viernes, 16 de octubre de 2020

EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES CURSO 2020 – CLASE N° 10: CONCEPCIÓN NATURALISTA-EMPIRISTA

 


“Es verdad que, mientras no hacía otra cosa que considerar

las costumbres de las demás personas, no encontraba en ellas

casi nada seguro, y hallaba en ellas casi tanta diversidad como

había encontrado antes entre las opiniones de los filósofos. “

René Descartes (1596-1650), filósofo francés.

 

Bienvenidas y bienvenidos a la décima clase del curso.

Nuestro encuentro de hoy estará dedicado al artículo del profesor Pardo, “El desafío de las ciencias sociales” [1], cuyo análisis fue iniciado en la clase anterior. Además, comenzaremos el estudio del artículo “La teoría de la ideología”. [2]

Vayamos ahora al contenido de la clase propiamente dicha.


En nuestro encuentro anterior examinamos algunos aspectos de la CNE de las CS. Esa concepción predominó en el siglo XX, a punto tal que fue denominada concepción estándar de las CS. [3] Eso significa que las diferentes teorías de la economía, de la sociología, de la ciencia política, etc., se basaron en los supuestos epistemológicos de dicha concepción. En otras palabras, esas teorías pensaron la sociedad desde la concepción estándar. Por supuesto, hubo perspectivas diferentes, siendo el marxismo un ejemplo de estas últimas.

La CNE presenta una serie de inconvenientes, que fueron advertidos rápidamente por muchos científicos sociales. El primero de los problemas de la CNE radica en la separación entre el científico y su objeto de estudio (en este caso, la sociedad). La dificultad radica en que un economista, un sociólogo, etc., forma parte de la sociedad que estudia, forma parte de su objeto de estudio. Si esto es así, ¿cómo puede escindirse en una persona que vive en una sociedad determinada, por un lado, y en un científico social que estudia dicha sociedad por el otro?

La cuestión planteada en el interrogante anterior se vuelve más compleja si se tiene en cuenta que los científicos sociales producen conocimiento en el marco de una sociedad dividida en clases sociales que tienen intereses opuestos, antagónicos. Dicho en forma esquemática, el capitalismo es una forma de organización social que posee las siguientes características: un grupo de personas, los capitalistas, concentra la propiedad de los medios de producción, en tanto que otro grupo de personas, los trabajadores (cuyo número es mucho mayor que el de los capitalistas) se ve obligado a trabajar para los primeros y así obtener en forma de salario el dinero necesario para comprar las mercancías que requiere para vivir. En otras palabras, empresarios y trabajadores viven de modo diferente y, además, tienen intereses antagónicos, más allá de los diferentes tipos de acuerdos que tengan en momentos determinados. Sé que esto es extremadamente esquemático, pero se trata de una presentación general del problema.

Veamos un ejemplo para ilustrar lo anterior. Supongamos que un economista elabora una teoría sobre el salario, en la que sostiene que es preciso reducir los ingresos de los asalariados para mejorar la competitividad de la economía. Esa teoría puede estar apoyada en pruebas empíricas, puede estar expresada en fórmulas matemáticas. Como es de esperarse, será aceptada por los empresarios, que suelen ver con buenos ojos una rebaja de los salarios. Sin embargo, los trabajadores asalariados la rechazarán, por ir en contra de sus intereses. Por más pruebas científicas que presente el economista, los trabajadores considerarán a su teoría como una expresión de los intereses del empresariado. Como puede verse, pasamos del terreno científico al político.

Dejo aquí el ejemplo, cuya única finalidad es presentar una de las dificultades implicadas en la CNE de las CS: el rechazo del carácter político de las CS. Si vivimos en una sociedad contradictoria y desigual, ¿por qué podríamos tener CS neutrales frente a esas contradicciones y desigualdades?

