“Un hombre solo no va más lejos
que su propia sombra.”
Andrés Rivera (1928-2016), escritor argentino.
Bienvenidas y bienvenidos a la tercera clase del
curso.
De a poco voy regularizando el ritmo de las
clases. También estoy poniéndome al día con el envío de los materiales. Como
dije la vez pasada, les agradezco mucho la paciencia.
En el encuentro de hoy comenzaremos la
presentación de los rasgos fundamentales del modelo reproductivista en Sociología de la Educación. Su primer y
más notable exponente es el sociólogo francés Emile Durkheim (1858-1917), a
quien probablemente ya conozcan por alguna lectura realizada en Sociología de
1° año. Para trabajar a Durkheim recurriremos a sus textos y no a comentaristas,
pues estoy convencido de que la mejor manera de conocer a un autor es
leyéndolo.
Vayamos, pues, a la clase propiamente dicha.
Como indicamos en la clase pasada,
los datan de la segunda mitad del siglo XIX, cuando el capitalismo se estaba consolidando y expandiendo a todo el planeta.
El desarrollo incesante de las fuerzas productivas, el cambio tecnológico y los
descubrimientos científicos, las transformaciones en la organización de la
producción, todo ello generó la necesidad de modificar drásticamente la
educación.
El capitalismo cambió radicalmente la
estructura de las sociedades. Surgieron dos nuevas clases sociales, la burguesía y la clase trabajadora moderna. La población se concentró en las
ciudades; por primera vez en la historia humana el campo dejó de ser el hábitat
habitual de los SH. El mercado mundial,
que había comenzado a construirse en el siglo XVI, se volvió una realidad
concreta y abarcó efectivamente al mundo entero.
A lo expuesto en los párrafos
anteriores hay que agregarle otro hecho fundamental: la lucha de clases entre
burguesía y trabajadores. La expansión de las RS capitalistas no se hizo de
manera pacífica, la acumulación de riqueza en manos de los empresarios tuvo su
contrapartida: el incremento de la miseria entre los trabajadores. Se
produjeron tensiones sociales de nuevo tipo, desconocidas en las sociedades
precapitalistas. En este marco, el Estado
actuó preservando los intereses de los capitalistas por medio de la violencia y
el desarrollo de formas de canalizar los conflictos (por ejemplo, el paulatino
reconocimiento legal de los sindicatos). A su vez, la expansión de la economía
capitalista permitió la consolidación de los Estados, sobre todo en los países
periféricos (éste fue el caso de Argentina).
La combinación de desarrollo
capitalista y expansión estatal modificó dramáticamente el ámbito de la
educación. Los sistemas y métodos anteriores dejaron de ser útiles. Por
ejemplo: el método del aprendizaje,
que fue durante siglos el principal método de enseñanza, dejó de ser útil para
las necesidades de la nueva forma de organización social. La enseñanza de los
conocimientos básicos para el trabajo, transmitida de padres a hijos en el seno
de la familia campesina, resultó insuficiente a partir de la tecnificación de
los procesos productivos. La enseñanza de las habilidades y saberes propios del
oficio, a cargo del maestro artesano en el taller, era impráctica en un
contexto marcado por el cambio vertiginoso de las técnicas de producción.
Pero, además, las nuevas condiciones
sociales requerían que el Estado inculcara normas comunes a todos los
habitantes de un país. Cabe recordar que en la segunda mitad del siglo XIX
comenzó a verificarse la expansión del derecho de voto; de modo creciente, los
trabajadores pasaron a ser ciudadanos. En otras palabras, la clase trabajadora
tenía que ser educada en la aceptación de las reglas de juego propias de la
sociedad capitalista.
Los sistemas nacionales de educación
fueron el resultado de la conjunción de necesidades económicas, sociales y
políticas. Iremos desgranando su complejidad a medida que avancemos en la
cursada. Por el momento, es importante señalar que todas estas transformaciones
generaron el clima adecuado para la aparición de un modo diferente de pensar la
educación y su papel social. En este contexto elaboró Durkheim su teoría. Para
estudiar la concepción durkheimiana de la educación comenzaremos con un texto
clásico, el artículo “La educación, su naturaleza y su papel”. [1]
El texto tiene la forma de un
artículo para una enciclopedia; por ello resulta especialmente didáctico para conocer
la teoría durkheimiana. Pasemos a analizarlo.
