jueves, 22 de julio de 2021

CONCEPTOS BÁSICOS DE ECONOMÍA (SOBRE BASES INDIVIDUALISTAS Y MARGINALISTAS)



Esta ficha comienza con la afirmación de una negación: no es posible estudiar la ciencia de la sociedad sin saber economía. Mejor dicho, la economía forma parte inseparable de la ciencia de la sociedad. Sin embargo, la organización del mundo académico, con sus compartimentos y especializaciones desarrolladas hasta el paroxismo, ha enredado y confundido la comprensión de la totalidad social. La cuestión se complica todavía más si abordamos el problema desde la perspectiva marxista; aquí la cuestión no pasa tanto por la fragmentación y compartimentalización de la ciencia de la sociedad, sino por tendencia a vivir en el pasado, con su correspondiente actitud de desprecio hacia lo nuevo (con el agravante de que la etiqueta “lo nuevo” designa a la producción de las ciencias sociales desde 1920 en adelante).

Por todo esto es necesario aprender economía, teniendo presente en todo momento que esa tarea es un prolegómeno al estudio de la ciencia de la sociedad, y no esa ciencia en sí misma. Quienes practican las ciencias sociales no pueden prescindir de la economía, salvo que quieran recorrer su camino intelectual navegando entre abstracciones. Quienes practican la ciencia social desde el marxismo no pueden prescindir de la ciencia económica moderna, salvo que quieran pasarse la vida convocando a los fantasmas del pasado y a las ilusiones perdidas. 

El libro Economía: principios y aplicaciones (México DF: McGraw-Hill Interamericana, 2008), escrito por los profesores Francisco Mochón y Víctor Beker, tiene amplio uso en los cursos universitarios de introducción a la economía. Se trata de un manual y, en tanto tal, cumple la doble función que se espera de él: proporcionar los elementos necesarios para proseguir los cursos superiores de economía e inculcar (y/o reforzar) en los estudiantes la ideología económica capitalista. Por eso su lectura es un buen comienzo para quienes desean estudiar la ciencia económica y, a la vez, la ideología capitalista. La presente ficha está dedicada al cap. 1, “La economía: conceptos básicos” (pp. 1-21). Trabajo con un ejemplar de la edición 2008.

Abreviaturas:

DT = División del trabajo /FPP = Frontera de posibilidades de producción  / FT = Fuerza de trabajo


¿De qué hablamos cuando hablamos de ciencia económica?

Los autores comienzan con el interrogante que es habitual en los manuales: ¿Qué es la economía? 

La respuesta se va desplegando a medida que avanzamos en la lectura. La economía, “se ocupa de las cuestiones que surgen en relación con la satisfacción de las necesidades de los individuos y de la sociedad” (p. 1).

[Para poder satisfacer las necesidades individuales y sociales es preciso desarrollar alguna forma del proceso de producción, pero los autores omiten por el momento la cuestión del trabajo y se concentran en la elección de qué producir.]

Las necesidades se satisfacen con bienes. Un bien es “todo medio capaz de satisfacer una necesidad, tanto de los individuos como de la sociedad” (p. 1). 

A partir de la introducción del concepto de bien, los profesores Mochón y Beker profundizan su primera definición de economía, afirmando que ésta se ocupa “de la manera en que se administran los recursos escasos, con el objeto de producir bienes y distribuirlos para su consumo entre los miembros de la sociedad,” (p. 1). También puede ser denominada ciencia de la elección, dado que la administración de los recursos escasos requiere de la realización de elecciones, estableciendo qué producir. 

[En la definición precedente queda claro que la producción es crucial para toda sociedad por el sencillo hecho de que sin ella no podría existir. De ahí se desprende el camino seguido por los marxistas: estudiar el proceso de trabajo para comprender la estructura de la sociedad. Pero los autores optan por colocar en el centro del análisis a la cuestión de la elección; para hacerlo, introducen sin mayor explicación la noción de escasez. De este modo, se desplazan desde lo objetivo (el proceso de trabajo) hacia lo subjetivo, las elecciones de los individuos.]

Pero, ¿Qué es la escasez, ese caballito de batalla de los economistas pasados,  presentes y futuros?

Los autores definen escasez como un “concepto relativo, en el sentido de que existe un deseo de adquirir una cantidad de bienes y servicios mayor que la disponible.” (p. 2) 

[Para convertir al deseo en el centro del análisis económico, los economistas deben efectuar varias operaciones. La primera y principal: presentar la cuestión en términos abstractos, sin ninguna referencia a una sociedad concreta. Los individuos desean más de lo que pueden obtener; por ende, hay escasez. Pero, ¿el deseo es una cuestión meramente individual, algo propio de cada individuo? Por ejemplo, puedo desear tener un unicornio azul como mascota y como no puedo hallarlos en el mercado, dictamino que hay escasez de unicornios. El dictamen puede ser importante para mí, amante de los unicornios; pero, desde el punto de vista de la economía, sería irrelevante hablar de escasez en esta cuestión. En este punto debemos abandonar el terreno de la psicología barata y pasar al terreno de lo social. Los deseos, como todas las conductas humanas, se conforman en un medio social (no nacen en el vacío). Simplificando la cuestión: deseamos aquello que sabemos que existe y que podemos obtener. Así, un campesino medieval deseaba un árbol de chorizos, pues comía poco y salteado, y su anhelo era disponer de alimentos abundantes. En este sentido cabe hablar de escasez, pero es una escasez que obedece a dificultades técnicas (incrementar la productividad de la agricultura) y sociales (la distribución de lo producido entre campesinos y señores feudales). Ahora estamos en el terreno de la economía entendida como ciencia social.]

Existen dos enfoques para estudiar la economía: 

MICROECONOMÍA = Estudia los comportamientos económicos de los agentes económicos individuales. Esto implica analizar el modo en que toman decisiones los hogares y las empresas y las formas en que interactúan. 

MACROECONOMÍA = Analiza los comportamientos agregados y globales. Se ocupa del empleo, la inflación y el producto total de una economía. Estudia los fenómenos que afectan al conjunto de la economía.


En el principio era la producción...

Ahora Mochón y Beker profundizan el abordaje de la producción, es decir, de la manera en que se obtienen los bienes y servicios requeridos para la satisfacción de las necesidades. El texto adquiere el carácter de un glosario de palabras clave.

Para producir son necesarios los factores productivos (también denominados factores de producción o recursos productivos - inputs-). En pocas palabras, son los recursos utilizados por las empresas o las unidades económicas para producir bienes y servicios. La clasificación tradicional de los factores de producción distingue entre: tierra (o recursos naturales), o sea, todo lo que aparta la naturaleza al proceso productivo; trabajo, esto es, el tiempo y las capacidades intelectuales dedicadas a las actividades productivas; capital, constituido por los bienes duraderos dedicados a producir otros bienes y no al consumo. 

Mochón y Beker profundizan en el factor capital. Sostienen que significa capital físico = máquinas y edificios, no capital financiero. Por eso, toda vez que se habla de inversión, debe entenderse inversión real, es decir, acumulación de máquinas y edificios, y no la compra de bienes financieros. A su vez, debe distinguirse entre capital físico y capital humano (los gastos en educación y formación profesional, pues ambos implican inversión de capital, dado que tienen por objetivo incrementar la capacidad productiva de la economía). 

El capital humano es definido como “los conocimientos y cualificaciones adquiridas por los individuos por medio de la educación y de la experiencia” (p. 2); se utiliza para producir bienes y servicios. [Resulta útil comparar el tratamiento del capital humano con la cuestión del deseo. Mientras que este último recibe un abordaje abstracto, el primero aparece ligado de manera inseparable a la producción. El saber adquirido posee sentido si es útil para producir y por eso la adquisición de conocimiento es concebida como inversión. Los autores no hacen explícito el supuesto subyacente a su manera de abordar el problema: la producción es producción mercantil, basada en la propiedad privada de los medios de producción. Ese supuesto hace que el único trabajo que vale como tal es el que produce mercancías. Como puede observarse, el enfoque de Mochón y Beker combina la máxima abstracción (el deseo moviéndose en el vacío social) y el mantenerse dentro de los límites estrictos de una economía mercantil]

Toda sociedad tiene que resolver tres problemas económicos fundamentales: 

  1. ¿Qué producir?

  2. ¿Cómo producir?

  3. ¿Para quién producir?

Los distintos agentes económicos que actúan en una multitud de mercados proporcionan las respuestas a esas preguntas. Por el momento, Mochón y Beker no avanzan más allá de esta afirmación. [Pero no puede dejarse pasar que el enfoque que adoptan es individualista y les permite, una vez más, poner a la subjetividad en el centro del análisis económico. Si les tomamos la palabra, debemos examinar cada una de las elecciones de los agentes económicos si queremos comprender el funcionamiento del sistema económico en su conjunto. Aquí hay que recordar que Mochón y Beker conciben a la economía como ciencia de la elección - individual, agrego -. En este momento, más que desarrollar la crítica de esta perspectiva, es conveniente indicar que esa concepción es congruente con la adopción del individualismo metodológico como base epistemológica de la ciencia económica.]

Luego de este primer paseo por el campo de la ciencia económica, los autores pasan a caracterizar los alcances de la disciplina. En primer lugar, distinguen entre afirmaciones positivas, las afirmaciones positivas, que son explicaciones objetivas del funcionamiento de los fenómenos económicos; tratan sobre ≪lo que es y podría ser≫ (p. 3), y las afirmaciones normativas, que ofrecen prescripciones para la acción basados en definiciones de valor personal y subjetivo, es decir, se refieren a ≪lo que debería ser≫ (p. 3). La distinción entre ambas clases de afirmaciones constituye la base de la clasificación entre economía positiva, cuya tarea consiste en establecer proposiciones del tipo ≪si se dan todas las circunstancias entonces tendrán lugar tales acontecimientos≫ (p. 3) y economía normativa, que se ocupa de “los preceptos éticos y normas de justicia” (p. 4). Más la economía no trata únicamente de la teoría. La economía es una ciencia que apunta también a modificar la realidad. Los economistas pueden influir sobre la actividad económica a través de políticas económicas

Existen dos tipos de política económicas: a) microeconómicas, inciden en el fundamento de los mercados específicos; b) macroeconómicos, se ocupan de temas tales como el control de la inflación o el estímulo para la creación de empleo a nivel global.

Mochón y Beker vuelven otra vez al leitmotiv de la economía: en la vida real las necesidades son ilimitadas. [Esta afirmación es errónea cuando se la piensa en términos concretos: siempre deseamos aquello que podemos alcanzar. En otras palabras, nuestros deseos se hallan en consonancia con la estructura productiva de la sociedad, con las posibilidades presentes o las que se desprenden de su posible evolución futura.]

La economía es presentada como un freno a los deseos ilimitados de las personas . Una de sus tareas es, precisamente, formular la frontera de posibilidades de producción (FPP o curva de transformación) = “muestra la cantidad máxima posible de unos bienes o servicios que puede producir una determinada economía con los recursos y la tecnología de que dispone, y dadas las cantidades de otros bienes y servicios que también produce.” (p.4). 

Mochón y Beker siguen adelante y plantean que la economía enseña que no hay nada gratis. [Frase que debe entenderse como una verdad de Perogrullo, pues resulta evidente que toda producción supone consumo de bienes y servicios: nada es gratis.]

De la concepción anterior, los autores formulan la noción de costo de oportunidad de una cosa, que equivale a aquello a lo que se renuncia para conseguirla. (p. 6). O, “más concretamente, el costo de oportunidad de un bien o servicio es la cantidad de otros bienes o servicios a los que se debe renunciar para obtenerlo.” (p. 5) Este costo se incrementa con la especialización de los factores productivos (p. 7)í

Si se acepta el argumento presentado hasta aquí, puede comprenderse el planteo que sigue: las personas racionales piensan en términos marginales. En economía, muchas de las decisiones exigen llevar a cabo “pequeños ajustes adicionales”. Se trata de cambios marginales, “pequeños ajustes adicionales de un plan de acción” (p. 6).

