“[La
razón] debe obligar a la naturaleza a responder a sus preguntas,
más
no debe dejarse conducir por ella como si fuera llevada del cabestro.”
Immanuel
Kant (1724-1804)
Nuestro
encuentro de hoy girará en torno al artículo del profesor Pardo, “El desafío de
las ciencias sociales” [1]; nos dedicaremos a examinar el origen y desarrollo
de las ciencias sociales. Desde el punto de vista histórico es la
continuación del tema del encuentro pasado, la filosofía política.
Vayamos ahora al contenido de la clase propiamente dicha.
Las CS modernas
surgieron entre los siglos XVIII y XIX. Su desarrollo está ligado de modo
inseparable a la expansión del capitalismo. Esta forma de
organización social experimentó un desarrollo exponencial a partir de la
primera Revolución Industrial (cuyos orígenes se dieron en
Inglaterra, de 1760 en adelante). En el transcurso de un siglo casi todos los
territorios del planeta quedaron comprendidos bajo la economía capitalista;
ninguna otra organización social en la historia había experimentado una
expansión semejante.
El capitalismo
constituye una forma de organización de la producción radicalmente distinta a
las anteriores (por ejemplo, el feudalismo); a diferencia de otras
clases dominantes a lo largo de la historia, la burguesía se
involucró directamente en el proceso productivo; el empresario capitalista
organiza y controla dicho proceso. Todo esto hizo que las cuestiones económicas
adquirieran una relevancia fundamental bajo el capitalismo. No tiene nada de
extraño, pues, que la economía política fuera la primera CS moderna.
[2] En el siglo XIX, los problemas de la transición del feudalismo al
capitalismo y los conflictos entre capitalistas y trabajadores dieron origen a
la sociología. Posteriormente, el proceso de conquista y
colonización por las potencias europeas de África, Asia y Oceanía tuvo como una
de sus consecuencias el surgimiento de la antropología. Por último,
la expansión del derecho de voto hizo que apareciera la ciencia política
en el sentido moderno del término. [3]
Las nuevas CS
(“nuevas” con relación a su ilustre antepasado, la filosofía política)
adoptaron en sus comienzos el método (y ciertas ideas sobre el funcionamiento
del mundo) de las ciencias naturales. No hay nada de extraño en
esta elección: a fines del siglo XVIII, cuando surgió la economía política, los
éxitos de la física eran notables; por ejemplo, los físicos
podían predecir con exactitud la posición y las características de un planeta
desconocido por los astrónomos a partir de las perturbaciones en el movimiento
de otros cuerpos celestes ya conocidos. [4]
Las CN ofrecían,
pues, un modelo atractivo para las flamantes CS: la observación objetiva de los
hechos permitía derivar de ellos, aplicando la inducción, leyes a
partir de las cuales podían derivarse, a su vez, predicciones sobre el
comportamiento de los objetos estudiados. A esto hay que sumarle que las CN
cumplían (o parecían cumplir) uno de los ideales de la Modernidad, el llamado
a priori matemático: las relaciones entre los diversos objetos y
fenómenos podían expresarse (y explicarse) en términos matemáticos. [5]
Los científicos
sociales procuraron adoptar para sí los métodos (y aún las metáforas y
conceptos) de las CN. [6] Por ejemplo, el filósofo y sociólogo francés Auguste
Comte (1798-1857), quien acuñó el término “sociología”, pensaba que la ciencia
de la sociedad tenía que denominarse “física social” y la concebía como una
aplicación a la sociedad de las leyes y métodos de la física.
La influencia de las
CN sobre las CS no se ejerció únicamente a través de la física; la biología,
que experimentó un auge notable en el siglo XIX [7], fue tomada como modelo por
varios científicos sociales. Herbert Spencer (1820-1903), sociólogo inglés de
enorme influencia en su época, utilizó una adaptación de la teoría de la
evolución para explicar el desarrollo de las sociedades. Por su parte,
Emile Durkheim (1858-1917), sociólogo francés, utilizó la metáfora del
organismo para describir la estructura de la sociedad.
Resulta innecesario
multiplicar los ejemplos de influencia de las CN sobre las CS. El clima
cultural de la época, hegemonizado por el positivismo, consideraba
que la física y la biología eran las CIENCIAS con mayúsculas. Los primeros
científicos sociales se encontraron ante la disyuntiva de: o adoptar los
métodos de las CN o ser catalogados como ensayistas y/o charlatanes. Para
comprender mejor esa situación basta con mencionar una situación conocida por
muchos de ustedes: cuando le comentan a alguien que estudian “ciencias
sociales” (no importa cuál de ellas), esa persona se encoge de hombros y los
mira con compasión. Para la mayoría de las personas las CS son una especie de
charla de café con algo más de sofisticación. Si bien hay que reconocer que los
científicos sociales contribuimos a que las personas tengan esa imagen de
nosotros (estudiamos muchas veces cuestiones absolutamente irrelevantes con
conceptos igualmente irrelevantes), también es cierto que las CN siguen siendo el
modelo de CIENCIA (con mayúsculas) en la actualidad.
