La campaña electoral está terminando y es oportuno hacer algunas reflexiones sobre cuestiones que las fuerzas políticas mayoritarias suelen ocultar debajo de la alfombra. Dada la victoria contundente que obtendrá el domingo la actual presidente Cristina Fernández (n. 1953), resulta interesante prestar atención a la forma en que el "kirchnerismo" encara un tema central de la política como es el de la igualdad.
Aclaremos los tantos. El "kirchnerismo" se proclama a si mismo como una fuerza que está cambiando la historia en un sentido progresista, nacional y popular. Para evitar malentendidos, me refiero aquí al discurso dominante entre la militancia que ha tomado entusiastamente las banderas del "kirchnerismo", y no a la política económica llevada adelante por el gobierno de Cristina Fernández, que ha favorecido abiertamente las ganancias del capital al mantener, por ejemplo, la legislación laboral neoliberal sancionada en los años '90. Para estos militantes, el "kirchnerismo" es concebido como la única izquierda posible en la Argentina, frente a los dogmas abstractos de la "paleoizquierda" (calificación pergeñada por el periodista Horacio Verbitsky), incapaz de arraigar entre los sectores populares. En una correlación de fuerzas que se diagnostica como desfavorable para el "campo popular", el "kirchnerismo" ha revolucionado la política argentina e implementado una auténtica "revolución cultural".
Ahora bien, la sedicente condición "revolucionaria" o "izquierdista" del "kirchnerismo" tiene que expresarse de manera un poco menos gaseosa. En la campaña se dicen muchas cosas, a las que, como afirma el dicho, se las lleva el viento. Sin embargo, la misma situación de Cristina Fernández en esta elección, su segura victoria hace que algunos de los defensores del "kirchnerismo" suelten la lengua un poco más de lo debido.
La igualdad es una divisoria de aguas entre los defensores del sistema social actual y los que pretenden reemplazarlo por otro sistema diferente. Dicho en términos más antediluvianos, la igualdad constituye uno de los límites entre el capitalismo y el socialismo. Volvamos a un lenguaje más accesible a esta época. Los defensores del statu quo conciben la igualdad en términos de igualdad de derechos, como igualdad meramente jurídica (en criollo, votá en las elecciones, pero no jodas en la fábrica). Los enemigos del sistema, en cambio, piensan a la igualdad en términos de igualdad de condiciones, como un estado en el que las personas tienen pleno acceso a todo lo que precisan para desarrollarse como seres humanos. De un lado, igualdad formal. Del otro, igualdad real. Si bien es cierto en este mundo nada existe en estado puro, también es verdad que si el "kirchnerismo" es verdaderamente una fuerza transformadora de la realidad esto tendría que expresarse, de alguna manera, en los dichos y los hechos de sus defensores. No es preciso una gran muestra, hay que tener presente que la correlación de fuerzas es "desfavorable" para nuestros esforzados varones. Pero, sin embargo, podemos pedir aunque sea una pizca de su pensamiento en esta cuestión.
En las condiciones de la campaña presidencial de 2011 el milagro se ha hecho. Tenemos dos muestras de la novísima manera en que el "kirchnerismo" redefine el viejo tema de la igualdad.
En la edición del domingo pasado, Hernán Brienza (uno de los santos varones del "kirchnerismo") hace esta sorprendente afirmación. Cito: "No hay igualitarismo más radical que la posibilidad de que un chico morochito, pobre, hijo o nieto de tobas, que vive en el Chaco profundo, tenga la misma posibilidad de jugar en red –o sea, ni siquiera digo aprender, informarse, formarse, quebrar la brecha digital, sino apenas jugar en red– que un porteñito pequeño burgués de Palermo Chico, por ejemplo." (1) Hasta ahora, siempre que el peronismo hablaba de igualdad lo hacía en referencia a la cuestión de la "justicia social". Por supuesto, en un movimiento tan complejo como el peronismo, había múltiples maneras de entender la "justicia social", pero la forma en que Brienza la concibe es...difícil de calificar. ¿Es necesario comparar, por ejemplo, la expectativa de vida del pequeño burgués de Palermo Chico y la del toba pobre de la provincia del Chaco? En el plano de lo virtual, esto puede no ser necesario. Pero las cosas cambian cuando se apaga la netbook (a propósito, ¿tendrá electricidad en su hogar el toba pobre del Chaco?). Suena más bien a una frase digna de un tipo canchero (¡una típica canchereada!), que a la reflexión supuestamente responsable de un editorialista político. Si la igualdad consiste en "jugar en red", nada tiene verdadero sentido y todo vale lo mismo. Así de simple. Con Brienza el pensamiento nacional y popular vuela a nuevas alturas y nos hace comprender que la igualdad puede transformarse en una cuestión virtual, que queda encerrada en la pantalla de una netbook.
