Bienvenidas
y bienvenidos a la novena clase del curso.
La
clase de hoy gira en torno a la cuestión de la hipótesis. Para ello
trabajaremos el capítulo 6 del libro de HS. [1] Nos hallamos en un punto de
transición entre las cuestiones ligadas a la formulación del problema de
investigación y el trabajo de recolección de datos. El objetivo de la clase es,
precisamente, mostrar la relación entre las tareas más “teóricas” (el problema,
el MT) y las más “prácticas” del proceso de investigación".
Empecemos
ahora con la clase.
La noción de hipótesis y su relación con el problema de
investigación:
Ya hemos avanzado bastante en el conocimiento del proceso
de investigación y estamos al borde mismo de la construcción de los instrumentos
de recolección de datos. Sin embargo, antes de empezar con los rudimentos
de la encuesta o la observación, por mencionar
dos de esos instrumentos, es necesario volver sobre el problema
de investigación y el MT, dos cuestiones que hemos
trabajado en clases anteriores.
No se asusten, no es mi intención aburrirlos más de lo debido repitiendo
cosas ya dichas. Nuestro tema de hoy es la hipótesis. Pero hablar de ella
requiere repasar algunas cuestiones previas. Para comprender esto último nada
mejor que formular el concepto de hipótesis.
“Las hipótesis son las guías de una investigación o estudio. Las
hipótesis indican lo que tratamos de probar y se definen como explicaciones
tentativas del fenómeno investigado. Se derivan de la teoría existente y deben
formularse a manera de proposiciones. De hecho, son respuestas provisionales a
las preguntas de investigación.” (HS, p. 104).
La hipótesis consiste, en el sentido más general, en una respuesta al
problema de investigación. Esta es una de las razones por las que resulta
imprescindible que el problema esté bien formulado. Una formulación precisa,
que acote los límites del problema, sus alcances conceptual, geográfico y
temporal, permite formular buenas hipótesis. La razón es sencilla: es más fácil
dar respuesta a una pregunta precisa que a una pregunta ambigua y/o vaga. Por
ejemplo: si mi problema de investigación es ‘El turismo en Argentina’ es dudoso
(por no decir imposible) que pueda formular una hipótesis para él. ¿Qué
explicación podríamos elaborar para un problema planteado de ese modo?
La formulación de hipótesis requiere de un MT sólido. Esto significa,
nada más ni nada menos, que contar con definiciones de los conceptos utilizados
en la investigación. Por ejemplo: si en mi MT utilizo dos definiciones
diferentes de turismo, una que apunte a los aspectos económicos del mismo y la
otra a los aspectos culturales, y no digo cuál de ellas es la que voy a emplear
en la investigación, es muy improbable que pueda armar una hipótesis coherente.
Definiciones diferentes crean, si se me permite la expresión, mundos
diferentes, y mundos diferentes requieren de explicaciones también diferentes.
Establecida la relación entre la hipótesis, el problema de investigación
y el MT [2], podemos pasar adelante.
No toda investigación requiere de la elaboración de hipótesis. Esto
depende del tipo de investigación. Nosotros distinguimos entre los estudios
cuantitativos y los estudios cualitativos. Veamos qué
ocurre en cada caso.
Como ya hemos visto, los estudios cuantitativos pueden clasificarse en
exploratorios, descriptivos, explicativos y correlacionales.
En los estudios exploratorios no hay
hipótesis. La razón es simple: se trata de investigaciones en las que se
procura recopilar la mayor cantidad de información sobre un problema que no ha
sido investigado hasta ese momento; la formulación de hipótesis sesgaría la
búsqueda de información, pues obligaría a que nos limitáramos a los datos
exigidos por la hipótesis. Por otro lado, dado que en un estudio exploratorio
se trabaja sobre un tema sobre el que existe muy poca información, la
construcción de una hipótesis resultaría muy problemática.
En los estudios explicativos y correlacionales es
imprescindible la formulación de hipótesis, pues en ellos se procura, precisamente,
probar la hipótesis (la cual sirve de explicación del problema de
investigación, explica por qué las cosas son así y no de otra manera).
En los estudios descriptivos se plantean
hipótesis cuando se intenta pronosticar una cifra o un hecho; en cambio, cuando
el objetivo es la descripción de una situación o fenómenos, no se formulan
hipótesis.
En cambio, en los estudios cualitativos la formulación
de hipótesis se realiza a posteriori de la recopilación de información.