El profesor Pardo
describe los rasgos principales de las CS, tal como se desarrollaron en el
siglo XIX bajo la influencia de las CN, y denomina concepción
naturalista-empirista al modelo dominante en dichas ciencias. [8] No
voy a ahondar en la cuestión, pues remito a lo expuesto por Pardo. Sin embargo,
conviene detenerse en algunos puntos del texto.
Varias clases atrás
nos referimos a la relación entre la Modernidad y el capitalismo. Más
concretamente, el desarrollo de la producción mercantil (las cosas se producen
para ser vendidas en el mercado) y del mercado mundial, la acumulación de
capital en manos de la burguesía, la Revolución Industrial y el surgimiento de
la fábrica, fueron procesos que modificaron la percepción del mundo y de la
sociedad por las personas. En la primera parte de este curso examinamos la
influencia de estos factores en la Revolución Científica (así como también el modo
en que esta última modificó nuestra forma de ver el mundo).
El profesor Pardo
inicia su análisis de la CNE planteando la relación entre las CS y el proyecto
filosófico de la Modernidad.
“Según éste [el
proyecto de la Modernidad], debe procurarse trasladar ese progreso tan
vertiginoso como impresionante que han experimentado las ciencias naturales
desde la revolución científica de los siglos XVI y XVII al ámbito del
conocimiento y control del mundo social.” [9]
Conviene agregar que
se trata del proyecto filosófico del capitalismo, esa forma de organización
social que modificó dramáticamente la vida de las personas. Dicho de otro modo,
el proyecto de las CS es el capitalismo, su consolidación y expansión. Todas
las CS que surgieron entre los siglos XVIII y XX tuvieron como objetivo
solucionar los problemas derivados de la transición del feudalismo al
capitalismo, fortalecer el orden político y social capitalista y construir
representaciones y subjetividades acorde con dicho orden. Es por eso por lo que
no puede ubicarse al marxismo (o materialismo histórico)
dentro del corpus de las CS, pues aquél se plantea como objetivo la superación
radical de la sociedad capitalista. Si bien desarrollaremos esta cuestión en la
próxima clase, quería dejar indicado este punto, pues permite comprender mejor
los rasgos específicos de las CS.
El profesor Pardo
enumera y describe las características de la CNE en las páginas 109-112 de su
artículo. Si bien no voy a hacer un examen de cada una de ellas, considero
necesario enfatizar un par de temas que aparecen en dicha enumeración.
En primer lugar, la
cuestión del supuesto naturalista, es decir, el estudiar a la
sociedad del mismo modo que las CN tratan a la naturaleza. El núcleo del
supuesto reside en la frase “consiste en homologar el mundo social al físico,
entendiendo a ambos como estructuras invariantes en las que es posible encontrar
regularidades empíricas”. [10] No podemos discutir aquí la medida en qué este
supuesto es válido para el mundo físico; sí corresponde indicar que de ningún
modo puede considerarse a la sociedad como una “estructura invariante”. El desarrollo
de las fuerzas productivas y las consiguientes transformaciones en las
relaciones sociales, en las instituciones y en las representaciones, hacen que
“todo lo sólido se desvanezca en el aire”. [11]
Pero los problemas
con el supuesto naturalista no terminan allí. No se trata únicamente de que el
objeto de estudio (la sociedad) permanezca invariante. El supuesto implica
afirmar que los SH son un objeto pasivo, en el sentido de que sus conductas y
sus relaciones no se ven modificadas por el conocimiento de esas mismas
conductas y relaciones. Dicho de otro modo, las personas reaccionan frente a
las teorías sociales, las adoptan y modifican a su antojo, en función de sus
propios intereses; las personas comunes y silvestres también elaboran explicaciones
sobre su sociedad y, muchas veces, esas explicaciones tienen más influencia que
las teorías de los economistas y los sociólogos. En otras palabras, la idea de
un objeto pasivo que se deja estudiar por los científicos sociales resulta
cómoda para estos últimos, pues parece ponerlos por encima de los conflictos
sociales y, de ese modo, les permite intervenir en ellos como si se tratara de
sujetos neutrales.
