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jueves, 28 de marzo de 2019

FOUCAULT, LA VERDAD Y LAS FORMAS JURÍDICAS: APUNTES SOBRE LA 1º CONFERENCIA




Michel Foucault (1926-1984) desarrolló su concepción del conocimiento y del origen de las ciencias sociales en La verdad y las formas jurídicas, cuyo origen fueron las conferencias pronunciadas por Foucault en la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro (Brasil), entre los días 21 y 25 de mayo de 1973. Cabe indicar que La verdad y las formas jurídicas ocupa un lugar importante en el desarrollo de la obra del filósofo francés. Simplificando las cosas, representa la conexión entre los trabajos de los años ’60, como El nacimiento de la clínica (1963), Historia de la locura en la época clásica (1964) y Las palabras y las cosas (1966), y las obras del período de madurez, como Vigilar y castigar (1975).
El presente trabajo es una ficha de lectura sobre la primera de las conferencias que conforman la obra, la cual fue pronunciada el 21 de mayo de 1973. En ella Foucault expone las líneas principales de su concepción del conocimiento.
Para la confección de la ficha utilicé la traducción española de Enrique Lynch: Foucault, M. (2003). [1º edición: 1980]. La verdad y las formas jurídicas. Madrid. Editora Nacional.


El programa de investigación foucaultiano
La 1° Conferencia es de carácter metodológico. El autor presenta tres líneas de trabajo, planteando que convergen en una investigación más amplia. Se trata de una suerte de síntesis taquigráfica de los trabajos que había emprendido en la década de 1960.
1] ¿Cómo se formaron dominios de saber a partir de las prácticas sociales?
2] Un tema más estrictamente metodológico: “el análisis del discurso como juego estratégico y polémico” (p. 11).
3] Reelaboración de la teoría del sujeto.
Foucault sostiene que 1], 2] y 3]  confluyen en un proyecto de investigación, cuyo objeto de estudio es el siguiente:
“La constitución histórica de un sujeto de conocimiento a través de un discurso tomado como un conjunto de estrategias que forman parte de las prácticas sociales.” (p. 12-13).
Las prácticas sociales permiten estudiar la aparición de nuevas formas de subjetividad. Nuestro autor se concentra en un tipo específico de prácticas sociales: las prácticas judiciales. [1]
Foucault fundamenta así la importancia del estudio de las prácticas judiciales. En la sociedad hay distintos sitios en los que se definen “tipos de subjetividad, formas de saber y, en consecuencia, relaciones entre el ser humano y la verdad” (p. 13). Cabe decir que en estos sitios se forma la verdad. Uno de ellos, que Foucault denomina historia interna de la verdad, es la historia de la ciencia; allí la verdad se corrige según criterios internos a ella misma. Otros sitios conforman la historia externa de la verdad: uno de ellos es el de las prácticas judiciales.
El tema de las conferencias es, según el autor: “Las formas jurídicas, por consiguiente, su evolución en el campo del derecho penal como lugar de origen de un determinado número de formas de verdad.” (p. 13).
El filósofo francés indica que intentará demostrar que ciertas formas de verdad pueden ser definidas a partir de la práctica penal.  Distingue entre:
·         Indagación. Surgió, como forma de investigación de la verdad, en el seno del orden jurídico durante la Edad Media.
·         Examen. Surgió en el siglo XIX, a partir de problemas jurídicos, judiciales y penales. El examen dio origen a la sociología, la psicología, la psicopatología, la criminología, el psicoanálisis. (p. 14).


