir con esta cuestión. Los que están interesados en profundizar el tema de la hermenéutica pueden consultar la bibliografía mencionada en el artículo del profesor Pardo. [10]

Antes de concluir el análisis del texto de Pardo quiero indicar la importancia de los ejes problemáticos señalados al principio del artículo. [11] Se trata de ejes en torno a los cuales gira el debate epistemológico en las CS: el objeto de estudio, el método y el estatus epistemológico. Ya hemos hablado de los dos primeros ejes; respecto a la cuestión del estatus epistemológico, muchas personas piensan que las CS no son ciencias, tal es la influencia de la CNE. En este punto cabe situar el debate entre la CNE y el comprensivismo (hay que agregar a los marxistas, con una posición diferente a las de los otros dos contendientes). Vuelvo a repetir algo que ya hemos dicho, desde el punto de vista de la CNE, las CS sólo pueden ser ciencias en la medida en que acepten los postulados naturalistas-empiristas.

Sobre el final del artículo, el profesor Pardo enumera los rasgos del escenario posnaturalista y posempirista [12], esto es, de las corrientes que cuestionaron a la CNE a partir de la década de 1960. La descripción de cada rasgo es precisa en el texto, así que no es necesario repetirla aquí. Pero resulta conveniente prestar atención a alguno de esos rasgos: en primer lugar, el giro lingüístico:

“Con esta denominación volvemos a referirnos al cambio fundamental que reviste la consideración del lenguaje, el cual ya no es comprendido al modo de un medio de comunicación, de un mero instrumento para intermediar la relación del hombre con las cosas, sino como «materia prima del mundo social», esto es, como horizonte último de la inteligibilidad de los procesos históricos y sociales. La realidad social y, a la vez, el hombre mismo, su racionalidad, son lenguaje.” [13]

En segundo lugar, el supuesto hermenéutico, que implica una ruptura con el empirismo propio de la CNE. Si se acepta este supuesto:

“La tarea de las ciencias sociales es interpretar una realidad que ya ha sido interpretada por otros, por los actores sociales. A esto suele hacerse referencia con el concepto de doble hermenéutica.” [14]

Por último, la pertenencia del intérprete a una tradición, es decir, a una comunidad de sentido aceptada por el conjunto de los individuos que viven en una sociedad determinada, incluyendo en este conjunto a los científicos sociales. Esta pertenencia es previa a toda práctica que busca la objetividad.

Luego del análisis del texto de Pardo tenemos que pasar a mi texto sobre la ideología. Para no hacer demasiado extensa a esta clase voy a limitarme a presentar la estructura de este último artículo, cuyo examen concluirá la clase siguiente.

El artículo sobre ideología tiene el objetivo de plantear los alcances de la objetividad en las CS. Recordemos que la CNE concibe a la objetividad como toma de distancia, como distanciamiento respecto al objeto de estudio. La puesta en práctica del distanciamiento implica que el científico está obligado a desechar sus supuestos previos sobre el hecho o los hechos que está estudiando (sus teorías, sus prejuicios, su ideología, etc.), dedicándose a recopilar y examinar los hechos “desnudos” (insisto, dejando de lado todo marco conceptual anterior a ese examen de los hechos).

La teoría de la ideología permite discutir esta noción de objetividad. Mediante dicha teoría es posible establecer los límites de la objetividad en las CS o, todavía mejor, las características que asume la objetividad en las CS. No se trata de rechazar toda noción de objetividad y convertir así a las CS en un lugar donde se puede decir cualquier cosa. Nada de eso. La teoría de la ideología permite comprender los alcances de nuestra objetividad como científicos sociales. Ya veremos esto con más detalle.

