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miércoles, 3 de junio de 2020

SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN CURSO 2020 – CLASE N° 4


“¿Soy yo el rey de Ángela, yo, que un día declaré caducos
los poderes de los reyes, cualquiera fuese su identidad y origen,
sobre las mujeres y hombres, animales, tierras, aguas, cielos, bosques
y montañas de esta parte de América?”
Andrés Rivera (1928-2016), escritor argentino.

Bienvenidas y bienvenidos a la cuarta clase del curso.
Sigo regularizando el envío de los materiales. Como dije la vez pasada, les agradezco mucho la paciencia. Por otra parte, y esto será repetido por mí una y otra vez mientras perdure esta situación extraordinaria, son bien recibidas todas las consultas, quejas, sugerencias, etc., que ustedes formulen.
En el encuentro de hoy continuaremos la presentación de los rasgos fundamentales del modelo reproductivista en Sociología de la Educación. Para ello trabajaremos con un artículo de Emile Durkheim (1858-1917), “Pedagogía y sociología”. [1]
Sin más vueltas, comencemos.

Durkheim mostró siempre un gran interés por los temas de la educación. No es este el lugar para desarrollar el papel que jugaba aquellos en su teoría sociológica, ni tampoco para reseñar su contribución al desarrollo de la Sociología de la Educación. [2] Basta con decir que la educación era fundamental en el proyecto teórico-político de Durkheim, pues concebía a ésta como un vehículo fundamental para inculcar los valores y las normas de la sociedad a las jóvenes generaciones. En otras palabras, mediante la educación podían crearse las condiciones necesarias para la estabilidad y el desarrollo de la sociedad capitalista.
En este texto hay dos cuestiones centrales. Por un lado, la concepción del carácter social de la educación, eje del pensamiento durkheimiano. Por otro lado, la delimitación del campo específico de la Sociología de la Educación respecto a otras disciplinas, como la Pedagogía y la Psicología
Durkheim comienza discutiendo la concepción de la Pedagogía acerca de la educación:
“Hasta estos últimos años (…) los pedagogos modernos estaban casi unánimemente de acuerdo para ver en la educación una cosa eminentemente individual y para hacer, por consiguiente, de la pedagogía un corolario inmediato y directo puramente de la psicología. Tanto para Kant como para Mill, para Herbart como para Spencer, la educación tendría ante todo por objeto el realizar en cada individuo, pero llevándolos hasta su mayor grado de perfección posible, los atributos constitutivos de la especie humana en general. Se planteaba como una verdad de evidencia que existe una educación, y tan sólo una que, con exclusión de cualquier otra, conviene indiferentemente a todos los hombres sean cuales sean los condicionamientos históricos y sociales de los que dependen éstos, y es este ideal abstracto y único que los teorizantes de la educación se proponían determinar. Se admitía que hay una naturaleza humana, cuyas formas y propiedades son determinables de una vez para siempre, y el problema pedagógico consistía en investigar de qué forma la acción educacional debe ejercerse sobre la naturaleza humana definida de esta suerte.” (p. 97).
La crítica durkheimiana constituye un caso particular de la discusión del IM emprendida por Durkheim en Las reglas del método sociológico (1895), obra en la que pretendía sentar las bases de una sociología científica. En su opinión, el error central de la pedagogía tradicional radicaba en su individualismo esencialista, basada en la creencia en la existencia de una NH ahistórica e inmutable. 
Durkheim resume así el individualismo de esta pedagogía:
“El educador no tendría (…) nada de esencial que añadir a la obra de la naturaleza. No crearía nada nuevo. Su papel se limitaría a impedir que esas virtualidades existentes se atrofien debido a la inacción, o se desvíen de sus cauces normales, o se desarrollen con demasiada lentitud. Partiendo de esta base, los condicionamientos de tiempo y de lugar, el estado en que se encuentra el medio social pierden todo interés para la pedagogía. (…) Lo que realmente importa es su naturaleza. Y la ciencia que tiene por objeto describir y explicar el hombre individual es, precisamente, la psicología.” (p. 98).
Si se acepta la tesis de que la educación es un asunto individual, la pedagogía debe apoyarse en la psicología, pues ésta última es la que se encuentra en condiciones de establecer en qué consiste la NH. Vista con atención, la pedagogía sigue el mismo esquema que la economía clásica, que funda su explicación de los mecanismos del mercado en las tendencias inherentes a la NH (por ejemplo, el egoísmo como factor que promueve la competencia).

La fundación de la Sociología de la Educación requiere, por tanto, la refutación del esquema individualista enunciado en los párrafos precedentes. Durkheim lleva adelante esta tarea afirmando el carácter social de la educación. 
Ante todo, sostiene que,
“No tan sólo es la sociedad la que ha elevado el tipo humano al rango de modelo que el educador debe esforzarse en reproducir, sino que también es ella la que lo modela y lo modela según sus necesidades. Pues, es un error pensar que esté incluido por entero en la constitución natural del hombre, que tan sólo baste descubrirlo en ésta a través de una observación metódica (…). El hombre que la educación debe plasmar dentro de nosotros, no es el hombre tal como la naturaleza lo ha creado, sino como la sociedad quiere que sea; y lo quiere tal como lo requiere su economía interna.” (p. 104).
Al revés de lo que piensan los individualistas metodológicos, la educación responde a las necesidades de la sociedad y no a una supuesta esencia humana inmutable y válida para todos los tiempos.
“En resumidas cuentas, muy lejos de que la educación tenga por objetivo único o principal al individuo y sus intereses, ante todo es el medio a través del cual la sociedad renueva de continuo los condicionamientos de su propia existencia.” (p. 106).
Luego de ajustar cuentas con el enfoque individualista, pasa a formular su concepción del carácter social de la educación. Según la misma, la educación tiene dos finalidades principales. Por un lado, tiene que respetar la división del trabajo existente, formando los especialistas necesarios para cubrir los puestos de dicha división:
“Es la sociedad la que, para poder subsistir, necesita que el trabajo se reparta entre sus miembros y se reparta entre ellos de tal forma y no de tal otra. Éste es el motivo por el cual la sociedad se preocupa de preparar, a través de la educación, los trabajadores especializados de quienes está  necesitada. Por consiguiente, es para ella y también es por ella que la educación se ha ido diversificando de esta guisa.” (p. 100).
Por otra parte, la educación tiene que cumplir la función de inculcar en las nuevas generaciones las ideas compartidas por los miembros de la sociedad (en términos marxistas, la ideología dominante en esa sociedad):

