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jueves, 18 de septiembre de 2025

LA ENDOGAMIA DEL PENSAMIENTO

 


Noche pampeana


Ariel Mayo (ISP J. V. González / UNSAM)

La endogamia es la noche del pensamiento. Una idea, una teoría que se encierra sobre sí misma y que deja de dialogar-confrontar con otras ideas y teorías, deriva rápidamente en un dogma y sus defensores se vuelven sectarios. La disposición a conocer y asimilar elementos de otras teorías, la atención prestada a lo nuevo en el campo de investigación, la aceptación del diálogo con otras perspectivas teóricas, son otros tantos indicadores de vitalidad. Todo esto es válido para las ciencias sociales; lo es todavía más cuando se trata de la teoría marxista (aquí partimos del supuesto, que debe ser demostrado, de que el marxismo todavía es útil para explicar el funcionamiento del capitalismo de nuestros días).

La reflexión sobre la sociedad, para ser fecunda, requiere del diálogo y la confrontación entre distintas perspectivas teóricas. No se trata de una declaración de buenas intenciones. La historia de la filosofía y de las ciencias sociales aporta ejemplos que permiten verificar empíricamente la importancia del diálogo-confrontación para la producción de conocimiento sobre la sociedad. Basta mencionar dos casos significativos.

La filosofía surgió en la Grecia antigua, es decir, en el lugar de  intersección de las ideas del Oriente opulento y del Occidente que comenzaba a organizarse en torno a sus primeras ciudades. Los comerciantes, en su ir y venir, iban esparciendo las noticias de otros cultos, otras costumbres, otras formas de organización política. Pero al interior de Grecia existía otro lugar (social) de intersección de ideas. En las polis griegas se desarrolló la democracia, con la asamblea de los ciudadanos como institución central del gobierno. En esta novedosa forma de gobierno era preciso tanto examinar y refutar los argumentos contrarios, como proporcionar pruebas favorables a los propios. En pocas palabras, había que persuadir y convencer por medio de argumentos. La filosofía surgió, pues, como producto de la confrontación entre ideas diferentes, derivada de la práctica del comercio y de la democracia.

El otro ejemplo de la importancia del diálogo-confrontación entre concepciones distintas es el origen del marxismo. La teoría marxista surgió en el período 1843-1848 en diálogo con el liberalismo (el político y el económico), con las diversas corrientes del socialismo y con la filosofía alemana. De hecho, el marxismo incorporó elementos del liberalismo y de la economía política, a punto tal que puede afirmarse, por ejemplo, que es imposible comprender la teoría marxista sin estudiar a fondo el liberalismo clásico. Sin ese diálogo-confrontación con otras corrientes teóricas no habría existido el marxismo ni se habría escrito, por ejemplo, El capital. 

Un indicador preciso de una época de crisis del pensamiento es la ausencia de intercambios entre perspectivas teóricas diferentes. En tiempos como los que nos ha tocado vivir, no está de más recordar la importancia de que una teoría no se encierre sobre sí misma. Esto, por supuesto, en el caso de que efectivamente nos propongamos una salida superadora a la crisis y que la teoría sea un insumo necesario para construir esa salida.


Balvanera, jueves 18 de septiembre de 2025

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