[De modo imperceptible, los problemas económicos fundamentales dejan de ser cuestiones sociales y pasan al terreno de las decisiones individuales. Mochón y Beker nos meten el perro: proponen una visión particular de la ciencia económica - la desarrollada por la revolución marginalista del último tercio del siglo XIX - como si fuese la concepción adoptada por todos los economistas. Esto lleva a la pregunta acerca de la falta de unificación teórica de la economía, pero ello conduciría a un terreno muy distante del libro de Mochón y Beker.]

Los autores enuncian la ley de los rendimientos decrecientes, que se refiere a la relación entre factores productivos y bienes obtenidos en el proceso de producción. “Existen rendimientos decrecientes en la producción de un bien, si la cantidad de producto adicional que obtenemos cuando añadimos sucesivamente unidades adicionales iguales de algunos factores en relación con otro u otros factores que permanecen fijos, es cada vez menor.” (p. 7). Los autores aclaran que esta ley “no tiene validez para todo tipo de tecnologías” (p. 7).

[La ley no indica otra cosa que el hecho de que toda tecnología posee límites. En ningún estadio del desarrollo humano las posibilidades de crecimiento son ilimitadas. Se trata, nuevamente, de una verdad de Perogrullo. En esta cuestión lo importante queda fuera del análisis de Mochón y Beker: la cuestión de los factores que determinan los límites de la tecnología o, dicho de otro modo, el problema de los límites no tecnológicos de la tecnología.]

Abierto el grifo del marginalismo, los autores siguen por ese camino. La variación marginal de una variable “es una pequeña variación del valor de esta” (p. 8) Por su parte, el principio marginal “establece que se debe aumentar una actividad si su ingreso marginal es mayor que el costo marginal” (p. 8)

Una vez expuesto el objeto de estudio de la economía y sus problemas principales, Mochón y Beker pasan a exponer el método de trabajo de los economistas. La economía explica los fenómenos económicos recurriendo a teorías y modelos.


El discurso del método

Una teoría es “una explicación del mecanismo que subyace en los fenómenos observados” (p. 8) Las teorías están constituidas por un conjunto de definiciones [conceptos] y por una serie de supuestos o hipótesis sobre el comportamiento de las variables económicas. 

Las variables económicas pueden definirse como algo que “influye en las decisiones relacionadas con los problemas económicos fundamentales o algo que describe los resultados de esas decisiones.” (p. 8) Los supuestos son “proposiciones cuya validez se toma como dada y se introducen porque concretan los modos de conducta de los agentes económicos” (p. 9) Los supuestos más conocidos de la economía son: a) los agentes económicos actúan de forma racional; b) los individuos son utilitaristas o egoístas, por lo tanto, siempre trata de maximizar alguna magnitud.

[Se trata de supuestos individualistas metodológicos, pues ponen el acento en el comportamiento del individuo como elemento explicativo de los fenómenos sociales. Estos supuestos pueden ser criticados, pero el problema con Mochón y Beker es otro; los autores hacen pasar estos supuestos como si su aceptación fuera unánime entre los economistas. La ciencia económica dominante no juega limpio (tampoco está obligada a hacerlo, dado que su terreno es el de la lucha de clases.]

Los autores hacen una afirmación sobre la ciencia: “Las teorías no deben evaluarse por el realismo de sus supuestos sino por la validez de sus predicciones.” (p. 9). En otras palabras, sostienen que la ciencia debe soperse por su capacidad de predicción. La afirmación es, por lo menos, arriesgada; la ciencia económica no cuenta con muchas predicciones acertadas en su haber. Pero la posición defendida por Mochón y Beker adolece de otro defecto: las ciencias sociales (entre las que se incluye la economía) tratan con objetos que hablan y que poseen capacidad para modificar sus conductas, de modo que las predicciones no poseen el carácter inexorable que tienen en las ciencias naturales. Además, toda ciencia tiene como una de sus tareas fundamentales la descripción de los hechos.]

