“El ser humano no puede vivir en medio
de las cosas
sin forjarse ideas, de acuerdo con las
cuales regula su conducta.”
Emile Durkheim (1858-1917), sociólogo francés.
Bienvenidas y bienvenidos a la decimocuarta clase
del curso.
Por lo pronto, en esta clase continuaremos el
análisis de la teoría del sociólogo francés Emile Durkheim (1858-1917). Para
ello utilizaremos su trabajo Las reglas del método sociológico (1895).
[1] En el encuentro pasado desarrollamos el concepto de hecho social;
hoy presentaremos el de prenociones. Ambas cuestiones son fundamentales
para la comprensión de la sociología clásica en su variante francesa.
Más adelante abordaremos la vertiente alemana, cuyo máximo exponente es Max
Weber (1864-1920).
Sin más, pasemos a la clase.
A modo de preámbulo:
Luego de establecer en el capítulo I de
Las reglas del método sociológico (1895) qué son los HS, Durkheim pasa a
estudiar cuál es el método para estudiarlos. A los fines de la exposición,
dividiré así los temas del texto:
1) Las prenociones y su papel en la
sociología.
2) Crítica de la sociología ideológica.
3) El método de “tratar los HS como si
fuesen cosas”.
4) Corolarios del método adoptado.
Las prenociones y su papel en la
sociología:
Durkheim comienza el capítulo
constatando que las CS son precedidas por una forma de conocimiento más simple,
las prenociones. En otras palabras, la reflexión sobre los fenómenos
sociales es anterior a las modernas ciencias sociales. No puede ser de otro modo.
La sociedad no está constituida únicamente por “imágenes sensibles” (la
información percibida por medio de los sentidos), sino que incluye también
representaciones (conceptos), de esas imágenes. Esas representaciones son
imprescindibles para vivir en sociedad, pues las personas necesitamos conocer
el suelo que estamos pisando, el entorno que nos rodea. Por tanto, existan o no
las CS, siempre construiremos conceptos que expliquen lo que sucede a nuestro
alrededor.
“La reflexión es anterior a la ciencia, que no hace sino servirse de
ella con más método. El hombre no puede vivir en medio de las cosas sin
forjarse ideas, de acuerdo con las cuales regula su conducta.” (p. 69).
Ahora bien, como nuestra experiencia de
los fenómenos sociales es muy limitada [2], las prenociones [3] terminan por
reemplazar a esa experiencia.
“Como estas nociones nos son más próximas y están más a nuestro alcance
que las realidades a que corresponden tenemos una tendencia natural a sustituir
a éstas por aquéllas y a hacer de ellas el tema mismo de nuestras
especulaciones. Entonces, en lugar de observar las cosas, de descubrirlas y de
compararlas nos contentamos con tomar conciencia de nuestras ideas, con
analizarlas y combinarlas.” (p. 69-70).
El sociólogo francés describe así la
función de las prenociones:
“Estas nociones o conceptos (...) no son los legítimos sustitutos de las
cosas. Productos de la experiencia vulgar tienen por objeto, ante todo, el
poner a nuestras acciones en armonía con el mundo que nos rodea; están formados
por la práctica y para ella.” (p. 70).
Si bien las prenociones se encuentran
presentes en toda actividad humana, es en el campo de las CS donde su acción es
más poderosa. Durkheim explica del siguiente modo la razón de este predominio:
“Los hombres no han esperado al advenimiento de la ciencia social para
forjarse ideas sobre el derecho, la moral, la familia, el Estado o la propia
sociedad, pues no podían prescindir de ellas para vivir. Ahora bien, es sobre
todo en la sociología donde estas prenociones (...) están en situación de
dominar a las inteligencias y de sustituir a las cosas. Las cosas sociales
sólo se realizan por medio de los hombres: son el producto de la actividad
humana. Así pues, parece que no son otra cosa que la puesta en ejecución de
ideas, innatas o de otro tipo, que llevamos dentro de nosotros, que su
aplicación a diversas circunstancias que se dan en las relaciones mutuas entre
los hombres. De este modo, la organización de la familia, del contrato, de la
represión, del Estado y de la sociedad parecen ser algo así como un mero
desarrollo de las ideas que tenemos sobre la sociedad, el Estado o la justicia.
