La libertad es algo
que sólo en tus entrañas
bate como el relámpago.
Miguel Hernández (1910-1941),
poeta español
Bienvenidas
y bienvenidos al curso de Ciencia Política correspondiente al segundo
cuatrimestre de 2020. Me gustaría poder compartir con ustedes el espacio del
aula tradicional y así dialogar,
discutir, reírme y enojarme con ustedes, pero eso es imposible en las
condiciones actuales.
Antes
de comenzar la exposición quiero señalar que nada reemplaza a la clase
presencial. La producción y transmisión de conocimiento requieren de espacios
colectivos, del diálogo, de la discusión, de la crítica. El intercambio cara a
cara y el debate en el aula son instrumentos privilegiados de esa producción.
Lamentablemente, no podremos contar con ellos durante este cuatrimestre. Es por
ello que pido disculpas por adelantado por todas las falencias que tendrá este
curso, originadas en parte por la situación, pero también por las carencias del
profesor.
La
situación peculiar en que se desenvolverá la cursada requiere de un esfuerzo
especial de ustedes y de mí. Yo me encargaré de redactar una por una las clases
del curso, siguiendo un cronograma que enviaré oportunamente por correo
electrónico y que seguirá lo propuesto en el programa de la materia; asimismo,
tendremos clase virtuales en plataforma digital. También enviaré las lecturas
de la asignatura, con una guía de preguntas para cada una de ellas. Todos los
contenidos, materiales y tareas de la cursada están disponibles en el aula
virtual que nos proporciona la UNSAM. Ustedes, por su parte, tienen que
esforzarse por seguir las clases y las lecturas en el orden solicitado,
planteando todas las dificultades y dudas que vayan surgiendo.
Respecto
al texto de las clases: he procurado que sean lo más parecidas posibles a la
exposición oral; seguramente no lo lograré, pues me falta la presencia de
ustedes, motivador imprescindible para los profesores. En el texto hay palabras
en negrita. Si bien están explicadas en la exposición, el objetivo es armar un
glosario con ellas, pues se trata de términos fundamentales en el ámbito de las
ciencias sociales. Este glosario será elaborado a lo largo de la cursada. Por
último, cada clase tiene una serie de notas, que se encuentran al final del texto
y que cumplen la función de precisar algunos contenidos que no fueron
elaborados en la exposición. Muchas de ellas remitirán a textos que figuran en
la bibliografía obligatoria del curso, pero también a otros que no son
trabajados en la materia y que constituyen
obras fundamentales en el ámbito de las ciencias sociales.
Pasemos
ahora a la clase propiamente dicha.
Al momento de abordar la tarea de
armar un curso introductorio a la Ciencia
Política se abren ante nosotros dos grandes perspectivas: por un lado, está
aquella que sostiene que el Estado es la expresión de la voluntad de todos, y que
las formas de gobierno y el Derecho (el
conjunto de normas jurídicas) crean la organización social [1]; por otro lado,
se encuentra la perspectiva que concibe al Estado como un órgano de dominación,
como el representante y el administrador de los intereses de la clase
dominante, y que las formas de gobierno y el Derecho expresan las relaciones de
fuerza entre las distintas clases sociales. [2]
En un sentido fuerte puedo decir que
este curso constituye un debate entre ambas posiciones, a través de la
exposición del pensamiento de algunos destacados exponentes de la filosofía
política y de la ciencia social.
Llegados a este punto es necesario
hacer una aclaración.
A lo largo del curso utilizaré de
modo indistinto, como sinónimos, los términos ciencia social y teoría
social; en cambio, sólo excepcionalmente emplearé el término ciencias
sociales. Me explico. Las ciencias sociales, así en plural, corresponden a
una forma específica de abordar el estudio de la sociedad, que consiste en
fragmentar el objeto de estudio (la sociedad) en diferentes parcelas, cada una
de las cuales es estudiada por una ciencia social particular. Así, por ejemplo,
la economía estudia la producción, el mercado y los precios; la ciencia
política examina la distribución del poder político, etc.; la sociología
analiza los hechos sociales (como quiera que sea que se conciba a éstos hechos).