Luego de tratar la cuestión de la teoría, los autores pasan a explicar qué es un modelo = “una simplificación y una abstracción de la realidad que, a través de supuestos, argumentos y conclusiones, explica una determinada proposición o un aspecto de un fenómeno más amplio.” (p. 10).

Ya tenemos definido el objeto de estudio, la perspectiva teórica y las herramientas epistemológicas; ahora, en el resto del capítulo 1, se despliegan los conceptos principales de la ciencia económica. La exposición tiene mucho de glosario, por cierto.


Un vasto glosario de conceptos y definiciones...

Para comprender los problemas de la producción es preciso utilizar una serie de conceptos. El primero de ellos es la eficiencia = “propiedad según la cual la sociedad aprovecha de la mejor manera posible sus recursos escasos” (p. 11) [Aquí hay un problema: en ninguna sociedad existe “la sociedad” a secas. Hay clases sociales que ocupan distintas posiciones en la sociedad. Esas posiciones no surgen de cuestiones técnicas, sino políticas: se derivan de una determinada distribución del poder en la sociedad. Este punto es importante para establecer la distinción entre economía como parte de la ciencia social y la ciencia económica como herramienta de legitimación de un status quo particular.]

El crecimiento económico = “supone el crecimiento de la capacidad productiva de la economía” (p. 12) [En términos gráficos supone el desplazamiento hacia la derecha de la curva de FPP] Ahora bien, puede darse ese crecimiento por: 1) mejora en la tecnología y/o mejoras en los métodos para producir bienes y servicios; 2) aumento del volumen de capital (resultado del incremento del ahorro y la inversión); 3) aumento de la FT; 4) descubrimiento de nuevos recursos naturales.

En la sociedad moderna (capitalista) se da la especialización, “que tiene lugar cuando los individuos y los países concentran sus esfuerzos en un conjunto particular de tareas. Esto permite que utilicen sus capacidades y recursos de la mejor manera posible.” (p. 13) Permite reducir los costos y abarata los precios de los bienes y servicios producidos. [Hay que explicar el porqué de esta tendencia inexorable a la extensión de la especialización. Tal como plantean las cosas los autores, parece que “la sociedad” (así, en abstracto) resuelve seguir el camino más eficiente para lograr el crecimiento.] Mochón y Beker agregan que el moderno sistema de producción en cadena (la fábrica) muestra las ventajas de la especialización, pues permite: a) aumentar la relación entre capital y trabajo (el número de unidades de capital por unidad de trabajo); b) empleo de nuevas fuentes de energía; c) uso de mecanismos automáticos de autoajuste; d) división de procesos complejos en simples operaciones repetitivas; e) uso de fases estandarizadas en la producción. (p. 14)

Si bien el tema es abordado un poquitín más adelante, corresponde relacionar la especialización con la división del trabajo, pues la segunda puede considerarse un aspecto de la primera. La división del trabajo es “la división de la producción en una serie de pequeñas tareas o etapas”. (p. 14). [El tratamiento del tema DT es muy unilateral; en este sentido, conviene rescatar el enfoque de la sociología, tanto el de los sociólogos propiamente dichos, como el de aquellos que construyeron ciencia social por fuera de la sociología. Durkheim y Marx entienden que la DT es un proceso que va mucho más allá de la producción y que abarca el conjunto de la sociedad. Por ejemplo, una forma de DT es la división de tareas entre el campo y la ciudad.]

La especialización y la DT se encuentran limitadas por la extensión del mercado. En la actualidad, este último se ha expandido de manera exponencial. La globalización es “el aumento de la integración económica de los países y se plasma en el crecimiento espectacular de los movimientos internacionales de bienes, servicios y capital.” (p. 14)

Además de los conceptos relacionados directamente con la producción, aparecen los vinculados con el intercambio. Así, el trueque es definido como “el intercambio de un bien o servicio por otro. En una economía de trueque, el precio es la relación a la que se intercambian las cosas.” (p. 13). En el trueque, cada individuo se desprende del producto del que tiene excedente y adquiere aquel o aquellos que necesita. Requiere de la coincidencia de necesidades y presenta, entre otros problemas, la dificultad provocada por la indivisibilidad de algunos bienes y la cantidad de participantes en el intercambio. 