Durkheim formula la siguiente
definición de la educación:
“La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre
aquéllas que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la
vida social. Tiene por objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto
número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la
sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está
especialmente destinado.” [2]
La educación es, por tanto, un
proceso de transmisión de conocimientos e ideología que se da principalmente
entre generaciones; se trata, de un proceso esencialmente social. Esta
afirmación del carácter social de la educación se apoya en la crítica del IM
[3], elaborada por Durkheim en otras obras, como es el caso de Las reglas del método sociológico
(1895).
El ser humano, desprovisto de
educación, no es nada:
“…si se hace abstracción de las vagas e inciertas tendencias que pueden
ser atribuidas a la herencia, el niño, al integrarse a la vida, no aporta a
ésta más que naturaleza de individuo. (…) Es necesario que, por las vías más
rápidas, al ser egoísta y asocial que acaba de nacer, superponga ella otro,
capaz de llevar una vida moral y social. Ésta es en esencia la labor de la
educación, y nos percatamos de inmediato de toda su grandeza.” (p. 54).
En otras palabras, el ser humano tal
como lo conocemos es producto de la educación, es decir, de un conjunto de
órganos especializados de la sociedad. No existe, por tanto, ningún estado de
naturaleza ni nada que se le parezca; tampoco puede hablarse de la existencia
de una esencia humana inmutable desde el principio de los tiempos. Como la
socialización del individuo, es decir, la incorporación de las habilidades y
valores necesarios para la vida en una sociedad determinada se da por medio de
la educación, corresponde decir que esta última es uno de los pilares en el
proceso de creación de los individuos humanos. Esto es así porque los seres
humanos existen como tales en sociedad. [4]
La educación constituye, en rigor, dos tipos de SH en el mismo individuo. Durkheim expresa esto diciendo que el sistema educacional presenta “un doble aspecto: es a la vez, único y múltiple.” [5]
¿Qué significa que el sistema educacional es “múltiple”?
La educación constituye, en rigor, dos tipos de SH en el mismo individuo. Durkheim expresa esto diciendo que el sistema educacional presenta “un doble aspecto: es a la vez, único y múltiple.” [5]
¿Qué significa que el sistema educacional es “múltiple”?
“Es múltiple. En efecto, y en cierto sentido, se puede decir que hay tantos tipos diferentes de educación como capas sociales diferentes hay en dicha sociedad.” [6].
Esta proposición es una muestra
acabada de la agudeza con que Durkheim analiza el proceso educativo. Hay en
ella un reconocimiento implícito de la centralidad de las clases sociales para
comprender la organización y el carácter de la sociedad. Puesto que somos una
sociedad dividida en clases sociales con intereses antagónicos, forzosamente
tienen que existir distintos tipos de educación, pues la educación del
empresario no puede ser la misma que la del obrero, so pena de afectar
sensiblemente la reproducción de las relaciones sociales capitalistas.
“¿Acaso se argüirá que esta
organización no es moralmente justificable y que no se puede ver en ella más
que una perduración condenada a desaparecer? No resulta difícil defender dicha
tesis. Es evidente que la educación de nuestros hijos no debería depender del
azar que les ha hecho nacer aquí o allá, de tales padres y no de tales otros.
