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miércoles, 4 de marzo de 2020

¿POR QUÉ ESTUDIAR EL MANIFIESTO COMUNISTA EN 2020?

“El mismo Manifiesto explica que la aplicación práctica
de estos principios dependerá siempre y en todas partes
de las circunstancias históricas existentes.”
K. Marx y F. Engels




Este trabajo constituye parte de las tareas preparatorias para un taller sobre el Manifiesto Comunista (1848) de Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895), destinado a un público sin conocimientos previos sobre la obra e interesado en aprender los conceptos fundamentales del materialismo histórico. Fue concebido como una tarea militante antes que académica; tenemos por objetivo que nos comprenda la mayor cantidad de personas, sin renunciar a exponer la complejidad de los temas. En este punto partimos del convencimiento de que un marxismo limitado a un número reducido de cultores es un marxismo muerto.
En este punto corresponde hacer una aclaración. En este texto las expresiones MH y marxismo son utilizadas como sinónimos; con ellas designamos a la teoría de la sociedad elaborada por Marx, cuyas ideas principales aparecen desarrolladas en el MC.
Por último, aquí no se encontrará una síntesis del contenido del MC. Tampoco una exposición detallada del MH. Nuestro propósito es más modesto y utilitario: justificar la necesidad de leer y estudiar el MC en 2020, mostrando como esa lectura puede ser útil en la lucha de los trabajadores contra el capitalismo. En estos tiempos que corren, explicar porqué es conveniente ser socialista y porqué el socialismo puede ser la alternativa al sistema capitalista, son cuestiones urgentes que exigen estudio, paciencia en la explicación y entusiasmo en la difusión.
Abreviaturas utilizadas:
MC = Manifiesto Comunista / MH = Materialismo histórico
Nota bibliográfica:
En la redacción del trabajo se utilizó la traducción española: Marx, K. y Engels, F. (1986). Manifiesto del partido comunista. Buenos Aires, Argentina: Anteo. Esta edición incluye los distintos prefacios redactados por Marx y Engels, así como también los Principios del comunismo, redactados por Engels. A esta edición pertenecen, salvo indicación en contrario, todas las citas incluidas en el texto.
También se consultó la edición del Manifiesto Comunista incluida en Chiviló Villar, Matías, comp. (2013). Programas del movimiento obrero y socialista. Buenos Aires, Argentina: Rumbos. (pp. 18-48).