El trueque, forma más primitiva del intercambio, presenta inconvenientes (algunos ya fueron mencionados en el párrafo anterior). La regularización de los intercambios termina por provocar la aparición del dinero y del precio = “todo medio de pago, generalmente aceptado, que puede intercambiarse por bienes y servicios. El precio de un bien es el número de unidades de dinero que se intercambian por una unidad del bien.” (p. 13).

[La mención del trueque, del dinero y del precio muestra que la producción mercantil tiene una historia. Mochón y Beker no avanzan en esta dirección, pero la aparición de estos temas indica la necesidad de abandonar el tratamiento abstracto de los conceptos.]

Las economías modernas [que no son otra cosa que economías capitalistas] se caracterizan por: 1) la especialización; 2) uso intensivo de dinero (medio de pago que facilita el intercambio); 3) empleo de grandes cantidades de capital. La acción conjunta de estos factores estimula el empleo de procesos productivos eficientes y eleva la productividad.

La productividad = “cantidad de bienes y servicios producidos por cada hora de trabajo.” (p. 14).

Mochón y Beker están en condiciones de abordar ya la cuestión del sistema económico en su conjunto. Lo hacen, como en todo el capítulo, acumulando definición tras definición.

El sistema económico es el “conjunto de relaciones básicas, técnicas e institucionales que caracterizan la organización económica de una sociedad y condicionan el sentido general de sus decisiones fundamentales, así como los cauces predominantes de su actividad.” (p. 14). Según los autores, existen dos sistemas económicos principales: uno de ellos se basa en el mercado, mientras que el otro lo hace en la autoridad. De ese modo, podemos distinguir entre economía de mercado = “cuando los diferentes agentes sociales actúan libremente dentro de un marco institucional determinado” (p. 14) y la planificación central = “si las relaciones entre los agentes sociales están determinadas por las decisiones que toma una autoridad” (p. 14). 

Como era de esperarse, los autores profundizan en la temática de la economía de mercado. En ella, los recursos son asignados por medio de las decisiones descentralizadas de muchas empresas y hogares conforme interactúan en los mercados de bienes y servicios. Además de las instituciones económicas en las que se coordinan los compradores y vendedores, existen instituciones de carácter público, los organismos del Estado, encargados de regular la actividad económica.

El mercado = “mecanismo por medio del cual los compradores y los vendedores interactúan para fijar los precios e intercambian bienes y servicios.” (p. 15). En estas condiciones, el precio de un bien = “valor expresado en dinero. Los precios representan los términos en los que las personas y las empresas intercambian voluntariamente las diferentes mercancías.” (p. 15)

Hasta ahora los autores mencionaron a “la autoridad”, concepto vago y abstracto. Pero llega el momento de hablar del Estado, que es introducido en el texto sin mayor preámbulo. Los motivos que pueden justificar la intervención del Estado en la actividad económica: 

a) la redistribución del ingreso y la equidad. Cabe hablar de políticas redistributivas, cuyo objetivo es lograr que las diferencias de ingresos no superen determinados niveles y que todos los individuos alcancen un mínimo de ingreso. Incluyen (o pueden incluir también) el acceso a servicios públicos como la salud y la educación.

2) razones macroeconómicas; 

3) existencia de fallos del mercado (“tienen lugar cuando un mercado no asegura eficientemente los recursos por sí mismo - p. 17-)

La economía mixta es definida como aquella en la que “el sector público colabora con la iniciativa privada para dar respuesta a las preguntas sobre el que, el cómo y el para quién del conjunto de la sociedad.” (p. 17).

Luego de este recorrido por los conceptos básicos de la disciplina, Mochón y Beker dedican la segunda parte de la obra a la microeconomía. Pero esa es otra historia...



Villa del Parque, jueves 22 de julio de 2021


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