De ningún modo pretendemos afirmar que nuestro editorialista ha perdido la razón. Lejos de ello, pensamos que su exabrupto se conecta con una tendencia general del "kirchnerismo" que reniega de cualquier forma de lucha de clases (perdóneseme otra vez el empleo de palabras en desuso). Cada vez más lejos del "combatiendo al capital", el "kirchnerismo" confraterniza con el capital. Es posible que seamos necios y no entendamos las complejidades de la estrategia política de Cristina Fernández. Pero en este mundo real, no en el virtual, es conveniente seguir llamando a las cosas por su nombre.
En un spot de su campaña, Cristina Fernández dice "¿De dónde sacamos tanta fuerza para que hoy los empresarios emprendan, los productores produzcan, los trabajadores tengan trabajo y los chicos futuro?" (2) La frase es significativa, porque pone en contexto el exabrupto de Brienza. La "izquierda" que encarna el "kirchnerismo" sueña con la utopía de una sociedad en la que cada uno haga lo que le corresponde hacer, manteniendo la división del poder existente en la actualidad. Así, los empresarios (a partir del poder que les da la propiedad del capital), "emprenden", es decir, deciden qué producir, cómo producirlo y en qué cantidad, sin consultar a nadie más, por el derecho que les otorga su propiedad. Los productores, que en el lenguaje de esta "nueva izquierda" son los mismos empresarios que emprenden, se encargan de producir, es decir, de dirigir la producción en base (¡otra vez!), al derecho que les da su propiedad. Los trabajadores se contentan con tener trabajo, porque saben que es su lugar natural en la sociedad. Finalmente, los "únicos privilegiados" tienen "futuro", siempre y cuando no se atrevan a cuestionar la "utopía kirchnerista".
Es cierto que puede argumentarse que se trata sólo de una frase desafortunada y sólo de un spot de campaña. No faltará quien piense que son dos manifestaciones de la genialidad estratégica de Cristina y cía. No es nuestra intención coartar el derecho del prójimo a pensar lo que quiera. No obstante esto último, es oportuno afirmar que la frase de Cristina resulta sumamente útil a los fines de los empresarios, quienes ven de ese modo legitimada su dominación desde las alturas de la presidencia.
Para concluir. Es bueno recordar que si la izquierda significa algo, lo es en la medida en que cuestiona de manera implacable las relaciones de poder existentes. Si los empresarios sienten que todo está en su lugar, si la dominación del capital se vuelve algo natural, si se felicita a los "emprendedores" exitosos como si se tratara de héroes de la patria, estamos en condiciones de afirmar que el "kirchnerismo" puede ser muchas cosas, pero no una fuerza cuyo objetivo sea cambiar el orden vigente en beneficio de los trabajadores y demás sectores populares. Si la Unión Industrial Argentina festeja, hay que preocuparse. ¿O no?...
Mataderos, jueves 20 de octubre de 2011,
primer aniversario del asesinato de Mariano Ferreyra
a manos de los sindicalistas que defienden fervorosamente el orden existente
NOTAS:
(1) El artículo se titula "Por qué voy a votar a Cristina", fue publicado en TIEMPO ARGENTINO el domingo 16 de octubre de 2011. Está disponible en: http://tiempo.elargentino.com/notas/que-voy-votar-cristina
(2) El spot completo puede verse en: http://www.youtube.com/watch?v=qMurpT40VL8
La Fundación Ford financia la Fundación Libertad de Rosario, también a Horacio Verbitsky, Roberto Caballero tiene el aviso de Forbes.
ResponderEliminarhttp://volarlibremente.blogspot.com/2011/10/la-fundacion-ford-y-la-cia-un-caso.html
http://volarlibremente.blogspot.com/2011/10/ford-la-historia-de-la-empresa-insignia.html
Cuando leo lo que escribís en diferentes artículos, con análisis muy cuidadosos citando, argumentando y teorizando muy solidamente en cada caso, me parece que es un esfuerzo muy grande, muy comprometido en la crítica y está muy bien todo eso. Pero por otra parte, me da pena que los que leen mucho mucho y critican todo no puedan reconocer nada, nada, ni un poquitito, que todo sea negativo, como en TN. Ustedes se pierden compartir una alegría y así se elejan del pueblo que hoy está mejor que antes, aunque falta tanto todavía. Por eso tantos lo venimos demostrando: FUERZA ARGENTINA! Tania.