La crítica anterior a la CNE fue desarrollada, entre otros, por Karl Marx (1818-1883, sobre todo en su obra El capital (1867), donde discute los fundamentos de la economía política. El profesor Pardo, por su parte, menciona otra de las críticas a la CNE, cuya expresión fue la llamada reacción comprensivista. [4] 

Los comprensivistas, cuyos principales exponentes son los sociólogos Max Weber (1864-1920) y Alfred Schütz (1899-1959) defendieron la existencia de una distinción fundamental entre CN y CS. Mientras que en las primeras los científicos podían abordar a su objeto de estudio como algo ajeno (algo exterior a ellos), en las CS los científicos no podían separarse de su objeto. Mientras que para los positivistas (una de las variantes de la CNE) las CN y las CS formaban parte de un continuum, los comprensivistas sostenían la existencia de una separación radical entre ambos tipos de ciencia. Esta separación pasaba no sólo por la diferente posición del científico respecto al objeto de estudio en unas y otras, sino también por los métodos que debían utilizar los científicos naturales y los científicos sociales.

El profesor Pardo resume los rasgos característicos del comprensivismo en la página 114. Allí define la noción de comprensión:

“«Conocer» en ciencias sociales ya no será subsumir – desde la objetividad – fenómenos particulares mediante leyes (explicar), sino «comprender»: esto es, desocultar significados, alcanzar – desde la propia subjetividad del intérprete – la subjetividad del actor social. El conocimiento de las ciencias sociales posee, entonces, un ineludible componente de empatía: se trata de desentrañar los propósitos e intenciones del otro; algo así como acceder al alma del otro. Sólo así sería posible entender el proceso social.”

Aquí es necesario tener presente dos cosas: en primer lugar, el comprensivismo fue minoritario dentro de las CS, pues la corriente mayoritaria en el siglo XX siguió adhiriendo a los postulados de la CNE. En segundo lugar, desde el principio el comprensivismo fue criticado por subjetivismo o psicologismo. El profesor Pardo explica así esta última cuestión:

“El problema de la concepción naturalista-empirista radicaba en la desmedida pretensión metodológica de un punto de partida objetivo que permitiera la formulación de leyes generales explicativas. La particular dificultad de las ciencias sociales de establecer leyes de ese tipo derivaba, por un lado, en la afirmación de una esencial inferioridad de éstas en comparación con las disciplinas físico-matemáticas («ciencias blandas», «ciencias duras»); y por otro, en una descripción del quehacer del científico social que no hace justicia de la especificidad de su labor: hacer ciencias sociales no es sólo una actividad explicativa, o al menos mediante esta actividad no se da cuenta totalmente de la tarea llevada a cabo en una investigación social. Ahora bien, si la concepción estándar peca de reduccionismo, la visión comprensivista lo hace de psicologismo y, por ende, de subjetivismo. ¿Qué significa esto? Que, en la medida en que la comprensión – modo de conocimiento propio de las ciencias sociales – es concebida como empatía, vale decir, como acceso al pensamiento o a la mente del autor, no es controlable científicamente. ¿Cómo sería posible establecer – con ciertos criterios de cientificidad – lo que ocurre en la mente de otra persona? Si comprender es recrear en la subjetividad del investigador las intenciones, los sentimientos y los propósitos del otro, en tanto objeto de estudio, es inevitable la objeción de psicologismo y de subjetividad a-metodológica y, por tanto, a-científica.” [5]

Los partidarios de la concepción estándar atacaron al comprensivismo y mantuvieron sus posiciones hegemónicas en las CS. A despecho de las críticas de marxistas y comprensivistas [6], la CNE siguió proveyendo a los científicos sociales de fundamentos epistemológicos para sus teorías. Sin embargo, los comprensivistas no permanecieron quietos. En la segunda mitad del siglo XX elaboraron un método que reforzaba la objetividad de la comprensión: ese método fue la hermenéutica.

 

El profesor Pardo describe la hermenéutica en el tercer apartado de su artículo [7] el desarrollo de la incorporación de la hermenéutica a las CS. Hay que tener presente que la hermenéutica se originó como una disciplina externa a las CS. En rigor, surgió como método para la interpretación de los libros sagrados de la religión y de allí pasó al estudio de los textos literarios. Fueron dos filósofos, el alemán Hans-Georg Gadamer (1900-2002) y el francés Paul Ricoeur (1913-2005), quienes desarrollaron la aplicación de este método a las CS.