HS sintetiza lo que acabamos de decir en la tabla 6.1 (p. 104). También
señala la necesidad de distinguir entre las hipótesis y los hechos. Una
hipótesis es una explicación tentativa al problema de investigación; puede o no
verificarse en el transcurso de la investigación. En cambio, los hechos existen
como tales, independientemente de las interpretaciones que puedan hacerse de
los mismos. Por ejemplo: puedo formular una hipótesis que diga que los turistas
prefieren la costa a la montaña porque en la primera las instalaciones
turísticas son más cómodas. Esto puede ser verificado o no en el transcurso de
la investigación. En cambio, si un investigador afirma que los turistas
concurren en mayor número a la costa que a la montaña basándose en información
estadística, esa afirmación es un hecho, no requiere ser verificada (salvo que
dudemos de la confiabilidad de la fuente de datos utilizada).
Ya dijimos que la hipótesis es una respuesta tentativa al problema de
investigación. No obstante, los investigadores utilizan el término en un
sentido más preciso: “En
el ámbito de la investigación científica, las hipótesis son proposiciones
tentativas acerca de las relaciones entre dos o más variables y se apoyan en
conocimientos organizados y sistematizados.” (HS, p. 105).
Ahora
bien, ¿qué es una variable?
“Una variable
es una propiedad que puede fluctuar y cuya variación es susceptible de medirse
u observarse. Ejemplos de variables son el género, la presión arterial, el
atractivo físico, el aprendizaje de conceptos, la religión, la resistencia de
un material, la masa, la personalidad autoritaria, la cultura fiscal y la
exposición a una campaña de propaganda política. El concepto de variable se
aplica a personas u otros seres vivos, objetos, hechos y fenómenos, los cuales
adquieren diversos valores respecto de la variable referida.” (HS, p. 105).
Dicho de otro modo, una variable es una dimensión, un aspecto de la
realidad. Por ejemplo, en un estudio sobre las características socioeconómicas
de los turistas que visitan Argentina, pueden distinguirse variables tales como:
edad, género, nivel educativo, etc. Cada una de ellas se refiere a un aspecto de
esa condición socioeconómica. [3]
En este punto, es preciso aclarar que la realidad no viene ya con un
sistema de variables establecido, sino que es el investigador quien se ocupa de
construir las variables que precisa para su investigación. En nuestro ejemplo
anterior podemos establecer muchas otras variables además de las tres
mencionadas. La elección de unas y otras (y su construcción) dependerá del
problema de investigación elegido.
Ahora bien, así como no encontramos en la realidad un conjunto de
variables preestablecido, tampoco obtenemos de ella las hipótesis de nuestra
investigación. En otras palabras, las hipótesis son construidas por el
investigador. ¿Cómo se construye una hipótesis? No existe ninguna máquina ni
algoritmo que produzca hipótesis; ellas surgen del análisis del problema de
investigación y de la RB. Conocer en profundidad la problemática a investigar
genera el clima ideal para formular hipótesis o, lo que es lo mismo, para establecer
relaciones entre las variables que actúan en esa problemática.
Tipos de hipótesis:
Existen varias formas de clasificar las hipótesis. En esta clase
seguiremos la clasificación propuesta por HS, quien distingue los siguientes
tipos de hipótesis:
a) Hipótesis de
investigación:
Reciben
esta denominación las hipótesis que hemos mencionado hasta este momento en la
clase, o sea “las proposiciones tentativas acerca de las posibles relaciones
entre dos o más variables” (HS, p. 107).
Existen
diversos tipos de hipótesis de investigación:
·
Hipótesis descriptivas de un dato o valor que se pronostica: Se utilizan en
estudios descriptivos para predecir un dato o valor en una o más variables que
se van a medir u observar. Por ejemplo: “el turismo en la costa atlántica en el
verano de 2021 caerá un 50% en relación con los valores del verano de 2020”.
·
Hipótesis correlacionales: establecen que dos
o más variables están relacionadas y, además, el tipo de asociación existente
entre ellas. Dicho de modo sencillo, intentan establecer de modo numérico la
fuerza de la asociación entre esas variables. Por ejemplo: “un aumento de 10 %
en el salario real de los trabajadores en blanco genera un incremento del 5 %
en el turismo anual en la costa atlántica argentina”. En una hipótesis
correlacional el orden en que ubiquemos las variables es indistinto, algo que
no ocurre en las hipótesis cuando existen relaciones de causalidad.
·
Hipótesis de la diferencia entre grupos: se formulan en
investigaciones cuyo objetivo es comparar el comportamiento de grupos (o, simplemente,
alguna diferencia entre grupos). Por ejemplo: “los turistas chinos prefieren
destinos turísticos en el sur argentino, en tanto que los turistas brasileños optan
por la costa atlántica argentina.” Esta hipótesis plantea la existencia en el
comportamiento de dos grupos de turistas (chinos y brasileños) en relación al
destino turístico en Argentina.