“La sociedad no puede vivir más que si existe entre sus miembros una homogeneidad suficiente. La educación perpetúa y refuerza dicha homogeneidad inculcando por adelantado en la mente del niño las similitudes esenciales que supone la vida colectiva.” (p. 106).
En síntesis, la educación combina la formación especializada, necesaria para reproducir los saberes y habilidades requeridos por la producción capitalista, con la inculcación de una ideología común a todos los miembros de la sociedad. La educación es, por tanto, una y múltiple:
“De no existir una cierta diversidad, toda cooperación resultaría imposible. La educación asegura la persistencia de esa diversidad necesaria diversificándose ella misma y especializándose. Consiste, pues, bajo uno u otro de esos aspectos, en una socialización metódica de la joven generación. (…) [El ser social constituye el conjunto] un sistema de ideas, de sentimientos, de costumbres, que expresan en nosotros, no nuestra personalidad, sino el grupo o los grupos diferentes a los que pertenecemos; tales son las creencias religiosas, las creencias y las prácticas morales, las tradiciones nacionales o profesionales, las opiniones colectivas de todo tipo. (…) Crear ese ser [social] en cada uno de nosotros, ésta es la meta de la educación.” (p. 106).
El ser social es, por supuesto, la encarnación de la ideología de la clase dominante en la sociedad, aunque Durkheim estaría en desacuerdo con esta afirmación. No obstante, la concepción de la educación como una y múltiple permite aclarar la cuestión del papel de la educación en la reproducción social y obliga a pensar mejor las cosas a los partidarios de la educación “transformadora” en todas sus variantes.
A partir de la dilucidación del papel social de la educación, Durkheim pasa al tema de la determinación del campo específico de la sociología de la educación, demarcándolo de la pedagogía. 
Aquí establece una distinción respecto a la determinación de los fines y la elección de los medios de la educación. En el primer caso, “el papel de la sociología resulta preponderante” (p. 111). En el segundo caso, reconoce que la psicología “recobra sus derechos”:
“Si bien el ideal pedagógico expresa ante todo necesidades sociales, no puede realizarse más que en y por individuos. Para que sea algo más que una simple concepción del espíritu, una vana orden expresa de la sociedad a sus miembros, se debe encontrar la fórmula de ajustar a éste la conciencia del niño. Ahora bien, la conciencia tiene sus leyes propias que se deben conocer para poderla modificar, cuando menos si se quiere uno ahorrar los tanteos empíricos que la pedagogía tiene precisamente por objeto reducir al mínimo. (…) es a la psicología y, más especialmente, a la psicología infantil a la que compete resolver estas cuestiones.” (p. 112).
De modo que en la cuestión de los medios, la pedagogía tiene que apoyarse en la psicología. No obstante esto, Durkheim sostiene que la sociología puede contribuir también en este tema:
“Ante todo, dado que los fines de la educación son sociales, los medios a través de los cuales dichos fines pueden ser logrados deben tener, necesariamente, el mismo carácter. Y, en efecto, entre todas las instituciones pedagógicas quizás no exista ni una sola que no sea análoga a una institución social de la que reproduce, de forma reproducida y extractada, las características principales.” (p. 113).
En síntesis, Durkheim afirma que la sociología tiene un papel central en el ámbito de la reflexión sobre la educación, al definir los fines de ésta y participar en la elaboración de los medios para educar. La pedagogía no puede hacer estas tares por sí misma y tiene que ceñirse, en lo que hace a los fines, a los postulados de la sociología. En lo que hace a los medios, la pedagogía tiene que apoyarse tanto en psicología como en la sociología.
En la próxima clase trabajaremos con otro texto de Durkheim, el artículo “Pedagogía” (1911). [3] Con él cerraremos la presentación de la sociología durkheimiana de la educación.

Villa del Parque, miércoles 3 de junio de 2020

ABREVIATURAS:
IM = Individualismo metodológico / NH = Naturaleza humana  

NOTAS:
[1] Durkheim, E. [1903]. (1996). “Pedagogía y sociología”. EN: Durkheim, E. (1996). Educación y Sociología. Barcelona: Península. (pp. 95-116). El texto consiste en la lección inaugural pronunciada por Durkheim cuando tomó posesión de su cátedra en la Sorbona, en 1902. Fue publicada en la “Revista de Metafísica y Moral”, número de enero de 1903. Agrego que todas las citas realizadas en la clase corresponden a esta edición.
[2] Algo dijimos al respecto en la clase N° 2 del presente curso.
[3] Durkheim, E. [1911]. (1996). Incluido en: Durkheim, Emile. (1996). Educación y pedagogía. Barcelona: Península. (pp. 73-94).

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