La idea central de los hermeneutas consiste en dotar de bases objetivas a la interpretación de los motivos de la acción de los individuos. Para ello recurren a los instrumentos forjados en el marco de la interpretación del sentido de los textos literarios. De ese modo intentan eliminar los factores subjetivos del proceso de comprensión. Pardo resume así la posición de los hermeneutas:

“Afirmar el carácter interpretativo de todo conocimiento implica, en primer lugar, reconocer que a esa supuesta primera relación de sujeto-objeto en la que se asienta la «objetividad» la antecede otra más originaria: la ligazón del ser humano con un mundo, con una tradición. Y esa relación previa a la subjetivación, suelo ineludible de todo posible teorizar, es lo que en la hermenéutica se denomina pertenencia. Entonces no sólo las ciencias sociales estarán determinadas por ese círculo entre el intérprete y el objeto, sino que el conocimiento todo se mueve dentro de una cierta circularidad: al fin y al cabo, siempre hablamos «desde» algún lugar.” [8]

El profesor Pardo sostiene que las nociones de tradición y pertenencia son fundamentales para la entender los aportes de la hermenéutica al comprensivismo. Desde esta perspectiva, la sociedad es concebida como una “comunidad de prejuicios condicionantes” [9]; si se acepta esto, es inaceptable la CNE, pues resulta imposible fundamental la objetividad, dado que el propio científico pertenece a esa “comunidad”.

No es preciso proseguir con esta cuestión. Los que están interesados en profundizar el tema de la hermenéutica pueden consultar la bibliografía mencionada en el artículo del profesor Pardo. [10]

Antes de concluir el análisis del texto de Pardo quiero indicar la importancia de los ejes problemáticos señalados al principio del artículo. [11] Se trata de ejes en torno a los cuales gira el debate epistemológico en las CS: el objeto de estudio, el método y el estatus epistemológico. Ya hemos hablado de los dos primeros ejes; respecto a la cuestión del estatus epistemológico, muchas personas piensan que las CS no son ciencias: tal es la influencia de la CNE. En este punto cabe situar el debate entre la CNE y el comprensivismo (hay que agregar a los marxistas, con una posición diferente a las de los otros dos contendientes). Repito algo que ya hemos dicho, desde el punto de vista de la CNE, las CS sólo pueden ser ciencias en la medida en que acepten los postulados naturalistas-empiristas.

Sobre el final del artículo, el profesor Pardo enumera los rasgos del escenario posnaturalista y posempirista [12], esto es, de las corrientes que cuestionaron a la CNE a partir de la década de 1960. La descripción de cada rasgo es precisa en el texto, así que no es necesario repetirla aquí. Pero resulta conveniente prestar atención a alguno de esos rasgos: en primer lugar, el giro lingüístico:

“Con esta denominación volvemos a referirnos al cambio fundamental que reviste la consideración del lenguaje, el cual ya no es comprendido al modo de un medio de comunicación, de un mero instrumento para intermediar la relación del hombre con las cosas, sino como «materia prima del mundo social», esto es, como horizonte último de la inteligibilidad de los procesos históricos y sociales. La realidad social y, a la vez, el hombre mismo, su racionalidad, son lenguaje.” [13]

En segundo lugar, el supuesto hermenéutico, que implica una ruptura con el empirismo propio de la CNE. Si se acepta este supuesto: “La tarea de las ciencias sociales es interpretar una realidad que ya ha sido interpretada por otros, por los actores sociales. A esto suele hacerse referencia con el concepto de doble hermenéutica.” [14]

Por último, está la pertenencia del intérprete a una tradición, es decir, a una comunidad de sentido aceptada por el conjunto de los individuos que viven en una sociedad determinada, incluyendo en este conjunto a los científicos sociales. Esta pertenencia es previa a toda práctica que busca la objetividad.

Luego del análisis del texto de Pardo tenemos que pasar a mi texto sobre la ideología. Para no hacer demasiado extensa a esta clase voy a limitarme a presentar la estructura de este último artículo, cuyo examen concluirá la clase siguiente.