Antes de empezar la lectura del MC o, como en esta ocasión, antes de comenzar un taller sobre éste, corresponde hacerse una pregunta, de cuya respuesta depende todo lo demás: ¿Qué utilidad puede tener para nosotros, trabajadores, estudiar un texto escrito hace 172 años?
En un contexto todavía marcado por la caída de la URSS y los demás países “socialistas” (1989-1991), en el que casi nadie considera al socialismo como alternativa viable al capitalismo, la respuesta al interrogante cobra aun mayor importancia.
Responder a la pregunta no es sencillo. En parte, porque esto supone haber estudiado el MC, y el taller está dirigido precisamente a quienes no tienen un conocimiento previo del marxismo. Tampoco se trata de dar una respuesta amable para estudiantes o profesores, que muestre la pertinencia del estudio del marxismo en la universidad, bla, bla, bla.
El MC es un escrito político, destinado a exponer las ideas y propuestas de una organización política [1] que se había propuesto como objetivo derribar al capitalismo e instaurar el socialismo. Por lo tanto, la justificación de su estudio debe pasar primordialmente por lo político. El MC tiene que contener algo que contribuya a clarificar los problemas políticos actuales de la clase obrera.
Ahora bien, el MC es un conjunto de textos que abarca mucho más que el Manifiesto propiamente dicho. Así, incluye los prólogos que Marx  y Engels (1820-1895) redactaron para cada una de las ediciones de la obra. [2] Precisamente dos de esos prólogos sirven para justificar la realización de un taller sobre el MC.
En primer lugar, está el prefacio de Engels a la edición de 1888. [3] Allí encontramos dos afirmaciones fundamentales para comprender la utilidad política del MC.
1] El materialismo histórico no es una receta universal que se aplica a cualquier realidad, a cualquier coyuntura, sino que parte de analizar cuáles son las formas en que se organiza la producción, las relaciones sociales de producción. En este sentido, la tesis central del MC es la siguiente:
“En toda época histórica el modo dominante de producción y de cambio y la estructura social que necesariamente deriva de él, constituye la base sobre la cual se edifica la historia política e intelectual de esa época y solamente por él puede ser explicada; que de acuerdo con esto, toda la historia de la Humanidad (...) ha sido historia de las luchas de clases, luchas entre los explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos; que la historia de estas luchas de clases representa un desarrollo que al presente alcanzó un grado en el que la clase explotada y oprimida – el proletariado – no puede alcanzar su liberación del yugo de la clase explotadora y opresora – la burguesía – sin liberar al mismo tiempo, de una vez por todas, a la sociedad entera de toda explotación y opresión, de todas las diferencias y de todas las luchas de clases.” (p. 20).
El MC conecta el pensar y el hacer. El eje del planteo es el estudio de la realidad para poder hacer política. En definitiva, en esto consiste el núcleo del MH.
La misma historia del MC relatada por Engels, confirma la afirmación del párrafo anterior.
“En el Congreso de la Liga [de los Comunistas], que tuvo lugar en Londres en noviembre de 1847, fueron encargados Marx y Engels de la publicación de un programa de partido completo, que habría de orientarla en su camino.” (p. 15).
Suele olvidarse que el MC es un texto directamente político, no un escrito académico. Por eso, los dos primeros capítulos del MC, en los que se esboza el desarrollo del capitalismo y la lucha entre capital y trabajo, constituyen el fundamento necesario de la acción política de la Liga de los Comunistas.
2] El estudio de la estructura social (el conjunto de relaciones sociales) sirve para pensar la estrategia y las tácticas dirigidas a enfrentar al capitalismo. En síntesis, para el marxismo, los tipos de acción, las tácticas, dependen del análisis que se haya hecho de la realidad.
Marx y Engels son claros cuando afirman que la aplicación práctica del programa del MC (1848) depende de las condiciones históricas existentes. Esto queda claro en el prefacio a la edición alemana de 1872. [4]
“El mismo Manifiesto explica que la aplicación práctica de estos principios dependerá siempre, y en todas partes, de las circunstancias históricas existentes.” (p. 8).
Como indicamos arriba, el MH no es una fórmula, algo que hay que aplicar en todos los tiempos, lugares y circunstancias. Es un método crítico de la realidad, es una manera de entenderla para luego transformarla. Por esto no puede ser concebido como un dogma. Hay que hacer hincapié en que Marx es un guía, pero no un dios que tiene las respuestas a todos los problemas; esta afirmación es válida para cualquier otro autor considerado clásico en las filas del movimiento socialista.
En el prefacio de 1872, los autores del MC señalan la necesidad de retocar “algunos puntos” del texto. ¡Y esto a sólo 24 años de la publicación de la primera edición de la obra!
¿Cuáles son los factores que exigían una modificación del MC?
Marx y Engels indican tres factores: a) “el desarrollo colosal de la gran industria en los últimos veinticinco años”; b) “el [desarrollo] de la organización del partido de la clase obrera”; c) la Comuna de París [1871], “que eleva por primera vez al proletariado durante dos meses, al Poder político” (p. 8). [5] Los puntos b y c están estrechamente relacionados, pues, tal como se lee en el MC, “toda lucha de clases es una lucha política” (p. 47).
En base a lo anterior, Marx y Engels plantean que “este programa ha envejecido en algunos de sus puntos” (p. 8). Dicen que las experiencias políticas de la clase trabajadora en el período 1848-1872 obligan a modificar la posición del MC respecto al Estado:
“La Comuna ha demostrado, sobre todo, que «la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines»” (p. 8). [6]
De modo que los autores del MC consideraban que la posición tomada en 1848 frente al Estado tenía que ser modificada radicalmente a partir de las experiencias de lucha de la clase trabajadora. El Estado no puede ser utilizado tal como está para construir el socialismo; el Estado es un instrumento de opresión y, como tal, no puede ser un instrumento de liberación. [7]
En síntesis, Marx y Engels consideraban en 1872 que el MC había “envejecido” en tres ítems, mencionados expresamente en el prefacio de ese año. En primer lugar, el programa contenido al final del cap. 2 (p. 62-63); en segundo término, la cuestión del Estado; en tercer lugar, el cap. 3, dedicado a la “crítica de la literatura socialista”, al que consideran “incompleto”; por último, el cap. 4, dedicado a la actitud de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición. [8]
Ahora bien, si ya en 1872 los propios autores del MC afirmaban que era necesario modificar partes del mismo debido a la transformación de las condiciones económicas, sociales y políticas, ¿qué duda puede quedar hoy, en 2020, acerca de la necesidad de no considerar al MC – y a cualquier otro texto de los clásicos y los no tan clásicos – como un dogma? Esto nos lleva a adoptar la misma posición de Engels en el prefacio de 1888: el MH es un método para analizar la realidad, no un conjunto de proposiciones válidas para toda época y lugar.
Una vez aceptada la proposición que figura al final del párrafo precedente, el camino a seguir es claro: hay que aplicar las categorías del método del MH al análisis de la realidad concreta, de nuestra realidad concreta. Si esas categorías no sirven, corresponde modificar las categorías o crear otras nuevas. Si no se entiende esto, estamos condenados a cometer una y otra vez los mismos errores.
Por lo tanto, proponemos una lectura del MC centrada en la búsqueda de herramientas útiles para el estudio de nuestra realidad. En este sentido, consideramos que el MC contiene varias afirmaciones fundamentales: 1) la centralidad de la relación capital – trabajo; 2) la lucha de clases como motor de la historia; 3) el carácter de clase del Estado; 4) el rechazo al nacionalismo y el carácter internacional de la lucha de clases de los trabajadores; 5) la revolución como salida al capitalismo. Al análisis de cada una de ellas estará dedicado este taller.