En un sentido más
general, la adopción del supuesto naturalista implica la alineación de las CS
con el capitalismo. Los científicos sociales se “alejan” del conflicto social
para poder intervenir en él desde la perspectiva de la clase dominante. Esta
cuestión, que aquí sólo podemos esbozar, se encuentra ligada al segundo punto
de la enumeración: el reduccionismo cientificista [12] Este
principio supone que el conocimiento científico es la única forma válida de
conocimiento. ¿De dónde proviene esta validez? Del supuesto de que los
científicos sociales proceden del mismo modo que los científicos naturales, es
decir, tomando distancia, separándose del objeto de estudio.
La separación del
objeto de estudio (la sociedad, los distintos grupos humanos, las relaciones
entre éstos) implica que el científico social no toma partida por ninguna de
las partes en conflicto en la sociedad, sino que se limita a emitir un dictamen
científico para cada situación. Ese dictamen es “racional”, es “científico”
porque resulta de la mencionada toma de distancia. Sin embargo, y esto es algo
que intentaremos demostrar en la próxima clase, esa separación no es otra cosa
que la aceptación de la ideología de la clase dominante. Por ejemplo, cuando
los economistas hablan de productividad, siempre la consideran desde la
perspectiva del empresario (del capital) y no de la fuerza de trabajo (los
trabajadores).
Lo que acabamos de
decir se ve claramente en el séptimo principio, la objetividad. El
profesor Pardo señala lo siguiente: “Por objetividad debe entenderse la
capacidad del sujeto de elevarse por sobre todo condicionamiento histórico y
subjetivo y tomar la distancia respecto del objeto a conocer, como para adoptar
el punto de vista de un observador neutral.” [13]
Ahora bien, ningún
científico social puede estar por encima de “todo condicionamiento histórico y
subjetivo”. Esa es una idea ideológica, si se me permite la expresión. Tanto la
filosofía política como las ciencias sociales se construyeron tomando posición
en los conflictos sociales de cada época. Pero ya trataremos esta cuestión en
la próxima clase.
Concluyo aquí para
no excederme en la extensión. En nuestro próximo encuentra concluiré la
revisión del texto de Pardo y comenzaremos el análisis del artículo sobre la
ideología. [14]
Intercalo a continuación
algunas consultas (y mis respuestas) formuladas por estudiantes durante el primer
cuatrimestre de este año. Me parece que les pueden resultar de utilidad para la
mejor comprensión de los temas que venimos trabajando.
Preguntas, respuestas, intercambios
varios:
¿Puede ser que el
uso político-ideológico de la NH esté relacionado con la manipulación,
justificación y aceptación de la condición del SH en la edad clásica, así como
también en la era moderna, obviamente relacionado con las desigualdades?
El profesor Palma apunta en su
artículo [15] a los usos ideológicos de la concepción de la NH. Esto significa
que la filosofía política desarrolló una teoría de las características que nos
definen como SH, cuyo objetivo central era justificar las relaciones de poder
imperantes en la sociedad. Por ejemplo: en una organización social esclavista
(basada en el trabajo de los esclavos), los filósofos defendían la idea de que
los SH eran desiguales. O sea, los hombres libres eran los únicos capacitados
para ser autónomos (no depender de nadie) y, por ende, podían mandar sobre los
demás. En cambio, los esclavos estaban incapacitados para ser autónomos. La
naturaleza de los hombres libres y los esclavos era diferente. Recuerden,
en este sentido, nuestro análisis del argumento de Aristóteles (384-322 a. c.)
en defensa de la esclavitud. [16] Palma presenta la cuestión en las páginas
184-185 de su artículo. Allí encontrarán un mejor desarrollo del tema.
Quería consultarle
una duda surgida sobre la pregunta 1. Al desarrollar los usos
político-ideológicos de la naturaleza humana, ¿debemos abarcar desde la antigua
Grecia hasta Marx?
La primera pregunta
del parcial [me refiero al parcial que tomé durante el primer cuatrimestre] está
centrada en la descripción de los usos políticos de la concepción de la NH. Una
forma de responder puede ser la siguiente: en primer lugar, se puede explicar
en general el uso de la noción de NH por los filósofos políticos. Palma
desarrolla esto en las páginas 184-185 del artículo. Luego de aclarar esto, el
paso siguiente para redondear la respuesta puede consistir en explicar un uso
político concreto de la noción de NH, es decir, tomar el ejemplo de Aristóteles
o el de Hobbes (1588-1679). No me parece conveniente describir las teorías de
ambos porque esto implicaría extender demasiado la respuesta. Por supuesto, se
trata de una sugerencia.
Comencé a hacer el parcial y me
surgió una duda. Necesitaría en lo posible que me oriente en la primera
pregunta. No entiendo a qué se refiere cuando dice: "describa los usos
político-ideológicos de la noción de NH", ¿se refiere a las
afirmaciones/ideas/pensamientos sobre la noción de naturaleza humana de los
filósofos políticos (mencionados en el capítulo) a lo largo de la
historia?