Por consiguiente, estos hechos y los que son semejantes a ellos parece que no
tienen realidad más que en y por las ideas en las que están en germen y que,
por tanto, se convierten en el objeto de estudio propio de la sociología.” (p.
72-73; el resaltado es mío - AM-).
De este modo, la puesta en marcha de
una sociología científica requiere, en primera instancia, la superación de las
prenociones. Pero antes de examinar cómo lleva adelante esa superación, es
preciso prestar atención a la manera en que salda cuentas con la sociología
anterior.
Crítica de la “sociología ideológica”:
Para construir su sociología
científica, Durkheim comienza por romper con la sociología anterior. Luego de
formular su teoría de las prenociones (que es el conocimiento de sentido común
sobre la sociedad, desarrollado por las personas que no hacen de la sociología
su medio de vida), sostiene que toda la sociología anterior a la suya comenzó
por las ideas (los conceptos) y no por los HS.
Pone como ejemplos de esa forma de
hacer sociología a Auguste Comte (1798-1857), de quien afirma que “lo que constituye
el tema principal de su sociología es el progreso de la humanidad en el tiempo”
(p. 74); y a Herbert Spencer (1820-1903), quien postulaba que la esencia de la
vida social era “el principio de la cooperación” (p. 75). En ambos casos, se
confunde el desarrollo histórico con la noción que se tiene de él y se hace
desaparecer la cosa de la que se habla para poner en su lugar a la prenoción
que tiene el autor de la teoría (p. 74-75). Durkheim resume así el método de
estos autores: se “enuncia como una cosa lo que no es sino una concepción
intelectual (...) es (...) un cierto modo de concebir la realidad social, que
sustituye a la realidad.” (p. 76).
Durkheim dice que este “carácter
ideológico ⦗propio de
las sociologías de Comte y Spencer⦘ es aún más acusado en las ramas especiales de la sociología” (p. 77).
Realiza a continuación una breve descripción del estado de la moral (pp.
77-78) y de la economía política (pp. 78-81), que considero innecesario
comentar aquí.
Método de “considerar a los hechos
sociales como cosas”:
El punto de partida para una sociología
científica debe ser diferente al de Comte o Spencer. El punto de partida no pueden
ser las ideas que se tiene sobre los hechos, sino los hechos mismos. De ahí que
Durkheim propone tratar a los HS como cosas [4]:
“Los fenómenos sociales son cosas y deben ser tratados como cosas.
(...) Basta con constatar que son el único datum que se ofrece al
sociólogo. En efecto, es cosa todo lo que se da, se ofrece o, más bien, se
impone a la observación. Tratar como cosas a los fenómenos es tratarlos en
calidad de data que constituyen el punto de partida de la ciencia.
Indudablemente los fenómenos sociales presentan ese carácter. Lo que nos es
dado no es la idea que los hombres se hacen del valor, pues es inaccesible: son
los valores que se intercambian realmente en el curso de las relaciones
económicas. No es tal o cual concepción del ideal moral; es el conjunto de las
reglas que determinan efectivamente la conducta. Es posible que la vida social
no sea más que el desarrollo de ciertas nociones, pero, suponiendo que esto sea
cierto, tales nociones no nos son dadas de modo inmediato. (...) tenemos que
considerar a los fenómenos sociales en sí mismos, independientemente de los
sujetos que se forman una representación de ellos; hay que estudiarlos desde
fuera, como cosas exteriores o, pues es en calidad de tales como se presentan a
nosotros.” (p. 82; el resaltado es mío - AM-).