·
Hipótesis que establecen relaciones de causalidad: Estas hipótesis no
sólo establecen la existencia de una relación entre las variables, sino que intentan
determinar cuál es el tipo de relación existente. Dicho de otro modo, se busca proponer
una relación causa-efecto entre ellas. Por ejemplo: “El nivel de ingresos
determina el destino turístico elegido”. En esta hipótesis, la variable ‘nivel
de ingresos’ es la causa y la variable ‘destino turístico elegido’ el efecto. A
la variable que actúa como causa se la denomina variable independiente,
en tanto que a la variable que cumple el rol de efecto se la denomina variable
dependiente (sus cambios son efecto de las modificaciones en la variable
independiente). [4] A su vez, podemos distinguir entre hipótesis causales bivariadas,
en las que se formula una relación entre una variable independiente y una
variable dependiente, y las hipótesis causales multivariadas, que
plantean una relación entre varias variables independientes y una dependiente,
o entre una variable dependiente y varias dependientes, o entre varias variables
independientes y varias dependientes. [5]
b) Hipótesis nulas: Constituyen el
reverso de las hipótesis de investigación. Son proposiciones que niegan o
refutan la relación entre variables. Por ejemplo, si nuestra hipótesis de
investigación es: “El nivel educativo influye en la elección del destino
turístico”, la hipótesis nula es “El nivel educativo no influye en la elección
del destino turístico”.
c) Hipótesis
alternativas:
Son posibilidades diferentes a las planteadas en las hipótesis de investigación
y nulas.
d) Hipótesis estadísticas: Este tipo de
hipótesis quedan fuera del campo de esta materia, dada su especificidad. [6]
¿Cuándo
utilizar cada tipo de hipótesis?
No
existe una respuesta precisa a esta cuestión, pues no existe una regla que
permita establecer esto de manera definitiva para cada problema de
investigación. En rigor, la respuesta queda a criterio de cada investigador,
quien decide en función de las necesidades de la investigación.
HS afirma
lo siguiente:
“Los estudios que se
inician y concluyen como descriptivos, formularán —si pronostican un dato—
hipótesis descriptivas; los correlacionales podrán establecer hipótesis
descriptivas de estimación, correlacionales y de diferencia de grupos (cuando
éstas no expliquen la causa que provoca la diferencia); por su parte, los
explicativos podrán incluir hipótesis descriptivas de pronóstico,
correlacionales, de diferencia de grupos y causales. No debemos olvidar que una
investigación puede abordar parte del problema de forma descriptiva y parte
explicativa. Aunque debemos señalar que los estudios descriptivos no suelen
contener hipótesis, y ello se debe a que en ocasiones es difícil precisar el
valor que se puede manifestar en una variable.” (p. 116).
El
único tipo de estudio del que puede decirse de manera taxativa que no requiere hipótesis
es el exploratorio.
La
prueba de la hipótesis:
Formular
una hipótesis supone establecer un compromiso: es necesario poner a prueba la
hipótesis. Si esto no se lleva a cabo, será imposible saber si la proposición
enunciada en la hipótesis sirve de respuesta a la pregunta formulada en el problema
de investigación.
HS aclara
lo siguiente:
“Como se ha dicho, en
el proceso cuantitativo las hipótesis se someten a prueba o escrutinio empírico
para determinar si son apoyadas o refutadas, de acuerdo con lo que el
investigador observa. De hecho, para esto se formulan en la tradición
deductiva. Ahora bien, en realidad no podemos probar que una hipótesis sea
verdadera o falsa, sino argumentar que fue apoyada o no de acuerdo con ciertos
datos obtenidos en una investigación particular. Desde el punto de vista
técnico, no se acepta una hipótesis por medio de un estudio, sino que se aporta
evidencia a favor o en contra. Cuantas más investigaciones apoyen una
hipótesis, más credibilidad tendrá y, por supuesto, será válida para el
contexto (lugar, tiempo y participantes, casos o fenómenos) en que se comprobó.
Al menos lo es probabilísticamente.” (p. 117).
Para
poder someter a prueba una hipótesis es indispensable que los términos de dicha
hipótesis estén definidos. Esto se relaciona con el MT. Como recordarán, el MT
es la caja de herramientas conceptuales de la investigación. Allí se determinan
qué teorías y qué conceptos emplearemos en nuestro trabajo de investigación. Del
MT se derivan las definiciones de las variables.