Este enfoque adolece de un defecto fundamental: separa aquello que existe como
una unidad.
Podemos recurrir a un ejemplo para
que se comprenda la enormidad de las dificultades a que conduce el mencionado
enfoque. Supongamos que somos médicos y estamos en la guardia de un hospital.
Llega a nosotros una persona con su brazo derecho seccionado, limpio y sostenido
en su mano izquierda, pidiéndonos amablemente que solucionemos la mutilación y
le volvamos a colocar el brazo en su lugar. No hace falta decir que se trata de
una situación absurda, que jamás ocurre en la realidad. En el mundo real a las
salas de guardia de los hospitales concurren personas sangrantes, sufrientes,
que padecen dolor. Las ciencias sociales se basan en el modelo del paciente
amable; la teoría social que intentaremos desarrollar en este curso tiene
forzosamente que lidiar con personas que sufren, que no pueden escindir el
dolor y el sufrimiento de la razón con que
piensan sus padecimientos.
Vuelvo al tratamiento de la cuestión
principal. De ningún modo quiero plantear que los temas que trataremos aquí tienen
un interés exclusivamente académico. Todo lo contrario. En esta asignatura
vamos a tocar los problemas cotidianos, aquellos que padecemos y que nos
preocupan a diario. Vamos a hablar de nuestro modo de vida, de la distribución
del poder social, de política.
En la materia tratamos, pues,
cuestiones que nos afectan directamente. Ello nos lleva a examinar nuestra
conducta, nuestras posiciones sobre la sociedad, nuestra ideología.
De ahí la necesidad de establecer ciertas reglas básicas, para evitar el riesgo
de caer en discusiones interminables y lograr así que la cursada sea
más fructífera.
Veamos esas reglas. En primer lugar
quiero dejar explícita mi posición ideológica: soy marxista y eso significa
pararse desde un lugar determinado al momento de estudiar la sociedad. Pero eso
no significa que este sea un curso de teoría marxista del Estado ni que ustedes
tengan que adherir a la ideología del profesor. Si así fuera me obligaría a mi
mismo a dejar la docencia, pues habría fracasado rotundamente. Se trata de
adoptar una actitud metodológica: al explicitar el propio punto de partida
ideológico nos forzamos a ser rigurosos en las definiciones y a presentar con
claridad los argumentos. En pocas palabras, se trata de mejorar la calidad de
los debates políticos y académicos, imponiéndonos a nosotros mismos la costumbre
de argumentar con rigurosidad y claridad. La aplicación de este método será
especialmente importante para la materia, dado que el núcleo de la misma es el
diálogo entre distintas corrientes teóricas e ideológicas.
En segundo lugar, los temas de la
materia se desarrollarán en base a textos clásicos de la filosofía política y
de la teoría social, leídos de primera mano y no por intermedio de
comentadores. [3] Estudiar el Estado y la sociedad implica necesariamente
adoptar una actitud apasionada, pues se trata de cuestiones que nos involucran
a nivel personal. Así, por ejemplo, una suba de impuestos afecta directamente
nuestro bolsillo, de ahí que nos sentimos tocados en el debate sobre la
aprobación o rechazo de dicho aumento; esto nos lleva a discutir diferentes
posiciones políticas e ideológicas. Es inevitable.
Sin embargo, es posible encarrilar la
discusión y poner al descubierto los fundamentos de las posiciones en disputa.
Para ello es preciso conocer las fuentes de esas posiciones y eso se logra
estudiando la historia de las ideas políticas. Hacer esto supone otra ventaja:
nos permite distanciarnos de nuestro objeto de estudio. Ese distanciamiento
facilita una mejor comprensión de los problemas.