El argumento durkheimiano está
contenido en el párrafo anterior. Contiene una crítica del idealismo que
lo aproxima al marxismo; también arremete contra el convencionalismo
(las instituciones sociales son producto de convenciones establecidas entre los
seres humanos) base de la filosofía política iusnaturalista: “Una cosa se
reconoce principalmente por el hecho de que no puede ser modificada por un
simple decreto de la voluntad.” (p. 83). Los HS tienen esta propiedad: “Lejos
de ser un producto de nuestra voluntad la determinan desde fuera; vienen a ser
como unos moldes en los que nos vemos obligados a vaciar nuestras acciones.” (p.
83).
Por eso la sociología debe abandonar el
estadio subjetivo en que se encuentra (los casos de Comte y Spencer), y pasar a
la fase objetiva, centrada en tomar a los HS (no a las ideas) como punto de
partida.
Corolarios del método propuesto:
El conocimiento de la centralidad de
los HS para la sociología no es condición suficiente para asegurar el
establecimiento de la sociología objetiva. Es preciso que el sociólogo lleve
adelante una rigurosa disciplina, cuyas reglas son enunciadas por Durkheim al
final del capítulo II, a modo de corolarios del principio de tratar los HS como
cosas.
1ª “Hay que desechar
sistemáticamente todas las prenociones.” (p. 86; el resaltado es mío –
AM-).
Durkheim plantea que no hay nada
novedoso en este corolario. Es “la base de todo método científico” (p. 86).
Tanto la duda metódica (Descartes) como la teoría de los idola (Bacon)
están de acuerdo en este punto esencial de desechar a las prenociones. En otras
palabras, racionalismo y empirismo coinciden en su posición
respecto a las prenociones.
Despojarse de las prenociones es
especialmente complicado para el sociólogo,
“dada la tendencia a ser parcial que con frecuencia afecta a los
sentimientos. Nos apasionamos por nuestras creencias políticas y religiosas y
por nuestras prácticas morales de modo bien distinto que por los objetos del
mundo físico; a consecuencia de éstos ese carácter pasional se comunica al modo
como concebimos y explicamos las primeras. Tenemos tanto apego a las ideas que
nos formamos en estos campos, así como a los objetos a que se refieren estas
ideas, que adquieren una tal autoridad que no admiten la contradicción.” (p.
87).
Al respecto, el sociólogo debe tener
claro que “el sentimiento es objeto de estudio de la ciencia, no criterio de la
verdad científica”. (p. 88).
2ª “No tomar nunca como objeto de
nuestra investigación más que un grupo de fenómenos previamente definidos por
ciertos caracteres exteriores que les son comunes e incluir en la misma investigación
a todos aquellos que corresponden a esta definición.” (p. 90; el
resaltado es mío – AM-).
La dificultad radica aquí en que el
sociólogo casi siempre se encuentra con definiciones ya elaboradas sobre sus
objetos de investigación. Son, por supuesto, definiciones de sentido común, que
son formuladas por las personas para satisfacer las necesidades de la vida
cotidiana. Pero adoptar estas definiciones significa, para la ciencia,
capitular ante las prenociones.
3ª “Cuando el sociólogo se
propone explorar un orden cualquiera de hechos sociales debe esforzarse por
considerarlos desde un ángulo en que se presentan aislados de las
manifestaciones individuales.” (p. 100; el resaltado es mío – AM-).
La razón de ser de esta regla es que
los individuos utilizamos la sensación para conocer el mundo social. Ahora
bien, en este punto de partida (la sensación) coinciden tanto la ciencia como
el sentido común:
“Es por medio de la sensación como no es dada la parte externa de las
cosas (...) para ser objetiva, la ciencia debe partir de la sensación, y no de
conceptos que se ha formado de ella. Debe tomar directamente de los datos
sensibles los elementos de sus definiciones iniciales. (...) Es de la sensación
de donde resultan todas las ideas generales, verdaderas o falsas, científicas o
no científicas. El punto de partida de la ciencia o conocimiento especulativo
no podría ser, pues, distinto del del conocimiento vulgar o práctico. Es sólo
más adelante, en el modo como es elaborada esta materia común, cuando surgen
las divergencias.” (p. 98).
