Vistas de página en total

miércoles, 22 de enero de 2025

FICHA PANEBIANCO: MODELOS DE PARTIDO, CAP. 14. (1995)

 

Angelo Panebianco

 

 

Ariel Mayo (ISP Dr. J. V. González / UNSAM)

 

 

Que los partidos políticos están en crisis no es novedad. Que esa crisis está ligada a la crisis de representatividad y a la crisis de la democracia es algo innegable. En definitiva, está en crisis una forma de gestionar el capitalismo. Esta suma de crisis obliga, entre otras muchas cosas, a revisar la teoría de los partidos políticos. La presente ficha de lectura (remarco lo de ficha de lectura) va en esa dirección.

Para este trabajo se ha elegido una obra de Angelo Panebianco (Bologna, 1948), politólogo y ensayista italiano, graduado en Ciencia Política por la Universidad de Bologna (1971) y, desde 1989, profesor en la Facultad de Ciencia Política de la Universidad de Bologna (Italia). Panebianco es autor de libros y artículos, entre los que se encuentra Modelli di partito (Bologna, Italia: Il Mulino, 1982). Para la redacción de la presente ficha de lectura hemos seleccionado el capítulo 14 del texto, titulado Los partidos y la democracia: Transformaciones y crisis.

Referencia bibliográfica:

Panebianco, A. (1995). Modelos de partido: Organización y poder en los partidos políticos. Madrid, España: Alianza. 512 p. (Alianza Universidad). Traducción de Mario Trinidad.


Cap. 14: Los partidos y la democracia: Transformaciones y crisis (pp. 487-512)

El autor parte de la idea de que prestar atención a los modelos organizativos de los partidos permite comprender las actividades que desarrollan los partidos en los distintos sistemas políticos.

 El partido burocrático de masas y el partido profesional-electoral (pp. 488-497)

Panebianco incorpora a su análisis la distinción entre el partido de masas, descrito por el politólogo francés Maurice Duverger (1917-2014), y el partido-escoba, estudiado por el jurista y politólogo alemán Otto Kirchheimer (1905-1965), y plantea dos tipos ideales, partido burocrático de masas y partido profesional-electoral [1], cuyas características son las siguientes:

 

Partido burocrático de masas

Partido profesional-electoral

Papel central de la burocracia (competencia política-administrativa).

Papel central de los profesionales (competencias especializadas)

Partido de afiliación con fuertes lazos organizativos de tipo vertical que se dirige sobre todo a un electorado fiel.

Partido electoralista, con débiles lazos organizativos de tipo vertical y que se dirige ante todo al electorado de opinión.

Posición de preeminencia de la dirección del partido; dirección colegiada.

Posición de preeminencia de los representantes públicos; dirección personificada.

Financiación por medio de las cuotas de los afiliados y mediante actividades colaterales.

Financiación a través de los grupos de interés y por medio de fondos públicos.

Acentuación de la ideología. Papel central de los creyentes dentro de la organización.

El acento recae sobre los problemas concretos y el liderazgo. El papel central lo desempeñan los arribistas y los representantes de los grupos de interés dentro de la organización.

 

La transformación del partido burocrático de masas en un partido profesional-electoral obedece a dos tipos de cambios ambientales que afectan a las sociedades occidentales: 1) las modificaciones entre los distintos grupos ocupacionales (caída de los trabajadores industriales y aumento de los ocupados en los servicios) y en las características y actitudes culturales de cada grupo. Ahora la división fundamental se establece entre los obreros de los sectores industriales básicos, y los nuevos obreros marginales de los sectores industriales periféricos; 2) el cambio tecnológico, consistente en una reestructuración del campo de la comunicación política (impacto de los mass-media, sobre todo la televisión).

El partido burocrático de masas era una institución fuerte; en cambio, el partido profesional-electoral es una institución débil, cuya autonomía respecto del entorno se ve reducida. Se da un proceso de desinstitucionalización. Crece el peso político de los grupos de interés, y la tendencia a la “incorporación” de los partidos al Estado.

La crisis de los partidos (pp. 497-501)

Para analizar la crisis de los partidos (un tópico ya habitual en la ciencia política) es preciso tener en cuenta las funciones de los partidos en los sistemas democráticos.

Panebianco toma de Kirchheimer las tres funciones de los partidos: 1) integrativa o expresiva. Los partidos estructuran las demandas generales de defensa / transformación del orden social y político. Permite la configuración y el mantenimiento de la identidad colectiva mediante la ideología; 2) la función de seleccionar a los candidatos a los cargos públicos; 3) la función de determinar la política estatal.

La crisis de los partidos remite no a la pérdida del monopolio de las tres funciones (monopolio que, en rigor, nunca detentaron los partidos políticos), sino a una reducción, a una marginación de los partidos en el ejercicio de esas funciones. Así, la implantación del partido profesional-electoral no contribuye a fijar ningún tipo de identidad colectiva. Se despeja el camino para la difusión de comportamientos políticos “no convencionales”; se facilita la explosión de reivindicaciones corporativas y se desencadena la multiplicación de las estructuras de representación de los intereses. Como consecuencia de lo anterior, se debilita enormemente la capacidad de los partidos para seleccionar a las elites.

En síntesis, los partidos van dejando de representar los intereses colectivos y pierden en la competencia con otras organizaciones.

Los cambios en las divisiones políticas (pp. 501-509)

En su estudio sobre la formación de los partidos en Europa, el sociólogo y politólogo noruego Stein Rokkan (1921-1979) distingue cuatro grandes fracturas: centro-periferia, Estado-iglesia, ciudad-campo, la fractura de clase (asalariados-empleados). “Cada una de estas fracturas se tradujo (…) en divisiones políticas y en conflictos sobre problemas específicos.” (p. 501). De la combinación de estas fracturas surgen los partidos políticos.

La fractura de clase desempeñó en todas partes un papel fundamental y derivó en la aparición de una división política fundamental entre partidos socialistas y partidos no socialistas. La lucha política se configuró durante mucho tiempo en torno al continuum derecha-izquierda, configurado en torno a los problemas económicos y sociales derivados de la fractura de clase.

Ahora bien, desde mediados de la década de 1970 los problemas mencionados en el párrafo precedente están cambiando y ello debilitó la fuerza de la fractura de clase. Por ejemplo, la alternativa inflación/desempleo no diferencia grupos sociales fácilmente reconocibles.

El espacio político adquiere un carácter multidimensional. Así, al lado del continuum derecha-izquierda aparecen otras dimensiones (por ejemplo, surge una división establishment/anti-establishment). Esto coincide con la consolidación del partido profesional-electoral.

Conclusiones (pp. 509-512)

El surgimiento del partido profesional-electoral es resultado de profundas transformaciones sociales. Este tipo de partidos crea un vacío de identidades colectivas, como resultado del debilitamiento de la función de integración-expresiva.

Panebianco sugiere que hay tres tipos de evolución que parecen más probables: 1) que el partido profesional-electoral concluya en la disolución de los partidos en cuanto organización; 2) que se produzca un retorno a la llama ideológica, con el reforzamiento de la función expresiva; 3) que se produzca la innovación política en sentido propio.

 

Balvanera, miércoles 22 de enero de 2024


NOTAS:

[1] Panebianco prefiere la denominación partido profesional-electoral a la de partido-escoba, pues elige privilegiar las características organizativas por sobre el punto de vista de la representación social.

No hay comentarios: