La
libertad es algo
que sólo en tus entrañas
bate como el relámpago.
que sólo en tus entrañas
bate como el relámpago.
Miguel
Hernández (1910-1941), poeta español
Bienvenidas y bienvenidos a este curso, cuya
realización en condiciones tan excepcionales plantea un desafío para ustedes y
para mí.
En un contexto normal, la primera parte de esta
clase estaría dedicada a los aspectos formales de la materia (asistencia, exámenes,
trabajos prácticos, disponibilidad de la bibliografía, etc.). Pero eso es
innecesario en esta cursada virtual, pues puede ser comunicado vía correo
electrónico. La segunda parte de una clase de presentación está dedicada a
presentar la materia, el enfoque adoptado, la metodología de trabajo y los
temas a desarrollar. Eso haremos la clase de hoy.
Antes de comenzar con la clase propiamente dicha
quiero hacer una indicación. Cada semana recibirán por escrito el texto de la
clase, en el que intentaré respetar un estilo lo más coloquial posible, para no
alejarme demasiado del tipo de discurso de una clase presencial. Al final del
texto de cada clase encontrarán una lista de las abreviaturas utilizadas y una
serie de notas, en las que se abordarán cuestiones cuyo tratamiento en el texto
principal haría demasiado pesada la lectura.
Al momento de abordar la tarea de armar un curso
sobre Estado y DDHH se abren ante nosotros dos grandes perspectivas.
Por un lado, está la perspectiva que sostiene que
el Estado es la expresión de la voluntad de todos, y que los derechos (y el Derecho en general) crean las formas de
organización social [1].
Por otro lado, se encuentra la perspectiva que
concibe al Estado como un órgano de dominación, como el representante y el
administrador de los intereses de la clase dominante, y que los derechos (y el
Derecho en general) expresan las relaciones de fuerza entre las distintas
clases sociales. [2]
En un sentido fuerte puedo decir que este curso
constituye un debate entre ambas posiciones, a través de la exposición del
pensamiento de algunos destacados exponentes de la filosofía política y de la ciencia
social.
Llegados a este punto es necesario hacer una
aclaración. En la cursada utilizaré de modo indistinto, como sinónimos, los
términos ciencia social y teoría social; en cambio, sólo
excepcionalmente empleo el término ciencias
sociales. Me explico. Las ciencias sociales, así en plural, corresponden a
una forma específica de abordar el estudio de la sociedad, que consiste en fragmentar
el objeto de estudio (la sociedad) en diferentes parcelas, cada una de las
cuales es estudiada por una ciencia social particular. Así, por ejemplo, la
economía estudia la producción, el mercado y los precios; la ciencia política
examina la distribución del poder político, etc.; la sociología analiza los
hechos sociales (?). Este enfoque adolece de un defecto fundamental: escinde,
separa, aquello que existe como una unidad.
Puede recurrirse a un ejemplo sencillo para que se
comprenda la enormidad de las dificultades a que conduce el mencionado enfoque.
Supongamos que somos médicos y estamos en la guardia de un hospital. Llega a
nosotros una persona con su brazo derecho seccionado, limpio y sostenido en su
mano izquierda, pidiéndonos amablemente que solucionemos la mutilación y le
volvamos a colocar el brazo en su lugar. No hace falta decir que se trata de
una situación absurda, que jamás ocurre en la realidad. En el mundo real a las
salas de guardia de los hospitales concurren personas sangrantes, sufrientes, que
padecen dolor. Las ciencias sociales se basan en el modelo del paciente amable;
la teoría social que intentaremos desarrollar en este curso tiene forzosamente
que lidiar con personas que sufren, que no pueden escindir su dolor y
sufrimiento de su razón.
Luego de esta aclaración, vuelvo ahora al
tratamiento de la cuestión principal. De ningún modo quiero plantear que se
trata de una temática de interés exclusivamente académico. Todo lo contrario.
En esta asignatura vamos a tocar los problemas cotidianos, aquellos que
padecemos y que nos preocupan a diario. Vamos a hablar de nuestro modo de vida,
de la distribución del poder social, de política.
En la materia tratamos, pues, cuestiones que nos
afectan directamente. Nos lleva a examinar nuestra conducta, nuestras
posiciones sobre la sociedad, nuestra ideología.
De ahí la necesidad de establecer ciertas reglas básicas, para evitar el riesgo
de caer en discusiones interminables y
lograr así que la cursada sea más fructífera.