Desde el punto de vista de su estructura, el artículo se divide en tres partes: a) presentación de la teoría de la ideología y su relación con la cuestión de la objetividad [15]; b) ejemplos de teorías de la ideología. Esta parte, la más extensa del texto, está dedicada a la descripción de algunas de las teorías de la ideología. En ella desfilan los “ideólogos”, la teoría de la falsa conciencia (Marx y Engels), la teoría del fetichismo de la mercancía (Marx), la teoría de las prenociones (Durkheim) [16]; c) una síntesis en la que se desarrolla la relación entre ideología y objetividad en las CS. [17]

En la próxima clase trataremos los contenidos del artículo, en especial las teorías de la ideología de Marx. Paso ahora a las preguntas y consultas.

Preguntas, respuestas, intercambios varios:

Ø  Profesor, me surgió una gran duda, ¿en la pregunta 3 tengo que desarrollar la reacción comprensivista y lo que sigue?

En el punto 3 del examen se pide desarrollar la CNE de las CS. No es necesario describir la reacción comprensivista (salvo que quieras desarrollar algunas de las falencias de la mencionada concepción).

Ø  Tengo una consulta sobre el tercer punto del examen. Después de desarrollar la Concepción Naturalista Heredada, ¿debería incluir el debate que se da entre explicar y comprender?
  
La consigna apunta a desarrollar las características de la CNE. Esta concepción, que toma su método de las CN, adopta la explicación como forma de elaborar el conocimiento de la sociedad, como el método que deben seguir las CS. En otras palabras, plantea que las CS tienen que producir leyes que describan lo social como un mecanismo de causas y efectos. Esto puede ser incluido en la respuesta a la pregunta.

La comprensión constituye el método propuesto por la reacción comprensivista, y consiste en encontrar los motivos de las acciones desarrolladas por cada individuo. Si bien no forma parte de lo pedido en la consigna, puede ser incluida en la respuesta para que se entienda mejor el método de la explicación. 

Con esto no quiere indicarles cómo tienen responder a la pregunta del parcial. Se trata de una sugerencia, y ustedes pueden tomarla, tomarla parcialmente o desecharla con total libertad.

Villa del Parque, lunes 15 de junio de 2020

ABREVIATURAS:

CN = Ciencias naturales / CNE = Concepción naturalista - empirista/ CS = Ciencias sociales / EN = Estado de naturaleza / NH = Naturaleza humana / SH = Seres humanos

NOTAS:

[1] Pardo, R. (2012), “El desafío de las ciencias sociales: desde el naturalismo a la hermenéutica”, en  Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 103-126).
[2] Mayo, A. (2012), “La teoría de la ideología”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 223-247).
[3] El profesor Pardo menciona a la concepción estándar en la pág.108 del artículo que estamos trabajando. No disponemos de tiempo para siquiera mencionar las corrientes teóricas agrupadas bajo ese término. Basta decir que la sociología empírica estadounidense, probablemente la corriente más influyente en dicha disciplina durante el siglo XX, adhirió a los supuestos de la concepción estándar.
[4] Pardo, op. cit., pp. 112-115.             
[5] Pardo, op. cit., p. 115.
[6] Como ya indicamos en repetidas oportunidades, el marxismo constituyó desde sus orígenes una alternativa al modelo de CS desarrollado desde la Revolución Industrial. En este sentido, su planteo epistemológico difiere esencialmente de los postulados de la CNE y del comprensivismo. Más adelante proporcionaremos algunos elementos para entender las diferencias entre el marxismo y las otras corrientes epistemológicas.
[7] Pardo, op. cit., pp. 115-121.
[8] Pardo, op. cit., p. 118-119.
[9] Pardo, op. cit., p. 119.
[10] Respecto al comprensivismo, pueden consultar: Mayo, A. (2013). Ficha de lectura. Alfred Schütz: «El sentido común y la interpretación científica de la acción humana» (1953). Blog Miseria de la Sociología: 11/07/2013.
[11] Pardo, op. cit., p. 105-106.
[12] Pardo, op. cit., pp. 121-124.
[13] Pardo, op. cit., p. 121.
[14] Pardo, op. cit., p. 123.
[15] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 223-226.
[16] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 226-241
[17] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 241-247.