Pero, aun cuando l a conciencia moral de nuestro tiempo hubiese obtenido la
satisfacción a la que aspira, no por esto la educación se tornaría más
uniforme. Aun cuando la carrera escogida para cada niño no sería ya, en gran
parte, predeterminada por una obcecada herencia social, la diversidad moral de
las profesiones no dejaría de arrastrar en pos suya una gran diversidad
pedagógica. En efecto, cada profesión constituye un ámbito sui generis que
recaba aptitudes concretas y conocimientos especiales, en los que imperan
determinadas ideas, determinadas costumbres, determinadas maneras de contemplar
las cosas; y dado que el niño debe estar preparado con vistas a la función que
está llamado a desempeñar el día de mañana, la educación a partir de una cierta
edad, no puede ser la misma para todos los sujetos a los que se aplica. Este es
el motivo por el cual vemos que en todos los países civilizados, la educación
tiende a diversificarse cada vez más y a especializarse; y esta especialización
empieza cada día más pronto. La heterogeneidad que se produce de esta suerte no
se basa, como aquella de la que habláramos anteriormente, sobre desigualdades
injustas a todas luces; a pesar de ello, no es por esto menor.” [7]
Estamos en presencia del mejor
Durkheim. Dicho de manera clara, en una sociedad capitalista (y de ella está
hablando todo el tiempo, aunque no use el término) la educación no puede ser
igual para todos. Esto es así porque dicha forma de organización social está
basada en la existencia de clases sociales cuyos intereses son antagónicos, y
la educación está obligada a reproducir dicha estructura de clases sociales, le
guste o no a los educadores. Durkheim tiende a oscurecer la cuestión planteando
implícitamente que dicha diversificación de los grupos sociales obedece a
motivos técnicos, es decir, a una extensión de la división del trabajo. Pero
hay que tener siempre en cuenta que la base de la división del trabajo es la
separación entre los productores directos y los medios de producción. Las
relaciones de propiedad son el fundamento, la condición de posibilidad, para el
desarrollo de la división del trabajo social en el capitalismo. Dicha división
requiere, por ejemplo, el mantenimiento de la separación entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual, entre la concepción y la ejecución. El truco
consiste en presentar dicha división como el producto de una necesidad
meramente técnica y que, por tanto, no puede ser discutida so pena de perder
las fuerzas productivas que genera su existencia.
¿Qué significa que el sistema
educacional es “único”?
Quiere decir que si bien la educación se halla dividida en distintos trayectos, cada uno de los cuales corresponde a una determinada posición social, es preciso educar a todos los individuos de esa sociedad en “una base común”.
Quiere decir que si bien la educación se halla dividida en distintos trayectos, cada uno de los cuales corresponde a una determinada posición social, es preciso educar a todos los individuos de esa sociedad en “una base común”.
En las sociedades “menos evolucionadas”
(precapitalistas), esa base común está constituida por las creencias
religiosas, dioses comunes, etc., cada una de las cuales exige pautas comunes
de conducta. En la sociedad moderna (capitalista), y como consecuencia de la
historia,
“se ha ido constituyendo todo un conjunto de ideas sobre la naturaleza
humana, sobre la importancia respectiva de nuestras diversas facultades, sobre
el derecho y sobre el deber, sobre la sociedad, sobre el individuo, sobre el
progreso, sobre la ciencia, sobre el arte, etc., que constituyen la base misma
de nuestro espíritu nacional; toda educación, tanto la que lleva a las carreras
liberales como la que prepara a cargos industriales, tiene por objeto el de
grabarlos en las conciencias.” [8]
En definitiva, cada sociedad labra
“un cierto ideal del hombre, de lo que debe ser éste tanto al punto de vista
intelectual como físico y moral (…) ese ideal es, en cierta medida, el mismo
para todos los ciudadanos de un país…” [9]
Esto no es otra cosa que la ideología
de la clase dominante – o del bloque hegemónico – en esa sociedad. Pero en
Durkheim es presentada como la ideología de TODA la sociedad. Aquí entra a
jugar con toda su fuerza el peso de la metáfora organicista en la construcción
de la sociología de Durkheim. En un organismo no puede haber clases
antagónicas; en cambio, si deben existir funciones que se complementan para
lograr el estado de salud del organismo. Pero, a pesar de esta posición, la
manera en que Durkheim analiza la dualidad del funcionamiento del sistema
educativo es irreprochable.