El artículo sobre ideología tiene el objetivo de plantear los alcances de la objetividad en las CS. Recordemos que la CNE concibe a la objetividad como toma de distancia, como distanciamiento respecto al objeto de estudio. La puesta en práctica del distanciamiento implica que el científico está obligado a desechar sus supuestos previos sobre el hecho o los hechos que está estudiando (sus teorías, sus prejuicios, su ideología, etc.), dedicándose a recopilar y examinar los hechos “desnudos” (insisto, dejando de lado todo marco conceptual anterior a ese examen de los hechos).

La teoría de la ideología permite discutir esta noción de objetividad. Mediante dicha teoría es posible establecer los límites de la objetividad en las CS o, todavía mejor, las características que asume la objetividad en las CS. No se trata de rechazar toda noción de objetividad y convertir así a las CS en un lugar donde se puede decir cualquier cosa. Nada de eso. La teoría de la ideología permite comprender los alcances de nuestra objetividad como científicos sociales. Ya veremos esto con más detalle.

Desde el punto de vista de su estructura, el artículo se divide en tres partes: a) presentación de la teoría de la ideología y su relación con la cuestión de la objetividad [15]; b) ejemplos de teorías de la ideología. Esta parte, la más extensa del texto, está dedicada a la descripción de algunas de las teorías de la ideología. En ella desfilan los “ideólogos”, la teoría de la falsa conciencia (Marx y Engels), la teoría del fetichismo de la mercancía (Marx), la teoría de las prenociones (Durkheim) [16]; c) una síntesis en la que se desarrolla la relación entre ideología y objetividad en las CS. [17]

En la próxima clase trataremos los contenidos del artículo, en especial las teorías de la ideología de Marx.

Como les digo siempre, agradezco mucho su atención.

 

Villa del Parque, viernes 16 de octubre de 2020


ABREVIATURAS:

CN = Ciencias naturales / CNE = Concepción naturalista–empirista / CS = Ciencias sociales / NH = Naturaleza humana / SH = Seres humanos


NOTAS:

[1] Pardo, R. (2012), “El desafío de las ciencias sociales: desde el naturalismo a la hermenéutica”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 103-126).

[2] Mayo, A. (2012), “La teoría de la ideología”, en Palma, H. y Pardo, R. (edit.) (2012), Epistemología de las ciencias sociales. Perspectivas y problemas de las representaciones científicas de lo social, Buenos Aires, Biblos. (pp. 223-247).

[3] El profesor Pardo menciona a la concepción estándar en la pág.108 del artículo que estamos trabajando. Lamentablemente carecemos de tiempo para mencionar las corrientes teóricas agrupadas bajo ese término (y mucho menos para analizarlas). Basta decir que la sociología empírica estadounidense, adhirió a los supuestos de la concepción estándar.

[4] Pardo, op. cit., pp. 112-115.

[5] Pardo, op. cit., p. 115.

[6] Como ya indicamos en repetidas oportunidades, el marxismo constituyó desde sus orígenes una alternativa al modelo de CS desarrollado desde la Revolución Industrial. En este sentido, su planteo epistemológico difiere esencialmente de los postulados de la CNE y del comprensivismo. Más adelante proporcionaremos algunos elementos para entender las diferencias entre el marxismo y las otras corrientes epistemológicas.

[7] Pardo, op. cit., pp. 115-121.

[8] Pardo, op. cit., p. 118-119.

[9] Pardo, op. cit., p. 119.

[10] Respecto al comprensivismo, pueden consultar: Mayo, A. (2013). Ficha de lectura. Alfred Schütz: «El sentido común y la interpretación científica de la acción humana» (1953). Blog Miseria de la Sociología: 11/07/2013.

[11] Pardo, op. cit., p. 105-106.

[12] Pardo, op. cit., pp. 121-124.

[13] Pardo, op. cit., p. 121.

[14] Pardo, op. cit., p. 123.

[15] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 223-226.

[16] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 226-241

[17] Mayo, “La teoría de la ideología”, op. cit., pp. 241-247.


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