Le pido perdón si repito
cosas ya dichas. Pero en temas de parciales es preferible la repetición en la
medida en que sirva para comprender lo pedido. Paso a contestar. En el punto 1
del examen se hace referencia al modo en que la concepción de la NH fue
empleada en un sentido político-ideológico, con el objetivo de legitimar una
forma determinada de orden social (por ejemplo, el feudalismo) o para luchar
contra ella (es el caso de Rousseau y su enfrentamiento contra el Antiguo
Régimen). Una forma de responder a la cuestión es comenzar describiendo los
rasgos generales de la concepción de la NH, desarrollados por Palma en las
páginas 184-185 de su artículo, y luego continuar con la descripción de uno de
los ejemplos de uso político-ideológico de la NH (Aristóteles, Hobbes, etc.).
Villa del Parque, viernes 9 de octubre de
2020
ABREVIATURAS:
CN = Ciencias naturales / CNE = Concepción naturalista–empirista / CS
= Ciencias sociales / NH = Naturaleza humana / SH = Seres humanos
NOTAS:
[1] Pardo, R. (2012), “El desafío de las ciencias sociales:
desde el naturalismo a la hermenéutica”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología
de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones
científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 103-126).
[2] Los historiadores de las ciencias sociales consideran que
la obra La riqueza de las naciones (1776) del
economista escocés Adam Smith (1723-1790) marca el nacimiento de la economía
política moderna. Utilizo el término economía política para designar a la nueva
ciencia porque era el término empleado por los primeros economistas y porque
permite acentuar la ligazón entre economía y política. Algunos autores, entre
los que se destaca el sociólogo argentino Juan Carlos Portantiero (1934-2007),
afirman que la primera ciencia social moderna fue la ciencia política, cuyo
desarrollo arranca con el filósofo italiano Maquiavelo (1469-1527).
[3] Esta enumeración es incompleta y tiene una finalidad
ilustrativa. La lista de ciencias sociales es más extensa y no podemos tratarla
aquí, pues no disponemos de tiempo suficiente ni es un tema central en la
cursada. De todos modos, en la clase próxima dedicaremos tiempo a presentar
algunos rasgos fundamentales del marxismo, que se erigió en
alternativa al modelo de ciencias sociales dominante en el siglo XIX.
[4] Me refiero aquí al descubrimiento del planeta Urano
(1846), cuya existencia había sido establecida por matemáticos y físicos a
partir de los datos de las órbitas de los planetas Júpiter, Saturno y Neptuno,
que no se comportaban de acuerdo con lo esperado por las leyes de Kepler (1571-1630)
y Newton (1643-1727). Los interesados en este tema pueden consultar la Wikipedia
(artículos Neptuno y Urano).
[5] Para una presentación del método inductivo, consultar: Pardo, R. (2012), “La verdad como método: La concepción heredada y la
ciencia como producto”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología
de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones
científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 51-55). Para una descripción de los fundamentos filosóficos de la
Modernidad, entre los que se encuentra el a priori matemático, consultar:
Pardo, R. (2012), “La invención de la ciencia: La constitución de la cultura
occidental a través del conocimiento científico”, en Palma, H. y Pardo, R.
(edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las
representaciones científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 35-38).
[6] En este curso, a diferencia de
otros anteriores, no dedicamos espacio al estudio del uso de la metáfora en las
ciencias. El estudiante interesado en el tema puede consultar: Palma, H. (2018), “Ciencia y
metáforas. Crítica de una razón incestuosa”, en Palma, H. (2018) (edit.) Conexiones
y fronteras. Desafíos filosóficos de las ciencias sociales en el siglo
XXI, Buenos Aires, Biblos, 2018, pp. 201-226.
[7] La biología moderna surgió en 1859, con la publicación
del libro El origen de las especies, del naturalista
inglés Charles Darwin (1809-1882). Su influencia sobre las CS fue enorme.
[8] Ver Pardo, “El desafío de las ciencias sociales”, pp.
107-112.
[9] Pardo, op. cit., p. 107.
[10] Pardo, op. cit., p. 109.
[11] La frase es de Karl Marx (1818-1883) y
Friedrich Engels (1820-1895), y aparece en el Manifiesto Comunista (1848).
[12] Pardo, op. cit., p. 109.
[13] Pardo, op. cit., p. 111.
[14] Mayo, A. (2012), “La teoría de la ideología”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las
ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas
de lo social, Buenos Aires, Biblos.
[15] Palma, H. (2012), “El problema de la “naturaleza humana” en los estudios
sobre la sociedad”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.), Epistemología de
las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones
científicas de lo social. Buenos Aires: Biblos. (pp. 177-222).
[16] Ver la clase N°
7, Miseria de la Sociología, viernes 25 de septiembre de 2020.
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