La influencia de Nietzsche
Foucault toma a Friedrich Nietzsche (1844-1900) como modelo para su investigación. [2] Destaca que el filósofo alemán no admite “jamás la preexistencia de un sujeto de conocimiento” y que en su obra se encuentra “el análisis histórico de un cierto tipo de saber” (15).
Concuerda con Nietzsche en que el conocimiento fue una invención [Erfindung]: “El conocimiento fue (…) inventado. Decir que fue inventado es decir que no tuvo origen [Ursprung], o lo que es lo mismo aunque parezca paradójico, que el conocimiento no está en absoluto inscrito en la naturaleza humana. El conocimiento no constituye el instinto más antiguo del ser humano, o a la inversa, no hay en el comportamiento humano, en los apetitos, en el instinto humano, algo que se parezca a un germen del conocimiento.” (p. 18).
¿Qué es el conocimiento?
Sigue a Nietzsche y escribe: “el conocimiento es simplemente el resultado del juego, el enfrentamiento, la confluencia, la lucha y el compromiso entre los instintos.” (p. 18). De modo que el conocimiento es el resultado de esa lucha entre instintos, es el “compromiso” que resulta de dicha lucha. Es contra-instintivo, anti-natural.
Ahora bien, que el conocimiento es una invención tiene un segundo sentido. Hay una naturaleza humana y un mundo, y entre ambos algo que se llama conocimiento, “no habiendo entre ellos ninguna afinidad, semejanza o incluso lazo de naturaleza” (p. 19). [3]
Nietzsche opera una doble ruptura con la tradición filosófica occidental:
a) niega que entre el conocimiento y las cosas haya una relación de continuidad. En esa tradición, dios era la “garantía de la unidad de ambos”. Al quebrar la relación entre el conocimiento y las cosas a conocer, Nietzsche sacó a dios del esquema;
b) desaparición del sujeto en su unidad y soberanía. [4]“Si es cierto que por un lado están los mecanismos del instinto, los juegos del deseo, los enfrentamientos entre la mecánica del cuerpo y la voluntad, y por otro lado, en un nivel de naturaleza totalmente diferente, el conocimiento, entonces la unidad del sujeto humano ya no es necesaria. Podemos admitir sujetos, o bien el sujeto no existe.” (21). De este modo, rompiendo la unidad del sujeto, Nietzsche “rompe con la tradición filosófica más antigua y arraigada de Occidente.” (22).


¿Qué es el conocimiento?
Ahora bien, una vez postulada la desaparición de la unidad del sujeto, ¿cómo pueden los instintos, mediante los juegos de sus pasiones, producir un conocimiento que nada tiene que ver con ellos?
Conocemos porque en el fondo del comprender está el juego y la lucha de tres instintos (reír, deplorar, odiar). Los tres tienen en común “conservar el objeto a distancia. (…) diferenciarse o romper con él.” (23). En pocas palabras, nuestros instintos procuran alejarse del objeto o destruirlo.
“No hay en el conocimiento una adecuación al objeto, una relación de asimilación sino que hay, por el contrario, una relación de distancia y dominación; en el conocimiento no hay nada que se parezca a la felicidad y al amor, hay más bien odio. Y hostilidad: no hay unificación sino sistema precario de poder.” (p. 23-24).
La raíz del conocimiento es la lucha, la relación de poder.
“Si quisiésemos saber qué cosa es el conocimiento no hemos de aproximarnos a él desde la forma de vida, de existencia de ascetismo característica del filósofo. Para saber qué es, para conocerlo realmente, para aprehenderlo en su raíz, en su fabricación, debemos aproximarnos a él no como filósofos sino como políticos, debemos comprender cuáles son las relaciones de lucha y de poder. Solamente en esas relaciones de lucha y poder, en la manera como se odian entre sí los seres humanos, luchan, procuran dominarse unos a otros, quieren ejercer relaciones de poder unos sobre otros, comprendemos en qué consiste el conocimiento.” (p. 24; el resaltado es mío – AM-).
Por eso Foucault propone elaborar una historia política del conocimiento, de los hechos y del sujeto de conocimiento.
Foucault resume la posición de Nietzsche sobre el conocimiento [5]: “Nietzsche quiere decir que no hay naturaleza, ni esencia ni condiciones universales para el conocimiento, sino que éste es cada vez el resultado histórico y puntual de condiciones que no son del orden del conocimiento. El conocimiento es un efecto o un acontecimiento que puede ser colocado bajo el signo del conocer, no es una facultad y tampoco es una estructura universal.” (p. 26). En este sentido, Nietzsche enfatiza el carácter perspectivo del conocimiento: “el conocimiento es siempre una cierta relación estratégica en la que el ser humano está situado.” (p. 26). Finalmente, el carácter a la vez generalizante y particularizante del conocimiento: “El conocimiento es al mismo tiempo lo más generalizante y lo más particularizante.” (27). Por un lado arrasa con las particularidades, esquematiza; por otra parte, apunta siempre a individuos, a situaciones personales.
En síntesis, “a través de los textos de Nietzsche podemos establecer no una teoría general del conocimiento sino un modelo que permite abordar (…) como es el problema de la formación de ciertos determinados dominios de saber a partir de relaciones de fuerza y relaciones políticas en la sociedad.” (p. 27).