Durkheim sintetiza la dualidad de objetivos de la educación (los cuales se reflejan también en la estructura misma del sistema educativo) del siguiente modo:
Durkheim sintetiza la dualidad de objetivos de la educación (los cuales se reflejan también en la estructura misma del sistema educativo) del siguiente modo:
La educación tiene “por misión la de suscitar en el niño: 1. Un cierto
número de estados físicos y mentales que la sociedad a la que pertenece
considera como debiendo florecer en cada uno de sus miembros. 2. Ciertos
estados físicos y mentales que el grupo social específico (casta, clase,
familia, profesión) considera asimismo como debiendo existir en todos aquéllos
que lo constituyen. Por consiguiente, es la sociedad, en su conjunto, y cada
ámbito social específico, los que determinan ese ideal que la educación
realiza. La sociedad no puede subsistir más que si existe entre sus miembros
una homogeneidad suficiente: la educación perpetúa y refuerza dicha
homogeneidad, fijando por adelantado en el alma del niño las similitudes
esenciales que requiere la vida colectiva. Sin embargo, por otra parte, sin una
cierta diversidad toda cooperación resultaría imposible: la educación asegura
la persistencia de dicha diversidad necesaria, diversificándose por sí mismo y
especializándose.” [10]
En el caso de la sociedad capitalista
la necesidad de una educación que desarrolle una mentalidad común – difusión de
la ideología dominante en esa sociedad -, es especialmente aguda, porque en
esta forma de organización social los individuos son “recíprocamente
indiferentes” y, por tanto, predomina la división atomística entre ellos. Las
relaciones entre los individuos, basadas en el egoísmo, asumen la forma de
lucha de todos contra todos. Desde este punto de vista, el Estado es el
encargado de constituir el interés general, mejor dicho, el interés general de
la clase capitalista en su conjunto. Eso es lo que hace la educación,
impidiendo que la sociedad capitalista sucumba en la lucha competitiva. Es
importante puntualizar esto, porque no solamente se trata de que la educación
asegure la subordinación de las clases dominadas, sino también de que permita
la conformación de una clase dominante acostumbrada a dominar la sociedad. Es notable
que dicha difusión es llevada a cabo por individuos (los maestros) que en su
mayoría no pertenecen ni por asomo a la clase dominante.
La concepción durkheimiana de la
educación se encuentra enfrentada a la de los autores que estudian la educación
partiendo de una determinada concepción ideal. Este es el caso de Kant
(1724-1804), James Mill (1773-1836), John Stuart Mill (1806-1873) o Herbert Spencer
(1820-1903). Todas ellas tienen en común el partir de “este postulado que
asegura la existencia de una educación ideal, perfecta, válida para todos los
hombre indistintamente; y es esa educación universal y única que el teórico se
afana en definir.” [11]
Durkheim rechaza de plano la
existencia de un concepto ideal de educación, pues “la educación ha variado
muchísimo a través de los tiempos y según los países.” [12]. Durkheim sostiene
que
“Si empieza uno por preguntarse cuál debe ser la educación ideal,
haciendo caso omiso de toda condición de tiempo y lugar, es que,
implícitamente, se admite que un sistema educacional no tiene nada de real por
sí mismo. No se halla en él un conjunto de prácticas y de instituciones que se
han ido organizando paulatinamente con el paso del tiempo, que son solidarias de
todas las demás instituciones sociales y que las expresan, que, por
consiguiente, no pueden ser cambiadas a capricho como tampoco lo puede ser la
estructura misma de la sociedad.” [13]
Esta reticencia a ver a un sistema
educativo determinado como una respuesta específica a determinadas necesidades
sociales supone asumir un punto de vista idealista en educación, y conduce a un
callejón sin salida en el que a unos ideales se opone otros ideales. Nada
positivo se obtiene de este modo. Si se quiere avanzar en la teoría de la
educación hay que partir del hecho de que “la educación no es, pues, para ella
[para la sociedad] más que el medio a través del cual se prepara en el espíritu
de los niños las condiciones esenciales de su propia existencia.” [14]
Indagar sobre la educación implica,
entonces, indagar sobre la sociedad en la que se desarrolla esa educación.
En el apartado 4 del artículo, Durkheim
analiza el papel del Estado en materia de educación. Allí, en medio de la
confrontación entre el Estado y la Iglesia por el control de la Educación,
plantea que es el Estado quien debe hacerse cargo de la educación de las
jóvenes generaciones. Para ello se basa en que
“la educación es una función esencialmente social [de ahí que el Estado]
no puede desinteresarse de ella. Muy al contrario, todo cuanto es educación
debe quedar, en cierta medida, supeditado a su influencia. (…) No es ni
siquiera admisible que la función de educador pueda ser desempeñada por alguien
que no ofrezca las garantías especiales de las que el Estado puede ser el único
juez. (…) Ni por asomo cabe admitir la existencia de una escuela que
reivindique el derecho de impartir, con toda libertad de acción, una educación
antisocial.” [15]
Pero después entra en una serie de
vacilaciones acerca de cuál debe ser el papel político efectivo del maestro en
el aula; surge el argumento repetido de que el docente no debe hacer política
en el aula, etc.