Veamos esas reglas. En primer lugar quiero dejar
explícita mi posición ideológica: soy marxista y eso significa pararse desde un
lugar determinado al momento de estudiar la sociedad. Pero eso no significa que
este sea un curso de teoría marxista del Estado ni que ustedes tengan que
adherir a la ideología del profesor. Si así fuera me obligaría a mi mismo a
dejar la docencia, pues habría fracasado rotundamente. Se trata de adoptar una
actitud metodológica: al explicitar el propio punto de partida ideológico nos
forzamos a ser rigurosos en las definiciones y a presentar con claridad los
argumentos. En pocas palabras, se trata de mejorar la calidad de los debates políticos
y académicos, imponiéndonos a nosotros mismos la costumbre de argumentar con
rigurosidad y claridad. Esto será especialmente importante para la materia,
dado que el núcleo de la misma es el diálogo entre distintas corrientes
teóricas e ideológicas.
En segundo lugar, los temas de la materia se
desarrollarán en base a textos clásicos de la filosofía política y de la teoría social, leídos de primera mano y
no por intermedio de comentadores. [3] Estudiar el Estado y la sociedad implica
necesariamente adoptar una actitud apasionada, pues se trata de cuestiones que
nos involucran a nivel personal. Así, por ejemplo, una suba de impuestos afecta
directamente nuestro bolsillo, de ahí que nos sentimos tocados en la discusión
sobre la aprobación o rechazo de dicho aumento; esto nos lleva a discutir
diferentes posiciones políticas e ideológicas. Es inevitable.
Pero es posible encarrilar la discusión y poner al
descubierto los fundamentos de las posiciones en disputa. Para ello es preciso
conocer las fuentes de esas posiciones y eso se logra estudiando la historia de
las ideas políticas. Hacer esto supone otra ventaja: nos permite distanciarnos
de nuestro objeto de estudio. Ese distanciamiento facilita una mejor
comprensión de los problemas.
Por último y no menos importante, la regla del
distanciamiento está acompañada por la referencia a ejemplos tomados de las
discusiones políticas actuales y de la vida cotidiana. Las herramientas
conceptuales forjadas por la filosofía política y la ciencia social deben ser
probadas en la práctica. Más claro, si no son útiles para comprender los
problemas actuales, si no aportan nuevos elementos y perspectivas para
comprenderlos, deben ser descartadas por más prestigiosas que sean.
En síntesis, las tres reglas son: a) explicitar
nuestro punto de partida ideológico, pues “el que avisa no traiciona”; b) distanciamiento
del objeto de estudio (por ejemplo, el Estado actual) por medio de la lectura
de textos clásicos, escritos mucho antes de nuestra época; c) la aplicación
obligatoria de las herramientas conceptuales al estudio de los problemas de la
actualidad.
Luego de formular las reglas básicas de la cursada
corresponde decir unas palabras acerca de la modalidad de trabajo.
Las circunstancias excepcionales que rodean esta
cursada no modifican demasiado el modo en que trabajaremos los textos. Esas
circunstancias nos privan del diálogo cara a cara, es verdad, y eso es muy
difícil de reemplazar; el intercambio entre ustedes y yo es fundamental en el
proceso de aprendizaje, y ese intercambio se encuentra limitado. Sin embargo,
en una materia como esta, lo principal es la lectura de los textos. De hecho,
la materia está articulada en torno a esa lectura. Mi opinión (discutible, por
supuesto) es que la tarea del profesor consiste en ser lo menos visible
posible, para que ustedes puedan concentrarse en lo verdaderamente importante,
el estudio de los gigantes del pensamiento político.
¿Cómo haremos para sacar el mejor provecho de la
lectura?
Es este punto no pretendo inventar la pólvora ni
nada semejante. Cada texto será expuesto en clase. Cada clase estará acompañada
por una guía de lectura, que constará de una serie de preguntas sobre dicho
texto. La función de las guías no es cargarlos de trabajo, al estilo de un TP,
sino de facilitar esa lectura, haciendo énfasis en aquellos aspectos de la obra
que interesan en la materia.
Aquí corresponde hacer una nueva aclaración. Hasta
ahora hice referencia a los textos que integran la bibliografía obligatoria de
la asignatura; el programa consta, también, de una bibliografía complementaria,
que sirve para ampliar los temas desarrollados en la primera. La lectura de
esta última es optativa. Sin embargo, ahí no termina la cosa, pues en las clases
iré mencionando otras obras, que pueden resultad de interés para aquellos que quieran
profundizar determinadas cuestiones. Es conveniente que el estudiante tenga
siempre la mente abierta, y una de las formas de lograrlo es ir más allá de los
textos obligatorios.
A las exposiciones en clase y a las guías de
preguntas sumaremos sus aportes como estudiantes: preguntas, dudas,
comentarios, sugerencias y demases. Para ello utilizaremos múltiples
herramientas, con las que intentaremos suplir la ausencia de la clase
presencial. Aquí es válido el dicho de los vendedores ambulantes: “su pregunta
no molesta”.
En la práctica incluiré las intervenciones de los
estudiantes y mis respuestas en el texto de la clase siguiente a la clase en la
que se haya desarrollado el tema en cuestión. De este modo trataremos de hacer
realidad aquello tantas veces repetido de la clase como “construcción colectiva”.
