Noticia
bibliográfica:
Para la redacción de esta
ficha utilicé la traducción española de Julieta Barba y Silvia Jawerbaum,
incluida en: Wallerstein, Immanuel. (2005). Las
incertidumbres del saber. Barcelona: Gedisa. (pp. 23-35). El texto en
cuestión es el capítulo 2 de la obra.
Título original: "Social sciences in the
twenty-first century". Publicado por primera vez: Kazancigil,
Ali y Makinson, D., comps. (1999). World Science Report, 1999. Unesco. (pp.
42-49).
Wallerstein encara la
cuestión de tratar el futuro inmediato de las ciencias sociales, esto es, el
siglo XXI [Recordar que el texto fue redactado en 1999].
El método elegido es el siguiente: a)
examinar el pasado reciente de las ciencias sociales (CS a partir de aquí), y
para ello analiza el proceso histórico de construcción de las mismas; b) el proceso histórico de construcción
de las CS se ubica dentro de la evolución de las estructuras del saber en
general y del marco institucional del sistema universitario en particular (p.
23). Tanto a como b se abordan en tres marcos temporales:
la construcción histórica, los desafíos actuales y las posibles alternativas
futuras. A su vez, en cada marco temporal trata tres cuestiones: las
estructuras del saber en general, la evolución del sistema universitario, el
carácter particular de las ciencias sociales. (p. 23-24).
Las estructuras generales
del saber en los distintos sistemas históricos son diferentes a las del mundo
moderno. En los primeros, “todo el saber se consideraba unificado en el nivel
epistemológico” (p. 24) (1). En el sistema moderno, en cambio, hay “dos culturas”: filosofía y ciencia.
Entre 1750-1850 se produjo
la separación entre filosofía y ciencia. A partir de allí, ambas fueron
consideradas como formas de saber antagónicas.
La mencionada escisión se
reflejó de dos modos en el sistema universitario: a) la reorganización de las
facultades, sobre todo la evolución de la facultad de filosofía. Aparecieron
dos facultades separadas: una de artes (o humanidades o filosofía) y otra de
ciencias; b) crecimiento sostenido del prestigio cultural de la ciencia a
expensas de las humanidades/filosofía.
Las CS se
institucionalizaron a fines del siglo XIX, en pleno predominio de la ciencia.
La división en “dos culturas” se expresó como disputa metodológica: 1) epistemología idiográfica, con acento
puesto en la particularidad de los fenómenos sociales, la utilidad limitada de
las generalizaciones y la necesidad de empatía para la comprensión de los
fenómenos sociales; 2) epistemología
nomotética, centrada en la utilización de los métodos de las ciencias
naturales para la búsqueda de leyes universales. Los primeros seguían el modelo
de las humanidades; los segundos, el de la ciencia. Las tres CS principales
(economía, ciencia política, sociología) eligieron ser nomotéticas; el resto,
fueron más humanísticas y narrativas. (p. 25). (2)
El proceso de disciplinarización
de las CS fue complejo:
1750-1850: Panorama confuso.
Multiplicidad de nombres para designar a las protodisciplinas.
1850-1945: Simplificación
del panorama. La multiplicidad se redujo a pocos nombres. Tres clivajes a fines
del siglo XIX: división entre pasado (historia)
y presente (economía, ciencia política, sociología); división entre el mundo occidental civilizado (las
cuatro disciplinas mencionadas) y el resto del mundo (antropología para los pueblos “primitivos” y los estudios orientales para las grandes
civilizaciones no occidentales); división entre la lógica del mercado (economía), la del Estado (ciencia política) y la de la sociedad
civil (sociología).
1945: Auge de la
disciplinarización. Comienza a desintegrarse la división en divisiones claras.
La expansión de los sistemas universitarios en todo el mundo y el crecimiento
del número de cientistas sociales promovió la búsqueda de nuevos “nichos” de
trabajo. Auge de los programas de estudios interdisciplinarios. Ampliación del
número de nombres, proceso que prosigue en la actualidad. La situación se
asemeja a la del período 1750-1850. (p. 26).
La división trimodal del saber
(ciencias naturales, humanidades, CS) pasó a ser criticada. Surgieron dos
grandes movimientos nuevos de saber: ciencias
de la complejidad (originadas en las ciencias naturales) (3) y los estudios culturales (origen en las
humanidades) (4). Ambos se dirigieron contra la modalidad dominante en las
ciencias naturales desde el siglo XVII: la mecánica
newtoniana.
La doble ofensiva sobre la
mecánica de Newton trajo como consecuencia en las CS que los científicos
sociales pudieran considerar seriamente la afirmación: “el mundo social es en
sí un área incierta.” (p. 28).
A comienzos del siglo XXI,
las CS se encuentran con “una considerable incertidumbre acerca de la validez
de los límites disciplinares dentro de las ciencias sociales y con un
cuestionamiento real, por primera vez en dos siglos, de la legitimidad de la
línea divisoria epistemológica entre las «dos culturas» y, con ello, de la
partición triple del saber en las supercategorías ciencias naturales,
humanidades y ciencias sociales, éstas últimas ubicadas en el medio.” (p. 28).
Wallerstein analiza el
panorama actual de las CS tomando en cuenta las dos culturas, la posible
reestructuración de las CS, la relación de esos cambios con el sistema
universitario en sí. (p. 28).
