La historia es conocida. Pero
las historias conocidas son las menos conocidas de las historias, así que
conviene recordarla.
Todos los discursos, todos
los argumentos, todas las teorías sobre la democracia que andan circulando en
los ámbitos políticos y académicos, tienen en común el reconocimiento a
ultranza de la separación entre lo político, ligado a la esfera pública, y lo privado,
fruto de las decisiones “libres”, “consentidas”, de los individuos. Así, por
ejemplo, se da la monstruosidad de que el ámbito del trabajo, aquella actividad que hacemos
la mayoría de las personas la mayor parte de nuestra existencia, queda fuera
del terreno de la discusión acerca de la democracia. En una sociedad como la
nuestra marcada por la existencia de la propiedad privada (temas que es otro de
los grandes olvidados del mundo académico y político oficiales), el lugar donde
se trabaja está marcada por la desigualdad política. La mayoría de las personas
(los trabajadores) no tiene ninguna injerencia en la determinación de qué,
cómo, cuánto y para qué se produce. Si nuestros tiempos no fueran tan proclives
a dejar de lado las palabras claras, cabría decir con todas las letras que el
lugar donde trabajamos tiene la estructura política de una dictadura.
La dictadura de los
empresarios requiere de la participación del Estado para disimular que es,
precisamente, una dictadura. El Estado, “representante del interés general”,
certifica que lo que ocurre en el lugar de trabajo sea el resultado efectivo de
la expresión de la voluntad libre de trabajadores y empresarios. La
arbitrariedad es castigada y reprimida.
Si usted, señor trabajador,
reclama participación en la toma de decisiones, el Estado le responde:
- Usted aceptó libremente
las condiciones en que trabaja. - Si quiere otra cosa, váyase a otra empresa o
hágase empresario.
En nuestro país, el kirchnerismo,
que ha llevado adelante un nuevo régimen de acumulación de capital, que combina
elementos del neoliberalismo de los ’90 con un neodesarrollismo, ha hecho un
culto de la intervención del Estado en los asuntos económicos. Por supuesto, el
Estado aparece como el héroe que salva el día. De más está decir que este culto
tiene que ocultar bajo la alfombra cualquier mención a la dictadura de los
empresarios y al papel que juega dicho Estado en el mantenimiento de dicha
dictadura.
Carlos Tomada es ministro de
Trabajo de los gobiernos kirchneristas desde 2003. Su papel en el mantenimiento
de la fantasía que ensalza el papel del Estado es notorio. Hay que decir que
para que se mantenga la dictadura de los empresarios en los lugares de trabajo
es preciso que haya sindicalistas partidarios de la dictadura. En otras
palabras, la dictadura empresaria en la empresa requiere sindicalistas
antidemocráticos. En nuestro bendito país abunda esta clase de dirigentes
sindicales, y todos ellos fueron cobijados y mimados por el ministro Tomada.
A continuación reproduzco
una parte de las escuchas telefónicas que obran en poder del Tribunal Oral N°
21, que juzga a los acusados por el asesinato del militante del Partido Obrero
Mariano Ferreyra. Como es sabido, Ferreyra fue asesinado el 20 de octubre de
2010 por una patota del sindicato Unión Ferroviaria, cuyo máximo dirigente era
José Pedraza. La patota procuró reprimir una manifestación a favor de la
incorporación de los empleados tercerizados a planta permanente En otras palabras, la patota del sindicato
defendía el mantenimiento de peores condiciones de contratación y de trabajo
para una parte de los trabajadores (los tercerizados). Y cuanto peores son las
condiciones laborales, más sólida es la dictadura de los empresarios.
El diálogo entre Pedraza y
Tomada fue realizado el 14 de enero de 2011, a posteriori del asesinato de
Ferreyra. Tomada sabía con quien estaba hablando. La transcripción se encuentra
en el libro de Rojas, Diego (2012). ¿Quién
mató a Mariano Ferreyra? Buenos Aires: Booket. (pp. 191-195).
“José Pedraza: - ¡Ministro!