Por supuesto, veremos qué sale.
Respecto a la modalidad de evaluación (¡la gran
pregunta en toda asignatura!). Habrá dos parciales domiciliarios en los que
integraremos los temas vistos en las clases. [3] La idea es que las
evaluaciones formen parte del proceso de aprendizaje, que sean una extensión de
las clases, y no que se conviertan en algo descolgado de la cursada que se hace
únicamente por obligación (¡hay que aprobar y no queda otra!). Como dije antes,
también aquí veremos cuál es el resultado.
El programa se halla estructurado en torno a las
áreas temáticas de la materia. No es necesario abundar demasiado, pues su
lectura les permitirá tener en claro a qué apuntamos y con qué materiales. Eso
sí, quiero señalar que el programa tiene como objetivo primordial ordenar el
diálogo entre las distintas corrientes teóricas. Nuestro tema (el de la
materia) es vastísimo y todo el tiempo correremos el riesgo de irnos por las
ramas. Es por ello que el programa tiene que poner límites a ese discurrir
nuestro, para evitar que se convierta en un divagar incesante. Debo agregar que
tengo una tendencia a irme por las ramas, así que les pido encarecidamente que
me llamen la atención cuanto me desvié demasiado de los temas que estamos
tratando.
El programa abarca cuatro problemas (o cuestiones)
principales: igualdad y desigualdad; Estado; democracia; DDHH. Ellos
constituyen la base de las distintas unidades.
¿Por qué elegir estos problemas y no otros?
Responde ahora a esta pregunta implica adelantar
el contenido de las clases; aportaría confusión y prefiero, en este momento,
ser ordenado. Basta con decir que son problemas porque existen respuestas
antagónicas frente a cada uno de ellos. Ese antagonismo refleja los conflictos
existentes en cada sociedad. Eso explica la inexistencia de respuestas unánimemente
aceptadas. La teoría social es un terreno de lucha.
Las distintas concepciones respecto a la igualdad
o la desigualdad de los SH están en la base de las diferentes formas de
gobierno y en las maneras de pensar el tema de los derechos. El Estado, por su
parte, es el garante (y constructor) de la dominación en cada forma de
sociedad; como tal está obligado a construir una legitimidad que haga que todos
(o casi todos) vean esa dominación como natural. La democracia es la forma de
gobierno más extendida en la actualidad. Los DDHH, por su parte, se encuentran
en relación directa con la mencionada temática de la desigualdad y la
desigualdad de los SH.
Detrás de estos problemas principales (cada uno de
los cuales constituye un área temática) se encuentra una cuestión más general,
que tenemos que revisar antes de comenzar nuestra larga excursión por el
terreno de la filosofía política y de la teoría social.
Dicho en pocas palabras, tenemos que contar con
una concepción acerca del funcionamiento de la sociedad en su conjunto, pues
ello nos permitirá ubicar en su contexto a las cuestiones de la política y del
Estado. Ahora bien, este no es un curso de sociología y, por tanto, no podemos
dedicar mucho tiempo a esta cuestión. Es por eso que opté por pasarles un texto
introductorio. [5] Seguramente algunos encontrarán allí cosas que ya conocen,
pero necesito que todos partamos de una base común. Esto no significa que
estemos de acuerdo en todo, por el contrario, ojalá se susciten discusiones y
debates.
Les mando entonces, vía correo electrónico, el
texto que tienen que leer para la próxima clase. Si tienen dudas, inquietudes,
preguntas, etc., no duden en escribirme.
Villa del Parque, lunes 20 de abril de 2020
ABREVIATURAS:
DDHH = Derechos humanos / SH =
Seres humanos / TP = Trabajo
práctico
NOTAS:
[1] El Derecho es considerado como el creador del
orden social. Desde este punto de vista, una sociedad se organiza en torno a
las normas jurídicas. Esto significa que dichas normas establecen una determinada
forma de orden social. Dicho de otro modo, basta sancionar leyes para modificar
la sociedad. En esta cursada intentaré demostrar lo erróneo de esta concepción.
[2] La expresión clásica de esta manera de
concebir al Estado se encuentra en el Manifiesto
del partido comunista (1848): “El gobierno del Estado moderno no es más que
una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa.” (K.
Marx y F. Engels, Manifiesto del partido comunista, Buenos Aires, Anteo, 1986,
p. 37).
[3] Ver la lista de autores y de textos en el
programa.
[4] Las fechas de los parciales aparecerán
consignadas en el cronograma que enviaré oportunamente.
[5] Mayo, A. (2005). La Ideología del conocimiento. Buenos Aires, Argentina: Jorge
Baudino. Cap. 1.
Hola a todxs! Quiero saber si entendí bien. ¿Estaremos en este link cada lunes en el horario de la materia (10.10 a 12.10) y haremos los comentarios en ese momento? Espero todxs estén bien.
ResponderEliminarGracias