(Por nuestro corresponsal Joseph Ratzinger)
Amados lectores, las muchas ocupaciones me han impedido dejarles el alimento espiritual cotidiano. Afortunadamente, he logrado ahuyentar por un rato a los cardenales que me siguen a sol y sombra para poder garabatear estas líneas. La frase del día es:
"...para que tome conciencia de su fuerza, el proletariado debe aplastar con sus pies los prejuicios de la moral cristiana, económica y librepensadora; debe retornar a sus instintos naturales, proclamar los Derechos de la Pereza, mil veces más nobles y más sagrados que los tísicos Derechos del Hombre, proclamados por los abogados metafísicos de la revolución burguesa; que se limite a trabajar no más de tres horas por día, a holgazanear y comer el resto del día y de la noche." (Paul Lafargue, 1842-1911)
Lafargue era un socialista francés, que había nacido en Cuba (¡Ese nido de rebeldes!). La frase que les dejo pertenece a su obra más difundida, el folleto titulado "El Derecho a la Pereza". Utilicé la traducción de María Celia Cotarelo en una edición argentina que recoge el texto, preparada por el colectivo Razón y Revolución: Sartelli, Eduardo, comp. (2005). Contra la cultura del trabajo:Una crítica marxista del sentido de la vida en la sociedad capitalista. Buenos Aires: Ediciones Razón y Revolución. La cita se encuentra en la pág. 203.
Meditad hermanos, meditad...
2 comentarios:
Pasado ya el fragor del combate, tras haber vivido y bebido hasta el hartazgo en el neblinoso y soporífero clima cargado de imágenes alucinógenas de fin de año, luego de haber tratado de sostener hasta las últimas consecuencias nuestra humanidad y dignidad, aquí estamos para recibir de buen grado este nuevo aporte del amigo. Otro grano en el culo de los mercachifles de las ciencias sociales, traficantes de conceptos en pos de sostener por todos los medios la única transformación que les conmueve y moviliza: la capacidad de llenar sus bolsillos si es necesario ensayando toda clase de piruetas intelectuales en un slalom ideológico que lleva a algunos de ellos a recorrer todo el arco cual Roma en sus mejores momentos. Son aquellos cagatinta que bien podrían hacer suya aquella famosa frase del gran Groucho que decía que algo así como: “Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros” los que están haciendo de las ciencias sociales un arma de legitimación del orden capitalista o al menos están siendo funcionales a dicho poder.
Marx decía, con mucha claridad, que “la manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría” frase que demuestra el incansable intento del barbudo cuando de estudiar la sociedad se trata por desentrañar los más oscuros misterios del capitalismo. En nuestros días, tal como sugiere nuestro estimado amigo, pareciera que crítica es una mala palabra, que buscarle el pelo al huevo, un entretenimiento de idiotas fastidiosos insociables y que en definitiva, cuestionar lo dado viene a ser un ejercicio de locos.
Por eso bien venido un blog (palabra con ruido a canto de batracio de otro poso) crítico para instalarse en el huevo derecho de la burguesía y la clase media pacata.
Gracias José! Ojalá tengo tu capacidad de trabajo para que el grano se transforme en absceso y realmente duela! En fin, basta de metáforas médicas. Un abrazo enorme!
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