Podemos
distinguir entre definiciones conceptuales de las variables, esto es,
las definiciones que se encuentran en los diccionarios o en la literatura
especializada; y las definiciones operacionales. Las primeras no sirven para
trabajar con la realidad, pues siguen estando en el nivel de lo teórico, de lo
conceptual. Las segundas, en cambio, se construyen para poder obtener
información de la realidad. HS proporciona la siguiente definición:
“Una definición
operacional constituye el conjunto de procedimientos que describe las
actividades que un observador debe realizar para recibir las impresiones
sensoriales, las cuales indican la existencia de un concepto teórico en mayor o
menor grado (…). En otras palabras, especifica qué actividades u operaciones
deben realizarse para medir una variable e interpretar los datos obtenidos (…).
Una definición operacional nos dice que para recoger datos respecto de una
variable, hay que hacer esto y esto otro, además articula los procesos o
acciones de un concepto que son necesarios para identificar ejemplos de éste”
(p. 120).
En esta
clase sólo puedo mencionar la distinción entre definiciones conceptuales y
operacionales. Sin embargo, esta cuestión tiene enorme importancia, pues la
experiencia muestra que los estudiantes y los investigadores principiantes
suelen tener grandes dificultades al momento de operacionalizar variables [7]. En
las clases dedicadas a la encuesta y a la observación formularé algunos
ejemplos de operacionalización, para que se comprenda mejor en qué consiste
esta última.
Ya
tenemos lo necesario para empezar a estudiar cómo se construyen los instrumentos
de recolección de datos. En la próxima clase veremos la temática de la encuesta
o sondeo de opinión pública. Para ello utilizaremos el artículo de Archenti que
figura en la bibliografía obligatoria. [8]
Muchas
gracias por su atención.
Villa
del Parque, martes 16 de junio de 2020
ABREVIATURAS:
HS = Hernández Sampieri et. al. / MT = Marco teórico / RB
= Revisión bibliográfica / TFPP =
Trabajo Final de Práctica Profesional
NOTAS:
[1]
Hernández Sampieri, R.; Fernández
Collado, C. y Baptista Lucio, P. (2014). Metodología
de la investigación. México D. F.: McGraw-Hill Interamericana. (pp. 102-125).
Todas las citas textuales corresponden a esta edición.
[2] “En el enfoque cuantitativo, y si hemos
seguido paso por paso el proceso de investigación, es natural que las hipótesis
surjan del planteamiento del problema y del marco teórico (de un postulado de
una teoría, del análisis de ésta, de generalizaciones empíricas pertinentes a
nuestro problema de investigación y de estudios revisados o antecedentes
consultados). Existe, pues, una relación muy estrecha entre el planteamiento
del problema, la revisión de la literatura y las hipótesis. Al formular las
hipótesis volvemos a evaluar nuestro planteamiento del problema.” (HS, p. 105).
[3]
Para las características de las hipótesis, consultar HS, pp. 106-107.
[4] HS indica
que no debe confundirse causalidad con correlación entre variables: “Correlación
y causalidad son conceptos asociados, pero distintos. Si dos variables están
correlacionadas, ello no necesariamente implica que una será causa de la otra.
Supongamos que una empresa fabrica un producto que se vende poco y decide
mejorarlo. Entonces, lanza una campaña para anunciar el producto en radio y
televisión. Después, se observa un aumento en las ventas del producto. Los
ejecutivos de la empresa pueden decir que el lanzamiento de la campaña está
relacionado con el incremento de las ventas; pero si no se demuestra la
causalidad, no es posible asegurar que la campaña haya provocado tal
incremento. Quizá la campaña sea la causa del aumento, pero tal vez la causa
sea en sí la mejora al producto, una excelente estrategia de comercialización u
otro factor, o bien todas pueden ser las causas.” (HS, p. 111). A esto agrega
lo siguiente: “Para establecer causalidad, primero debe haberse demostrado
correlación, pero además la causa debe ocurrir antes que el efecto. Asimismo,
los cambios en la causa tienen que provocar cambios en el efecto.” (p. 111).
[5] En
este curso no podemos desarrollar la complejidad de las relaciones en las
hipótesis causales. Remitimos al estudiante a la exposición que se encuentra en
HS (pp. 110-113).
[6] Ver
al respecto el capítulo 8 de HS.
[7] La operacionalización
de las variables es el proceso por el cual se pasa de las definiciones
conceptuales a las definiciones operacionales.
[8] Archenti, N. (2007). “El sondeo”. EN: Marradi, A. (2007). Metodología de las ciencias sociales. Buenos Aires: Emecé. (pp. 71-85).
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