(Por nuestro corresponsal Joseph Ratzinger)
Amados lectores de este pasquín. Si no me equivoco, en alguna parte Santo Tomás Moro escribió que las tareas y compromisos del hogar, la hacienda, la familia, la servidumbre, etc., etc., dejaban muy poco tiempo para dedicarse a la lectura y la escritura. Desde que me gano el pan como Benedicto, no tengo paz ni descanso. De ahí que sea un buen momento para recordar otra vez a Paul Lafargue (1842-1911):
"Jehová, el dios barbado y huraño, dio a sus adoradores el supremo esfuerzo de la pereza ideal: después de seis días de trabajo, descansó por toda la eternidad."
Otra vez la cita está tomada de la edición citada de El derecho a la pereza, pág. 196. Recomiendo la lectura de este opúsculo, sobre todo en estos tiempos en que impera la barbarie de vivir para trabajar y no del vivir para gozar. Buenas noches, mis amigos.
Sabe lo que creo mi amigo Mayo? que los sociólogos son esencialmente unos vagos. Fíjese Ud mismo en su nota de presentación, termina diciendo animosamente:
ResponderEliminar""" Basta ya de presentación. ¡A trabajar!"""
¿Cuánto duró este espíritu épico y emprendedor?... tan solo tres diminutos y deslucidos articulitos más...
en fin, como solemos decir con un historiador amigo; "la sociología es el ejercicio ilegal de las ciencias sociales"...
Anímese, sé que Ud. da para mucho más!
Un abrazo!
(uuuhh...cuando le cuente a mi amigo Chester, seguro que le viene a contestar)
Dios no necesita descansar, no puede cansarse. En realidad no necesita nada....
ResponderEliminar...pero que te voy a explicar.
¡te quedas en una lectura literal!
en una crítica de un cristianismo mitológico, como la mayoría de las gentes sencillas.....y esta bien....no todos pueden ser teólogos.
G. K.