En el apartado 5 hay que destacar la crítica implícita al criminólogo italiano Cesare Lombroso (1835-1909):
En el apartado 5 hay que destacar la crítica implícita al criminólogo italiano Cesare Lombroso (1835-1909):
“A pesar de todo cuanto se haya podido decir no se nace criminal, y aún
menos se está predestinado desde el nacimiento a cometer tal o tal tipo de
crimen; la paradoja de los criminalistas italianos no cuenta ya, hoy en día,
más que con escasos defensores. Lo que sí se hereda es un cierto desequilibrio
mental que torna al individuo más refractario a una conducta ordenada y
disciplinada. Sin embargo, semejante temperamento no predispone más a un hombre
a ser un criminal que a ser un explorador ávido de aventuras, un profeta, un
novador político, un inventor, etc. Y lo mismo reza para todas las actividades
profesionales.” [16]
El artículo finaliza con una larga
disquisición sobre los medios con que cuenta el educador para cumplir su
función social. Basándose en su concepción de la educación moral, Durkheim
sostiene que no existe una contraposición entre la libertad y la autoridad,
sino que la primera sólo puede lograrse gracias al respecto a la autoridad y a
la disciplina.
Por último, hay una caracterización verdaderamente antológica del educador:
Por último, hay una caracterización verdaderamente antológica del educador:
“No es del exterior que el maestro debe esperar que proceda su
autoridad, es de sí mismo, tan sólo se la proporcionará un íntimo
convencimiento. Ha de creer, no en sí, desde luego, ni en las cualidades
superiores de su inteligencia o de corazón, sino en su labor y en lo
trascendental de su cometido. (…) El educador laico puede y debe experimentar
un sentimiento parecido a éste [al del sacerdote]. Él también es órgano de una
insigne persona moral que le es superior: la sociedad. De igual forma que el
sacerdote es el intérprete de su dios, él es el intérprete de las grandes ideas
morales de su época y de su país.” [17]
Esta es, según Durkheim, la fuente
del respeto que recibe el maestro. En definitiva, al sacerdote “religioso” le
opone una especie de “sacerdote laico”.
En la próxima clase continuaremos la
revisión de los textos de Durkheim sobre educación. Será el turno del artículo “Pedagogía
y sociología”. [18]
Villa
del Parque, jueves 28 de mayo de 2020
ABREVIATURAS:
IM = Individualismo metodológico / RS = Relaciones sociales / SH = Seres humanos
NOTAS:
[1]
El artículo de Emile Durkheim
(1858-1917), "La educación, su naturaleza y su papel", fue publicado
inicialmente como la voz EDUCACIÓN en Buisson, F., dir. (1911). Nuevo
diccionario de pedagogía e instrucción primaria. París: Hachette. En la
elaboración de esta clase utilicé la traducción de Janine Muls de Liarás,
incluida en Durkheim, Emile. (1996). Educación y pedagogía.
Barcelona: Península. (pp. 43-72).
[2]
Durkheim, E., op. cit., p. 53.
[3] El individualismo metodológico es
una corriente de pensamiento, muy influyente en las ciencias sociales, cuyo
postulado fundamental afirma que la sociedad se explica a partir de los
individuos que la componen.
[4]
Si al SH se le retirase “todo cuanto debe a la sociedad: retrocedería a la
condición animal.” (Durkheim, E., op. cit., p. 59).
[5] Durkheim, E., op. cit., p. 49.
[6] Durkheim, E., op. cit., p. 49.
[7] Durkheim, E., op. cit., p. 50.
[8] Durkheim, E., op. cit., p. 52.
[9] Durkheim, E.., op. cit., p. 52.
[10] Durkheim, E., op. cit., p. 52.
[11] Durkheim, E., op. cit., p. 45.
[12] Durkheim, E., op. cit., p. 45.
[13] Durkheim, E., op. cit., p. 46.
[14] Durkheim, E., op. cit., p. 53.
[15] Durkheim, E., op. cit., p. 62-63.
[16] Durkheim, E., op. cit., 65-66.
[17] Durkheim, E., op. cit., p. 71.
[18] Durkheim, E. [1903]. (1996). “Pedagogía y sociología”.
EN: Durkheim, E. (1996). Educación y Sociología. Barcelona: Península.
(pp. 95-116).
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