Por último y no menos importante, la
regla del distanciamiento está acompañada por la referencia a ejemplos tomados
de las discusiones políticas actuales y de la vida cotidiana. Las herramientas
conceptuales forjadas por la filosofía política y la ciencia social deben ser
probadas en la práctica. Más claro, si no son útiles para comprender los problemas
actuales, si no aportan nuevos elementos y perspectivas para comprenderlos,
deben ser descartadas por más prestigiosas que sean.
En síntesis, las tres reglas del
curso son:
a) explicitar nuestro punto de
partida ideológico, pues “el que avisa no traiciona”;
b) distanciamiento del objeto de
estudio (por ejemplo, el Estado actual) por medio de la lectura de textos
clásicos, escritos mucho antes de nuestra época;
c) la aplicación obligatoria de las
herramientas conceptuales al estudio de los problemas de la actualidad.
Luego de formular las reglas básicas
de la cursada corresponde decir unas palabras acerca de la modalidad de
trabajo. Las circunstancias excepcionales que rodean esta cursada no modifican
demasiado el modo en que trabajaremos los textos. Esas circunstancias nos
privan del diálogo cara a cara, es verdad, y eso es muy difícil de reemplazar;
el intercambio entre ustedes y yo es fundamental en el proceso de aprendizaje,
y ese intercambio se encuentra limitado. Sin embargo, en una materia como esta,
lo principal es la lectura de los textos. De hecho, la materia está articulada
en torno a esa lectura. Mi opinión (discutible, por supuesto) es que la tarea
del profesor consiste en ser lo menos visible posible, para que ustedes puedan
concentrarse en lo verdaderamente importante, el estudio de los gigantes del
pensamiento político.
¿Cómo haremos para sacar el mejor
provecho de la lectura?
Es este punto no pretendo inventar la
pólvora ni nada semejante. Cada texto será expuesto en clase (tanto en la clase
escrita como en la clase grabada que servirá de complemento a la primera). Cada
clase estará acompañada por una guía de lectura, que constará de una serie de
preguntas sobre dicho texto. La función de las guías no es cargarlos de
trabajo, al estilo de un TP, sino de facilitar esa lectura, haciendo énfasis en
aquellos aspectos de la obra que interesan en la materia.
Aquí corresponde hacer una nueva
aclaración. Hasta ahora hice referencia a los textos que integran la
bibliografía obligatoria de la asignatura; el programa consta, también, de una
bibliografía complementaria, que sirve para ampliar los temas desarrollados en
la primera. La lectura de esta última es optativa. Sin embargo, ahí no termina
la cosa, pues en las clases iré mencionando otras obras, que pueden resultad de
interés para aquellos que quieran profundizar determinadas cuestiones. Es conveniente
que el estudiante tenga siempre la mente abierta, y una de las formas de
lograrlo es ir más allá de los textos obligatorios.
A las exposiciones en clase y a las
guías de preguntas sumaremos sus aportes como estudiantes: preguntas, dudas,
comentarios, sugerencias y demases. Para ello utilizaremos múltiples
herramientas (por ejemplo, los foros), con las que intentaremos suplir la
ausencia de la clase presencial. Aquí es válido el dicho de los vendedores
ambulantes: “su pregunta no molesta”.
En la práctica incluiré las intervenciones
de los estudiantes y mis respuestas en el texto de la clase siguiente a la
clase en la que se haya desarrollado el tema en cuestión. De este modo
trataremos de hacer realidad aquello tantas veces repetido de la clase como
“construcción colectiva”. Como siempre ocurre en educación, veremos qué sale.
Respecto a la modalidad de evaluación
(¡la gran pregunta en toda asignatura!). Habrá dos parciales domiciliarios en
los que integraremos los temas vistos en las clases. [4] La idea es que las
evaluaciones formen parte del proceso de aprendizaje, que sean una extensión de
las clases, y no que se conviertan en algo descolgado de la cursada que se hace
únicamente por obligación (¡hay que aprobar y no queda otra!). Como dije antes,
también aquí veremos cuál es el resultado.