La crítica al “marxismo académico”
Al comienzo de la conferencia, Foucault indica que su posición respecto al origen de las ciencias sociales (los “dominios del saber”), difiere de la del “marxismo académico”.
El “marxismo académico” se construye en torno a una tesis principal, que sostiene que “las condiciones económicas de la existencia encuentran en la conciencia de los seres humanos su reflejo y expresión” (p. 10). El sujeto de las formas de conocimiento permanece inalterado.
Frente a estos marxistas, Foucault plantea que el sujeto de conocimiento tiene una historia (la relación del sujeto con el objeto): “la verdad misma tiene una historia”. (p. 10). Por ejemplo, en el siglo XIX, las prácticas sociales de control y vigilancia engendraron un cierto saber del ser humano y “un tipo absolutamente nuevo de sujeto de conocimiento”. (p. 10).
Foucault investiga “la historia de los dominios de saber en relación con las prácticas sociales, excluida la preeminencia de un sujeto de conocimiento dado definitivamente.” (p. 11).
El “marxismo académico” emplea la noción de ideología, a la que concibe como “especie de elemento negativo”, como “el estigma de estas relaciones políticas o económicas de existencia aplicado a un sujeto de conocimiento que, por derecho, debería estar abierto a la verdad.” (p. 28).
Foucault esboza otra concepción de la ideología: “Mi propósito es demostrar en estas conferencias cómo, de hecho, las condiciones políticas y económicas de existencia no son un velo o un obstáculo para el sujeto de conocimiento sino aquello a través de lo cual se forman los sujetos de conocimiento y, en consecuencia, las relaciones de verdad. Sólo puede haber ciertos tipos de sujetos de conocimiento, órdenes de verdad, dominios de saber, a partir de condiciones políticas que son como el suelo en que se forman el sujeto, los dominios de saber y las relaciones de verdad. Una historia de la verdad será posible para nosotros sólo si nos desembarazamos de estos grandes temas del sujeto del conocimiento, al mismo tiempo originario y absoluto, utilizando eventualmente el modelo nietzscheano.” (p. 28; el resaltado es mío – AM-).
Estos apuntes críticos sobre el “marxismo académico” (en ningún momento menciona a quienes engloba bajo esa denominación) son útiles para la comprensión de las relaciones de Foucault con la obra de Marx. Sin embargo, para abrir un juicio fundamentado acerca de dicha relación es preciso examinar las obras del período de madurez, como Vigilar y castigar.

Villa del Parque, jueves 28 de marzo de 2019


NOTAS:
[1] La escuela sociológica francesa, si cabe utilizar esta denominación, siempre concedió gran importancia al estudio del derecho y las normas jurídicas. Ver al respecto las observaciones de Emile Durkheim (1858-1917) en Las reglas del método sociológico (1895), en especial el capítulo 3. Allí, en el marco de la distinción entre lo normal y lo patológico, analiza el papel social del crimen.
[2] Foucault se refiere al ensayo de Nietzsche, Verdad y mentira en sentido extramoral, escrito en 1873. Explica del siguiente modo su manera de usar el texto del filósofo alemán: “tomé este texto de Nietzsche en función de mis intereses, no para mostrar que ésta era la concepción nietzscheana del conocimiento (…) sino apenas para mostrar que existen en Nietzsche ciertos elementos que ponen a nuestra disposición un modelo para el análisis histórico de lo que yo denominaría política de la verdad.” (p. 25).
[3] Foucault desarrolla este punto: “Y así como entre el instinto y el conocimiento encontramos no una continuidad sino una relación de lucha, dominación, subordinación, compensación, etc., de la misma manera vemos que entre el conocimiento y las cosas que éste tiene para conocer no puede haber ninguna relación de continuidad natural. Sólo puede haber una relación de violencia, dominación, poder y fuerza, una relación de violencia. El conocimiento sólo puede ser una violación de las cosas a conocer y no una percepción, reconocimiento, identificación de o con ellas.” (20).
[4] “La unidad del sujeto humano era asegurada por la continuidad entre el deseo y el conocer, el instinto y el saber, el cuerpo y la verdad. Todo esto aseguraba la existencia del sujeto.” (p. 21).
[5] Foucault menciona el ensayo de Nietzsche, La voluntad de poder (1888), en donde el filósofo alemán afirma que no hay Ser en sí ni conocimiento en sí. (25-26).

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