ResponderEliminarTania:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus comentarios.Me permito hacer un par de observaciones a tus dichos. Una bastante evidente, a tal punto que casi no habría que tomarse el trabajo de decirlo. El autor de estas notas no es TN, entre otras cosas porque acá se hace todo a pulmón y porque ninguna empresa a la que le interesa el país financia a un servidor. La segunda, leo infinitamente menos de lo que imaginás. El contenido de estas columnas tiene mucho más que ver con la experiencia del hombre de a pie, que vieja en colectivo y padece el Sarmiento. No es una chicana ni una licencia poética. Fijate que uno de los recursos que emplearon las clases dominantes para dividir a los trabajadores y demás sectores populares fue plantear una antinomia entre "el pueblo" y los "enemigos del pueblo".
Otra vez muchas gracias por la paciencia al leer estas notas,
Saludos, Ariel
Hola Ariel, siguiendo el hilo de la nota y los comentarios me gustaría compartir con ustedes esta carta q leí en la prensa del PO:
ResponderEliminar"Nunca conté bien cómo fue..."
Venía de un mes difícil... en septiembre había acompañado, con desconfianza, la toma del Iuna Artes del movimiento y la toma del Rectorado, con sentimientos encontrados, kirchnerista hasta la médula, descreía de tu revolución.
Fue un octubre largo, bastante triste, me pasaron algunas cosas.
En la tele salió la noticia, hubo un enfrentamiento... "estos zurdos mandan los pibes al frente"... sí, eso pensé... y le mandé un mensaje a ella, "loca, está todo podrido, mataron a un pibe... no te metas en ninguna".
No entendía nada, salí a caminar por el barrio, a escuchar música y no me sacaba de la cabeza a Pao... no recuerdo si la llamé, pero hablamos, se iba a ir al Argerich, aunque yo no le encontré sentido. "Están cortando Callao y Corrientes", le dije. Seguí caminando y me fui yo al Argerich, fue el primer golpe.
Estaba el pibe de la ambulancia, el del morral, el que lo acompañaba a Mariano (y a Elsa, después entendí), no lloraba, no hablaba... estaba ido, pero entero. Y yo me escapé.
Volví y otra vez Feinmann, aunque le pusieron sus límites, con altura. Las fotos de Boudou y Sandra Russo, que sin pensar las defendí porque había que bancar al modelo.
Y Pao que se fue del laburo, no paraba de llorar...
Había que bancar al modelo, no importaban las patotas, no importaba la precarización de los contratos laborales, las tercerizadas... "La tercerización de la represión", eso, no sólo no importaba, sino que era un mito, porque fue el gobierno de los derechos humanos el que bajó el cuadrito de Videla. Y si las Madres los acompañan, yo también.
No importaba nada, porque la que mandaba era Cristina y seguro que para todo tenía una buena razón.
Pasó una semana y me olvidé de Mariano, porque había que llorar al líder.
Paso bocha de tiempo, el 24 de Marzo marché con La Cámpora, pero ya estaba medio raro, había cuestionado la designación de Mussi en Medio Ambiente, porque me parecía que era un hijo de puta de los ‘90, me dijo un pelotudo de una barrial que estaba siendo funcional a la derecha. Qué raro me sentía.
Para el 1º de Mayo tenía dos caminos, me iba a la marcha oficial, con Hugo Antonio, o me iba a la marcha de los trabajadores, con el Frente de Izquierda. Fue Pao la que se encargó de agitarla, me explicó por qué tenía que ir ese domingo.
Fue un escenario extraño, tuve la suerte de estar ahí arriba, sacando buenas fotos, escuchando a un tipo que una patota en el sur lo tenía amenazado, por algo así como una comisión interna, escuché algo de delegados de base, muchos discursos, los Qom, que para mí eran una postal de la 9 de Julio, y el viejo, que arrancó a hablar y dejó en silencio a todos los pibes que a lo largo de Avenida de Mayo habían gritado el nombre de Mariano ("Mariano Ferreyra, hoy te decimos presente, Mariano Ferreyra, hasta la victoria siempre", una y otra vez, una y otra vez).
No fue muy difícil soltar la bandera azul y blanca, había que leer un poco nomás, enterarte de por qué Mariano estaba muerto.
Y yo necesitaba levantar su bandera.
Yo sé que mi relato no es nada heroico ni ejemplar. Quiero que sepan quién es Germán Peka y por qué anda dando vueltas por ahí...
Espero, en algún momento, integrarme como corresponde; mientras, sigo aportando en lo que puedo. Un abrazo a todos.
Germán Peka
20 de octubre de 2011
Me parece que la igualdad y el mal entendimiento de algo no se ve hoy en día
ResponderEliminarPor otro lado Tania, mucha gente critica y no quiere entender, pero creéme cuando te digo: "Yo conosco muy bien a Ariel" y sabe reconocer muchas cosas.
Me leí el artículo y me gusto mucho, luego te digo mi opinión.
Juan