El programa se halla estructurado en
torno a las áreas temáticas de la materia. No es necesario abundar demasiado,
pues su lectura les permitirá tener en claro a qué apuntamos y con qué
materiales. Eso sí, quiero señalar que el programa tiene como objetivo primordial
ordenar el diálogo entre las distintas corrientes teóricas. Nuestro tema (el de
la materia) es vastísimo y todo el tiempo correremos el riesgo de irnos por las
ramas. Es por ello que el programa tiene que poner límites a ese discurrir
nuestro, para evitar que se convierta en un divagar incesante. Debo agregar que
tengo una tendencia a irme por las ramas, así que les pido encarecidamente que
me llamen la atención cuanto me desvié demasiado de los temas que estamos
tratando.
A esta altura, alguno de ustedes
puede preguntarse al leer el programa: ¿Por qué elegir estos temas y no otros?
Responder a esta pregunta implica
adelantar el contenido de las clases; aportaría confusión y prefiero ser
ordenado. Basta con decir que esos temas son, a la vez, problemas porque
existen respuestas antagónicas frente a cada uno de ellos. Ese antagonismo refleja
los conflictos existentes en cada sociedad. Eso explica la inexistencia de
respuestas unánimemente aceptadas. La teoría social es un terreno de lucha.
Las distintas concepciones respecto a
la igualdad o la desigualdad de los SH están en la base de las diferentes
formas de gobierno. El Estado, por su parte, es el garante (y constructor) de
la dominación en cada forma de sociedad; como tal está obligado a construir una
legitimidad que haga que todos (o casi todos) vean esa dominación como natural.
La democracia es la forma de gobierno más extendida en la actualidad.
Detrás de estas cuestiones
principales se encuentra una cuestión más general, que tenemos que revisar
antes de comenzar nuestra larga excursión por el terreno de la filosofía
política y de la teoría social.
Dicho en pocas palabras, tenemos que
contar con una concepción acerca del funcionamiento de la sociedad en su
conjunto, pues ello nos permitirá ubicar en su contexto a las cuestiones de la
política y del Estado. Ahora bien, este no es un curso de sociología y, por
tanto, no podemos dedicar mucho tiempo a esta cuestión. Es por ello que comenzaremos
con un texto introductorio. [5] Seguramente algunos encontrarán allí cosas que
ya conocen, pero es necesario que todos partamos de una base común. Esto no
significa que estemos de acuerdo en todo, por el contrario, ojalá se susciten
discusiones y debates.
Hasta aquí llegamos. En la próxima
clase desarrollaremos la concepción del funcionamiento de la sociedad y
presentaremos varias herramientas conceptuales que emplearemos a lo largo del
curso.
Les agradezco mucho la paciencia.
Villa del Parque, miércoles 12 de agosto de 2020
ABREVIATURAS:
SH = Seres humanos
NOTAS:
[1] El Derecho es considerado como el creador
del orden social. Desde este punto de vista, una sociedad se organiza en torno
a las normas jurídicas. Esto significa que dichas normas establecen una
determinada forma de orden social. Esto implica que basta sancionar leyes para
modificar la sociedad. En el transcurso de la cursada intentaré demostrar lo
erróneo de esta concepción.
[2] La expresión clásica de esta manera de concebir
al Estado se encuentra en el Manifiesto del partido comunista (1848): “El gobierno del Estado moderno no es más que
una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa.” (K.
Marx y F. Engels, Manifiesto del partido comunista, Buenos Aires, Anteo, 1986,
p. 37).
[3] Ver la lista de autores y de textos en el
programa.
[4] Las fechas de los parciales aparecerán
consignadas en el cronograma. De todos modos, iremos charlando sobre los
parciales y su modalidad a medida que avancemos en el curso.
[5] Mayo, A. (2005). La
Ideología del conocimiento. Buenos Aires, Argentina: Jorge Baudino. Cap. 1.
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