El divorcio entre ciencia y
filosofía se basó en una división de tareas: los filósofos se ocupaban de “lo
bueno”; los científicos, de “lo verdadero”. Por eso la ciencia se atribuyó el
monopolio de la búsqueda de la verdad. (p. 29). Posteriormente, hubo intentos
de unificar la búsqueda del bien y la de la verdad. Pero chocaron con la falta
de unidad de los dos movimientos serios que cuestionaron la división en “dos
culturas”: las ciencias de la complejidad y los estudios culturales. No ha
podido elaborarse una epistemología nueva: ni nomotética ni idiográfica, ni
universalista ni particularista, ni determinista ni relativista. (p. 30).
La construcción de un nuevo
consenso epistemológico tiene que contemplar los siguientes asuntos de larga
data:
1) Partiendo
del supuesto de que el universo es real, ¿cómo es posible concebir una realidad
más general que la que representa la fotografía individual de un momento
irrepetible de ese universo?
2) ¿Cómo
puede medirse el impacto del observador en el objeto medido?
3) ¿Cómo
llevar adelante las comparaciones, detectando similitudes y diferencias?
4) ¿Cuáles
son las unidades más significativas de análisis que pueden resultar útiles para
comprender el universo y sus partes?
Más allá de las disputas
epistemológicas, la división trimodal expresa divisiones de organización
fuertes. Por ejemplo: los estudiantes de grado y posgrado obtienen títulos en
disciplinas específicas. “Así, las disciplinas, en cuanto organizaciones,
controlan en medida el ingreso, confieren prestigio y rigen el avance dentro de
la jerarquía de la carrera académica. También tienen autoridad para poner en
vigencia leyes «proteccionistas».” (p. 31).
Las disciplinas existentes
son “culturales” = “comparten recortes y supuestos en la elección de los temas
de investigación, el estilo del análisis y las lecturas requeridas dentro de la
comunidad académica. Dan a conocer a sus héroes culturales (a quienes ubican
dentro de la «tradición») y practican los rituales necesarios para revalidar su
propia cultura. Pocos cientistas sociales de hoy dejan de identificarse, con
mayor o menor comprensión, con una disciplina en particular y de asegurar, al
menos sotto voce, la superioridad de su
propia disciplina sobre aquellas con las que compite dentro de las
ciencias sociales. No debería subestimarse el alcance y la eficacia de tal lealtad cultural.” (p. 32).
Existen dos “fuerzas
potentes” que debilitan la capacidad de las disciplinas para reproducirse a sí
mismas: a) la práctica real de los académicos más activos (5); b) las
necesidades de quienes manejan los recursos financieros. (6)
Wallerstein pasa a analizar
las perspectivas. Dos cosas son seguras: 1) la Universidad ya no tiene el
monopolio de la producción y reproducción del saber; 2) se reabrió el debate en
torno a las “dos culturas”.
La posibilidad de construir
un nuevo consenso en las CS gira en torno al cuestionamiento de la división
trimodal de la Universidad en ciencias naturales, humanidades y CS.
Por último, “las ciencias
sociales intentan articular lo que sucede, ofrecen una interpretación de la
realidad social que la refleja y la afecta al mismo tiempo, de modo que
constituyen una herramienta tanto para los poderosos como para los oprimidos.
Son un campo de lucha social, pero no es única, y probablemente no el
principal. Su forma se verá condicionada por el resultado de las luchas
sociales futuras así como su forma histórica se vio condicionada por luchas
sociales del pasado.” (p. 35).
[Más allá de esta última
observación, todo el artículo gira en el vacío de lo social, en el sentido de
que no dice una palabra acerca del proceso de luchas sociales que influyeron
decisivamente en la constitución de las CS. Esta es la mayor tara del texto.]
Villa del Parque,
viernes 15 de abril de 2016
NOTAS:
(2) Wallerstein
acota que también las humanidades procuraron ser “científicas” a su manera.
Mostraron interés por los datos empíricos, pero dejaron de lado las
generalizaciones universales. (p. 25).
(3) Sus
postulados: el equilibrio es una excepción; el futuro está intrínsecamente
indeterminado; la autoorganización es el proceso esencial de toda materia. En
síntesis: flecha del tiempo en lugar de la certeza; la incertidumbre como
supuesto epistemológico; la explicación de la complejidad (y no de la
simplicidad) como producto último de la ciencia. (p. 27).
(4) Sus
ejes: el ataque al determinismo y el universalismo. “Los textos son fenómenos
sociales, creados y leídos o evaluados en un determinado contexto.” (p. 27).
(5) Estos
académicos conforman en torno a sí (a sus proyectos de investigación) pequeñas
comunidades de investigadores, poco numerosas, integradas por especialistas de
varias disciplinas. Ello erosiona el carácter monolítico de las disciplinas. Su
labor no tiene en cuenta la divisoria clásica: presente/pasado,
civilización/barbarie, mercado/Estado/sociedad civil.
(6) La
expansión de los sistemas universitarios (proceso que se inició después de
1945) desarrolló la competencia por recursos financieros. La crisis económica
agudizó ese proceso. En la actualidad ha llevado a que muchos académicos
abandones las estructuras universitarias y se instalen en instituciones por
fuera de las mismas. Esto contribuye a horadar las divisiones tradicionales en
las CS.
Excelente aportación, muchas gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a usted, saludos
ResponderEliminarMuchas gracias por el aporte, me ayudó mucho a ordenar mis ideas.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar. Es bueno saber que los textos del blog resultan útiles. Saludos,
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