Carlos Tomada: - ¡Mi
querido! Escucheme una cosa, dos cosas que le voy a decir. La mejor defensa es
un buen ataque (ríe), pero antes de que me digas que le llamaste cuarenta veces
y todo eso. Me dijo Ciaravino (N. de E: Norberto Ciaravino, jefe de Gabinete
del Ministerio de Trabajo de la Nación) que va a recibir ahí, que le estás
mandando un representante de la Unión [Ferroviaria] para charlar con él…
J. P.: - Sí, porque tenemos…
C. T.: Me parece muy bien.
J. P. : …controlado el tema
de los tercerizados en Ferrovías y no queremos que nadie los arrastre.
C. T.: Me parece muy bien. Y
hay que empezar a trabajarlos políticamente. Segundo, te aviso que hoy acá en
la entrada del Ministerio me he encontrado con el compañero Sobrero (N. de E.:
Rubén “Pollo” Sobrero, delegado gremial ferroviario y dirigente de la línea
Sarmiento, dirigida por los sectores de oposición a Pedraza).
J. P.: - ¡Sobrero!
C. T.: - Yo hacia, qué te
puedo decir, hacia diez años que no lo veía…
J. P.:- Fácil.
C. T.: - …fácil que no lo veía. Me saludó muy amable.
Me dijo que él no tiene nada que ver con estos quilombos, que para él es una
vergüenza lo que están haciendo. Este… Lo vi muy educadito. Lo único que le
faltaba era que se peinara con gomina.
J. P.: - ¡Es de los míos, carajo!
(…)
C. T.: Él [Sobrero] los
estaba puteando a los del PTS y a los del …
J. P.: Sí, sí, a los del PO.
C. T.: - Y a los del Partido
Obrero, imagínate.
J. P.: - Quería conocer si es pura verdad unos arreglos
hechos con Maturana (N. de E.: Omar Maturana, secretario general de La
Fraternidad, sindicato de los conductores del ferrocarril) para que levanten el
paro.
C. T.: - Ay Dios mío…Lo que
pasa, sabés viejo, es… No sirven para nada los arreglos hechos con Omarma que,
a los cinco minutos no…
J. P.: - Sí, sí.
C. T.: - Lo que le dije,
fue. No hicimos ningún arreglo. Lo que le dije, la verdad, es que… Estaba
Schiavi (N. de E.: Titular de la Secretaría de Transporte. Ex jefe de campaña
de Mauricio Macri y que se encontraba junto a Pedraza y “El Gallego” Fernández
el 20 de octubre, en un congreso de la especialidad.)… Que en realidad esto se
iba a hacer. Y que no era en su contra ni de la Unión ni de, mucho menos, en
contra de La Fraternidad. Le di muy a entender que qué carajo se metía él,
digamos, de alguna forma, elegantemente, porque sabés que con Omar si no hablás
con cuidado se le sale la cadena.
J. P.: - Sí.
C. T.: Después lo que le
planteé…
J. P.:- Preguntale a Schiavi…
C. T.: Sí, por eso. Tal
cual. Luego lo que sí le dije es que si es necesario que alguna gente de él
entre, este, bueno, eso es una cosa que se puede conversar. Luego
fundamentalmente el planteo era que hay que hacer un laburo sindical sobre
estos tipos que entran porque no son todos del PTS o del…
J. P.: - No, no, no.
C. T.:- Hay un montón que se
los puede ganar y entonces, porque ahí llegamos, después que íbamos a hablar
con la Unión también. De manera que estos pensaran en meterlos en una especie
de curso de capacitación y qué sé yo y empezar a hacerles la cabeza…
J. P.: Bueno, nosotros
estamos, hemos estado y estamos trabajando en eso.
C. T.: - Por eso, me parece,
digo, que hay gente de la Unión, más jóvenes o que tienen trayectoria política,
no sé cómo será su historia… O mismo que por ahí entren tipos, cuadros tuyos,
este, que se trasladen de otro lado cuadros políticos para laburar…
J. P.: - Está bien, está
bien. Por ejemplo, ahí en el Sarmiento. En el Sarmiento nos manejamos con una
empresa de mierda pero tratamos de meter gente militante…
C. T.: - Está claro, bueno…
J. P.: - Para tratar de
recuperarlo, pero bueno…
C. T.: - Y nada más. Nada
más. (…)”
Como puede observarse, Tomada
plantea todo un modelo de defensa de la democracia sindical y de protección de
los derechos de los trabajadores. ¿Hacen falta más comentarios?
Villa del Parque,
domingo 2 de diciembre de 2012
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