Villa del Parque, miércoles 4 de marzo de 2020


NOTAS:
[1] La Liga de los Comunistas estaba conformada por artesanos y obreros alemanes, la mayoría de los cuales se encontraba fuera de Alemania, ya sea por razones políticas o laborales. Esta circunstancia hizo que la Liga tuviera desde sus comienzos un carácter internacional, pues sus miembros se encontraban dispersos en Francia, Inglaterra, Bélgica y la propia Alemania. El MC fue el programa de la Liga. Sus miembros participaron en las revoluciones de 1848-49 (sobre todo en Francia y en Alemania). Fue disuelta en 1850, cuando la policía prusiana acabó con su organización en Alemania.
[2] Este conjunto de textos está compuesto, además del MC propiamente dicho, por: a) prefacio a la edición alemana de 1872, co-escrito por Marx y Engels; b) prefacio a la edición rusa de 1882, co-escrito por Marx y Engels; c) prefacio a la edición alemana de 1883, escrito por Engels; d) prefacio a la edición inglesa de 1888, escrito por Engels; e) prefacio a la edición alemana de 1890, escrito por Engels; f) prefacio a la edición polaca de 1892, escrito por Engels; g) prefacio a la edición italiana de 1893, escrito por Engels. Hay que agregar los Principios del comunismo, trabajo redactado por Engels a fines de octubre y principios de noviembre de 1847, como proyecto de programa de la Liga de los Comunistas, y que terminó siendo reemplazado por el MC.
[3] El prefacio está fechado en Londres el 30 de enero de 1888. Fue redactado para la edición inglesa del MC, cuya traducción estuvo a cargo de Samuel Moore (1838-1911), quien se había encargado anteriormente de la traducción al inglés de la mayor parte del Libro I de El capital. Moore fue colaborador de Engels durante varios años.
[4] Firmado por ambos y fechado en Londres el 24 de junio de 1872.
[5] Marx y Engels mencionan otro hito en la organización política de la clase trabajadora, la Revolución de Febrero de 1848. Ésta abarcó buena parte del continente europeo, pero tuvo su epicentro en Francia. Marx dedicó dos trabajos a examinar esa experiencia: Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 y El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. En la segunda de estas obras, Marx analiza la insurrección obrera de junio de 1848 en París: “el acontecimiento más gigantesco en la historia de las guerras civiles europeas. Venció la república burguesa. A su lado estaban la aristocracia financiera, la burguesía industrial, la clase media, los pequeños burgueses, el ejército, el lumpemproletariado organizado como Guardia Móvil, los intelectuales, los curas y la población del campo. Al lado del proletariado de París no estaba más que él solo. Más de 3000 insurrectos fueron pasados a cuchillo, después de la victoria, y 15000 deportados sin juicio.” (Marx, K, Trabajo asalariado y capital, Barcelona, Planeta-Agostini, 1985, p. 142). La derrota del levantamiento obrero de junio de 1848 marcó profundamente a Marx y Engels, quienes a partir de ese momento bregaron por evitar la soledad política de la clase trabajadora.
[6] Ese pasaje se encuentra en “La guerra civil en Francia” (1871), manifiesto de la Asociación Internacional de Trabajadores [1° Internacional] sobre la Comuna de París, redactado por Marx en abril-mayo de 1871.
[7] “Pero el proletariado no puede, como lo hicieron las clases dominantes y sus diversas fracciones rivales inmediatamente después de su triunfo, tomar simplemente posesión del cuerpo del Estado existente y hacer funcionar ese aparato para sus propios fines. La primera condición para conservar el poder político es transformar el mecanismo actuante y destruirlo en tanto que instrumento de dominación de clase. (…) El instrumento político de su sumisión no puede servir de instrumento político de su emancipación.” (Marx, K., Borrador II de La guerra civil en Francia, citado por Rubel, M. y Janover, L., Marx anarquista, Buenos Aires, Madreselva, 2010, p. 61).
[8] Respecto al cap. 4: “si las observaciones que se hacen sobre la actitud de los comunistas antes los diferentes partidos de oposición (…) son exactas todavía en sus trazos generales, han quedado anticuadas en sus detalles, ya que la situación política ha cambiado completamente y el desarrollo histórico ha borrado de la faz de la tierra a la mayoría de los partidos que allí se enumeraban.” (p. 9).