Pero la sensación acarrea una serie de
problemas, derivados de su condición de subjetiva. Es por eso por lo que “es
requisito indispensable en las ciencias de la naturaleza el dejar de lado los
datos sensibles que podrían depender excesivamente de la persona del observador,
y retener exclusivamente los que presentan un grado suficiente de objetividad.”
(p. 98).
El sociólogo está obligado a ejercer
una vigilancia implacable sobre sus sensaciones, para evitar que éstas
introduzcan a las prenociones en la investigación. De este modo, la
construcción de la sociología científica descansa en la subjetividad de los sociólogos,
en su voluntad de dejar fuera de la ciencia a sus prenociones. Señalo este
punto porque resulta problemático. Por el momento nos vemos obligados a dejar
inconclusa la discusión de este punto. En la próxima clase concluiremos la
revisión de la sociología durkheimiana con la exposición de la distinción entre
lo normal y lo patológico.
Les agradezco la paciencia y atención.
Villa del Parque, domingo 11 de octubre de 2020
ABREVIATURAS:
CS = Ciencias sociales / HS = Hechos sociales (o hecho social)
NOTAS:
[1] Durkheim,
Emile. (1998). Las reglas del método sociológico. Barcelona: Altaya.
Traducción española de Santiago González Noriega. Todas las citas utilizadas en
la clase corresponden a esta edición.
[2] La
extensión de la división del trabajo determina que la esfera de actividad
de cada individuo sea cada vez más limitada, más reducida. Salvo excepciones
(por ejemplo, los artesanos), las personas ni siquiera producen un objeto
completo. Todo lo que hacen es fragmentario. Esto limita extraordinariamente su
área de conocimiento directo, de primera mano. Durkheim escribe: “como los
detalles de la vida social exceden ampliamente el poder de la conciencia, ésta
no los percibe de forma lo suficientemente fuerte como para sentir su realidad.
Al no estar unidos a ellos por vínculos lo suficientemente sólidos y próximos,
es muy fácil que nos dé la impresión de que todo eso no depende de nada y flota
en el vacío, como si fuese algo irreal y dotado de una plasticidad infinita.
(...) Pero, aunque los detalles - las formas concretas y particulares de la
existencia colectiva - se sustraen a nuestro conocimiento, al menos nos hacemos
una idea de los aspectos comunes de la misma, en líneas generales y de modo
aproximado, y es precisamente de esas representaciones esquemáticas y sumarias
de las que nos servimos para los problemas corrientes de la vida. (...) No sólo
están en nosotros, sino que, como son un producto de experiencias repetidas,
reciben de la repetición y de la costumbre producida por ella, una especie de
ascendiente y autoridad. (...) Todo contribuye, pues, a hacernos ver estas
representaciones como la verdadera realidad social.” (p. 73).
[3] Durkheim toma el término prenociones del filósofo inglés
Francis Bacon (1561-1626), quien lo empleaba para describir una forma errada de
proceder en el terreno de las ciencias físicas, practicada por los estudiosos
de su época. En su obra Novum Organum, Bacon sostenía que las notiones vulgares o praenotiones se hallaban en el origen de todas las
ciencias y que venían a ocupar el lugar de los hechos. Son los idola, una especie de fantasmas que
desfiguran las cosas y que terminar por ocupar el lugar de ellas. (p. 72).
[4] El primer párrafo del capítulo II dice: “La primera regla, y
la de carácter más fundamental, es la de considerar a los hechos sociales como cosas.” (p.
69).
No hay comentarios:
Publicar un comentario